Post de Naiara Salinas Hoy es el Día Mundial del Teatro y, como tal, no podía seguir ignorando esta sección como si nada. No soy persona que se precie de ir mucho al teatro, lo reconozco, pero cuando voy me aseguro de pasarlo como una niña en un parque acuático (vamos, que bien). He visto obras representadas de todo tipo: desde mi favorita (La importancia de llamarse Ernesto) a tragedias griegas (Elektra). Obras representadas por profesionales y obras representadas por alumnos (sobre todo por alumnos). Pero a día de hoy puedo seguir alegando que mi género favorito es el estrella del escenario, el origen de Broadway como se le conoce hoy en día (más o menos): el musical. Conocemos buena parte de ellos gracias al cine, pero sería injusto atribuirle todo el mérito teniendo unos premios como los Tony. De modo que me propongo resaltar diez musicales que se originaron en tablas y que han hecho las delicias hasta a los de Glee, encargados de versionarlos. 1. Los miserables Empezamos con mi favorito, como no podía ser de otra forma. Los miserables es una de las pocas obras que parten de un guion adaptado a través de la novela de Victor Hugo, como sabéis. Esta pieza obtuvo banda sonora en 1980 gracias a Claude-Michael Schönberg, Alain Boublil y Jean-Marc Natel. La gira dio un rodeo por Londres y EE.UU (con parada obligatoria en Broadway, por supuesto) antes de llegar a Madrid en 1992. En 1995 celebró su décimo aniversario con un concierto donde participaron Nick Jonas y Samantha Barks, que en 2012 retomaría su papel de Eponine en la gran pantalla. Desde ese mismo año hubo otra gira por España, gracias a la cual pude disfrutar por vez primera del espectáculo. ¿Por qué es mi favorito? Una buena ambientación, canciones pegadizas (la de "Lovely Ladies" tuvo además una parodia de mi cosecha: "Chicas guapas corren tras el bus...". En fin, qué tiempos) y una fiel adaptación a la historia de Victor Hugo, así como personajes humanos que lo pasan tan mal en la vida que es imposible no identificarse con ellos de algún modo (manos arriba si os sentís como Eponine y Fantine). Cuando llegó al cine fue cuando descubrí esta joya, primero leyendo la novela y luego observando a todos esos actorazos interpretando con sonido en directo, simulando un teatro de verdad. Tenía muchas ganas de saber cómo era la puesta en escena real y no me defraudó. Ya el número que sirve de opening, "Look Down", es potente, uno de los mejores principios que he visto en la vida. 2. Wicked A partir de aquí la lista es aleatoria. Eso quiere decir que Wicked (2003) no tiene por qué ser necesariamente mi siguiente musical favorito (de hecho no lo es), pero al estar basado en El mago de Oz es uno de los que fácilmente me acuerdo. Al igual que el anterior parte de un libro, Wicked: Memorias de una bruja mala, que cuenta la historia de las brujas antagonistas (Elphaba y Glinda) antes de la llegada de Dorothy a Oz. Su autor tiene trayectoria en el mundo de los musicales; Stephen Lawrence Schwartz ha compuesto también para Godspell (1971) y Pippin (1972) y, no os lo perdáis, a él le debemos las bandas sonoras de peliculones Disney como Pocahontas, El jorobado de Notre Dame (también basada en una novela de Victor Hugo), Encantada, etc. Esta producción sí que vio la luz en Broadway, con la gran Idina Menzel en la piel de Elphaba, y obtuvo tres Tony y seis Drama Desk. Nada mal, ¿no? Entre sus números destacados están "Defying Gravity" y "Popular", ambos versionados en Glee. Actualmente un nuevo reparto con Aaron Tveit (Enjolras en la película de Los miserables de 2012) ha resucitado estos temas en una nueva gira. 3. My Fair Lady Este es el primer musical de la lista que no está basado en una novela (aleluya), sino en la obra de teatro Pigmalión, de George Bernard Shaw. La música se la debemos a Frederik Loewe y el libreto a Alan Jay Lerner. Como tantos otros, se precia de adaptación cinematográfica (1964), pero nació en Broadway en 1956. Su premisa es atractiva como lo pudo ser Pretty Woman también en sus tiempos: una florista callejera, Eliza Doolittle, que habita en los barrios bajos de Londres, es rescatada de la calle por un profesor de fonética que, atraído por su lenguaje vulgar y su acento peculiar, decide apostar con un colega suyo a que logrará enseñarle a hablar bien y hacerla pasar por una mujer de alta sociedad. A España llegó por primera vez en 1982 y en 2012 repitió gira, aunque por desgracia no la vi. No puedo presumir entonces de conocerla a fondo (salvo si me veo la película, que me apunto en lista de pendientes), pero da la casualidad de que uno de sus temas ha logrado llegar hasta mí sin tener noción del musical (tal vez por vivir donde vivo): "The Rain in Spain" (muy apropiado, sí). Ah, tal vez os interese saber que Julie Andrews dirigió una de las miles de funciones. 4. Cats Viva este diamante en bruto que todavía no ha sido adaptado al cine (en vías está) por su originalidad. Cats es uno de los primeros musicales (no, de hecho creo que es EL primero) que disfruté en mi infancia... a través de la tele. Sí. Nunca lo vi en vivo y en directo, pero tengo un DVD donde se ven todos los números grabados. Cómo lo conseguí es cosa de mis padres y algún fascículo de coleccionista, supongo. En fin, lo que cuenta es que lo conozco. ¿Y qué puede llamar la atención de esta obra? Para empezar, sus protagonistas: gatos. ¿Cómo se come eso? Con un estupendo encargado de vestuario que disfraza y maquilla a humanos para que puedan dar vida a estos felinos que cantan por turnos su historia. Además, no son gatos corrientes, no. Son gatos jélicos, esto es, tienen tres nombres: el que les pone su dueño, su nombre personal y un nombre secreto que no revelan a nadie. Uno de los musicales más espléndidos, con canciones tan memorables como "Memory" (badum tss). Los trajes son maravillosos, muy logrados (quisiera uno para disfraz de Nochevieja). Mezclan el pelaje de los animales y la vestimenta humana. Es una puesta en escena tan suya que, sinceramente, no veo cómo lo llevarían a la gran pantalla, pero supongo que maneras hay (mientras no me creen gatos cantarines y bailarines por ordenador, Yisus Christ). 5. Chicago Otro de mis favoritos, hasta el punto de que si esto fuera un top subiría puesto sin dudarlo. Nace en 1975 en Broadway (cómo no), pero no encandila hasta la función de 1996, la más conocida. Es guion adaptado de otra obra homónima publicada en 1926 (OMG, el año donde se ambienta Animales fantásticos y dónde encontrarlos, ¡imaginación al poder!) por una periodista del Chicago Tribune, a raíz de crímenes auténticos que ella cubrió. Santa Wikipedia añade que supone "una crítica al sistema judicial y al concepto de criminales estrellas". Viendo el argumento es fácil entender por qué. Los jóvenes lo conoceremos más gracias al filme protagonizado por Catherine Zeta-Jones, Richard Gere, Renée Zellweger, John C. Reilly, Queen Latifah y Christine Baransky, dirigido por Rob Marshall. Eso o por las actuaciones de Glee. En cualquier caso, "All That Jazz", "Cell Block Tango" y "We Both Reach For The Gun" forman ya parte de mi repertorio. 6. Funny Girl Con el curro que se ha pegado Barbra Streisand para resucitar los musicales con actores de Hollywood en un disco especial, no podía faltar el que la puso en el punto de mira. En este caso la inspiración es una biografía, la de Fanny Brice, que tuvo una relación "tormentosa" con un jugador profesional, Nick Arnstein. Esta es una obra rodeada de polémicas, primero por la adquisición de los derechos, luego porque los guionistas eran sustituidos cada dos por tres (parecido a lo que está pasando con las películas de DC ahora mismo), luego porque nadie parecía contento con la protagonista al principio... Se preestrenó varias veces antes del estreno oficial en 1964, cambiándose por el camino las canciones y los diálogos en función de si gustaban o no a los críticos y al público (hasta ese punto les preocupaba la repercusión, sí). Streisand dejó la obra en 1965. Su título original era My Man, pero dado el parecido entre el adjetivo funny ('divertido') y Fanny, me alegro de que lo cambiaran. Es muy gracioso que en Glee parecieran no solo rendir tributo al musical sino también a sus vaivenes, ya que este supone el debut de Rachel Berry en Broadway como Fanny, algo que le garantiza el éxito, pero tras unas cuantas funciones lo deja para dedicarse fallidamente a la tele (una pequeña curiosidad sin más). Sin duda Lea Michele borda el "Don't Rain On My Parade" (boquitas afirman que incluso más que la propia Barbra), hasta el punto de que fue una de las actuaciones en los Tony de 2010 (año en el que Eddie Redmayne, por cierto, ganó un premio). 7. Annie Uno de los más divertidos y otro con los que he crecido. ¿Quién no recuerda esa monería de película de 1982? ¿Quién no ha cantado alguna vez "El sol brillará mañana..." cuando se ha sentido mal? Esa canción sirve tanto para comedia (por algo la cantó Asno en Shrek 2) como para drama. Bien, lo pongo en el puesto siete porque se estrenó en 1977. Destinado a conmover a pobres y ricos, a niños y adultos, las aventuras de una huérfana fugitiva en busca de sus padres que encuentra un nuevo hogar con un ricachón nos demostró que esta puede ser una "Hard Knock Life", pero que "Maybe" tengamos la suerte de mejorarla, y si no, al menos tendremos seguro que "I Don't Need Anything But You". No solo la historia y su repertorio son atractivos, sino el protagonismo del que gozan los niños, que ayuda a que sea uno de los pocos musicales para todos los públicos (los otros son demasiado "crudos" para que los peques los disfruten). La película de 2014 añadió un tema muy tierno, "Opportunity". 8. Rent Uno de los más rockeros, que he descubierto recientemente (hoy, sin ir más lejos), aunque parte de su banda sonora ya la había escuchado (de nuevo, gracias a Glee). Lejos del esplendor y el tono puramente Broadway, Rent supone una actualización a los tiempos modernos, y yo hasta lo consideraría pionero en cómo se escriben ahora los musicales. Su argumento es también muy juvenil y actual: unos jóvenes bohemios tratan de sobrevivir en Alphabet City, un barrio peligroso del East End de Nueva York, a principios del 90, con el SIDA de por medio. Con esta temática no extraña que sea de los más nuevos, estrenado en 1996, aunque su presentación ocurriese dos años antes como parte de un taller teatral en Nueva York. Se llevó el Tony a Mejor Musical y una adaptación al cine a cargo de Chris Columbus (exacto, el mismo de Harry Potter y Percy Jackson). Su inspiración es, curiosamente, una ópera del famoso Giacomo Puccini, La bohème. Volviendo al tono antes mencionado, lo que distingue este musical de otros es que sus canciones podrían pertenecer a cualquier banda sonora contemporánea o que incluso podrían sonar en la radio. El subgénero rock ayuda. Yo me quedo con "One Song Glory", "Seasons of Love", "Over the Moon" (que sí tiene más aspecto de musical)... No sé si me dejo alguna, pero podéis ver el largometraje. Por cierto, mirad quién sale en él (parece que Broadway también es un pañuelo). 9. Oliver! Oliver Twist no empieza precisamente siendo una comedia, pero el musical se propone amenizar su historia para los más pequeños, con números musicales entretenidos alejados del drama de Dickens. ¿A quién se lo debemos? A Lionel Bart, que lo estrenó en Londres en 1960, la época de oro para los musicales. Es de los más antiguos y de los que más representaciones tuvo a finales del siglo XX. En Inglaterra se representa mucho y Sam Mendes dirigió una de las producciones (dato que conozco gracias a Eddie Redmayne, que se presentó al casting). Resulta muy desconocido para mí, pese a estar en la lista (y si está es precisamente para recalcar su valor a las nuevas generaciones), pero de lo poco que he visto parece muy simpático y, siendo un clásico de un autor al que he leído unas cuantas veces (Grandes esperanzas sigue siendo mi novela suya favorita), le daría una oportunidad. 10. Mamma Mia! Y de un título con exclamación final pasamos a otro. El enredo con las canciones de ABBA de fondo cierra la lista principal. Lo culpo a él de crear la categoría de Comedia/Musical en los Globos de Oro (algo con lo que no estoy cien por cien de acuerdo, porque no todos los musicales son cómicos, mirad el primero de la lista). Cierto es que cantando las penas son menos, pero si hay una historia donde de verdad el repertorio del famoso grupo se usa en clave paródica es esta. La trama parece una comedia de la antigua Grecia por el enredo amoroso que presenta, y la música expresa la fiesta y el popurrí de sentimientos de los personajes. Debutó en Londres en 1999, pero muchos lo conocemos... por otra película. Y ya está. Esos son los musicales que he querido destacar en un día como este, casi todos adaptados con mucho éxito.
Hoy en día tenemos también el caso contrario, musicales rodados directamente para cine que se representan sobre tablas, como School of Rock, El rey león (que todavía no he visto, desgraciada de mí), Sister Act, La bella y la bestia... Pero, amigos, ese es otro post.
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Marzo 2023
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