Post de Naiara Salinas ¡Hoy nos teñimos de verde porque es San Patricio! Ah, Irlanda, la tierra de las hadas, de la música celta, del mar, de la suerte... He visto muchas películas ambientadas en esos lares a lo largo de mi vida, pero siempre quedan pendientes y por eso, les rindo homenaje con un maratón temático, que ya hacía tiempo. ![]() Tenías que ser tú (2010) La primera "irlandesa" de la lista es una comedia romántica disponible en Amazon Prime Video en la que Amy Adams interpreta a Anna, una estadounidense chic que tiene la genial idea de seguir a su novio hasta Irlanda para pedirle matrimonio. Sin embargo, una confusión provoca que acabe en un pueblo en medio de la nada y necesite la ayuda de un hostelero humilde, Declan, para llegar hasta Dublin. Debido al nada sutil confrontamiento entre ambos, acaban sin transporte y en medio de una odisea de pocos días para llegar a la capital de Irlanda del Norte en la fecha prefijada por Anna. Por el camino les aguardan rebaños en medio de la carretera cuyo estiércol destroza taconazos; abueletes supersticiosos; anillos robados; invitaciones improvisadas a bodas de extraños; mucho tren y autobús que se escapa y supone una pérdida económica alucinante; la clásica "persona de ciudad" acostumbrándose a la villa... Y mucho roce que hace el cariño. Una comedia sencilla, sin muchas pretensiones, con muchos momentos divertidos y unos protagonistas la mar de simpáticos que te cautivan hasta el final. Ninguno de ellos es irlandés, vale, pero Matthew Goode lo clava. No es un actor que antes me atrajese demasiado, a pesar de que siempre he reconocido que es atractivo y tiene talento. Sin embargo, tras verlo en esta película lo he añadido a mi larga lista de crushes británicos porque ese aire desaliñado con esa barba y ese desparpajo campestre... madre mía (no te vuelvas a afeitar en tu vida, ¿me oyes?). Muy alejado de su perfil de rompecorazones actual. Otro de los rasgos encandiladores del filme es el aire de la Irlanda más rústica, llena de paisajes de quitar el hipo, leyendas medievales y supersticiones (anotados quedan ya los mejores días para pedir matrimonio y aquellos donde no conviene viajar), con lo que el resultado es un guion prototipo americano que descubre y canta su admiración por esa tierra. Aparte, el final esperado se hace esperar, lo cual añade cierto morbo (si eso tiene sentido). Nota: 10 ![]() Once (2007) Uy, ¿nunca he confesado que no había visto JAMÁS la película que puso a John Carney en el mapa antes de Begin Again y Sing Street? Pero qué bien miento, jeje. Con esta el maratón tira más hacia el lado romántico independiente, empezando donde lo dejó la anterior: Dublin. Allí se conocen un músico callejero y una inmigrante checa que deciden trabajar juntos para grabar un álbum con canciones que reflejan el principio de una relación. Otro clásico de "chico conoce chica", solo que muy literal, porque los protagonistas no tienen nombre propio (véase los créditos). Carney se apoya en la música como narradora de un romance que va aflorando poco a poco y trata de consumarse, aunque irremediablemente se convierte en un episodio más de la vida del chico, razón por la que se titula 'Una vez'. Breve pero intenso, como se suele decir. Lo más fascinante es el toque tan folk que le añade el director a la cinematografía, a través de movimientos de cámara manuales, cotidianeidad en los diálogos y un efecto muy natural en los fotogramas, casi como si hubiera rodado con una cámara casera. Casero de hecho es como describiría al largometraje entero, pues no se apoya en prácticamente ningún artificio, es muy relajante y familiar, la música casi siempre es diegética y entra en armonía con el avance de la historia. También resulta interesante cómo están escritos los protagonistas, cuyos actores esta vez se corresponden con su nacionalidad y dotan a su interpretación de una sencillez bastante tierna. Él, soñador empedernido en busca de crecimiento musical y ella, aventurera con ganas de novedades. Y siempre derrochando optimismo, oseasé, aquí no hay tiempo para las peleas por incomprensión o los sueños frustrados (no es La La Land). Carney celebra la música y el amor en todos sus filmes, y la verdad es que reconforta esa ausencia de competitividad entre los personajes. No da la impresión de que sean actores profesionales, en el sentido de que no parece que actúen, como si Carney se limitase a grabar a dos desconocidos con talento musical que ve en la calle viviendo una historia de amor. No esperaba menos, he de decir. Ha sido gratificante acceder al fin a estos inicios que distan un poco de la fórmula habitual. No me extraña el reconocimiento que obtuvo en su día. PD: venga, que sabemos que queréis escuchar LA canción (*guiño*) Nota: 9 ![]() Escondidos en Brujas (2008) Y con esta tercera y última nos vamos hacia el lado más cómico. Pero humor negro, un poco bestia. Merece la pena solo por la compañía, porque mejor irlandesa imposible: aquí a tenemos a dos leyendas nacionales, Colin Farrell y Brendan Gleeson, que interpretan a sicarios que aguardan las órdenes de su jefe Harry en Brujas, Bélgica. Entre medias, ambos son protagonistas y testigos de varios sucesos curiosos en los que consiguen ligar con una rubia extranjera que roba, conocer a una mujer embarazada que se ofrece como anfitriona... y a un hombre menudo con el que acaban primero en pelea y luego en fiesta, borrachera y droga incluida. Aquí nos salimos de Irlanda, pero un argumento tan suyo no podía quedar fuera de mi vista. Confieso que cuanto más avanzaba la trama menos entendía su propósito, hasta que se descubre que el conflicto está en que el personaje de Colin, el novato del dúo, mata a un niño por accidente en un encargo y es perseguido por Harry (Ralph Fiennes, por cierto), ya que hasta los asesinos tienen un código ético y no permiten ciertas faltas. Brendan entra aquí como el veterano protector que tratará de ayudar a su compañero y pupilo a escapar de ese destino fatal. La química entre estos dos es lo mejor de un filme que se va sumergiendo en un pozo de consecuencias entre besos y jijís jajás (dicho de otra forma: es como Camino a la perdición, pero desenfadado). Es una historia con mucho cuestionamiento de la moralidad, tanto en el modus operandi del equipo como en el guion en sí. Reflexión y protagonistas son lo destacable, en definitiva, junto con un pedazo del tono, que causa que todo parezca más estrambótico de lo que podría ser. Me pregunto si el hecho de que todo quede entre sicarios es un gag en referencia a las mafias irlandesas (de ser así subiría mi puntuación). La vi ayer, así que todavía no estoy segura de qué pensar del final. El clímax es intenso para la comicidad liviana que conduce el guion hasta ese momento. En una escena todo parece ir bien y de pronto todos están en peligro de muerte. Eso sí, el enfrentamiento entre Fiennes y Farrell en la casa de la anfitriona: muy top. Le daré... un 7. Menciones especiales como alternativa:
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Agosto 2023
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