Post de Naiara Salinas Anoche vi gracias a Apple TV la nueva adaptación del clásico de Shakespeare, firmada por el aclamado Joel Coen: The tragedy of Macbeth (en español simplificada a Macbeth porque somos muy originales, ejem). Y aunque no llega a durar dos horas, mucho se podría comentar de ella, que es naturalmente lo que vengo a hacer. Un guion dramático en un formato muy clásico Quizá lo primero sobre lo que tengo que alertar antes de entrar en materia es que no soy especial seguidora del cine de los Coen (de hecho, repasando su filmografía solo un título figura en mi lista de visionadas: ¡Ave, César!, que... digamos que es un «bien pero mal»), aunque de la obra de Shakespeare soy ya casi una experta, como lectora y como espectadora. De hecho, inevitablemente me vino a la cabeza el viejo maratón temático que realicé, donde casualmente estaba la segunda versión de Macbeth predecesora a esta (la protagonizada por Michael Fassbender en 2015, que me acabo de enterar de que se filmó otra en 2018, guau). El argumento de Macbeth es de una oscuridad ingente que, sumado al lirismo de su dramaturgo, es capaz de convertir cada representación en una experiencia muy intensa. Con ese planteamiento se desarrolló la adaptación de 2015, que recurrió a la fotografía, la composición y el montaje para ilustrar el declive de su protagonista hasta la absoluta locura alimentada por la sed de poder, esa que te ciega y te hace ver enemigos en todas partes: en tu mejor amigo, en tu esposa... Se trata de una historia a estas alturas tan conocida, que la magia de adaptarla está en el riesgo, en buscar una visión distinta, incidir en un aspecto que los anteriores directores y guionistas pasaron por alto. Sin embargo, algo en lo que van a coincidir casi todos, parece ser, es en la intensidad emocional. La propuesta de Coen parece que se divide entre todas las adaptaciones previas, recuperando el formato en blanco y negro de la primera primerísima, añadiendo el cuadrado para completar el toque clásico y jugando con el tenebrismo y el lirismo audiovisual de la de 2015. Buscando en San Google, son 28 producciones las que aparecen; desde la primera en 1948, al protagonista le ha dado tiempo a salir de su nicho inglés y recorrer mundo y épocas. Ha sido gángster, ha tenido a su esposa como principal foco narrativo, ha sido viejo, ha sido joven... Pero nunca había sido afroamericano, hasta ahora. A esta crítica de aquí poco le importa lo de la correspondencia histórica y cultural para variar (la trama no deja de estar ambientada en una Escocia medieval, a fin de cuentas), porque entiendo que el objetivo es, como señalaba en el párrafo anterior, innovar, y en este sentido Coen procura dejar su firma donde puede y consigue producir algo interesante. ¿Hay actores norteamericanos atreviéndose con el acentro brit? Sí. ¿Hay algún inglés que se ha colado por ahí? Obviamente (no se puede adaptar a Shakespeare sin contar con un inglés en el reparto, sería mucho sacrilegio). La cosa con este filme es que Coen no solo está trasladando el personaje simbólicamente a otro continente, sino también su verborrea, por decirlo alto y claro. El guion es pura poesía, como si hubiera salido directamente del libreto. No se recrea apenas en la estructura (lo que consigue que la duración equivalga a lo que sería la representación real), sino en las emociones, las expresiones, tanto a través de los fotogramas como de las palabras, y os prometo que en cada plano hay una metáfora, sea del tipo que fuere, expresada con mucha elegancia y a veces rozando la pomposidad de su autor. El carácter cinematográfico, así, persiste en elementos superficiales como el encuadre, la fotografía y el montaje, pero en todo lo demás es puramente escénica: la escasa presencia de sonoridad musical, el dramatismo de los actores abordando a sus personajes y una sucesión de acciones bastante lineal, respetando la original. Ves la película pensando en el teatro todo el tiempo, porque no es una expresión muy natural. Una tragedia casi terrorífica El título del filme no deja lugar a dudas de que viene de una tragedia y cuenta una tragedia, pero Coen maneja toda la atmósfera como un thriller que roza el horror, algo tampoco sorprendente, ya que esta historia contiene elementos que producen auténtico mal rollo en función de la importancia que se les de. Cuando se aborda la locura de un personaje puedes meter demonios físicos o mentales, y aquí se juega igual que en el escenario con ambos. No hace mucho comenté que el empleo de la banda sonora podía ser clave para generar esa mala vibra y esta película también es un exponente, con un silencio meticuloso... salvo cuando hay drama y trifulca de por medio. Aun así, no llega a ser de terror porque su mensaje final incide más bien en el horror de los actos, es decir, no en el mal agüero que provoca el ambiente, sino en el espanto, la atrocidad de lo que los personajes acometen. El Macbeth de Denzel es menos siniestro que otras versiones y más trágico porque es un hombre que deja de distinguir la realidad de la ficción, la amistad de la conspiración, y ello le vuelve apesadumbrado. Esta perspectiva me ha parecido un acierto. Belleza sí, pero...¿alma? Mi problema principal con esta versión es exactamente el mismo que con la de 2015: el ritmo y el tono, más lo que eso conlleva. A pesar de tener sucesos que tendrían que mantenerte los ojos pegados a la pantalla, fluctúa a menudo y el abuso de lírica verbal casi la vuelve muy exclusivita (los dioses se apiaden de los que no suelen ir al teatro). El tono por el que tira Coen no es exactamente grandilocuente (aunque lo parezca por lo que he afirmado del dramatismo), sino poético, humilde y quizá muy lineal o monótono. El largometraje tiene cosas curiosas y al mismo tiempo extrañas: hay planos que son un verdadero orgasmo para los ojos y que aportan a la simbología planteada y momentos que te dejan un poco a cuadros. Las interpretaciones tanto marcan una distancia entre los personajes y el público que causa que no todas las veces se llegue a ellos como se desearía..., como consiguen dejarte ideas muy profundas en torno a la moraleja del relato, pero el pesar que arrastro es la impresión de tener más frases bonitas bien expresadas que realmente interiorizadas. Denzel Washington y Frances McDormand son unos actorazos, no me entendáis mal, y están bastante correctos..., como lo podría estar cualquiera que recitase ese guion con las mismas instrucciones. Comparado con otras versiones, no he visto mucho de especial en ellos, aparte de las reflexiones que nos dejan en sus monólogos y lo que transmiten en silencio. Individualmente hablando, a pesar de su talento, a Frances la veo eclipsada por su compañero (aún trato de comprender si es culpa del focalizador escrito o es que realmente no se luce mucho, sino que es más soportada por las imágenes). Ello no deja de ser curioso, dado que en la versión de 2015 me quedé ante todo con la interpretación de Marion Cotillard, más que la de Fassbender (y eso que estaban a un nivel muy parecido). ¿Merece Denzel las nominaciones que está obteniendo? Quizá yo no le daría el premio, pero tampoco lo descartaría porque sigue estando por encima de sus compañeros de reparto y en su rostro aprecias toda la carga que arrastra el personaje, lo cual es importante. En el último acto está muy bien. Conclusión
The tragedy of Macbeth es un largometraje artístico que se nutre de las técnicas que hacen tanto al cine como al teatro únicos. Es muy interesante y espectacular, pero a mí no me ha conseguido cautivar del todo (quizá necesite verla de nuevo) y hasta se me hizo pesada. Yo no la veo como una película de disfrute, sino para análisis académico. Tiene más de artificialidad que de autenticidad y, quizá por la conexión que tengo con la obra, esto me resulta más indiferente en este caso que en otros similares, aunque sí tiene alguna escena muy buena donde te metes bien. Lo mejor: el aire de novedad y la apuesta por lo diferente, la mezcla de géneros y la fotografía. Destaco el plano final, que es un cierre perfecto a mis ojos. Me gusta que conecte tanto con el origen escénico de la obra, aunque no haya sido 100% complaciente, porque se aprecia el respeto. Denzel Washington realiza un buen trabajo manifestando la degeneración que produce una ambición enfermiza suscitada por presiones ajenas. Lo peor: demasiado monótona, muy lenta y extraña de una forma que puede dividir opiniones. A mí no me ha ayudado a conectar con la historia y los personajes por mucho que impresionara a mis ojos y que dejara un gran planteamiento. No es por el lirismo general, porque The Green Knight iba en la misma onda y a mí me pareció flipante, me sumergió mucho y le vi mucho sentido. Es simplemente que no conecto con la forma de narrar de este director. Puntuación: esto siempre es tan subjetivo que de la noche a la mañana puede cambiar, pero de momento entre un 5,5 y un 6.
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Post de Naiara Salinas Un año nuevo llega, pero, más importante, otro mes, con lo que, antes de ponerse serios y realizar el balance global de 2021, hay que cerrar esta última etapa. Dejo por aquí El amor en su lugar y Spider-Man: sin camino a casa para que no caigan en el olvido. Y hago mención de honor a West Side Story porque, siendo mi última película en salas de 2021, le reservo un especial. Por ahora, os basta con saber que la he valorado muy positivamente y que está entre los primeros puestos del top mensual. Cazafantasmas: más allá (fecha de visualización: 3 de diciembre de 2021) Cultura de la nostalgia: eso que a veces te genera un bombo cerebral y una confusión de líneas temporales, dado que tu yo del pasado resucita en un cuerpo más viejo y no siempre es placentera la sensación, pues a veces el cerebro viejo no es muy activo en esta regresión y es más el joven el que se tiene que amoldar. Con esta película la experiencia fue un poco así: la idea de los nietos cogiendo el testigo del abuelo y compañía, más el humor (con Paul Rudd, como siempre, comiéndose la pantalla) me funcionaron y me hicieron disfrutar en general todo el largometraje. No faltaron las referencias que cualquier espectador y fan de la bilogía original esperaría: las trampas, los fantasmas, ellos... ¿Cuál es mi problema, entonces, con este filme? Algo que me chirría a menudo de estos retornos es cómo fulminan la idea de final cerrado que tenías cuando viste los originales. Los Cazafantasmas salvaron el mundo, fueron unos héroes y luego rehicieron sus vidas, fin. ¿Ah, sí? Sorpresa: eso fue solo una pequeña victoria, el problema no se ha solucionado todavía, pero han tenido que pasar más de veinte años para que encontremos una forma de no romper la coherencia interna y que el público se lo trague. Por tanto, el planteamiento de esta aventura paranormal es retomar el hilo donde lo dejaron los otros y arreglarlo de verdad. Es gracias a esta idea por lo que todo lo que me gusta me consigue calar, porque si no dudo que todas las referencias tuvieran tanto sentido, sumando la justicia poética que se le brinda a mi cazafantasmas favorito (¿por qué siempre se van primero los mejores? Snif), pero... ¿de verdad tenía que ser tan obvio? No hubo mucho material para sorprenderse por mucha emoción que ocupase la sala. Teniendo en cuenta que este ha sido el mes con más NOSTALGIA de todo el año, apenas podía beber de las novedades, pero, por suerte, los nuevos personajes son todo cuanto necesito para que mi yo presente encuentre su rincón de confort mientras mi niña interior vocifera de alegría. En resumen: muy emotiva, pero muy básica, una película para toda la familia y, me parece a mí, con más idea de introducir esta saga a las nuevas generaciones con una clara exposición de por qué fue tan molona en su época. Mucho mejor que la versión femenina de 2016 (al contrario que esa desfachatez, esta SÍ se siente como una secuela digna), pero un tanto perezosa en el desarrollo de la trama, apoyándose más en el pasado que en el presente-futuro y cediendo espacio de mala gana a la nueva generación (poco desarrollados vi a los adolescentes, con la excepción de Phoebe). Como prueba de esto que digo, basta con ver el deus ex machina del último acto (por cierto, ¿podemos seguir llamándolo así si ya sabemos que va a aparecer?). Aun así, algunos de estos momentos son muy necesarios y están bien tratados, sobre todo en lo referente a la relación paterno-filial, materno-filial y abuelo-nietal. Todo lo relacionado con Egon a mí me dejó conmovida de verdad. Lo mejor: a riesgo de sonar repelentemente contradictoria, los easter-eggs, los cameos, Paul Rudd, Mckenna Grace, cómo se resolvió el drama de los Spengler y la canción de los créditos, que era la única cosa que para mí era una exigencia de guion y montaje. Lo peor: lo dicho, podría haber ido un poco más allá (badum tss). Lo irónico es que apenas recordaba nada de las originales cuando la vi, así que ¿por qué me molesto siquiera? Supongo que solo necesitaba desahogar mi frustración con la cultura de la nostalgia y le ha tocado a esta, pobrecita. Puntuación: 7,5 Querido Evan Hansen (fecha de visualización: 12 de diciembre de 2021) Querido Evan Hansen: La que has liao. A ver, yo te entiendo, yo también me he sentido muy sola y falta de atención en ocasiones; es normal apoyarse en cualquier cosa, incluso en el cariño de los padres de un chico al que nunca te has molestado en conocer hasta su suicidio. Ouch, eso es muy heavy, ¿no te parece? Claro que si no les hubieras mentido a ellos, a todo el instituto y luego a todo internet, probablemente nos hubiésemos quedado sin película y creo que tu historia había que contarla o, bueno, cantarla. Entiendo que a los fans del musical de Broadway no les gustase mucho que se modificara tu final, aunque yo no veo nada de malo en ello; creo que una de las cosas más brillantes que hace Stephen Chbosky como director y adaptador es ir directo al corazón de la historia y transmitir su mensaje a su manera. En este caso aboga por la resolución pacífica en lugar de la hiriente y me parece un acierto porque no es necesario castigar a nadie para demostrar algo. La propia vida te devuelve lo que das, y creo que tú sufres bastante a lo largo de esas horas. No es que esté de acuerdo con tu comportamiento, pero soy incapaz de condenarte, sobre todo después de oírte cantar y recitar ese discurso impregnado de valores tan necesarios en este mundo y esta época. Pocas obras se atreven a tratar el tema de las enfermedades mentales en adolescentes y tú lo resuelves con mucha dignidad. También tenemos que hablar seriamente de tu intérprete, el galardonado Ben Platt. ¿De verdad era él el único capaz de ser tu rostro y voz? Creo que no ganó el Tony por nada: se mete en la piel de una forma muy convincente y es increíble que a sus treinta todavía sea capaz de imitar los manierismos de un adolescente nervioso e introvertido. Pero a él, al director de casting y a ti mismo os diría lo mismo que a los Cazafantasmas: hay que aprender a ceder el testigo del todo. No diría que el chico se merezca el hate que le han tirado por participar en este filme, pero si Broadway pasa página, ¿por qué no lo hace Hollywood? En resumen: para ser una persona que no ha visto el musical ni leído la novela pero sí escuchado en bucle las canciones me has conmovido mucho. Me gusta que hayas incorporado nuevas canciones y sinceramente no he visto nada tan negativo que merezca la pena comentar en el salto del libreto al guion. El resultado ha sido bastante óptimo, pero ten cuidado con las espinitas. Lo mejor: el mensaje tan poderoso que comunicas con tus altibajos y la música. Lo peor: aún no estoy muy segura de si fue buena idea verte en castellano. Hubo canciones que no me convencieron traducidas, principalmente por la tendencia a los gallos (y sí, lo siento, la mayoría tuyos, querido protagonista). Puntuación: soy benévola y te pongo otro 7,5. Con cariño, tu mejor y más leal amiga, Yo Matrix Resurrections (fecha de visualización: 22 de diciembre de 2021) Donde muchos fans han salido decepcionados, yo me inclino por defender esta joya del séptimo arte. Donde muchos ven burla y ofensa, yo veo una genialidad y ejercicio reflexivo valiente y rompedor. Diciembre fue mi redescubrimiento de la franquicia, con una conclusión importante: que podía estar tanto sobrevalorada como seguir resultando una visionaria en cada entrega. Y cuando yo creía que el juego era más que cantoso, como en el resto de secuelas y remakes, la muy cabrona vino y lo volvió a hacer: me dejó a cuadros. Mira que ya me costó asimilar la trama de la primera como para volver a pasar por lo mismo, pero ocurrió, me levanté de la butaca boquiabierta y con un montón de fórmulas en la cabeza cual meme. Todo lo que comenté en su día sobre lo que justifica esta cuarta entrega se cumple, pero aun así solo en un 50%. Hay otro 50% que no se lo espera nadie y que ocupa toda la primera mitad del largometraje. Cuando yo vi Matrix era una nena incapaz de asimilar la magnitud del mensaje que estaba transmitiendo. Bajo la óptica de una persona que ha visto y leído más ciencia ficción desde entonces, soy capaz de reconocer toda la visión y profundidad de la trama, así como la tragedia de su acierto en el presente. Matrix para mí es esa saga que nunca contenta al público del momento pero que inevitablemente se acaba convirtiendo en culto porque todo lo que cuenta y muestra no solo da en el clavo, sino que se llega a convertir en una enciclopedia humanitaria. Y, como digo, he visto muchos retornos de grandes películas, pero esta ha sido la primera vez que me he sentido orgullosa de verdad, por la acidez y el punto satírico con el que aborda las autorreferencias, ese viaje al pasado para reflexionar sobre sí misma y todo su legado; ese golpe tan meta que es una patada y homenaje al mismo tiempo es algo que solo una saga como esta se lo podía permitir. ¿Quién sino ella, la que cuenta con las ideas más rimbombantes de la ciencia ficción, la que reflexiona sobre el poder de la tecnología? En una década repleta de esta, donde la cultura pop, el cine, los videojuegos, etc. se han convertido en nuestro refugio, tienen que volver el Conejo Blanco (aquí en una encarnación humana, además: Bugs) y Morfeo para volver a despertar no solo a Neo, sino a ese público al que solo se le puede contentar con contenido a rebosar, con nostalgia. Es evidente que Lana Wachowski no se tomó muy bien la petición del regreso, pero ha cogido todo su dolor y lo ha convertido en arte, ha aprovechado para generar su propio pasatiempo y abrir una sesión de terapia al mismo tiempo sobre las modas impuestas. Puede que la idea sea suya, pero, de paso, ha conseguido que Keanu Reeves y Carrie Anne-Moss se lo pasen como niños rodeados de jóvenes promesas que como reparto me han resultado buena elección en general. Mención de honor a los actores de Sense 8, con los que se ha conseguido un crossoverazo entre las dos obras magnas de las Wachowski, porque no es como si argumentalmente no hubiera cierta relación, ejem. En resumen: sigue siendo fiel a la esencia de la saga, esa que te rompe por dentro y te deja un poco a medias, entre el sí y el no, pero me parece que como secuela es más potente que Reloaded y Revolutions, sobre todo en esta década que se aleja mucho de las sorpresas. Después de reexplorar su pasado, afronta un nuevo contexto que es un gusto, responde cuestiones, aunque no todas de forma tan convincente, y le da a Neo y Trinity el final que merecían (incluso eso es discutible, ya que yo no tenía ningún problema con su final original y ahora mismo ha quedado muy Disney aunque tenga mucho sentido), sin despegarse ni un solo ápice del simbolismo de la trilogía. Así es como se revive una saga, sí, señor. Lo mejor: el humor negro, Keanu y Carrie manteniendo una química tan fresca que parecía que no habían pasado los años, la incorporación de Jessica Henwick, la expansión del universo y las ideas que verbaliza el nuevo Smith. Lo peor: es tan fiel a sí misma que hasta comete los mismos errores que sus predecesoras. También tiene partes muy cursis. Ah, y que ya no volveré a creer en los finales cerrados (a mí también me ha roto tanta nostalgia). Puntuación: 8 (con un par). No mires arriba (fecha de visualización: 26 de diciembre de 2021) La comedia satírica de Adam McKay, al igual que Matrix Resurrections, es otro sopapo con la intención de abrirte los ojos, pero en su caso más crudamente. El hombre coge todo lo que es denigrante de esta sociedad y crea un circo para demostrar por qué nos merecemos la extinción como especie. Dos científicos descubren un nuevo cometa que va a impactar contra la Tierra y convertir a sus habitantes en los nuevos dinosaurios e invierten el resto de su vida en intentar evitarlo, hablando con el Gobierno primero, con los medios después y, en última y equívoca instancia, con la población en sí. La reacción es la esperada: desde el sensacionalismo viral hasta el pánico en masa, pasando por la indiferencia de los incrédulos o ignorantes, aunque en este caso los ignorantes son más bien todos. La pulla es muy certera; los personajes, histriónicos y caricaturescos en su mayoría y el humor, absurdo, porque toda la situación que se genera es absurda y como espectador te persigue la desesperación de Jennifer Lawrence (excelente en su rol ella), aunque terminas siguiendo la corriente como Leonardo DiCaprio (súper correcto él). Me parece que lo más irónico de ver esta película es luego tuitear sobre ella: claramente en cuanto lo hacemos demostramos que todo lo que critica es pura verdad hiriente y que no queda ninguna esperanza ya (yo tampoco me libro, descuidad). Ahora bien, es una pena, porque con semejante propuesta, poco consigue captar y la culpa la tiene el exceso de metraje, incluyendo tramas y personajes con calzador que poco aportan. Con un tijeretazo entre el segundo y el tercer acto, podría mejorar bastante, y es que toda la primera parte es sublime junto con la última escena, pero entre medias se desinfla notoriamente. En resumen: una gran crítica contra los vicios presentes (el exceso de apego a las redes sociales, el sensacionalizar los temas serios, el poco afán por la información de origen científico y/o académico, es decir, fiable; el egoísmo del superviviente, la ambición capitalista que hace un negocio de todo...) con una ejecución mejorable pero que integra uno de los discursos más fuertes del año. Como los falsos documentales cómicos de Muerte al 2020 y Muerte al 2021, pero más ácida. Lo mejor: Leo y Jen en su órbita, Jonah Hill y todas las pullas. Por otra parte, el final para mí era decisivo para que el mensaje fuera impactante y en ese aspecto acabé muy satisfecha. Si hubiese acabado de otra forma, estaría muy enfadada, pero solo estoy un poco decepcionada. Lo peor: le sobran minutos y personajes. Entiendo que McKay quiere sacar representaciones de todas las tipologías, pero mola más cuando tienen algo que aportar aparte del dedo señalando en plan «¿Has visto? Los tenemos a todos». Y lo siento, pero no, nadie se puede identificar en este caso con Leo y Jen, por mucho que sean con los que más empatizamos. Si algo he aprendido tras verla es que, mientras sigamos comportándonos igual, seguiremos en el lado perverso e imbécil. Puntuación: 7 Los Mitchell contra la máquinas (fecha de visualización: 30 de diciembre) Película que vi muy apurada, pero sentía que no podía acabar el año sin verla, después de leer y oír tan buenas críticas. Mereció la pena porque me lo pasé como una enana de principio a fin. Es fácil con una protagonista como Katie, cuya pasión es realizar vídeos que cuelga en YouTube. Ese interés por contar historias es algo que comparto y la frustración de la joven cuando su padre no lo entiende está muy lograda y causa que aumente mi simpatía por el personaje (si la hubiese visto a tiempo hubiese entrado en el top de personajes sin lugar a dudas. Casualmente dos de lo que más me han gustado en 2021 se llaman Kate). El enfrentamiento entre tecnología y naturaleza, por llamarlo de alguna forma, me hizo las delicias, fue súper refrescante y muy divertido, con gags ingeniosos. Todo me funciona realmente en esta película, que contiene relaciones curiosas (no me pasó desapercibida la amistad entre Katie y su hermano pequeño, cómo ella abraza todas sus rarezas y le anima a mantenerse fiel a sí mismo. Vaya ejemplo de hermana, ole que sí) y decisiones que se salen de lo típico y vuelven una temática muy convencional en un ejercicio súper creativo y disfrutable. Ya está, no tengo más que decir. En resumen: vedla, os lo pasaréis teta. Lo mejor: la relación entre los Mitchell, los robots amigables, el mensaje sobre valorar los momentos importantes en familia y cuidar la relación con tu IA y el perro, héroe infravalorado. Lo peor: al principio me chirriaba un poco el doblaje, pero al final hasta eso me cuadró. Puntuación: 10 Fue la mano de Dios (fecha de visualización: 31 de diciembre de 2021) Más apurada todavía vi lo nuevo de Paolo Sorrentino, convencida por la cuestión de ser una obra muy personal, y vaya que sí. Este filme se divide en dos partes: la comedia y el drama. La comedia es toda la primera mitad, que nos presenta a una familia y amigos en una Italia pendiente del ingreso de Maradona en el equipo de Nápoles (de ahí el título). Al más puro estilo Cuéntame, esta introducción pone delante un cuadro costumbrista donde se aprecia muy bien la personalidad de cada miembro con una comicidad muy natural y pasajera en la que el foco principal es el del joven Fabietto, en pleno crecimiento, viviendo la vida y empezando a pensar en el futuro. Honestamente, durante toda esta parte no acababa de entrar en la película, sentía que le faltaba un poco de chispa, algo que avivase un montaje muy plano... y todo ello llegó con un giro de guion muy inesperado que, al igual que ocurrió en Parásitos, pasó de lo positivo a lo negativo en un santiamén. De pronto me encontré enganchada a la transformación de Fabietto, me parece que fue un cambio positivo de cara a la trascendencia de la historia porque toda reflexión de pronto empezó a cuajar y me encontré bebiendo de las palabras de los personajes y entendiendo mucho más la visión de su director, cuyas vivencias se me hicieron más evidentes, en especial por el camino que toma Fabietto. Al acabar tenía una visión más autobiográfica del largometraje. En resumen: quizá no enamora a la primera, pero tiene algo y sí, es bastante personal, tanto que depende mucho de cada uno el poder conectar con la historia y el personaje de Fabietto. Recomiendo quedarse a ver el documental de Paolo que Netflix te emite después. Lo mejor: el giro dramático, literalmente dramático. La trama con él ganó muchísimo y fue lo me acabó interesando. Pasó de la normalidad al «¿y ahora qué?» de una forma sobrecogedora. Lo peor: el aburrimiento inicial (se me hizo un poco larga). Puntuación: 6,5 ¡Feliz 2022, allscreeners! Aunque solo ha pasado un día, empezamos el año cargadas de pilas. Nuestra Tessa es una experta en retos: cada año se mete en tropecientos literarios y gracias a eso en 2021 consiguió leer la friolera de 202 libros, más que las pelis y series que hemos conseguido ver entre Naia y Rose. Por eso, cuando propuso que creáramos nuestro propio reto cinéfilo, no nos hicimos de rogar y, tras darle vueltas, ¡ya tenemos el calendario final! Cómo participar
¿Y esto tiene alguna ventaja? Sí. Si al final del año has cumplido el reto entero, entrarás en un ¡sorteo sorpresa! Podría ser merchandise, podrían ser entradas... Ya lo iremos viendo. Es más, como es nuestra primera vez en este jaleo, solo por participar en el reto de enero entrarás a formar parte del sorteo de este ¡póster de Spider-Man No Way Home! Nuestra idea es conseguir ver entre todos más películas que el año pasado y seguir descubriendo tesoros ocultos. Nosotras también participaremos en el reto cada mes y puede que hagamos un vídeo hablando de la película, que sea nuestra recomendación mensual o la incluyamos como parte de un maratón; todo es posible (en cualquier caso, siempre haremos notar que forma parte del reto). No ganamos más que el placer de cumplir algo que nos hemos propuesto (es bonito tener propósitos en la vida). Solo es necesario ver una película (claro que si ves más dentro de la misma temática, tampoco nos vamos a quejar). Puede ser del género que sea (salvo que el reto tenga que ver justo con el género), en el formato que sea (incluyendo cortometrajes y hasta documentales, en acción real o animados). Lo único que importa es cumplir el reto en cuestión.
Valoraremos mucho la originalidad en vuestras elecciones (podéis ganar más puntos de cara al sorteo). ¿Podemos pedir ayuda? Sí, se puede dar ideas, no vamos a ser ratas, que queremos que participe gente. Al finalizar el mes (pongamos... ¿el último domingo, por ejemplo?) podríamos hacer un directo en YouTube para comentar todas vuestras elecciones, como un club de lectura pero trasladado al cine. ¿Qué os parece? ¿Os unís? Post de Naiara Salinas Para quien venga del ránking de los personajes de series, ninguna sorpresa: misma regla. Si bien lo de los personajes es algo que suelo tener súper claro, con el cine me ha costado mucho más elegir y ordenar, quizá por las tropecientas películas que he visto este año (y ni siquiera llegan a 150, creo). ¿Que qué me ha pasado? Ay, la vida, muchachos/as/es. Pero vayamos al lío. Insisto: solo personajes NUEVOS. Que luego vais y me lanzáis tomates por no meter a Lady Di, aunque sea una nueva versión (adoro a Lady Di, que conste. Quiero el Oscar para Kristen, no se hable más). Otra nota: lo que veáis en estos tops no tendrá mucho que ver con el resultado oficial en el top de series y películas del año. Es decir, que no porque un personaje esté en el puesto uno, significa que su serie o peli lo estará. Son dos temas muy distintos. Menciones honoríficas De nuevo quiero honrar el veintiuno de 2021 con once nombres aparte que merecen ser recordados a pesar de no entrar en el top principal. Y aquí no hay orden de preferencia. Ellos son:
Sigamos con ese top 10. EDIT: hay un personaje (cof, puesto 4, cof, cof) del que me he olvidado vilmente y, aunque es trampa, lo cierto es que es de los que más me calaron. Si me he olvidado es por el bombo que tengo en la cabeza ahora entre tantas películas y series. Así que he modificado ligeramente el top. Mirabel pasa a mención honorífica (porque la sigo queriendo) y los demás sufren un cambio ligero de puesto. Lo sé, me acabo de marcar un Dumbledore. Mis disculpas. Si estás leyendo esto después del 30 de diciembre, entonces te da igual. 10. Ludwig Dieter/Sebastian (Ejército de los muertos/de ladrones) Este ladrón de pacotilla (sí, otro más), friki bonachón, se ha ganado un hueco en mi corazón, siendo el mejor personaje de la película donde era un secundario y luego repitiendo éxito en su spin off. Con semejante doblete tenía que entrar en el top. Ludwig es un enamorado de su campo y no tiene miedo de demostrarlo, es el típico que con tal de superarse a sí mismo o encontrarse con el objeto de su obsesión arriesga la vida, aunque nunca su integridad. Es un tipo con buen corazón y un humor particular, es de esos inteligentes introvertidos que difunden la verdad a través del sistema de moda: YouTube. Y solo por eso empatizo con él, pero es que además es achuchable a más no poder. 9. Sizu (Raya y el último dragón) Quién iba a decirme que una dragona aparecería en este top (ver para creer), pero es que todo lo que representa Sizu es un SÍ en mi interior, como esa criatura poco hábil y un tanto inocente capaz de ver lo bueno del mundo y optando por la confianza y la fe antes que por los prejuicios y el odio. El personaje es una parte importante para la transmisión del mensaje de su película y también para inspirar a la protagonista y ayudarle a madurar como persona. Su final es glorioso. 8. Luca (Luca) El espíritu de este joven monstruito es entrañable. Rescata ese niño interior de tu alma que se aventura a descubrir el mundo íntegramente, pero más importante aún de él es lo abierta que tiene la mente para asimilar toda esa información que le llega. Luca es como un Pinocho más positivo, porque su única mentira (ocultar su identidad) es por el bien de su gente y de sí mismo. Lo que no está bien es usar eso como una excusa para aprisionarse, que es lo que Alberto le hace ver. El afán de este muchachito por aprender a vivir es algo con lo que puedo identificarme muy fácilmente. ¿Y lo que cuida a sus amigos? A ver, sinceramente, Alberto y él están muy a la par en este aspecto, pero Luca tiene algo más, así de sencillo. 7. Paul Atreides (Dune) Uno de los personajes más complejos con los que me he topado este año y tremendamente bien capturado en la adaptación de Denis Villeneuve. Paul es digno hijo de sus padres, incorporando las mejores cualidades de ambos a su personalidad. Me vi la película del 84 en primavera; en verano me leí el libro y a las puertas del otoño me vi el remake, y mi conclusión es que Paul es un personaje muy intensito que necesita un poco de risoterapia y algún que otro abrazo, pero algo que me gustó mucho de cómo lo interpretaba Timothée Chalamet es ese aire fresco propio de la juventud que presenta al principio de la historia, donde lo vemos más risueño, curioso. Es un joven heredero al que la vida obliga a crecer deprisa y que se va llenando de amargura a medida que lo hace por todo lo que pudo ser y no fue, abrazando su destino hasta el líder divino en el que se debe convertir (suerte que tiene muy buenos maestros para guiarle en ese viaje). Un Mesías de la ciencia ficción. Es uno de los arcos más ricos y quedo pendiente de ver cómo prosigue. 6. Yelena Belova (Viuda Negra) Es cierto que el arco de este personaje se completa con la serie Ojo de Halcón, pero donde la conocemos es en el spin off cinematográfico de Viuda Negra. La hermana adoptiva de Natasha enamora desde la primera escena, como esa tierna niña que cree que todo lo que vive es real, hasta que el mundo le lanza un jarrón de agua fría y convierte su vida en un infierno. Cómo se levanta y supera todo eso es la prueba de su fortaleza, cómo de estar unida a su hermana adquiere resentimiento por el abandono, cómo llega a enseñarle cosas al mismo tiempo que continúa inspirándose en ella y cómo al final, justo cuando encuentra su vocación, su misión de vida, vuelve a perderlo todo y de nuevo tiene que remontar, pero esta vez sola. Es uno de los personajes más bonitos de Marvel, con mucha claridad a pesar de toda la oscuridad que la rodea, y un sentido del humor algo bruto que me gana con poco. Mucha personalidad, mucho desarrollo y mucho futuro, espero. 5. Jonathan Larson (Tick Tick Boom) Es curioso incluir aquí un personaje de la vida real, pero es que hasta que llegó este musical literalmente sabía cero de la vida de Larson; ni siquiera lo busqué por Rent. Hay muchas cosas de John que me resultan familiares para bien y para mal: ese ansia por crear y dejar alguna huella mientras se ve consumido por el tiempo, que avanza deprisa; esa sensación de no estar haciendo nada, aparte de fracasar; esa motivación e imaginación; esa capacidad para contar historias mientras las vive; su sensibilidad; su caos interior que manifiesta siendo desastre en aspectos básicos de la vida, etc. Es un individuo muy grande, muy auténtico y Andrew Garfield tiene una capacidad alucinante para acercarlo al espectador. Fulminante. 4. Ratcatcher II (The Suicide Squad) Una de las sorpresas del año, para rato me esperaba yo que en una película con Harley Quinn me fuese a encariñar más de esta ladrona... (bueno, ahora que lo pienso, sí era de esperar) amante de las ratas con un corazón muy puro y lo bastante afable como para desencajar en ese grupo de criminales súper brutos, aunque algo que funciona muy bien en esta película es la química entre todos los personajes. La relación de este con el de Idris Elba me pudo demasiado, casi como una hija y un padre. Daniela Melchior ha sido un descubrimiento y pone tanto corazón que sin duda se convierte en el alma del equipo, sobre todo con ese alegato final. Ella representa a todos los marginados que buscan su lugar en el mundo. Y también me representa a mí cuando no hay quien la despierte. 3. Druig (Eternals) Para mí el gran plot twist de esta película y del año fue darme cuenta de que Druig no iba a ser el villano que garantizaba su apariencia, su personalidad conflictiva y su historial en los cómics. De hecho es el más concienzudo de todos, el más sabio y me encanta todas las lecciones que da, tanto seria como irónicamente. Sus zascas continuos son palabra del señor para mí. No solo es avispado y superviviente, sino gracioso (a su manera), valiente y bastante más leal a los suyos de lo que deja entrever. Es un marginado porque piensa diferente, pero nadie se da cuenta de que, por su habilidad, es el más inclinado a empatizar. Aparte, ama la comida. ¿Cómo no quererle? Os juro que eclipsó de una forma muy exagerada a mis crushes (ciertos Stark que coinciden por aquí, ejem, ejem...). 2. Eloise (Última noche en el Soho) Donde los demás solo tienen ojos para Sandie, yo miro a Eloiiiiiiseeee, porque, como ya comenté en la crítica, es la figura fuerte, resistente y peleona de verdad en esta historia, aunque la vendan como una patética chica de pueblo que no tiene lo que hace falta para sobrevivir en la capital. Pero lo encontrará, vaya que sí. Eloise es un personaje muy dual y bastante bien desarrollado, pero al final de lo que no me puedo desentender es de su increíble gusto por la música y de cómo se inspira a través de los sueños. Ya sabéis (si la habéis visto) que en la película se juega con el doble significado de ese vocablo; Eloise recorre la delgada línea que separa el mundo onírico de la realidad, tiene una capacidad que otros verían como trastorno y en su aprendizaje eso es muy importante, porque todo lo que amaba del pasado se convierte en una pesadilla que le hace replantearse muchas cosas, gracias a que desde su época lo contempla todo con los dedos de frente que por fin adquiere la humanidad tras décadas de arcaísmo. Toma decisiones erróneas con la intención de encajar hasta que se encuentra a sí misma gracias a haber superado la prueba a la que le somete toda la situación. Creo que es uno de los mejores desarrollos del año (en el cine, siempre valoro muy positivamente a los que caen para volver a levantarse). Su final es poesía. 1. Cassandra (Una joven prometedora) ¿Alguna vez os habéis encontrado con un personaje que para vosotros estaba escrito perfectamente de principio a fin? Quizá después de todo lo que he dicho sea muy raro plantear esto, pues Cassandra no es perfecta, simplemente es un personaje como los demás que destaca por su personalidad arrolladora y su porvenir. Pero ella lo significa todo para su filme. Así como sientes y sabes que Dune es más grande que solo Paul o Eternals más que Druig, Cassie es toda Una joven prometedora, es el núcleo del guion, su razón de ser. En ella se forja una dicotomía vocacional entre lo que podría ser y lo que es de verdad, entre su sueño y su objetivo. Se trata de cómo el segundo se acaba convirtiendo en lo primero porque le pueden más sus ganas de justicia que sus intereses personales, hasta el punto de que es incapaz de ser feliz sabiendo lo que sabe y no actuando al respecto. Es un tipo de mentalidad que normalmente se atribuye a los malos, a los psicópatas y seres con un trastorno obsesivo-compulsivo, pero Cassie ni es compulsiva ni una trastornada (aparte, no la verás como asesina en serie aunque te la vendan así. Es bastante responsable). Su zasca final es uno de los que no voy a olvidar en la vida. Lleva lo del altruismo justiciero y el amor a otro nivel. Post de Naiara Salinas Antes de nada, sí, voy a hablar de esa película de la que todo el mundo lleva hablando desde el año pasado. No, a pesar del título, no voy a soltar NINGÚN PUÑETERO SPOILER. Podría hacerlo, porque ya no hay ninguna veda que me detenga y nadie está obligado a leer esta crítica (es más, si no habéis visto todavía la película, os animo encarecidamente a cerrar esta ventana ipso facto, alejaros todo lo que podáis de internet e ir al cine lo más vírgenes posible). Pero prometimos en redes que seríamos buenas y lo vamos a ser, que la Navidad anda cerca y queremos regalos, no carbón. Además, pienso demostrar que se puede hablar de la película sin estropear la experiencia. Es más, si seguís aquí, os invito a reflexionar conmigo sobre todo este movimiento tan fanático que se ha levantado en torno a ella. No habrá paz para los hackers Han pasado solo tres días desde que vi Spider-Man: sin camino a casa (No Way Home) y os aseguro que todos y cada uno de ellos he seguido pensando en esa peli, digiriendo todo lo que ha sido, pero, ante todo, respirando por primera vez en semanas que ahora mismo solo puedo comparar con un campo de batalla cibernético contra el exceso de información, donde había que «atrincherarse» en un nicho seguro mientras llovían las bombas de spoilers, por una vez ni siquiera por culpa de Tom Holland. Es de agradecer el esfuerzo del equipo por mantener el secreto todo lo posible, que ahora que estoy escribiendo este post mordiéndome los dedos me doy cuenta de que ha sido titánico. Querido hacker filtrador: tú que estás ahí bien satisfecho en la silla de tu escritorio iluminado únicamente por una pantalla. Sí, tú. Si me estás leyendo, quiero que sepas que Tom Holland no recibió un cursillo intensivo impartido por Benedict Cumberbatch y Kevin Feige sobre cómo no cometer spoilers para que vengas tú ahora y lo filtres todo, desgraciao. No obstante, mi queja no es tanto por esas filtraciones que, a fin de cuentas, conseguí esquivar como si surfeara en aerodeslizador (en su mayoría, al menos), sino también por el planteamiento de la campaña de promoción de Sony y Marvel (aquí si se riñe a una, se riñe a la otra también). Y es que por mucho que disfrutase la película, sé que podría haberme emocionado muchísimo más si literalmente no hubiese sabido más que lo básico. Y qué es lo básico, diréis. Este filme supone el cierre de una trilogía que aborda el conflicto de Peter Parker cuando Mysterio, el villano de la segunda entrega, revela su identidad al mundo entero. Si quiere salir de este embrollo necesitará ayuda, pero a veces hay que tener cuidado con lo que se desea... Un marketing desafortunado Si me hubiesen vendido esa sinopsis, solo esa sinopsis, hubiese seguido sintiendo atracción por la película. De acuerdo, no es mucho, pero suena intrigante, alguna razón habrá por la que exista tanto secretismo. Mira el bombazo que fue Vengadores: Endgame, que consiguió salir adelante sin ninguna filtración y fue emocionante de principio a fin. Incluso los avances de esa película se realizaron para mantener en secreto la verdadera jugada, cosa que con Spider-Man no tanto y es de cuestionarse el motivo. ¿No es esta versión del personaje lo suficientemente interesante? ¿Marvel estaba harta a estas alturas de seguir decepcionando con algunos de sus estrenos del año y quería garantizar el espectáculo más absoluto? Por lo que a mí respecta, me parece que esa preocupación era innecesaria: todos sabíamos que venía algo grande, se olía en el ambiente, había demasiados rumores. Si en lugar de mostrar directamente el hueso al perro le hubiesen ido dejando migajas, cuando encontrase el premio estaría loco de alegría y, sobre todo, muy sorprendido (y doblemente alegre). En cambio, al mostrar ese hueso, el animal comienza a dar saltos y a ladrar, y se lanza como loco a por la presa sin tener en cuenta lo que rompe y aplasta por el camino. Es una metáfora que puede parecer muy tonta, pero es lo que de hecho ha ocurrido con el fandom, que no podía estarse callado en ningún momento, hasta el punto de que, si realmente querías ir ciego/a/e por la vida debías o burlar al algoritmo o pasar en las redes sociales el menor tiempo posible e ignorar las tendencias. Yo sé cuándo soy muyyyy pesada con algo, lo llevo siendo con mis obsesiones todo el año. Y por eso entiendo la reacción, entiendo el ansia, pero hay un límite, y cuando Marvel se quiere cerrar en banda, lo correcto es respetarlo y no estar atosigando, porque atosigar en el caso de Spider-Man, un superhéroe con muchísimos adeptos (puede que el que más), implica ser trending topic todas las malditas semanas. Una foto de rodaje por aquí, una entrevista sospechosa por allá, análisis de cada plano, cada diálogo, cada palabra... Y cuando llega el segundo tráiler y se revela más allá de la base argumental inicial, toda teoría se convierte en confirmación. No estoy hablando de lo que es mentira y verdad en esta campaña, sino de la reacción popular. Y ello repercute en el nivel de hype que, cuando viene en dosis demasiado exageradas, a mí por lo menos me echa para atrás, ya que nunca he creído en los excesos y a mí me gusta controlar la excitación, no sea que luego me lleve decepciones (no siempre lo consigo, es verdad, pero normalmente esa es la razón por la que acabo disfrutando muchas cosas que los demás no). Dicho esto, no estoy segura de considerar a Spidey mi superhéroe favorito (aunque nos ha dejado algunas de las mejores lecciones y aventuras), por lo que entre eso y el bombardeo, mi hype andaba en un nivel normal, como el resto de largometrajes (salvo con Dune). Con el Arrowverso aprendí que esto de los megacrossovers tiene un lado oscuro, dado que tienden muchas veces al mero fan service y, cuando sabes ya mucho de antemano, no verlo como te esperabas o deseabas a veces provoca decepción, ya que la película que te montas en tu cabeza siempre suele ser más grande y más épica que la realidad. Como espectadora he tenido buenas y malas experiencias con el fan service; el ejemplo más evidente es la segunda entrega de Animales fantásticos. Con respecto a DC, incluso las cosas que me gustaron también me dejaron un poco fría porque se quedaban a menudo en meros cameos y ya que hay fan service sería bonito desarrollarlo un poco más, ¿no? Es como si ese verbo fuera en contra del concepto fan service. Por tanto, por mucho que haya disfrutado el largometraje entero, lamento decir que, exceptuando una escena del primer acto, a mí la primera mitad se me hizo muy normalita y nada sorprendente, un desarrollo muy entretenido del segundo tráiler con el humor que caracteriza a esta trilogía y unos efectos visuales de cinco estrellas. Y eso me dio entre pena y rabia, porque yo quería sorprenderme de verdad, así que no pude evitar cierta decepción. Por suerte, Spider-Man: sin camino a casa es más que un megacrossover... El truco final
Sin camino a casa no deja de ser una conclusión y el guion es bastante consciente de ello, tanto que se quiere despedir a lo grande con una idea más ambiciosa y compleja que las anteriores películas y que sumerge a este Peter en todo un viaje para reencontrarse a sí mismo. Hemos visto a Spidey ganarse un hueco en el mundo como superhéroe e intentando compaginar las dos mitades de su vida. El conflicto de esta parte pasa por darle toda la vuelta al bien que ha ejercido durante años y obligarle a asumir las consecuencias como ciudadano de a pie, lo cual no deja de tener su ironía porque... ¿acaso los superhéroes tienen carta blanca por vivir en el anonimato pero en cuanto conoces su identidad secreta se convierten en enemigos públicos, irresponsables y rebeldes a los que enseñar modales? ¿Y lo del «amigo y vecino» dónde queda? La población de Nueva York parece sufrir un lavado de cerebro y olvida convenientemente todo el bien que el chaval ha hecho por ellos, lo que no solo afecta a su vida personal, sino también a las de sus allegados. Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas y así se llega al embrollo. Un embrollo que da la oportunidad de desarrollar más al personaje, obligarle a cuestionarse realidades antes obvias y hasta confrontarlo con su lado oscuro y acercarle más a la madurez que se espera de quien ayudó a salvar toda la galaxia. El Peter Parker del principio puede parecer egoísta, pero bajo esa capa se esconde un altruismo que va aflorando cada vez más hasta un cierre muy digno. Si antes comentaba que la primera mitad me había parecido corriente, en la segunda, marcada por un giro dramático que lo cambia todo y es el secreto mejor guardado, el guion se viene muy arriba y es un auténtico deleite, mucho más de lo que se había filtrado o de lo que sospechábamos. Nada te prepara para toda esa adrenalina que sientes como fan y que te hace valorar cada segundo. ¿Fan service? De campeonato, pero el mejor que he visto en años porque todo lo que sucede y cómo sucede tiene mucho sentido, se respeta la coherencia interna, el orden lógico de las acciones. Se obra con mucha justicia poética y el guion no se pierde en las referencias, sino que mantiene el foco en el propósito del filme. Así que, como conclusión, esta es la película más seria de esta versión, donde Tom Holland ofrece su mejor interpretación como el hombre araña. Los arcos se completan, se abren nuevos caminos que espero que Marvel desarrolle y, si eres fan de Spider-Man, la vas a gozar muchísimo y vas a querer verla varias veces, aunque ninguna será tan mágica como la primera. En mi caso, yo quisiera verla de forma más fría para juzgarla bien, dado que ahora que he dejado que se asiente todo el mazazo, me parece mejor película de lo que me pareció en la sala (soy un bicho raro). Sobre todo, es una prueba de que, a veces, menos puede ser más, y espero sinceramente que Marvel replantee sus próximas campañas hacia la sutileza. Así que recuerda, querido lector, cuando la veas, que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Lo mejor: los spoilers. Lo peor: los spoilers XD. Post de Naiara Salinas *Voz de Laura Pausini*: Diciembre yaaaa llegóooo. Así que toca el recopilatorio de críticas cortas y sin spoilers del mes anterior. En octubre me quejaba de que casi no había visto pelis y me comí algunas «de relleno». Pues bien, noviembre me oyó bien fuerte y prácticamente me lanzó estrenos a metralla. Aunque yo siempre digo que, si hay que arruinarse, que sea por el bien de mi salud mental. PD: en este crossoverazo he dejado atrás dos de las que más me gustaron: Eternals y Última noche en el Soho, que siendo tan grandes no daban espacio a las demás (badum tss). Ejército de los muertos (fecha de visualización: 1 de noviembre de 2021) Con esta seré breve. Nada como terminar Halloween con El juego del calamar y seguir prolongando la fiesta con zombies. No fue precisamente un estreno del mes, sino un estreno del año que en mi caso se retrasó. No estaba muy arriba en la lista de pendientes, pero, si recordáis, disfruté tanto Ejército de ladrones que acabé queriendo darle una oportunidad y ver cómo finalizaba el viaje de Sebastian, alias Ludwig Dieter. La trama es básicamente una premisa de videojuego con una misión bien definida desde el principio: grupo de gente muy variopinta pero badass se cuela con una guía aún más badass en Las Vegas, ciudad invadida por los zombies, para llegar a una cámara acorazada y conseguirle a un millonetis el dinero porque al hombre no le bastaba con lo que tenía. Lo que me llamó del filme es la soltura con la que se maneja Zack Snyder, más desenfadado que en prácticamente toda su filmografía (hay una diferencia abismal entre esto y su Liga de la Justicia: el tono, el ritmo... No tanto en los personajes, sin embargo). Ese humor negro me funcionó bastante bien y logró que me entretuviera toda la película, aunque no todos los personajes me terminaron de cautivar (mejor para mí, dado el nivel considerable de víctimas que hay). De hecho confirmo que Sebastian, o Ludwig, continúa siendo la estrella y fue muy agradable captar todas las referencias a su aventura anterior. Probablemente si hubiera visto los largometrajes a la inversa habría apreciado la profundidad del personaje de otra forma. Aparte de eso, el guion es tan básico que no se detiene mucho en historias pasadas, pero por el tipo de argumento tampoco me sorprende, es decir, aquí se viene a lo que se viene. Otro aspecto que merece destacarse son los zombies: me moló mucho el clan inteligente. En resumen: Las Vegas es un buen escenario para una aventura de zombies y seguro que los gamers pueden apreciar más el desarrollo de la misión y cada obstáculo que surge. El guion no es muy profundo que se diga, a excepción de la familia protagonista (porque siempre hay una familia protagonista), pero tampoco se anda con muchos rodeos. Peli de tarde, tan solo un poquito mejor que la media en este género y todo porque Snyder sabe plasmar ambientes y dirigir la acción. Por lo demás, no muy memorable. Le doy un 6. Lo mejor: los zombies (y el que haya uno tigre), la química Ludwig-Vanderohe y la ambientación. Lo peor: de lo más básica y predecible, aunque muy coherente. También me chirría que siempre haya un personaje que toma decisiones estúpidas y lleva al grupo a la perdición, lo quiera o no (y no me refiero al típico personaje al que te puedes cargar de un tiro, sino al que se supone que es importante). Alerta roja (fecha de visualización: 7 de noviembre de 2021) Nueva aventura cómica protagonizada por ladrones. Netflix, te veo desatada este año; yo creo que hasta podemos hablar ya de subgénero, porque, vaya, siento que me he pasado el año viendo un maratón temático mes a mes. El trío compuesto por Dwayne Johnson, Ryan Reynolds y Gal Gadot ya era suficiente clickbait, pero tras haberme enganchado a estas tramas no tardé ni diez segundos en incluirla en mi lista. Sin embargo, al final la aventura me supo a poco, o quizá sería mejor decir que fue muy light, muy del montón, algo disfrutable (en buena parte gracias al humor y la química notoria de este equipo), pero no memorable. De hecho eso es todo lo que recuerdo, que me reí en un par de ocasiones y pasé un buen rato, pero nada más. Obviamente la podemos encasillar en trama típica para un Ryan Reynolds muy típico (el que sabe lo que se le da bien, sabe, yo ahí no pongo pega alguna, que conste). Posiblemente el mayor plot twist interpretativo lo consiguió Gal, despegándose de todo el misticismo y los coros de guerra de Wonder Woman y convirtiéndose en toda una criminal, mujer de negocios rastrera y sex symbol. Realizó un papel que acabó sentándole como un guante y me dejó con más ganas de verla en esa faceta corrupta. Sin duda ahora su versión de la madrastra de Blancanieves promete más. En resumen: no es la mejor historia ni el mejor equipo de ladrones, pero sin duda por su gracia y salero merece disfrutarse como peli de tarde. Sobresaliente en compenetración. Le doy un 6,5. Lo mejor: Ryan Reynolds haciendo lo que mejor se le da y Gal Gadot en modo «malota muy badass». Ah, sí, y Dwayne, no olvidemos al Dwayne cada vez más enfocado en la comedia pero sin decir adiós a la acción. Por otra parte, hay gags curiosos, como el cameo de Ed Sheeran (ups, spoiler alert). Lo peor: lo dicho, solo es una más. No va a ser el exitazo de Netflix en 2021, está claro. Eiffel (fecha de visualización: 12 de noviembre de 2021) Cuando en cartelera aparecen biopics que cuentan el origen de obras artísticas emblemáticas, una servidora debe ir (y es en estos casos cuando echo de menos las clases de Historia del Arte para poder preguntarle por el salseo al/a la profe de turno). Porque así es Eiffel: mitad torre, mitad salseo. La trama sigue al artífice del mítico monumento, Gustave Eiffel (Romain Duris), desde que presenta el proyecto al comité para la exposición de 1889 hasta que lo inaugura, y entre medias inicia un affaire con Adrienne (Emma Mackey, la de Sex Education), una mujer de su pasado que regresa para inestabilizar su corazón. Algo que me suele irritar un pelín de estos guiones es la necesidad de incorporar un romance de culebrón por añadir un poco de morbo, como si ser testigos de la construcción de una de las mayores torres del mundo no fuera argumento lo suficientemente atractivo (a mí las historias sobre descubrimientos y edificaciones, insisto, me suelen atraer mucho. ¿Quién no quiere saber de dónde viene todo lo que admiramos en el presente?). Sin embargo, en este caso acabé retractándome, dado que este guion parte de una leyenda urbana con cierta base histórica y, más importante, es de producción francesa. ¿Quiénes mejor que los franceses para hablar de su obra cumbre, tan minusvalorada durante las obras? Además, no por nada la torre hoy en día se emplea somo símbolo del amor: fue el que la inspiró, o eso cuentan los rumores y las biografías. Por tanto, aunque a priori innecesaria, esta trama intermedia cuya evolución conocemos a través de flashbacks dota al filme de un sentimentalismo que nutre a través de la frescura y la rebeldía de sus protagonistas. Las emociones importan para despertar el demonio creativo de Eiffel e impulsarle a levantar algo contra viento, marea y finanzas. En resumen: un largometraje de pasiones, inspiración y lucha encarnizada contra la opinión pública y los elementos naturales. Como historia llega a ser muy interesante y equilibra muy bien el fondo real con el inventado o reinterpretado, de forma que sales valorando mucho más el resultado de lo que ocurrió (porque sí, esos tomates verbales que le soltaron al pobre sucedieron en la vida real. Resultó que solo unos pocos creían realmente en el proyecto por culpa del diseño, más que de la altura. Yo en la sala quería gritar a los detractores: «¿No os dais cuenta de que hoy en día es el símbolo de Francia como Eiffel quería, necios, más que necios?»). Aparte, la parejita lo hace increíblemente bien, en su punto los dos. Le doy un 7. Lo mejor: explorar el pasado de Eiffel y su torre, más Emma Mackey, que, por si en Sex Education no lo demostró lo suficiente, tiene un talento para el francés y la interpretación casi innato. Lo peor: lo montaña rusa que se vuelve esta relación hasta una resolución un poco pobre. Tick Tick Boom (fecha de visualización: 19 de noviembre de 2021) Imaginaos el subidón de ese viernes empezando la tarde con Última noche en el Soho y concluyendo con el primer musical cinematográfico dirigido por el genio de los musicales, Lin-Manuel Miranda. Solo imaginad el éxtasis en el que acabaron mis oídos y entenderéis por qué voy a valorar deliciosamente esta película, porque creo que fue el mejor viernes de todo el mes. Casi realicé un vídeo con estas dos, porque por verlas tan seguidas acabé encontrando varios puntos de comparación, pero al final me refrené. Y es que Tick Tick Boom también es una película sobre sueños, aunque menos literal: es el sueño de un hombre real, Jonathan Larson, por producir un musical en una época invadida por otra crisis económica para los artistas (de la que nunca han salido) y otra crisis sanitaria (el sida). Es el lado oscuro y humilde de la vida bohemia neoyorkina que tanto se prodigaba en Rent, musical, por cierto, que ahora comprendo mucho mejor, gracias a la inmersión total del guion en Larson como hombre de familia y amigos y como creador ávido de éxito. El filme explora los inicios de Larson en Broadway, cómo intenta abrirse un hueco con su mente tan vanguardista y cómo se va atropellando a sí mismo hasta que encuentra su voz. El papel de Andrew Garfield encarnando a este soñador es de Oscar todo el metraje: como el alumno más empollón de la clase realizó un estudio muy cuidado de Jonathan hasta el punto de que ganaría incluso Tu cara me suena sin pestañear, por no hablar del talento musical que nos ha descubierto que posee. Así que nada me gustaría más que verlo hablando de esta interpretación cuando por fin salga a la luz en Spider-Man No Way Home, ya solo por venganza, porque el chaval merece esta atención. Conserva parte del excentricismo que ya le vi en Los ojos de Tammy Faye, pero en un rol completamente distinto donde se permite ser más un espíritu libre únicamente preso de sus demonios creativos pero que siempre aboga por vivir con pasión y autenticidad. Es decir, en la piel de Jim Baker el pobre estaba sometido a mucho estrés por mucha presión y eso le dejaba al borde de un ataque de nervios con sonrisas muy tensas e hipócritas. Aquí si se tiene que poner nervioso, lo abraza, es uno con la ansiedad, y así es como funcionan los artistas de verdad. La banda sonora es deliciosa, mejor que la de Rent, con más variedad de tonos y timbres, y la dirección de Miranda muy notable y prometedora. Combina todo lo que sabe de los musicales sobre tablas con lo que ha podido aprender trabajando para el cine mayormente como compositor, actor, guionista y productor. Quizá sea su primera película como capitán, pero el hombre venía con los deberes hechos y, aunque aún tiene alguna cosa por pulir, promete seguir ascendiendo. En resumen: a los Oscar de cabeza. Creo que es el mejor estreno cinematográfico en streaming del año por ahora. Lo mejor: la trama, porque adoro explorar a los genios creadores y esta logra enganchar y que te intereses por el porvenir de los personajes; Andrew Garfield y la banda sonora. Lo peor: hummmm sé que había un «pero» relacionado con algo del montaje (no me refiero a la estructura basada en flashbacks porque eso en cine queda muy guay), pero no me acuerdo, jeje. Para mí tiene un 9. Way Down (fecha de visualización: 25 de noviembre de 2021) ¡Más ladrones! Bieeeeeen. Si no empiezo 2022 robando algo me considero alumna en curso de repetición. Freddie Highmore vuela de Londres a España para ayudar a Liam Cunningham a cumplir su sueño de recrear La casa de papel robando el banco más protegido del mundo (sí, en España, quién lo hubiera dicho. No sé si es marketing o es que realmente desde la serie de Netflix han reforzado la seguridad el triple). Pero Liam no va en busca del dinero, sino de un tesoro más preciado, porque su equipo no se considera de robo, sino de cazatesoros, son como Indiana Jones con la mente estratega del Profesor. Algo que me gustó mucho de la peli, aparte de que tiene un ritmo y un enfoque muy buenos para conectar la atención enseguida con la acción, es cómo está escrito el personaje de Freddie, que vuelve a interpretar a un genio, esta vez de la ingeniería, pero no de forma tan arquetípica, sino que va en busca de un camino, de una chispa que lo motive, ya que no tiene muy claro qué hacer con su talento. La relación que forja con el personaje de Liam se percibe mucho como la de un pupilo dejándose inspirar por un maestro mucho más comprensivo que su padre biológico y también es correcto no mostrarlo como alguien que conoce la solución desde el principio, sino que también sufre del clásico bache mental. Eso, sumado a la intriga, un reparto que incluye lo mejorcito del panorama nacional e internacional (¿quién no quiere ver en una misma secuencia a José Coronado, Luis Tosar, Sam Riley, Àstrid Bergès-Frisbey y Famke Jensen?), la acción y una grandiosa calidad de imagen, así como un marketing muy insistente, justifican la popularidad del largometraje en territorio local. En resumen: 100% blockbuster, con poco fondo, pero entretenimiento asegurado. Recomendable para los fans de La casa de papel, aunque el guion sospecho que es más flojo que el de la serie. Le pongo un 7,5. Lo mejor: el reparto, la fotografía, el ritmo, ese viejo chiste intuitivo de españoles contra ingleses y viceversa, más Freddie Highmore luciendo un poco de spanish y vistiendo la camiseta de la selección mientras burla a José Coronado. Lo de que todo transcurra durante el mundial de Sudáfrica en 2012 le añade ese punto nostálgico y curioso que causa que lo vivas todo con gracia. Épico. Lo peor: lo dicho, no es muy profunda y desaprovecha a algunos actores. Podría haber sido más original. La casa Gucci (fecha de visualización: 26 de noviembre de 2021) El señor Ridley Scott se enfada con los millenials a pesar de que yo he disfrutado muchas de sus pelis. Como esta, donde juega a las ricachonadas cual cómico ácido para desvelar a las nuevas (y no tan nuevas) generaciones la telenovela en la que se puede convertir la vida de un diseñador de moda. A lo largo de la historia, hemos conocido a grandes familias italianas con sus intrigas: los Médici, los Borgia, los Montesco, los Capuleto... y ahora los Gucci. El guion se convierte en prensa de lo más amarilla al tomar el episodio concerniente a la caída en desgracia de la familia con su último heredero, Maurizio (Mau para los amigos, siempre que sea con la cara de Adam Driver), cuando conoce a su mujer Patrizia (Lady Gaga), muchacha de orígenes más humildes que se pega a la fortuna Gucci como un parásito que comienza a infectar las buenas relaciones hasta provocar una guerrilla interna por los beneficios y el liderazgo de la compañía. Y eso es solo el 50%. La historia se desarrolla tan enrevesadamente como interesa para conseguir el toque exagerado sin resultar demasiado ridiculizante para los protagonistas, porque al fin y al cabo no deja de ser un suceso histórico no muy lejano. Percibes la comedia en el histrionismo de algunas escenas y personajes, como el de Jared Leto, al que solo se reconoce por sus ojos, en la piel del primo idiota y marginado de la casa (un tipo que tan pronto como irrita te inspira cierta compasión). La visión satírica es muy evidente; existe detrás una intención muy crítica para con este estilo de vida y estas pretensiones. Pero ante todo es la evolución de una relación destinada al fracaso desde que el avispado de Jeremy Irons suelta: «No te cases con ella, no te hará bien, solo va tras tu dinero» (y pensar que, de haberle hecho caso, tendríamos los créditos a los diez minutos de película y un final feliz...). Guarda muchas similitudes con la historia de Versace que conocí gracias a American Crime Story, lo cual hace que me pregunte si esto es lo habitual entre grandes magnates de la moda. En lo que respecta a la pareja protagonista sí me deshago más en elogios. Adam está que se sale este año y este es para mí su segundo mejor papel en lo que a las apuestas para los Oscar se refiere (el primero, el de Annette). Demuestra mucha versatilidad y no deja de fascinarme lo rápido que puede pasar de la adorabilidad al hijoputismo, siempre como víctima y como verdugo en distintos grados, aunque como más lo prefiero es como tontorrón enamorado porque siempre sorprende para bien. En cuanto a Lady Gaga, tiene la nominación asegurada tras el salto desde Ha nacido una estrella, una película que todavía se amoldaba mucho a ella y la conectaba con su lado cantante. Como si la mujer hubiese querido por fin demostrar que vale para la actuación, se despega de todo ello y convierte su rol en un felino juguetón y cazador, muy voraz (sí, ella misma contó que se había basado mucho en el comportamiento animal para el papel. Porque al final, en esta familia hay mucho zorro y mucha víbora). No puedo olvidarme de un Al Pacino en su salsa que, haciendo poco, queda como un maestro. Su papel es como el de un padrino (*guiño*) destronado que se va con la cabeza lo más alta posible. En resumen: Italian Crime Story muy graciosa con interpretaciones de lujo y mucho mamarracheo. Disfrutable si te gustan las ficciones como Succession, Dynasty, etc., etc. donde los familiares se lanzan cuchillos y trampas por el poder. Luego se preguntarán por qué seguimos asociando Italia con la mafia... Para ella un 8. Lo mejor: Driver y Gaga, el personaje de Domenico, más el maquillaje, el vestuario (es Gucci, malo sea) y la música, una vez más (aunque qué triste que no suene ninguna canción de la protagonista cuando la historia entera se puede resumir a través de su discografía). Lo peor: aunque tiene un buen principio, se va desinflando sobre la mitad. Yo me hubiese ahorrado algún que otro minuto del tramo final; quizá no todo sea tan relevante para la conclusión. Lo de la trama de la pitonisa (Salma Hayek) y la parte en Suiza me pareció un poco excesivo a pesar de que ambas cumplen su cometido. Encanto (fecha de visualización: 28 de noviembre) Nueva película Disney de animación con canciones de Lin-Manuel Miranda, así que éxito asegurado. Si a eso le sumas otra cultura latinoamericana y una trama con mucha magia... imposible que no te brillen los ojitos. Pero el encanto de Encanto va más allá de eso todavía, ya que le da la vuelta a una fórmula muy explotada donde ser normal se convierte en lo raro. Eso le ocurre a Maribel Madrigal, la única de una familia legendaria que no cuenta con un don mágico originado al tocar una vela mágica resguardada en un hogar con vida propia. La última vez que vi un argumento así fue en la cinta de acción real Sky High, donde el hijo de los superhéroes más famosos (ni de Marvel ni de DC, ojo) acudía a un instituto para revelar su carencia de poderes. En Encanto esta idea termina sirviendo a la reflexión en torno a los lazos familiares y culturales, que pesan más que los dones cuando de la noche a la mañana estos empiezan a fallar. Es un placer seguir a Maribel en la búsqueda de su papel en la familia, puesto que todos contribuyen a mejorar la vida de los aldeanos, mientras trata de salvar la magia que queda. Aborda con gracia y ritmo la cuestión de los roles, cómo cada uno es más de lo que aparenta, la presión por la responsabilidad que supone un gran poder, el prejuicio sobre lo negativo como algo que evitar, etc. Las canciones de Miranda son de lo más pegadizas, ingeniosas y coloridas, como el filme entero, que, por lo que he podido ver, rinde su homenaje a Colombia de forma sobresaliente. En resumen: imagina un caldero donde metes toda la fantasía y la sangre latina de Coco, el viaje de autodescubrimiento y el compositor de Vaiana y al prota de Sky High y tienes Encanto, una película que no gusta, sino que encanta a quien la ve (*guiño*). Lo mejor: Maribel, Bruno (yo SÍ hablo de él, ¿ok?), Antonio, la comedia, la música y los dones, que no siempre son los habituales. Mola mucho que en la familia haya una que cure heridas con arepas mágicas, una Tormenta, un Dolittle, un Místico... El trabajo en la animación es impresionante, dado que los personajes tienen muchísimos movimientos y se emplean encuadres de los que exigen horas. Las voces me han llamado mucho la atención también. Y en cuanto a escenas, necesitáis pañuelos para las oruguitas... Llorera nivel «Recuérdame». Lo peor: hay alguna canción que no me transmitió mucho. Tiene un 9,5. Spencer (fecha de visualización: 30 de noviembre de 2021) Nada como acabar el mes con una historia desarrollada en plena Navidad, mejor antesala imposible. Kristen Stewart va a ganar el Oscar. Quizá suene muy sorprendente, hasta prepotente, esta afirmación, pero es una de las pocas cosas que tengo claras de cara al año que viene y, aunque una mente más prudente tendría en cuenta los cliffhangers que se producen alguna vez en esta ceremonia, realmente pienso que por muy buena que sea la competencia, no tiene nada que hacer. Y es que Lady Di es un papel que, como el Joker, si se interpreta bien, se interpreta para condecorarse por la cantidad de matices y trabajo que exige al desarrollar un rango de emociones muy complejo y elevado. Eso es lo que nos regala Kristen en su versión, que explora a una Diana más adulta, madre y al borde de un colapso por toda la opresión de la realeza. La Diana de The Crown era todavía un alma joven e inocente que iba descubriendo poco a poco el precio de un matrimonio «de conveniencia» y el peso de su título real. La presente es del todo consciente y el espectador es testigo de su lucha contra la prisión en la que se convierte la mansión durante los que se supone que deberían ser los días más felices del año. Todo el escenario marca un contraste entre el idealismo que debería transmitir y la prisión que en verdad es. Diana se ahoga entre esas paredes tan frías y opacas y todo el sentimiento pasa a quien es testigo desde la butaca, que navega todo el rato entre esa claustrofobia y la libertad de un espacio en plena campiña inglesa donde no debería ser tan difícil escapar, si no fuera porque las cadenas son más bien mentales, impuestas por el deber político-social. La interpretación de Kristen no es claustrofóbica todo el tiempo, sin embargo, porque además de cónyuge del heredero a la corona es también una madre que solo quiere disfrutar de las fiestas con sus hijos y una ciudadana llena de nostalgia por su viejo hogar, la música y, en definitiva, todo lo que le hacía sentir viva y que ya no es capaz de disfrutar. El público llora y se frustra con Diana por renunciar a esa libertad en vano, pero también celebra cada acto de carisma y valentía como la rebelde que es. Aun así, no ganará el Oscar por eso, sino porque la actriz desaparece por completo. ¿Dónde está Kristen?, pensaba yo todo el tiempo en la sala. Solo veo a Lady Di, solo veo a Diana Spencer luchando por reafirmar su autonomía. En resumen: brillante trabajo el de Pablo Larraín, por el enfoque, por la elección del reparto (para mí mejores versiones adultas que las de la quinta temporada de The Crown a simple vista), por la forma en que consigue que una paleta de colores «amistosa» y pacífica nos cause repulsión y por lo bien que transmite ese ambiente tan frío, casi gélido, e impersonal, solo suavizado por el carácter de Diana y sus hijos. Claramente toma partido, al contrario que la serie, al introducirnos en las pesadillas (literales) de la princesa de Gales. Tal vez la trama solo dure tres días, pero representa casi toda una vida. Excelente definición. Tiene un 9. Lo mejor: Kristen Stewart. Su actuación es una bonita secuela de la versión de Emma Corrin; me encanta reconocer los manierismos. Es como haber visto crecer a Lady Di de verdad, en lugar de que la interpreten dos actrices distintas. Además, como la vi en V.O.S.E., puedo aplaudir su gran trabajo con el acento. El actor de Carlos muy correcto también. La cinematografía: impecable. Lo peor: que este reparto no esté en The Crown y la pesadez del guion en ocasiones. Post de Naiara Salinas ¿Por qué ser original con el título cuando hasta hace unos días circulaba en redes un hastag precioso? Exacto. Bueno, pues llegamos por fin a la fecha clave del mes: 30 de noviembre. Un martes, como si nos quisiera transmitir mal rollito o, mucho mejor, darle la vuelta y convertirlo en el mejor día de la semana. Por lo menos en España, porque, aunque el 12 de noviembre se reestrenó en salas Harry Potter y la piedra filosofal... esa no fue sino la fecha británica de estreno en su día (aquel maravilloso 2001, el mejor año de nuestra era, ays). En lo referente a nuestra tierra sureña, el niño mago aterrizó en su escoba el último día del mes y, como buena potterhead, tenía que estar preparada para celebrarlo como es debido. Momento de confesar algo: no me enamoré de Harry Potter en el cine. «Oh, pues claro que no, porque tú leíste los libros primero, ¿a que sí?» *Enmudezco y me miro los zapatos* «¿A que sí...?». Pues no, no lo hice. La primera vez que vi La piedra filosofal fue en mi casa... en VHS. Y encima me dormí en una parte (era una mocosa dormilona, ¿vale?). No obstante, mi madre no se rindió y me pidió todos los libros publicados hasta ese momento. Volví a intentarlo y esa vez sí, caí rendida, y comenzó una historia de amor de las auténticas, con sus baches pero una fidelidad incuestionable. Ah, y por supuesto, aquella fue la primera y única vez que ignoré un estreno potterhead en cines. Viéndolo en retrospectiva, lo cierto es que en ese momento debí darme cuenta de que lo mío no era el amor a primera vista (pero desde luego sí el atractivo, eso sin duda). Todo lo demás ya lo conocéis, porque me sentiría fatal si no hubiera prodigado mi potterismo (a veces histérico, lo admito) por aquí y por allí. Por ende, podéis suponer que el fin de semana del reestreno, fui a comulgarme y limpiar esa mancha en mi expediente. Y, oh, por muy cliché que suene, fue una experiencia súper mágica. Como nada se ve nunca de la misma forma, he planteado este post como una especie de listado de comentarios y curiosidades, pensamientos que me vinieron mientras reveía por vez 5.697 el filme... pero esta vez en la gran pantalla. Así pues, ¡dale, Harry! 1. Lo primero que se me viene a la mente es lo bien que se ve el logo viejo de Warner Bros. en grande. ¡Omgggg! No me puedo creer que esté aquí a mis 28 años, he rejuvenecido más de una década de golpe y me siento genial. Quizá sea la espectadora que aumente la media de edad de la sala, pero me da igual, aquí veo más millenials, generación Z y esos chiquitines que aún no saben lo afortunados que son por que su madre potterhead les haya mostrado este mundo fascinante. 2. OMG, ¿el logo de Warner? Quitaaaaaa, ¿qué hay de Privet Drive de noche? Ayyy con el Richard Harris. Por favor, es evidente que no es una película de esta década pero también os digo que no ha envejecido tan mal como pudiera esperarse. Y aparece el título y ya estoy llorando, no puede ser. 3. Harry no solo hablaba pársel, sino que además sabía poner la mirada de basilisco perfecta con solo once años. Preocupante cuanto menos. 4. No, si es que ya lo sabíamos, pero el chico no tenía madera de Ravenclaw. A ver, es muy emocionante agarrar cosas que caen mientras caen (alma de buscador como él solo), pero si hubieras cogido una maldita carta del suelo discretamente, no solo la hubieras podido leer sin mucha molestia, sino que encima no hubieseis tenido que mudaros al faro de Robert Pattinson y Willem Dafoe. Por cierto, ¿por qué de todos los lugares perdidos de la Tierra tenían que elegir ese y cómo coño llegaron allí? ROWLING, I NEED ANSWERS. 5. Veinte años después todavía me pregunto cómo hizo Hagrid para llegar sentado sobre la tarta y que esta siguiera perfecta. Supongo que, como diría Jordi Maquiavello..., ¡lo hizo un mago! 6. Es increíble la cantidad de actores que aparecieron en esta película y solo esta película. Como Tom, el del Caldero Chorreante, que en la tercera entrega es sustituido por Quasimodo (no, pobre hombre, no quiero ser cruel). 7. Warwick Davies interpretando a todos los duendes. No lo digo solo yo, que conste, también el Honest Trailer. 8. Las escenas de Gringotts y de Ollivander's siempre me provocan ASMR. Menos mal que he tomado café. Por cierto, ¿no os encanta lo misteriosa y épica que suena la primera aparición estelar de la piedra filosofal? Gracias por tanto, John Williams, y perdón por tan poco. 9. El flashback lo recordaba más siniestro con ocho años. 10. ¡El andén 9 y 3/4! ¡El andén 9 y 3/4! ¡Yo estuve allí en 2015, estuve allí! Aparte, Harry no lo sabía, pero le acababa de desear buena suerte su futura esposa. Mierda, se supone que las primeras interacciones son clave para las relaciones. Debí haberlo visto venir. 11. Qué bonita es Escocia en esta época del año, joder. Quiero iiiiiiirrrrr. Aparte, la presentación de Hogwarts es una de las más chachis e impresionantes que se han hecho jamás de una localización en la historia del cine. 12. ¿Por qué no me había fijado nunca en que la comida del banquete aparece de repente de la nada? ¿Cómo he podido acabar en Ravenclaw ignorando este detalle? Quizá porque hay otro que siempre me ha escamado: las torres. Necesito detalles de sus dimensiones, todo: altura, anchura... ¿Cómo lo hacen para meter a siete cursos de alumnos en ellas con lo estrechas que parecen desde fuera? Pues será la magia, yo ya no sé. 13. Por cierto, antes de que se me olvide, eso de «Slytherin no» no es por nada pero hoy en día se leería como discurso racista y xenofóbico. Qué pasa, ¿por ser de Slytherin ya estás condenado al mal? No en el siglo XXI, bitches (por cierto, qué chula la moda mágica retro y de los 90). 14. Pues sí que era repipi la Hermione de primero, aunque lo de «agitar y golpear» es súper eficaz tanto si eres mago como si no: te vale para darle a la bola en el béisbol o para matar bichos con el trapo. ¿Y por qué McGonagall se enfada con Harry y Ron por perderse en un sitio donde no llevan ni 24h después de acostarse a saber a qué horas? ¿Y por qué Snape no se molestó en fijarse en que el pobre chaval estaba tomando apuntes de SU clase? ¿De verdad se llevó una reprimenda por eso? ¡BOICOT! Uy, no me había fijado en que la profesora Hooch tenía los ojos dorados. Hay que ver lo diferentes que se ven las cosas en XXXL y en HD. Por cierto, la caída en CGI desde las alturas se ha notado un pelín, gente del CGI. 15. Hermione no se merecía tanto hate. Ella solo quería ayudar. También creo más que nunca en la teoría de la señora Norris como maledictus. 16. Hagrid es el Tom Holland del Mundo Mágico. Tampoco confío en su habilidad para ponerles nombre a las mascotas. Un perro de tres cabezas enorme, can Cerbero de toda la vida: Fluffy. Un dragón, poderosa criatura escupefuegos: Norberto, que rima con Roberto y Alberto. Como si fuera tu primo. 17. Nadie aplaude demasiado la buena recepción de Oliver de ese bludger durante el entrenamiento de quidditch. Mucho mejor que durante el partido, de hecho. «Un bludger me golpeó a los dos minutos». Y va y a los dos minutos de partido le golpea otra vez. ¿Casualidad? En el Mundo Mágico cero. 18. Hay un troll en las mazmorras. Envían a los alumnos a sus casas. La casa de Slytherin está... en las mazmorras. GENOCIDIO ESTUDIANTIL. No puedo más, de verdad. 19. Veinte años después sigo queriendo unas navidades así. Aparte, dudo mucho que Dumbledore estuviese buscando a Harry porque sí. De hecho, creo que lo encontró por casualidad, lo que significa que muchos años después el viejales sigue acudiendo al espejo de Oesed a ver... ¿a su amado Grindelwald? 20. Hombre, ¡Firenze! Otro que jamás volvió a aparecer. ¿Por qué diseñaron a los centauros con esas caras? Y eso que Firenze era más atractivo comparado con los de La orden del fénix. Vale, al final (casi) todos redimieron a Snape, pero nadie le dio suficiente crédito por todo lo que aguantó solo en esta película: tres mocosos acusándole de ladrón, le muerde un perro la pierna, le incendian la capa y encima el trauma de ver un fantasma del pasado. De verdad, pobre hombre. Era un rata cuando quería, pero se merecía algo mejor. Oh, y toda la secuencia de la búsqueda de la piedra filosofal es legendaria no, lo siguiente. En especial el ajedrez mágico. Y yo estoy acumulando tantos pensamientos aquí porque ya he llegado al número tope... Anda, ¿que por ser 2021 me dejas un extra, querido blog? ¡Yupiiiii! 21. Harry sobrevive al encuentro con el espíritu de Voldemort porque tiene agarrada la piedra. Si no, al atravesarle algo peor que un desmayo le hubiese provocado, digo yo. Llevo con esa teoría en la cabeza desde que se le ocurrió a mi madre hace no sé cuánto ya. Dumbledore se come una grajea de cerumen de oído; todavía no lo he superado. ¿Y por qué deberían celebrar Ravenclaw y Hufflepuff que Gryffindor ha ganado? Holaaaa, ¿y el espíritu competitivo qué? Ah, que solo arrojan los sombreros los de Gryffindor. Perdón, es que con tantos en el aire por todo el Gran Comedor una ya no sabe qué pensar. Oins, se acaba la película y ya quiero ver la segunda. Soy insaciable. El público aplaude, porque siempre hay que aplaudir a los que cumplen años y la experiencia no ha podido ser más tierna. Como soplar una vela y pedir un deseo. Soy demasiado potterhead como para no pretender seguir hablando de la saga, así que voy a colgarme los pulgares antes de acabar escribiendo el Quijote. ¿Cómo habéis vivido vosotros este aniversario? ¿Película favorita de la saga? ¿Libro favorito? ¿Personaje? ¿Cuál es vuestra casa? ¿Asignatura favorita? ¿Profe favorito? Os dejo hablar a vosotros y ya me voy. No obstante..., que no se diga que solo usamos el canal de YouTube para publicitar este espacio. Un poco de retroalimentación, por favor (¿deberíamos actualizar estas recomendaciones, a todo esto?):
Post de Naiara Salinas El mundo ha cambiado (y no, no es una referencia al comienzo de El señor de los anillos). Todo forma parte de un proceso evolutivo, aun cuando también existen elementos imperecederos. Como bien señalaba Aslan en Las crónicas de Narnia (y es una cita que, me doy cuenta, suelo repetir bastante, así que perdón si os sabe a déjà vu): «Nada sucede del mismo modo dos veces». Aun así, se requiere de cierta madurez o cierto desarrollo para tomar conciencia de ese cambio y abrazarlo. Parece que tras su primera década entre nosotros, Marvel se ha hecho mayor por fin. En las últimas películas de Los Vengadores pudimos percibir una metamorfosis en su chip, pero es ahora, en su fase 4, cuando por fin se está lanzando a explorar lo inexplorado, a diluir más la línea que separa los géneros, a dar rienda suelta a su lado más afectivo y convertirse en algo más que acción y CGI, y ya voy adelantando que estoy aquí para ser testigo de ese gran viaje. Porque no solo con Shang-Chi se reinició, sino que ahora, con Eternals, ha abierto un nuevo camino en su gigante universo. El sentido de una existencia Eternals abre la boca presentando de una forma más elaborada que Thor: el Mundo Oscuro el origen del universo de la mano de los Celestiales, quienes enviaron a los Eternos, un grupo de individuos superpoderosos del planeta Olimpia (ojo al dato), a varios planetas para dar caza a los Desviantes, unas criaturas primitivas que se alimentan de vida inteligente. Nuestro grupo protagonista de diez fue destinado a la Tierra y allí han permanecido todo este tiempo empatizando cada vez más con la humanidad, alejándose de ella y esperando una llamada de retorno que nunca llegaba hasta finalmente cuestionarse su sino en este mundo. Aunque la introducción es muy tajante (mención anecdótica a esa entradilla escrita a lo Star Wars) y no tarda mucho en saltar del pasado al presente (muy bien ahí), en su primer acto el filme nos conduce por un viaje histórico progresivo a través de flashbacks que pretenden ensalzar el contraste entre lo que fueron los protagonistas y lo que son ahora, o incluso justificar su situación. Eso provoca que toda esa parte se concentre más en presentar (unas veces mejor que otras) a esos personajes y sus motivaciones y tarde en ir al meollo en cuestión. El chivo expiatorio (comúnmente conocido como «incidente incitador») es la reaparición de Desviantes cuando supuestamente habían sido extinguidos milenios atrás, lo que motiva al equipo a reunirse para resolver el misterio y salvar, una vez más, a la humanidad. Si bien cada reencuentro nos proporciona información jugosa, al guion le cuesta encontrar el equilibrio entre la acción disparada (que, para variar, no es la protagonista) y la contemplación, lo que deja una sensación de aparente caos narrativo (aunque no estructural, por suerte). Y con un protagonismo tan coral la atención lamentablemente no es la misma para todo el mundo, ni dejan la misma huella en la historia, lo cual no quiere decir que no se les coja cariño o interés, aunque sea mínimo, porque la mano sensible de su directora lo facilita. Y es que Zhao aprovecha este inicio para plantar semillitas de un dilema moral que luego va a suponer una crisis emocional para los personajes. Eternals es un largometraje que cosecha un planteamiento muy existencialista que tiene mucho que ver con su origen y destino, intentando responder a las preguntas: «Por qué sigo aquí», «Cuál es mi verdadera misión», «Por qué permitimos que pasen tantas atrocidades», «Dónde queda mi libre albedrío» «¿Hasta qué punto ayuda la evolución a esta gente?» y «¿De verdad tenemos tanto poder para cambiar el mundo o estamos actuando en vano?». Por tanto, se podría decir que la película rinde mucho a nivel psicológico/filosófico, aunque su ejecución tenga lagunas. Su mensaje queda muy claro. Es más, el hilo de pensamiento que sigue puede recordar en más de una ocasión a Westworld, dado que algunos conflictos individuales resultan muy similares a lo que se plantea en la serie. Una Marvel no muy Marvel A pesar de que todo parezca muy serio y muy noble en virtud de respetar todo ese código moralista que vende el largometraje, este sigue identificándose como marvelita (sobre todo en los dos últimos actos). Si bien la visión de Chloé causa cojera en algunas partes, también aporta frescura, romanticismo y madurez, con las que consigue llenar un vacío creativo en el UCM, como si la mujer hubiese redactado una lista de cosas que faltaban y quería ver, como buena fan. Gracias a ella nos podemos deleitar con la primera escena de sexo, el primer romance LGTBIQ+, el primer personaje sordomudo, la primera incursión a Bollywood, ¡el primer reconocimiento de la existencia de DC!... Es más, tiene mucho mérito para Marvel no haber caído ante la presión de cubrir la taquilla internacional filmando escenas alternativas para evitar la censura en determinados países. Esta película estaba destinada a convertirse en una defensa de valores y el estudio ha apoyado a Zhao como no lo ha hecho con ningún otro cineasta, lo cual se ve reflejado en la pantalla. Cuando salieron las primeras críticas de Dune, la que más me llamó la atención fue la de la propia Chloé, dado que valoraba la libertad creativa de Denis Villeneuve para hacer magia cinematográfica. Teniendo en cuenta que los rodajes de ambas películas fueron más o menos simultáneos, es muy curioso ver cómo la propia Zhao ha tratado de convertir Eternals en su Dune particular: una película distinta, muy ambiciosa, bella, introspectiva y con un reparto magnánimo. Cierto es que Marvel lleva años fichando a superestrellas para protagonizar sus películas, pero en esta da un paso más con respecto a su fase 1. La diferencia es sutil, pero está ahí: hay un antes y un después entre cuando contrataba a más jóvenes promesas que pocas estrellas y a más estrellas que pocas promesas. Por no hablar de la gran versatilidad. Actores muy versátiles para héroes muy versátiles y representativos. Puede parecer un chiste a priori reunir a una mexicana, una estadounidense, un coreano, un hindú, una china, un afroamericano, un inglés, un irlandés y un escocés, pero es una mezcla que sale tremendamente bien. Parte de esa representación se emplea para explicar la conexión de los Eternos con la Tierra (una idea que surge cuando Sprite —Duende en castellano, pobrecita— se pregunta por qué tiene el cuerpo que tiene) y uno de los mejores aspectos es descubrir qué aporta esta gente a la trama, cómo confirman y desmontan mitos (*guiño, codazo, guiño*). Cada uno de ellos manifiesta un conflicto en torno al ser humano o un rasgo. Además, los Eternos representan a todas las poblaciones y su unión tan familiar simboliza un deseo de paz mundial. No son como otros superhéroes; nos los presentan más antiguos, más longevos, más legendarios y con un peso mayor para nuestra existencia. Por eso también tiene mérito la dirección de Chloé, quien baja del pedestal a esos héroes confrontándolos con su (no) humanidad, dirigiéndolos con gracia. El humor funciona muy bien porque en ningún momento es forzado ni excesivo, sino una expresión de la inocencia, el sarcasmo y la simpatía naturales de sus dueños, que conforman una piña donde, a pesar de algunos roces, hay mucho cariño (tanto que hasta improvisaron). Se nota que a la cineasta le preocupaba mucho la naturalidad y por ello hasta en las localizaciones se desprende de los artificios y nos traslada a paisajes reales donde las puestas de sol son el punto fuerte y súper metafórico (teniendo en cuenta que Sersi protagoniza la mayoría de esos planos. Ahí lo dejo). De esta forma Zhao marca el final y el inicio de una era. Conclusión
Quizá Eternals no sea el largometraje perfecto que esperábamos (es muy expositivo, no es 100% concluyente, no siempre tiene claro lo que quiere, no es muy armónico y parece que pide más tiempo de metraje aunque sientes que has vivido toda una vida con tanto viaje histórico), pero no es el peor de Marvel y no merece tantos dardos, sobre todo teniendo en cuenta lo que supone para el futuro de la Casa de las Ideas. El filme es un ejercicio muy valiente de terapia para la compañía: todo lo que he comentado del existencialismo se puede extrapolar a toda la trayectoria del UCM. Toda su propuesta para mí es un golpe de esperanza a la apertura a nuevas fronteras, a la aventura, y no puedo esperar a ver a esta gente desenvolverse con el resto del UCM y a más momentos románticos, a más reflexiones profundas y más subgéneros, cosa que confieso que me da miedo que se pierda por la reacción de los críticos. Ahora mismo Vengadores 5 suena incluso más explosiva que Endgame solo por lo que hemos catado este año entre cine y series, sumado a lo que está por llegar. Merece la pena darle una oportunidad, aunque no salgas 100% satisfecho. No arranca muy directa, pero tiene puntos de giro muy guays, así como dos escenas post-créditos que dejan en ascuas como las de Shang-Chi. Y son mitos, joder. MI-TOS. Si pensabais que lo iba a pasar por alto estáis muy equivocados (una revisión muy chula). El problema con Eternals es que su mayor virtud es su mayor defecto: es muy osada. Al igual que Ícaro, pretende volar demasiado cerca del Sol, no como Shang-Chi, que fue más humilde y le salió perfecto. Y aunque Ramin Djawadi captura muy bien la epicidad de estos héroes, mi propuesta para la BSO es el tema «To be human» de MARINA. Mi nota final es un 7,5 porque la he disfrutado a pesar de esos defectos y porque quiero más cosas así. El tiempo dirá si sube de puesto o baja. Post de Naiara Salinas Cuando había pasado la mitad del mes y solo había visto dos películas en el cine, me pregunté seriamente qué estaba haciendo mal. En la última semana he acabado sumando otros cuatro estrenos (pero sin coacción alguna, eh. Quería verlos de verdad de la buena). Esta es mi impresión resumida y sin spoilers de todos ellos. Venom: habrá matanza (fecha de visualización: 16 de octubre de 2021) Con Venom he mantenido una relación de absoluta indiferencia todos estos años. La primera película me dejó tan fría que me sorprendió su éxito tan elevado, culpable de que ahora tengamos esta entrega. He reflexionado sobre aquella experiencia y he llegado a la conclusión de que me la tomé demasiado en serio, que quizá la hubiera disfrutado más de haber ido al cine con otro chip. Aquella vez no fui preparada, pero esta sí. No estaba especialmente motivada, pero por lo menos sabía a lo que iba. Y menos mal. Si en Venom la trama nos situaba en un contexto de orígenes y una dualidad en conflicto donde el protagonista trataba de dominar a su demonio interno-simbionte, en Venom: habrá matanza su relación parece haberse afianzado del todo. Eddie y Venom por fin son una pareja consolidada que tras un noviazgo duradero se dan el sí quiero, pero de pronto atraviesan una crisis matrimonial cargada de pullas y reproches por la falta de atención que deben superar deprisa, ya que la llegada de dos nuevos villanos con el punto de mira en la venganza pone a toda la ciudad en jaque. Y no, la policía no va corriendo a buscar a Eddie para que les salve el culo (menos mal), sino porque este y ese malo, Cletus Kasady (Woody Harrelson) tienen una cuenta pendiente entre ellos. El filme empieza interesante presentándote a esos villanos y ahí se queda. ¿Desarrollo? Poco, a menos que consideréis el momento retrospectivo como tal (no es mi caso, aunque agradezco conocer un poco más del personaje). Aunque Matanza esté en el título solo es un clickbait, ya que la trama sirve de excusa para el desarrollo del matrimonio Eddie-Venom. Y eso es lo único destacable de un largometraje comandado por Andy Serkis, el experto en la materia (chistaco para mí, ya que en la primera crítica comparé al simbionte con Gollum). El director maneja un humor negro llevadero que puede llegarte a arrancar alguna risita y mantiene el entretenimiento a flote, pero no saca partido a lo demás y es una pena tremenda, sobre todo en lo respecta a un elenco con muy buenos actores que saben hacer su trabajo y de los que solo UNO se luce de verdad. Descompensada aquí veo la balanza protagonista-antagonista. En resumen: no me ha parecido mejor que la primera, pero la he disfrutado un poco más. Verla como comedia romántica negra es la mejor decisión del mundo (gracias, Héctor de Caja de Películas) porque eso al menos te permite desconectar el chip dramático y salir de la sala sin mucha culpabilidad por haber invertido en una historia que no se preocupa por un guion inteligente ni por unos personajes que vayan más allá del arquetipo (también critican mucho los efectos visuales, pero yo de eso no sé). No es ese tipo de película. Es súper básica en todos sus elementos y por eso puede atraer fácilmente a las masas. No te está pidiendo que leas entre líneas ni que le busques profundidad. Sony sigue usando a Venom como padre que intenta imitar la jerga de la generación Z y suena muy ridículo, pero al menos tiene a Tom Hardy siempre dándolo todo como un campeón y una escena mid-créditos muy sorprendente y que..., mal que me pese, te deja con hype. Creo que si filman más entregas voy a pasar a verla como peli de serie B. Para ella un 5 porque soy muy blanda. Lo mejor: Tom Hardy y la demencia hacia la que gira varias veces el guion (se puede tener un humor retorcido también, ¿vale?). Ah, y la escena mid-créditos. Lo peor: exceptuando a los protagonistas, el resto de personajes son todavía más planos que en la primera entrega y el resto de rasgos se van desinflando cuando descubres que no van a innovar ni un poquito. Venom no solo es menos malo incluso, sino que encima puedes afirmar que es buena gente. Pero en fin, ya he hecho las paces con eso. Me cae bien ese simbionte. La crónica francesa (fecha de visualización: 22 de octubre de 2021) Increíble bálsamo tras Venom 2. Lo que me encanta de la filmografía de Wes Anderson es que cada parte, cada aspecto de la realización, grita WES ANDERSON. Es uno de los pocos directores actuales con un sello muy personal y meticuloso que manifiesta en cualquier género y argumento. Ello también acarrea una consecuencia: si no te gusta la visión de este cineasta, difícilmente cambiarás de opinión por las maravillas que te cuente yo (sobre todo respecto a esta película, que es lo más ANDERSON que ha hecho). En este caso nos presenta una redacción periodística que se dispone a echar el cierre tras el fallecimiento de su director publicando un último número especial. La estructura la marcan los capítulos en los que se divide el filme, cada uno sobre un artículo escrito por un personaje. El largometraje se hace enseguida con el estilo cronista y nos presenta un conglomerado de historias cortas narradas con tonos definidos por los redactores pero que se hilan manteniendo el lenguaje estilístico del director. La crónica francesa es un relato marco elaborado como puzle que se construye con distintos subgéneros, una técnica súper Anderson que nos brinda historias para todos los gustos: una exploradora local, una carcelaria artística, una revolucionaria estudiantil y una culinaria mafiosa. Se puede tener una favorita pero todas cuentan con su encanto personal, ya que en ellas Anderson se recrea para convertir la experiencia visual en un desglose artístico: juega con planos, con el etalonaje, de pronto cuela una secuencia animada... Es maravillosa de contemplar, una de las mejores fotografías de todo el año, con un set muy elaborado para jugar con los distintos puntos de vista. Otro punto muy favorable es el humor, muy agudo, satírico, sarcástico e inocente, siempre basado en la sinceridad (cuanto menos pelos en la lengua tienen los personajes, más gracia te provocan). De nuevo, muy Anderson style. En resumen: La crónica francesa denota a un Wes Anderson con un estilo muy maduro donde termina de consagrar su firma en el mundillo. Es su largometraje que más he disfrutado, en parte por la gran originalidad en mayúsculas (hasta los créditos finales fueron una delicia), la cual combina divinamente con la sinopsis y el ambiente presentados, y en parte por un reparto muy aprovechado, cosa difícil cuando hay todo un coro de rostros famosos que está claro que no pueden compartir los mismos minutos en pantalla. La propia trama se vende como una historia global, ya que todos los relatos van de gente por y para gente, y por eso todo el mundo tiene su papel, aunque sea pequeño. Difumina bastante la fina línea entre narración e información. Se lleva un merecido 9,5. Lo mejor: que es muy Wes Anderson y por tanto única en la cartelera (siempre y cuando no «compita» contra otra Wes Anderson). Lo peor: se puede volver pesada si no entras en ese juego narrativo. Aun así es muy difícil, por la variedad, que no te llame la atención una trama o un personaje. La familia Addams 2: la gran escapada (fecha de visualización: 27 de octubre de 2021) Con los Addams mantengo una relación curiosa. Como concepto me parecen de lo más originales y he disfrutado muchas, muchísimas versiones desde la infancia, aunque hay personajes que no terminan de encandilarme (Fétido, ejem) y, al final, me sucede un poco como Los Simpson: aunque existen diferentes historias siempre tengo la sensación de que acabo viendo las mismas. Tras la primera entrega, fui con curiosidad a ver esta secuela donde Miércoles acapara todo el protagonismo cuando se pone en duda su consanguinidad con la familia. Para evitar perder a su hija, Gómez y Morticia deciden embarcarlos a todos en un viaje por Estados Unidos y dejar a la abuela al cuidado de la mansión. La película continúa con la propuesta de actualizar gráfica y sonoramente a la familia más pintoresca del país, pero menos efectivamente porque basa la aventura en alienar a los Addams situándolos en ambientes normales y un conflicto sin el appeal de la parte anterior. Un 5 es justo. En resumen: bien, pero sin más. A lo mejor el problema es que la fórmula del contraste entre la familia gótica sobrenatural y la civilización normal ya está muy gastada. Yo propongo que para la próxima nos quedemos solo en el ambiente tétrico. Una mano directiva como la de Tim Burton podría refrescar o sacar más partido a esta historia. Lo mejor: continúa aprovechando los gags millenials. Lo peor: la película se titula La familia Addams, pero si se titulase Miércoles tampoco pasaría nada. Por algún motivo es el único personaje que presenta profundidad psicológica en serio. Y tanto reggaeton en la banda sonora al final te saca de la atmósfera, buf. No hace falta modernizarse tanto. The Green Knight (fecha de visualización: 29 de octubre de 2021) La enésima epopeya relacionada con la leyenda artúrica, bajo la mirada del estadounidense David Lowery, nos refresca el mito de Sir Gawain y el Caballero Verde, relatado en el poema medieval homónimo. Para quien no lo conozca, un resumen muy resumido: un joven caballero recién incorporado a la corte del rey Arturo acepta el desafío de una criatura mítica que en el plazo de un año deberá infligir al rival el mismo daño que le ha causado este a él, en este caso cortarle la cabeza, oseasé, darle el finiquito vital. De Lowery solo tenía visto Peter y el dragón, un filme infantil, por lo que sorprende mucho aquí con una apuesta el doble de lírica, etérea y a veces tétrica. El director envuelve el metraje entero en un velo místico que genera una fotografía hermosa, tenebrista y legendaria, poética; un tono intenso y una secesión de escenas sin aparente lógica que acentúan la fantasía. Es como un sueño. Cuando los mitos se han contado ya tantas veces, parece crucial la capacidad de aproximarse desde un nuevo ángulo y Lowery lo consigue con un tinte muy shakesperiano (recuerda mucho a la Macbeth de Justin Kurzel en 2015). Llama la atención también el reparto, con un Dev Patel representando al héroe inmaduro que se encuentra a sí mismo en su viaje al matadero; una Alicia Vikander que sigue apostando por papeles menos activos y más de soporte emocional; un Sean Harris muy envejecido y más caras anecdóticas como Barry Keoghan (que está por estrenar Eternals), Erin Kellyman (vista en Falcon y el Soldado de Invierno), Joel Edgerton, Kate Dickie... En resumen: un deleite ver cómo un poema se convierte casi en un relato de fantasmas que pone al protagonista a prueba en cada tramo del recorrido. Es intensita e impresionante. Me intriga mucho ver qué va a hacer Lowery ahora con el live action de Peter Pan y Wendy. Tiene mi 8 porque ya sabéis lo que me gusta a mí esta temática. Lo mejor: toda la técnica. Lo peor: el viaje se puede volver un poco muy aletargado en ocasiones, precisamente por la técnica. Ejército de ladrones (fecha de visualización: 29 de octubre de 2021) Ese viernes me pegué un buen maratón, sí. Netflix me ha vuelto demasiado adicta a las historias de ladrones y esta ya me prometía diversión desde el tráiler. No defrauda salvo en que contextualmente puede descolocar un poco a quien la vea partiendo de que es una precuela de Ejército de los muertos, es decir, una película de zombies. Y aunque aquí quedan aún algunos hilos para unir ambos filmes, los zombies son más un chismorreo que se difunde por las noticias, ya que la trama nos lleva a los inicios del apocalipsis para explorar más a uno de los personajes más queridos de la saga: Ludwig Dieter, alias de Sebastian No-Recuerdo-Su-Apellido-Impronunciable (ese gag es muy recurrente en la peli). A Sebastian lo ficha una Profesora con el rostro de Nathalie Emmanuel (sí, la bondadosa Misandei de Juego de tronos) para abrir tres cajas fuertes legendarias ocultas en diferentes localizaciones. La trama del golpe sigue siendo el hilo conductor de la saga y revela varios datos del protagonista, a quien se le quiere enseguida por su carisma, su torpeza y sus manierismos (rarito pero adorable), como de dónde viene su mote, su afición a los cerrojos o el nombre de su cerrajería. Como Venom, es una trama sin muchos artificios, destinada al puro entretenimiento, pero con mejores personajes (o al menos, mejor construidos). En resumen: si sois como yo y creéis que las historias se construyen principalmente a través de los personajes y sus motivaciones, esta película conseguirá satisfaceros aunque sea un poco. Dieter continúa siendo el mejor personaje y su destino en Ejército de los muertos impacta más cuando sabes de dónde viene. Huelga decir que yo he seguido el orden de visionado cronológico, es decir, me vi la de Zack Snyder solo porque me enamoré del protagonista de esta cinta, así que para mí la saga va enteramente de Ludwig. Le doy otro 8 porque hacía tiempo que no tenía a un chico así de majo en una película de acción y maquinación con su comedia. Lo mejor: Sebastian, los ladrones y su dinámica. Lo peor: al compararla con Venom puede que haya descubierto su punto flaco (véase en la crítica de Venom). Pero esta sigue siendo mejor, eh. El último duelo (31 de octubre de 2021) Vamos con el último plato. Ridley Scott firma un nuevo drama histórico sobre el último juicio por combate real en la Francia del siglo XIV. El caballero Jean de Carrouges reta a su viejo amigo Jacques Le Gris a un duelo a muerte cuando la esposa de Carrouges, Marguerite, lo acusa de violarla. El largometraje adopta el multiperspectivismo para construir la estructura. Se divide en tres partes que narran los mismos acontecimientos significativos hasta el momento del juicio (el clímax) y eso es lo que la vuelve muy interesante por cómo maneja la verdad bajo los ojos de cada protagonista, cómo añade información. Y es que todo lo que elabora en un capítulo lo destruye o lo confirma en el siguiente, lo que alimenta la duda tanto entre los personajes como en el espectador. Podría ser muy buen ejemplo del efecto Kuleshov, esa teoría que afirma que el orden de los planos puede cambiar el sentido de la historia. Bien, pues la historia también puede diferir en virtud de quien la cuente. Aun así, objetivamente hablando no hay lugar para esas dudas, pues el propio filme te confirma una postura muy progre y feminista al margen de la interpretación de cada uno, y es que todavía puede quedar quien recele (yo, sin ir más lejos). Por tanto, he aquí mi interpretación del mensaje: en la vida hay muchos hechos que se pueden distorsionar por los ojos y por la lengua, podrás tener pruebas que refuten tus afirmaciones y comportamientos muy sospechosos o motivaciones para la hipocresía, pero eso no quita que, llegado el momento, puedas decir la verdad y esta sea verdadera. El trabajo del reparto me ha parecido muy colosal: tener a Matt Damon, Adam Driver, Jodie Comer y Ben Affleck (yo añado a Alex Lawther, que apareció ahí un poco de sorpresa pero me encanta) siempre suena a garantía y a quien vaya a ver la película por ellos no le va a defraudar, en especial Jodie Comer, quien se come sin miramientos el último acto. En resumen: muy bien hecha, la verdad. Te presenta un juicio medieval de una forma que lo asocias enseguida con los actuales sobre el mismo asunto y empatizas con la víctima, pero te lo coloca de una forma un tanto tramposa porque también vas empatizando con los hombres y tal y como acaba representado el personaje de Matt Damon no sabes en qué frente situarlo, si quererle o tenerle manía. Tiene mi 9. Lo mejor: la recreación histórica, el montaje multiperspectivista (sin él muy buena parte de la película pierde su gracia) las interpretaciones y la escena del duelo, muy visceral y original en coreografía. Lo peor: nada. Bueno, salvo esa broma que colgué en Twitter sobre que este filme supone la ruptura del bromance entre Damon y Affleck. Mi corazón acabó destrozado ante ese engaño tan vil. R.I.P. Hasta aquí lo que se daba. ¿Qué películas habéis visto este mes y qué os han parecido? Post de Naiara Salinas ¡Buenas, allscreeners! De vuelta como una «profesional» (si alguna vez se me pudo considerar como tal) para traeros las críticas pendientes de la última recta de agosto y todo septiembre, obviando Dune, de la que dejé esbozos aquí. Jungle Cruise (fecha de visualización: 16 de agosto de 2021) Una aventura de las de vieja escuela es muy buena opción para una temporada en la que se viaja mucho. Desde Piratas del Caribe parecía que Disney estaba muy estancada en este aspecto, pero Jungle Cruise llegó como un soplo de aire fresco para el puro entretenimiento. Justo otra trama basada en una atracción popular de la compañía del ratón, ¿casualidad? En ella los hermanos Houghton (Emily Blunt y el cómico que va despuntando desde Buenos presagios, Jack Whitehall) se embarcan con un marinero de agua dulce embaucador (Dwayne Johnson) al Amazonas en busca de un tesoro con propiedades curativas que ayudará a la humanidad, pero en la jungla acecha una maldición vinculada a los conquistadores españoles. El filme te ofrece lo que vende y te devuelve a aquella adolescencia soñadora con un ritmo muy atractivo y giros argumentales que, si bien no siempre sorprenden, encajan divinamente en el puzle que diseñaron los viejos novelistas como Mark Twain y Jonathan Swift o los adaptadores de leyendas como en el caso de La momia. Mismos ingredientes muy bien respaldados por un diseño más que correcto y un elenco en su salsa (Blunt se ha salido este verano entre el horror de Un lugar tranquilo 2 y el encanto que presenta aquí). En resumen: buenamente ejecutada, cumple con lo que se espera del género y te devuelve la nostalgia por ese tipo de historias. Es como revivir la infancia y los personajes enganchan, aunque su química es un plagio de lo que ya hemos visto con algunas actualizaciones de la década. Muy en la onda de Las aventuras del doctor Dolittle, pero mucho menos infantil. Compraría una secuela. Lo mejor: los chistes malos de Dwayne Johnson (me sentí identificada con ese humor, qué puedo decir), el paisaje amazónico, la participación inesperada de Dani Rovira, la química entre los protagonistas y la resurrección de un estilo que parecía olvidado. Lo peor: justo que no hay ni un solo intento de innovar en la fórmula, aparte de un villano que al principio promete pero luego se ahoga en el cliché del esnob. Free Guy (fecha de visualización: 20 de agosto de 2021) La segunda comedia de Ryan Reynolds para este año es toda una explosión de gags e easter eggs en medio de una trama que explora la humanidad de las inteligencias artificiales y, más al fondo, el valor de los secundarios y los extras, las personas «del montón». Guy es un NPC, lo que en jerga gamer significa «personaje no jugador» que solo está como relleno para mejorar el ambiente del videojuego Free City. Un videojuego que Millie, una joven del mundo real, investiga para demostrar un robo y un plagio a través de su avatar, Chica Molotov. Las cosas se complican cuando Guy cae enamorado de Molotov y Millie se da cuenta de que tal vez ese NPC sea muy valioso para su causa. Por el enfoque, el territorio con el que «juega» y el desarrollo mismo de la trama, el filme queda como un cruce entre Ready Player One, El show de Truman y, por qué no añadirlo, Liberad a Willy. La chispa de Reynolds continúa seduciendo a cuantos buscan un humor inocente y al mismo tiempo entregado (hasta el punto de que se vuelve picante). El intérprete no desaprovecha la ocasión de reírse, una vez más, de sí mismo y el mundo que le rodea con su simpatía tan característica que, en este personaje, se acrecenta, porque es «el tío de azul majo». Todos aquellos que han disfrutado con Deadpool y El otro guardaespaldas volverán a reírse en esta historia que maneja referencias en cada secuencia y nos brinda una ambientación muy lograda que adopta el dinamismo de las mejores partidas y se extrapola al montaje entero muy a lo Scott Pilgrim contra el mundo (hay un momento en concreto donde el game over da la impresión de involucrar al espectador también, lo que contribuye a la inmersión total). Entretiene porque no se despega del tono aventurero mientras desarrolla el romance, la comicidad y el delito. A Reynolds le acompañan dos jóvenes en despegue: Jodie Comer (en un perfil súper opuesto al de Killing Eve. Es increíble lo que rejuvenece en esta película) y Joe Keery (que es un easter egg en sí al sacar el lado nerd de sus compañeros de Stranger Things). Luego tenemos a un Taika Waititi muy en su salsa interpretando a un antagonista histriónico y claramente ridiculizado (muy... «meh» para la historia, aunque como rol para Waititi viene de pulgar alzado). En resumen: experiencia súper inmersiva y divertida, una propuesta muy original (sí, a pesar de las comparaciones y referencias) que no te hace cuestionar ni un instante su éxito obtenido. Es de lo mejor que he visto en verano, entra en el top 5 con un sobresaliente porque la gocé mucho. El Reynolds más dulce y achuchable de toda su filmografía. Lo mejor: cómo el diseño de producción se convierte en un videojuego en sí, el vestuario de los avatares, Reynolds, los gags sobre el UCM y demás cosas que se esperan en esta trama, así como la química entre Comer y Keery, a los que no se puede evitar shippear. Ah, ¡y muy adecuada la inclusión de los influencers gamers! El toque «realista». Lo peor: ha pasado mucho tiempo, ya no me acuerdo si había algo que me disgustó. Annette (fecha de visualización: 25 de agosto de 2021) Otra ópera de Leos Carax, en este caso literalmente porque se trata de una ópera rock que aborda la conflictiva relación con la fama, la explotación de los niños artistas y la caída del estrellato. Adam Driver y Marion Cotillard interpretan a una pareja muy enamorada en la cumbre de su carrera, él como comediante muy excéntrico y ella como cantante de ópera. Ambos acaban siendo los padres de Annette, una niña con un don excepcional. El largometraje es puro espectáculo musical-visual que provoca extrañeza a quien no está muy familiarizado con el estilo de este director, cuyos recursos son tan geniales como prestos a sacar de la historia por sus excesos. La cinematografía se compone de un gran compendio de metáforas o alegorías visuales y algo de meta, como la apertura, una de las más increíbles que he visto para un musical, donde el equipo (en concreto: el cantante y compositor de la BSO, el director y el elenco protagonista) arranca con una transición de la realidad a la ficción (literalmente podemos decir que los actores se meten en la piel —o peluca— de sus personajes). Carax tiene alma de dramaturgo y poeta: crea unos paisajes tan sugerentes como bellos y no se refrena a la hora de romper la cuarta pared, utilizar un bebé animatrónico de madera como reflejo de una pobre marioneta controlada por su padre o de que se cante en vivo y en directo (misma técnica que usó Tom Hooper en Los miserables). Da la impresión de que su filosofía es que si puede ahorrar en postproducción, mejor. Sabe aprovechar la emoción del momento y, mejor aún, cómo lograr que los actores se suelten. Adam Driver parece que continúa subiendo peldaños en este aspecto, ganando en arrebatos con cada personaje que va interpretando, y en esta película es mi apuesta para las nominaciones (está realmente potente, lo da todo), sin olvidarme de una Marion Cotillard deslumbrante a la que hay que aplaudir musicalmente y de un Simon Helberg que se luce una barbaridad en una escena en concreto (la dejo en ese hipervínculo, pero no cliquéis si no habéis visto la película porque es un spoiler). Si, como dijo Scarlew Harzac, motion es emotion, este filme es todo un ejemplo. En resumen: muy suya, valiente (kamikaze, incluso), hermosa, excéntrica, fantasiosa. ¿Muy... francesa? Lo mejor: el trío Driver-Cotillard-Helberg, los simbolismos, las canciones (sí, las interpretan ellos mismos, no hay covers detrás) y el gran mensaje de fondo. La historia no deja indiferente y en cierta forma es un culebrón. El principio es una gran presentación de lo que la hace distinta. Lo peor: la extensión de ciertas escenas, más determinados momentos que provocan alienación, puede impedir que el público vea la genialidad que hay detrás. Yo misma estuve un tiempo dándole vueltas, indecisa sobre lo que me había parecido. La apruebo pero creo que la dejo en un 7 como mucho. Además, el 90% es enteramente musical, así que si no os gustan los musicales mejor no la veáis. No es para todo el mundo. Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos (fecha de visualización: 3 de septiembre de 2021) Marvel lo ha vuelto a lograr: presentar a un nuevo superhéroe en un mundo donde nos hemos aferrado con saña a los antiguos es una tarea arriesgada que la Casa de las Ideas asume con total confianza. En el caso de Shang-Chi le ha salido redondo, como cuando nos presentó a los Guardianes de la Galaxia. Un héroe que nos transporta a otro género vinculado con una cultura a estas alturas muy familiar pero que no habíamos visto todavía en el UCM (demostrando así la enorme versatilidad de los superhéroes), en una trama que, aparte de orígenes, tiene que ver mucho con las relaciones familiares, la superación del dolor, el perdón y el encontrar tu propio camino. Shang-Chi y su amiga Katy se ven envueltos en las maquinaciones de la orden ancestral de los Diez Anillos, comandada por el Mandarín original (no el truño de Iron Man 3), que también resulta ser el padre de nuestro protagonista. Juntos tendrán que aprender a sacar su potencial para derrotarle. Básicamente entré a la sala para ver la presentación de este personaje y sus allegados pero salí convencida de que habían logrado algo que parecía inconcebible: la redención de Iron Man 3, que diría que es la película más conectada, aparte de Doctor Strange (esta última sin otra motivación que preparar el camino para el multiverso de esta fase una vez más). La película mantiene todas las fórmulas que hacen de Marvel la titana de los blockbusters, pero las emplea con un arte y una madurez mayores que en otras entregas. Tal vez también ayude todo el mundo que presenta, ya que nos movemos en una tradición muy legendaria que nos remite más a todo lo que procede de ahí que a la propia Marvel, así que es como ver una película de acción y fantasía más. De hecho, me quedé con ganas de un crossover con la Mulan de Niki Caro porque encaja perfectamente en ese universo. Pero incluso hay que concederle más mérito que esta a la hora de transmitir la cultura china, ya que el respeto se siente por todas partes sin que resulte cargante o muy artificial para los occidentales. La primera prueba de ello la tenemos nada más comenzar, con siete minutos de metraje en chino del auténtico y no del... ¿chino? Me perdonaréis el chiste (el falso sería made in USA en este caso, jeje). Qué son siete minutos leyendo subtítulos a cambio de la promesa de recibir una gran historia inmersiva con un gran protagonista que es todo un descubrimiento (Simu Liu ha llegado para quedarse mucho tiempo, espero. Qué tío más majo. Su química con Awkwafina traspasa la pantalla) y una trama que es adictiva de principio a fin, con grandes dosis de comicidad. En resumen: magnífica introducción a esta nueva incorporación. No esperaba nada de ella (en serio, yo iba porque era de Marvel, pero me mantuve ignorante hasta que vi el vídeo temático de Sensacine) y me sorprendió para bien. Los personajes enamoran por su propio talante y el mundo presentado es fascinante y una gran apuesta para el UCM, rivalizando con Wakanda (pero no con Asgard. Asgard seguirá siendo el reino más mágico incluso en la extinción). No puedo esperar para ver cómo crece. Lo mejor: el dúo protagonista, los dramas paterno-filiales y fraternales, los cameos, ¡Morris!, la moraleja y la escena post-créditos (hacía tiempo que no se presentaba algo tan relevante). Ah, y las escenas de karaoke, mi capricho diario. Lo peor: yo creo/espero/deseo que Eternals va a ser mejor todavía, pero esta no ha estado mal. Nada mal. La tengo en cuenta en mi top 10 del año, por ahora (aún quedan tres meses por delante). Beckett (fecha de visualización: 5 de septiembre de 2021) Yo de esta no sabía ni de su existencia hasta que Saúl y Sara la comentaron con especial insistencia en que no viéramos el tráiler. ¿Por qué? ¿Tan spoileante es? Incluso después de haber visto la película, sigo sin echarle un vistazo para comprobarlo (que mis amigos pidan ahora mismo un deseo, que solo ellos saben lo insólito que es eso), pero concedo que la experiencia a ciegas merece mucho la pena, pues la trama es básicamente una serie de catastróficas desdichas que introducen al espectador en la piel del pobre protagonista. Todo comienza con mucha tranquilidad y normalidad, una pareja de recién casados disfrutando de su luna de miel en Grecia. Pero no la Grecia turística de Atenas, las islas tan blancas, ese paisaje idílico de Mamma Mia... No, una Grecia humilde y más verosímil (si tenemos en cuenta las noticias sobre la crisis que atraviesa el país). Hasta que, de pronto, se desencadena una hecatombe de la nada que arrastra inevitablemente a este pobre (de verdad, muy pobre) hombre como un pelele de las malditas casualidades y las mentes corrompidas. No hay forma de describir esto como un viaje (aparte del que realizan de forma física, evidentemente) porque es un golpe tras otro, como miles de accidentes que arrollan a Beckett en una dirección u otra sin que él tenga mucho poder de decisión. Hacía tiempo que no sufría así por el devenir de un personaje. Ni él entiende nada, ni nosotros, los espectadores que no conocíamos esta película ni vimos el avance (hay que concederle al guion el mérito para conseguir dejarnos en la duda continua durante aproximadamente una hora de las casi dos que tiene). En resumen: vaya forma de desquitarse, chico. Espero que el actor cobrase muy bien y disfrutara de unas vacaciones de lo más relajantes después (la paciencia de John David Washington entre 2020 con Tenet y 2021 con Malcolm & Marie y esta es de premio. El hombre más no ha podido sufrir). Típica película de pensar: «Yo me quiero morir ya, me cansa tanto dolor». Es llevar el instinto de supervivencia por encima del límite de lo que se considera aceptable en una cinta de acción (género con el que se supone que ya nos hemos acostumbrado a ciertas transgresiones de lo que puede soportar el cuerpo humano). Lo mejor: si la paciencia es una virtud, el que la tiene viendo este filme y el protagonista son santos. Cuando se llega a la parte donde se desvela todo, el descanso se agradece. Lo peor: aunque el argumento tiene la capacidad de impresionar, la realización no termina de cuajar. Se queda en un corte básico y algo soso, pero eso también me hace pensar que es una apuesta atrevida porque el tono y el ritmo con el que se maneja el filme, tan independiente, no es habitual para este tipo de historia o subgénero. Reminiscencia (fecha de visualización: 7 de septiembre de 2021) El debut de Lisa Joy (una de las mentes detrás de Westworld) en la gran pantalla como directora y guionista de un filme de ciencia ficción prometía, me hacía la boca agua. Pero lamentablemente el viaje se quedó a medias. Reminiscencia explora un mundo decadente tras lo que llaman el fenómeno de las aguas, una inundación a gran escala que ha dejado un planeta muy pobre en recursos pero muy rico en veteranos de guerra que hacen terapia viajando a lo más recóndito de su memoria gracias al trabajo de Nick Bannister y Emily, quienes operan con una máquina que genera reminiscencias, viajes mentales visibles al pasado. ¿Conocéis el cuadro de Dalí, el que se titula La persistencia de la memoria? Básicamente de eso se trata. La película se plantea como un thriller que se desencadena cuando en la vida de Nick entra Mae, una mujer con más de un secreto que, tras desaparecer, sumergirá (el verbo del día) a Nick en una búsqueda obsesiva. Justo esa parte de la trama es la que me acabó chirriando, pues la sensación que me dio es que se desaprovechó todo un contexto a favor de un drama romántico que, aunque vuelve más humana la historia, sigue quedándose a medias y resta importancia al resto de personajes que tienen más que aportar. ¿Hay misterio? Sí. ¿Acción? Regalada. ¿El ritmo es bueno? Hummmm, así asá. Tal vez en Westworld me malacostumbraron a los grandes enredos y los acertijos, que pese a seguir existiendo aquí tienen una resolución un tanto pobre y sin muchos aspavientos, como si fuera menos de lo que promete el hilo que sigue. Al lado, todo ese escenario corrompido y heredero del afán de destrucción del hombre pasa sin ton ni son. La idea es buenísima, pero no alcanza la madurez en este formato. Una pena. En resumen: gran idea, mejores actores, pero me supo a poco. Yo le hubiese añadido una capa más de profundidad. Lo mejor: creo que el concepto tiene muchas posibilidades si se reexplora más adelante. El tema de la memoria y la conexión entre los distintos personajes que pasan por la vida de Nick están muy bien tratados. Thandie Newton sigue siendo la mejor. Técnicamente también es muy top (se nota el presupuesto). Lo peor: lo dicho. Yo habría tirado menos del romance y habría alimentado la trama con todas las reminiscencias. O habría dado otra motivación al personaje de Rebecca Ferguson. Se queda muy superficial así; la memoria es un asunto súper complejo que requiere de algo más. Respect (fecha de visualización: 30 de septiembre de 2021) La última película del mes y de la fiesta del cine (porque no había mejores ofertas en la cartelera), tercera de otoño (y de las otras dos tendréis que esperar para saber más). Con todo, la acabé disfrutando, pues no es sino un biopic de la cantante icónica Aretha Franklin, la mujer que nos enseñó a reclamar respeto, como reza el título. Antes de hacerlo, no obstante, tuvo que aprender a ganárselo y a defenderlo con uñas, dientes... y su poderoso vozarrón. Antes de esta película poco consciente era de hasta qué punto: la muchacha vive un tremendo marrón en cada fase de su vida. Dejando a un lado el culebrón, algo muy llamativo es lo mucho que el guion se enfoca en la infancia, ocupando cerca de media hora (o más) de metraje. Eso implica que sí, la película es larga y no se libra de sus dos horas y media sentidas bien hondo. De hecho lo que la aletarga tanto es el traspiés continuo de la protagonista con una relación condenada al fracaso, un poco cual ruleta rusa, así como con sus propios demonios, que nunca deben faltar en un buen biopic artístico. Eso crea una sensación de repetición no solo en lo que a la trama se refiere, sino al género, ya que se vale de fórmulas arquetípicas elevadas al cuadrado, lo que la convierten en una montaña rusa emocional (¿por qué todo es ruso?). La intención es evidente: obtener una visión bastante completa y respetuosa de lo que fue la vida de esta mujer brava, a quien encarna Jennifer Hudson con una energía que la veo siendo considerada para las nominaciones, aunque corre riesgo de quedar eclipsada por otras interpretaciones del año más destacables. En resumen: una adaptación decente del resumen de Wikipedia sobre Aretha Franklin con una entonación empoderada que acerca a la cantante a nuestra comunidad. Lo mejor: la interpretación de Jennifer Hudson (tengo dudas sobre si canta ella o hace playback. Si canta, mis dieces y, si no, gran playback de todas formas) y la aparición de las canciones más míticas, así como el recuerdo a una mujer icónica que nos dejó no hace tanto. Lo peor: el relato está muy sobrecargado y no por ello le da más profundidad al personaje. Funcionaría igual si se acortaran o eliminaran algunas partes; hasta sería más asequible. La dirección no deja huella alguna. Aretha se gana nuestro respeto, pero es la única. |
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Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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