Post de Naiara Salinas Bueno, pues ha vuelto a suceder: cada vez que una se propone colgar un post a la hora surge un contratiempo; algunas veces es la pura pereza, desmotivación o falta de inspiración y otras... la tecnología, la salud o la falta de tiempo. En este caso ha sido lo de la tecnología, pero mi pequeño Packard Bell ya está recuperado y procedo, así, a la siguiente crítica, una de esas cuyo género hacía tiempo que no disfrutaba tanto. The Giver entra en el grupo de esas distopías (o más bien "utopías" en este caso) juveniles basadas en un best-seller literario. En España se tradujo como El dador, una novela de Lois Lowry que presenta una sociedad futurista dividida en comunidades (aunque no como en Divergente) donde se han suprimido los rasgos más dañinos del ser humano (aspectos como las emociones, el racismo, la xenofobia, el materialismo y el lenguaje impreciso, que es una de las manías menos toleradas en la trama). Aparte, los humanos han conseguido controlar el clima y con ello mejorar su condición de vida, impidiendo fenómenos como la nevada que genera un frío insoportable. Entre las consecuencias está un grado elevado de semejanza que se acentúa al no poder distinguir entre colores, por ejemplo. Y como todo el mundo tiene el derecho de ser amado por todos, los niños nunca acaban con sus progenitores reales, sino con una familia adoptiva. En esa sociedad cada miembro contribuye de una forma u otra, y al igual que en Divergente (esta vez sí) los adolescentes deben pasar por una ceremonia para determinar su puesto de trabajo. A dicha ceremonia se presentan Jonas y sus amigos Asher y Fiona. Mientras que al segundo le destinan al pilotaje de drones y a la tercera al cuidado de niños, el primero acaba convirtiéndose en un receptor de la memoria, un puesto importante teniendo en cuenta que allí nadie recuerda cómo funcionaba el mundo antes. ¿Y por qué existe el cargo, entonces? La sociedad está dirigida por un grupo de Ancianos, uno de los cuales es un dador de recuerdos, es decir, la única persona del grupo que recuerda la historia completa de la humanidad, cuya función es usarla para aconsejar sobre las decisiones que se tomen. Al parecer, la capacidad de Jonas de "ver más allá" es la que ha motivado al Consejo a situarlo ahí, una decisión que cambiará su vida para siempre, pues en cuanto acuda a la primera sesión con su maestro, este le descubrirá todo lo que se ha perdido, experiencias enriquecedoras... y abrumadoras. Y Jonas aprenderá que no hay nada más valioso que esos recuerdos..., un derecho que debería ser universal, aunque no todo el mundo esté de acuerdo. Es curioso que cada vez que alguien menciona una novela juvenil siempre hay alguien que salta con el típico comentario de "Bah, todas son iguales, ya no hay nada original". Cierto es que muchas pecan de la repetición de ciertos elementos, pero, eh, sin esas características nadie las clasificaría en ese género, ¿no? Un género que además es falso, nada más que una etiqueta comercial (la fantasía, la ciencia ficción, el romance...; esos son géneros o subgéneros de verdad). No pienso entrar ahora a debatir sobre ello, pero una de las primeras reacciones que tuve al ver la película fue: "Esto es mucho más maduro y filosófico que aquello que llaman 'típica novela juvenil'". Ya para empezar por el planteamiento. El mensaje parte de que si a una persona le arrebatas determinados elementos puedes erradicar sus defectos, pero al mismo tiempo le quitas buena parte de su humanidad y lo acercas más al comportamiento de una máquina. Los sentimientos prevalecen, pero eso no es más que la superficie de lo que es en verdad el hombre. Las emociones, nos enseña el Dador, es lo que en el fondo nos hace humanos y no máquinas, y todas están vinculadas, de forma que al eliminar el odio se elimina también el amor. Esas emociones y rasgos diferenciales se relacionan a su vez con los colores, esos matices físicos que nos transmiten cosas al igual que el arte (música, literatura...). En esa sociedad todo es pura tecnología avanzada. Cualquier cosa que puede desatar un "agente patógeno" se suprime. La gente se siente más segura porque vive en paz, sin remordimientos por lo que no conocen. No saben lo que es la guerra, el hambre, el sufrimiento, el asesinato... Eso es lo que uno concebiría como utopía, ¿no? Pero también es falsa, pues la falta de recuerdos impide que la vida sea plena, y es lo que Jonas descubre durante su entrenamiento. La casa del Dador es básicamente una biblioteca, un pozo de sabiduría y cultura, el entorno perfecto para instruir a un alumno sobre el universo y la vida, un rasgo que también lleva implícita una defensa al arte y a la literatura. La tecnología y la ciencia han permitido "curar" los males humanos, cierto, pero también han conseguido esclavizar de manera encubierta a la población, obligándoles a seguir estrictamente unos códigos con los que no todos se identifican. El Dador le otorga a Jonas algo más que unos recuerdos: le descubre la verdad y le abre la posibilidad de ser libre. El conocimiento es poder y libertad, y todos tenemos el derecho de amar: esa es la lección. Y la memoria juega un papel fundamental, pues con los recuerdos construimos nuestra personalidad. Sin ella, no somos más que peleles, marionetas. El proceso de transformación de Jonas es tan gráfico que hace que sea muy fácil adaptarlo a la gran pantalla (mucho más que al papel, desde luego, porque ¿cómo reflejas la ignorancia de algo tan lingüísticamente abstracto como un color?). La imagen se extrapola a la experiencia visual de los personajes y conforme Jonas recibe los recuerdos van apareciendo matices, relacionados siempre con sus emociones. Por ejemplo, el primer color que descubre tiene mucho que ver con su amiga Fiona, ya que es el de su pelo, y poco después experimenta por primera vez el amor. ¿Casualidad? También es un proceso muy cuidado y supervisado por los Ancianos, debido al impacto que genera la información (cuando tu vida ha sido muy pacífica no es fácil asumir que puedes ser malvado y violento por naturaleza), de manera que el Dador establece una serie de etapas y empieza desde lo más simple a lo más complejo. Tanto él como Jonas son conscientes de que su misión es mucho más grande que la del mero asesoramiento, pues son los únicos que reconocen la necesidad de las emociones en la vida diaria, así que su trabajo está encaminado desde el comienzo a romper con las reglas. Además, la vida de los otros sigue mientras tiene lugar la instrucción, y la llegada de un nuevo miembro especial a la familia del chico complicará las cosas..., a la vez que servirá de ejemplo claro. Si argumental y visualmente promete ya una experiencia diferente a la que nos tiene acostumbrados este cine, esperad a conocer el reparto, porque abundan los nombres ilustres, y de hecho dos oscarizados lideran el sector senior (como suele ocurrir en casi todas las distopías): Meryl Streep y Jeff Bridges, bordando sus papeles aunque estos sean menores que otros que han encarnado. Y entre los jóvenes no hay menos conocidos; Brenton Thwaites, el hijo de Orlando Bloom y Keira Knightley en Piratas del Caribe 5, es quien los lidera. Con todas estas características (sumando el aporte del grupo One Republic a la banda sonora como broche de oro), no me explico cómo ha pasado tan desapercibida. ¿Ha perdido la gente realmente la fe en las distopías juveniles tras el fiasco de Leal? Think about it. En resumen: una historia que merece mucho la pena y que, pese a tener un final abierto digno (me refiero a que puede permitirse el no continuar porque invita a la reflexión un poco), te deja con ganas de más. Yo siento una profunda curiosidad por la novela ahora y, si mal no recuerdo, es una saga con todas las de la ley. Sin haberla leído, tengo la impresión de que es una de las mejores adaptaciones del presente, como en los viejos tiempos con Las crónicas de Narnia y El señor de los anillos (bueno, igual me excedo). No porque respete la esencia del texto, sino porque ha sabido transmitirla muy bien en el formato cinematográfico, la prueba de fuego para la literatura actual. Me ha faltado un ritmo algo más equilibrado, pero en general está bien llevado, ya que la voz narradora de Jonas nos agiliza la experiencia y procura llenar los vacíos al mismo tiempo. Pese a sus clichés, no es tan fácil achacarle lo de "predecible" en comparación con otras tramas, porque las secuencias finales te dejan en ascuas y la pausa dramática funciona muy bien para aumentar la tensión. El Dador es un personaje que os encantará desde el primer momento. Ah, y atentos al cameo de cierta cantante. Ficha técnica The Giver (The Giver) 2014, USA Director: Phillip Noyce Reparto: Brenton Thwaites, Jeff Bridges, Meryl Streep, Katie Holmes, Alexander Skarsgard, Cameron Monaghan, Odeya Rush y Taylor Swift Puntuación: 9/10 ADVERTENCIA: el siguiente trailer puede motivar a las comparaciones con la ya mencionada Divergente.
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Agosto 2023
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