Post de Naiara Salinas Hay veces en las que escribir con un tiempo limitado te ayuda a llegar a tiempo. Esta es una de ellas. ¿Os he dicho que me encanta escribir? ¿Y que Logan Lerman es el actor de mi generación (año más, año menos) favorito? Si juntamos estos dos elementos, nos queda algo como Un invierno en la playa. El largometraje nos sitúa en un paraíso costero donde habita una familia de escritores: Will Borgens, famoso y divorciado, y sus hijos, el romántico Rusty que ahoga sus penas en las drogas y la promiscua Samantha, que solo persigue el sexo. Cuando en el día de Acción de Gracias Sam regresa de la universidad y anuncia que va a publicar su primera novela, los celos afloran un poco, pero tanto el padre como el hijo centrarán sus esfuerzos en (re)conquistar a sus amores, dado que nunca se sabe de dónde va a venir la inspiración. Y, mientras, Sam descubrirá que no siempre se puede reprimir los verdaderos sentimientos por alguien. Lo más llamativo de la película, para empezar, es esa mezcla entre relaciones románticas y profesiones creativas, con una pizca de relaciones familiares en medio que causa que buena parte de la dinámica sea un poco locura. Qué se puede esperar de escritores, ¿no? Lo bonito es que si se van a hacer locuras, mejor que se hagan juntos. Esta historia relaciona mucho el proceso creativo con el vaivén personal de cada personaje, y lo mejor es que adecúa el género literario a cada uno y crea diferentes perfiles de autor. Will, por ejemplo, es el escritor en decadencia, el que un día gozó del éxito y al siguiente perdió la inspiración igual que a su mujer, por quien existe cierta obsesión parecida a la de Apolo por sus musas o, mejor dicho, por ninfas como Dafne (ejem). Dicho de otra forma, sin ella no se ve capaz de escribir. Por eso existe cierta duda de si su intento de reconquista es tanto para con ella como para con la literatura, es decir, retomar la vida que una vez tuvo, su profesión. Volver a encontrar la inspiración y recordar qué se siente al amar la escritura, pues el hombre vive un poco en rencor con ella (esto no es más que una interpretación, ojo). Rusty, el más joven de la casa, conserva todavía ese idealismo que le incentiva a despertar su yo más romántico y su joven más abierto de mente. Su especialidad es la ciencia ficción y su escritor favorito es Stephen King, y de alguna forma estos rasgos también definen un poco su estilo de vida y su forma de comportarse (tímido, pero respetuoso; experimental, pero de relaciones serias). Por último, tenemos a Sam, un rompecabezas que parece autoengañarse a sí misma. Ella sí que experimenta, con tíos; vive la vida al límite y no perdona a su madre por destrozar a su familia. Todo ello convierte su escritura en algo cínico, oscuro y fatalista, pero también de éxito (la gran paradoja del escritor es que de sus penas salen sus mejores creaciones, siempre y cuando pueda crear, no como el patriarca de esta familia). Es decir, tenemos a un escritor que se siente un poco culpable por su situación y trata de volver atrás haciendo borrón y cuenta nueva; un chaval que comienza su andadura creativa mientras le persiguen los demonios de la adolescencia y una joven prometedora demasiado orgullosa para admitir que tiene un lado muy sensible, algo que cambia cuando conoce a Louie (Logan Lerman), un músico que está en su clase de Escritura Creativa y comienza una relación de curiosa amistad con ella tras conocerse una noche. ¿Cómo se come todo esto? Con un desarrollo un tanto tragicómico y, en ocasiones, hasta histriónico. Puede dar la impresión de que a veces la familia compite por ver quién tiene la idea más loca, pero dentro de lo que cabe es un drama con todas las de la ley, donde, si bien el final no es muy sorprendente, los diálogos y reflexiones son una joya y logran que merezca la pena disfrutar de esta hora y media de metraje (sobre todo la literariedad de las frases con las que se abre el film, que son como principios de novela increíbles). Otro de los aspectos interesantes es la idea de que no es oro todo lo que reluce detrás de un best-seller, y que a veces el autor más sonriente, carismático y exitoso encierra también un problema psicológico igual que el creador más bohemio. Como decía al principio, ningún escritor se salva de un poco de locura (lo sé porque lo he vivido en mis carnes, lo reconozco), pero todos son humanos y siempre tendrán un hueco para la normalidad. En resumen: una bonita reflexión sobre la escritura, con un mensaje tan llamativo como el de "ser escritor implica leer los corazones de todo el mundo". A esa reflexión le acompañan la reflexión sobre las relaciones y el sentido que tienen para la vida de cada uno, ambas desarrolladas con gracia y seriedad. Ficha técnica Un invierno en la playa (Stuck in Love) 2012, USA Director: Josh Boone Reparto: Greg Kinnear, Lily Collins, Nat Wolff, Logan lerman, Jennifer Connelly, Kristen Bell y Liana Liberato. Puntuación: 9,5/10
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Agosto 2023
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