Post de Naiara Salinas Todos lo decían, y yo pensaba: "Ya, claro, es Netflix, como para que nada de lo que allí se emita sea un fracaso". Tal vez por eso, y porque tenía otras adicciones en aquel momento, me demoré tanto en ver Por trece razones, el nuevo fenómeno de la plataforma. Ahora mismo puede que hasta me sienta un pelín culpable de no haberla descubierto antes. De lo que no me arrepiento es de haber escuchado a esas personas que la recomendaban (mejor tarde que nunca). Un atracón (porque devoré esta joya en dos días, nuevo récord) puede cambiarte la vida, sobre todo si es con una historia como esta. Seguro que esperabais el típico post de "Trece razones para ver Por trece razones", pero viendo que la idea había sido pillada un sinfín de veces y que la temática podía abarcar mucho más, me he decantado por centrarme en esto último y utilizar la trama para analizar la forma en la que se enfoca el asunto. El bullying es muy serio y delicado como para tratarlo de cualquier manera. He visto muchísimas historias centradas en él. Normalmente no uso este espacio para hablar de mi vida privada, pero no me avergüenza reconocer que lo he sufrido en mis carnes, razón por la que me llega muy adentro y por la que, tras ver el episodio definitivo ayer, me quedé un buen rato pensando en la vida hasta el punto de olvidarme de que tenía que dormir (en consecuencia hoy tengo unas ojeras de campeonato). Pocas series me han hecho llorar con realismo (quiero decir, al pensar en ellas). Y pocas veces tomo notas mientras las veo, pues prefiero quedarme con una visión general. Esta es la excepción, pues Por trece razones, en lo que a mí respecta, no es solo entretenimiento. Contiene un trasfondo muy educativo acerca de la realidad que viven docenas de jóvenes en todo el mundo y de los motivos que pueden hacerles creer que no merece la pena seguir luchando. Es pura y dura lección moral. Para aquellos que no la hayáis visto aún, un breve resumen: basada en la novela de Jay Asher, cuenta la historia de Hannah Baker, una adolescente que poco antes de suicidarse graba trece cintas con sus razones para que las escuchen los compañeros de clase implicados directa o indirectamente. Quien nos guía en este descubrimiento es Clay Jensen, un chico tímido considerado amigo de Hannah que es el undécimo personaje al que le toca recibir las cintas (estas van pasándose en orden siguiendo instrucciones claras) y, abrumado y asustado, irá enterándose de la verdad de la joven de la que en su día estuvo enamorado, mientras los padres intentan imponer justicia. La serie se ocupa también de mostrar cómo afectan trastornos como la depresión y la ansiedad. En ese aspecto me recordó un poco a Las ventajas de ser un marginado (los protagonistas masculinos de ambas historias tienen amigos que se han suicidado y, en cierto modo, eso les ha causado trauma). Pero más importante es la idea de la acción humana como un efecto mariposa o dominó: cómo muchas veces lo negativo se acumula a través de una cadena de faenas que se transforma en un huracán emocional abrasador. Por trece razones nos muestra un bullying obvio y sutil que junta lo convencional con lo particular, y es que porque no haya golpes o insultos directos no significa que se esté absento. Hannah no solo sufre el desprecio de sus compañeros, sino también decepción, desilusión, vacío, soledad... Cosas que terminan quebrándole el espíritu positivo y conduciéndola hasta el trágico final. Conclusión: hay que tener cuidado con nuestras acciones y nuestras palabras, porque nunca sabemos cómo van a afectarle a alguien. Podemos destruir más que arreglar. Tras esta chapa voy al lío. Capítulo a capítulo me he dedicado a destacar los acontecimientos y a nombrar cada razón como lo que es en lugar de emplear el nombre de un personaje (como hace la víctima). Estas trece señales definen el bullying y, por si alguien no considera que sean lo bastante importantes, pienso justificarlas. Eso implica que a partir de aquí habrá SPOILERS, pero prometo que solo estarán en la lista, así que os animo a seguir más abajo si no queréis tragároslos, pues considero este tema lo suficientemente importante como para que no me guste la idea de que se abandone la lectura por no haberlo visto. -----------------------------------SPOILER ALERT--------------------------------------- 1. Exhibicionismo (Justin) La primera causa es bastante cliché, pero no por eso menos importante. Cuando hablo de exhibicionismo me refiero a exponer fotos íntimas, algo que más adelante se repetirá con otro sentido. Justin es el típico chico deportista popular que con su encanto encandila a Hannah, quien en ese momento es la alumna nueva. Al principio todo es idílico para ella: trabaja en unos cines, tiene un amigo friki y está colada por un chaval que la corresponde, qué más se puede pedir. Todo falla en su primera cita, cuando "jugando" él le saca una foto aparentemente inocente pero que en malas lenguas y ojos juiciosos resulta muy comprometida. Para más inri, ella da su primer beso esa noche. Desde ese momento la reputación de Hannah se trastoca, pero ella finge superarlo. 2. Deslealtad/desconfianza (Jessica) Si alguien te puede putear la vida más que un rollo de una noche es tu mejor amiga. Jessica, como Hannah, es nueva, razón por la que las juntan y terminan conectando en cierto modo, aunque al principio se muestran escépticas. El daño que le inflige a la víctima es no creerla cuando esta le asegura que no tiene nada con Alex, el novio de Jess, quien difunde una lista donde puntúa más alto el culo de Hannah que el de su chica. Previamente, los tres eran una piña que se apoyaban en sus problemas (incluida la jugarreta de Justin, para que veáis), hasta que perdieron el contacto y los tortolitos se juntaron con otra gente más popular. Ni qué decir lo grande que es el disgusto al verte de repente sola y marginada por tus mejores amigos, con quienes quieres seguir llevándote bien pese a todo. Pero aún más duele que alguien a quien creías conocer y a quien te habías abierto con todo tu corazón no te crea cuando le dices la verdad, como si una jugarreta bastara para acabar con una amistad. 3. Bromas de mal gusto (Alex) Y ya que hablamos de Alex, hay que decir que soltar comentarios sugerentes de ese tipo carece de la menor gracia, menos por encajar en un grupo de pervertidos depravados y menos aún cuando se trata de tu ex mejor amiga, a quien sabes lo que duele ese tema. Si quieres hacerte el gracioso mejor ve con ojo, pues si picas mucho a un león al final acabará reaccionando. Huelga decir que, tras el suicidio, es el que más se siente culpable, y con razón, pues Hannah en las cintas lo considera a él el "huracán". 4. Acoso obsesivo (Tyler) Por si no bastara con perder dos amigos de muy mala forma, Hannah de la noche a la mañana se convierte en el objetivo de una cámara, la de Tyler. Es más bien su objeto de admiración, pero como es fotógrafo ya sabéis lo que viene: paparazzi acosador con habilidades de espionaje. No solo logra ponerla nerviosa, sino que además contribuye a alimentar los rumores de "facilona" y "guarra" entre sus compañeros, aparte de echar a perder otra amistad. En defensa suya, esa amistad afectada tampoco era muy verdadera y el chaval es un rarito de cuidado. Lo bastante rarito como para ser incluso repelido por los demás cada vez que se juntan para tratar el "dilema de las cintas". Eso, por supuesto, no justifica sus acciones. Si te gusta alguien no vayas publicando por ahí sus fotos comprometidas para que la gente chismorree. En un instituto es cruel. 5. Difamación (Courtney) Una cosa es esparcir rumores por "accidente" (cuando es una broma entre colegas que se va de las manos) y otra muy distinta mentir con todas las de la ley para salvar el pellejo. Eso hace Courtney, para mí el peor personaje de lejos junto con Marcus. ¿Por qué? Los demás son canallas, pero al menos lo muestran; estos van de buenos y me ponen enferma. Dan la imagen de gente que desea ayudar y contribuir. Tras el suicidio cualquiera los acusaría de nada viendo cómo se entregan a la causa. Claro, son Don Perfección. Y para proteger esa perfección son capaces de todo, como dar la espalda a una compañera cuando más les necesita solo porque su mera compañía puede poner su reputación en peligro. Eso al menos Courtney, que encima es una lesbiana encerrada en el armario. No haberte emocionado esa noche, Courtney. Vade retro. 6. Humillación pública (Marcus) ¿Y qué pasa con Marcus? Él hace algo peor: no solo engaña al mundo sino también a Hannah, lanzando un cebo amigable para que pique y quiera salir con él por San Valentín, tras supuestamente haberle sido emparejada por una lista de compatibilidad. Primero hace alarde de todo su encanto y su inteligencia, pero, llegado el momento, no muestra el más mínimo respeto (justo como Justin). La deja plantada en el restaurante una hora, luego llega acompañado por sus amigos del equipo y cuando se enrrolla con ella la toca donde no se debe en público. Hannah le grita que la deje en paz y él le pone en evidencia delante de todos los presentes. Muy mal. Imaginad el estado de Hannah, necesitada de alguien en quien confiar, siendo traicionada de esa forma. Eso contribuye a que no se sienta ni querida ni respetada. 7. Venganza (Zach) Si queda alguien sensible en el equipo de baloncesto ese podría ser Zach, quien tiene fama de bromista pero en el fondo esconde a otro solitario en alma en quien Hannah se fija por lo mucho que termina recordándole a ella misma, aunque en ese momento todavía lo ve como un popular más. Zach es más sutil y no conquista a la joven mediante palabras, sino actos, algo que para ella resulta más importante y agradable, pues ya la han engañado suficiente del otro modo. En clase de Comunicación los alumnos tienen unas cestitas donde al finalizar la jornada pueden dejar mensajes a sus compañeros, y Hannah recibe siempre dibujos de un conejito con algún chiste malo o una frase que, por muy boba que sea, consiguen sacarle una sonrisa. En el fondo sospecha de quién pueden ser, pero nunca lo dice. Finalmente Zach le invita a salir y ella, desconfiada, le rechaza muy bordemente porque tras varias decepciones relacionadas con el equipo se ha construido una coraza para protegerse. Entonces Zach, tal y como describe Hannah, le quita aquello que la ayudaba a llevar mejor el día. Muchas veces, lo que a nosotros nos parece básico o una tontería para otros significa el doble, de modo que cuando eso les falta un nuevo agujero se abre en su corazón. 8. Robo (Ryan) Nadie debería publicar lo de otra persona sin su permiso. En eso se basan las leyes de copyright, ¿no? El siguiente personaje es un gay intelectual que se salta la norma creyendo "hacer lo mejor para su amiga", sin saber que eso para ella cuenta como traición a su confianza tanto como lo anterior. Hannah, considerada ya una bala perdida, decide acudir a un club de poesía, donde el único conocido es este chaval que a priori caería bien a todo el mundo por su sinceridad. Y, por una vez, esta reina, aunque joda lo mismo. Ryan no le miente exactamente (¿o sí? Lo cierto es que me pareció notar cierta envidia al ser "superado" por una "novata"). Simplemente le roba su mejor poema para publicarlo en la revista del insti que él edita. No niega lo que ha hecho, pero en cuanto a respeto de la propiedad es bastante obtuso y no se arrepiente, aunque ese poema resulte muy personal como para ser leído en un lugar lleno de juicios que no comprenden nada pero saben reírse de todo. Incluso de los sentimientos de una persona. 9. Culpabilidad (Justin) Justin no aparece aquí porque se sienta culpable, sino porque en parte lo es. La que se siente culpable es Hannah, cuando observa escondida en el armario la violación de ex colega Jessica y no la impide, paralizada por el miedo. Eso la destroza y es importante, porque en este momento pasa de considerarse víctima a creerse verdugo y que todo lo hace mal. Entre este episodio y el anterior han pasado tres meses de verano donde la chica ha prometido reinventarse y empezar de cero cortándose el pelo y decidiendo pasar de movidas. Su perspectiva y vivacidad han cambiado, está algo más apagada, necesita ser otra persona desesperadamente porque ser la Hannah del curso pasado es un asco. Pero en esa fiesta a la que acude descubre que en el fondo sigue siendo la misma y, peor: no es que las cosas se tuerzan a su alrededor sin más. Ella llama a lo negativo. Entramos en la depresión de lleno. 10. Decepción (Sheri) Sheri es, junto con Clay, la más santurrona de la lista de afectados, pero también obra mal cuando se niega a hacer lo correcto (para salvar el pellejo, otra vez) y llega a abandonar a Hannah a su merced cuando esta le rebate. Por su culpa hay un accidente y un compañero de clase muere. Esto no solo suma más culpabilidad en Hannah sino decepción, porque creía que Sheri era diferente a los otros. Nunca la trató mal y siempre le animó a seguir intentándolo. Lo único que no hizo fue apoyarla cuando realmente lo necesitó. 11. Ignorancia (Sr. Porter y Clay) Y con esto llegamos a los dos entes más... comprensivos (por desgracia, no lo suficiente). Ni Clay ni el señor Porter (el orientador del colegio) hacen nada para que Hannah se sienta mal consigo misma, es decir, no la insultan, no la menosprecian, no se ríen ni cuentan mentiras de ella. Su mayor pecado es no saber lo que está sufriendo y no ser capaces de llegar a ella. Es decir, aunque puedan entender que hay cosas que le han hecho daño, no llegan a un nivel de empatía, que es lo que ella más necesita. Clay no solo se convierte en su mejor amigo sino también en el amor que pudo ser. Mientras que él ya estaba colado por ella desde el principio ella fue haciéndolo poco a poco con cada muestra de cariño y buena voluntad. Terminan enrrollándose y de pronto la baja autoestima y el trauma de Hannah provocan que ella reaccione mal y más tarde no se considere lo bastante buena para él y hasta esté convencida de que la odia. Si tan solo él le hubiera dicho que la quería de verdad y que no le importaban las habladurías, habría encontrado su salvavidas. En cuanto a Porter... Bueno, él ya deja entrever que sabe mucho de teoría pero nada de práctica. En ocasiones el estar atento a una persona puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, así que quien ignora o quien sabe pero no interviene llega a ser tan culpable como los demás (bueno, si lo ignoras eres inocente, pero deberías haberte dado cuenta si tanto te importaba la víctima). 12.Violación (Bryce) El culmen del acoso, el que ya es considerado delito por sí solo. Tras sufrir multitud de decepciones un daño físico termina desfigurando el interior de Hannah y haciéndola tomar su decisión fatal. Bryce está creado para ser repelente desde el comienzo: mujeriego, irrespetuoso, seboso... Él viola a Jessica con el permiso mudo de su colega Justin y ataca también a Hannah justo cuando más vulnerable se halla. Esto destroza a cualquiera, pero es más grave cuando ya tienes otras faenas acumuladas. 13. TRAICIÓN GENERAL Lo quieran o no, todos traicionan a Hannah: traicionan su confianza, su amistad, su sinceridad, su pureza... Pese al buen trato que ella ha dado a todos, estos la menosprecian y consiguen que su vida sea un auténtico infierno. Hipocresía, indiferencia... Son rasgos muy presentes en la sociedad, seguro que todos hemos pecado alguna vez de ellos. Pero con una persona nunca se debería ser indiferente, pues no solo es cuerpo. Dentro tiene un corazón que puede romperse con facilidad. Clay es el único que parece darse cuenta. -------------------------------------FIN SPOILER----------------------------------------- Precisamente uno de los aspectos a mi parecer más brillantes de la serie es el enfoque mencionado arriba, con una narración muy intimista (no solo por los diálogos) donde la cámara capta cuanto puede las reacciones y la degeneración de Hannah, en especial durante el último episodio (hasta la música contribuye a expresar cómo se siente). Conforme la trama avanza gana en seriedad y en intensidad. Los grupos en los que he dividido las razones no son al azar, sino que los describe la propia víctima al grabar las cintas ("Empecé por Justin y Jessica, que me destrozaron el corazón. Luego con Alex y Tyler, Coutney y Marcus, que se cargaron mi reputación. Después Zach y Ryan, que me destrozaron el ánimo, hasta llegar a la cara doce, Bryce, que rompió mi alma"). Todo al principio parece un juego, donde Clay debe ir encajando las piezas a lo Sherlock Holmes, donde en los flashbacks se ven risas y momentos típicos de películas juveniles. Pero no hay que engañarse, nos dicen los guionistas, ni perder el tema principal de vista. El bullying no es un juego. Sufre gente, en especial los padres ignorantes que quieren impedir que esto vuelva a suceder. Los problemas se van agravando, pasando de lo más "trivial" (que tampoco) a lo más grave. Por eso el otro acierto es mostrar la cruda realidad sin "romanticismos hollywoodienses" para hacerse eco del sufrimiento de la víctima. ¿Que hiere la sensibilidad? Ya lo creo, pero ellos ya avisan de lo que está por venir antes de empezar el capítulo. Yo no pude ver la escena del suicidio sin llorar, pero la vi porque había que verla. Porque si te la muestran es porque creen que es algo que debe saberse. Porque esta gente sabe que los adolescentes no son tan inocentes y nada de esto les resulta nuevo, tristemente. Lo mismo con las violaciones. Esas escenas están muy, muy conseguidas, con un realismo que te sobrecoge (de hecho la forma en que se afronta todo el compendio de emociones es muy verosímil, hasta la incompetencia del orientador). "Todos matamos a Hannah" Cada personaje siente un grado de culpabilidad diferente, que se incrementa al mismo tiempo que las discusiones. Durante el antes todos son inocentes, pero después del suicidio se enfrentan a la realidad del efecto dominó. Las reacciones sufren un giro y pasan de la calma fingida a la agresividad conforme Clay decide ponerse de parte de la víctima y no de los culpables. Todo se convierte en un embrollo de delitos y conspiraciones para proteger los secretos de Hannah... y de los demás. Resulta gracioso entonces que el despacho del orientador se convierta en una especie de comisaría que busca a esos culpables. ¿Y al espectador? ¿Qué provoca todo esto? Tomo un ejemplo en este diálogo: Clay: La cosa va a empeorar, ¿verdad? Tony: ¿Te asusta? Clay: Sí, pero voy a seguir. Exacto. Eso fue lo que yo sentí. Por trece razones te atrapa en la historia, te sumerge en ella hasta el punto de que aunque sufres con Hannah sigues viéndola porque, como Clay, necesitas llegar al fondo del asunto. Y por eso me parece genial que él sea el focalizador principal, pues aporta nuestra inocencia ante los hechos. Además, también es un joven trastornado que sufre pesadillas y visiones continuas. Con él no solo vemos lo que fue sino lo que pudo haber sido, lo cual lo hace más duro. Escuchar las cintas es difícil para él porque es el único que no merece estar en la lista y que en realidad se encuentra ahí por otros motivos que nada tienen que ver con la culpa. Es lo maravilloso del personaje: Hannah no le acusa, pero él se siente culpable y le cuesta el triple que al resto escuchar su voz, logrando así el objetivo de la chica: que no sea un camino de rosas (Clay es la pieza clave para que se haga justicia en muchos sentidos). Su intención era crear su propio huracán y lo logra. El debate termina surgiendo y en este, los que son más marginados tienen una opinión distinta de los populares. Los primeros quieren sincerarse y los segundos quieren protegerse. Esto también es muy llamativo porque al final reconocen que pertenecen al grupo social de Hannah, que son como ella, víctimas de los prejuicios (Alex afirma: "Hannah era mi amiga y tenemos que contar la verdad. Porque sé que si cualquiera de nosotros hubiera seguido siéndolo, siendo su amigo, estaría viva"). Otro debate que surge es respecto a Tony, el otro crucial de la historia, debido a la tarea básica que le relegan para que la misión de Hannah tenga éxito, pues mientras tiene lugar el relevo de cintas, los adultos llevan el caso a juicio y buscan pruebas, lo que hace que se pregunte si ha hecho lo correcto protegiendo los secretos de su amiga para que se cumpla su último deseo, aunque eso pueda obstruir la justicia real. Por trece razones es una producción sincera que nos enseña que "la vida es impredecible y el control no es más que una ilusión". No todo acaba en trauma, sin embargo. La historia continúa después de Hannah. El episodio trece es una combinación de catástrofes y desvelamientos. ¿Eso implica una segunda temporada? Por mí no. Creo que si la novela no tuvo secuela, por más que se dejen tramas abiertas, la serie tampoco debería. No debería estirarse más de lo necesario, pues no haría justicia a su protagonista. Aunque admito que sería interesante saber qué sucede al final con el caso. Para acabar, comparto la canción principal de la serie (en realidad hay muchas, pero considero esta la principal por estar interpretada por nada más ni nada menos que la productora, aparecer en el capítulo final y por su mensaje).
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