Post de Rosana Rábago. ¡Hola, hola, allscreeners! ¡Ya he vuelto! Sí, parece que últimamente me prodigo más por aquí pero es lo que tiene tener a Naia de vacaciones. Y hoy, precisamente, os vengo a hablar de una serie que descubrí con ella durante nuestra escapada de fin de semana a Salamanca. Sí, hoy es el turno de hablar de Schmigadoon! Y sobre todo, de daros esas cinco razones por las que creemos que os encantará esta serie musical que ya está disponible en Apple TV Plus. ¡Al lío! Aunque, siempre avisando, de que quizás se me escape algún que otro spoiler porque quien avisa no es traidor… 1. Cuando el amor verdadero se convierte en una tortura Tengo que reconocer que una de las cosas que más me sorprendió de Schmigadoon! fue precisamente el trato que se le da al amor verdadero y es que, a pesar de que desde el principio se ve que es lo que busca nuestra protagonista, no tardará mucho en descubrir que ese amor verdadero puede llegar a ser una auténtica tortura. Y es que, sí, vale, todos buscamos a nuestra media naranja, pero quedarnos encerrados en un pueblo de principios del siglo XX donde la mujer está relegada a buscar marido, casarse y tener hijos, pues ya no hace tanta gracia. Y es que a Melissa la situación al principio le hace gracia (no como a su novio, Josh, que desde el primer momento odia toda la situación) pero cuando tiene que autosubastarse y se ve relegada a ser una enfermera en lugar de una doctora, ya la situación no le hace tanta gracia. Porque claro, ser mujer en esa época no era nada fácil y la chica pronto se dará cuenta. 2. Actores de Broadway consagrados y jóvenes promesas Otro punto a favor de Schmigadoon! es su cast. Porque no nos engañemos. Nos encanta volver a ver a Kristin Chenoworth cantando e interpretando a la mala de la serie y ver a una joven Dove Cameron (recordemos que ambas fueron madre e hija en Los Descendientes) también es un plus. Es verdad que el papel de Dove poco tiene que ver con Mal porque aquí la pobre es la típica joven que busca casarse ante todo y que es excesivamente optimista. Eso sí, tener un padre sobreprotector y una ristra de hermanas le vendrá de perlas. El papel de Kristin si se asemeja más a su Maléfica porque interpreta a una mujer rígida que no está dispuesta a que dos extraños entren en su sagrado pueblo y lo cambien. Y sus diálogos son grandiosos porque siempre la ves lanzando pullas y claramente descontenta con estos nuevos visitantes. Nuestros aplausos también a Aaron Tveit como Danny porque nunca un chico malo nos había gustado tanto en su lado más musical y a los protagonistas, Keegan-Michael Key y Cecily Strong como Josh y Melissa, porque a pesar de que se les ve menos entrenados en esto del canto, la verdad es que lo hacen muy bien y se les nota que disfrutan. 3. Referencias a otros musicales por doquier “Esto es una mezcla entre The Walking Dead y Glee”. Siempre recordaré ese momento como uno de los mejores de Schmigadoon! y el culpable de que nos riéramos de lo lindo en el tren. Y es que sí, Schmigadoon! es la mezcla perfecta entre The Walking Dead y Glee, pero no contentos con eso, en el siguiente capítulo se dedican a hacer un recordatorio de todos los musicales conocidos por el momento: Chicago, West Side Story, Ocklahoma. Todos tienen su momento y es algo que nos encanta. Pero la cosa no queda ahí y es que, cuando te pones a investigar para hacer este post, descubres que muchos de los personajes están inspirados en personajes reales de musicales. Así nuestra Betsy (Dove Cameron) estaría inspirada en Ado Annie de Oklahoma!; Margaret Mildred (Kristen Chenoworth) sería una digna Mrs. Shinn de The Music Man, un musical en el que también se habrían fijado para crear a Emma Tate (Ariana DeBose), esta vez inspirada en Marian Paroo y nuestro Danny Bailey (Aaron Tveit), este chico malo que trabaja en una feria, estaría basado en Billy Bigelow, de Carrusel. Como veis, todo muy musical. 4. Los números musicales Si los actores son dignos ejemplos de los musicales de Broadway, no podían quedarse atrás los números musicales. Y es que todos ellos son capaces de sacarte una sonrisa. Aunque, he de destacar, porque la verdad es que me apasionan, casi todos los números corales, con especial predilección por “Schmigadoon”, “Corn Puddin” y "Cross that bridge” cuyos temas os dejo a continuación cortesía del canal de Youtube What's So Funny y del propio canal de Apple TV Plus.
Aunque, lo dicho, todos y cada uno de los temas que he escuchado son dignos representantes de buenos musicales y todos perfectamente son susceptibles de entrar en mi lista de favs (de hecho, debería crearme una lista de reproducción solo de esta serie, ahora que lo pienso. 5. Lo bueno si breve, dos veces bueno Para mí sin lugar a dudas, el punto más importante. Porque hay que reconocer que soy seriéfila, y lo seguiré siendo, pero muchas veces tienes la sensación de que están alargando una serie más de lo necesario. Sin embargo, con Schmigadoon! no tienes esa sensación. De hecho, te quedas con ganas de más. Y es que tener solo seis episodios de media hora ayuda y mucho a concretar la trama y no meter esas subtramas de relleno que muchas veces hacen que la serie empiece a bajar de nivel (véase Legacies, Riverdale o The Flash, por poner algunos ejemplos). Así que nada, con estas cinco razones, espero haberos invitado a visitar Schmigadoon!, ese pueblo disponible en Apple TV Plus donde la música y el amor verdadero son los protagonistas. Y, si os animáis a visitarlo o ya lo habéis hecho, dejadnos aquí vuestros comentarios e impresiones para que podamos seguir hablando de ella. Y si aun tenéis dudas, os dejamos el trailer oficial para que os acabéis de enamorar tanto como nosotras. ¡Nos vemos en Schmigadoon, queridos allscreeners!
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Post de Rosana Rábago¡Hola, hola, allscreeners! Aquí Gossip Girl. Vuestra única fuente de información que desvela toda la verdad tras las escandalosas vidas de la élite neoyorkina. No, por el momento no soy Gossip Girl, pero hoy vengo a hablaros de este reboot de la mítica serie protagonizada por Blake Lively y Leighton Meeser como Serena Van Der Woodsen y Blair Waldorf, porque sí, nuestra Reina Cotilla ha vuelto y después de cumplir la regla de los tres episodios de Tessa, vengo a hablaros de ella, eso sí, con algún que otro spoiler. ¡Empezamos! Bueno, no os voy a engañar, el primer capítulo no me convenció demasiado. Para nada, he de decir, sí, teníamos a los personajes muy similares a los originales y los ingredientes para que la serie nos recordará a su antecesora, pero en ese momento y hora decidieron que nosotros debíamos conocer la identidad de Gossip Girl y eso sí que no lo compró. No por el hecho de saber quién es en el primer capítulo (que también) sino por el hecho de que hayan escogido a los profesores como Gossip Girl porque no representa para nada la madurez que debería tener un profesorado sino que nos enseñan a unos niñatos luchando a muerte por un empleo donde dicen, desde el primer momento, que no les pagan demasiado bien y donde tienen a todos los alumnos metiéndose con ellos. Y claro, que mejor para combatirlo que crear una red de cotilleos alrededor de justo la alumna más prometedora que tienen, JC (digna Serena), que su único error es juntarse con quien no debe y estar obsesionada con sus seguidores en Instagram y su medio hermana, Zoya (representación de la pequeña Jenny, a mi parecer), las dos personas más inocentes de la serie, por el momento. Porque al menos, tanto Blair como Serena habían hecho cosas malas, y por las que era lícito que pagaran, pero el único error de estas dos nuevas Blair y Serena, como las llaman los profes, es enamorarse del mismo chico (Obbie, o el Dan adinerado, como lo llamamos por aquí) y mantener una relación de medio hermanas. Y es que, como os digo, el comportamiento de estos profes es demasiado infantil. Ya no contentos con ser los nuevos Gossip Girl comenten exactamente los mismos errores que el original, se dejan chantajear, abren la red todo lo que pueden (hola, así os quitan la cuenta a la mínima, aunque no me importaría) y se llevan a quien sea por delante para proteger su secreto (nunca perdonaré cuando tienden una trampa a otra profe que estaba empezando a asustarse y logran que la despidan a ella y la pobrecita mía encima va y les defiende). Fuera de eso, para mí el error más grande de la serie, es cierto que este reboot nos transporta mucho al original. El cast por el momento es un elenco con un protagonismo muy grupal y con los actores muy bien elegidos (mis aplausos para quien decidiera que Thomas Dogerthy era un buen sucesor de Chuck Bass como Max, lo cierto es que lo está bordando) y hay que admitir que el cast de padres también está bien seleccionado. Quizás ahí echo más en falta un protagonismo femenino porque es cierto que todo son padres a excepción de la madre de Audrey y no es que esté muy bien de la cabeza que digamos. Los profesores, como digo, por mi pueden desaparecer. No los necesitaba en la original y desde luego en el reboot mucho menos. Sobre las tramas amorosas, podemos decir que están muy en la línea de la original. Tenemos a una pareja estable que pronto se rompe en cuanto llega la chica nueva (JC y Obie no duran ni un capítulo y al segundo Obie ya está saliendo con Zoya), una especie de trío que surge de una relación heterosexual pero donde Max se mete por medio (me dan mucha pena Audrey y Aki porque los pobres no tienen ni idea de lo que hacen), la típica pareja de padres gays (los de Max), un padre soltero (viva el padre de Zoya) y otro que aunque soltero, intenta rehacer su vida (aka el padre de JC) además de una madre con una profunda depresión debido al abandono de su marido (algo me dice que la madre de Audrey aun dará que hablar). Y las relaciones de amistad, pues también muy similares a nuestra Reina Cotilla de la juventud. Ahí tenemos a JC y Audrey, amigas de toda la vida; la relación amor-odio entre JC y Zoya (pobrecitas mías, no me cansaré de decirlo); la relación entre JC y Max (amigos con derecho a roce); la relación entre Obie y Aki (muy similar a la relación que acaban teniendo Dan y Nate en la original) y la relación entre Aki y Max (también muy similar a la de Nate y Chuck pero añadiendo ese componente amoroso que comentábamos antes). Y luego, tenemos la relación de JC con sus acólitas, estos personajes femeninos que están ahí solo para malmeter entre JC y Zoya pero que no dudarán en abandonar a la primera si la segunda consigue reinar. Muy típico también del grupo de amigas de Blair. Lo que sí estamos muy contentas de que se haya mantenido como espíritu de la serie, además de las escaleras del Met, es la moda. Esos modelitos que nos encantaban y que nos hacían soñar con poder lucirlos han vuelto adaptados a la época actual y no podemos estar más contentas porque al final, Gossip Girl no era solo una serie juvenil sobre adolescentes ricos en el colegio/universidad, sino que trataba (y mucho) sobre la moda neoyorkina, algo que han sabido reflejar en este reboot. Al final, he de decir que creo que la continuaré. Seguiré sin comprar que los profes (y sobre todo esos profes) sean Gossip Girl pero siempre mantengo la esperanza de que les roben la cuenta y pueda volver a ese secretismo que me gustaba de la original. Lo que sí os puedo asegurar que no quiero que cambie nunca es la voz de Gossip Girl porque no se sabe lo que se echaba de menos ese "XOXO, Gossip Girl" de los labios de Kristen Bell hasta que vuelves a oírlo. Y a vosotros, ¿qué os ha parecido la serie? ¿Qué cambiaríais y que no? ¡Esperamos vuestros comentarios! Mientras tanto, seguiremos muy atentas a esta nueva élite neoyorkina. XOXO, Gossip Girl.
Post de Naiara Salinas De la creadora de la saga (inesperada y casual) "5 razones" sobre las series del UCM (véase las entregas de WandaVision y Falcon y el Soldado de Invierno), llega la tercera parte sobre una serie que ha roto mucho los esquemas dentro del entramado de la Casa de las Ideas. ¿Listos para conocer los entresijos del dios nórdico del engaño? 1. La recuperación del primer gran "villano" ¿Quién no se acuerda de aquella etapa adolescente marvelita en la que nuestros Vengadores principales iban siendo presentados al mundo poco a poco? Ya avivamos la nostalgia Rose y yo en nuestra crítica de Viuda Negra. Sin embargo, con los villanos siempre hemos tenido altibajos. Porque aunque la mayoría no estaban mal, realmente tampoco nos habían causado una mega impresión, no tenían un carisma o un talento demasiado digno de ser recordado. Todo cambió cuando en 2012 llegó Loki como primer desafiador del grupo. Porque sí, era tan magnánimo que hizo falta un grupo de seis para derrotarlo (que no pase desapercibido este dato, por favor). Y es que Loki no solo era un dios; colaboraba con el villano más grande que ha dado nunca el UCM (pista: empieza por T) y él solito robó el teseracto de la base escondida de S.H.I.E.L.D. y comandó un ejército de chitauri sobre Nueva York. Acabó derrotado, sí, pero no sin antes dejarnos grandes momentos e interacciones con el resto de los personajes, y es que, como digo, Loki es una de las figuras con más claroscuros y carisma de todo Marvel. No solo es un ladino pretencioso, sino que le guía mucha perspectiva y don de gentes. Y Tom Hiddleston lo interpreta de un modo tan, pero tan atractivo... que no es de extrañar que todo el mundo caiga ante su verborrea o su coreografía de lucha. El Loki que nos presentó la primera entrega de Los Vengadores era un Loki en busca de venganza por el abandono de su familia, en busca del poder, porque se creía con mejor capacidad que su hermano para sentarse en el trono de Asgard (y tal vez estuviera en lo cierto, vistos sus conocimientos amplios y su capacidad de supervivencia. Su punto en contra era su egoísmo, pero bueno, nada que no pudiera arreglar una madre). Caló tanto que nos permitieron seguir disfrutando de su evolución a lo largo de la trilogía de Thor y Los Vengadores, hasta su fatídico final. Pero, gracias nuevamente a Endgame, esta serie recupera a ese Loki súper badass y egoísta de 2012 que consigue escapar con el teseracto aprovechando una distracción. Y aquí hay que destacar el esfuerzo de Tom por retroceder en todo el progreso psicológico que había logrado y devolvernos a ese miserable astuto experto en fugarse y recibir palizas de todo dios (nunca mejor dicho). Es como si Marvel dijera: "¿Os acordáis de cuando Loki se comportaba así? Qué buenos tiempos, ¿verdad?" No solo somos testigos de eso, sino también de cómo ese Loki encuentra un nuevo camino hacia su humanidad, hasta el punto de sacarnos la lagrimita y todo. Porque nunca fue un villano puro, sino un ser incomprendido. 2. El tiempo como dominante Mi mayor enemigo, al que me enfrento cada día sosteniendo la agenda cual escudo del Capitán América, es el eje supremo en torno al que gira la trama, pues cuando en Endgame nuestros héroes viajan al pasado para recopilar las gemas del infinito abren una puerta hacia agujeros, huecos nuevos, bucles en otros casos... Variantes. La prueba es la fuga de Loki, que inicia una nueva línea temporal donde lo que ocurre entre 2012 y 2019 se tergiversa posiblemente favoreciendo al dios, pero nunca lo sabremos porque, antes de que pueda disfrutar de esa nueva vida, es capturado por agentes de la AVT. ¿Que qué? Así como S.H.I.E.L.D. cuida la Tierra de amenazas alienígenas y demás, la AVT es una agencia encargada de controlar que nada se salga fuera de lo normal en la línea temporal. Porque eso de las variantes es más habitual de lo que parece, pero menos mal que ya veníamos entrenados con Regreso al futuro, Dark, Agents of S.H.I.E.L.D., Atrapado en el tiempo, Doctor Strange, Terminator, El Ministerio del Tiempo, Harry Potter, etc., etc., etc. Por lo que al final no nos causa demasiada impresión; la idea de las oficinas y el sistema burocrático es muy chula pero no novedosa (en El Ministerio del Tiempo, repito, se adelantaron). Lo que sí hay, como es habitual, es mucha confusión inicial, aunque no dura porque otro de los puntazos de Loki es lo ingeniosamente sencillo que hace parecer todo con un mero recurso de holograma informativo a lo señor ADN en Parque Jurásico (aquí se llamaría señorita Minutos). Y aunque yo el tema del tiempo, pese a nuestra enemistad, lo disfruto mucho, siempre se agradece la sencillez cuando vamos a hablar de agujeros de gusano y ramas temporales, aunque sea de modo enmascarado en una sede con su tecnología avanzada y su propio sistema de erradicación de subtramas. 3. El gran trazo del multiverso En verdad la idea que se queda cuando acaba la primera temporada (y por una vez podemos enumerar temporadas porque ya ha sido renovada) es que el tiempo puede llegar a ser muy caótico. Y con esa idea del caos y Wanda conectando por fin con su magia, solo cabe un pensamiento... Doctor Strange 2. Bueno, y Spider-Man: No Way Home también. Llegados a este punto las series del UCM se dividen en: conexión con el multiverso y conexión con la línea temporal principal. Creo que ya podemos ir clasificando cada serie estrenada este año en uno de estos dos cajones; siendo el primero el conflicto principal que marca la fase 4 y que más que posiblemente justifique la presencia de otros héroes como Shang Chi y los Eternos, quienes, recordemos, "no interferían nunca". ¿Qué mejor excusa que (SPOILER ALERT) una ruptura del tiempo? (FIN SPOILER ALERT). Mientras tanto, el segundo cajón incluye esas tramas que suponen la cuenta pendiente con otros personajes de las anteriores fases que no han gozado de película propia pero claramente han mostrado una evolución en sus aventuras en equipo. Ese es el grupo de la acción entrenada en lugar de mágica, por lo que sí, lo habéis entendido, Loki va unida a WandaVision y es de esperar que Hawkeye sea del grupo de Falcon y el Soldado de Invierno. Mi clasificación no es gratuita: cada serie se va a asemejar en formato y en repercusión argumental a su compañera, y aunque Loki no llega a ser tan original como WandaVision, lo bizarro se lo lleva a su terreno. 4. Una aventura alokinante Desde que acuñé ese término a la serie, no me despego de él (me encariño muy rápido con mis palabrejas inventadas, pero en este caso concreto es que más no pudiera haber dado en el clavo con Mjölnir). Aunque es cierto que le cuesta orientar su propósito casi tanto como a WandaVision, cuando lo desvela el resultado es un viaje maravilloso lleno de conflictos internos inesperados, como el hecho de tener que lidiar con otras versiones del mismo personaje, vivir un romance breve pero intenso con una de ellas y para colmo proteger el universo de los que afirman estar protegiendo el universo. Sin duda la mejor parte de la serie no es su trama, sino sus protagonistas; está creada para lucir a esa pareja que conforman Loki y Sylvie, los cuales nos regalan momentazos y grandes diálogos. Sin olvidarnos de los secundarios como Mobius, por supuesto. Marvel continúa fichando actorazos como un seleccionador de fútbol que quiere ganar el mundial y adelantando presencias importantes. El mayor acierto del salto a Disney Plus está siendo el enfoque en estos individuos, que ganan muchísimo psicológicamente. El desarrollo de este Loki es más especial que el de las películas porque en esta ocasión lo vivimos por entero, siendo él el protagonista, y no a través de los ojos de otro, cosa que me parece preciosa. Y no faltan los homenajes que nos dan más de una sorpresa. Así como con WandaVision las teorías surgían solas y más o menos nos podíamos anticipar al final, con Loki cada episodio es un "A ver dónde derivará esto", porque continuamente se introducen elementos nuevos que desembocan estratégicamente en un nuevo misterio y una nueva aventura, sin abandonar la coherencia con el resto de los guiones. Es natural pensar que es de locos y optar por dejarse llevar en vez de buscarle el sentido, y por eso es alokinante. 5. La belleza de lo inusual
No solo los personajes son el atractivo, sino también el espacio, especialmente el concepto que le brinda al tiempo como algo hermético y aprisionado, mediante la predominancia de los marrones, grises y naranjas frente a los morados, azules y verdes de la magia, el exterior, los Lokis...: el caos, las pesadillas. La serie nos deja una fotografía espectacular al moverse por diferentes dimensiones que persiguen en todo momento el contraste sin cortarse un pelo; por ahora la que más me ha gustado y la que más expresa de ese extraño mundo que se nos acaba de introducir. ¿Y a vosotros qué os ha parecido Loki? Post de Naiara Salinas Junio: empieza el verano, San Juan, fin de curso, vacaciones, graduaciones. Nada deseas más que salir ahí fuera y disfrutar de todo lo que el mundo ofrece tras meses de intenso trabajo (para los que tienen ese paroncito de tres meses, al menos). En tu mente todo es tan maravilloso que es normal que pienses que por un momento el universo se va a detener para dejarte disfrutar de la playa, el chapoteo, el turismo, etc. Incluidas las series. Pero... ¡sorpresa! Estas no se detienen. NUNCA se detienen. Pero no te preocupes, todos en algún momento de la vida nos hemos dejado engañar para no estresarnos demasiado. Y es que, aunque suene a leyenda urbana, antiguamente, cuando no había plataformas de streaming (parece mentira pensar en una época así, ¿verdad? ¿Qué vivíamos, cuando Cristo perdió la chancla?), sí era habitual que las series realizasen un parón veraniego para comenzar a rodar las siguientes temporadas y dejar que los programas y los concursos de verano se zamparan la parrilla. ¡Viva el Grand Prix! ¡Viva Furor! Y cuando no había suficientes concursos, empezaban las reposiciones y los estrenos de series extranjeras que fácilmente podrías haber pirateado hace tiempo o visto en la tele por cable. Por ejemplo, Arrow la vi por primera vez un verano. Juego de tronos la empecé en Antena 3 otro verano. Smallville y El coche fantástico en La 1, Perdidos en Cuatro, las series infantiles de los fines de semana... Francamente, aunque tú lo creyeras, las series nunca han dejado de aparecer en tu temporada de relaxing mojito con alcohol in Salou. El caso es que desde existe nuestra tríada poderosa (más Disney Plus, más Apple TV, más X, más Y, más Z) el volumen de estrenos no es que se haya multiplicado, es que se ha cuadratripleultramultiplicado y desde entonces hay que tener una agenda para las vacaciones. Sí, una agenda para las vacaciones. ¿Trauma? Pues habrá que organizarse el tiempo para poder verlo todo y seguir disfrutando del ocio al aire libre en esta cultura del consumo que nos han impuesto, ¿o qué? Ahora en serio, si por lo general la agenda de un/a/e bloguero/a/e está a reventar, en verano todavía más, porque todos nos merecemos unos días fuera del búnker, besar a nuestros padres, primos y parejas, así como recordarles a nuestros amigos que existimos y no nos hemos mimetizado con el televisor u ordenador. Pero, claro, la gente que tiene auténtica libertad de pronto puede suceder que se aburra y entonces recurra al catálogo de series y películas de las que seguro que espera que le hable alguien, porque con tanta oferta hay que seleccionar sí o sí. Y no hablemos ya de las noticias, el salseo... No hablemos siquiera de la Comic-Con, por favor. No hablemos. Con esta breve declaración (ahora los influencers lo llaman statement porque suena más... ¿inglés? ¿Fancy?), yo, bloguera, youtuber según me da y humana que solo quiere unas vacaciones... me dispongo a ir comentando algunas series que se acaban de estrenar, prácticamente, para que todo el que desee tener alguna novedad breve con la que entretenerse por las noches cuando cierren los bares... sepa que existen. Solos Como Amazon Prime y yo no pasamos demasiado tiempo juntos, es justo que utilicemos estos meses de cócteles para ponernos al día. Tras conocer esta antología de la mano de varios blogs, me lancé a ella sin dudarlo y acabé profundamente conmovida. Solos, de primeras, es la Black Mirror de Amazon, dado que nos ofrece ocho historias autoconclusivas en siete episodios donde la base es la tecnología, cómo se emplea y qué relación tiene con ella cada personaje. Así, episodio tras episodio se nos presenta un futuro no tan futuro, distópico, utópico o "normal", donde la tecnología ha conseguido avances de ciencia ficción como viajar en el tiempo, robar y comercializar con recuerdos, contratar a un clon para ayudarte con tus citas... Pero lo hace con una perspectiva más intimista y filosófica que Black Mirror, existencialista incluso, ya que si algo tienen en común todas las historias es cómo cada cual capitanea un barco que navega solitario en un océano demasiado inmenso de posibilidades donde las redes no siempre pescan lo que se desea. Si hay un momento en el que la asociación poética entre internet y el mar cobra mucho sentido es este, donde se explora la soledad real de los usuarios en un mundo falsamente interconectado, puesto que este divide más que une. Pero la tecnología no debe verse como una villana, como puede parecer, ya que en todo momento dialoga con el protagonista de cada capítulo (a su manera, algunas veces más directamente que otras) para obligarle a enfrentarse a la quimera que ha propiciado el enganche. Porque en esta (mini)serie no hay sueños normales, sino quimeras, fantasías, fruto de una obcecación malsana que causa que los personajes se autoengañen creyendo que la tecnología de turno servirá para arreglar su vida, en vez de lidiar con el problema de frente y admitir todo lo que como seres humanos nos da miedo: que somos un torrente de emociones e impulsos que no siempre podemos controlar, por más que tratemos de objetivarlos con una inteligencia artificial. Y vivir en esa fantasía es lo que acaba por dejarnos solos mientras el resto del mundo se rehace y sigue caminando. La tecnología (no tan) futurista de esta producción viene a ser el pobre intento de socializar y charlar con nuestra conciencia. Es algo que se ve en los capítulos de Leah, Jon, Peg, Jenny y Sasha, donde conversan con avatares idealizados de sí mismos, cuando no ante la nada o un robot. En definitiva, Solos es el mejor exponente de la demencia social a la que puede que haya hecho referencia en la intro con otras palabras. O quizá es la que me ha motivado a escribir esas palabras al darme cuenta de que sin tecnología tampoco se está tan mal, quiero decir, que no la necesitamos a todas horas. Que hay cosas más importantes (como un buen gofre salpicado con nutella sobre una toalla de playa en una torre de la Gran Muralla china. Ñam...). Ahora bien, al igual que sucede en Black Mirror, tiene sus altibajos: no todos los relatos calan por igual, cada cual contiene sus matices. Si tuviera que escoger, me quedaba con el primero por cómico y con el último por bello, profundo y el dúo que conforman Dan Stevens y Morgan Freeman. Porque sí, la serie tiene estrellas para dar y regalar, más desconocidos interesantes. Y su propuesta resulta más que apta para ponerse sobre tablas, porque los escenarios de todos los episodios tienden a ser muy minimalistas y se emplea un recurso muy inusual en el formato seriegráfico: el monólogo (y sin que sean chistes). El trabajo de los actores que están solos frente a la cámara se vuelve muy importante para atrapar al espectador y cautivarnos con su mera narración. Por ese riesgo podemos confirmar los altibajos, de hecho, ya que en algunos casos sale muy bien y en otros, menos. Lo mejor de todo: cada episodio dura solo veinte minutos, vaya, son más bien cortometrajes, así que es compatible con cualquier plan que quieras hacer el mismo día. Leonardo No hace tanto de la vez en que os hablé con todo lujo de detalles (pero sin spoilers) de Los Medici, esa serie de Frank Spotnitz producida por Rai TV que descubrí el año pasado y me cautivó desde el minuto cero. Los mismos responsables (en asociación con RTVE) vuelven ahora con la miniserie Leonardo, de ocho capítulos (por continuar con la tradición), donde se indaga en las peripecias del aclamado artista, inventor, ingeniero y un sinfín de cosas más, modelo de hombre renacentista...: Leonardo Da Vinci. La fascinación por esta figura histórica no es una sorpresa para nadie. Seguramente muchos recordamos todavía Da Vinci's Demons; también tuvo un par de cameos en Los Medici, cómo no. Inspiró El código Da Vinci, "apareció" en El secreto de la pirámide y hasta tuvo una adaptación infantil protagonizada por el Jonathan Bailey que ahora triunfa con Bridgerton. El propio programa con el que hago pequeños trucos de magia audiovisual de vez en cuando se llama DaVinci (y lo amo por ello). Nadie duda de que es un personaje interesantísimo con múltiples posibilidades, un hombre ilustrísimo con sus polémicas, sus misterios... Por supuesto que Spotnitz no iba a abandonar el Renacimiento sin echarle el guante. La trama de la serie se construye como un relato policiaco de época, en el que asistimos a un presente muy negro para la tortuga ninja de vendas azules (con el rostro de Aidan Turner), en prisión por el supuesto asesinato de Caterina de Cremona (Matilda de Angelis, joven despuntando). Freddie Highmore interpreta al comisario encargado de interrogarle y arrancarle una confesión, Stefano Giraldi. No busquéis su nombre en Google porque no es un personaje real, sino creado para conveniencias del guion. Da Vinci comienza a contarle a Giraldi la historia completa desde que conoce a esta muchacha en el taller de su maestro Verrochio, seguido de cómo su relación va evolucionando en paralelo al ascenso de Da Vinci y los acontecimientos socio-políticos. Comparado con Los Medici es una serie que se recrea mucho más y que sacrifica parte del historically accuracy friendly en virtud de la exploración de este genio que, al igual que el Lorenzo de Daniel Sharman y el Cosme de Richard Madden, llega al pico y se derrumba antes de llevarse la revelación de su vida. A aquellos que siguieron mi recomendación (o no) y se vieron Los Medici primero les sonará la estrategia estructural de esta serie que, como la primera temporada de su prima mayor, juega todo el rato con el contraste entre presente y pasado para desentrañar la gran incógnita: quién mató a Caterina y por qué. Pero el enfoque no es el mismo, dado que el protagonista no es un hombre poderoso, sino un artista que empieza desde lo más bajo. Es como si Sandro Botticelli fuese el foco principal de Los Medici (lo que hubiera sido, al menos). Y a pesar de que esta miniserie renueva a casi todo el reparto (se mantiene solo Alessandro Sperduti), la permanencia del resto del equipo y el amor italiano por su cultura causan que existan muchísimas referencias, algunas muy sutiles pero fácilmente reconocibles para los fans de la prima, por lo que se siente como un spin off que satisface a aquellos que se quedaron con ganas de más arte la primera vez. Esta vez importa más la obra que la historia, y eso es lo que la convierte en un deleite para esos fieles seguidores (que no se librarán de repasar sus conocimientos para cuadrar fechas y personajes). A mí me gusta decir que una te da la perspectiva que necesitas para comprender el periodo entero y la otra, el valor de un artista. Sin embargo, narrativamente no me deja la misma huella que su predecesora (¿o debería decir coetánea? Ambas están ambientadas en el mismo periodo, con unos años de diferencia namás). No se trata de que la trama no sea interesante, ni tenga un final digno (de hecho el último episodio es uno de los mejores, súper apoteósico), ni los personajes estén bien construidos, sino de que pasamos menos tiempo con ellos y de que la línea no es tan directa. Los episodios casi parecen autoconclusivos, pues en cada uno de ellos se homenajea un trabajo del artista, son como revisiones de los momentos más destacados de su biografía, con el interrogatorio de Giraldi como hilo conductor principal. Es una estructura que funciona, no está mal, pero que a la vez siento que nos priva de algunos detalles. También marca una distancia con la ficcionalidad. O puede que sea cuestión de gustos y después de lo que me fascinó Los Medici no crea que se le puede superar, aunque en realidad me deja una sensación muy parecida a la de la primera temporada, solo que Leonardo es un poco más ambiciosa. Técnicamente sí puedo afirmar que mantiene la impecabilidad, lo cual era una de las mejores partes de la predecesora junto con el reparto. La música, el vestuario, la fotografía... Todo mantiene la misma calidad. Puede parecer una serie pequeña, pero nunca se la podrá tachar de fea ni superficial. El metraje habla el lenguaje de la belleza espiritual, pero también de la autenticidad, con la que conecta la ideología artística de Leonardo, quien no solo aspira a lo improbable, sino que quiere captar la esencia de las cosas. Como punto final, aplaudo el trabajo de todo el reparto, en especial de Turner, Highmore (siempre un placer verlo crecer como actor) y De Angelis, que me está sorprendiendo gratamente y diría que es la actriz con mejor energía de todos. No creía que me fuese a interesar tanto pero ha terminado siendo de mis favoritos en esta serie. Y, por supuesto, Carlos Cuevas, que interpreta a un ladrón que se convierte en aprendiz de Leonardo (otro de los que me gustan). Siempre es agradable ver a españoles haciendo sus pinitos a nivel internacional y este chico va a llegar muy lejos si sigue así. ¿Qué, entonces? ¿Os hace un maratón veraniego en el Amazonas?
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Enero 2023
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