Post de Naiara Salinas y Rosana Rábago El miércoles pasado Disney Plus dio el finiquito a la primera parte de una de sus series más deslumbrantes del año, pero también una de las que más injustamente desapercibidas ha pasado (por lo menos si la comparamos con otras de la factoría Star Wars). Hablamos de Andor, la serie precuela de la precuela (Rogue One), que recupera a uno de sus personajes emblemáticos para darle un desarrollo digno plagado de representatividad del ciudadano común... y de la propia saga. Cómo se forja una rebelión Andor nos sitúa varios años antes de los hechos acaecidos en Rogue One, con el Imperio en su apogeo y una rebelión que apenas llega a ser un concepto. Cassian Andor (Diego Luna) es presentado como un mercenario, un delincuente que no tiene reparos en hacer lo que hay que hacer, el recluta perfecto para una misión casi suicida. Ahí entra Luthen Rael (Stellan Skarsgard), un hombre de ideas temerarias pero acciones cautelosas que no tiene nada que perder y que está dispuesto a darlo todo por una causa noble, por lo que reúne a un grupo pequeño de marginados en las mismas para robar un artefacto que fastidiará bastante a los de negro, aunque la cosa no se queda ahí. En lugar de la estructura simplista de un único arco por temporada, la serie nos regala hasta tres, los cuales, unidos, contribuyen al entramado de personajes y situaciones que hacen saltar la chispa que más tarde se convierte en puro fuego. Así, tras este primer trabajo, habrá consecuencias, una cacería brutal y cada vez más vidas en juego. Andor es un tablero de ajedrez que empieza a mover sus peones mientras las torres, los alfiles y los caballos vagan alrededor de sus casillas, vigilando la amenaza que se cierne sobre ellos. La tensión será cada vez más acuciante y pasará de invitar a obligar a la acción de verdad. La trama nos lleva por localizaciones nuevas más industriales y acciones alejadas de la epopeya que vendieron las películas (se compara más con el cine de espías). Uno de sus puntazos, precisamente, es el realismo con el que está desarrollado el guion, que no tiene reparos en reflejar la crudeza de la opresión, más la desesperación y frustración de los ciudadanos, la traición en los altos mandos y la quiebra de la moralidad en pos del bien supremo. Es una serie que se toma en serio a sí misma y le sale redondo, porque la revolución no es ninguna broma y, aunque quizás eso le lleve a perder al público más acérrimo de la Star Wars aventurera, sí puede conquistar a aquel centrado en problemas más actuales. La labor de documentación aquí ha sido tal, que valga para una clase de Historia de las buenas, de las que marcan. La representación de los regímenes totalitarios y las clases obreras en contraposición con la burguesía y la nobleza harán pensar en cada una de las revoluciones que han marcado el destino de la humanidad, pero la tarea de esta temporada no es presentar batalla, sino anticiparla, cocinándola a fuego lento para justificar buenamente la rabia in crescendo de cada personaje. Más allá de Andor. Una producción con alma Precisamente por ese carácter y ese propósito, el foco de la serie se dispersa y Cassian debe compartir protagonismo en más de un tramo, ya que enseguida nos damos cuenta de que él solo es una parte de algo más grande. Es curioso porque Cassian no aparece siempre como la cara principal de esta rebelión, aunque sí lo identificamos como el elegido para exponer el cambio de mentalidad, la transición del egoísmo del superviviente a un sentimiento de comunidad más solidario. Por encima, su evolución casa con las de otras ficciones revolucionarias como Los Juegos del Hambre: Cassian, como Katniss, es ese héroe colateral que surge como protesta ante una situación injusta, un personaje sumido en la pobreza que incumple las reglas para preservar a su familia; es víctima y verdugo, el cabeza de turco del Imperio (aka Capitolio 2.0), prisionero y libertador, poco a poco ganándose un hueco como símbolo. Solo que aquí comparte el puesto con tantos otros en su situación que le van cediendo el testigo como él a Jyn Erso más adelante. En otras palabras, Andor no trata de un personaje, sino de una sociedad ahogada por el Imperio (representada brillantemente en el personaje de la madre, Maarva), de una situación inestable que se ve llegando a su colmo. Por eso, cada acción de aquellos que nos pueden parecer más secundarios importa, aunque sea mínima. Cada sacrificio, cada arrebato emocional, cada rostro asustado, confundido, iracundo, impotente, etc. nos deja una huella como espectadores porque se le da valor en forma de primeros planos, así como debates que invitan a la reflexión, cuando no inspiran directamente. Gracias a Andor uno entiende por qué hay rebelión y por qué es necesaria; se toma mucho la molestia para que gente a la que solo ves en un par de episodios (cuando no en una escena) te cale hondo. Aparte, por centrarse tanto en el discurso, se convierte en el complemento ideal de la acción disparada de Rogue One. No solo llega a la altura de la película en cuanto a calidad narrativa, interpretativa y visual, sino que la mejora. Es el diálogo que echábamos en falta sobre el tema. Los personajes plantean dicotomías, tanto en el bando rebelde como en el imperial. ¿Una causa justa lo justifica todo? ¿Hasta qué extremo hemos de llegar para que reviente la cosa? ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar? ¿Puede haber conciliación entre ambos bandos? ¿Cuál es la manera, la palabra o las armas? Son las preguntas principales que nos dejan Cassian, Luthen, Maarva, Bix, Mon Mothma, Vel, Nemik, Dedra y Syril, individuos que ya forman parte de nuestra memoria en este universo. Conclusión
Andor es la prueba de que la franquicia puede prescindir de los Skywalker, los baby Yoda y las espadas láser. Tan consciente es de ello que cualquier easter-egg que asoma enlaza antes con Rogue One que con cualquiera de las trilogías, porque con ella conforma un tándem. Todo lo que necesita es una buena historia que contar y elegir voces con corazón para transmitir un mensaje actual a la vez que atemporal. Es una revolucionaria dentro de Star Wars, con un tono muy maduro, y justo por eso nos hace sentir esperanza por el futuro de este universo, como también lo hizo The Mandalorian en su día (son buenos tiempos para ser fan, chavales). Para nosotras es uno de los estrenos del año. ¿Y para vosotros? Para más detalles os dejamos aquí el debate con spoilers de toda la temporada y, más en concreto, del último episodio, en los canales de Álvaro Luthor y Amantes de UYUNI. ¡Muchas gracias por dejarnos participar!
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Enero 2023
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