La telenovela: la cruz de un subgénero melodramático destinado a provocar tanto risa como trauma9/16/2021 Post de Naiara Salinas Hoy, 16 de septiembre, me visto con poncho y sombrero de paja para celebrar el Día de la Independencia de México (bueno, vale, puede que me haya colado con el vestuario). Y, además, es mi cumpleaños. ¿Casualidad? I DON'T THINK SO. Porque el melodrama se me da genial, de maravilla, de Oscar. Llevo rodeada de él toda mi vida (¿veis? Esa frase ya es demasiado melodramática para tomársela en serio). Justo el género del que vengo a hablar muy de carrerilla sufre de este percance: ¿qué problema hay con tomarse las cosas tan en serio? O, más bien, ¿tan intensamente? Como si la vida fuera una llama que lo consumiese todo y no existiera el término medio: o a lo grande o nada. Siempre que se piensa en la televisión de México (o en la cultura mexicana general como representante de Latinoamérica, visión que por cierto me parece excesivamente generalizada) nos viene a la cabeza inevitablemente este (sub)género televisivo y, como consecuencia, no podemos sino hacernos una idea muy paródica del asunto. Ya sabéis, como cuando algo es tan vehemente que te provoca la risa aunque no quieras (el cerebro humano es un mundo). De hecho, es lo típico cuando se quiere exagerar los rasgos de este país y sus vecinos: recurrir a ese melodrama que inspira los plot twist más descabellados hasta el punto de que cuando los vemos en otras producciones (*cof*, Juego de tronos, *cof*) los describimos como muy «telenovelescos». Véase la siguiente escena de Modern Family que lo ejemplifica a la perfección: La Wikipedia define la telenovela como «género televisivo, producido originalmente en varios países de América Latina; que cuenta una historia no necesariamente realista y generalmente de argumento melodramático a lo largo de varios capítulos, y que normalmente tiene un final feliz para los protagonistas», para a continuación añadir: «Las telenovelas poseen esencialmente un carácter sentimental, lleno de intrigas, engaños y confusiones; pero con los años han ganado más acción y han incorporado elementos de otros géneros (como el policíaco, la comedia, el suspenso e incluso la ciencia ficción)». La RAE es mucho más escueta y le quita el gancho: «Novela filmada y grabada para ser emitida por capítulos por la televisión». La primera definición es mucho más completa y más acorde con lo que ven nuestros ojos; la segunda, no obstante, es más respetuosa por cuanto que solo la tiene en cuenta como formato y no siente la necesidad de especificar el país de origen. Lo que no se puede negar es que despierta sentimientos encontrados en todos los espectadores, y es curioso porque cuando yo era pequeña veía con mi madre un montón de telenovelas y las recordaba súper largas y serias (hasta lloré con alguna). No había ningún momento cringe para mí a esas edades. La cosa es que conforme he ido creciendo me he encontrado auténticos despropósitos (por no decir obscenidades) que, de tan intragables, acabaron convirtiéndose en fuente de burla y chiste primero y de culto después, de tal manera que es como contemplar una película de serie B donde lo más ridículo que se te ocurre que puede ocurrir sucede... y te hace estallar en carcajadas y pasar un buen rato al final con tus colegas (porque las telenovelas, a poder ser, hay que verlas en compañía SIEMPRE. Las disfrutas el doble). Entre los ingredientes para cocinar una buena telenovela se encuentran:
Ningún ingrediente que no hayamos visto en otras series y películas, lo dicho; lo que pasa es que aquí están a otro nivel y mucho más concentrados. No obstante, mi intención hoy no es reírme de ello, sino reivindicar este tesoro incomprendido del que poco hablamos (de hecho en este blog es la primera vez). Como en todas partes, te encuentras de todo, desde obras maestras hasta Sharknados latinos. Veamos algunos ejemplos memorables. 1. Yo soy Betty la fea (1999-2001) La primera telenovela es el gran clásico que conoce y alaba todo el mundo..., aparte de una intrusa en esta lista, porque no es mexicana, sino colombiana (che, yo no dije que fuera a hablar de México, solo que me había inspirado el tema). Producida por RCN Televisión y escrita por Fernando Gaitán, nos cuenta la historia de Beatriz Aurora Pinzón Solano, una mujer economista poco atractiva pero con muchas luces que consigue un trabajo de secretaria en una compañía de moda, Ecomoda, dirigida por el recién ascendido Armando Mendoza. A pesar de su buena fe e inteligencia, Betty tiene que soportar constantemente el mobbing (bullying laboral) de sus compañeros, especialmente de la secretaria Patricia Fernández, el diseñador Hugo Lombardi y la accionista de la empresa, Marcela Valencia. El giro dramático se produce cuando Betty comienza a enamorarse de Armando y este, poco a poco, va descubriendo a la chica con dos dedos de frente que trabaja para él y que promete más de lo que su aspecto ofrece. La trama pretende ser una Bella y Bestia a la inversa donde, a su lado, todas las putadas que sufre Anne Hathaway en El diablo viste de Prada se quedan en ñoñerías, porque la chica por lo menos es mona y solo la maltrata su jefa. ¿Es superficial? Sí. Pero vaya si ha dejado legado: 13 premios TvyNovelas (tres en México y el resto en Colombia); 4 premios India Catalina, un TV Golden Adicto y un 2 de Oro; un Guinness Record a la telenovela más famosa; la emisión en 180 países, con doblaje a 25 idiomas y unas 28 adaptaciones posteriores... Gloriosa. 2. Agujetas de color de rosa (1994-1995) Telenovela de corte más juvenil, porque hay que pensar en todas las edades. Se supone que llegó a España porque yo aún conservo el CD que compró mi madre. La telenovela no llegué a verla, pero cómo me fascinaba su tema principal, lo cantaba y bailaba a todas horas. Ahora bien, la relación entre la letra de la canción y la trama a día de hoy continúo sin comprenderla, pero al menos suena bonito y con ritmo. ¿Va de baile? ¡Pues no! ¡De patinaje sobre hielo! Esto cuenta la sinopsis oficial: «Una hermosa y apacible pista de hielo se convierte en el escenario de una complicada historia de amor y suspenso». Qué, suena bien, ¿eh? Fue producida por Televisa, la madre, la reina, la diosa del 95% de las producciones mexicanas que nos llegaron aquella década. Aunque por las fechas puede dar la impresión de que duró un telediario, en realidad recibió buena acogida y sacó dos CDs musicales. 3. María la del barrio (1980-1996) Una de las más longevas, CLASICAZO donde los haya. Por si os cuesta identificarla: ¡es la serie de la maldita lisiada, la fuck*** lisiada! Podría acabar el post aquí y ya habría cumplido con mi deber, porque al menos la mitad de los rasgos que he comentado arriba se manifiestan en esta obra esperpéntica donde el caos es la primera y la última palabra de cada guion. Aquí los creadores tiraron la casa por la ventana en lo que a exageración se refiere. ¿Sabéis cuando se cuenta que algo es tan malo que es genial? Todo, absolutamente todo, se viene arriba para bien y para mal en una trama donde los celos, la ira y la sed de venganza comandan los afluentes de un río que surca como los rápidos de la jungla más salvaje. Si Betty la fea era La bella y la bestia, esta es un poco mezcla de varios cuentos. La sinopsis, en rasgos muy breves, cuenta la historia de María Hernández, una zagala humilde que vive en un barrio muy marginal y trabaja como basurera mientras se traga las babas por un hombre que frecuenta su iglesia. Cuando cumple 15 años su madrina muere y en su lecho de muerte esta le pide al cura de la parroquia que le encuentre un nuevo hogar a su ahijada. Así es como María acaba en casa del empresario Fernando de la Vega, que desde el principio la acoge como una más, mientras que su esposa y la criada la menosprecian. Y, aquí, ojo al dato, se viene el primer plot twist, porque resulta que el chico que iba a la misma iglesia que María es Luis Fernando, el hijo mayor de Fernando. Ambos jóvenes empiezan a enamorarse, pero hay alguien más que va tras el muchacho: Soraya Montenegro, la villana más fiera que ha dado la televisión mexicana. Es la sobrina de Victoria, la madre de Luis, así que sí, básicamente está loquita por su primo. Os invito a leer la sinopsis completa en la Wikipedia porque es una joya y un exponente magnífico del concepto generalizado de la telenovela. Lo tiene TODO. TO-DO. Hasta brujería. Es más, ya desde la intro, tenemos la causa de su fama expuesta con pelos y señales: Exacto, esta obra es la que ha inspirado la idea entera de este post. No recuerdo cómo llegué a esa escena que señala el pantallazo, si me la recomendó alguien o fue cosa del algoritmo. Lo que sí sé es que a ese ente le voy a estar eternamente agradecida, porque es una fuente increíble de risoterapia que, como comentan algunos usuarios, no necesita ni parodia. Desde los diálogos, pasando por el empleo abundante de zooms, planos detalle y primeros primerísimos planos, la música (que habéis oído en algunos de mis vídeos con memes) más la falsedad de las actuaciones... ORO. Puro oro. A partir del minuto 1:55 empieza lo bueno. 4. El manantial (2001-2002) Otra criatura de Televisa que recuerdo seguir con devoción, hasta el punto de que cuando llegaba del colegio y la estaban emitiendo le pedía a mi madre que me contara con pelos y señales lo que me había perdido. Hubo algunas partes que se me antojaron duras y no soporté ver, como cierta muerte de un personaje importante y querido. La trama que se vende es un clásico de dos familias enfrentadas (esto me suena) por dos motivos: una posee el Manantial, una poderosa fuente de agua (esto también me suena), y la otra quiere arrebatárselo; la segunda razón es que un hombre y una mujer de ambas familias fueron amantes, y eso el patriarca afectado jamás lo ha podido perdonar. ¡Ay, joder! Si ya decía yo que había leído algo muy parecido. Mañana en el cine viendo Dune os vais a acordar de esto. El agua y la tierra creando enemigos desde tiempos inmemorables. 5. Mi gorda bella (2002-2003) Esta recuerdo que la vi en Antena 3 y me caló desde el principio. Nos trasladamos de México a Venezuela para conocer a Valentina Villanueva, una rica heredera con problemas de sobrepeso cuyo padre muere en un trágico accidente mientras ella está en el cole, pero en lugar de heredar la fortuna su tía Olimpia trapichea el papeleo para que todo pase a ella y sus hijos. Así es, es Cenicienta. Se vendió mucho como una nueva Betty la fea, pero nada que ver, es mucho más oscura. Mi memoria dice que el misterio de la trama no tenía parangón y, aunque llegó a ser rebuscado, mantenía en vilo porque pronto se descubría que Olimpia era incluso peor de lo que aparentaba. También estaba la subtrama del Lirio de Plata, una joya de gran importancia en la familia, sobre todo para Valentina, y que acabó inspirando la identidad de un justiciero. Pero a mí lo que sin duda me fascinaba eran los nombres de la familia. ¡Porque todos eran griegos! Teníamos a Orestes, quien se acababa convirtiendo en el interés amoroso de Valentina. Su hermana Pandora, mi favorita. Y luego Aquiles y Ariadna. Mi madre creo que ya me dio por perdida cuando me vio hablando de mitos por una telenovela. Hacedme caso: mañana cuando estéis viendo Dune también os vais a acordar de esto. Es la estructura melodramática que más hemos visto en ficción. 6. La rosa de Guadalupe (2008- actualidad) Otro bombazo controvertido, pero destinado a jóvenes. En este cóctel se nos juntan los niñatos malcriados de Élite y Gossip Girl con la rimbombancia de Riverdale y los milagros divinos de... no sé, de ninguna, esto es nuevo. Y es que los episodios se estructuran como conflictos que afectan a uno o varios personaje y se resuelven con el deus ex machina más literal que se haya visto jamás en la tele, porque es la Virgen de Guadalupe la que inspira a la gente a seguir un camino mejor. Se supone que es educativa, pero la audiencia lo suele flipar bastante, porque ni en Física o química se llegó a los extremos que se presentan aquí (o sí. No lo sé, no he visto esta telenovela, la verdad). Hasta aquí el repaso telenovelesco. ¿Qué os ha parecido? ¿Qué otros ejemplos se os ocurren?
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