Post de Naiara Salinas Como prometí el lunes pasado, he aquí mi crítica de La llegada, un filme al que le tenía ganas desde que supe que Amy Adams y Jeremy Renner encabezaban el reparto. Por si no lo recordáis, la última vez que estos dos coincidieron en pantalla fue en La gran estafa americana, donde repectivamente hicieron de timadora y timado. Desde entonces cada uno ha marcado bien su huella dentro del universo superheroico, una para DC y el otro para Marvel. Ahora se reencuentran para establecer una nueva división o rivalidad: letras vs ciencias. Y es que si hay una frase que pueda resumir la película... es esa. Primero un poco de información general para situarnos: el largometraje es una adaptación de la novela La historia de tu vida, de Ted Chiang y cuenta cómo un día corriente se ve alterado por la aparición extraña de varias naves espaciales alrededor del mundo. Cuando los intentos por comunicarse con los visitantes fracasan, el coronel Weber recurre a una lingüista especializada en traducción, la doctora Louise Banks, y a un físico, Ian Donnelly, para que averigüen la causa de la presencia de estos extraterrestres en nuestro planeta. La historia de tu vida se ha convertido en La llegada, lo que en parte es una pena porque el título original tiene mucho más que ver con la línea profunda del relato que a su vez explica su misterio, aunque no nos adelantemos. Cuando fui al cine procuré no tener muchas expectativas pese a mis buenas vibraciones porque había leído críticas que afirmaban que la película era muy extraña. Como todo en la vida la gente discrepaba en opiniones. Mi razón para verla era su protagonista y el nuevo enfoque que parecía prometer, donde por una vez no se habla de invasiones en clave de conquista, armas, lucha, etc., sino de entendimiento. Como filóloga reconozco la importancia del lenguaje y sentía muchísima curiosidad por que lo abordaran para la ciencia ficción, de modo que, como podéis intuir tras leer esto, a mí la película me ha parecido curiosa, confusa, es verdad, y me ha gustado porque ha satisfecho esa expectativa. Admito que al principio me costó agarrarla, no porque me pareciera aburrida, ya que durante el metraje no hacía más que fijarme en el mensaje y esa parte está muy bien transmitida, pienso yo, sino porque hay algunos aspectos que, hasta que no entiendes lo esenciales que son en el montaje para que todo cobre sentido, molestan. Para que lo entendáis mejor, se podría decir que hay dos líneas de narración en La llegada: por un lado está el asunto de los visitantes, a quienes los científicos deben acercarse del modo más cuidadoso y pacífico posible para evitar malentendidos. Lo del malentendido es parte de lo que sustenta la trama, pues el filme defiende la importancia del lenguaje como vehículo de comprensión entre dos especies que no podrían ser más diferentes, y la labor de la doctora Banks es esencial para garantizar la paz en lugar de la guerra, ya que la presencia de una nave extraterrestre en la atmósfera no tiene por qué significar una invasión (aunque entre los superhéroes hayamos aprendido justo lo contrario). Esa defensa de la comunicación es lo que más me ha gustado, sobre todo porque se le rinde tributo de varias formas en las escenas (por ejemplo, a través de los teléfonos, que son el símbolo perfecto. Hay momentos en los que se ve cómo los soldados intercambian llamadas con sus seres queridos para asegurarles que están bien, escenas que podrían sobrar si no fuera porque contribuyen a ensalzar este mensaje). La comunicación es lo que soluciona las cosas, viene a decir Denis Villenueve, el director, y de hecho en el momento cumbre todo depende de una llamada. Por otro lado, está la historia personal de la protagonista, que ha perdido a una hija adolescente víctima de un cáncer y todavía conserva el trauma, hasta el punto de que los recuerdos que conserva de ella interrumpen a menudo su trabajo. Esto es lo que me costó entender; vale que hayas perdido a tu hija, pero tanto flashback satura al espectador porque interrumpe la continuidad de la trama y a veces hasta puedes tener la impresión de que sobran, pero no es verdad. Todo está justificado, TODO. Y lo que no se entiende al principio se entiende al final, que es cuando yo salí balbuceando "Buah" todo el rato. Porque sí, si no escribí esta reseña en el momento de verla es porque todo lo que podía pensar de la película era "Buah". Porque es entonces cuando te das cuenta de que esto es más que una película sobre unos alienígenas que aterrizan en la Tierra con X propósito. Me parece gracioso, además, haberla visto en la semana del megacrossover de las series DC porque resulta que el planteamiento se parece. Pista: tiene que ver con los círculos, la idea de que el lenguaje puede ser infinito, como pensaría Borges, que el ciclo no tiene fin, que la historia se repite y que aunque nosotros concibamos nuestra lengua como lineal, otras especies no tienen por qué hacerlo, y este hecho es la clave del entendimiento. No entraré en más detalles para los que no hayan visto la película, pero cuando por fin se explica la causa es imposible no quedarse anonadado. El principio no tiene por qué ser el principio, como bien nos cuenta en off la voz de Louise Banks, la narradora de la historia. Otra de las cosas que más me gustaron fue el rifi rafe entre las letras y las ciencias (representado en la antítesis entre Banks y Donnelly), cómo las primeras terminan superando a las segundas. La lingüística puede considerarse una ciencia del lenguaje, claro, pero ya me entendéis. A mí, que de toda la vida me han soltado lo de "¿Para qué sirve lo que estudias?", casi llamándome "letrasada" por ser demasiado de letras, ME ENCANTA este giro. Así que ya sabéis, allscreeners, cuando todo lo demás falle, estaremos nosotros con un par de huevos/ovarios para comernos el tarro y salvar el mundo. Aunque, en defensa de las ciencias, diré que al final no son tan diferentes, sino otro lenguaje, los números versus las palabras, y ambos son importantes para llegar a la solución (podemos trabajar unidos si nos lo proponemos, como demuestran Louise e Ian, que en el fondo se necesitan mutuamente, aunque ella acapare el esfuerzo). Así que sí, puede que Jeremy Renner esté en el cartel de la película, pero el protagonismo absoluto, como dijeron, es de Amy: la humana, la reina de las lenguas, la traductora, la madre, la profesora, la sensible... Su humanismo la convierte en la persona perfecta para lograr con la empatía lo que otros no pueden: abrir su mente. Amy es increíble como científica y es perfecta en este papel. Jeremy me encanta como actor y es una pena que en esta película no se luzca apenas, pero de hacerlo se cargaría todo. Al menos conserva su buen humor y por una vez no es el héroe de acción, sino el empollón, lo cual está bien (demasiado encasillado estaba ya). El resto del reparto... sin más. Claramente la que brilla es Amy. Los demás cumplen su papel de soldados declarando la guerra a los extranjeros espaciales. Escenografía, diseño, banda sonora... Todo se supedita para transmitir al espectador que, aunque el género es la ciencia ficción, no se está contando una historia de batallitas y de monstruos contra la humanidad, no, sino que se trata de algo más humanizador. Así que, por lo que a mí respecta, es bonito que suenen violines en lugar de tecno, que el escenario sea sobrio y que los efectos se concentren, ante todo, en los visitantes, cuyo diseño me parece, por cierto, curioso. Como dije en Twitter, parecen calamares pero tienen las bocas ocultas bajo la piel como si fueran dementores. Aunque emiten sonidos, no son sus bocas lo que usarán para hablar con los humanos, sino su tinta, que dibuja círculos de distinta forma en el muro, como si así pretendieran defender que a veces las palabras no bastan y que hay muchas otras formas de poder entenderse con alguien (gestos, expresiones...). zLa tensión está en el tiempo, ya que mientras los doctores trabajan el mundo avanza cada vez más hacia el caos y la anarquía, y llega un momento en el que descifrar el mensaje de los alienígenas es cuestión de vida o muerte, ya que a la gente no le queda mucha paciencia y está que se muerde las uñas (los humanos no entendidos en el arte de tratar con otras civilizaciones son idiotas, como es habitual comprobar en pantalla).
Me parece que en general merece la pena darle una oportunidad, y si alguien la ha visto ya me gustaría que me contestara a la siguiente pregunta: ¿mantendríais el título de la novela o creéis que La llegada es mejor? ¡Espero vuestra respuesta! (Ya sabéis lo que opino yo). PD: Para despejar dudas, sí, con mi formación de filóloga, aunque no me haya especializado en traducción, podría ayudar tanto como Banks en esta misión. De hecho ha sido muy gratificante reconocer historias y teorías que ella mencionaba, uiii.
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Agosto 2023
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