Post de Naiara Salinas Pues... holi. "He vuelto" (*voz de Terminator*). Supongo que si me atreví con un balance de mis estrenos seriéfilos del año, lo justo sería hacer lo propio con el cine. La cosa es que... me he dado cuenta de que, a pesar de la pandemia, he visto muchas, muchas pelis. Demasiadas pelis. Pelis nuevas, pelis viejas, pelis en salas, pelis en streaming... No me caben todas aquí. Por suerte, ni falta que hace, porque, aunque sea un párrafo o un tuit, palabras les he dedicado a casi todas. El casi es la clave. Como no me queda mucho tiempo y redactar una lista igual de exhaustiva que la anterior podría llevarme 24 horas o más, he resuelto dedicar este último post del año a esas "grandes olvidadas" por mi ojo crítico. Va por vosotras. Pero primero, mi top 20 (porque estamos en los años 20):
Menciones honoríficas: Parásitos, Your name y Retrato de una mujer en llamas, que son de 2017-2019 pero me han gustado demasiado como para ignorarlas. Las olvidadas ![]() 1917 Hace muchos meses (se diría que a comienzos de año) vi este análisis crítico de Jordi Maquiavello y creo que su título resume a la perfección lo que para mí significó este largometraje al que le debo mi propio vloganálisis. Recuerdo estar en el cine pensando al principio: "Sí, voy a ver otro drama bélico ambientado en la Primera Guerra Mundial. Vaya sorpresa. No espero que me cuenten nada nuevo". Y por mucho que se cumpliera esa premisa, conforme el filme avanzaba me noté más y más sumergida en él. Lo que lo hace tan especial es a) que fue mi primera película de 2020 (así que es justo acabar como empecé: con ella en mi cabeza); y b) el peso del lenguaje cinematográfico en la narración, a través de la música (que para mí se merecía el Oscar, lo siento), la fotografía y el ESPECTACULAR montaje en el que, de verdad, espero detenerme algún día de estos cuando vuelva a verla. 1917 nos resultará muy familiar, pero creo que es la cinta bélica más introspectiva que he visto nunca, con una buena exploración de los protagonistas, los cuales presentan un contrapunto que te mantiene atento en el primer acto mientras se mueven junto con la reminiscencia de un acontecimiento de la antigua Grecia muy famoso. Me callo ya, no sea que empiece a soltar spoilers de mi análisis y fastidie la "sorpresa". En fin, grande, Sam Mendes, nunca me decepcionas. Merecías un puesto muy alto en mi top. ![]() Jojo Rabbit Otra joyita que me dejé un poco adrede, porque mi intención inicial era escribir un post dedicado a las películas bélicas de los Oscar. Vamos, que esta iba a ir emparejada con 1917, en plan contraposición, el drama y la comedia, la guerra I y la guerra II, la nobleza versus la sátira. Pero, bueno, mi compromiso con los Oscar Seriéfilos me chafó el plan. Aun así, quiero pensar que haber pospuesto su crítica me ha valido para este repaso anual y darme cuenta de que, efectiviwonder, ha sido uno de los estrenos que más me ha calado. Tras Thor Ragnarok no tenía yo tan buena imagen de Taika Waititi, lo vi en Marvel como pez fuera del agua (otra cosa es si hubiera dirigido Guardianes de la Galaxia). Pero cuando llegó este largometraje pensé que encajaba tanto con la visión del director que no solo podía, sino que además debía de estar muy bien, por lo que fui esperando encontrarme mucho humor y aun así me sorprendió, porque distaba de lo absurdo. Era un humor mucho más satírico, más inteligente. ¿Con su toque infantil? Por supuesto, pero mejor encajado que en la tercera aventura del dios del trueno (no es que me disguste esa peli, pero su estilo no es lo que para mí es Thor, no sé si me explico). Jojo Rabbit acabó llevándose merecidamente uno de los dos Oscar dedicados al guion y me alegré mucho porque salí con la sensación de que estaba súper bien narrada. Transmite un mensaje muy bello y cuenta con personajes de los que tocan la fibra. Scarlett Johansson está espléndida y merecía algún premio, cachis. ![]() Sigue el ritmo Aquí ya saltamos al streaming netflixiano. Este filme estrenado en verano cuenta la historia de April, una bailarina que, viendo fracasar su oportunidad de obtener un nuevo papel en Broadway, vuelve a sus raíces y se convierte en profesora de un grupo de niñas que esperan participar en una competición de baile con un jurado reputado que podría devolver a April al escenario si juega bien sus cartas. Esta dramedia (acabo de saber que la crítica profesional emplea este vocablo) no resulta muy llamativa ni afirmaría que sea imprescindible y, sin embargo, como entretenimiento no está mal. Es muy correcta, predecible, divertida, con momentos cursis pero muy bonitos... ¿Por qué recomendaría verla? Por el baile, obvio (y cierto chico que..., bueno, ya me entendéis). ![]() La vieja guardia Netflix le ha dado muy duro a la acción y la fantasía este año, con lo que la presencia de esta película en su catálogo no me extraña para nada. La sinopsis es curiosa: un grupo de mercenarios inmortales se dedica a proteger el mundo, hasta que sus habilidades salen a la luz y Steve Merrick, algo así como un millonario "cazatalentos" (badum tss), engaña al equipo con el objetivo de averiguar sus orígenes, investigar su sangre y recrear su habilidad. La nueva recluta, Nile, tendrá que ayudar a la líder, Andy, a salvar a sus compañeros. Casi haría un copy-paste de la reseña anterior, pero no me puedo ir sin felicitar a Harry Melling su fuerte presencia este año, con dos películas y una serie (todas en Netflix). Notable evolución la de este actor, que aquí interpreta al villano y lo hace magistralmente, una de las mejores partes del largometraje. Este es la mezcla perfecta entre el cine de superhéroes y el mágico: ofrece buenas secuencias de acción y algún diálogo de enmarcar, aunque no deja de ser "del montón". Se aprecia el toque de saga fantástica adaptada de una novela (gráfica: Greg Rucka y Leandro Fernández) y la dirección femenina que da peso a las dos guerreras del grupo, incluye un romance homosexual y soporta bastante bien esta red de golpes y maquinaciones (vamos, es millenial friendly). Añadido: está pensada como primera entrega de una trilogía. ![]() Los chicos de la banda De esta sí tengo un recuerdo memorable (bueno, es que Ryan Murphy es otro que merece un aplauso este año). No sé qué bicho me picó para olvidarme de ella en uno de mis maratones o repasos mensuales, pero huella me dejó aunque no contara con la misma profundidad que otras, os lo garantizo. Lo más destacable: el espacio tan minimalista, que simula la técnica teatral, universo del que parte. Todo el guion puede resumirse como una conversación bastante dinámica, fluida y tensa entre varios individuos gays que explora mucho sobre sus vidas y su personalidad durante la fiesta de cumpleaños de uno de ellos. Lo único que la diferencia con respecto a la obra es la posibilidad, como con Hamilton, de jugar con los planos, los ángulos y los movimientos de cámara (y que no es representación filmada, sino peli peli); por lo demás es un eco cinematográfico del libreto, construido sin artificios y con un reparto que juega las mismas cartas, donde Jim Parsons y Zachary Quinto están en la cumbre de la pirámide, seguidos muy de cerca de un Matt Bomer que me llamó mucho la atención (mi personaje favorito de lejos). Nada más acabar la película la definición que se me ocurrió fue: "Muy Murphy friendly, muy Murphy style", por la extravagancia de algún personaje que nunca falta en sus producciones, por la temática y por la soltura general con que la aborda. Interesantes perfiles dispares hay aquí (el gay con pluma, el gay que no sale del armario, el gay "normalito"...). ![]() Más allá de la luna Mis padres deben de sentirse orgullosos de lo mucho que les he gorroneado la cuenta de Netflix este año. Ha sido el comienzo de una relación duradera. Más allá de la luna será la única cinta de animación que he visto por estos lares y tampoco diría que destaque, esperaba más de este bebé que visualmente se luce muchísimo. Tiene encanto. Lo que no tiene es tan buena banda sonora, que siempre suele ser lo que no falla en este género. Y confieso que la vi bastante distraída, por lo que no recuerdo con detalle más que el principio y el final. Punto a favor: su originalidad y su diseño. Y que la prota cuenta con una conejita, y dado que viaja a la Luna como suelo hacer yo también a menudo... diría que me representa. ![]() Un cierre de diciembre muy superheroico y musical The prom El último largometraje de Murphy lo devuelve a su fetiche musical y el maestro tira la casa por la ventana y cumple su sueño no confesado de rodar una película de Glee (porque, vaya, el argumento se parece sospechosamente a la última temporada, en la que la reina de Broadway destronada, Rachel Berry, regresa al instituto para ayudar a un grupito de alumnos a cumplir su sueño con mucha música de por medio. Ya, también se parece a Seguir el ritmo). Como musical es muy espectacular, con unas transiciones entre diálogos y números de cinco estrellas, mucho poderío entre el carismático cast (Meryl Streep no pierde fuelle, aunque para mí la estrella en la sombra es Nicole Kidman) y coreografías de alucine. Los ojitos brillan con tanto talento, per favore. No obstante, el guion también goza de su punto. Lo dividiría en dos actos, siendo el conflicto que anuncia la película el que da mucho más sentido al primero, hasta que su resolución conduce a una segunda parte que trata de explorar más a fondo el quid de la cuestión (es por eso que puede parecer que se resuelve muy pronto y que lo demás es un alargamiento, pero no. Es más, en el segundo acto tiene más peso la psicología de la historia). El filme no solo es un canto hacia la libertad y los derechos, sino un grito a favor de las artes, del espectáculo. Es la respuesta de todo un colectivo a las patrañas de Sue Sylvester, aquel personaje memorable encarnado por Jane Lynch que en Glee se dedicaba a echar por tierra el arte a favor del deporte, la tecnología y cosas que "rinden de verdad". El mensaje que deja The prom es que el teatro es algo más que un escenario, colorido y rimbombancia: es interpretación de la vida y, como tal, te abre la mente, que es lo que falla en esa ciudad tan conservadora. Broadway irrumpe en las vidas de sus habitantes como una necesidad de abrir los ojos. Es muy significativa y posee una banda sonora chula, aunque tres canciones destacan: la de Meryl, obviously; la del tráiler (con un estribillo que viene a resumir a la perfección todo el percal: "Una cosa es universal: la vida no es una prueba de vestuario") y la de la joven promesa (Jo Ellen Pellman). Va a recordar a muchos otros musicales queridos (cof, Hairspray, cof, cof). Muy bien, Ryan. ![]() Wonder Woman 1984 El año no se puede acabar sin comentarla (cuando me propongo no dejar asuntos pendientes...). Si hace unos años Wonder Woman se convirtió en mi favorita del renovado universo DC, esta secuela se me queda a medias, aunque en cuanto a tiempo se exceda mínimo una media hora (y mi compi Rose me respalda). Es larguita, sí, pero en ella volvemos a tener a Diana dándolo todo en cuerpo y alma. En un comienzo apabullante (¿alguien más echaba de menos a las amazonas?), vemos de nuevo a una mini Diana entrenándose y aprendiendo al más puro estilo Hércules made in Disney qué es ser una heroína verdadera, para en cuestión de minutos saltar a la era de la renovación, esos 80 marcados por un consumismo atroz y el constante mensaje de luchar por los sueños. De eso sabe aprovecharse muy bien Maxwell Lord, el villano, que supone el papel más excéntrico en la carrera de Pedro Pascal. La empresa de Max, que ni siquiera ha empezado a dar sus frutos, se encuentra en quiebra, pero el hombre insiste en que aun así querer es poder. Cuando una piedra misteriosa llega al museo donde trabajan Diana y su nueva amiga Barbara, ese mantra comienza a ser literal. De esta forma, no sin su ironía, los 80 llenan el corazón de una Diana sumida en la nostalgia por su antiguo (y breve) amor. Mientras, en esta década, echamos de menos el optimismo de los 80, que ahora se ve justificado por el don de esa piedra que más de un arqueólogo querría rescatar de las profundidades terrestres (a menos que vea este filme y descubra lo que conlleva). Técnicamente cumple con lo esperado: es grandiosa, es frenética, es entretenida..., pero carece de la personalidad de la primera parte y no lleva tan bien la estructura, muy desigual. Normalmente la acción ayudaría a resolver el letargo que provocan secuencias muy extendidas, pero cuando esa extensión se produce precisamente para exaltar la acción, se agradece pasar cuanto antes a una secuencia más relevante, es decir, que aporte de verdad a la narración en lugar de ser un "adorno". Salvando ese defecto, Patty Jenkins acierta en volver a darle a su protagonista una dimensión humana (en este caso físicamente, además) que confronta su propio deseo con su deber ético-moral. Me quedo con el mensaje de que en ocasiones ese deber está por encima de nuestros sueños y que a veces hay que tener cuidado con estos, porque nada es gratuito. Ah, y la música de Hans Zimmer. Genio. ![]() We can be heroes Con esta seré breve, ya que la vi por falta de inspiración y mi amor hacia Pedro Pascal, otro que, como se ve, ha tenido un año pleno (habría que regalarles una medalla a los que sacan más de una cosa cada año, aunque sea mera casualidad). Es una aventurilla muy para los fans del Robert Rodríguez infantil, es decir, el que está detrás de Spy Kids y Las aventuras de Sharkboy y Lavagirl (sobre todo esta última). ¿Es del montón? Mucho. ¿Es cachonda? Yo me reí igual que viendo Sharknado en ciertas partes. Creo que estaba concebida con ese toquecito, es decir, inspiradora pero graciosa, con mucho gag que te saca la mueca aparte de una palmada en la cabeza (tiene ocurrencias entre muy ingeniosas y absurdas). No creo que sea paródica, pero a veces lo parece. Si la veis doblada aconsejo paciencia con las voces más jóvenes (sobre todo la de la protagonista, Missy). Otra cosa: ¿por qué nadie comenta la reunión tan surrealista de Pascal y Boyd Holbrook encarnando a superhéroes del mismo equipo tras Narcos? En fin, no voy a ser muy dura: soy consciente de que no soy el target de esta. ![]() La madre del blues Mi última película de 2020 (y primera de 2021, porque la tuve que dejar a la mitad y he tardado un poquito en retomarla) es muy sencilla en apariencia pero al mismo tiempo encierra todos esos rasgos que seguro (sobre todo con la nueva política de la Academia, aunque esté mal que lo recuerde) que le granjean una o varias nominaciones en los próximos Oscar que, para variar, se celebrarán en primavera. En ella Ma Rainey, la madre del blues (como señala el título), cantante como pocas, reina, diva y señora, se prepara para grabar su nuevo disco, un evento no exento de enfrentamientos con sus magnates blancos. La trama se concentra en un breve lapso de tiempo, con un poco de intro para estas generaciones (no se vayan a perder quién fue esta poderosa mujer de los escenarios de una Estados Unidos racista) y mucho discurso progresista que encabeza el tono y el ritmo, que por suerte no se ven afectados por esa decisión directiva y se aprovechan de la energía de esta banda como buenamente hizo Aaron Sorkin en El juicio de los 7 de Chicago. Esta comparación me parece relevante porque este filme también emite un juicio en contra de la opresión. Ma Rainey y Levee son defensores de su pueblo a través de la música, que cuidan como sangre salida de sus venas. Con un mensaje muy potente el guion se centra ante todo en exponer y explotar al máximo estas personalidades tan guerreantes, lo cual provoca que la calidad interpretativa esté bien por encima de cualquier otro elemento (incluido, irónicamente, el propio guion, que en el fondo es un eco de otros discursos liberadores), y si tuviera que apostar, me juraría mi dinero a que Chadwick Boseman se llevará una nominación póstuma, porque es el tipo de secundario que sobresale y ocupa tanta pantalla como la protagonista en cuestión. Al margen de todo su academicismo, es una película con mucha soltura, dinámica y sorprendente (y agradablemente) corta. Tiene una buena base. Mi único problema con ella es que está muy creada para lo que está (y que esperaba más episodios biográficos. En ese sentido me recuerda al desarrollo de Los chicos de la banda), pero por su equipo pongo la mano en el fuego, dado que es excepcional. George C. Wolfe me ha llamado la atención como director, aunque sea solo por el último acto. Algunos diálogos son potentes. Derrocha energía. Con esta última he acabado marcándome un Dumbledore y... si os fijáis, el top de arriba ya no es el mismo, ejem, ejem. ¿Cómo acaba vuestro año cinéfilo, allscreeners?
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Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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