Post de Naiara Salinas *Voz de Laura Pausini*: Diciembre yaaaa llegóooo. Así que toca el recopilatorio de críticas cortas y sin spoilers del mes anterior. En octubre me quejaba de que casi no había visto pelis y me comí algunas «de relleno». Pues bien, noviembre me oyó bien fuerte y prácticamente me lanzó estrenos a metralla. Aunque yo siempre digo que, si hay que arruinarse, que sea por el bien de mi salud mental. PD: en este crossoverazo he dejado atrás dos de las que más me gustaron: Eternals y Última noche en el Soho, que siendo tan grandes no daban espacio a las demás (badum tss). Ejército de los muertos (fecha de visualización: 1 de noviembre de 2021) Con esta seré breve. Nada como terminar Halloween con El juego del calamar y seguir prolongando la fiesta con zombies. No fue precisamente un estreno del mes, sino un estreno del año que en mi caso se retrasó. No estaba muy arriba en la lista de pendientes, pero, si recordáis, disfruté tanto Ejército de ladrones que acabé queriendo darle una oportunidad y ver cómo finalizaba el viaje de Sebastian, alias Ludwig Dieter. La trama es básicamente una premisa de videojuego con una misión bien definida desde el principio: grupo de gente muy variopinta pero badass se cuela con una guía aún más badass en Las Vegas, ciudad invadida por los zombies, para llegar a una cámara acorazada y conseguirle a un millonetis el dinero porque al hombre no le bastaba con lo que tenía. Lo que me llamó del filme es la soltura con la que se maneja Zack Snyder, más desenfadado que en prácticamente toda su filmografía (hay una diferencia abismal entre esto y su Liga de la Justicia: el tono, el ritmo... No tanto en los personajes, sin embargo). Ese humor negro me funcionó bastante bien y logró que me entretuviera toda la película, aunque no todos los personajes me terminaron de cautivar (mejor para mí, dado el nivel considerable de víctimas que hay). De hecho confirmo que Sebastian, o Ludwig, continúa siendo la estrella y fue muy agradable captar todas las referencias a su aventura anterior. Probablemente si hubiera visto los largometrajes a la inversa habría apreciado la profundidad del personaje de otra forma. Aparte de eso, el guion es tan básico que no se detiene mucho en historias pasadas, pero por el tipo de argumento tampoco me sorprende, es decir, aquí se viene a lo que se viene. Otro aspecto que merece destacarse son los zombies: me moló mucho el clan inteligente. En resumen: Las Vegas es un buen escenario para una aventura de zombies y seguro que los gamers pueden apreciar más el desarrollo de la misión y cada obstáculo que surge. El guion no es muy profundo que se diga, a excepción de la familia protagonista (porque siempre hay una familia protagonista), pero tampoco se anda con muchos rodeos. Peli de tarde, tan solo un poquito mejor que la media en este género y todo porque Snyder sabe plasmar ambientes y dirigir la acción. Por lo demás, no muy memorable. Le doy un 6. Lo mejor: los zombies (y el que haya uno tigre), la química Ludwig-Vanderohe y la ambientación. Lo peor: de lo más básica y predecible, aunque muy coherente. También me chirría que siempre haya un personaje que toma decisiones estúpidas y lleva al grupo a la perdición, lo quiera o no (y no me refiero al típico personaje al que te puedes cargar de un tiro, sino al que se supone que es importante). Alerta roja (fecha de visualización: 7 de noviembre de 2021) Nueva aventura cómica protagonizada por ladrones. Netflix, te veo desatada este año; yo creo que hasta podemos hablar ya de subgénero, porque, vaya, siento que me he pasado el año viendo un maratón temático mes a mes. El trío compuesto por Dwayne Johnson, Ryan Reynolds y Gal Gadot ya era suficiente clickbait, pero tras haberme enganchado a estas tramas no tardé ni diez segundos en incluirla en mi lista. Sin embargo, al final la aventura me supo a poco, o quizá sería mejor decir que fue muy light, muy del montón, algo disfrutable (en buena parte gracias al humor y la química notoria de este equipo), pero no memorable. De hecho eso es todo lo que recuerdo, que me reí en un par de ocasiones y pasé un buen rato, pero nada más. Obviamente la podemos encasillar en trama típica para un Ryan Reynolds muy típico (el que sabe lo que se le da bien, sabe, yo ahí no pongo pega alguna, que conste). Posiblemente el mayor plot twist interpretativo lo consiguió Gal, despegándose de todo el misticismo y los coros de guerra de Wonder Woman y convirtiéndose en toda una criminal, mujer de negocios rastrera y sex symbol. Realizó un papel que acabó sentándole como un guante y me dejó con más ganas de verla en esa faceta corrupta. Sin duda ahora su versión de la madrastra de Blancanieves promete más. En resumen: no es la mejor historia ni el mejor equipo de ladrones, pero sin duda por su gracia y salero merece disfrutarse como peli de tarde. Sobresaliente en compenetración. Le doy un 6,5. Lo mejor: Ryan Reynolds haciendo lo que mejor se le da y Gal Gadot en modo «malota muy badass». Ah, sí, y Dwayne, no olvidemos al Dwayne cada vez más enfocado en la comedia pero sin decir adiós a la acción. Por otra parte, hay gags curiosos, como el cameo de Ed Sheeran (ups, spoiler alert). Lo peor: lo dicho, solo es una más. No va a ser el exitazo de Netflix en 2021, está claro. Eiffel (fecha de visualización: 12 de noviembre de 2021) Cuando en cartelera aparecen biopics que cuentan el origen de obras artísticas emblemáticas, una servidora debe ir (y es en estos casos cuando echo de menos las clases de Historia del Arte para poder preguntarle por el salseo al/a la profe de turno). Porque así es Eiffel: mitad torre, mitad salseo. La trama sigue al artífice del mítico monumento, Gustave Eiffel (Romain Duris), desde que presenta el proyecto al comité para la exposición de 1889 hasta que lo inaugura, y entre medias inicia un affaire con Adrienne (Emma Mackey, la de Sex Education), una mujer de su pasado que regresa para inestabilizar su corazón. Algo que me suele irritar un pelín de estos guiones es la necesidad de incorporar un romance de culebrón por añadir un poco de morbo, como si ser testigos de la construcción de una de las mayores torres del mundo no fuera argumento lo suficientemente atractivo (a mí las historias sobre descubrimientos y edificaciones, insisto, me suelen atraer mucho. ¿Quién no quiere saber de dónde viene todo lo que admiramos en el presente?). Sin embargo, en este caso acabé retractándome, dado que este guion parte de una leyenda urbana con cierta base histórica y, más importante, es de producción francesa. ¿Quiénes mejor que los franceses para hablar de su obra cumbre, tan minusvalorada durante las obras? Además, no por nada la torre hoy en día se emplea somo símbolo del amor: fue el que la inspiró, o eso cuentan los rumores y las biografías. Por tanto, aunque a priori innecesaria, esta trama intermedia cuya evolución conocemos a través de flashbacks dota al filme de un sentimentalismo que nutre a través de la frescura y la rebeldía de sus protagonistas. Las emociones importan para despertar el demonio creativo de Eiffel e impulsarle a levantar algo contra viento, marea y finanzas. En resumen: un largometraje de pasiones, inspiración y lucha encarnizada contra la opinión pública y los elementos naturales. Como historia llega a ser muy interesante y equilibra muy bien el fondo real con el inventado o reinterpretado, de forma que sales valorando mucho más el resultado de lo que ocurrió (porque sí, esos tomates verbales que le soltaron al pobre sucedieron en la vida real. Resultó que solo unos pocos creían realmente en el proyecto por culpa del diseño, más que de la altura. Yo en la sala quería gritar a los detractores: «¿No os dais cuenta de que hoy en día es el símbolo de Francia como Eiffel quería, necios, más que necios?»). Aparte, la parejita lo hace increíblemente bien, en su punto los dos. Le doy un 7. Lo mejor: explorar el pasado de Eiffel y su torre, más Emma Mackey, que, por si en Sex Education no lo demostró lo suficiente, tiene un talento para el francés y la interpretación casi innato. Lo peor: lo montaña rusa que se vuelve esta relación hasta una resolución un poco pobre. Tick Tick Boom (fecha de visualización: 19 de noviembre de 2021) Imaginaos el subidón de ese viernes empezando la tarde con Última noche en el Soho y concluyendo con el primer musical cinematográfico dirigido por el genio de los musicales, Lin-Manuel Miranda. Solo imaginad el éxtasis en el que acabaron mis oídos y entenderéis por qué voy a valorar deliciosamente esta película, porque creo que fue el mejor viernes de todo el mes. Casi realicé un vídeo con estas dos, porque por verlas tan seguidas acabé encontrando varios puntos de comparación, pero al final me refrené. Y es que Tick Tick Boom también es una película sobre sueños, aunque menos literal: es el sueño de un hombre real, Jonathan Larson, por producir un musical en una época invadida por otra crisis económica para los artistas (de la que nunca han salido) y otra crisis sanitaria (el sida). Es el lado oscuro y humilde de la vida bohemia neoyorkina que tanto se prodigaba en Rent, musical, por cierto, que ahora comprendo mucho mejor, gracias a la inmersión total del guion en Larson como hombre de familia y amigos y como creador ávido de éxito. El filme explora los inicios de Larson en Broadway, cómo intenta abrirse un hueco con su mente tan vanguardista y cómo se va atropellando a sí mismo hasta que encuentra su voz. El papel de Andrew Garfield encarnando a este soñador es de Oscar todo el metraje: como el alumno más empollón de la clase realizó un estudio muy cuidado de Jonathan hasta el punto de que ganaría incluso Tu cara me suena sin pestañear, por no hablar del talento musical que nos ha descubierto que posee. Así que nada me gustaría más que verlo hablando de esta interpretación cuando por fin salga a la luz en Spider-Man No Way Home, ya solo por venganza, porque el chaval merece esta atención. Conserva parte del excentricismo que ya le vi en Los ojos de Tammy Faye, pero en un rol completamente distinto donde se permite ser más un espíritu libre únicamente preso de sus demonios creativos pero que siempre aboga por vivir con pasión y autenticidad. Es decir, en la piel de Jim Baker el pobre estaba sometido a mucho estrés por mucha presión y eso le dejaba al borde de un ataque de nervios con sonrisas muy tensas e hipócritas. Aquí si se tiene que poner nervioso, lo abraza, es uno con la ansiedad, y así es como funcionan los artistas de verdad. La banda sonora es deliciosa, mejor que la de Rent, con más variedad de tonos y timbres, y la dirección de Miranda muy notable y prometedora. Combina todo lo que sabe de los musicales sobre tablas con lo que ha podido aprender trabajando para el cine mayormente como compositor, actor, guionista y productor. Quizá sea su primera película como capitán, pero el hombre venía con los deberes hechos y, aunque aún tiene alguna cosa por pulir, promete seguir ascendiendo. En resumen: a los Oscar de cabeza. Creo que es el mejor estreno cinematográfico en streaming del año por ahora. Lo mejor: la trama, porque adoro explorar a los genios creadores y esta logra enganchar y que te intereses por el porvenir de los personajes; Andrew Garfield y la banda sonora. Lo peor: hummmm sé que había un «pero» relacionado con algo del montaje (no me refiero a la estructura basada en flashbacks porque eso en cine queda muy guay), pero no me acuerdo, jeje. Para mí tiene un 9. Way Down (fecha de visualización: 25 de noviembre de 2021) ¡Más ladrones! Bieeeeeen. Si no empiezo 2022 robando algo me considero alumna en curso de repetición. Freddie Highmore vuela de Londres a España para ayudar a Liam Cunningham a cumplir su sueño de recrear La casa de papel robando el banco más protegido del mundo (sí, en España, quién lo hubiera dicho. No sé si es marketing o es que realmente desde la serie de Netflix han reforzado la seguridad el triple). Pero Liam no va en busca del dinero, sino de un tesoro más preciado, porque su equipo no se considera de robo, sino de cazatesoros, son como Indiana Jones con la mente estratega del Profesor. Algo que me gustó mucho de la peli, aparte de que tiene un ritmo y un enfoque muy buenos para conectar la atención enseguida con la acción, es cómo está escrito el personaje de Freddie, que vuelve a interpretar a un genio, esta vez de la ingeniería, pero no de forma tan arquetípica, sino que va en busca de un camino, de una chispa que lo motive, ya que no tiene muy claro qué hacer con su talento. La relación que forja con el personaje de Liam se percibe mucho como la de un pupilo dejándose inspirar por un maestro mucho más comprensivo que su padre biológico y también es correcto no mostrarlo como alguien que conoce la solución desde el principio, sino que también sufre del clásico bache mental. Eso, sumado a la intriga, un reparto que incluye lo mejorcito del panorama nacional e internacional (¿quién no quiere ver en una misma secuencia a José Coronado, Luis Tosar, Sam Riley, Àstrid Bergès-Frisbey y Famke Jensen?), la acción y una grandiosa calidad de imagen, así como un marketing muy insistente, justifican la popularidad del largometraje en territorio local. En resumen: 100% blockbuster, con poco fondo, pero entretenimiento asegurado. Recomendable para los fans de La casa de papel, aunque el guion sospecho que es más flojo que el de la serie. Le pongo un 7,5. Lo mejor: el reparto, la fotografía, el ritmo, ese viejo chiste intuitivo de españoles contra ingleses y viceversa, más Freddie Highmore luciendo un poco de spanish y vistiendo la camiseta de la selección mientras burla a José Coronado. Lo de que todo transcurra durante el mundial de Sudáfrica en 2012 le añade ese punto nostálgico y curioso que causa que lo vivas todo con gracia. Épico. Lo peor: lo dicho, no es muy profunda y desaprovecha a algunos actores. Podría haber sido más original. La casa Gucci (fecha de visualización: 26 de noviembre de 2021) El señor Ridley Scott se enfada con los millenials a pesar de que yo he disfrutado muchas de sus pelis. Como esta, donde juega a las ricachonadas cual cómico ácido para desvelar a las nuevas (y no tan nuevas) generaciones la telenovela en la que se puede convertir la vida de un diseñador de moda. A lo largo de la historia, hemos conocido a grandes familias italianas con sus intrigas: los Médici, los Borgia, los Montesco, los Capuleto... y ahora los Gucci. El guion se convierte en prensa de lo más amarilla al tomar el episodio concerniente a la caída en desgracia de la familia con su último heredero, Maurizio (Mau para los amigos, siempre que sea con la cara de Adam Driver), cuando conoce a su mujer Patrizia (Lady Gaga), muchacha de orígenes más humildes que se pega a la fortuna Gucci como un parásito que comienza a infectar las buenas relaciones hasta provocar una guerrilla interna por los beneficios y el liderazgo de la compañía. Y eso es solo el 50%. La historia se desarrolla tan enrevesadamente como interesa para conseguir el toque exagerado sin resultar demasiado ridiculizante para los protagonistas, porque al fin y al cabo no deja de ser un suceso histórico no muy lejano. Percibes la comedia en el histrionismo de algunas escenas y personajes, como el de Jared Leto, al que solo se reconoce por sus ojos, en la piel del primo idiota y marginado de la casa (un tipo que tan pronto como irrita te inspira cierta compasión). La visión satírica es muy evidente; existe detrás una intención muy crítica para con este estilo de vida y estas pretensiones. Pero ante todo es la evolución de una relación destinada al fracaso desde que el avispado de Jeremy Irons suelta: «No te cases con ella, no te hará bien, solo va tras tu dinero» (y pensar que, de haberle hecho caso, tendríamos los créditos a los diez minutos de película y un final feliz...). Guarda muchas similitudes con la historia de Versace que conocí gracias a American Crime Story, lo cual hace que me pregunte si esto es lo habitual entre grandes magnates de la moda. En lo que respecta a la pareja protagonista sí me deshago más en elogios. Adam está que se sale este año y este es para mí su segundo mejor papel en lo que a las apuestas para los Oscar se refiere (el primero, el de Annette). Demuestra mucha versatilidad y no deja de fascinarme lo rápido que puede pasar de la adorabilidad al hijoputismo, siempre como víctima y como verdugo en distintos grados, aunque como más lo prefiero es como tontorrón enamorado porque siempre sorprende para bien. En cuanto a Lady Gaga, tiene la nominación asegurada tras el salto desde Ha nacido una estrella, una película que todavía se amoldaba mucho a ella y la conectaba con su lado cantante. Como si la mujer hubiese querido por fin demostrar que vale para la actuación, se despega de todo ello y convierte su rol en un felino juguetón y cazador, muy voraz (sí, ella misma contó que se había basado mucho en el comportamiento animal para el papel. Porque al final, en esta familia hay mucho zorro y mucha víbora). No puedo olvidarme de un Al Pacino en su salsa que, haciendo poco, queda como un maestro. Su papel es como el de un padrino (*guiño*) destronado que se va con la cabeza lo más alta posible. En resumen: Italian Crime Story muy graciosa con interpretaciones de lujo y mucho mamarracheo. Disfrutable si te gustan las ficciones como Succession, Dynasty, etc., etc. donde los familiares se lanzan cuchillos y trampas por el poder. Luego se preguntarán por qué seguimos asociando Italia con la mafia... Para ella un 8. Lo mejor: Driver y Gaga, el personaje de Domenico, más el maquillaje, el vestuario (es Gucci, malo sea) y la música, una vez más (aunque qué triste que no suene ninguna canción de la protagonista cuando la historia entera se puede resumir a través de su discografía). Lo peor: aunque tiene un buen principio, se va desinflando sobre la mitad. Yo me hubiese ahorrado algún que otro minuto del tramo final; quizá no todo sea tan relevante para la conclusión. Lo de la trama de la pitonisa (Salma Hayek) y la parte en Suiza me pareció un poco excesivo a pesar de que ambas cumplen su cometido. Encanto (fecha de visualización: 28 de noviembre) Nueva película Disney de animación con canciones de Lin-Manuel Miranda, así que éxito asegurado. Si a eso le sumas otra cultura latinoamericana y una trama con mucha magia... imposible que no te brillen los ojitos. Pero el encanto de Encanto va más allá de eso todavía, ya que le da la vuelta a una fórmula muy explotada donde ser normal se convierte en lo raro. Eso le ocurre a Maribel Madrigal, la única de una familia legendaria que no cuenta con un don mágico originado al tocar una vela mágica resguardada en un hogar con vida propia. La última vez que vi un argumento así fue en la cinta de acción real Sky High, donde el hijo de los superhéroes más famosos (ni de Marvel ni de DC, ojo) acudía a un instituto para revelar su carencia de poderes. En Encanto esta idea termina sirviendo a la reflexión en torno a los lazos familiares y culturales, que pesan más que los dones cuando de la noche a la mañana estos empiezan a fallar. Es un placer seguir a Maribel en la búsqueda de su papel en la familia, puesto que todos contribuyen a mejorar la vida de los aldeanos, mientras trata de salvar la magia que queda. Aborda con gracia y ritmo la cuestión de los roles, cómo cada uno es más de lo que aparenta, la presión por la responsabilidad que supone un gran poder, el prejuicio sobre lo negativo como algo que evitar, etc. Las canciones de Miranda son de lo más pegadizas, ingeniosas y coloridas, como el filme entero, que, por lo que he podido ver, rinde su homenaje a Colombia de forma sobresaliente. En resumen: imagina un caldero donde metes toda la fantasía y la sangre latina de Coco, el viaje de autodescubrimiento y el compositor de Vaiana y al prota de Sky High y tienes Encanto, una película que no gusta, sino que encanta a quien la ve (*guiño*). Lo mejor: Maribel, Bruno (yo SÍ hablo de él, ¿ok?), Antonio, la comedia, la música y los dones, que no siempre son los habituales. Mola mucho que en la familia haya una que cure heridas con arepas mágicas, una Tormenta, un Dolittle, un Místico... El trabajo en la animación es impresionante, dado que los personajes tienen muchísimos movimientos y se emplean encuadres de los que exigen horas. Las voces me han llamado mucho la atención también. Y en cuanto a escenas, necesitáis pañuelos para las oruguitas... Llorera nivel «Recuérdame». Lo peor: hay alguna canción que no me transmitió mucho. Tiene un 9,5. Spencer (fecha de visualización: 30 de noviembre de 2021) Nada como acabar el mes con una historia desarrollada en plena Navidad, mejor antesala imposible. Kristen Stewart va a ganar el Oscar. Quizá suene muy sorprendente, hasta prepotente, esta afirmación, pero es una de las pocas cosas que tengo claras de cara al año que viene y, aunque una mente más prudente tendría en cuenta los cliffhangers que se producen alguna vez en esta ceremonia, realmente pienso que por muy buena que sea la competencia, no tiene nada que hacer. Y es que Lady Di es un papel que, como el Joker, si se interpreta bien, se interpreta para condecorarse por la cantidad de matices y trabajo que exige al desarrollar un rango de emociones muy complejo y elevado. Eso es lo que nos regala Kristen en su versión, que explora a una Diana más adulta, madre y al borde de un colapso por toda la opresión de la realeza. La Diana de The Crown era todavía un alma joven e inocente que iba descubriendo poco a poco el precio de un matrimonio «de conveniencia» y el peso de su título real. La presente es del todo consciente y el espectador es testigo de su lucha contra la prisión en la que se convierte la mansión durante los que se supone que deberían ser los días más felices del año. Todo el escenario marca un contraste entre el idealismo que debería transmitir y la prisión que en verdad es. Diana se ahoga entre esas paredes tan frías y opacas y todo el sentimiento pasa a quien es testigo desde la butaca, que navega todo el rato entre esa claustrofobia y la libertad de un espacio en plena campiña inglesa donde no debería ser tan difícil escapar, si no fuera porque las cadenas son más bien mentales, impuestas por el deber político-social. La interpretación de Kristen no es claustrofóbica todo el tiempo, sin embargo, porque además de cónyuge del heredero a la corona es también una madre que solo quiere disfrutar de las fiestas con sus hijos y una ciudadana llena de nostalgia por su viejo hogar, la música y, en definitiva, todo lo que le hacía sentir viva y que ya no es capaz de disfrutar. El público llora y se frustra con Diana por renunciar a esa libertad en vano, pero también celebra cada acto de carisma y valentía como la rebelde que es. Aun así, no ganará el Oscar por eso, sino porque la actriz desaparece por completo. ¿Dónde está Kristen?, pensaba yo todo el tiempo en la sala. Solo veo a Lady Di, solo veo a Diana Spencer luchando por reafirmar su autonomía. En resumen: brillante trabajo el de Pablo Larraín, por el enfoque, por la elección del reparto (para mí mejores versiones adultas que las de la quinta temporada de The Crown a simple vista), por la forma en que consigue que una paleta de colores «amistosa» y pacífica nos cause repulsión y por lo bien que transmite ese ambiente tan frío, casi gélido, e impersonal, solo suavizado por el carácter de Diana y sus hijos. Claramente toma partido, al contrario que la serie, al introducirnos en las pesadillas (literales) de la princesa de Gales. Tal vez la trama solo dure tres días, pero representa casi toda una vida. Excelente definición. Tiene un 9. Lo mejor: Kristen Stewart. Su actuación es una bonita secuela de la versión de Emma Corrin; me encanta reconocer los manierismos. Es como haber visto crecer a Lady Di de verdad, en lugar de que la interpreten dos actrices distintas. Además, como la vi en V.O.S.E., puedo aplaudir su gran trabajo con el acento. El actor de Carlos muy correcto también. La cinematografía: impecable. Lo peor: que este reparto no esté en The Crown y la pesadez del guion en ocasiones.
1 Comentario
12/21/2021 20:25:37
Súper de acuerdo con vuestra crítica. Una experiencia que disfrutamos pero que podría haber sido mejor con una campaña de marketing menos explícita.
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Agosto 2023
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