Post de Naiara Salinas Todos los años (y meses) descubro algo (o a alguien) del mundo del cine que ignoraba por completo. Este febrero mi gran descubrimiento ha sido el director vasco Paul Urkijo Alijo, del que, adelanto, me declaro fan. Esta es la primera película suya que he visto. Errementari nos sitúa en la Álava de la Primera Guerra Carlista, donde el rebelde Patxi regresa a la vida y se hace con un cargamento misterioso transportado por los soldados que acababan de fusilarle. Años después, llega al pueblo un investigador del gobierno buscándole, pero los vecinos le advierten de que Patxi es un herrero muy ermitaño que supuestamente mató a su esposa y secuestra a los niños. Todos aseguran que guarda algún misterio en su herrería, pero nadie logra averiguar cuál es hasta que Usue, una huérfana marginada por su origen adúltero, logra colarse dentro... y desata al mal por accidente. Cuando leí la sinopsis, esperaba encontrarme un cuento oscuro y, en cierto modo, así fue: una estructura sencilla, personajes muy contados, una idea clara y una moraleja en torno al perdón evidente. Todo es maduro en esta trama, guarda muy pocos detalles infantiles y sí mucha lectura entre lo que es moral y lo que no, lo que es aceptable y lo que no. Patxi es un protagonista con un gran duelo interno que se muestra sobre todo cuando aparece Usue, la expresión de la inocencia en esta historia a la que, sin embargo, quieren privar de su infancia por el pecado que la creó. Pero existe otro componente que hace de esta película algo especial. Sabemos que el cine es posible en casi cualquier parte del mundo; los rodajes no se limitan en eso y, cuando se trata de producciones históricas, más de una localización exterior podría valer para dar vida a la época. Como cantan las Tanxugueiras, «no hay fronteras». Pero creo que también podemos estar de acuerdo en que, cuando se rueda en casa, las películas cobran otro cariz más auténtico, más vivo... No sé cómo expresarlo con palabras realmente porque es más una sensación, pero justo una que parte de lo visible en la pantalla. Se pone más esmero, más mimo. Es como una cita: sea tu pareja o tu amigo, no te comportas igual si el plan es fuera que si es en tu casa: te pones a limpiar y ordenar, no perdonas ni una mota de polvo, procuras que todo el mundo se sienta cómodo en todo momento, les dejas cotillear tus estantes... Ver Errementari me dejó con una sensación de «bienvenida a mi humilde morada. Esto es lo que soy, lo que somos, y esperamos que disfrutes de tu estancia» que acabé orgullosa por todo el trabajo. Paul Urkijo hace magia con la cámara. Aparte de conectar con su amor por la fantasía y las leyendas, me quedé embobada por la fotografía y la epicidad tan de blockbuster que poco se suele ver en nuestro cine, al mismo tiempo que sigue jugando con la sencillez narrativa de su fábula. Puede parecer un combo raro porque no estamos acostumbrados, pero os garantizo que en este caso funciona increíblemente (y para grandes efectos visuales tenemos un clímax apoteósico). Es también un largometraje muy artesanal, con maquillaje y prótesis más que digitalización (Eneko Sagardoy está irreconocible, guau). El doblaje contribuye a sentir que estás viendo algo de fuera, porque el filme se rodó en euskera, y no cualquiera, sino el que se hablaba en el siglo XIX en el territorio local (porque el País Vasco es más que solo el País Vasco, ojo). A eso me refiero con esmero: la parte fantástica permite recrearse en el misterio y el folklore, pero la parte histórica es la seña de identidad y cuida el mínimo detalle. Todo es de casa: los actores, el idioma... Formidable. En resumen: con un guion muy directo y bien solventado, Paul Urkijo logra llamar la atención sobre la cultura vasca pensando a lo grande para contar una historia pequeña. Es un niño al frente de una cámara con la que ansía captar todo lo que se imaginó cuando escuchó ese cuento, y ya sabéis que todo siempre es más mágico y épico en nuestra cabeza. Su mayor logro es haber podido plasmar esa imaginación, hacerla carne y hueso para que los espectadores no tengamos que pensar nada (aparte de en el mensaje), solo disfrutar. Esta casa se ha limpiado tremendamente bien para recibir a los invitados. Ficha técnica El herrero y el diablo (Errementari) 2017, España Fantástica, histórica, misterio Dirección: Paul Urkijo Alijo Guion: Paul Urkijo Alijo y Asier Guerricaechevarría Reparto: Kandido Uranga, Eneko Sagardoy, Uma Bracaglia, Itziar Ituño, Ramón Agirre, Josean Bengoetxea, Urko Olazabal, Almudena Cid, Zigor Bilbao y Maite Bastos Puntuación: 8,5/10 Disponible en: Netflix y RTVE Play
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Marzo 2023
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