Cuando por culpa de esto último es objeto de un acto de bullying comandado por dos compañeras, Sue y Chris, una amable profesora, la señora Collins, decide intervenir y castigarlas sin ir al baile de graduación a menos que pidan perdón a Carrie. Chris accede, arrepentida, pero Sue no, por lo que maquina con su novio, Billy Nolan, una venganza.
Lo que ninguna de ellas sabe es que Carrie está desarrollando una fuerza sobrehumana que termina identificando como telequinesia. Mientras investiga ese poder, Chris le pide a su chico, Tommy, que invite a Carrie al baile para compensarla por el daño causado.
Llega la noche del baile, una noche que debería ser perfecta, mágica, de guardar en el baúl de los recuerdos con cariño y nostalgia... Pero hablando del dios del terror y la ciencia ficción eso no puede ser. Todas las cuentas se saldarán ahí...
Carrie pasa de ser la víctima al verdugo y, en shock, como si no fuera muy consciente de lo que hace, genera el caos a su paso usando su poder con un instinto de supervivencia y un sentido de la venganza aterrador.
Pero lo más trágico no es este final, sino lo que la ha conducido a él. Carrie es llevada al límite, maltratada y utilizada por todos. El sentirse así, sumado a una incomprensión de hasta los que la socorren, le genera tal angustia y soledad que deja de distinguir entre amigo y enemigo y ataca a todos por igual. El oír las carcajadas ante su estado deprimente es todavía más horrible y la mecha que prende la dinamita. Entonces, Carrie actúa por voluntad propia (porque pese a ese "shock" sigue distinguiendo entre el bien y el mal) al mismo tiempo que empujada por una sociedad que la ha herido demasiado y ha quebrado su buen espíritu. En términos policíacos diría que lo hizo "en defensa propia". La frase más dolorosa se la suelta a Chris en el filme: "Mira en qué me habéis convertido". Si lo pensáis, os daréis cuenta de que un argumento así solo puede acabar mal.
La religión tiene, además, un valor simbólico (véase el momento en el que la joven se inspira en la figura del Cristo de su casa para cometer cierto asesinato...). Se habla de lo que está bien y lo que está mal, vale, se menciona a Dios y al Diablo, ok (sobre este último, hasta se relaciona con el color rojo del final). ¿Y si ese don que de pronto adquiere Carrie fuera la llave de su liberación, su ángel de la guarda? En un mundo en el que no tiene amigos y su madre la encierra en un cuarto oscuro y claustrofóbico, ¿cómo puede protegerse... si no es con su propia fuerza interior? Así es como nace su telequinesia y así es como la emplea. Cuando explota una bomba se crea una onda expansiva, un efecto similar al que ocasiona el "estallido" de Carrie con su mente, que empuja al colectivo del gimnasio hacia atrás.
El largometraje tiene tres versiones, esta, una de 2002 y otra más actual de 2013 protagonizada por Chloë Grace Moretz. Por tener, tiene hasta secuela de la original, pero a mí la que más me gusta es la de 1976, para empezar porque la primera vez que la vi yo era una pipiola de entre catorce y quince años y me causó un impacto enorme, tanto por los efectos de sonido y la banda sonora a lo Psicosis como por los planos, la locura de la madre, la cara de la protagonista cuando le cae el marrón encima (o el rojo, más bien) y hasta la escena en la que matan a los cerdos (eran tiempos en los que cualquier cosa daba yuyu fácilmente). No pasé miedo, pero no fue un buen trago tampoco. Aparte, la secuencia del baile es una obra maestra en todo (el uso del silencio cuando Carrie grita, el foco circular en el público y la risa como reflejo de la obsesión y el shock... Maneras de no perder el punto de vista de Carrie muy logradas, la verdad). Luego vi la de 2013 para comparar y el efecto, os lo aseguro, no es el mismo (está mucho más suavizado... La verdad es que Chloë no da miedo, es muy mona y pequeña, la sientes como un animalillo perdido más que una asesina en serie).
Ficha técnica
Carrie (Carrie)
1976, USA
Director: Brian de Palma
Reparto: Sissy Spacek, Piper Laurie, Amy Irving, John Travolta, Betty Buckley y William Katt
Puntuación: 8,2/10