Post de Naiara Salinas ¿Qué es? ¿Un pájaro, un avión? ¡No! ¡Es el DeLorean! Hoy, día 21 de octubre de 2015, es la fecha que los guionistas de Regreso al futuro escogieron para que Marty McFly y Emmett L. Brown aterrizaran con el propósito de solucionar los desperfectos de la familia McFly y se dieran una vuelta por el futuro, ya de paso. Y siendo yo tan cinéfila y devoradora de esta trilogía (gracias a la tele, que la emite bastante), no podía quedarme de brazos cruzados en este día glorioso, y por eso os traigo un especial de viajes por el tiempo seriéfilos. Los viajes en el tiempo son una constante de las series de hoy en día, pero en el pasado también hubo unas cuantas proliferantes, en una época en la que la ciencia ficción estaba aún en desarrollo. Series sobre viajes en el tiempo, series con algún que otro viaje... Mi misión es viajar al pasado y traer de vuelta algunas de esas ficciones que posiblemente nuestros abuelos, padres, tíos, primos o hermanos mayores devoraron alguna vez. Por tanto, os animo a que os embarquéis conmigo en esta travesía del pasado al presente. ¿Tenéis los motores y el condensador de fluzo bien cargados? Pues empecemos. Hace 49 años... Un joven científico llamado Tony Newman desató el caos cuando activó un túnel del tiempo con la intención de demostrar que el descubrimiento de sus superiores era exitoso. Y vaya si lo fue, pero Newman no contaba con quedarse atrapado en el túnel junto con su compañero Douglas Phillips, enviado para ayudarle cuando el hombre se encontró cara a cara con el capitán del Titanic y trató de convencerle de que virara el barco antes de chocar contra el iceberg. Desde entonces, Newman y Phillips no tienen más remedio que seguir explorando el túnel época por época para regresar a su dulce hogar, desde donde sus colegas de laboratorio observan sus progresos y de vez en cuando intervienen enviando alguna ayuda que, ya que disponen de medios suficientes, no está de más conceder. Esto es de lo que va El túnel del tiempo, serie británica que duró del 9 de septiembre de 1966 hasta el 7 de abril de 1967 (tranquilos, en aquella época no tiene por qué significar que no tuviera éxito... aunque en su caso, fue algo por el estilo). Los británicos, sabéis, son especialistas en esto de máquinas del tiempo, desde que cierto servidor (¿tengo que mencionarlo otra vez? Oh, man, de verdad, necesito buscarme a otro de ciencia ficción aparte de Wells) publicara La máquina del tiempo a finales del siglo XIX. Al siglo XX pertenece también Flash Forward (1990), de la que luego surgió una especie de remake... Nop, miento, una y otra no tienen nada que ver. Esta de la que os hablo en realidad es de Disney Channel. Era estadounidense, pero fue producida por Canadá y emitida tanto en ese canal como en la ABC. En realidad, todo lo que tiene de viaje temporal es el recuerdo de los protagonistas ante su paso inminente a la adolescencia, las hormonas frenéticas, etc. Vamos, que no es de ciencia ficción, solo nos habla de unos chicos llamados Tucker y Becca que son amigos de toda la vida (oh, sí, la típica serie de Disney Channel con protas adolescentes, poco antes de que llegara Boy Meets World). Realmente no sé ni por qué la incluyo en la lista, pero que su título coincidiera con el de otra que SÍ es ciencia ficción me llamó la atención. ¡Hey! ¿Habíais oído hablar de Alana: la chica del futuro? Yo nunca, hasta que Santa Wikipedia me la presentó. Después de la inglesa y la norteamericana, ¿qué nacionalidad tocaba? La australiana, obviously. Y atención, porque esta podría ser la primera serie que nos presenta a un personaje del futuro que se queda “atascado” en el pasado, porque a la pobre Alana del año 3000 la secuestra un villano de nombre típicamente especial, Silverthorn, y la traslada a 1990, algo así como la prehistoria para ella. Y allí la chavala no tiene otra que apoyarse en Jenny, su nueva mejor amiga, para adaptarse (imagina estar en una época sin WiFi, WhatsApp, cine en 6D, inteligencia artificial, etc... Mueres). La fecha de emisión, por cierto, abarca de enero de 1992 a septiembre del 93 (ohhhh, qué guay me siento, nací cuando se acababa una serie). Y para acabar, tenemos a la más longeva de estas antiguallas (con perdón): Sliders, salto al infinito, con cinco temporadas de 1995 hasta el 2000. Esta serie fue adoptada tanto por Fox como por SyFy, y no es de extrañar: un grupo de personas acostumbraba a “deslizarse” por mundos paralelos a través de un agujero de gusano mientras los espectadores devoraban sus palomitas, patatas, etc. Esa fue la premisa general, porque la serie cambió de rumbo, centrando sus primeras temporadas en sucesos históricos alternativos y las últimas, en una explosión de adrenalina, acción y guerra de especies (lástima; con los cambios históricos habría podido quedar como una serie totalmente original. ¡Pero lo importante es no desanimarse! Aún queda mucho recorrido en nuestra excursión por el tiempo). Hace 12 años... ¡Saltamos al siglo XXI, chavales! Y regresamos a Disney Channel para conocer a una señorita que, si bien no viajó nunca por el tiempo (con la excepción de algún capítulo temático), tuvo muy presente el futuro. Hablo de Raven, esa serie tan cómica de 2003 protagonizada por la ex- Cheetah Girl Raven-Symóne, que tenía el don de ver el futuro, ocasionando una serie de catastróficas desdichas más que de soluciones (aunque al final todo se arreglaba, porque si no, no estaríamos hablando de una serie Disney). Esta fue realmente la época en la que al canal le dio por experimentar (nunca mejor dicho) con la ciencia ficción, porque al poco surgió la versión masculina de Alana: Phil del futuro (2004-2006), ficción que nos presentó a una Alyson Michalka antes de darse a conocer como cantante, a un guapísimo Ricky Ullman en la piel del protagonista y a un alocado (sí, más aún) Evan Peters, antes de frecuentar American Horror Story. La suerte es que Phil al menos no fue secuestrado por un villano, sino que simplemente quedó atrapado con su familia y un cavernícola polizón (cosas que pasan) en el pasado moderno tras estropearse su “máquina del tiempo” (una caravana chachi pistachi). Así que mientras los padres se embarcan en la reparación más larga de la historia, los hijos deciden integrarse y van al instituto, hacen amigos, tienen una vida... ¿Para qué molestarse en volver a casa? Meses después del estreno de Phil del futuro, en el mítico 22 de septiembre que Teresa señaló en su día, llegó la mítica Lost, una serie en la que el tiempo era oro, por cuanto que cruzaba el pasado con el presente, el presente con el futuro y el futuro con el pasado, donde los personajes o vivían un episodio, o varios, o cientos de años, o donde había que explotar una bomba para generar una realidad alternativa con un presente que discurría en paralelo y acababa en un futuro muy confuso. Sí, la especialidad de Lost era el enredo temporal, y por culpa de eso me temo que hemos pillado atasco en la nacional y habrá que esperar un poco a que nuestro calendario deje de colapsarse. Vale, ya está, podemos continuar. De la Tierra llegamos a Marte, y no precisamente para hacer una visita a Matt Damon (badum tss), sino debido a Life on Mars (2006-2007), otra de las famosillas en el país del té. A ver, no es que de pronto aparezcamos en otro planeta, solo vemos cómo un inspector de policía llamado Sam Tyler sufre un accidente de coche y al despertar se encuentra exactamente en el mismo lugar... solo que en 1973 (como la canción de James Blunt). Y para él esa época es como estar en Marte, sobre todo porque ¿quién puede explicarle qué ha pasado? ¿Será cosa de su imaginación, algo como un sueño eterno en un estado de coma? Aún no es tarde para descubrir esta joya, chicos. A la Academia le convenció lo suficiente como para obsequiarla con un BAFTA y un Emmy a Mejor Serie Dramática. Y con semejante reconocimiento, alguna versión o remake tenía que aparecer. Y, cómo no, la televisión española se ocupó la primera de ello a través de La chica de ayer, de Antena 3, que empezó muy bien pero al final no duró ni dos telediarios (de abril a junio de 2009). Aquí el papel de Sam Tyler, conocido en la versión española como Samuel Santos, lo interpretó el argentino Ernesto Alterio, y el año en el que amaneció fue 1977. Ah, por si os interesa, Antonio Garrido (Los protegidos) interpretó al nuevo jefe de Santos en el pasado, y Manuela Qué-Asco, digo, Velasco (HDUB, sois geniales jaja), hizo de la compañera del héroe-víctima. Pero La chica de ayer no fue el único remake ni de lejos. Es más, el que os voy a nombrar ahora vio la luz antes, pero duró más tiempo y por eso le he concedido mayor grado de actualidad en nuestro viaje: Ashes to Ashes. Y esta fue una especie de Heroes Reborn, oseasé, una segunda parte de la serie original con algunos cambios, el primero de ellos que esta vez el personaje se trasladaba a los años 80 y era una mujer, la detective Alex Drake, que sufría un disparo en la cabeza durante el trabajo. Y por si os lo preguntáis, no, no es una serie americana, nació donde su madre: en la BBC. Si creíais que estos viajes temporales sin máquinas del tiempo eran expediente X, esperad a la siguiente serie: Journeyman. Antes de que Kevin McKid se pusiera la bata de médico, protagonizó esta rareza en la que un reportero con una vida normal de pronto empieza a dar continuos saltos al pasado, así porque sí, hasta que se da cuenta de que un vínculo extraño le une con personas cuyo destino debe cambiar (sí... a veces esto es posible). Fue de las maltratadas que solo duró una temporada, de 2007 a... 2007, vaya (y eso que tenía giros dramáticos cojonudos, como que la ex-prometida del prota, supuestamente fallecida en un accidente de avión, estuviera viva y fuera una viajera del tiempo también. Ups, menudo SPOILER acabo de soltar). ¿Os acordáis del Flash Forward de Disney, que dije que no tenía nada que ver con otra de igual título? El momento de presentar a esa “otra” ha llegado: FlashForward (2009-2010). En un tranquilo pueblo normal, con gente normal e historias normales... sucede de pronto algo anormal: todos pierden el conocimiento durante dos minutos y diecisiete segundos durante los cuales cada uno tiene una visión de su vida en los próximos seis meses. Eso implica que de viajes por el tiempo al pasado de pronto tomamos la delantera hacia el futuro. Y un agente guaperas del FBI (porque solo los gordos pueden ser polis feos en Hollywood, así de triste es la realidad), usando su chuleta del futuro, se pone a investigar el acontecimiento (¡así no vale!). Ya casi estamos acabando nuestra travesía temporal, pero no podemos regresar a nuestro tiempo sin hacer mención a dos grandes: Fringe y Terminator: las crónicas de Sarah Connor. Fringe en realidad tocó varios temas de ciencia ficción, no solo los viajes por el tiempo, e iba más en la línea de Lost con realidades alternativas. Y supongo que no es necesario que os hable de la segunda, si habéis ido al cine este verano (cosa que espero, o me enfado). Solo diré que su versión televisiva fue un fracaso (si no os sonaba ni que hubiera serie, ahora sabéis por qué), pero logró aguantar dos años en antena. Hace 0 años... ¿Y cómo está el panorama en la actualidad? Como habéis visto no siempre se necesita una máquina física para viajar por el tiempo, lo que no le quita méritos al DeLorean, porque es un coche chachi guay del paraguay. Los viajes en el tiempo son uno de los argumentos favoritos de los guionistas, ya sea para jugar con la probabilidad, como en Once Upon a Time, para contar historias por medio de flashbacks como en Cómo conocí a vuestra madre, The Vampire Diaries, etc., etc., o para cambiar acontecimientos del pasado y del futuro, como en Héroes y The Flash. Pero hay unas pocas que son dignas herederas de las viejas ficciones, y la joya de la corona es Doctor Who, una serie tan longeva como Los Simpson y que sigue bastante actualizada (cuando estuve en Londres había fandom por todas partes, rivalizaba incluso con Harry Potter). La Tardis es lo que necesitaremos si queremos acompañar a este peculiar personaje con mil caras a través del tiempo (eso y una acompañante femenina, imprescindible). Es una serie que no dejan de recomendarme y que alguna vez veré, lo prometo, sobre todo por la cantidad de actores que han pasado por ahí (hasta Maisie Williams, en la temporada actual). En Forever, el pobre Henry Morgan estaba condenado a revivir una y otra vez, resultando tan inmortal como los vampiros de True Blood. Y en Continuum, serie que acabó justo este mes, una mujer llamada Kiera viajaba al pasado desde una época futurista muy avanzada en cuanto a tecnología y defensa justo cuando iba a ser asesinada (si leéis más a fondo el argumento puede que os recuerde a la película Looper). 12 monos se ha convertido en la gran sorpresa del canal SyFy, aunque el éxito de cierta película original supongo que ha ayudado algo. En la serie, Aaron Stanford (Nikita, X-Men, Las colinas tienen ojos) se pone en la piel de James Cole, un viajero del tiempo que pretende salvar a la humanidad de la destrucción total por parte de un virus letal creado por la organización del Ejército de los Doce Monos, y para ello llega desde el año 2043. En España la gran apuesta temporal es El ministerio del tiempo, una gran serie de la que me declaro fan, que pretende ser un poco la Doctor Who española. Tres personajes de tres épocas y procedencias distintas (un madrileño de la actualidad, un sevillano del Siglo de Oro y una barcelonesa del siglo XIX. Y no, no es para hacer un chiste) con una misión: evitar que la Historia cambie, y para ello utilizan “las puertas del tiempo”, trasladándose a momentos históricos claves como la pérdida del Guernica, la vida de Lope de Vega, el encuentro de los futuros artistas e intelectuales en la Residencia de Estudiantes... Actualmente la segunda temporada está en marcha y se sabe que Houdini aparecerá, así que yo recomiendo no perderla de vista y darle una oportunidad, porque pocas series como esa se encuentran en nuestras pantallas (y de hecho iba a ser serie de una sola temporada, pero los fans pelearon por la renovación. Eso es más razón aún para seguirla, ¿no?). ¿Y en Asia? Si los americanos, los británicos, los canadienses, los australianos y los españoles de vez en cuanto se decantan por la ciencia ficción, los asiáticos no iban a ser menos. Como curiosidad para este especial cabe mencionar dos series que he encontrado en mi investigación y repaso: Nine: Nine Time Travels y Time Slip Dr. Jin, aunque no sé por qué las llamo asiáticas en general, ya que casualmente las dos son coreanas (¿seguro que “casualmente”? Hum). La primera puede considerarse una mezcla entre comedia romántica, programa del corazón y Journeyman: un presentador de televisión, Park Sun Woo, enamorado de una compañera, obtiene de pronto nueve artículos de incienso (sea lo que fuere eso) que le permiten retroceder veinte años en el tiempo. La serie no creo que tenga mucho garbo, pero el protagonista no está nada mal, oye. En cuanto a la segunda, ya solo por el título podéis pensar que es una versión de Doctor Who. Sí y no. Francamente, el amigo Who no es exactamente un “doctor” de medicina, pero Jin Hyuk sí, y cuando descubre un poder que le transporta accidentalmente ciento cincuenta años atrás, debe ingeniárselas para tratar a los enfermos de esa época sin los recursos de los que dispone en el futuro. No me digáis que no suena curioso. El tiempo pasa... Pero la memoria prevalece. Llegamos al final de nuestra excursión temporal, seriéfilos, y como en un círculo, acabamos donde empezamos, pues no podía despedir este post sin rendir homenaje a los verdaderos protagonistas. Michael J. Fox y Christopher Lloyd siguieron dando guerra desde el estreno del final de la trilogía de Regreso al futuro hasta la actualidad, aunque lamentablemente nuestro Marty, aquejado de Parkinson, tuvo que dejar la actuación un tiempo para luchar contra su enfermedad. Volvió hace poco, en 2013, con el estreno de The Michael J. Fox Show, un programa basado un poco en su vida personal que pretendía ser una comedia y que al final no funcionó. No importa, Michael, porque aquí seguimos y seguiremos recordándote como en los viejos tiempos con un cariño especial, y para los amantes del cine y las series futuristas y/o de esta trilogía en concreto, os muestro un fan trailer de la que podría ser una buena idea para una secuela (no sé, si con Jurassic World fue posible, tal vez, ahora que se reaviva el recuerdo, esta también lo consiga). Hasta la semana que viene, seriéfilos.
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Enero 2023
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