¡Buenos días, seriéfilos! Sé que publico dos días tarde, pero asuntos importantes me han mantenido en vela estos días, así que sorry por la tardanza. El martes nos volvieron a deleitar con un nuevo capítulo de Scream Queens, del que Teresa os hablará mañana, pero yo no retomaré Heroes Reborn (una promesa es una promesa), sino que hablaré de otro gran regreso del martes: Agents of S.H.I.E.L.D. (sí, pese a mi cambio del título).
Tras muchas, pero que muchísimas, referencias a DC, tenía ganas de agitar la varita de Marvel y decir “Avada Kedavra” (es broma. También soy fan de DC. Viva The Flash). 
Agents of S.H.I.E.L.D. es el perfecto ejemplo de serie evolucionada. Ya apenas recuerdo el comienzo un tanto flojo de la primera temporada. La serie ha ido creciendo al igual que sus hermanas mayores del cine, y ahora ha alcanzado un nivel que por un tris no se iguala al de las películas. Pero solo por un tris, porque ya sabéis que en este universo las pantallas acostumbran a entrecruzarse de modo inteligente para satisfacer a las legiones de fans. 
Sin embargo, esa unión parece ahora incluso más profunda con la adhesión de los Inhumanos a las aventuras de estos agentes, en un arranque de temporada que además contiene un par de alusiones a los Vengadores, la era de Ultrón (ejem, Sokovia, ejem).

La tercera temporada empezó donde nos dejó (viva mi lógica): con un arsenal de híbridos entre alienígenas y humanos sueltos por el mundo, una Simmons desaparecida y un Coulson sin brazo. Como si quisiera recuperar el espíritu del piloto, el capítulo inició con un hombre con poderes (gay, what a surprise) desatando el caos sin querer. Y sí, Skye, ahora rebautizada como Daisy Johnson, se metió en el ajo (por cierto, me encanta su nuevo corte de pelo. ¿No os encanta su nuevo corte de pelo?), demostrando un gran control de sus poderes (por cierto, con un traje que recuerda mucho al de la Viuda Negra) y una capacidad nueva de calmar los ánimos como ya en su día lo hiciera Lincoln con ella, o Gordon con los demás.

Y hablando de Lincoln, ¡regresa, sí! (Luke Mitchell era otro actor con la misma suerte que Britt Robertson: serie en la que participaba, serie que se cancelaba). Y de ser un Pikachu ha pasado a disfrazarse de médico, bien para emular a Anatomía de Grey (aunque para anatomía, la suya), bien como excusa para su papel de rehabilitador de Inhumanos, quiero decir, humanos. En cualquier caso, el chico también llega a demostrar que sigue en forma con sus impactruenos, pero eso es otra cuestión. Aunque la buena de Daisy (voy a intentar imitar al equipo y usar su nuevo nombre, no como Coulson) intenta reclutarle por enésima vez para que la ayude en su labor con el amigo Joey (no el de F.R.I.E.N.D.S.), este no se deja convencer, pese a estar también en peligro.

Y hablando de peligros, ¿qué es esa cosa con pelo pincho, piel de color azul, cara de lobo y cuerpo esteroidizado? ¿Sonic, el erizo? ¡No! Mi teoría es que es un kree, por la experiencia en la temporada anterior con aquel alienígena que se mostraba para cazar Inhumanos (en el capítulo donde Lady Sif volvía a demostrar que sabe patear culos). Por tanto, esa escena del ataque en el hospital de Lincoln sirvió para adelantar los peligros a los que se enfrentan los Inhumanos esta temporada, no solo a la amenaza de otra especie, sino también a una nueva agencia que no es HYDRA, pero sumamente interesada en las personas con poderes (a saber: ACTU, siglas de Advanced Threat Containment Unit, Unidad de Contención Avanzada de Amenazas). Y como esto es Marvel y nada se deja al azar en el guion, sé que esta nueva agencia va a estar muy vinculada al argumento que desatará la Civil War de la próxima primavera, por su premisa: proteger al mundo de estos superpoderes (por culpa de lo de Sokovia, una vez más). A todo esto, esta nueva agencia presenta a un tipo que, si bien no es el barón Strucker, es su gemelo fijo: misma calva, misma voz… Muy sospechosa la elección de este actor.

Dicho esto, es de suponer que todo el equipo va a hacer lo posible por ayudar a estas personas en busca y captura, reuniendo un nuevo grupo especial que acabe sirviendo como apoyo para todo aquello de lo que los Vengadores no se ocupan (para más información, ver el Honest Trailer). Un momento, ¿todos? El episodio sirvió también para recordarnos que May decidió darse un descanso después de tanto superpoder, pero no es la única que quiere estar fuera del ajo. Repitiendo la fórmula de la temporada anterior, Fitz se desatiende del equipo por aquello que nunca ha dejado de importarle: Jemma (la pobre mujer está destinada a estar desaparecida todos los inicios de temporada, visto lo visto). Pero también mostró al espectador que tiene agallas y sabe cuidar de sí mismo, haciendo trapicheos con ladrones de guante blanco en Marruecos (un escenario con el que es imposible no evocar a Tom Cruise en Misión imposible: Nación secreta). Después de marcarse una huida de alucine, Fitz llega hasta Coulson y le demuestra que siempre hay que tener esperanza, incluso aunque todo parezca indicar que Simmons se ha ido para siempre, o incluso aunque el pergamino que tanto ha luchado por obtener diga en hebreo “Muerte”. Pero al final Fitz demuestra tener razón, contra todo pronóstico, pues la última escena nos enseña a una Simmons algo maltrecha escondiéndose de una amenaza inminente en un mundo… ¿¿con dos lunas?? ¿¿¿WTF???

Queda una referencia más al Universo Marvel. La segunda temporada nos presentó a Barbara Morse, la implacable Pájaro Burlón (Mockinbird en la versión original), que acabó fatal tras un duelo con Ward y la agente 33. Bobbi (me encanta cuando hace el “chiste” de su diminutivo relacionándolo con el nombre de Robert) no ha perdido el tiempo, sino que por fin ha descubierto otra faceta que en los cómics se mencionaba mucho: doctora y experta en Biología, mientras continúa con su rehabilitación (tal vez Lincoln pueda ayudarla en eso). Aparte de esa referencia, su relación con Hunter continúa en las mismas, pero cómo no volver con ese hombre después de recibir un disparo para salvarle la vida. Mientras yo, la eterna Ojo de Halcón femenina y fan de mi adorado Clint Barton, espero y ansío que se produzca el encuentro Bobbie-Clint (cosa que cada vez más dudo que vaya a pasar), me dedicaré a alzar el pulgar a favor de estos dos, porque no me queda otra.

Conclusión: comienzo activo, con nuevas propuestas y nuevos misterios a desentrañar. Mucho más interesante, aunque espero que vayan añadiendo más trama aparte de los Inhumanos, porque al final van a agotar la película de Marvel. No solo eso, sino que también corren el riesgo de acabar como empezaron, en un círculo vicioso donde todo se resume en organizaciones secretas planeando conspiraciones y el control del mundo, poderosos en mal camino a los que hay que llevar por el buen camino, y múltiples referencias al UCM (que no es la Universidad Complutense de Madrid, sino el Universo Cinematográfico de Marvel. Lo siento, tenía que soltar la bromita). Pero el nuevo avión me encanta, es el híbrido entre el primer mega quinjet (como yo lo llamo) y el helitransporte, por no hablar del nuevo ascensor (esta tecnología me mata). ¿Volveremos a ver a May? ¿Cómo acabará el rifi rafe entre Ward y Hunter? Todo esto y más se verá en los siguientes meses.

Por fin llegó el lunes 28 de septiembre del que tanto hablábamos en las redes sociales y en Oncers Pamplonicas, un grupo de personas pamplonicas aficionadas a la gran Once Upon A Time (Érase una vez) que regresaba ese día y he de decir que, a mí, al menos, no me decepcionó. He de advertir que a partir de aquí hay GRANDES SPOILERS.
No nos engañemos, como en toda serie, hay cosas que mejorar y aspectos que no tienen una explicación plausible pero, en líneas generales, a mi entender esta temporada promete y mucho.
El capítulo comenzó con un flashback que nos lleva hasta el año 1989 con una niña Emma que acude a ver (nunca lo averiguarías) la película Merlin, el encantador y en la que conoce ni más ni menos que al mismísimo Merlin (aunque ella no lo reconoce) que la advierte de que un día tendrá la oportunidad de sacar a Excalibur (sí, la espada del rey Arturo) de su piedra pero que bajo ningún concepto debe hacerlo ya que las consecuencias serían desastrosas.

Tras esto, nos trasladamos a Camelot (ya iba siendo hora de poder ver este reino) en el que hacemos un descubrimiento importante cuando el rey Arturo saca a la famosa Excalibur de su piedra para averiguar que le falta el final…. Es en ese momento cuando nos damos cuenta de que el final de Excalibur lo llevamos viendo desde el comienzo de la serie, ya que la punta de la famosa espada se empleó para crear la igualmente conocida daga con la que controlar a The Dark One, ¿alucinante, no?

Justo después de este gran descubrimiento volvemos a donde nos dejó la anterior temporada, con Emma desapareciendo en un vórtice de pura maldad y ahí nuestros héroes (Snow White, Charming, Regina, Hook, Robin Hood, Belle y Henry) se deciden a encontrar a Emma cueste lo que cueste para lo que van a ver al Aprendiz de brujo que les entrega una varita con la que viajar a Fairytale Land pero que necesita de una persona completamente malvada para activarla. Aquí ya todos pensamos en la misma persona: la hermanísima de Regina, Zelina.
​Efectivamente, es ella quien activa la varita tras engañar a un desesperado Hook y cortarse la mano por el camino (esa escena me dejó a cuadros) y ser engañada por su hermana que era consciente de que tanto poder la debilitaría y serían capaces de volver a encerrarla.

Y, así los héroes viajan a Fairytale Land con Belle rosa en mano (hay que decir que el Hada Azul podría haberla dado algo más llevadero) justo a tiempo para impedir que una Emma casi sucumbida por la oscuridad estrujase el corazón de la princesa Mérida con la que se encuentra mientras ambas intentan hacerse con el fuego fatuo (sí, el de Brave que contesta a las preguntas que se le formulan) y así solucionar sus problemas: la primera, el evidente problema de la oscuridad albergada en ella; y, la segunda, la cuestión de que sus hermanos han sido raptados por los clanes enemigos para evitar que Mérida se convierta en reina sin haberse casado.

Al principio la relación entre ambas parece ser buena (tras haberse conocido en la situación en la que se conocieron, que no es la idílica para ser sinceros) pero cuando Mérida escucha a Emma hablar sola (aunque realmente está hablando con la oscuridad albergada en su interior representada por Rumple) ella huye y llegamos así a la escena del círculo de piedra o crómlech en la que Emma casi se convierte en The Dark Swan.

Sin embargo, no todo es color rosa y tras ser recogidos nuestros héroes junto a Roland, el bebé de los Charmings (que alguien me explique que leches hacen los dos pequeños en una aventura tan peligrosa porque sigo sin entenderlo), Granny, Leroy y otros tantos habitantes de Storybrooke que han venido transportados por un huracán en el propio local Granny’s por el rey Arturo y algunos de sus caballeros de la Mesa Redonda nos volvemos a transportar seis semanas después cuando todos regresan a Storybrooke sin recuerdos de lo que pasó en Camelot y con una Emma convertida ya en The Dark Swan. ¿Qué habrá pasado para que la salvadora se dejará sucumbir por la oscuridad? Habrá que esperar a los siguientes capítulos para averiguarlo pero, mientras tanto, ¡darnos vuestra opinión sobre este capítulo en los comentarios!