NaiaraEl internadoNormalmente cuando me preguntan cuál es mi canción, mi grupo, mi libro o mi película favoritos, tiendo a tartamudear, a desviar la vista o a rascarme el cerebro, porque para mí es difícil elegir solo una opción (ni creo que sea posible, ya que la respuesta en mi caso cambia según la etapa), pero si me dan a elegir por una serie española, la elección es bien rápida: El internado. Me sumé a las aventuras de la Laguna Negra en la segunda temporada, y el enganche fue inmediato. No solo era la comidilla en el colegio, sino también entre los adultos (mis padres no tuvieron más remedio que verla cuando todas esas noches me apoderaba del mando de la tele, pero bien que terminaron sumándose al club de fans). Para mí era una serie que lo tenía todo: buenos actores, buenos misterios, buenos puzzles… Cuando introdujeron la trama de los nazis mantuve la boca abierta durante segundos. Líos familiares, profesores que en verdad fingían serlo, un secreto en cada esquina, romances, tíos buenos, aventuras infantiles… De verdad, no había nada, pero NADA, que no tuviera la serie. Muchos de los actores que triunfan hoy en día salieron de ahí: Yon González, Blanca Suárez, Marta Torné, Ana de Armas… Volver a ver a Luis Merlo en la piel de un personaje completamente diferente al de Mauri en Aquí no hay quien viva fue… OMG, sin palabras, BRA-VO, y no digamos de la difunta Amparo Baró. Esa Jacinta protectora y ángel de la guarda que más de una vez tuvo que ponerse seria para evitar que las locuras de los jóvenes llegasen demasiado lejos. Y hablando de los jóvenes, madre mía. Cuando parecía que todo el mundo iba a encasillarse en un papel, de pronto Iván tenía Alzheimer, Roque era un traidor, Vicky una pasota, Carol una mártir y Marcos el héroe (bueno, sí, eso lo predijimos todos). Y qué decir del resto del personal: la agencia de espionaje de Fermín, las maldades de Noiret, los intentos de Héctor por vengarse y averiguar el destino de su hermana, los dramas de Elsa con su hermano el Gnomo (mucho antes de que Tyrion Lannister se diera a conocer entre los seriéfilos), por no hablar de los de María… Oins, y los niños, qué monosos. Eran de lo más divertido que tenía la serie, apuntaban ese toque de ternura, humor e inocencia en medio de tanta muerte y traición. Al final la gran pregunta era: ¿quién es bueno y quién es malo? Personajes muy ambiguos, dobles caras (y a veces hasta tres), experimentos, dones mágicos (como los de Lucas, Lucía y Julia, que a veces aquello parecía la academia del profesor Xavier o Entre fantasmas), un paraje un tanto siniestro… Cuando en bachillerato fuimos a una convención de universidades y formación profesional en mi ciudad para elegir nuestro futuro, tuve que preguntar por la Universidad de Nebrija (donde se rodó la serie desde su comienzo en 2007 hasta su final en 2010). Yo era la típica fan que se quedaba más tarde después de la serie para ver los Archivos: escenas eliminadas, tomas falsas, entrevistas… ¡Hasta me compré los libritos de las aventuras! Y coleccioné el cómic que venía con la revista BRAVO. A simple vista, puede parecer que estuviera poco tiempo en antena, pero esos tres años y medio que duró dieron para siete temporadas (¡el número mágico, sí!) bien completitas. Y después de esa serie, que dejó el listón bien alto, nada ha sido igual, ninguna otra ha podido superarla en el género (y vaya si hubo intentos). Otras dignas de mención: El comisario, porque me vienen a la mente buenos ratos familiares en una de las pocas series policíacas que devoré en la infancia; El barco, porque fue producto de los mismos responsables de El internado y también tuvo grandes momentos, aunque nunca superase a su madre; Aquí no hay quien viva, porque quise llorar cuando derribaron el edificio y los vecinos tuvieron que marcharse. Con esa serie sí que llegaron buenos ataques de risa; Física o Química, porque fue una serie para adolescentes y sobre adolescentes desde el principio (y porque los tíos no estaban nada mal. Llamadme obsesa si queréis); Los protegidos, por los poderes y los esfuerzos de dos adultos por controlar a cinco jóvenes desmadrados; Aída, por acompañarme buena parte de mi adolescencia y brindarme otro saco de la risa después de Aquí no hay quien viva. RosanaLos protegidosNaiara ha mencionado que su serie favorita española ha sido El internado; en mi caso, la respuesta es sencilla: Velvet, pero como estamos hablando de series finalizadas cambiaré mi respuesta por Los protegidos. Los protegidos fue una ficción que trataba sobre la vida de cinco chicos a cada cual más dispar pero que tenían una cosa en común: tenían poderes sobrenaturales. Culebra (Luis Fernández) podía hacerse invisible; Lucas (Mario Marzo) tenía la habilidad de trasformarse en otra persona con tan solo tocarla; Carlitos (Daniel Áviles) podía mover los objetos con la mente (también conocido como telequinesia); la pequeña Lucía (Priscilla Delgado) tenía la capacidad de leer el pensamiento de otras personas; y, Sandra (Ana Fernández) tenía el desafortunado y descontrolado don de la electricidad. Los cinco se reunían bajo el cuidado de dos adultos: Mario (Antonio Garrido), el padre de Carlitos; y Jimena (Angie Cepeda), una mujer cuya hija (Blanca, interpretada por Lily Moret) había desaparecido al poco tiempo de descubrir sus poderes consistentes en ver las cosas que aun no han acontecido. Como casi todas las series españolas, a ella me enganchó mi madre en el tercer capítulo de la ficción; y, desde entonces fui una fan condicional. De hecho, recuerdo que esta serie fue la que hizo que me aventurara a entrar en el mundo de los fanfics cuando tras acabar una temporada caía en el hecho de que no volvería a ver a esta atípica familia hasta dentro de, por lo menos, tres meses más. Hay que decir que noté y sufrí la pérdida de Jimena y su sustitución por la nueva directora del colegio Astoria, Julia Redondo (interpretada por Marta Torné) al igual que lo hicieron muchos otros espectadores que vieron cómo la serie perdía interés debido a una mala programación por parte de Antena 3 (¡qué raro!) y una bajada potente de la calidad. Además, me pareció imperdonable que emitieran el segundo final de esta GRAN serie. ¿Por qué me tenían que dejar con la intriga de que pasaría si Culebra primero y después los demás se volvían malos si luego no me la iban a resolver? ¡Innecesario! Pero bueno, las cosas son así y aunque Los protegidos ha sido una gran serie tuvo un final que, definitivamente, no se merecía dado el mal trato al que le sometió la cadena. Otras dignas de mención: El barco, porque me generó tanta expectación e intriga por ver los siguientes capítulos como lo hicieron Los protegidos; Gran hotel, por tener esa caracterización histórica y una historia de amor imposible que, al final y contra todo pronóstico llega a buen puerto; Aída, por Luisma y por Mauricio, grandes personajes interpretados por grandes actores; El internado, por sus dosis de misterio que una vez resuelto te dejaban con una duda aun si cabe mayor; Aquí no hay quien viva, por ser una de las mejores series cómicas que han existido en el país (pese a ese final tan agridulce); El tiempo entre costuras, por ser de las pocas adaptaciones fieles al libro que te enganchan tanto con una historia a primera vista tan simple como la de una costurera. TeresaAquí no hay quien vivaLa tarea de esta semana ha sido bien complicada. ¿El problema? No me gustan las series españolas: me desespero con los anuncios, los capítulos son larguísimos, a pesar de su extensión no ocurre casi nada por capítulo, son repetitivas hasta la saciedad y si son medianamente decentes las alargan, y alargan, y alargan y me entran más ganas de leer todos los artículos de la Ilustración española que de seguir torturandome con una serie que ya no tiene más chicha.
El caso es que si tenía que elegir una serie española que me haya marcado tenía pocas opciones porque siempre termino dejándolas; por eso me he decantado por un clásico de la comedia: Aquí no hay quien viva. Reconozco que no la he visto completa (aunque lo intenté) pero sí es cierto que es una de las que más he disfrutado, muchísimo mejor que su descendencia (La que se avecina). No voy a contaros de qué trata porque me da que todos han visto algún capítulo (y si no, encended Neox, la repiten constantemente), pero sí quiero destacar uno de los puntos que más me gusta. Quien conozca algo de la literatura del siglo XX habrá oído hablar de Antonio Buero Valleja y con él de Historia de una escalera, obra de teatro que me encantó y me recuerda enormemente a esta serie ¿coincidencia? Como todo el mundo, tenía mis personajes y parejas favoritas: las vecinas del primero A y sus tres mirilla, la pareja de Mauri y Fernando, la pareja de Lucía y ¿Enrique o Roberto? (reconozco que no conseguía decidirme cual prefería), Bea y Pablo Guerra (que por mi preadolescencia me parecía el ¿guapo? de la serie, dejemos esto de lado). Gran parte de los personajes iban y venían, y la mayoría se mudaron juntos a Mirador de Montepinar donde se dedicaron a liarme las historias. Puede que esta no fuera una de mis series favoritas, pero sí que me encantaba y me reía con cada episodio (bueno no exageremos, con la mayoría) así que si he de elegir una serie española que sea esta. Otras dignas de mención: Esta lista se quedará cortita pero bueno, empecemos. Las ya mencionadas por mis compañeras El internado (ejemplo perfecto de serie que se alargó) y Los protegidos (que estuve apunto de dejarla cuando anunciaron que la cancelaban). Ambas las vi enteras y he de decir que me gustaron bastante. Por mi hermano empecé Física o química, gran error. La dejé en no sé qué temporada después de que Julio y Cova dejasen la serie, una de las principales parejas por las que la veía. Tal vez se pudieran salvar algún personajes más como la Yoli, Fer, Gorka e Irene. Gran Hotel es otra de las que cancelaron cuando estaba planteándome dejarla, pero me gustó e incluso tengo fotos en los exteriores del Gran Hotel (Palacio Real La Magdalena, Cantabria). He probado con varias más (Vis a vis me gustó lo que llegué a ver pero no tenía tiempo para seguirla y hubo que priorizar series, así que la dejé) pero no suelen funcionar conmigo por lo que aquí se acaban mis menciones.
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Octubre 2019
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