Post de Naiara Salinas Llevaba unos cuantos días sin pasarme por aquí con una crítica y esta me apetecía como no os podéis imaginar. Y es que pocos finales de este año han logrado glorificar tanto a una serie. Este es un caso extraño a estas alturas. Ya he comentado varias veces toda la genialidad que supone la realización de esta ficción que nos introduce por primera vez en las experiencias mentales de mutantes con poderes psíquicos, una auténtica locura tanto a nivel narrativo como técnico. Sin embargo, a pesar del enredo de este guion tan estrambótico, Noah Hawley es un showrunner con las ideas muy claras que decidió convertir su relato en una trilogía de buenas a primeras. No es el primero que demuestra que una serie puede contarse en solo tres temporadas logrando cerrar tramas pero dejando otras abiertas para la imaginación de los autores de fan fiction; John Logan ya lo hizo con Penny Dreadful, otra muestra de eclosión entre belleza audiovisual y narración con clase. La diferencia es que, mientras que Penny Dreadful empezaba a llegar un poco a rastras a ese final, en Legion la energía se ha disparado como nunca ofreciendo su mejor temporada, algo muy importante teniendo en cuenta cómo han acabado otras historias, ejem. El relato de Hawley se centra en el hijo de Charles Xavier, David Haller, dividiendo su biografía en una introducción como mutante (primera temporada), su progreso encarando a su "amienemigo" para acabar descubriéndose como el villano en un plot twist cojonudo (segunda temporada) y, finalmente, su lucha por la redención en un camino hacia la venganza (tercera temporada). Sí, todo junto. Y es que David no es un mutante corriente, ya que, aparte de haber heredado el don de su famoso padre, padece la enfermedad mental de su madre: esquizofrenia, lo cual causa que su voz interior se desdoble en múltiples versiones de sí mismo que magnifican sus poderes y hacen temer a todo aquel que acabe presa de ellos, como bien se aprecia en esta temporada. La representación gráfica de un viaje, en su sentido más literal Pero lo que la hace tan genial no es eso, sino la forma en que Hawley decide enfocar el tema principal. Tras mostrarnos dos temporadas llenas de psicosis, el realizador toca uno de los aspectos más populares y que personalmente yo más disfruto por mucho cacao mental que pueda resultar (aunque justo el cacao es parte de la gracia de esta serie): los viajes en el tiempo. Un poder y un giro explotados tan a la saciedad como a los propios superhéroes que en Legion se salva con la siguiente premisa: cambiar el pasado para subsanar el presente-futuro (osea, básicamente lo que hacen en todas las tramas de viajes espacio-temporales). El primer ingrediente de esta receta es muy sencillo: un mutante que pueda viajar por el espacio-tiempo. Y lo tenemos desde el primer episodio. La cuestión es: ¿esta viajera es fruto de la imaginación de Hawley como también lo han sido Lenny y Syd o sale de los cómics? La buena noticia para los fans lectores es que Switch existe, y su verdadero nombre es Devon Alomar, pero quien se fije en la descripción se dará cuenta de que su poder se asemeja más al de Syd. El cambio tampoco es casual, ya que ambas juegan un papel muy importante y la forma en que cooperan en el último episodio es muy simbólica. Pero volvamos a Switch, cuyo mote, por cierto, significa 'intercambio', darle la vuelta a algo; en este caso, al pasado de David. ¿Y cómo funciona el poder de Switch? Aquí viene lo más guay: ¡con puertas! Y me parece una alusión preciosa a la clásica metáfora de "las puertas que se nos abren y se nos cierran" en nuestro continuo progreso. Progresar es ir hacia adelante y aquí paradójicamente Hawley emplea la puerta como un retroceso, pero al mismo tiempo es el camino a una nueva oportunidad. Antes de acabar atrapados en un bucle, dejadme señalar que esa idea del viaje como un pasillo con diferentes puertas no podría ser mejor proyección de la idea que tenemos de un orden en nuestra mente, otra cosa que ya hemos visto en más series que deben ilustrar lo que realizan nuestras neuronas (en la sexta temporada de The 100, sin ir más lejos, vemos otro ejemplo). Así pues, archivos de ordenador, dibujos y libros en una biblioteca= mente. Y Hawley introduce el pasillo y las puertas como viaje espacio-temporal. Salseo paterno-filial No obstante, aunque Switch mola mucho y es un personaje bien introducido, seguimos observando la historia de David, quien no tarda en recuperar el protagonismo. Y tras un par de temporadas con un pasado al aire, entramos por fin en el meollo de la cuestión. Sin duda, la presencia de los padres de este antihéroe es lo mejor de la temporada y posiblemente hasta de la serie entera, así como la forma del hijo de acercarse a ellos. Para mí, el 3x03 marca el núcleo de toda la ficción, pues no solo conecta con las temporadas anteriores, sino que justifica esta última. Es decir, no es un fan service colado porque sí y ya está, nos muestra la tragedia de un personaje corrompido por su falta de cariño y comprensión, confuso por una herencia maldita que él nunca pidió. Los fans lo estábamos pidiendo desde hace un par de años y con razón: contar esta historia era importante para entender el porvenir y el devenir de David. Y la manera en que se rodó el capítulo no podría ser más preciosa, con el hijo acompañado de su nueva aliada observando fuera de plano el suceso como los propios espectadores, nosotros; los paralelismos entre el romance Charles-Gabrielle y David-Syd... Probablemente sea el episodio con más referencias, tanto a la serie en sí como a los cómics (¡hasta aparecía Cerebro!). La elección del reparto es otro punto a favor, destacando la inocencia y la curiosidad juveniles que Harry Lloyd (atrás queda su imagen como el autoritario Viserys en Juego de tronos) ha aportado por primera vez a un hombre que anda si no sabemos lo complejo que es. En Legion, en cambio, es más humano que nunca, con una sencillez muy pocas veces disfrutada en este personaje. Y la inclusión de Stephanie Corneliussen como Gabrielle Haller ha sido la sorpresa; su forma de afrontar un papel en cierto modo hermético, preso de un trauma, a la que solo puede sanar el amor. He aquí otra bonita paradoja: cuando ya nos habíamos acostumbrado a que el psíquico de turno fuera el rompecabezas, surge la primera "mundana" (con cariño) más compleja que el propio mutante del que se enamora. En resumen: la estructura perfecta
Lo que tenemos es un relato que Hawley ha acertado en servirnos en migajas hasta el esperado final donde se resuelve todo. Legion no trata de un héroe afrontando un nuevo peligro cada temporada, como sucede en el resto de casos; todo está perfectamente hilado como en una buena saga que nunca pierde el foco ni el respeto. Y aun así hay cambios, los personajes evolucionan, conocemos nuevos... Legion es el reflejo de lo que significa la vida para cada individuo, un proceso de aprendizaje y cambio continuos, donde puedes ser tanto la víctima como el verdugo, donde el antagonista puede ser sabio y madurar, hasta querer a su contrario; donde se cometen errores y se intenta solventarlos. Los perfiles se van difuminando y hasta renacen. En definitiva, se convierte en una muestra muy clara del clásico viaje del (anti)héroe, del que han hablado innumerables expertos y no tan expertos. Y Hawley es un valiente que no ha temido explotar los recursos que le ofrecía el formato televisivo. Por eso Legion no es una serie más de superhéroes; ha convertido los poderes telepáticos en símbolo, ha ido más allá de lo que otros directores y guionistas hacían porque para qué ejecutar lo mismo de siempre una y otra vez pudiendo jugar mucho más con los efectos, la fotografía y las metáforas. ¿Raro? ¡Y que lo digas! Pero anda que Doctor Who no ha tenido elementos así de originales y mira lo que está durando. Quien diga que no hay poesía en este género es porque no se ha fijado lo suficiente, y este showrunner se pone casi a la altura de Nolan en el cine (y en DC) o hasta de lo que se viene con el Joker de Bill Finger, cuya composición del tráiler ya ha sido analizada. Cuando algo te da tanto para reflexionar, analizar y debatir es porque cumple con los parámetros de un buen producto con un buen guion, un buen elenco y una buena composición. Robándole la expresión al youtuber Jordi Maquiavello, ¡vaya despliegue artístico! Para mí un modelo de lo que puede ofrecer una adaptación que se atreve a mirar más allá de la obra original. Hawley ha hecho suya la historia y lo ha hecho de forma intrigante para el público, tanto si era lector como si no. Y sin dejarse lo que se dice un pastizal enorme como en Juego de tronos. En esta serie hay calidad de la buena, y por eso voy a seguir invitando a la gente a verla. No se ven cosas tan originales en el presente, altamente manipulado por las modas y la nostalgia.
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Enero 2023
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