Post de Naiara Salinas Buenas tardes/noches. Muy a contrarreloj e inspirada por mi ex compi Rosana, vengo a despedirme de otra serie longeva que llega a su fin esta noche en Estados Unidos. Como todavía tengo unas horas de ventaja, aprovecho. Rescato el especial que estrené con The Vampire Diaries y lo hago de forma distinta, no para hablar de cómo me enganché a una serie que ya no sigo, dado que nunca llegué a engancharme, sino para destacar lo bueno de su supervivencia junto con otras hermanas míticas del género, que pierden y ganan espectadores pero nunca parecen en peligro de cancelarse, hasta que ocurre. Por tanto, me pongo la banda sonora habitual (acabaré haciendo un video con ella a este paso), y procedo a escribir. Lo gracioso e irónico de las series policíacas es que no parecen generar mucho boom pero duran más que las pilas Duracell. Tal fue el caso de Castle (aunque esa sí gozaba de un gran fandom) y lo es de NCIS, CSI y Mentes Criminales. ¿Me dejo alguna? Es posible, porque por cada serie de polis y cacos que acaba surgen tres nuevas, es como intentar matar a una hidra. ¿Cuál es la fórmula de su éxito? Personajes con química, equipos que aportan el equilibrio justo y necesario de seriedad y comicidad, parejas cucas, invitados famosos y casos misteriosos y atractivos (cuanto más raros mejor). Hemos seguido ya tantas formas de atrapar a un malo que nos sabemos el funcionamiento de cada departamento a la perfección. Detectives, inspectores de homicidios actuales, inspectores de casos (re)abiertos, inspectores de casos paranormales, forenses... Nos los sabemos todos. En un universo ficticio donde el trabajo en equipo es crucial, sin embargo, hay hueco para colocar a un/a líder protagonista (casi siempre mujer, ¿os dais cuenta? ¿Significa eso que somos buenas investigadoras?). ¿Qué ha aportado entonces Bones? Pues, así de primeras, un tipo como Zack. No, es broma (pero luego volveremos a él). Las investigaciones no corren a cargo de la poli en este caso, sino al del departamento antropológico forense del Jeffersonian, donde la doctora Temperance Brennan (escritora de novelas negras en su tiempo libre, como, ejem, Richard Castle) se alía con Booth, un agente del F.B.I. ex combatiente del ejército, para descubrir la historia que ocultan los esqueletos de víctimas no identificadas, en su mayoría asesinadas. Ciencia y genios por todos los poros, la labor resulta compleja e interesante, por cuanto que el espectador ha podido comprobar durante doce temporadas todo lo que puede contar un hueso. Por si eso fuera poco, dentro del equipo también persisten los dramas y los misterios. La pareja Brennan-Booth se lleva el trono por la chispa inicial de sus diálogos, que poco a poco han ido evolucionando a palabras de amor verdadero. Ella es más seria, dotada de ese humor negro que tanto suele encantar (a mí al menos los personajes me ganan así), y ¿él? Un bonachón que se deja llevar en medio de esa marea de cerebritos. Cualquiera diría que ella es el cerebro y él, el físico, y hasta cierto punto tendría razón. En Bones las mujeres mantienen el control de la situación, que no por nada la jefa de Brennan y CIA es Saroyan (a partir de la segunda temporada). Los continuos rifi rafe entre ellos (hasta que se entienden), así como la oposición entre la ley de la pasma y la ley científica levantan pulgares. Pero sigamos hablando de los misterios, momento ideal para colar a Zack, ese becario que parecía tonto y tímido cuando lo compraron pero que luego resultó (SPOILER ALERT) ser un psicópata de cuidado (FIN SPOILER). Es el último personaje del que yo, con toda sinceridad, hubiera esperado semejante giro, y bravo a los guionistas por ocultarlo tan bien, puesto que recuerdo haberme enterado de sopetón y habérseme quedado una cara de trol monumental. Su historia merece ser repasada aquí, porque además volvió para la última temporada, Yisus Christ. ¿Qué más materiales hacen de Bones original? El psicólogo de veintitrés años tan simpático, Sweets, encargado de la terapia de la pareja protagonista, aunque no tarda en ganarse el corazón de los demás. Me caía genial; era divertido, amable, inteligente, empático... Y seguro que lo habría echado de menos de haber seguido la serie de pe a pa, pero realmente no llegué a conocerle a fondo. Es otro punto a favor de los creadores: lo bien construidos que están sus personajes, cada uno con su background profundo, que no descubrimos a la primera sino que, entre crimen y crimen, va saliendo a la luz. Eso es muy genial, ya que además la química entre ellos salta a la vista y se manejan auténticamente bien juntos, igual que los Vengadores, los X-Men y la Liga de la Justicia (por poner ejemplos). Muchas series policíacas evolucionan de dar importancia a los casos a centrarse en las relaciones entre sus protagonistas. Muchas incluyen casos vinculados directamente con ellos, de forma que se conviertan en cuestiones personales. Pero tras Castle me da la impresión de que ninguna como Bones ha seguido ese parámetro a rajatabla. Basta con ver la situación de Brennan y Booth, construyéndose una familia y todo. Así que, acabe como acabe, creo que ya se ha hecho justicia al género. Doce años de intriga bien lo merecen, ¿no?
0 Comentarios
Dejar una respuesta. |
El diálogo seriéfilo de la semanaThe last of us Archives
Enero 2023
![]() All Screens by All Screens is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://allscreens.weebly.com. Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en http://allscreens.weebly.com |