Post de Naiara Salinas Aunque en teoría faltan todavía unas semanitas para los premios Annie dedicados a la animación, no digamos los Oscar, considero que ya va siendo el momento de resaltar este pequeño tesoro nominado, antes de que sucumba por la presión de Disney y Pixar. Wolfwalkers es una película de animación independiente irlandesa, de los mismos artífices de El libro de Kells y La canción del mar, que nuevamente nos trae una historia folclórica en la que Robyn, la hija de un cazador, se aventura en el bosque deseando escapar de su destino de doncella para seguir los pasos de su padre cazando uno de los lobos de la manada que asola a la aldea, hasta que conoce a Mebh, una joven wolfwalker (una bruja con el poder de compartimentar su alma y transformarla en la de un lobo cuando duerme) que la muerde por accidente. A partir de ese momento la vida de Robyn pega un giro de ciento ochenta grados y, con sus nuevos poderes, deberá huir de la tiranía de los cazadores y ayudar a Mebh a encontrar a su madre desaparecida para salvar juntas a la manada. Siempre que veo películas de esta productora (siendo honesta, solo he visto dos, me falta una XD) acabo completamente cautivada; por la historia, por esa animación tan peculiar, artesanal, en 2D y por la cantidad de mundo que tiene Irlanda. Esta es parte de la que ya considero una trilogía sobre mitos celtas, en la que la acción se sucede sin ningún desenfreno y va muy encauzada a su meta. Divide muy armónicamente sus actos y sabe cómo desarrollar sus recursos sin resultar cargante, ni repetitiva. Vamos, que es una aventura que se va creciendo y genera mucho interés a su paso. Al igual que sus predecesoras, Wolfwalkers contiene el halo de leyenda que se acaba transformando en un cuento muy familiar, de los que pueden narrarse a la hora de dormir tranquilamente (y dado que la magia en este caso sucede cuando cierras los ojos, no sería ni mala idea para inspirar los sueños de los más chiquis). Su relato es muy sencillo. No obstante, su trama afronta cuestiones más adultas que La canción del mar, que era ternura en un 80%, ya que el tema de la cacería se aborda con la tiranía suficiente como para tornarlo un tanto oscuro. En realidad, la película ofrece una doble lectura: por un lado, está la aventura, con la que Robyn y Mebh se convierten en heroínas dispuestas a sacrificarse por el bien de la familia. Sin embargo, bajo esa capa se esconde un mensaje de libertad no solo para los animales damnificados, sino también para las jóvenes que quieren ser algo más que doncellas, jóvenes con garras y habilidades, fieras y valientes, indómitas como el bosque, como los lobos. Y aún queda tiempo para sacar más interpretaciones. El perfil de las dos chicas es muy complementario y hasta metonímico: Robyn representa a la sociedad inglesa. En esa aldea, al igual que su padre, es una forastera que ha llegado a imponer su orden pero que en el fondo no deja de ser seguidora de las leyes de otro. Es decir, es un personaje que se inicia con muy pocas opciones, prisionera de su condición. Y a pesar de ser uno de los hombres más diestros, su padre peca de la misma servidumbre. Por contra tenemos a Mebh, que no solo representa el lado irlandés salvaje (como vería un inglés a su vecino verde), sino también la energía, el espíritu natural, la fuerza mágica ancestral en peligro de extinción por culpa de la caza de los ingleses. En esta historia, Inglaterra empieza siendo la villana, en teoría, e Irlanda se convierte en el culto que hay que proteger. Se podría decir que todo cambia cuando Robyn se "cambia de acera", pero en verdad las wolfwalkers continúan siendo perseguidas y obligadas a ocultarse. Cuando parece que la civilización va a destruir todo atisbo de barbarie, se produce un punto de inflexión. El final deja esperanza para la convivencia entre ambos pueblos y esta especie, y es que, como bien saben los Stark de Poniente, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive. En resumen: una fábula fantástica para todos los públicos con una interpretación bastante adulta oculta en una aventura intrépida. Se nota un cambio de perspectiva con respecto a La canción del mar: aquí parece importar más el mensaje de fondo que la acción en sí (no es que en la otra no hubiese nada importante que contar, pero estaba más apegada a su carácter de cuento infantil). Los personajes gozan de muy buen desarrollo y de psiques para todos los gustos. Gracias a ellos el largometraje se impide emitir su mensaje de forma pesada, sirviéndose del alivio cómico cuando corresponde y añadiendo intensidad narrativa en las escenas de la aldea. Si a la otra la comparé con El viaje de Chihiro, a esta le tocaría igual La princesa Mononoke, pero todo es hablarlo. No contiene tanto viaje ni mitología como el filme anterior, pero se nutre de madurez y de técnicas de imagen que causan que navegues continuamente entre lo real y lo imaginario. Como experiencia visual es increíble, no pierde calidad con el paso de los años. Y, por supuesto, todo lo que sea Irlanda y lobos merece muchos premios. Yo espero sinceramente que se lleve el Annie a Mejor Película Independiente. Ficha técnica Wolfwalkers (Wolfwalkers) 2020, Irlanda Fantasía, aventuras Dirección: Tomm Moore y Ross Stewart Guion: Will Collins (Historia: Tomm Moore, Ross Stewart, Jericca Cleland) Reparto: Honor Kneafsey, Eva Whittaker, Sean Bean, Simon McBurney y Maria Doyle Kennedy Puntuación: 10/10 Disponible en: Apple TV
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Marzo 2023
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