Post de Naiara Salinas Un buen tema, un buen ejemplo y alguien que esté dispuesto a reflexionar sobre ello. Es todo lo que se necesita para que una conferencia tenga éxito. Y por eso estoy aquí, como "embajadora" de este blog en eventos como el festival de TV Series Lovers, que continúa su rumbo con eficacia. Como ya os anuncié, el viernes tuvo lugar la segunda charla de reflexión, esta vez dada por una trabajadora del mundo televisivo acerca de cómo las ficciones de esta pequeña pantalla han logrado expandir su universo. Tanto como seriéfila como con aires de uno de los personajes de la serie de turno, Riverdale, me pongo en pose de narradora y analista de sus palabras. Esta vez el ejemplo tendrá más peso, ya que quiero orientar mi reflexión entorno a él. La televisión, como sabéis, nació en los años 60 y desde entonces muchas cosas han cambiado, tanto la forma de considerarla como de usarla. Supuso un auténtico boom en una época donde el cine llenaba todos los comentarios como expositor de ficciones filmadas. Sin embargo, pronto encontraría un competidor potente cuando la primera serie se estrenó en los hogares de millones de familias. La ponente del viernes, Concepción Cascajosa Virino (que se dedica mucho a cuestiones relacionadas con El Ministerio del Tiempo), afirmó que el auténtico culto televisivo empezó a forjarse en los 70 y la serie que lo cambió todo fue Twin Peaks, por cuanto que entroncó con profesionales de Hollywood dedicados a grabar series. Dado que el cine tenía su propia historia, que un cineasta se dedicara a un "género menor" llamó mucho la atención, hasta considerar la serie lo mismo que una película con distinto desarrollo, es decir, una obra de arte en sí misma. Por primera vez la gente discutía sobre lo que veía, los artistas se inspiraban para sus trabajos, se escribían numerosos artículos con críticas, teorías y reflexiones (justo como yo estoy haciendo ahora). No es mi intención dar una clase de Historia, no os alarméis. Como amante de la cultura en todas sus formas me intereso por los fenómenos que suponen un cambio en nuestra forma de actuar, y el nacimiento de las series entra dentro de esa cuestión. Su surgimiento no hubiera sido posible sin el cine, pero una de las conclusiones extraídas durante la conferencia fue que hoy en día la hermana pequeña ha superado al mayor y eso se nota en las horas que dedicamos a una y a otro. No hay duda (y esto hasta yo, que voy mucho al cine, tengo que reconocerlo) de que vemos más series que películas, por una cuestión muy lógica: porque duran más y son cotidianas. No es que el cine no lo sea, pero no estrenan todos los años un mismo largometraje, ¿no? Aun así, el tema va más allá que el mero uso o acercamiento. Las series, de alguna forma, se las han apañado para influir en nuestros referentes culturales y el ejemplo del día, Riverdale, es una clara muestra de ello por lo que contaré más adelante. Los Soprano también fue mencionada, ya que dio para todo un libro con solo los artículos que se habían escrito durante su emisión. El foco que tuvo llegó a las altas esferas, a periodistas, críticos y demás autores, que, según Virino, es lo que causa que una serie se termine convirtiendo en cuestión de culto: no se trata de cuántos hablen de ella, sino de quiénes. Si la gente importante le hace caso a algo, el resto del público les sigue la corriente, así funcionan las modas (por mucho que este hecho me saque cierta mueca de desagrado). No obstante, por aquellos años no había todavía prensa suficiente para especializarse en las series. No, quien de verdad se interesó por ellas fue el sector más acostumbrado a tratar con la ficción, aunque en un ámbito diferente: los escritores, tanto novelistas como guionistas, pero sobre todo los primeros. Mario Vargas Llosa escribía sobre The Wire y David Foster Wallace mostraba públicamente su preocupación por el tiempo dedicado a las series. Incluso Almudena Grandes, a quien conocí en mi máster hace apenas un año, las ha defendido alguna que otra vez. Esto resulta muy irónico, ya que Virino considera que el éxito de las pantallas supone poco a poco la muerte del papel (es decir, cada vez hay más gente que ve series y no lee). Como escritora amateur no puedo concebir siquiera la idea de que la novela pueda dejar de existir, sin embargo. Básicamente por la influencia que se tienen mutuamente. Para los autores, el auge de las series y el cine ha cambiado su forma de concebir las historias y de contarlas. El lenguaje cinematográfico ha influido a la literatura tanto como esta a él. Podemos ver muchos rasgos literarios en las pantallas: en la forma de narrar, en la poesía creada a partir de la mezcla de sonido e imagen... Aparte, se influyen en contenido, pues hasta Riverdale surge de fuente literaria (una serie de cómics de los 40, en su caso). Creo que la cuestión aquí no es si un formato logra superar a otro (cosa que, por más que me duela, puede ser cierto), sino que lo que tienen en común es la historia, el contarlas. Las historias siempre han tenido peso en la humanidad, desde que aprendimos a hablar. Lo que han demostrado las series es que casi no hay límite para la forma de transmitirlas, es decir, por lo que a mí respecta suponen una evolución, pero mientras la gente quiera contar historias ninguna forma de hacerlo va a desaparecer, por el hecho de que cada uno escoge el ámbito en el que se siente más cómodo. Aunque cada vez haya más guionistas, la novelización está tan arraigada en la sociedad que no va a morir así como así, si acaso existirá de otra forma (un ejemplo muy claro son los fanfics a partir de series. ¿Qué tenéis que decir a eso? Estas no duran eternamente, pero a los fans les cuesta despedirse de ciertas tramas y personajes, así que les dan vida más allá en el formato para el que están mejor cualificados). Como sea, el caso es que fue un escritor latinoamericano (con cuyo nombre no me quedé, mis disculpas) el primero en empezar un blog dedicado exclusivamente a series en El País. Llegó a un punto, a partir de los 90, en el que no hablar de series resultaba hasta sospechoso y se empezaron a incorporar a los festivales de cine. En la actualidad podemos ver perfectamente cómo estas han alcanzado las esferas políticas (desde Obama entrevistándose con un showrunner y haciendo un chiste sobre House of Cards en un meeting hasta Podemos hablando de Juego de Tronos y Narcos en las redes sociales). En nuestra cultura presente, básicamente hablar de series se ha convertido en "algo obligatorio" para estar en la conversación, ya que están hasta en la sopa (de ahí el título del coloquio: "Pienso, luego veo series"). ¿Qué tiene esto que ver con Riverdale? En el coloquio fue descrita como "memoria televisiva" por su inmenso contenido referencial. Una vez pudimos disfrutar del piloto todos en la sala nos dimos cuenta de la verdad de semejante definición, que es la razón por la que es un ejemplo tan bueno de las ideas expuestas. Riverdale no solo tiene un argumento semejante a otras series que conocemos sino que es la ficcionalización (me lo acabo de inventar, sí) de nuestra realidad, como personas que en cada charla usan algún referente cultural, sea de cine, de literatura, de música, de tele o de Internet. En las ficciones de hoy en día hay muchísimos referentes. En realidad estos siempre han estado, pero conforme más avanzamos en el tiempo más se acumulan, en especial si son "de culto". Las propias series se convierten en una manifestación de su auge y eso, como espectadores, nos atrae, es como una reivindicación de la cultura. Un personaje menciona Outlander. ¿No sabes por qué? ¿No sabes de qué va? Pues ponte a verla y te enterarás del chiste. Así es nuestra cultura también, nuestras comparaciones y los chistes se forman en relación con lo que vemos y oímos. Riverdale es una mezcla entre Gossip Girl (con este personaje que me ha encantado, Jughead, interpretado por Cole Sprouse, que se dedica a novelizar los sucesos que ocurren a su alrededor y por tanto se convierte en narrador de la historia), Pequeñas mentirosas (asesinatos y misterios juveniles), High School Musical (chico deportista que quiere dedicarse también a la música), etc. Una serie juvenil producida por la CW (así que no es de extrañar este popurrí) que nos sitúa en un pueblo típicamente americano donde el verano se ha visto ensombrecido por la desaparición misteriosa de Jason Blossom, cuya hermana, Cheryl, lidera el equipo de animadoras del instituto. Sin embargo, el protagonista es Archie, un pelirrojo que descubre su vocación musical de la mano de su profe de música, que también resulta ser su amante. Archie tiene una mejor amiga, Betty, que está coladita por sus huesos, pero la nueva de turno, Veronica, será, aunque no quiera, un obstáculo en ese amor. Si os suenan estos nombres es debido a la fuente literaria que antes mencionaba. Los cómics de Archie forman parte de esa cultura paternal a la que los mayores regresan con nostalgia. En realidad, incluso a los de la generación de principios de los 90 nos tiene que sonar un poco, aunque solo sea por las series de animación creadas a raíz de esos cómics y su famoso tema, "Sugar, Sugar" (que espero que metan en algún momento como homenaje). Este rasgo acentúa la referencialidad de esta serie por cuanto que encima rescata un tesoro del pasado adaptado a la nueva juventud. El thriller adolescente en el que han convertido esta historia se justifica, quizá, por la serie animada Los misterios de Archie, llevada ahora con un tono más oscuro (y realista) que la original (prácticamente era como la Scooby Doo del instituto).
Yo vi la serie sin tener esta información. Sabía que estaba basada en una serie de cómics y ya. Pero no sabía que el Archie de la tele de dibus fuese el mismo que el de los cómics. Luego me encontré con eso en Google y mi cuerpo hizo PLOF. A esta ficción le ha pasado como a Teen Wolf: surgida a raíz de una apuesta anterior con un tono más cómico o animado, cambiado casi por completo. Aun así, como "memoria" no está nada mal. No me extraña que haya vuelto ahora y que en los próximos meses pueda sonar con fuerza, no solo porque se perfila como sustituta de las que se van (la propia Pequeñas mentirosas entre ellas), sino porque se incluye en la moda nostálgica en la que está cayendo últimamente Hollywood y que en materia de series empezó este verano con Stranger Things. Si en cine La La Land rescata la Edad de Oro de los musicales, parece que en televisión quieren hacer lo mismo con su propio subgénero, aunque no tienen por qué remontarse tan atrás como la gran pantalla porque su origen es más próximo a nuestra época. Riverdale, por tanto, tiene una importancia de peso en este viaje por el tiempo, pues pretende condensar todo lo que he escrito hasta ahora. Para el espectador no es más que otro remake con una trama que más o menos engancha. Para el analista, en cambio, se convierte en mucho más. Históricamente, cuando Hollywood creyó haber llegado al límite de su expansión empezó a rescatar clásicos, formas antiguas, con la intención de modernizarlos. Uno de ellos, de hecho, ganó el Oscar en 2012 (The Artist, un ejemplo de cine filmado a lo clásico estrenado en tiempos más "futuristas"). Ahora las series, que ya han puesto su auge en boca de todos, van por el mismo camino. Esto no significa un punto. Es solo el principio del siguiente paso en la evolución. Una vez que parece que ya se ha contado todo lo que se podía contar, se están buscando nuevas formas de contarlo. Y ahí es donde reside la originalidad (por si pensabais que había muerto. Yo no lo creo). Dejada esta conclusión, os dejo algunos de mis momentos favoritos de este buen piloto. Por si no ha quedado claro, he de decir que, por mi curiosidad insaciable, voy a seguir viendo esta "novata" (adiós, vida social. Por cada nueva serie cuarenta y cinco minutos menos aire fresco T.T).
El ciclo continuará mañana, martes, con "¿Son las series arte contemporáneo?", impartido por Jordi Carrión. La serie de preestreno será This Is Us, de Fox Life.
0 Comentarios
Post de Naiara Salinas ¡Buenas! Ya sé que los post últimamente se hacen un poco de rogar, pero soy yo contra un millón de series. No obstante, como ya se anunció por Twitter, ayer tuvo lugar el estreno en Pamplona de nuestro primer festival de series, TV Series Lovers, un ciclo orientado a una serie de conferencias sobre distintos aspectos reflexivos sumado al preestreno, con la participación de canales de tele por cable y el Museo de la Universidad de Navarra, de varias series. El ciclo comenzó con el coloquio "El efecto Lucifer", impartido por el especialista Alberto Nahum, cuya serie de acompañamiento fue Cuatro estaciones en la Habana, que se estrenará en Movistar Plus el 29 de enero (esta semanita misma). Me pareció una charla tan interesante que no me resisto a compartir mis conclusiones con vosotros (cuando la inspiración te llega, asegúrate de no dejarla escapar). El título de esta primera conferencia viene de un libro escrito por Zimbardo y publicado en 2007. Está orientado a mostrar la influencia del bien y el mal a partir del análisis de una serie de experimentos sociológicos, es decir, cómo la gente buena puede volverse malvada. Según el profesor Nahum, la televisión de hoy en día ha puesto en auge el género del terror a la hora de enfrentarse a este concepto, con series como Apparitions, American Horror Story, The Walking Dead, The Fall y Hannibal, entre otras. Pero no es necesario hablar solo de terror para hablar del mal, ya que tanto en comedia como en drama (sobre todo en drama) disponemos de grandes ejemplos. En todos ellos, afirmaba el profesor, el gran tema parecía ser el origen del mal, pero presentarlo en televisión no es lo mismo que presentarlo en una película. Hubo muchísimas cosas interesantes que dijo y con las que estoy completamente de acuerdo, pero no pretendo reproducirlo todo aquí, así que iré a mi grano. Hace años, cuando estaba en la carrera, me dieron la opción de escribir un ensayo para una optativa de Comunicación Audiovisual sobre si se podía contar el mal (para que veáis que este asunto se plantea mucho por esos lares). Mi conclusión fue que sí se podía, solo que su visión dependía enteramente del autor. Da la casualidad de que la mayoría de los showrunners siempre han tendido al conflicto interno de sus personajes, de forma que nada sea blanco o negro, sino gris. La extensión de una serie posibilita el seguimiento y la evolución de dicho conflicto, de forma que llegamos a conocer a un personaje más profundamente que en una película (que no forme parte de una saga) y facilita más el enganche a esa ficción. De hecho, la clave de la adicción a una serie para Nahum no es el grado de originalidad de su trama, sino el conflicto de sus personajes, encarnaciones de los vicios y las virtudes de la humanidad. Y resulta que la figura más prominente hoy en día es la del antihéroe, perfecta representación del gris que mencionaba. Antiguamente este personaje se identificaba con el tipo al que le salía todo mal cuando trataba de ser un héroe. En la actualidad un antihéroe es alguien con rasgos tanto detestables como positivos (es un criminal, un drogadicto, un mujeriego..., que, sin embargo, es capaz de amar y sentir como el héroe en cuestión). Y, como puede verse en casos como Daredevil, por poner un ejemplo, muchas veces hasta el que se supone que es el héroe lleva su moralidad al límite. Aun así, Daredevil no es el mejor caso de antihéroe (de hecho, no lo es, tal y como yo lo veo). Ya que esto se llama "El efecto Lucifer" hablemos de nuestro diablo por antonomasia. El ángel caído es justamente el Mal personificado según la historia y la cultura religiosa, pero en la serie es mucho más complejo. Se le presenta más como un diablillo travieso que no puede evitar ser como es, pero aun así es capaz de amar y tratar con los humanos como uno más. Tiene manías deplorables, pero también sufre y nosotros, como espectadores, no podemos evitar sentir empatía por él. Esto también es un concepto expandido en Hollywood y se llama sympathy for the devil: empatizamos con el dolor ajeno. Por mucho que un personaje sea odioso y villano malhechor, sufre tanto dolor físico y mental como los santurrones y no podemos evitar sentir pena por él en ciertos aspectos. Tiro hacia casos más radicales, como Ramsay Bolton y Negan. ¿Les queremos? Más bien les odiamos por lo que hacen, pero los seguidores de sus series no olvidamos que Ramsay siempre ha vivido como bastardo a la sombra de su padre (y un bastardo en Poniente lo tiene difícil para ser reconocido) y que Negan perdió a su mujer de forma trágica. Hacer un villano totalmente negro/oscuro es absurdo porque le resta verosimilitud y no ayuda a que el público se enganche. Aunque predomine su rasgo vil, todos tienen una historia, su propio drama interno. Además, la bravuconería en estos individuos resulta hasta entretenida (nos va mucho la ironía, admitámoslo). No quiero decir que esté de acuerdo con lo que hacen esos villanos, claro, faltaría más. Es solo que me paro a pensar en las series que sigo y reconozco la verdad de esta moda: mirad a la Reina Malvada de OUAT, que empezó como ser repulsivo y hoy en día todo el mundo la adora porque ha demostrado que es canalla y tiene su corazoncito. Seamos sinceros: los personajes puramente buenos y malos aburren. Necesitamos que tengan conflictos, desde los Lannister, pasando por el Dr. Alchemy, The Punisher, Damon Salvatore, Walter White, el Pingüino, William/El Hombre de Negro, Rumpelstilskin, los protas de The 100, Lena Luthor... Puede que el mundo esté lleno de ángeles y demonios, pero los primeros pueden caer y los segundos pueden levantarse. No importa que una serie tenga una, cuatro o diez temporadas; como pone en la frase de inicio de All Series: "Una serie no es sino la representación de una vida", y la vida supone un largo recorrido donde tenemos tiempo de trabar amistad con esos personajes, de tal forma que si falta uno lo notamos enseguida. Además, sin ese recorrido sería muy difícil que el conflicto llegara al espectador (las series no están hechas ya para darnos lecciones, aunque las tomemos, sino para enfrentarnos a nuestra propia conciencia al meternos en la mente del asesino). Ahora bien, el prestigio de una serie no se define solo por su calidad en cuanto a conflictos, sino por el guion entero, donde importa tanto el principio y el final, y aquí es donde se está teniendo más cuidado en los últimos tiempos. Para terminar de reflexionar sobre el mal hay que saber cómo acaba la historia, explicaba el profesor Nahum, y es importante cerrar bien. Hollywood tiende a ir mucho a las modas y no es que esto sea malo, ya que la originalidad, pienso, está algo sobrevalorada, pero cuando un género se agota lo que logra mostrar es vagancia o fatiga narrativa, que lleva a finales como el de Perdidos (y a mí me encantó esa serie, que conste. Fui fiel devota hasta el final). El final perfecto es el que muestra coherencia con la historia y sus personajes, es decir, con su conflicto. ¿Y qué pasa con el villano y el antihéroe? ¿Pueden redimirse? ¿Qué le espera al mal? Si hablamos de justicia poética, quien ha hecho cosas malas debería recibir castigo por ellas, ¿no? Sin embargo, no siempre es así y hay guionistas que lo terminan pintando todo muy bonito y feliz, llevándose duras críticas por ello. Yo digo: LA FELICIDAD NO ES COMPLETA. Asumámoslo, la vida no siempre es de color de rosa. Vuelvo al gris otra vez. Muchos finales dejan un sabor agridulce, como el de Penny Dreadful. Ni los héroes tienen por qué acabar bien ni los villanos mal. La historia misma es la que decide qué final se lleva cada uno, y contra esto no tenemos control y, si lo tenemos, podéis esperar un mal final, porque el público no tiene derecho a elegir sobre la obra de otro. Es este final el culmen de la reflexión sobre el mensaje de la serie. Sin el final no podemos entender qué nos han querido contar y debemos verlo en esa clave. El final es la consecuencia última del mal. Si acaba tristemente no produce ninguna sorpresa, pero ¿si acaba bien? Toma castaña. Ahora quiero detenerme un poco a hablar de lo siguiente que vi en la conferencia, la primera parte de una miniserie de ocho capítulos. Cuatro estaciones en la Habana es un thriller producido por RTVE, entre otros. Un policía aspirante a escritor investiga un caso de asesinato de una mujer, aparentemente violada. La investigación les lleva a él y a su compañero por sitios bastante oscuros donde no vale jugar limpio, y para averiguar la verdad van a tener que mezclarse con calaña. Los supuestos malhechores podrían ser hasta estudiantes de un instituto (ya que resulta que la víctima es profesora), jóvenes con sus propios miedos. Como serie la verdad es que no me atrajo mucho (he terminado cansada de los polis y cacos tras vivir toda mi infancia y adolescencia rodeada de ellos), pero como ejemplo de la conferencia me pareció buena, ya que es un caso a la inversa, es decir, en lugar del malo con sentimientos vemos buenos con un lado oscuro. Espero que este post os haya parecido interesante. Me ha gustado volver a ponerme filosófica y analítica en lugar de escribir la típica crítica (lo echaba mucho de menos, para qué mentir). Y espero que podáis aportar vuestra opinión y abrir un debate, ya que lo bueno de las series es eso. Si os animáis, hasta puede que haga algo con ello. El ciclo continuará mañana en la Universidad de Navarra con "Pienso, luego veo series. La irresistible emergencia de la ficción televisiva en la cultura contemporánea", seguido del preestreno de Riverdale en español y, como siempre, tomaré notas para reflexionar sobre ellas, así que puede que esto se vuelva a repetir. Post de Naiara Salinas Dirijo esta pregunta tanto a mí misma (que pasaré a contestar a continuación) como a vosotros, amables lectores, ya que si algo trae el comienzo del año es tanto novedades como regresos, y en los últimos días, como si no tuviera ya suficientes, he estado empapándome de algunos de ellos. En vez de dedicarle un post a cada uno me he dejado llevar por la vagancia y aquí estoy, lista para comentar mis primeras impresiones de las series que sigo y estaba esperando seguir: REGRESOS 1. Sherlock Dado que ya dejé la semana pasada mi review del 4x01, poco más comentaré de ella, pero me siento con ganas porque está siendo una temporada increíble y no deseo que acabe. El gran juego del 4x02 fue inteligentísimo, como si el propio Holmes hubiera escrito el guion. Me hizo sentir un poco idiota, la verdad, pero el giro final fue lo más exquisito y alucinante que he visto en toda la serie, más incluso que lo de Moriarty y lo de Mary. Toby Jones ha sido un buen villano y espero que no hayan acabado con él todavía, ya que el verdadero clímax debería acontecer en el último episodio. Si hay un aspecto que deba celebrar de esta temporada es, número uno, el increíble trabajo del reparto a nivel psicológico, ya que por una vez no se trata solo de resolver casos difíciles sino de enfrentarse a sus propios problemas personales, a saldar cuentas pendientes con los sentimientos de cada uno, a descubrir hasta qué punto Sherlock y Watson se necesitan mutuamente y por qué es un equipo que no debería romperse. Hay mucha sinceridad, más humanismo y me encanta este cambio, sobre todo teniendo en cuenta el bombazo de que [ALERTA SPOILER] ¡Sherlock podría estar empezando a enamorarse! (de una mujer, no de Watson, ojo) [FIN SPOILER]. Así que espero con ganas la resolución del siguiente problema sobre Sherrinford. 2. Shadowhunters Vistos los dos primeros episodios de la segunda temporada tengo que decir que no he notado mucha diferencia con respecto a la primera (en cuanto a tono y avance), pero admito que es una historia que engancha de por sí por el mundo creado, no muy usual (lo digo como mera espectadora, ya que no he tenido el gusto de descubrir la saga de Cassandra Clare aún), y que es de esperar que vaya trayendo más y más novedades conforme avance. Sí voy notando el cambio en Clary, que cada vez es más activa en la lucha, ya no como un estorbo que se salta las reglas a la primera de cambio sino como una auténtica shadowhunter entrenada (bueno, realmente está comenzando, pero va por buen camino). Si la primera temporada mostraba un grupo unido con una novata, resulta interesante ver cómo se ha producido una división interna y la cámara sigue a cada personaje enfrentándose a su propio dilema, que también ha evolucionado. Esto se ve sobre todo en el 2x02, que admito que me ha gustado más que el 2x01. Antes no pensaba que fuera a ser una serie tan buena pero ahora, la verdad, estoy dudando. Y estoy deseando ver lo nuevo que tiene para ofrecer. 3. Vikingos Su regreso tuvo lugar antes del parón, pero no he tenido ocasión de hablar de ella antes y ya que está muy avanzada aprovecho para colarla. Es una serie que siempre me ha fascinado por la forma que tiene de aunar leyenda e historia, mito y realidad. Sorprende porque, para ser la segunda mitad de una temporada (la cuarta), ha tardado bastante en estrenarse, y es tan diferente que bien merecería considerarse otra temporada, aunque intuyo que buena parte del guion ha optado por un desarrollo "histórico" pleno, es decir, la vida tal cual es. En esta tanda de episodios han pasado más años. Los hijos de Ragnar ya son hombres y encaran la decadencia del que fue un rey astuto y triunfador. Ragnar ha perdido mucho de esta esencia, hastiado de su propio mandato, y una parte de él quiere volver a ser el granjero explorador que descubrió un nuevo mundo y una nueva cultura, pero las pérdidas y las traiciones lo han dejado tan trastocado que ha perdido el contacto con su pueblo. Una prueba de ello es que este parece estar más dispuesto a seguir a Björn, el nuevo héroe, que a su rey, al que toman tan por loco que hasta se aprovechan de su desesperación robándole sus riquezas. Mientras tanto, la única preocupación de la reina son sus hijos, o más bien, su hijo menor, Ivar, un tullido con una furia y un rencor interiores que no auguran nada bueno. Así comenzó la 4B, y desde su regreso hemos tenido muchos cambios de golpe: [SPOILER] primero, la muerte de ambos reyes y, segundo, el ascenso de Lagertha. La vikinga se ha cobrado por fin su venganza a lo Ramsay Bolton (buf, qué insultante suena, pero es lo que ha sido), aspirando a recuperar lo que fue suyo, sin saber que al otro lado del mar lo estaba perdiendo. Ahora debe lidiar con tres hijos furiosos y con sed de venganza, un liderazgo pleno y los otros países, una vez aliados, ahora enemigos por traición. Lo que le espera a la pobre [FIN SPOILER]. Mientras tanto, la esencia exploradora y conquistadora (sangre vikinga) de los orígenes de la serie se mantiene en Björn, que se embarca con los mejores navegantes y guerreros a Roma, atravesando Hispania. Nuevas culturas, nuevos rumbos, nuevos retos... El cambio que ha pegado este chico, la madurez, etc. son muy gratos. Creo que la interpretación de Alexander Ludwig ha mejorado con creces y ha adquirido un matiz más oscuro, ya que se ha visto afectado por la guerra, la derrota de su padre, la traición de su tío... De los varones es mi personaje favorito, tiene las cualidades de un gran líder y espero que llegue tan lejos como se proponga y que no muera en el intento (con tanta caída de golpe ya tengo miedo, que aquí los guionistas se cortan lo mismo que George R.R.Martin, y el cómo ha muerto el personaje principal es degradante, no lo merecía). ESTRENOS 1. Emerald City De esta también me he visto los dos primeros capítulos y la verdad es que me he llevado buena impresión. La serie ya me había llamado la atención por tratar algo tan habitual hoy en día como la adaptación de una historia conocida a la era contemporánea, con una mezcla de epicidad y nuevos personajes y escenarios, algo más verosímiles. Me permito destacar el reparto, de alto nivel, desde aquellos conocidos como Vincent D'Onofrio (Daredevil), Joely Richardson (Vampire Academy, Nip Tuck) o Fiona Shaw (Harry Potter), a aquellas nuevas caras, como la de la protagonista, Adria Arjona. El desarrollo del cuento y el nuevo enfoque prometen. Cierto es que queda muy encasillada dentro del estigma de la fantasía épica y eso puede hacerle pecar por usar fórmulas repetidas hasta la saciedad, pero se aprecia el intento por crear algo nuevo y le daré una oportunidad encantada porque, no lo negaré, si la fórmula se repite tanto es porque funciona, y no hay nada de malo en eso, ya que a mí, como amante del género, me permite disfrutar más tiempo de él y beber de las novedades. Además, por el guapísimo Lucas vale ya la pena. Por cierto, llega hoy a Cosmopolitan España, para los que tengáis tele por cable. 2. El final del camino
Esta producción es española. Me llamó la atención por lo mucho que me recordó a Los pilares de la tierra cuando oí hablar de ella, así que, ni corta ni perezosa, la he añadido a mi lista de estrenos y veo tanto de otras ficciones de mi país que me han gustado que, por supuesto, ya tengo mi sustituta de Águila Roja. Para los de fuera, la serie cuenta la historia de tres hermanos que viven con su madre en una aldea que es atacada por los musulmanes. Estos matan a la madre y raptan al hermano mediano. Las tropas del rey aparecen y se llevan a los supervivientes a Santiago de Compostela (Galicia), donde se está construyendo una catedral para albergar los restos mortales del apóstol Santiago. Mientras, el rey Alfonso VI libra su batalla para tomar Toledo de los musulmanes. De los dos hermanos que quedan, el mayor, Gonzalo, se convierte en soldado y se casa con una enfermera, mientras que el pequeño, Esteban, es constructor. Cuando el mediano, Pedro, le hace llegar a Gonzalo el mensaje de que vive como prisionero de los musulmanes, este toma a un preso suyo para que lo ayude a colarse en la ciudad sitiada y rescatar a su hermano. Espero que hayáis entendido tras esta sinopsis por qué me recuerda a Los pilares. A nivel argumental se le parece queriendo aunar la historia de un edificio emblemático con los acontecimientos políticos de su alrededor. Hay traiciones, conspiraciones, guerra, romance... A nivel histórico resulta intrigante porque nadie había contado hasta ahora en televisión cómo se construyó una de las catedrales más famosas de España, origen de las peregrinaciones, y que le quieran dar ese tono ficticio a lo Ken Follet es llamativo (también un poco imitador, pero no me sorprende). Por otra parte, también presume de reunir un gran reparto: Asier Etxeandía y Javier Rey se reúnen de nuevo tras el final de su serie fetiche, Velvet. Cristina Castaño se ha pasado de la comedia (La que se avecina) al drama. Y el resto también nos suena de otras series como El internado. Lo mejor es el cambio de registro de estos actores, por no hablar de sus pintas. Yo me he quedado anonadada al verles. Post de Naiara Salinas ¡Bien, mi primera review televisiva de 2017! He perdido práctica, pero por ser Holmes hago un esfuerzo (XD). Los dos últimos comienzos de año, seriéfilamente hablando, han sido una joya, no solo por la bienvenida a nuevas series sino también por el regreso de una de las favoritas, Sherlock. Si el año pasado tuvimos el especial navideño, este ha sido el esperado estreno de la cuarta temporada, que supone un punto de inflexión en muchos sentidos. No me creo que tras ver este 4x01 no se os haya quedado una poker face, porque lo que es predecible... no lo ha sido para nada. Pero vayamos por partes. Muchas cosas han cambiado desde que Mary y Watson se han casado, y aún más están por cambiar. El episodio, así, nos mostraba el desarrollo de la familia a la par que Sherlock cubría sus ansias de resolver casos mientras aguardaba el siguiente movimiento de Moriarty, cuya muerte, pese a ser irreversible (como que se pegó un tiro delante del detective), continuó dejando trampas para su némesis. Un inicio equilibrado entre el humor al aumentar la familia (la pequeña Rosemund es un amor, pero aun más es ver a Sherlock ejerciendo de padrino en el bautizo sin despegarse del móvil, su nueva obsesión. Adorablemente gracioso) y la tensión por saber qué viene a continuación. Mientras Holmes intenta lidiar con su nuevo cargo con la bebé, el inspector Lestrade regresa a él con un nuevo caso: el misterioso asesinato de un chico que tan solo una semana antes había llamado a su padre para felicitarle el cumpleaños (trágico, horrible, pero buen tino el del asesino). Un clic activa el cerebro de Sherlock y da por iniciada la nueva partida de Moriarty. Pero en hora y media por supuesto no vamos a dedicarnos a seguir un solo caso, ya que resulta que existe otro crimen vinculado a la perla negra de los Borgia, una reliquia muy valiosa que lleva al criminal de turno a romper varios bustos de Napoleón, de ahí el título del episodio, "Los seis Napoleones" (eso, claro está, en la versión traducida, que se inspira en la novela del mismo nombre). El problema llega cuando este caso y el anterior terminan entrecruzando sus caminos (por accidente, casi se podría decir) y dirigiendo a Sherlock a un nuevo objetivo: Mary. En la temporada tres se reveló su pasado como agente encubierta y el inicio de las nuevas aventuras viene marcado por este. Así es cómo entre Mary y la Wikipedia Mycroft Sherlock descubre la existencia de A.G.R.A., la organización para la que trabajaba su amiga, presuntamente caída durante una misión de la que solo la rubia escapó con vida. Ahora un antiguo compañero busca venganza contra ella y la ha puesto en el punto de mira. Mary, como buena espía, hace lo que mejor se le da: huir para resolver por sí sola el problema sin poner a John y a Rosemund en peligro. Claro que Holmes ha sido muy precavido y, para cumplir con su promesa de padrino de proteger a esta familia, le ha puesto un busca y tarda en encontrarla lo que nosotros en decir "pío" (qué cachonda esta escena, sobre todo por el montaje exhaustivo que muestra a Mary cambiando de personalidad conforme más lejos viaja para ser pillada en cuanto llega a su destino). Sí, la técnica de Mary no tiene nada que hacer contra el ingenio y la cabezonería de Sherlock y John, aunque sin quererlo guían al "malo" hasta ellos también. Como suele pasar, todos descubren el malentendido menos el vengador, que muere de un disparo. A su vuelta a Inglaterra el detective sigue las pistas otorgadas por su hermano hasta la verdadera culpable del caso de A.G.R.A., y aquí es donde viene la parte más triste e inesperada, cuando Mary, en el último momento, decide sacrificarse para salvar a Sherlock de su enemiga y la ex agente y actual enfermera fallece sin remedio en el momento. Sin duda un final que deja catatónico al que sigue con fervor un episodio donde se espera que el caso de otra vuelta de tuerca y nos revele a un segundo Moriarty (sí, yo tenía esa teoría del gemelo muy viento en popa, jou). Nadie, creo yo, se esperaba que un personaje tan importante como la señora Watson fuese a caer en pleno comienzo de temporada, con una hija recién nacida. Eso cambia por completo el tono llevado durante esa hora y esos veinte minutos. Se palpa el trauma, la tragedia, y la comicidad que tanto distingue a los protagonistas se ahoga de repente por tan tremendo golpe. El dúo rompe muy dolorosamente, pues Watson no puede perdonar a Sherlock el haber sido causante (en cierto modo) de la muerte de su mujer al no cumplir con su palabra de cuidarla y Holmes está tan perdido que hasta acude a una psicóloga para que le de respuestas al caso más difícil que se ha encontrado en su carrera: perder a un ser querido por su arrogancia (tal y como él lo ve. Yo no le culpo, que conste. Fue Mary quien decidió recibir la bala). Así que aparte del nuevo villano, cuya cara ya se ha introducido, Sherlock tendrá que luchar por recuperar a John y sacarle del pozo donde ha entrado por la pérdida. Otros aspectos llamativos: las bromas y los diálogos como siempre muy bien llevados, son lo mejor de esta serie y me estoy arrepintiendo de no haberla nominado a Mejor Guion Adaptado o Mejor Diálogo en los Oscar Seriéfilos. Una de las cosas que más me gustan es cómo la vinculan mucho a la literatura, a los relatos, y cómo estos tienden a aparecer como símbolo o reflejo del episodio (se podría decir que tiene muy presente su formato de origen, hasta en la edición de imagen). En este caso teníamos el cuento del mercader que trata de rehuir a la muerte hasta que esta llega a su encuentro a la hora convenida, que es justo lo que le sucede a Mary, quien siempre ha vivido al límite escapando de su destino fatal hasta que, cuando cree que ha dejado atrás esa vida, esta vuelve para reclamarla. Resulta un tanto siniestro porque es como decir que a un agente solo le espera ese final, aunque Mary logró, durante un tiempo, construir un paréntesis para descubrir la felicidad al lado de John y, en ese sentido, me parece bonito que el personaje haya acabado noblemente volviendo a su origen para evitar que este echase a perder todo lo que había logrado.
También me quedo con un par de easter eggs; no solo las referencias a Moriarty y al próximo villano (interpretado por Toby Jones), sino al hermano de Mycroft y Sherlock (sí, hay más de estos pululando por ahí, que Dios nos pille confesados), Sherrinford, con quien Mycroft intenta ponerse en contacto casi al final del capítulo. Así que conoceremos al tercer Holmes, eh... Las interpretaciones han sido magistrales, sobre todo el cambio del final, el llanto y la rabia contenidos de Watson y el "estancamiento" de Sherlock. Va a ser una temporada muy interesante, ¿qué decís? |
El diálogo seriéfilo de la semanaThe last of us Archives
Enero 2023
All Screens by All Screens is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://allscreens.weebly.com. Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en http://allscreens.weebly.com |