Post de Naiara Salinas Amables lectores, bienvenidos a una nueva review, esta vez con motivo del maratón realizado con éxito entre Rose y yo el fin de semana pasado de una serie por cuya continuación, lo reconocemos, no dábamos ni un duro al principio. Y es que las historias que cierran a veces conviene dejarlas así. Tal era el caso de Por trece razones, esa ficción netflixiana que contaba el impacto del suicidio de una adolescente sobre sus compañeros de instituto al dejarles unas cintas con los motivos para cometerlo. Tras eso, y a pesar de que algunas tramas abrían la posibilidad de una continuación por sus finales abiertos, ¿qué más quedaba por contar? La protagonista ya había acabado su narración, caput, fin. Por eso, voy a empezar mi crítica con una disculpa: a los guionistas, a los productores... Quien sea. La segunda temporada de Por trece razones no solo ha demostrado tener más sentido del que parecía, sino que además ha tomado todos aquellos rasgos que levantaron polémica en su día para mejorarlos y ofrecer la elección al espectador de continuar viéndola con todas sus consecuencias o no. Este seguimiento nos aporta una nueva mirada más externa por cuanto que esta vez no oímos solo la voz de una protagonista, sino de todos. Pero entremos en detalles. 1. El punto de vista Ya he comentado arriba que hay una diferencia y esta es tan importante como para ocupar el primer epígrafe destacado. La primera temporada estuvo completamente narrada por Hannah Baker con un acercamiento al público como víctima. Pero nunca debemos fiarnos por entero de una historia narrada en primera persona, porque a fin de cuentas esa visión es única, subjetiva, y no siempre se corresponde con la realidad de otros personajes, quienes pueden interpretar sus actos de otro modo. Esta temporada podría haber optado por el mismo sistema, a través de otro personaje, pero no; en lugar de ello cede la voz a los "acusados", los "culpables", como forma de hacerles justicia igualmente dejándoles explicarse, admitir su error, arreglar las cosas y seguir con sus vidas, una propuesta que surte efecto por el contexto escogido: el juicio. Así, conforme cada chico o chica va declarando, conocemos no solo su versión de la trama que ya vimos en su día, sino también contenido extra. Por supuesto, esto tiene como consecuencia el cambio en tu propia percepción de esos personajes, vistos con un ojo muy diferente que ya no los juzga por lo que (no) hicieron, sino por lo que hacen en el presente (¿no os ha pasado a los que la habéis visto que de odiar o coger manía a ciertos personajes habéis pasado a quererlos o respetarlos? Justin es el ejemplo más claro, para mí). 2. Evolución El primer regalo que nos brinda siempre una nueva temporada es el saber qué pasa después de los acontecimientos de la anterior. Una de las preguntas más repetidas tras el final de la primera parte bien pudiera haber sido: "¿Y ahora cómo vivirán estos chicos", "¿Cómo van a superar todo lo que les ha ocurrido?" "¿Qué va a pasar con Alex, ha muerto de verdad?" "¿Y Tyler? ¿Planea un genocidio escolar?" Esta entrega responde a todas y cada una de esas preguntas con un margen de tiempo considerable para notar el cambio que todos deseábamos ver, ya que transcurren cinco meses entre el suicidio y el juicio. En el 2x01 se nos muestra cómo continúa la vida en el instituto con absoluta normalidad: Alex y Jessica se preparan para volver a clase, Zach juega al béisbol con Bryce, Clay sale con Skye, Courtney por fin ha salido del armario, Marcus sigue como siempre y Tyler decide admitir sus errores y ser auténtico. Por supuesto que muchos tienen todavía traumas que superar y el juicio los reaviva, pero fuera del estrado siguen siendo jóvenes y sufriendo las consecuencias de sus actos. La experiencia les ha enseñado mucho, y es gratificante ver hasta qué punto en algunos casos. Todos tienen historias que contar. 3. Las fotografías: un nuevo misterio Algo que me gusta mucho de Por trece razones porque lo considero perspicaz es cómo juega con los sistemas de comunicación más habituales entre los adolescentes para contar su historia, y cómo esta se divide y genera un efecto (igual o distinto) en el receptor. En la primera temporada teníamos las cintas; ahora el peso lo llevan las fotos, que no solo son más populares entre los jóvenes, sino que conectan con uno de los protagonistas y apoyan el mensaje clave de que un solo objeto no cuenta toda la verdad ni muestra toda la realidad. Así, el misterio no se trata solo de quién es la persona que deja esas fotos reveladoras o ataca a los protas, sino, cual puzle, de componer la historia completa. Es un juego de interpretación que engancha, como un acertijo (viva Sherlock Holmes). 4. Las subtramas Por un lado regresan viejos personajes (sí, hasta la difunta, de la que hablaré más adelante) y por otro hay nuevos. Chloe, Cyrus y Nina se vinculan a los más afectados de esta temporada, los que yo considero protagonistas estelares con más sino que los demás, a saber: Bryce, Tyler y Jessica. Estos tres elementos se convierten en el núcleo central que conecta el pasado con el presente y el futuro. Los dos últimos tienen mucho que superar; con el dilema de las cintas, parece que nos olvidamos de que Tyler también era una víctima de bullying y lo que eso podía acarrear, y además es fotógrafo y eso lo vincula al punto anterior, oseasé, que Tyler es el primer narrador excelente, el que nos presentará uno de los temas de la temporada y al mismo tiempo dará uno de los mayores vuelcos a su historia, porque sí, más o menos ya teníamos calados a Clay, Zach, Tony y los demás, pero ¿por qué Tyler actuó mal con Hannah cuando ambos sufrían acoso? En esta temporada no solo tenemos la oportunidad de descubrirlo, sino que además vemos el impacto justiciero de las cintas sobre él, hasta el punto de considerar que puede tomarse la justicia por su mano también. Pero en este apartado tiene más peso Cyrus, el típico rebelde macarra que da la impresión de ser una bomba de relojería de lo loco que está. Así que el desarrollo de este personaje y cómo acaba sin duda es una sorpresa. En cuanto a Jessica y Nina, a ambas las conecta la violación y su forma de seguir adelante, lo cual también guarda relación con otro mensaje que transmite la serie. Gracias a Cyrus y Nina percibimos el deseo de cambio de Tyler y Jessica, y es curioso cómo a ambos les inspiran de forma distinta, por un lado para cometer un error mayor y por otro para adquirir valor y dar un paso a su favor. Y en cuanto a Chloe... pobre chica. 5. "Solo porque me haya muerto no significa que vaya a dejar de aparecer" Veamos. La primera aparición de Hannah como fantasma es un tanto rara. Es como "¿Por qué?". Pero luego empiezas a entender y hasta aceptar su presencia dentro de la mente de un Clay todavía muy obsesionado con ella pese a que afirme lo contrario. No es que sea un fantasma, es una exteriorización y personalización de la conciencia del chico mezclada con el recuerdo que tiene de ella y que bulle en ese instante, es decir, el reflejo de los propios miedos y prejuicios de Clay sobre su amiga, viendo lo que le faltaba por descubrir de ella. Ya en la primera temporada el chaval había demostrado esos flashes alucinógenos que ni una droga le hacía falta tomar. Y he de decir que la Hannah fantasma-conciencia mola. Tampoco estaría mal que fuera un espíritu de verdad (no sé si lo es, sinceramente), pero eso le restaría parte del realismo que la serie ha construido y que es un factor de éxito asegurado. Nos prometieron a una chica diferente y en esta temporada ya no la vemos como víctima, sino como alguien gris, igual que el resto de personajes. Hannah baja de categoría para situarse en la normalidad, una adolescente con sus vicios y virtudes que acabó muy mal parada. Ese choque con la realidad nos puede afectar un poco como a Clay si en la primera temporada clamamos justicia por ella después de partírsenos el alma con su historia. O, por el contrario, puede haber logrado aproximarla al fandom que la consideró tonta, falsa, etcétera (la verdad es que no sé por qué alguien cogería manía a la chica solo por el tema de las cintas. Que no fuera perfecta no implica que lo que le sucedió no fuese algo grave y que no necesitara ayuda. A ver esa empatía, haters). Esta Hannah es mala, muy mala, acosando al pobre Clay para que le haga justicia. Pero al mismo tiempo sigue siendo una joven confusa que muchas veces ni entiende sus propios actos y que quiere ayudar a su viejo amigo a seguir adelante. Su presencia, al final, es necesaria para poder darle una despedida en condiciones. 6. Un mensaje poderoso Pues no voy a llegar a las trece razones, lo siento. Podría detenerme en las nuevas relaciones inesperadas que se forjan a raíz de esta situación, como la amistad entre Tony y la señora Baker, el bromance entre Clay y Justin, entre Alex y Zach o incluso entre Alex y Tyler (pero ellos como amigos a secas), o en el debate sobre la culpabilidad que abre el juicio en el que los padres de Hannah se enfrentan contra todo el instituto y donde se plantean cuestiones como de dónde viene la mala educación o si deben los profesores llevarse la culpa por no avisar a los padres cuando ni ellos conocían las circunstancias debido a que la chica en el fondo no quiso dejarse ayudar. En otras palabras, si la ignorancia ante determinadas señales de la vida cuenta como culpabilidad. En realidad la respuesta a esta pregunta es tan simple como que todos son culpables, por no esforzarse más, por no hacer caso... Sin embargo, Hannah era la excusa, pero no la razón auténtica de esta temporada. Como he dicho antes, el tema del acoso escolar continúa a través de Tyler, pero algo quizá más grave se pone en boga: el acoso sexual y el machismo de estudiantes, padres y profesores. No solo Jessica sufre sus consecuencias; docenas de chicas han pasado por el mismo trato que Hannah. Era un asunto que desde la primera temporada sabíamos que tenía que abordarse porque no era justo para las mujeres que el violador se saliera de rositas, y lo cierto es que la justicia se ha logrado en esa narrativa que no solo critica el sistema penitenciario con respecto a este crimen, sino que también denota un enorme espíritu de lucha insistiendo una y otra vez en el porqué de la denuncia, como hacen los amigos de Jessica con ella. Los flashbacks de Hannah acentúan esa necesidad de izar la bandera a favor del colectivo femenino y, si os fijáis, los machistas y mujeriegos del grupo son los más perjudicados por el karma. Por trece razones no se va a detener en las tragedias de las mujeres, sino que tendrá en cuenta su fortaleza y su dualidad, diferentes modos de enfrentarse a la situación. Una dualidad representada sobre todo por Jessica, pero también por Chloe. Esta temporada se cuestiona por qué suceden estas cosas, quién tiene la culpa (al igual que con el bullying). Brillante es cuando Justin confronta a Clay y le suelta a la cara: "Yo me he acostado con docenas de tías y se me sigue mirando bien, pero Hannah te besa, se lía conmigo y se acuesta con otro y ya es una zorra?" Esta serie está llena de mujeres fuertes que aprenden a aceptarse a sí mismas y a responder al mundo ante los abusos. Ya cerca del final es cuando más se les rinde homenaje, aunque toda la temporada lo es.
No hay una sola verdad, nuestro sistema de creencias necesita una revisión, tenemos que cambiar y hacerlo mejor, tenemos que dejar atrás los prejuicios; esos son los pilares sobre los que se sustenta esta producción y mientras sigan siéndolo tendrán materia para rato. Yo me he quedado encantadísima con el resultado y no puedo esperar para ver la tercera parte y qué otros dilemas sociales nos plantea (EJEM SPOILER, EJEM, tiroteos en las aulas, EJEM, FIN SPOILER). Por trece razones no suaviza las cosas y eso es un acierto, porque la cruda realidad es la única que el ser humano tiene en cuenta para el elemento educativo. Con esta continuación, tanto por su argumento como su forma de desarrollarlo, demuestra que el guion no busca la simple polémica, sino que realmente pretende concienciar.
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Enero 2023
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