Prior Phillip: "Cuando comenzaron los trabajos de la nueva catedral de Kingsbridge, el rey Esteban acababa de ser coronado y la princesa Matilde huía a Francia con su hijo recién nacido, Enrique. Durante años Inglaterra fue asolada por guerras y sufrimiento. Ahora el rey Esteban está muerto y reina el hijo de Matilde, Enrique II de Inglaterra. Tenemos paz y la esperanza de un mañana prometedor. Y por estos bienes, y por nuestra hermosa catedral, he de dar gracias a Dios y a nuestro rey, y al pueblo de Kingsbridge y a varias generaciones de jornaleros incansables. Pero esta catedral no está terminada, ni lo estará jamás. Al igual que la perfección humana es algo que todos ansiamos y nadie logra nunca, esta catedral seguirá siempre cambiando, creciendo, derrumbándose en ocasiones como constante legado de nuestros frágiles esfuerzos por tocar a Dios. Una catedral, amigos, no es la piedra ni las estatuas, ni siquiera un lugar de oración. Es una creación continua, una hermosa obra... que ruego a Dios que no termine".