Post de Naiara Salinas Llamar a Lupin mero "ladrón de guante blanco" quizá desmerezca la totalidad compleja de este personaje que juega a ser el antihéroe de su gremio, pero desde luego es un buen título para su carta de presentación durante el primero de cinco episodios que componen la primera temporada de la nueva apuesta de Netflix Francia, que el año pasado dejó muy claras sus ganas de reinventar historias. Un Sherlock Holmes del mundo criminal Lupin es la recreación de una cinta de animación inspirada a su vez en la literatura. El personaje creado por Maurice Leblanc en 1905 tiene tras de sí un largo recorrido con 17 libros, 39 novelas cortas y 5 obras teatrales, aparte de todas sus adaptaciones para cine y televisión. El personaje fue concebido como un genio opuesto a Sherlock Holmes, que trabajaba en el lado de la ley, en tanto que Arsène Lupin era más bien ambiguo, un ladrón astuto con sus propios principios. La novela sirve como inspiración para el protagonista de esta nueva adaptación, un huérfano nacido en una clase baja, inmigrante senegalés y deseoso de venganza hacia los ricos por encarcelar a su padre inocente y llevar al posterior suicidio de este entre barrotes. Assane Diop encuentra su camino gracias a este personaje literario cuyo modo de vida se convertirá en su mantra: "Arsène Lupin es más que un libro. Es mi herencia. Mi método. Mi camino. Yo soy Lupin". No solo respecto a su historia influye este ladrón, sino también a todo el mecanismo sobre el que se estructura un guion súper meticuloso, cuadriculado, para conseguir encapsular esta presentación en solo cinco capítulos que se hacen eco del "menos es más", porque no sobra nada, engancha a la primera y deja con la boca agua de cara a una continuación. Esa extensión, a su vez, le da el toque de aventura ligera, simulando la novela corta. De manera que para quien no conociese este personaje pero sí a Sherlock Holmes, es como ver una inversión de personajes de la miniserie de la BBC en la que el ritmo se mantiene dinámico, el protagonista resulta súper carismático y el misterio late en cada fotograma. Pero como estamos hablando de ladrones, qué menos que recordar la genialidad de Ahora me ves y Ladrón de guante blanco (sobre todo la primera, que quizá está más unida a esta serie de lo que vemos). Ah, claro, ¡viva la saga Ocean's también! Un justiciero Ya comentaba que Lupin es más que un genio del robo. En este caso la trama humaniza al protagonista a través de un recorrido que tiene como meta el ajuste de cuentas. La trama del presente se justifica con el recurso del flashback, donde apreciamos el progreso de Assane tras su primera caída. Nos encontramos a un personaje deshecho y reconstruido por medio de su arma más poderosa: su ingenio, con un ingrediente secreto: su incapacidad de olvidar. El primero vale como degustación y cebo para el espectador, pero con la segunda se abren las puertas del thriller y Assane se convierte tanto en criminal como en investigador, una fuerza justiciera al margen de la ley que con su modus operandi irá rozando la respuesta mientras la policía trata de seguirle la pista. Un juego a dos bandas es lo que consigue este senegalés, que por su estatus social también es mostrado como una víctima, un títere de los artificios millonarios racistas. Este asunto, curiosamente, también es lo que alimenta la trama de Ahora me ves (salvo por el racismo). Sin embargo, ni todo el oro del mundo puede medirse con su mente, mucho más privilegiada. Assane cabalga entre comunidades, forja alianzas que le otorgan más corazón que al detective más implacable de Inglaterra; perdona, pero todavía no sacia su sed de justicia. Está hecho un Robin Hood, porque sabe qué es perderlo todo y tener que luchar por las malas. Un caballero Pero precisamente el punto sobre el que se perfila a Lupin es la clase. Es un ladrón con éxito, entre otras cosas, porque posee un exquisito don de gentes que le permite mezclarse con todo tipo de grupos. Es camaleónico y seductor. Y para ello nada como contar con uno de los actores franceses con más estilo del panorama actual: Omar Sy, cuyo registro acostumbra a esta mezcla. El Lupin de Sy no es un salvaje. Es un hombre educado, un hombre amable, un hombre con una respuesta para todo, que no se deja arrastrar enteramente por "el fin justifica los medios". Un criminal con mesura. Es un ex novio y un padre fabuloso, que aunque peca de distracción en ocasiones siempre está cuando se le necesita. Es un currante y un hombre honesto que cumple su palabra, por muy fama de ladino galán que venda. Y es que lo guay de él es que sabe que la superioridad no la da el dinero, sino la educación, el intelecto. Para más, mejor véase el manifiesto de Lupin. Hombre afortunado al que le llegó la oportunidad tras superar obstáculos, todo lo que tiene se lo ha ganado con creces. Con todas esas características, no es de extrañar que este ladronzuelo haya robado también el corazón de los suscriptores de Netflix y desbancado a la favorita, Los Bridgerton, en apenas un fin de semana. George Kay (conocido por las miniseries de Criminal repartidas por Europa y Killing Eve) y François Uzan nos presentan una versión muy adaptada a estos tiempos que le llenan al protagonista de frescura y camaradería, en un guion muy divertido y suelto, con personajes que también aprenden a cuestionarse sus métodos o estructuralismo social a raíz de la experiencia con este hombre. Nada como unos genios para tratar con otro. Empieza genial y acaba prometedora. ¡Ojalá no tardemos en ver la segunda temporada! Ya está en mi top 10 del año... y solo acabamos de empezar.
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