Post de Naiara Salinas Un año después rescato este especial porque nada como el periodo estival para ponerse al día con las mejores novedades, aprovechando el descansito cuando no estás de cócteles, en el agua o descubriendo nuevos rincones. Mi nivel de consumismo seriéfilo se ha deteriorado un poco en los últimos meses, lo reconozco. Parece que, aparte de preestrenos que me mandan, no veo mucho, pero en verdad el asunto con las series es su prolongación en el tiempo por varias semanas. Salir de la zona de confort (Netflix, cof cof) implica días de espera hasta el próximo capítulo. Afortunadamente, cada vez son menos las semanas que separan el inicio del fin, según la plataforma por la que optes (yo, personalmente, creo que el sistema de Apple es el más guay para gente muy ocupada como menda lerenda, aunque Amazon no se queda atrás. Lo peor son los parones de las series de DC, agg. Así fue como abandoné sin querer Superman & Lois, que me gustaba). De modo que en este post, que seguramente tenga más entregas, por un lado voy a recomendaros series con temporadas ya completas que he visto o empezado a ver y, por otro, voy a dejar una lista de estrenos veraniegos jugositos. ¿Seguís conmigo? 1. Los herederos de la tierra: la secuela culebrón que nadie pidió pero se acaba amando Si os emocionasteis (para bien y para mal) con La catedral del mar, buenas noticias: la segunda entrega de este Pilares de la tierra español está disponible en Netflix desde primavera, con un nuevo protagonista. La trama sigue a Hugo, un pobre niño que queda huérfano muy pronto y es amparado por Arnau Estanyol (sí, el protagonista de la primera parte), quien se convierte en su benefactor. Naturalmente, se produce un giro, una vieja rencilla se salda y el destino de Hugo vuelve a quedar incierto. Es una trama que evoluciona como una telenovela: llena de romances prohibidos, trifulcas, giros dramáticos.. Es imposible aburrirse con un guion que lleva a los personajes (y, en consecuencia, al espectador que se encariña con ellos) por una montaña rusa emocional (OJO: en especial se sufre con el protagonista. Le ocurre de todo, en serio, novelista y guionistas atacan con cizaña). Algo de aplaudir es que se nota la progresión de la bilogía, es decir, no reproduce casi nada de La catedral del mar, los conflictos a los que se enfrenta Hugo son muy distintos de los de Arnau, fruto de una educación y un porvenir y devenir diferentes, en una sociedad en constante cambio. Aun así, es posible establecer paralelismos y la continuidad se refleja en varias referencias (que son especialmente fuertes en los tres primeros episodios). Volviendo a la comparación con Ken Follet, Los herederos de la tierra viene a ser Un mundo sin fin a la española (en el sentido de secuela que arruina un poco el final feliz de la original para la familia protagonista y sitúa a los personajes en nuevas desventuras acorde con el periodo que les toca vivir). El diseño de producción es excelente y el reparto, de lo mejor del panorama nacional. Yon González es de lo mejor que le ha ocurrido a la ficción de este país. Esta historia es la de un hombre en constante lucha por la paz, la tranquilidad, la felicidad, la venganza. Lo mejor es que funciona bien como historia independiente y no es necesario ver la original (aunque se disfruta mucho más siguiendo la saga). Es una historia de 9. 2. La mujer del viajero en el tiempo: ten a mano un calendario ¿Recordáis una película de hace años donde Eric Bana interpretaba a un viajero en el tiempo que conocía a su esposa siendo esta una niña y le comunicaba que acabarían casándose? Pues HBO Max ha realizado una serie basada en la misma historia, que parte de la novela de Audrey Niffenegger. Una serie que no ha tenido el éxito esperado y ha llevado a su cancelación tras su primera temporada, pero que a mí se me antojó entrañable, sincera y muy original. No es el típico romance ni es el típico sci-fi de viajes en el tiempo (lo sé porque a mí me flipan los viajes espacio-temporales; te dejan el cerebro un poco frito, pero son muy divertidos). La pareja atraviesa diferentes conflictos que suponen una constante lucha para mantener la relación mientras te los cuentan como si fuera una entrevista a cámara. Las épocas aparecen desordenadas, pero pronto te das cuenta de que el guion mantiene una estructura muy limpia y fácil de seguir (lo que a mí por lo menos me llevó a preguntarme cómo podía reflejarse cada giro y referencia en un libro, donde la ausencia de imágenes sin duda añade un obstáculo). Aprendemos mucho sobre Claire y su familia, así como de Henry, dos personajes que a menudo tropiezan con la misma piedra y deben aprender lo que significa estar juntos por las buenas y por las malas (no es fácil salir con un viajero en el tiempo, y eso que al principio suena chachi pistachi). Seguimos sus amoríos de una forma extraña porque no hacemos más que tragarnos spoilers, pero en ocasiones no nos damos cuenta hasta que ocurre la acción referenciada y entonces entendemos que se referían a eso. El ritmo es excelente: los episodios no se hacen muy largos y siempre concluyen con un cliffhanger. Al final no es tan liosa como parece. Los protagonistas desprenden una química increíble y es una opción muy ligera para degustar en vacaciones. Una pena no saber cómo sigue, porque se queda un elemento abierto. Pero mi 7 se lo lleva. 3. Obi-Wan Kenobi: el lado gris de la Fuerza Es un gran momento para ser fan de Star Wars. La franquicia atraviesa un nueva era dorada gracias a sus series, que derrochan calidad técnica al mismo tiempo que expanden su universo tan pop. Tras The Mandalorian, Clone Wars, Rebels, Visions y La remesa mala, nada podría salir mal, ¿no? No con Filoni y Favreau dándolo todo tras las cámaras. Cierto es que El libro de Boba Fett fue un poco regular en comparación, pero acabó jugando bien sus cartas porque, como Marvel, acaba conectando muy bien con el resto. Tenía muchas ganas de ver el regreso de mi personaje favorito y a mí no me defraudó. No sé si por las ganas y la admiración que ya sentía, pero lo que muchos vieron como una aventurilla sin más o un producto inferior a lo que podía ofrecer, yo lo viví con mucho ánimo, porque sentí que al fin obtenía respuestas (algunas hacia preguntas que no sabía que tenía) y, más importante, la conexión que me faltaba entre las dos primeras trilogías. Porque esta (mini)serie no obedece sino a ese propósito: cerrar una cuenta pendiente como es debido, porque no puedes romper una bonita amistad maestro-padawan y llevar a ambos a un combate a muerte en la siguiente película sin por lo menos sentarse a charlar un poco y reflexionar sobre lo que ha pasado. Obi-Wan Kenobi es la historia de la degeneración de su prota, pero también de la recuperación de su esperanza, gracias a los pequeños Skywalker. Cuando el pasado queda atrás, el futuro es lo único que te levanta. He disfrutado mucho cómo han llevado el viaje emocional de Obi, en cuya piel Ewan McGregor está completamente en forma, como si no hubiera apenas pasado el tiempo. ¿Y Hayden? Ay, qué pena no haber visto más de este chico, de verdad. Se nota que ambos llegaron al proyecto con su nostalgia, al igual que los fans. Esta trama no te venderá una rebelión de jedis, ni una conspiración a la escala que pretende Andor, pero sí te dejará ver más de su situación tan lúgubre e incierta. Es ligera y emotiva como The Mandalorian; no hace un alarde en las peleas, como Boba Fett, y está plagada de easter-eggs que dan un sentido a detalles de la trilogía madre, como por qué Leia decide confiarle su mayor secreto y esperanza a este hombre. Creo que por las molestias se merece al menos un 8,5. 4. Sin límites: odisea española por alta mar En este recorrido de plataformas no podía faltar la querida Amazon Prime, con una miniserie (el género más exitoso este año) que nos relata el arduo viaje de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano alrededor del mundo con una flota de cinco barcos solo para demostrarnos que la Tierra es redonda (no es una ficción realista, por ende, que me atreva a recomendar a los terraplanistas). La serie no solo aborda las razones del viaje, sino su rumbo conflictivo en alta mar partiendo desde España, donde la tripulación debe aceptar seguir las ideas de un par de «locos» o perecer. Confieso que aún me quedan un par de capítulos para terminarla, aunque no es para nada larga y uno de sus mayores atractivos es la presencia del brasileño Rodrigo Santoro, que, efectivamente, habla español como si lo hubiera aprendido de chiquito. A su lado contamos con Álvaro Morte. Lo mejor de las producciones históricas quizá no sea el esmero que ponen en el guion, sino en lo técnico, para que la inmersión en la época sea lo más completa posible. En ese aspecto puedo asegurar que no decepciona. La trama es entretenida aunque en alguna ocasión se puede sospechar del desvío hacia la aventura clásica con sus elementos obligatorios. Y esto no es tanto una crítica en contra, sino una advertencia para los historiadores puristas. Aun así, me parece que es una de las producciones nacionales más épicas de este año y sí que mantiene un cuidado relatando la aventura. Logra que empatices con portugueses y españoles por una causa común. Yo la recomiendo con una media de 7. 5. Irma Vep: la vida imita el arte Volvemos a HBO Max y las miniseries. Para mí, dentro del género, esta es el diamante en bruto de la temporada. Pocas cosas hay que reprocharle. El solo concepto ya me parece una genialidad: una historia meta planificada concienzudamente para dejar un poco loco al espectador y al mismo tiempo abrirle los ojos. Un homenaje al cine francés y una sátira al gremio. Alicia Vikander interpreta a Mira, una actriz de cine comercial que, tras una etapa de depresión y desencanto con su empleo, decide darle un rumbo a su carrera uniéndose al proyecto de su director indie favorito, una miniserie remake de un clásico del cine francés. Así es: Irma Vep. Sin embargo, un rodaje que tenía que ser un pasatiempo y un redescubrimiento se convierte en un reto no por lo crudo del personaje, sino por las decisiones tan estrambóticas e idas de olla del jefe. Irma Vep es una miniserie que dialoga con los personajes y el espectador sobre cualquier tema caldeante del sector en la actualidad; el hecho de que se trate precisamente de un remake destinado a televisión ya la vuelve una matriozca. Tampoco falta el actor exigente que está descontento con su personaje e intenta darle más importancia de la que tiene, el actor que solo puede trabajar embotado de alcohol y pastillas, el actor estrella del cine de superhéroes, la actriz aficionada que se dedica a otra cosa y está ahí como clickbait de sus fans o por probar algo nuevo, el profesional que le dice al jefazo cómo hacer las cosas, las ayudantes desesperadas, los franceses que dicen haber participado en Emily in Paris... Rolletes de rodaje, líos con ex, salseo en los medios, cómo se empieza en el sector... No se dejan nada, en serio. Estructural y cinematográficamente también es una pasada: se nota el punto francés en la realización, es una producción que se siente muy libre y da la oportunidad a todos los implicados de expresarse con tanta naturalidad y frescura que los diálogos parecen improvisados la mayor parte del tiempo (a fin de cuentas, son profesionales hablando de lo que hacen, pero nunca en clave de documental). Prevalece el plurilingüismo realista: si estás rodando con un equipo francés, lo lógico es que se hable mucho, ¿no? Los episodios se convierten prácticamente en el resultado de lo que se filma y contienen más de un rasgo original, ya que en la forma también imitan al cine de aquellos primeros años e incluso intercalan imágenes de la Irma Vep original, con sus extras y todo. Vikander sobresale en un papel que no solo se amolda mucho a su personalidad, como si lo hubieran escrito a su imagen y semejanza, sino que deja varios momentos mágicos, como la primera vez que se enfunda en el traje de la protagonista y con eso se mete de lleno en el rol. Irma Vep es una producción maravillosa con momentos que solo se pueden interpretar metafóricamente (a menos que alguien reconozca que hay realismo mágico de por medio) y tantos temas que se convierte en una fuente de información exquisita. En un mundo poblado por series, nunca sobra una que hable sobre cómo se hacen. Y por eso tiene mi 9,5. No llega al 10 por el cierre abrupto de algunas subtramas, pero es que, aunque sea triste, a veces acabas de rodar y simplemente te piras y ya. Otros estrenos a los que estar atentos:
¡Hasta la próxima!
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Enero 2023
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