Post de Naiara Salinas Con los tiempos que corren, trabajar no solo se ha convertido en algo muy necesario, sino también afortunado para los que vivimos fuera de la primera línea del frente contra la pandemia. No me malentendáis: siempre es necesario trabajar, en lo que sea. No hay curros más dignos que otros, lo indigno es no currar. Incluso sin cobrar, el que se busca objetivos nuevos cada día ya está haciendo algo. Trabajar nos llena espiritualmente también, no solo económicamente: el aprendizaje continuo, la experiencia, la madurez... El trabajo nos da un propósito vital, aunque sea temporal, permite desarrollar nuestras habilidades, fomenta nuestra socialización y nos llena de autoestima sabiendo que se confía en nosotros para ciertas responsabilidades. Hoy, 1 de mayo, rendimos homenaje a todos los trabajadores del mundo con una selección de largometrajes muy en la línea: Destinos opuestos Otro de mis descubrimientos de este año (decidí echarle el ojo al coger obsesión a este vídeo). Esta cinta de 1991 nos presenta a dos jóvenes de diferente origen, Jim Dodge (Frank Whaley, el pobre muchacho al que tirotea Samuel L. Jackson en Pulp Fiction) y Josie McClellan (una adolescente Jennifer Connelly). Él es un joven de lengua rápida, no muy popular y sin mucha suerte que solo espera que alguien le de una oportunidad, mientras que ella es la hija del alcalde, objeto de deseo de muchos chavales y, si bien eso le garantiza un futuro pudiente, su presente dista mucho de ser libre, viviendo más como un trofeo de adorno. Cuando a Jim le ofrecen un trabajo de conserje nocturno en unos grandes almacenes y Josie decide jugar a ser la niña rebelde por una vez, ambos se verán envueltos en una divertida y peligrosa trama criminal donde aprovecharán para conocerse, intercambiar puntos de vista y forjar un nuevo futuro. Una película muy entretenida con el tono jovial y una estética noventera de lo más refrescante que sobre todo hace hincapié en los tipos de oportunidad que pueden llegarte para un futuro prometedor (que no por nada el título en inglés es Career oportunities) y cómo dos destinos que a priori no podían ser más opuestos acaban entrelazándose. Cita a ciegas con la vida Es uno de los largometrajes que descubres una tarde de sobremesa en la tele, del que te enamoras y que no te importa volver a repetir la próxima vez que lo emiten (como es mi caso). Al igual que su protagonista muchas veces caminamos por la vida sin tener ni idea de hacia dónde vamos, claro que en su caso además es literal, ya que este hindú con aspiraciones hosteleras llamado Saliya posee una enfermedad ocular degenerativa que solo le permite ver cerca del 25% de lo que ve un ser humano normal. Cuando esa discapacidad le dificulta la búsqueda de curro, decide presentarse a unas pruebas en un hotel de renombre fingiendo que es capaz de ver, una mentira que a la larga solo podrá mantener con el apoyo de sus familiares y sus nuevos amigos. Aparte del atractivo de la sinopsis, que deja situaciones un tanto disparatadas, así como otras dramáticas, este filme de producción alemana llama la atención por presentar con minucioso detalle la vida del trabajador de hotel, pero también, por si no fuera de por sí agotadora, la del inmigrante que debe aceptar trabajos simples para los que no posee formación porque llegó con otro título mucho más arduo, tipo Medicina, y la del discapacitado que solo encuentra puertas cerradas. Vaya, que el abanico de perfiles laborales y sociales es bastante amplio, el tono es muy respetuoso y al final deja un mensaje bastante positivo y universal (los límites solo existen en tu cerebro) que levanta la moral, lo cual nunca viene mal. Loca por el trabajo Si los dos primeros largometrajes de la lista iban sobre jóvenes y sus sueños difíciles de alcanzar, en este introducimos otro concepto de sobra conocido en el mundillo: el de workaholic (literalmente 'alcohólico laboral', es decir, que solo piensa en trabajar). Es lo que le sucede a Alicia (Bárbara de Regil), una ejecutiva de éxito que antepone las necesidades de su empresa a las de su familia y que en la trama presenta un conflicto con su hijo, con quien debe intentar volver conectar. La película es mexicana y está contada en clave de comedia, por lo que, si tienes un mal día laboral porque tu jefe te ha sobrecargado de tarea o porque simplemente la vida te pesa y ya no puedes más, puede convertirse en la propuesta ideal para ti, lo bastante desenfadada como para reírse un rato y observar los problemas con otra lupa (quién sabe si al final acabas realizando también un ejercicio de autocrítica para tomarte las cosas menos a pecho y vivir de forma más sana), de modo que cuando vuelvas al trabajo todo te siente mejor. Up in the air Y hablando de trabajos difíciles... Este filme no supondrá ninguna sorpresa a los que siguen la carrera de George Clooney y de Anna Kendrik, los protagonistas de una historia donde ambos juegan el papel de villanos como encargados de Recursos Humanos que principalmente despiden a los trabajadores. Si la película lleva el título que lleva es porque se pasan la vida viajando de un lado a otro, como buenos ejecutivos, y es a través de estos encuentros e interacciones como cada uno va conociendo mejor a su compañero y entendiendo un poco más su filosofía de vida y de trabajo. Una relación peculiar donde Kendrik ejercería el rol de aprendiz novata con la moral muy alta y unos códigos éticos antinaturales para la profesión y Clooney como el experimentado implacable y humorísticamente irónico y escéptico. Es decir, el perfil joven versus el adulto. En busca de la felicidad Si vamos a hablar de temática laboral, esta de aquí es un MUST que tampoco necesita mucha presentación (espero). Will Smith retrata a uno de los personajes más maduros de su carrera, un hombre con una creatividad desbordante que se hunde cuando su primer prototipo, un escáner de densidad ósea portátil, fracasa. En la bancarrota, sin mujer y con un hijo al que alimentar y cuidar, Chris Gardner no tiene dónde caerse muerto, pero su enorme capacidad lo llevará a optar a un puesto de corredor de bolsa. Me parece imprescindible porque aborda otra de las cuestiones que tiende a tratarse como tabú, que es el fracaso, algo que forma parte del día a día de cualquier profesión y que es el motivo de muchos temores y mucha depresión. Gardner nos demuestra que hundirnos es lo último que debemos hacer, porque por más que la vida sea difícil, hay que seguir afrontándola. Pero además encara el errar como algo vital e ineludible, y para nada hay que avergonzarse de tocar fondo, porque a partir de ahí solo se puede escalar. Si por algo decía yo antes que lo indigno es no esforzarse. Nada llena como sentirse capaz de algo, y de ahí viene todo el sentido del título. El becario El post no es completo si no incluimos a otro departamento al que muy pocas veces se le reconoce como se debería (es más, ni siquiera forman un departamento, sino más bien un grupo o colectivo marginal en las empresas). En esta película se nos presenta a Ben Whittaker (Robert De Niro), un viudo jubilado que tras haber vivido de todo no tiene con qué llenar su vida y decide inscribirse en un programa de internos pensado específicamente para la tercera edad en una empresa de comercio electrónico de ropa que lidera Jules Ostin (Anne Hathaway). Ben pasará a ser su asistente personal y sorprenderá a todo el equipo por su actitud positiva, su experiencia vital, su mente abierta y su predisposición a ser un buen ayudante más que una carga por su edad. La perspectiva tan original es lo más atractivo del filme, pero aparte de eso es como la antítesis de Up in the air, ya que aquí no solo Ben se amolda al carácter de una empresa de plantilla principalmente joven en lugar de al revés, sino que admira y apoya su iniciativa. Vamos, que no es uno de esos viejetes conservadores que desconfían de las nuevas generaciones. Porque Ben es un hombre que quiere disfrutar de lo que le queda y adelantarse a lo que no verá: el futuro (bueno, igual sueno muy drástica, pero a los ochenta años es lo que hay). Inclusión, compañerismo, aprendizaje, perspectiva y, sobre todo, orgullo por las metas alcanzadas. Que alguien mayor que tú te diga: "Nunca en mi vida he tenido algo así, algo tan grande y fascinante como lo que has creado tú. Recuerda quién lo ha logrado" te toca la patata. Los becarios La versión altamente cómica de la propuesta anterior, protagonizada por unos Vince Vaughn y Owen Wilson muy salidos que se ven obligados a buscar curro con urgencia cuando su empresa de relojes quiebra. Acceden a unos puestos de becario en la todopoderosa Google (me santifico aquí mismo), donde tendrán que superar una serie de pruebas atípicas con su equipo para poder conservar sus puestos. Diría que es bastante parecida a El becario, salvo porque los protagonistas tienen metido un niño dentro al que esta oportunidad deja salir como nunca. La dejo en el post porque estos protagonistas añaden más matices a los ya presentados y eso siempre es curioso. Además es muy divertida y demuestra que la creatividad no tiene por qué morir con la edad. El trabajo no solo te llena por los objetivos que alcanzas, viene a ser la moraleja, sino que también puede convertirse en una aventura mientras lo realizas. La clave es un buen carácter y mucha imaginación: ese es el padrenuestro de la querida empresa protagonista. Cierto es que Google lo facilita mucho porque su clima va acorde con sus principios, pero si hay algo que aprenden los protas es que todos tenemos derecho a disfrutar de nuestro empleo, sea cual fuere. El ladrón de bicicletas Volvemos al pasado (muy, muy al pasado). A una cinta italiana de 1948 que es de las más trágicas que he visto en blanco y negro (y por eso la reservaba para el último puesto, de forma que cierre un círculo iniciado con el primer párrafo introductorio). Se basa en la novela homónima escrita por Luigi Bartolini en 1945 y adaptada a la gran pantalla por Cesare Zavattini. En ella se nos introduce un contexto de posguerra en crisis en el que tener un empleo es una suerte muy codiciada. Antonio Ricci (Lamberto Maggiorani) es uno de los afortunados gracias al cine italiano, que le permite ir pegando carteles publicitarios. El problema es que para ese puesto necesita una bicicleta, de modo que cuando un desalmado se la roba Antonio iniciará una búsqueda desesperada por toda Roma. Nunca conviene olvidar los tiempos más oscuros de la historia de la humanidad y este largometraje es una prueba de por qué. La gravedad de la situación sitúa a Antonio en una encrucijada con respecto a sus principios morales y éticos, en un contexto donde la supervivencia lo eclipsa todo y la ciudad se convierte en una jungla guiada por la ley del más fuerte. ¿Solidaridad? ¿Humildad? ¿Caben en un país hundido? Curiosamente, sí, siempre. Antonio recibe toda la ayuda de sus compañeros que se le puede prestar, pero esta nunca es suficiente y al final la búsqueda duele por la impotencia y exasperación del protagonista, así como por el egoísmo y la indiferencia de los demás. ¿Y vosotros qué me contáis? ¿Cuáles son vuestras "películas laborales"?
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Agosto 2023
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