Post de Naiara Salinas ¡Buenas medianoches/días/tardes o cuando sea que estéis leyendo esta entrada, legendsoflarrowienses! Me complace inaugurar de forma oficial nuestra querida sección dedicada al cine, pese a que ya lleva algo de tiempo en movimiento. ¿Que por qué ahora? Porque, como sabéis, en esta temporada de premios tan en auge, febrero se consagra como la madre superiora gracias a los Oscar (apuntad en vuestro calendario el 28 porque ese día —y esa semana en general— estaremos a full con comentarios y contenidos), así que no estaba de más dar a «Cinéfilos sin fronteras» algo de vida en estos sábados venideros, de cara a nuestra gran fecha. Pero me estoy adelantando porque, como dice el título, el contenido de hoy no se refiere a Hollywood para nada (al menos directamente), sino al cine de nuestra propia tierra, como pequeño tributo a la gala de los Goya que, como sabéis, se emite esta noche en directo en TVE. Y yo veía necesario redactar un post del tema (vamos, no sabéis las ganas que tenía y lo que me estaba aguantando) porque a lo largo de mi vida he tenido la impresión de que se subestimaba demasiado el cine español y, no voy a mentir, yo me contaba entre ese grupo de personas que desechaba pagar por ver una película nacional, hasta el punto de que si alguien me hubiera dicho hace cinco años que me viciaría al cine español me habría reído en su cara. Pero he terminado cayendo y ahora debo, firmemente, retractarme de mis palabras. Porque se tiende a pensar que el cine español es muy «clásico», muy soso, muy de bajo presupuesto y con malas actuaciones y, en cambio, las últimas películas que he visto gozaban de una calidad y un estilo que no tenían nada que envidiar a las estadounidenses, sin perder de vista la esencia hispana. Voy a reafirmar mi opinión: el cine español SÍ VALE, y tengo pruebas y estoy aquí para mostrároslas. El placer de ver un buen contenido El cine nunca ha sido ni el primer ni el único arte (de hecho se le llama el «séptimo» por algo). Para mí los otros son la pintura, la música, el teatro, la danza, la literatura y la fotografía. De cada uno de ellos esperamos una cosa concreta y juzgamos de acuerdo a ese parámetro; por ejemplo, de la literatura, que nos cuente buenas historias bien escritas; de la música, que nos llegue, que la melodía sea pegadiza, etc. De la misma forma, al cine siempre se ha tendido a criticarle por la forma visual de aunar todos los elementos (las historias, las actuaciones, la banda sonora)... Muchas veces lo que pedimos es una buena calidad de imagen (sobre todo para los vídeos de plataformas como YouTube); otras, que los efectos especiales estén currados (y aquí es donde la gente se mete con series como, ejem, Once Upon a Time). Hoy en día estamos tan acostumbrados a los blockbusters que nos da Estados Unidos que todo lo que tenga un contenido o un estilo más sobrio o minimalista nos parece una bazofia o no tan interesante (y esto lo digo en general, eh, que nadie se sienta aludido, solo establezco un análisis desde mi punto de vista personal. Por supuesto que hay gente que se siente más atraída por películas indies o independientes que por «súper estrenos», y me parece muy bien y muy correcto). La cosa es que para mí así ha sido como se ha visto al cine español siempre, como algo que nunca podría llegar a la estela de Hollywood porque lo que te ofrece no dista de un producto televisivo, porque su reparto no es tan bueno o tan conocido como el que compone el de Los Vengadores, por poner un ejemplo, etc. Pero lo cierto es que, si bien al principio el cine español podía ser demasiado sencillo, las historias que contaba no lo eran en absoluto. He visto películas como Cobardes que son puro género y estilo indie (esas películas que siempre acaban nominadas en la categoría de Mejor Película Extranjera de los Oscar) y en cambio transmiten una emoción y una complejidad desbordantes. El cine español puede contar muy buenas historias y puede hacerlo en varios géneros, no solo en el realista o en la comedia (que son los que más abundan), y no hace falta haber estudiado en el extranjero para eso (bueno, luego discutiremos sobre ello). Y por poner ejemplos: 10.000 km: aborda el «drama» de una pareja, Alex y Sergi, que deciden mantener una relación sólida pese a la distancia que los separa, ya que él está estudiando con una beca en Los Ángeles. Si echáis un vistazo al trailer, veréis que ahí hay algo, ya solo por cómo está montado, que, al menos a mí, provoca ganas de saber más. Está catalogada como drama romántico. Séptimo: un thriller que parte de un simple juego: un padre que realiza una carrera con sus hijos para ver quién baja o sube más rápido, el que va en ascensor o el que corre por las escaleras, pero los niños no vuelven a aparecer. Justamente de esta tuve la oportunidad, cuando estudiaba en mi Pamplona natal, de acudir a una charla con el director y conocer más en profundidad los detalles. ¿Sabíais que lo del juego es una anécdota personal? Y de ahí el tío desarrolla todo un suspense ficticio. No me digáis que no es curioso. Los últimos días: ciencia ficción ambientada en la Barcelona de 2013, en la que una extraña enfermedad causa una agorafobia en toda la población, que vive encerrada sin ser capaz de pisar el exterior. En ese contexto, un hombre llamado Marc se aliará con otro para encontrar a su novia desaparecida, desplazándose bajo tierra por las calles de la ciudad. Es imposible no pensar en productos como Soy leyenda u otras post apocalípticas. Encima la banda sonora del trailer ya ha sido empleada en Hollywood. Promoción fantasma: comedia adolescente (o juvenil, como queráis llamarla) en la que un profesor llamado Modesto llega a un colegio asolado por cinco fantasmas adolescentes muy gamberros que murieron allí hace bastante y necesitan resolver sus cuentas pendientes que, en su caso, se interpreta como aprobar el curso, y el encargado de lograr esta «hazaña», a lo Entre fantasmas, es el propio Modesto, porque es el único capaz de ver y oír a esos espíritus. Para mí, de lo más hilarante que ha hecho el cine español. Me lo paso pipa viendo esta película. El laberinto del fauno: ya que Ivana Baquero vuelve a estar de moda voy a resaltar su debut. Esto es cine fantástico, señoras y señores, que combina algo de historia, ya que nos situamos en plena época de guerra, donde una niña, Ofelia, encuentra una noche las ruinas de un laberinto que la conduce a un extraño fauno que le revela que es una princesa, la última de su estirpe, y que hace tiempo que los suyos la esperan, pero para regresar con ellos antes debe superar tres pruebas. Guillermo del Toro no es español, pero más de la mitad del reparto y el equipo sí. Y hasta en los Oscar le reconocieron cierto mérito con varias nominaciones. Estos son solo algunos, porque aún me queda todo un mundo que explorar. Hay excepciones, por supuesto; no quiero decir que en España no se hagan malas películas. Solo que tendemos a generalizar mucho y a ser crueles con nuestro cine, y yo pregunto: ¿por qué? ¿Porque sus efectos especiales no le llegan a Hollywood ni a la suela del zapato? Perdón, pero no estoy de acuerdo, o al menos no del todo. Se pueden conseguir cosas sorprendentes, como por ejemplo en la animación. ¿Habéis visto Las aventuras de Tadeo Jones, Planet 51, El Cid, y Atrapa la bandera? ¿Sabíais que Pinocho 3000, El bosque animado, Los Reyes Magos y Dragon Hill. La colina del dragón son de origen peninsular? Porque cuando yo me enteré me quedé de piedra. Y el diseño de esos dibujos puede perfectamente remitirnos a estudios como Dreamworks o Pixar. Así que el cine español puede contar historias interesantes y encima en buena calidad, ¿eh? No solo eso, sino que hasta se puede permitir adaptar obras literarias, como es el caso de Tres metro sobre el cielo y Tengo ganas de ti, El club de los incomprendidos, Perdona si te llamo amor, Palmeras en la nieve, La Novia y/o la próxima adaptación de la trilogía del Baztán. ¿Y qué me decís del terror o el suspense? La isla mínima, El orfanato, Los ojos de Julia, El cuerpo, Rec... Muy en boga en nuestra cartelera de hoy en día. Incluso la parodia, como Isi&Disi y Spanish Movie, o la comedia especialmente gamberra, como Torrente y Las brujas de Zugarramurdi. Y eso solo yendo a lo más actual, porque, como digo, aún soy muy nueva en esto del cine de sangre hispana. La hollywoodización del cine español He hablado de las buenas historias y la forma de presentarlas muy por encima. Ahora toca ir al meollo del asunto. Defendía en los primeros párrafos que el cine español siempre conserva una esencia que lo vincula a veces al género indie nacional, pero la verdad es que parte del éxito alcanzado estos últimos años se debe a una actualización, a un cambio del chip. Cuando digo que los efectos visuales no tienen nada que envidiar a los de Hollywood me refiero a que precisamente cada vez tratan de imitarlos más. ¿Es una pena que se esté perdiendo esa esencia de cine independiente? Hum, yo no lo veo tan claro, para empezar porque, aunque últimamente se procuran proyectos de mayor envergadura, no creo que llegue a desaparecer nunca (en el fondo de lo que hablamos es de un género bastante consolidado en la cultura internacional. Que venda más o menos entradas es otro asunto, pero nadie duda de su validez cultural). Por otra parte, es esa nueva concepción de que en España podemos generar blockbusters (porque sí, podemos, ahí tenéis el ejemplo de Ocho apellidos vascos y otros de los anteriores que he mencionado) la que, pienso yo, ha hecho crecer el número de personas en una sala, y ya sabemos que el cine necesita fondos siempre para continuar... Se puede hacer buen cine independiente también, eh, que sea atractivo y cuente con participaciones notorias, no digo que no, y en España no íbamos a ser menos (y si no me creéis, echad un vistazo a la lista de nominados a los Oscar/Goya y decidme cuántos son blockbusters reales). De todas formas, cuando antes comentaba que no hace falta educarse en el extranjero para producir o dirigir un gran proyecto, efectivamente no es necesario, pero tampoco voy a negar que hay gente que lo ha hecho. No solo eso, sino que tenemos directores peninsulares que han logrado consagrarse internacionalmente y han creado películas protagonizadas por actores de la talla de Nicole Kidman, Rachel Weiz, Emma Watson, Naomi Watts o Ewan McGregor. ¿Sabéis ya a quién me refiero, no? Exacto, Alejandro Amenábar y Juan Antonio Bayona, que ya se ve que saben mucho inglés. Y su trabajo me parece de los mejores que hay, en serio. Así que por mi parte no veo mal contagiarse de un poco de cultura extranjera. De lo que se trata es de crecer, ¿no? Hay otros menos conocidos, como Gustavo Ron, que también han tenido buena acogida fuera de nuestras tierras (él ha dirigido, por ejemplo, Vivir para siempre, una producción británica protagonizada por Robbie Kay, Ben Chaplin y Natalia Tena.). Si nuestros directores son capaces de expandir sus fronteras, algo tendrán que estar haciendo bien, sobre todo cuando muchos se han iniciado con cortometrajes y películas “puramente españolas”. Y no solo ellos, sino también nuestros actores. Que Antonio Banderas, Penélope Cruz o Javier Bardem salgan en producciones norteamericanas ya no nos sorprende, pero ¿ver a alguien tan joven como María Valverde hacerse un hueco en una superproducción como Exodus? Mi enhorabuena para la chica. Por tanto estamos divididos, como el resto de países, en cine internacionalista, cine nacionalista, cine de blockbuster, cine independiente, cine monolingüe, cine bilingüe... Y en mi opinión, cuanta mayor diversidad, mejor para la industria. Y esta noche... En Pamplona el dicho de “agarrar al toro por los cuernos” está a la orden del día (no tanto como “corre que te pilla el toro”, pero algo de uso tiene), y quien es presentador de los Goya sabe, o intuye, cómo aplicar esa frase, ya que no hay año que no pase sin una mención a la situación catastrófica en la que está nuestro cine. No solo eso, sino que hay que enfrentarse al gran enemigo, que por una vez no es el ministro de cultura, sino la audiencia. Y si el cine español cuenta con una reducida cuota de público fiel (quiero pensar que poco a poco va subiendo algo. A mí ya me tienen, al menos), los Goya sufren el deterioro de los Oscar. O sufrían, porque Dani Rovira aumentó el listón el año pasado, así que era lógico que la Academia volviera a concederle el honor de ser el anfitrión, en una edición que además celebra el 30º aniversario de los premios. Y como veis ni todas las nominadas son conocidas, ni todas gozaron de buenas críticas, ni todas fueron líderes en la cartelera española. Pero todas responden a un canon de calidad y “belleza” que ha tenido presencia en los premios desde tiempos remotos. Estas son algunas de esas joyas que serán premiadas (o no) esta noche y por las que yo apuesto sin complejos: Mejor Película: La Novia: basada en la obra de teatro de Federico García Lorca, Bodas de sangre, parte como favorita con 12 nominaciones (todas las principales y el resto, técnicas). Todavía la tengo pendiente (crucificadme si queréis), pero ya me han dado muy buenas referencias, aparte de que adaptar a Lorca no debe de ser fácil (de hecho es toda una hazaña). Con actores tan televisivos como Inma Cuesta (Águila Roja), Asier Etxeandía (Velvet) y Álex García (Tierra de lobos) y una escenografía con pintas de tirar a lo lírico (obvio, es Lorca), ¿será la fuerza de la sangre tan poderosa como para llevarse la estatuilla más deseada? Puede llevarse también la de Mejor Dirección, Mejor Actriz Principal, Mejor Actor Principal (porque Asier es la leche haga lo que haga), Mejor Actor Revelación, Mejor Guion Adaptado, Mejor Música Original, Mejor Peluquería y Maquillaje, Mejor Dirección de Fotografía, Mejor Dirección Artística... y creo que ya. Truman: dos amigos y un perro. Ese podría ser el subtítulo, pero en realidad forma parte del argumento. Y la historia es humana, pero el que da nombre al filme es el animal. Tampoco la he visto (este año casi ninguna de las películas que he visto ha sido nominada, vaya), pero no le veo mal futuro. La Academia dirá. Lo que es seguro es que a uno de los dos actores le cae premio. Un día perfecto: ¡Benicio del Toro! Y Olga Kurylenko. Reparto muy internacional en una película que “no tiene más género que el de la vida”. Un grupo de humanitarios que trata de sacar un cadáver de un pozo en una zona conflictiva. Historia prometedora que, junto con las dos primeras, tiene muchas posibilidades de llevarse el busto del pintor. Pero compite contra La Novia y La Novia es mucha... Novia. Mejor Película de Animación: Atrapa la bandera: esta directamente no tiene competidora equiparable, ni de lejos. Su antecesora, Tadeo Jones, ya se llevó el Goya y es de esperar que esta siga sus pasos. Y como decía, una trama muy americana, ¿no os parece? (Está basada en la leyenda urbana de que el alunizaje americano de los 60 fue en realidad un montaje. El protagonista es hijo de astronautas reputados y decide embarcarse en una aventura con sus amigos para evitar que roben la bandera de la luna y desacrediten lo de "Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad". El título es una referencia, a su vez, al famoso juego de capturar la bandera). Mejor Canción Original: Me da igual lo que pase, me da igual la competencia, yo aquí también veo una ganadora clara, tan clara que como no gane pienso montar una rabieta del copón. Melodía con sentimiento, letra trabajada, Lucas Vidal al mando y Pablo Alborán como voz principal. Palmeras en la nieve GANA por goleada. De hecho es una película que debería estar nominada en más categorías. Para mí es el último gran ejemplo de blockbuster español y uno de los muy pocos que ha contado con nominación. Presupuesto elevado, cuatro años o más de preparación, con canción de lujo, ambientación muy trabajada, basada en un best-seller, cuenta con el actor buenorro de turno, mucha promoción... ¡Si es que lo cumple todo! Puede que por ser demasiado blockbuster no esté en las categorías principales (siempre pasa en los premios). Y como dato: el director es pamplonica y uno de los que claramente ha tomado la estela hollywoodiense. Otras nominadas interesantes: Anacleto: agente secreto (porque sale Imanol Arias y porque me recuerda a Superagente 86). Mi gran noche: a Álex de la Iglesia le tengo mucho cariño y con esta película te ríes. Nadie quiere la noche: dirección española, reparto, historia y ambientación muy internacionales. Esta es un ejemplo claro de lo que os comentaba antes. Ma-Ma: Pe es Pe, y el abordar la lucha contra una enfermedad como el cáncer de mamá es un tema que siempre conmueve. El clan: Ayyyy, Argentina, años 80. Estoy súper metida en el mundo argentino por un proyecto aparte, así que no me resisto, tenía que meteros esta película porque además fue mencionada en clase hace poco. Esta opta a Mejor Película Iberoamericana y trata de un clan de San Isidro dedicado al secuestro y al asesinato. El chico joven del póster os suena de Floricienta y Casi ángeles, míticas series argentinas de la infancia. Macbeth: primero Lorca y ahora Shakespeare. ¡Pero qué literaria va a ser esta gala si ganan las dos! Y esta, por favor, debe ganar. Por fotografía, actuación, adaptación... Please. Está nominada a Mejor Película Europea. Suerte a todas ellas. Pero después de ver las últimas promos de los Goya, tal vez me sienta más preocupada por Dani Rovira. Y es que al final, ser presentador es un trabajo muy exigente y estresante. Si falla algo, cualquier cosa, eres el responsable. Y el propio Rovira se enfrenta al listón alto que dejó en la anterior ceremonia. Mirad cómo está el pobre. Suerte para esta noche, Dani. Y para acabar, mi reflexión final, y dejo de daros la vara, promise. En el fondo, el cine español no deja de estar inmerso en una tradición que abarca toda Europa desde el siglo pasado. Puedes comparar cualquier producto español indie con uno francés, uno italiano... Vivimos en un mundo globalizado donde la conexión es inevitable y el influjo está a la orden del día. Todos bebemos de todos. Si somos capaces de ver cine extranjero, ¿por qué no nacional? O al revés. Me doy cuenta ahora: esta no es solo una entrada sobre el cine español, es sobre el cine en general, sobre aquellos largometrajes que son desechados por contar historias de un modo no tan dinámico como los blockbusters (sí, Norteamérica está incluida en el paquete). Pero aunque el cine sea imagen con efectos y estos importen, lo que termina conmoviendo al espectador son las historias. Lo sabemos cuando vemos la adaptación de una obra literaria en la gran pantalla. Así que no debemos perderlas de vista, incluso aunque el ritmo sea lento, no haya apenas música o diálogo o los actores no nos terminen de convencer en su papel. La clave es la naturalidad: estas películas muestran la vida tal y como es, sin artificios. La verosimilitud es otro ingrediente principal.
Espero que este post os haya levantado el ánimo a los que veis muchas películas como yo. Nadie quiere pensar que el cine de su propio país es malo; en el fondo a todos nos gustaría ser tan magnates de la industria como los californianos, los neoyorquinos, los rusos... Ha habido un proceso evolutivo y lo habrá siempre, siempre que haya un público que alimente este séptimo arte. Feliz Día de los Goya, y hasta la próxima.
1 Comentario
Maricarmen
2/6/2016 21:56:05
Pues si que has madurado!!!
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