Post de Rosana Rábago¡Y, por fin, aquí llega el penúltimo post y la última rueda de prensa que cubrí en el FesTVal! Y, aquí, debo decir, que guarde lo mejor para el final. Porque, ya desde la presentación, se veía que La catedral del mar, nueva serie adaptación de la novela de Ildefonso Falcones, iba a ser lo mejor de lo mejor. Y, la verdad, es que no decepcionó. Ya en la rueda de prensa nos metieron un buen avance (os lo dejo por aquí abajo) que, al igual que ya me había sucedido en Velvet Colección, solo me dejó con ganas de más, pero es que lo que nos contaron te dejaba ya con ansia viva por ver el primer episodio (menos mal que solo tuve que esperar unas horitas para verlo, porque vamos). La serie, como sabréis los que habréis leído el libro, narra la vida de Arnau Estanyol (Aitor Luna), un hombre que en pleno siglo XIV se decide a luchar contra los nobles barceloneses y frenar así sus abusos. Pero como en todo buen libro y serie (dicho sea de paso), también tendrá sus dosis de venganza, amor y traición cuando Arnau logre tener un buen ascenso social, lo que hará que sus enemigos urdan un malvado plan y pongan la vida del anterior palafrenero, bastaix y soldado en manos de la Inquisición. La ficción, que para Atresmedia, según narró su directora de contenidos de entretenimiento, Sonia Martínez, “es la culminación de un viaje muy largo que dura ya cinco años” cuenta con un reparto de categoría. A Aitor Luna (Arnau) le acompañará Daniel Grao (Luna, el misterio de Calenda) que interpretará al padre de Arnau, Bernat. Además, entre el elenco también podremos ver a Pablo Derqui (Pulsaciones), Michelle Jenner (Los hombres de Paco, Isabel), Ginés García Millán (Isabel), Andrea Duro (Velvet Colección), Silvia Abascal (Acusados), Josep María Pou (Águila Roja, 7 vidas) y Nathalie Poza (Traición), entre otros. Ellos serán los encargados de interpretar, respectivamente, a Joan, Mar, Grau Puig, Aledis, Elionor, Sahat y Francesca. Todos ellos, al igual que el director de contenidos de Diagonal TV, Jordi Frades, se encuentran encantados con el estreno de una serie que llevan preparando desde hace ya ocho años, como explicó el directivo de la productora, que entre risas, afirmaba que “la serie nos ha costado tanto como les costó a los bastaix construir La catedral del mar”, por lo que, para ellos, el estreno del pasado viernes “era un momento muy esperado, de esos que crees que no llegarán nunca”. No son los únicos, como decíamos antes, los actores protagonistas de la ficción, también tienen ganas de que la serie llegue a los televisores españoles (no obstante, y no es por decepcionaros, parece que habrá que esperar, ya que su estreno no está previsto hasta finales de este año, por lo menos) y de que podamos ver esta esperada adaptación. Así, Andrea Duro nos ponía la miel en los labios y nos contaba que, para ella, su personaje, Aledis, es “una tía con coraje y valiente”, un personaje en la que ella puede “verse reflejada”. Además, afirmó que este proyecto, el de La catedral del mar, es uno de los que “siempre estará con ella por todo el esfuerzo” que le supuso trabajar este personaje. Aitor Luna es otro de los que está ansioso porque se estrene La catedral del mar. Para él, Arnau fue un personaje que le llegó tras haber sido rechazado por Quim Gutiérrez y por su propio hermano, Yon González. Sin embargo, eso no le quita nada de ilusión por interpretarlo, ya que para él fue un “lujo hacerlo”, al considerar al personaje como “un regalo”. Además, también destacó que, al igual que le sucedió con Alatriste, le supusó una “gran responsabilidad” interpretar un personaje que muchos ya se imaginan. Sobre el rodaje, él señaló que el hecho de que fuera “casi todo en exteriores se agradece mucho”, aunque también tuvo sus dificultades como el montar a caballo. Dificultades, sin duda, que no quedan visibles a la hora de ver el primer capítulo de La catedral del mar, del que Naiara (aunque una también andaba por allí) os hablará a continuación. Crítica del preestreno por Naiara Salinas (sin spoilers) ¿Sabéis eso de dejar lo mejor para el final? El FesTVal lo cumplió a rajatabla, pues la última de sus proyecciones es, sin duda, la mejor a nivel de producción, narración, etc. La catedral del mar es todavía uno de los estrenos más esperados, que levanta mayores expectativas no solo por tratarse de la adaptación de un best-seller, sino también por el tiempo que ha llevado crearla. Que su preestreno se realizase en Vitoria, conocida por albergar la escultura dedicada a Ken Follet (creador de Los pilares de la tierra) resultó muy apropiado y hasta irónico, pues ¿quién no ha hecho ya comparaciones entre ambas? Razones tienen, pues, dejando a un lado los libros, al igual que Los pilares, La catedral del mar está concebida como una superproducción televisiva que condensa un volumen de mil y pico páginas en pocos capítulos con cierre, es decir, sin segunda temporada (como mucho una secuela, como ocurrió con Un mundo sin fin). Su gran nivel no solo puede comprobarse en la calidad del guion, sino también de interpretación, montaje, localización, fotografía y banda sonora. El formato de miniserie resulta el más adecuado para una obra como esta que divide la acción en varios tiempos. Los fans de la novela podrán encontrarse con una adaptación digna donde la fidelidad al texto, a su esencia, se mantiene, y donde no hay presencia actoral que decepcione. Dicho de otra forma, no sería raro que, con el empuje de Netflix (que estrenará en primavera de 2018 la serie a nivel mundial), se convierta en uno de los mejores estrenos del año. En este piloto conocemos el origen del que más tarde será el protagonista indiscutible, Arnau (Aitor Luna), un muchacho cuya familia es sometida al yugo del feudalismo. De modo que el principio no solo sienta la base de este personaje, a quien veremos transformarse en joven adulto en el tercer episodio, sino que también genera mucho impacto por la situación de sus padres. El drama está servido y la crudeza es grande, ya que, con el fin de amoldarse a la época y al realismo con el que se describió en el libro, apenas se muestran sutilezas y el equipo de maquillaje se esmera mucho con las heridas y las cicatrices. Los vaivenes que atraviesa Bernat, el patriarca, mantienen en vilo al espectador de tal forma que cuando se apaga la pantalla el deseo de ver el siguiente capítulo es muy grande (puede el lector suponer en qué estado se encuentra mi hype ahora mismo). Volviendo a las comparaciones con la obra de Follet, en su defensa diré que el protagonismo aquí reside en el pueblo y únicamente en el pueblo. Mientras que en Los pilares asistíamos a las intrigas de la corte (se la podría comparar más bien con Juego de Tronos en ese aspecto), en La catedral la mira siempre se coloca en la familia de los Estanyol, auténticos sufridores. Puede haber albañiles, catedrales, monjes y nobles, sí, pero el ambiente y la situación difieren, y al final acaba habiendo más rasgos de Un mundo sin fin que de Los pilares (salvo en la realización, ya que de estas dos Los pilares sin duda estuvo mejor adaptada).
No quisiera extenderme más al respecto para no spoilear a nadie, pero a todo aquel que la esté esperando con ganas he de decirle que la espera merece la pena.
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Octubre 2019
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