Post de Naiara Salinas «¿A cuántas personas les diagnostican esquizofrenia, psicosis, trastorno bipolar o simple locura cuando tenían algo tan fácil de diagnosticar?» A todo el mundo le gusta una buena historia de superación. Todos quieren creer que podemos superar los obstáculos que la vida nos pone por delante, sobre todo cuando hay problemas de salud de por medio. El caso es que todos quieren la solución, pero nadie se detiene a mirar de verdad el problema o su raíz. Y eso a la protagonista de esta historia le conduce a un infierno. Susannah Cahalan es una periodista de 21 años que tiene la vida hecha: trabaja donde siempre quiso, sale con un tío talentoso y atento y sus padres, aunque divorciados, siempre están ahí para ella. Todo es perfecto hasta que, de la noche a la mañana, comienza a presentar varios síntomas que se van enrareciendo y agravando conforme transcurren las semanas, hasta que la dejan incapacitada para seguir con su vida y a los demás, familiares y médicos, sin un diagnóstico claro y, por ende, una solución en blanco. Con esta premisa muy digna de House doy la bienvenida a un mes donde lo último que desea la gente es estresarse por salud (no me odiéis mucho, que tengo algo más guay preparado para vuestras vacaciones). La razón es triple: en primer lugar, el viaje de la protagonista, su transición de la normalidad a lo más escalofriantemente increíble y su lucha contra los síntomas de una enfermedad que existe, es muy extraña, afecta a jóvenes sobre todo y acojona. En segundo lugar, que está basada en una experiencia real autobiográfica: Brain on Fire es el título que adoptó la propia Cahalan de las palabras de su doctor salvavidas para describir con simplicidad su situación, que desde fuera no tenía nada de simple y casi condujo a la paciente al ingreso en un hospital psiquiátrico. Este es precisamente el tercer motivo para recomendar esta película: nadie se libra del estigma marcado por la sociedad en torno a las enfermedades mentales. Si actúas como un loco, te comportas como un maníaco, oyes voces, etc., cualquiera de las enfermedades mencionadas arriba en negrita es más llevadera ahora que hay tratamientos y pastillas adecuados que seguir explorando. Porque cuando se trata de bucear en nuestra mente, todos, médicos y ciudadanos comunes, tenemos miedo, porque es como meterse en una red de araña infinita y nos queda tanto por hilar aún, tanto por resolver y explicar... que a menudo damos rodeos sin indagar hasta el fondo. Este filme viene a demostrar que saber de enfermedades mentales no hace más fácil explicar por qué se producen. La vida de Susannah antes del ingreso es agitada, pero normal, ni siquiera se estresa porque sabe dividirse bien el tiempo, está ilusionada, es una joven en desarrollo. Por eso nadie cree que pueda pasarle algo grave y, cuando esto sucede, la negación está muy presente y Susannah tiene que enfrentarse a profesionales y seres queridos diciéndole que trabaja demasiado, que no beba mucho, que se relaje, que espabile... Cuando la enfermedad (cuyo nombre estoy omitiendo porque hasta el final permanece en misterio) entra en su fase psicológica, hasta Susannah se ve arrastrada a ese miedo, ese mar de dudas que le impiden confiar en sí misma, en lo que ve, en lo que oye y hasta en lo que siente, como cuando empieza a autodiagnosticarse sus trastornos basándose en los datos superficiales que tiene o encuentra de ellos, con los que establece una comparación. Es una tendencia bastante común sentarse frente a un doctor o una doctora y decir: «Tengo X», como si fuera sencillo. Esta trama también te conciencia sobre ello, pero no es que te desanime a mirar en Google o en libros, sino todo lo contrario, para tener la oportunidad de al menos poner el debate sobre la mesa. Chloe Grace Moretz (que lleva fuera del mapa un tiempo) asusta cuando se pone nerviosa, porque siempre da esa imagen de chica dulce y segura de sí misma. Su transformación degenerativa aquí te absorbe, te deja preguntándote cuán lejos va a llegar hasta que lo resuelvan. Verla no es una experiencia agradable y, sin embargo, tenemos la garantía de un final feliz, por lo que hay que valorar el trabajo documental detrás de este guion simplista que añade las capas justas. Hay testimonios de otros pacientes en proceso, supervivientes o allegados que afirman tras el visionado que el filme reproduce con bastante verosimilitud los síntomas. La Susannah Cahalan real escribió el libro porque, cuando ella sufrió la enfermedad, esta se acababa de descubrir. Gracias a su historia muchos otros aquejados se beneficiaron de un diagnóstico más rápido y preciso que les ayudó a mejorar en cuestión de semanas. El largometraje quiere cumplir de igual forma a nivel universal, entre quienes desconocen esta enfermedad (yo incluida). Yo siempre digo que las historias contribuyen a la difusión del conocimiento, y en casos como este se nota que importa más esto que si es un filme excelente (no lo es, lo digo desde ya), por lo mucho que se centran en el proceso, más que en la vivencia de los personajes, y eso que a Moretz le acompañan unos cuantos rostros famosos (el marketing no debió de ser muy bueno en Estados Unidos, porque quedó bastante invisibilizada cuando la intención debía ser la contraria). En resumen: si te enganchabas a los episodios de House, Anatomía de Grey, Urgencias, etc., esta película es una extensión de hora y media que te puede tener en vilo, porque intensita es, pero lo importante para mí es el aspecto educativo, no solo sobre la enfermedad, sino sobre el procedimiento para conseguir su diagnóstico y tratamiento certeros: el no rendirse, el insistir, el tratar de encontrar las respuestas y el no dar nada por concluyente. Está bien conocerse, tener control sobre los cambios de tu cuerpo y tu mente, y en pelear por la verdad si crees que no estás bien, pero tampoco hay que llegar al punto hipocondríaco (lo sé porque yo eso lo practico mucho, mal que me pese). Ficha técnica Brain on Fire 2016, Canadá Drama, biopic Dirección: Gerard Barrett Guion: Gerard Barrett y Susannah Cahalan (memorias) Reparto: Chloë Grace Moretz, Richard Armitage, Carrie-Anne Moss, Thomas Mann, Jenny Slate y Navid Negahban Puntuación: 7/10 Disponible en: Netflix
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Marzo 2023
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