Post de Teresa AntónPara todo seriéfilo Netflix es como un sueño dorado, un gran catálogo de series y películas a un “módico” precio. Ahí puedes encontrar desde Gilmore Girls hasta Homeland, pasando por otras más recientes como iZombie o algunos clásicos como Doctor Who, entre muchísimas más. Puedes verlas cuando quieras y cómo quieras, puedes empezar un capítulo por la noche y continuarlo al día siguiente, y todo ello sin tener que recurrir a la piratería. Netflix va extendiendo su imperio (aún está reciente su llegada a España) y no solo tiene un gran catálogo de despensa sino que han ido introduciendo estrenos continuos a algunas series como hicieron con Shadowhunters que la podías ver en la plataforma al día siguiente a su estreno en ABC Freeform. Y por si fuera poco, la plataforma online no solo ofrece un montón de series y películas sino que incluso tiene algunas de producción propia, y no penséis que son una dejadez creada para rellenar el catálogo, no, no. Son una gran competencia para las otras, y es que si has visto algún capítulo de Orange is the new black o de Jessica Jones lo habrás comprobado. Y ¿cómo es que este maravilloso paraíso puede suponer mi final? ¿Qué es eso tan horrible que hace que a pesar de todas estas bendiciones yo sienta un odio confuso ante Netflix que sitúe nuestra relación en una de amor-odio que daría para todo un culebrón? El temido, infeccioso y contagioso: binge-watching. Ese es el nombre con el que se ha bautizado a una enfermedad cuyos síntomas son el insomnio, la pérdida de apetito y cualquier otra necesidad vital, la palidez en la cara, la apariencia de zombie que asustaría a los de The Walking Dead, las crisis nerviosas y un fuerte mono cuando intentas (o tienes que) dejarlo que buscas rápido un sustituto para sobrepasar la adicción. El origen de la enfermedad se debe a que Netflix sube de golpe y sin anestesia todos los capítulos de una temporada así que tú un día estás tan feliz en tu casa con tus series al día, puede que uno o dos capítulos para ver y de repente… ¡Bum! Toma una temporada de 24 capítulos para ver antes de que internet se llene de spoilers o el graciosos de tu amigo te comente que en el sexto episodio **** muere ¿Pero si los han subido esta mañana y aún son solo las 5 de la tarde? Ya pero es que tu amigo ha entrado ya en la fiebre del binge-watching y se ha puesto a hacer un maratón con toda la serie así que corre a verlos. Como véis no me sienta muy bien lo de tener todo de golpe y es que no solo no tengo tiempo para poder verlo antes de que me coma algún spoiler, sino que además tengo que compaginarlo con las demás series y eso es misión imposible.
El binge-watching no es lo mío así que desgraciadamente las series de producción propia de la gran Netflix son mi cruz ya que nunca consigo seguirlas, aún temo (y ansío en mi relación de amor-odio) la vuelta de Jessica Jones porque no sé si seré capaz de no quedarme atrás cuando llegue el momento, al fin y al cabo con Orange is the new black y Daredevil ya me pasó. A pesar de todo ello, sigo amando a Netflix y suplicando a mis padres que paguen ese “módico” precio que a mi escasa economía no le da para cubrir. Puede que yo sea la única que espera que en algún momento les dé por subir los capítulos de forma más pausada (dos cada día o algo así al menos) o puede que alguno de vosotros se sienta identificado con esa aversión que le tengo yo al binge-watching sea como sea me da que este virus cada vez se extiende más rápido, y los más vulnerables somos los que amamos la televisión.
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Enero 2023
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