Post Rosana RábagoBueno, un año más que estamos para conmemorar a nuestras series en este, el #DíaSeriéfilo. Y en esta ocasión me toca a mí hablar de Mentes Criminales (o Criminal Minds), una serie que, al igual que muchas otras de las cumpleañeras (Gotham, NCIS, NCIS Los Ángeles), nos ha enseñado la importancia de trabajar en equipo. Y es que si hay algo en que las ficciones procedimentales nos educan (las que no lo son también, pero se ve más en las policíacas) es que sin un equipo, tu trabajo difícilmente puede salir adelante. Emily Prentiss necesita la experiencia de Rossi, el don de gentes de J.J., la psicología de Tara, la experiencia informática de Penélope, las habilidades físicas de Luke y de Matt y la inteligencia de Spencer en la última temporada tanto como Hoetchner la necesitó a ella, a J.J., a Spencer, a Rossi, a Derek y a Penélope durante el resto de la serie. Y es que si hay algo que queda claro desde el primer momento es que ese equipo necesita de personas capaces de coger un avión a cualquier hora del día y de trasladarse a la otra punta del país. Y es que esta serie, que acabó este año tras quince temporadas en antena, ha demostrado que trabajar en equipo es demasiado necesario si quieres ser un buen policía. Y en su caso, necesitan apoyarse los unos en los otros para resolver los casos más peliagudos que existen. Y es que no es posible que exista tanto loco suelto en Estados Unidos. De hecho, a día de hoy me pregunto cómo Tessa es capaz de dormir tranquila en el país que más casos de este estilo tiene. Y estos equipos pueden estar formados por gente de lo más variopinta. Como decía antes, el grupo, llamémosle "fijo", incluye a un profesor de universidad y cerebrito, Spencer Reid; al agente del FBI, Derek Morgan; a la experta en informática, Penélope García; a la maestra de las relaciones públicas, J.J. Jareaux; al escritor y fundador de la UAC, David Rossi; y a los jefes del equipo, primero Hoetchner y luego Prentiss. Pero es que entre idas y venidas del resto de ellos (porque, como digo, desde el minuto uno se hace patente que el equipo necesario ha de ser amplio) van apareciendo una psicóloga, Tara (vale, opción lógica) o una lingüista forense como Alex Blake. Y lo curioso del caso (valga la redundancia) es que, hayan estudiado lo que hayan estudiado, a todos se les da de miedo la psicología y son capaces de resolver los casos más disparatados, convirtiendo así a Mentes Criminales en una gran serie policíaca con una asombrosa capacidad para adentrarse en la psicología no solo de los personajes fijos, sino especialmente, de los esporádicos, ya que tarde o temprano, los investigadores van a sentirse identificados con el delincuente ya sea por la situación actual o por vivencias pasadas y van a ser capaces de congeniar con ellos pero sabiendo, siempre, que el resto del equipo está ahí para ponerle los pies en la tierra en caso necesario. Y es que este conocimiento de la psicología y de absolutamente todos sus personajes es, a mi parecer (y diré que el de Tessa), la cualidad que distingue a esta ficción de todas las demás de su género por su gran maestría. Y vosotros, ¿sois como el 90% de la población que ha visto algún capítulo suelto de Mentes Criminales o la visteis entera? ¿Os parece un buen ejemplo de una maravillosa serie procedimental que enseña a trabajar en equipo o las conocéis mejores? ¡Os leemos mientras continuamos celebrando este maravilloso #DíaSeriéfilo!
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Enero 2023
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