Post de Naiara Salinas Seducen con su mirada, sus tacones o su bamboleo. Demuestran fiereza si te pasas de la raya. Pueden parecer frágiles y solitarias en un mundo que no les favorece demasiado, pero ojo con subestimarlas, pues no tan recónditamente esconden una viuda negra, una loba o una dragona. Y es que los directores han tomado cuenta de la situación actual en que vivimos, donde cada vez hay mayor movimiento feminista. E incluso cuando hablamos de épocas pasadas, su mirada nos traduce la lucha interna de sus personajes por salir adelante en un universo de hombres. La sumisión está en peligro de extinción y las heroínas son cada vez más populares. Como bien dice la canción: “Las chicas tienen algo especial, las chicas son guerreras”, y este post va dedicado a ellas. De personajes secundarios a protagonistas indiscutibles No es tan raro ver que personajes femeninos que empiezan en el fondo van sobresaliendo cada vez más. Tal es el caso de Daenerys Targaryen o Sansa Stark en Juego de Tronos, de Paquita en Cuéntame cómo pasó, de Luisa y Rita en Velvet… Se trata mayoritariamente de mujeres que siempre han estado ahí en un papel muy secundario, hasta que el fandom ha motivado su ascenso, de alguna forma. Ello no quiere decir que esas mujeres sean siempre unas débiles que se van volviendo más fuertes, que evolucionan. Cierto es que en toda ficción esto suele suceder (si no hay cambio, ¿dónde está la gracia?), pero muchas de ellas ya vienen con un carácter férreo desde el principio. La mujer, de hecho, siempre ha acompañado al protagonista masculino en sus aventuras. En un trío nunca pueden faltar el mejor amigo y la chica lista junto al prota. Porque sí, las chicas son inteligentes, sensibles y muy leales. Y si no, mirad a Chloe en Smallville: redactora jefe de un periódico de instituto (mítica Antorcha), sin miedo a investigar y meterse en líos. Al final se convierte en la mano derecha de Clark para resolver crímenes con sus habilidades cibernéticas. Junto a ella estaba la intrépida Lois Lane, hija de un general y con conocimiento de alguna que otra arte marcial. Posiblemente la más débil del grupo fuese Lana, que daba el pego como la típica “chica que necesita ser salvada por el héroe”, pero… cuando avanzamos un poco hacia el futuro encontramos otra Lang que pretendía seguir los pasos de su ex. Y vaya si mejoró. Con el tiempo muchas se han ganado su propia serie. En el género policíaco tenemos Los misterios de Laura; en el de superhéroes (asignatura pendiente del cine), Supergirl y Jessica Jones han aterrizado con bastante éxito, y en el fantasy, Las crónicas de Shannara se ha coronado con Amberle y Eretria como ejes importantes de la trama. Más atrás, una de las primeras mujeres en demostrar su poderío fue Xena, la princesa guerrera. ¿Y qué me decís de las Embrujadas? Hasta Anatomía de Grey lleva ese nombre en referencia a su protagonista, la doctora Meredith Grey. Todas tienen cualidades para hacer frente a las adversidades y me apetece detenerme en algunos papeles que, por su entereza, merecen ser destacados en esta entrada. “No soy nadie” Los que somos afines a Canción de hielo y fuego o, lo que es lo mismo, Juego de Tronos, reconoceríamos esta frase en cualquier parte. Es lo que siempre dice Arya Stark cuando se entrena para convertirse en una asesina de muchos rostros. Su deseo de esconderse y escapar del pasado doloroso para mutar su forma es su principal sostén, o lo era. Arya es uno de los personajes más sufridores de la serie (la pobre siempre acaba más sola que la una), pero también uno de los más avispados y queridos. Tan querido que todo el mundo apuesta por su supervivencia y la ven como una especie de justiciera ponienti, destinada a vengar a su familia. Tal vez no llegue a tales extremos o tal vez sí (quién sabe si los guionistas y George R. R. Martin coincidan en su final), pero lo que está claro es que, como reflejo de su tía Lyanna, la que empezó siendo tan solo una niña pizpireta y ha acabado convirtiéndose en una adolescente prudente tiene alma de norteña y, por ende, de luchadora. Desde el primer momento, cuando Jon le regala a Aguja, sabemos que este personaje nunca podrá ser sometido. Igual que Brienne de Tarth, una mujer que se viste de caballero y lucha con una ferocidad poco vista entre los soldados de Renly Baratheon. Daenerys Targaryen ha asumido la herencia dothraki y ha pasado de ser una princesa desterrada que seguía órdenes a tener su propio imperio y a conquistar a todo un ejército con sus palabras… y sus dragones. Incluso Sansa, la más pija e inocente de los Stark, ha acabado metiéndose en el juego de tronos y ha adquirido la astucia de Petyr Baelish. Más allá del Muro la joven Ygritte demostró que no necesitaba un hombre para sobrevivir y que podía escoger al maromo más digno de ella. Meera Reed era la guardiana de su hermano Jojen y ahora ha pasado a ser la de Bran, siempre al acecho. Y en el último capítulo emitido esta semana hemos visto cómo una niña, apodada en los libros “la Osa” (aunque debería ser “osezna”) determinaba el futuro de los pocos Stark que quedan con una simple decisión. Dorne también ha sido tomada por un grupo de mujeres con sed de venganza por su amada Víbora Roja. Personajes que una vez fueron subestimados y menospreciados por su entorno se levantan y enseñan de lo que son capaces hasta ganarse un hueco entre los líderes. En el mundo real también los hemos visto; por ejemplo, en la personalidad de una agente recién salida de la Segunda Guerra Mundial a la que un viejo amigo solicita ayuda. Exacto, hablo de Peggy Carter, una de las heroínas más carismáticas del UCM, tanto como para tener su propio spin off. Como muchas otras, tuvo que ir por su cuenta hasta acabar en un puesto a su altura, y al final resultó ser la primera a la que llamaban cuando había un problema “especial”. Sus sucesoras, integrantes del equipo de Coulson, tienen nombre de tembleque, de pájaro, de doctora y de china. En tiempos victorianos, una prostituta aquejada de tuberculosis encontró el amor en un americano y más tarde la vida de la mano de un doctor especialista en resucitar muertos. Brona (‘Tristeza’ en gaélico) se convirtió en Lily, una mujer a la que apartaron de sus recuerdos y trataron de integrar en una sociedad machista donde debía comportarse como la dama que se esperaba de ella. Nada más lejos de la realidad, pues esta chica de dama tiene bien poco, y en cuanto adquiere conciencia de su verdadero yo la rabia la invade y su primera reacción es arremeter contra los hombres y rescatar a las suyas de ese depravado mundo hostil. Otras son capaces de arrasar con toda la humanidad, y algunas lo bastante independientes para rehacer su vida cuando sus amigos se van simplemente buscan dominar su demonio interior. Otros personajes que hemos visto pasándolas canutas viven más cerca en geografía y cronología y hasta comparten nacionalidad: las presas de Vis a Vis son unas chungas, pero cada una tiene su propia historia y la de Maca despierta nuestra empatía. La pobre acaba recluida por satisfacer a su jefe, a quien ama, cometiendo serios delitos. Es condenada a siete años de cárcel, pero la supervivencia es algo difícil si eres carroña para hienas que se burlan de ti y te amenazan cada día. En Cuéntame cómo pasó hemos sido testigos de cómo la mujer iba logrando cada vez más derechos en la historia de España. Sufrimos con los múltiples intentos del hombre por aprovecharse del otro sexo, ya fuese por la fuerza, como chantaje emocional o como simple divertimento. Merche, Paquita, Karina, Inés… Todas son reflejo de lo que fue el pasado y es el presente. En Velvet, todo empezó siendo un romance entre el heredero de una importante empresa y una simple costurera. Pero la costurera tenía un sueño más allá del amor y ella solita, con su esfuerzo, ha conseguido sacarlo adelante. Ana es un personaje que, al igual que Sansa, ha terminado perdiendo toda la inocencia y se ha convertido en una mujer de negocios hecha y derecha, sin miedo a la clase alta. Y en el barrio de Lavapiés (Madrid), la primera mujer matriculada en la Universidad de Barcelona ayuda con su inteligencia a dos hombres de épocas diferentes a evitar que la historia cambie. ¿Un hombre en su interior o mujeres al cien por cien? Como espectadores estamos acostumbrados a que a la chica guerrera de armas tomar se la compare con un hombre. “Es marimacho”, suelen decir los más anticuados. “Tiene corazón de líder”, dicen los modernos. Y aunque posiblemente muchos no lo hacen con mala intención sino para resaltar la igualdad, lo cierto es que el feminismo no implica llevar la vida de un hombre, sino seguir siendo mujer en un mundo más libre. Que una mujer lleve el pelo corto y pantalones ya no es tan escandaloso como antaño; hoy en día es un estilo tan masculino como femenino. Una mujer puede tener sus manías y ser dura de pelar. Hay de todo. Mujeres hipersensibles, mujeres listas, mujeres más tonticas, mujeres serviciales, mujeres bordes, mujeres prácticas, mujeres atractivas, mujeres feas, mujeres simpáticas y divertidas… Cada una aporta algo a la comunidad seriéfila. Pueden ser supervivientes y entregarse a la justicia nocturna como Sara Lance (Arrow, DC Legends of Tomorrow), pueden defender a los inocentes en el juzgado como Laurel Lance (Arrow) y Alicia Florrick (The Good Wife), pueden ser dignas amas de casa como Gloria (Modern Family), o incluso criadas (Criadas y malvadas), pueden ser luchadoras nórdicas como Lagertha (Vikingos), supervivientes de una explosión nuclear radiactiva (Los 100), comadronas en la Inglaterra de entreguerras (Llama a la comadrona) o personajes de cuento (Once Upon a Time). Muchas despertarán simpatía y a otras las odiaremos (no se puede ser perfecta en esta vida y si existen villanos, cómo no iba a haber villanas. Si bien estas suelen ser más admiradas que el género masculino, como sucedió con Zelena, Regina, Maléfica y Cruella de Vil en OUAT). Carismáticas como ellas solas, aunque los hombres todavía llenan muchos canales de televisión, nada sería igual en las series sin su prota o coprotagonista femenina.
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Enero 2023
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