¡Buenos días allscreeners! ¡Ha llegado la hora de la sorpresa por esta nueva iniciativa! ¿No os faltaba algo? ¡Exacto! ¡Ha llegado la hora de desvelaros un nuevo vídeo (porque hacía lo suyo que no hacíamos uno)! Esta vez, nos hemos servido de nuestra queridísima compañera de All Games y diseñadora oficial de redes sociales, @VRihJdb, y la hemos pedido que nos crease este estupendo vídeo que podéis ver a continuación donde recordamos las series que hicieron nuestras delicias cuando éramos niños: Hannah Montana, El Príncipe de Bel Air, Los magos de Waverly Place, Victorious, ICarly, H20 Just Add Water, Sailor Moon, La banda del patio, Pokemon, Digimon, Las tres mellizas. Todas estas series las encontraréis en el vídeo junto a otras que, aunque no fueran exactamente para el público infantil, todos vimos de niños, como Embrujadas o Smallville. Sin más dilación, aquí os dejo el vídeo con todas las series mencionadas anteriormente y muchas más. ¡Disfrutadlo!
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Post de Naiara Salinas En medio de nuestra Semana de la Infancia no podíamos olvidarnos de las primeras ficciones que vimos en la pequeña pantalla, que, no sé vosotros, pero para mí fueron los dibujos animados. La animación, de alguna forma, siempre ha supuesto nuestro inicio en la vida seriéfila (más los programas infantiles tipo Los Tweenies). El que no se pusiera contento al estar enfermo porque podía ver las series matutinas de La 1 y La 2 que tire la primera piedra (lo curioso era que las series infantiles justo las emitían en horario escolar, menuda lógica). Sin embargo, también es el primer subgénero que abandonamos cuando llegamos a la adolescencia, vaya (en unas edades en las que nos jactamos de seguir viendo películas Disney o de Dreamworks, ojo). Como todo en la vida sigue un proceso, he decidido dividir las series de mi infancia en etapas, que no van precisamente de acuerdo a la edad. Primera etapa: los inicios de La 1 y La 2 Pese a que hoy en día La 2 se ha convertido en un fantasma para mí, cuando era pequeña lo recuerdo como uno de mis canales preferidos, dado que en él me enganché a mogollón de series de dibujos animados. Fueron los tiempos de Esquimales en el Caribe, La pajarería de Transilvania, Arthur, Caillou, El autobús mágico, La banda de Mozart, etc. La 2 era prioritaria entre semana, pero los findes su hermana mayor, La 1, tomaba el relevo, y yo me recuerdo madrugando solo para ver series como X-Men, Scooby-Doo, Spider-Man, Batman… Entremos en detalles con mis favoritas, venga: Las tres mellizas Eran tres y eran mellizas (lógica aplastante). En lugar de llamarlas trillizas se optó por este título. Estas hermanas tenían tanta fama de traviesas que despertaban la manía de la Bruja Aburrida y esta las enviaba a un cuento o una novela en cada capítulo, donde intentaba evitar a toda costa que llegaran al final feliz prometido. Las vimos desatando las pasiones de Romeo y Julieta, enamorando a King Kong, conociendo a Robinson Crusoe, etc. Fue una de las primeras series en presentar a nuestra generación estas obras maestras de la literatura, como también hiciera la famosa Simsala Grimm (por la que también tuve devoción). Entre Teresa, Ana y Helena mi favorita al principio era Helena, pero luego tuve que identificarme con la romántica Ana. Ay, qué tiempos jugando con las muñecas en su casa, en su hospital y en su escuela (sí, yo tenía esos tres edificios, que, si recordáis, se plegaban en forma de maletín). Los Rugrats No recuerdo cuál de los canales la emitía, pero sí que el enganche que tenía era muy fuerte. Las aventuras de ocho bebés que más bien parecían niños con la inteligencia que habían desarrollado me hacían las delicias. Tommy, el bebé del eterno pañal y la camiseta azul; Chuckie, el pelirrojo empollón; los gemelos Phil y Lil; la pija y metomentodo Angelica, y la inteligente Suzie, el baboso Dil y la simpática Kimi, que se incorporaron más tarde. Una serie donde los pequeños eran capaces de burlar la seguridad de los adultos y salir al mundo exterior. Mención especial para Spike, el perro de la familia de Tommy, que era el más protagonista y el líder indiscutible del grupo. ¡Y los juguetes! Angelica y su muñeca Cynthia (qué mal lo pasaba la pobre cuando la perdía), el dinosaurio Reptar (tan famoso para ellos como Godzilla para nosotros)... Teniendo en cuenta cuál fue el final de la serie (qué trauma me causó), me sorprendió ver años después la versión del grupo como adolescentes, pero me encantó igualmente ver cómo habían crecido. What’s New Scooby Doo Una versión moderna de la legendaria serie creada por Hanna-Barbera (responsable de otros éxitos que también veía mucho de peque, como Los Picapiedra) con mayor definición en la imagen y mejoría en el doblaje. La calidad de los misterios, no obstante, se mantuvo igual que la versión antigua, es decir, bien. Es la versión que más recuerdo con cariño, supongo que porque previamente me había visto la película de Scooby-Doo y la persecución cibernética, donde emplearon el mismo formato, y es una de mis aventuras favoritas de este grupo de estudiantes detectives con un gran danés parlante y comilón como animal de compañía. Mis personajes favoritos eran Shaggy y Velma, lo tengo claro. Monster Rancher Serie japonesa, también conocida como anime, en la que un chico llamado Genki quedaba atrapado, a raíz de una partida en un videojuego, en el mundo de los Monster Rancher, invadido por Moo, una fuerza oscura que poseía a los monstruos. Allí se aliaba con Holly, una niña con la misión de encontrar a Phoenix, el único monstruo capaz de derrotar a Moo y liberar a los poseídos. Para ello usaba una piedra mágica que localizaba discos misteriosos que contenían diferentes tipos de monstruo. En su viaje, Genki y Holly iban reclutando aliados a la par que escapaban de sus enemigos. Yo era muy fan de Mocchi y de Tigre. Segunda etapa: el anime de Telecinco y CIA Hubo un tiempo, ya muy lejano, en el que el canal número cinco de nuestra vieja tele ofrecía muy buenos productos. Solo había un 30% de prensa rosa y el resto se dividía entre buenas series como Los Serrano y Siete vidas, algunos realities, mucho cine y, sin lugar a dudas, la clásica parrilla infantil de los fines de semana por la mañana. Fue aquí donde descubrí series como Dragon Ball, Pokemon, One Piece, Oliver y Benji, Marco, Heidi… Huelga decir que no todo el mérito fue de Telecinco, porque de vez en cuando se repartía un poco con Antena 3 y Cuatro (cuando aún no había competencia sino equilibrio en audiencia). Y estas eran las que más seguía con fervor: Pokemon Básica. Súper básica. Me enganché primero en un canal de pago (de los que hablaré a continuación) y luego continué aquí. Llegué hasta la región de Hoenn (a partir de ahí me perdí un poco) y fui acumulando mogollón de merchandise por el camino. De hecho, se puede decir que fue la serie que me inició en esto de los fandoms: tenía cartas, álbumes de cromos, muñecos de los pokemons (algunos hasta con su pokeball), una pokédex, la edición de Rojo Fuego para la Game Boy, los famosos tazos que venían en las bolsas de patatas… Mi reciente adquisición fue un Totodile de peluche en la Expo-Cómic del noviembre pasado en Madrid. Ah, y tenía un Charizar también. Mis pokemons iniciales favoritos, por región, fueron Charmander en Kanto, Totodile en Johto y Treecko en Hoenn (cumplí el cupo de fuego, agua y planta, je). Medabots Otra serie de la que tuve necesidad de coleccionar cosas, porque era la típica que se prestaba a que los niños quisieran competir en la vida real con sus propios robots mientras iban acumulando piezas y medallas (es decir, típica animación japonesa que mezcla juego y ficción). En una época futurista (concretamente el año 2122), fue creado un grupo de robots activados con un chip (la medalla que he mencionado) que contenía su conciencia, personalidad y recuerdos, y eran usados por mayoritariamente niños para combates deportivos conocidos como “robobatallas”. Pero su inteligencia les permitía realizar otras funciones (como la medabot de Arika, que era una criada). Ikky era el niño protagonista, que lograba meterse en el torneo mundial gracias a Metabee, un medabot que llegaba a él por casualidad y que portaba una medalla escarabajo buscada por el Renegado Fantasma, un tipo enmascarado a lo V de Vendetta que iba por ahí robando medallas raras y especiales. La relación de Ikky y Metabee evolucionó hasta que ambos pasaron de ser socios a ser mejores amigos. Let’s & Go Otra con el mismo carácter que las anteriores, solo que esta vez con pequeños coches de carreras a los que les ponían nombre. Los niños se cansaban de correr detrás de sus mini vehículos. Trampas, un grupo de amigos fieles, rivales potentes, circuitos peligrosos, amenazas… Todo tipo de ingredientes. Yo llegué a tener el coche rojo de Let’s (sí, porque los protagonistas justo se llamaban como el título, para hacer la gracia), que era el más moderado, mientras que Go el más entusiasta.
Inuyasha Lo reconozco: yo de anime sabía muy poco. Me enganchaba a series esporádicas pero casi nunca completaba las temporadas. Sin embargo, una serie donde el protagonista era un demonio me llamó la atención. De los anime que vi fue el más oscuro: una historia sobre cómo una adolescente, Kagome, rompía la perla de las cuatro almas que ansiaba poseer Inuyasha, el protagonista, para convertirse en un demonio puro, lo que llevaba a ambos a una búsqueda en dos periodos y dimensiones distintas: el mundo real cotidiano de Kagome y el Periodo Segoku del demonio. Tercera etapa: Fox Kids, el paraíso de la acción y la ciencia-ficción Llegamos a los canales de pago ya inexistentes (snif). Muchas series de las mencionadas anteriormente se emitían en ellos de principio a fin, pero fui descubriéndolas poco a poco. En Fox Kids había un género en concreto que reinaba, con sus múltiples vertientes. Una de ellas, por ejemplo, fueron los superhéroes. Antes de ser lectora de cómics fui espectadora de sus adaptaciones en la pequeña pantalla. Aunque con la llegada de Smallville Superman se convertiría en mi favorito indiscutible, en la animación yo era más seguidora de Batman. Sin embargo, Marvel ya amenazaba con meterse hondo en mi corazoncito porque en lo más alto del podio estaban los X-Men y Spider- Man. X-Men Me inicié con la mítica serie de dibujos del año 1992, donde los protagonistas eran Lobezno, Bestia, Tormenta, Pícara, Gambito, Júbilo, Jean Grey, Cíclope y el profesor X, con Magneto como antagonista principal. Fue mi introducción al famoso triángulo Logan-Jean-Scott, a los centinelas y al Fénix Oscuro. Cuando salió la primera trilogía de carne y hueso volví a buscar en la serie personajes como Pyros, Ángel, el Hombre de Hielo y Gatasombra. Tiempo después me enganché a X-Men Evolution, donde los jóvenes tomaron las riendas (incluido un Rondador Nocturno muy distinto del real) y conocí mejor a la Hermandad de Mutantes Diabólicos y, no menos importante, a los gemelos Maximoff y sus trifulcas con Magneto (llegué a sentir lástima por Wanda). Spider-Man Ay, el hombre araña. Ha tenido tantas, pero tantas versiones, que no sabría por dónde empezar, aunque recuerdo ver una de las primeras en las que ya trabajaba para el Daily Bugle y se enfrentaba sobre todo a Venom, el doctor Octopus y Lagarto. Luego más adelante llegué a ver un episodio especial donde el tío conocía a los Vengadores, que fue la única vez que oí hablar del grupo hasta el estreno de la película de Joss Whedon. Sailor Moon En Fox Kids también teníamos productos japoneses para dar y regalar. Uno de mis favoritos era este en el que un grupo de chicas guerreras de galácticas, comandadas por la rubia Usaki, se unían para combatir al Reino Oscuro y salvar a la princesa de la Luna, mientras por otro lado intentaban llevar una vida normal en el instituto. La serie me pilló en mi época más animalista, así que mis personajes favoritos eran los gatos (lo sé, de risa), pero también me gustaba porque cada heroína llevaba un planeta diferente en el nombre. Sailor Moon era la prota, por supuesto, y luego estaban Sailor Mars (Marte), Sailor Venus, Sailor Mercury (Mercurio)... Y cada una tenía poderes diferentes en función de las características del astro o planeta al que representaba. Las Totally Spies Se llamaban Sam, Alex y Glover y eran los Ángeles de Charlie de la animación. Una vestía de verde, otra de amarillo y otra de rojo; una era lista, otra más deportista y otra más modernilla. Sus armas podían esconderse en lugares insospechados como un espejo de maquillaje, unos pintalabios, un reloj (bueno, ese no sorprende), unas pinzas para el pelo… Me molaban, y punto. Digimon La rival de Pokemon y mi segundo fetiche. Hay que decir que me gustaron más las dos primeras temporadas, pero lo pasé bien en todas. Argumentalmente me quedo con la primera, pero lo que me gustó de la segunda fue la relación entre la nueva generación y la original, y que los peques de la casa, T.K. y Kari, cobrarán mayor protagonismo. De los primeros me gustaron especialmente las parejas que formaban Tai y Agumon, Matt y Gabumon y Joe y Gomamon. En cuanto a los segundos, me quedo con Davis y Veemon, Yolei y Hawkmon y Kari y Gatomon. Y sí, también hice de todo por conseguir merchandise (yo coleccionaba figuras)
Cuarta etapa: Cartoon Network y Boomerang Los dibujos de estos canales tenían una personalidad única también. Uno era más gamberro y el otro más infantil. En el primero vi las fechorías de Dexter en su laboratorio, me harté de cantar la sintonía de Pinky y Cerebro y me reí con Agallas, el perro cobarde. En el segundo asistí al debut de Krypto, el superperro, vi cómo crecían los Baby Looney Tunes y conocí a la competencia de otra serie que mencionaré después, la Winx Club. Pero sobre todo, estos canales fueron importantes para presentarme estas dos joyas: Las Supernenas Los tríos (sin la connotación sexual) tenían éxito, como hemos visto en dos de los ejemplos anteriores. Un experimento creó tres nenas con súper resistencia, súper fuerza, capacidad de volar y de disparar láser con los ojos. Podrían haber sido las hijas de Superman, pero no. Se llamaban Cactus, Pétalo y Burbuja y, siguiendo los tópicos, una era la rebelde y agresiva, otra la inteligente y femenina y otra la dulce e inocente. Eso sí que es una mezcla explosiva de elementos. Doraemon El gato cósmico azul que tenía un bolsillo que todas las mujeres envidiamos en su día (hasta que llegó Hermione Granger con su bolsito de cuentas capaz de contener una biblioteca y una tienda de campaña, entre otras cosas), llegó a una humilde casa de Japón para solucionarle la vida a Nobita, un niño desgraciado entre sus amigos al que nada le salía bien. Nobita siempre quería conquistar a Shizuka y siempre le pedía ayuda a Doraemon para cualquier problema que tuviese. El niño me ponía de los nervios de tanto que lloraba y el gato me daba pena por tener que soportarlo. Por suerte, siempre recibía una generosa recompensa a base de dorayakis, ese bollo japonés relleno de crema de chocolate que siempre te daba hambre cuando lo veías. Bendito sea Bollicao por haberlo introducirlo en España. Quinta etapa: Disney Channel Y llegamos a la concentración máxima de éxitos de animación, tantos que fueron rolando a las otras cadenas en abierto. Disney Channel era tan enorme en aquellos tiempos (como bien demostró Rose el lunes) que tenía hueco para series de todo tipo, desde House of Mouse (de la que Tessa os hablará más a fondo el viernes), pasando por Dave, el bárbaro, Hamtaro (qué monosos eran esos hamsters) y hasta llegar a Brandy y Mr. Whiskers (esa serie sobre una perrita pija y un conejo de modales muy vulgares que quedaban atrapados en una isla tras un accidente de avión a lo más puro estilo Perdidos y se veían obligados a aprender a convivir con la fauna salvaje mientras esperaban una ayuda que nunca terminaba de llegar). Aquí fue donde descubrí que Hércules, Timón y Pumba, Aladín y Lilo y Stich tenían serie propia, que las W.I.T.C.H. habían saltado del papel a la pantalla al igual que las Winx y que más o menos hay cien días de vacaciones en verano (Phineas & Ferb, eternos inventores. ¡Y los desvaríos de su hermana Candace por Jeremy! Ohhh, ¿quién no ha cantado alguna vez el Baun, chica, baun baun?). Y además teníamos estas: Marsupilami No os esperabais que nombrara esta, ¿eh? ¿Quién no recuerda a esa especie de simio con la piel de un leopardo y una cola más kilométrica que el cabello de Rapunzel que vivía en la selva con su familia, conversaba a base de “bah-bah” y se metía con un cazador? El nombre deriva de las palabras “marsupial” y “ami”, que en francés significa “amigo”. Este curioso animal se relacionaba a su vez con un gorila, un jaguar, un elefante y algún humano amigable de vez en cuando. La serie fue emitida por Antena 3 también. Kim Possible Suena un pitido y una joven animadora pelirroja responde, recoge a su mejor amigo y se cambian de ropa para resolver misiones de agentes profesionales y luchar contra malvadas mentes. Esa era la premisa de Kim Possible, una chica con mucho talento y cierta popularidad a la que le gustaba llevar una doble vida. Ron, en cambio, era algo más pardillo, pero daba lo mismo porque era IMPARABLE, y además un mejor amigo fiel que no tenía problemas en demostrar su sensibilidad y su amor hacia su rata topo, Rufus. A ellos les acompañaba Wade, el técnico y proveedor de herramientas chachis de espionaje, siempre tras una pantalla. Esta luchadora a lo Natasha Romanoff arruinaba capítulo tras capítulo los intentos del Dr. Drakken y su ayudante Shego de dominar el mundo. American Dragon A veces una echaba de menos las series de fantasía, y es por eso por lo que he decidido nombrar esta. Jake Long no era el típico ciudadano asiático del Chinatown de Nueva York, no. Su abuelo tenía un poder que luego resultó heredar él: era un dragón, un ser guardián del mundo mágico cuya misión era salvaguardar a las criaturas y la magia en contra de los cazadores. Jake no solo tuvo que aprender a controlar su poder, sino además esforzarse por conquistar a una compañera de clase, Rose, que luego resultó ser la sobrina adoptiva del cazador jefe. Magia, folklore, mitología, amores prohibidos, doble identidad… Esta serie me enganchó desde el principio porque la idea de un superhéroe que no llevara capa sino escamas, garras, alas y fuego me pareció de lo más original. La pena es que luego le cambiaron el formato a uno un poco más… plano. Yo prefiero la versión original, ¿y vosotros? La banda del patio Si cuando estabas en el colegio tú también esperabas con ganas el recreo y cuando llegaba el momento te fijabas en qué clase de compañeros estudiaban contigo y los clasificabas en grupos, eso quiere decir que probablemente fueras un espectador más de esta popular serie ambientada en uno de los mejores momentos del horario escolar. Junto a la pandilla protagonista (con el típico líder travieso, su mejor amigo, la empollona, la borde, el pringadillo empollón y el gordito santurrón) no faltaban el chivato, el que se creía el rey por ser el más mayor, las cotillas, el estafador que trapicheaba con todo tipo de artículos, los deportistas, etc. Los profesores también tenían su protagonismo, claro, con sus buenos y sus malos rollos, que a veces aquello parecía el colegio de Matilda. Otros No puedo despedirme de este post sin dedicar una mención especial a aquellas series longevas que siguen acompañándonos en la actualidad, a saber: Bob Esponja (¿es cosa mía o esta esponja marina ha cobrado más popularidad con el paso del tiempo?), Dora, la exploradora (que haya llegado a más de dos generaciones ya es un milagro), Shin Chan y Los Simpson. Y ya que All Shows ha quedado un poco abandonada esta semana, no desaprovecho tampoco la oportunidad de colar un par de programitas que a veces podían tener carácter de serie. Porque he de suponer que alguna vez habéis oído hablar de los Lunnis, ¿no? ¿Y los Tweenies? ¿Los Teletubbies? No eran propiamente dibujos animados, pero casi. De ellos tuvimos peluches, revistas y hasta cómics y alguna película. Escribiendo me he dado cuenta de que en realidad el número de series animadas que he visto a lo largo de mi vida supera con creces a las de carne y hueso. Tal vez creáis que exagero pero soy consciente de que, incluso habiéndome extendido y habiendo tenido hueco para muchos ejemplos, todavía hay otras que no he mencionado, como Los Thornberrys y otras series de Nickelodeon. Pero espero haberos sacado alguna lagrimilla de la emoción, porque esa era mi intención. Ni qué decir lo bien que lo he pasado recordando estos tiempos. El viernes seguiremos con más nostalgia.
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Enero 2023
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