Post de Naiara Salinas Ni la semana ni el mes se pueden acabar sin mi bendito especial al que mimo como buen hijo parido (véase el siguiente hilo en Twitter). Igual que me traumé cuando descubrí hace un par de años que nunca había recomendado Camino a la perdición (error que subsané ipso facto) al crear ese hilo descubrí que me faltaba una cinta que he visto ya dos veces en la tele y a la que he cogido cariño por su trama, su tema, la presencia de un actor de Glee y, más recientemente, su director: el musicófilo François Girard (véase El violín rojo y La canción de los nombres olvidados). Os vais a hartar de mi nueva devoción, lo sé. Por primera vez en lo poco que llevo viendo de este señor, los violines no son protagonistas, sino, como su nombre indica..., un coro (*insertar palmada y emoji inexpresivo aquí*). Todo empieza cuando la madre de Stet, criado en un hogar desestructurado, fallece en un accidente y su padre, que se desatiende para evitar la incómoda confesión a su nueva esposa e hijos de esta relación previa, acepta que lo ingresen en una academia de música muy prestigiosa en la que el chico entra por su enorme talento con la voz. Sin embargo, tendrá que trabajar más duro aún para ganarse la atención de su profesor y director del coro, Carvelle (Dustin Hoffman). Gracias a sus rígidas normas, poco a poco Stet dejará su rebeldía e indiferencia a un lado e irá ganando más amor por la música. Eso sí, sus compañeros no se lo pondrán nada fácil. Si hay que aplaudir a Girard por algo es por su enorme tacto a la hora de tratar la relación del hombre (o niño, en este caso) con la música. Como anecdotilla, comento que ninguna de las dos ocasiones en que vi esta película supe que la dirigía él (ya sabéis que en la tele lo de los créditos... como que no se lleva), y lo descubrí al revisar su IMDB no hace tanto, lo cual, aparte de causarme un brillo sospechoso en los ojos, me llevó a revisionarla una tercera vez online. Al margen del cariño que le tengo, la trama de este largometraje atrapa porque retoma la evolución musical que se vio en El violín rojo, pero esta vez no tiene que ver con el tiempo como medida física, sino con algo más intrínseco: la madurez. El viaje que propone Girard se aleja de lo trascendente y religioso; es el descubrimiento de una pasión a través de las enseñanzas virtuosas de un maestro, es el encuentro con uno mismo, con la voluntad, a través de la música. Esto se percibe en la personalidad de Stet, quien al principio es un niño con poco carisma, que se deja arrastrar por la vida, salvo cuando se pelea. Ha aprendido a no confiar en la gente por las malas y eso lo convierte en un chaval muy solitario e introvertido. Gracias a su incorporación al coro no solo encuentra una meta, sino también a un grupo con el que al principio inevitablemente hay roce, pero pronto irá llegando el cariño a la par que Stet abraza más y más su ocupación. En sus otros largometrajes hemos visto siempre esta unión de forma individual, entre nada más que el protagonista y su instrumento. Aquí por primera vez se observa un contexto colectivo y el coro se transforma en un micromundo, una mini sociedad donde la armonía de las partes es crucial para que se consagre el todo. Stet se abre porque ya no es un marginado, sino importante, y gracias a ello va confiando más en su talento. Además, aquí el instrumento es la voz, y, como decía, al inicio del filme Stet es muy reservado, nunca dice lo que piensa, deja que los demás tomen las decisiones por él. Otra de las grandes evoluciones está en contemplar cómo este niño de once años mejora su entonación, va obteniendo solos y empieza a distinguirse, es decir, a ganar voz dentro del coro... y en su vida. Aparte de la temática musical, el contexto académico y la edad de su protagonista le propicia a Girard la oportunidad de explorar otro asunto complicado: el bullying. En todo grupo siempre hay alguien que destaca o quiere destacar y que se enfrenta al novato en cuanto ve peligrar su posición privilegiada; en un coro no va a ser menos. Pero cuando las rivalidades entran en el campo de la música, un universo de por sí súper competitivo, se producen disonancias que rompen la armonía. Parte del esfuerzo de Carvelle está en reunir esas piezas y que nada se disperse. Sus métodos irán siempre en pos de la disciplina y el autocontrol emocional, algo que también ayudará a la revolución que Stet guarda en su interior. ¿La música amansa a las fieras, entonces? Girard, a través de Dustin Hoffman, te lo garantiza. Es una relación digna de ver. Hoffman es más duro que Robin Williams como profe, pero inspira igualmente. En resumen: este largometraje es la prueba de que François no pierde su toque con el paso de los años, sino que lo expande a nuevos terrenos. En este caso rinde un claro tributo a la mítica película de Los chicos del coro, pero lo lleva a su terreno de exploración musicóloga reflejando el poder influyente de un profesor, que aquí es tanto físico como abstracto, ya que Stet aprende tanto de Carvelle como de la música que interpreta y que le ayuda a tomar decisiones que antes no se veía capaz, así como a entender la vida adulta un poco más. Es una historia profunda donde la música se convierte en un factor de unión para las personas (el personaje del padre también merece atención) y con una gran reflexión sobre el crecimiento, ya que otra cuestión de fondo sobre los coros infantiles es que son efímeros. La carrera de uno en este sector dura lo que le dure la voz aguda e inocente. Sin entrar en spoilers, al final Stet y sus compañeros entrarán en la pubertad y su timbre cambiará, y en el momento en que lo hagan darán el salto a una realidad distinta, por lo que el coro, aparte de ser una mini sociedad, es una etapa transitoria. El pequeño prota es un descubrimiento interpretativamente hablando y se rodea de grandes maestros, ya que, aparte de un Dustin Hoffman que me encanta cómo equilibra la parte serena y empática con la dura, le guían Stephen Graham, Kevin McHale y Kathy Bates. En fin, una gozada descubrir estas joyas. Ficha técnica El coro (Boychoir) 2014, USA, drama Director: François Girard Guion: Ben Ripley Reparto: Garrett Wareing, Dustin Hoffman, Kathy Bates, Stephen Graham, Kevin McHale, Josh Lucas y Debra Winger, River Alexander Puntuación: 10/10
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Agosto 2023
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