Post de Mariaje Ruiz Unorthodox nos presenta la vida de Esther Saphiro y su huida de Satmar, una de las comunidades más ortodoxas del judaísmo. Un grupo jasídico, antisionista, anclado en sus tradiciones y voluntariamente aislado: solo se relacionan con los de su comunidad, no hablan el idioma local -solo yidish- y la educación religiosa es la prioridad sobre la académica y sobre el conocimiento sobre el mundo exterior, que muchas veces queda prohibido y demonizado.
Hablamos de una comunidad ultraortodoxa que tiene de fondo el trauma de los supervivientes del Holocausto, que llegaron a considerar esta masacre como un castigo divino, por lo que inmergieron en una interpretación estricta de la Torá. Sus miembros tienen la obligación autoimpuesta de, entre sus muchas y rígidas responsabilidades, traer hijos al mundo para restaurar la pérdida de los millones de judíos que murieron en las guerras. Por lejana e insólita que pudiera parecer esta idiosincrasia a la mayor parte de la sociedad postmoderna, ¿realmente nos es completamente ajena? ¿Es la vivencia de Esthy, basada en la historia real de Deborah Feldman, Unorthodox: The Scandalous Rejection of My Hasidic Roots, tan distinta a la de cualquier otra persona? Yo digo no. La serie ha sido merecidamente aclamada por el público y por la crítica por las impactantes actuaciones de Shira Haas y Amit Rahav, su dirección de actores, su guión, su fotografía, su dirección artística y la rigurosa recreación no solo de la indumentaria, sino de las costumbres y rituales de la comunidad jasídica. A esto le sumamos el trabajo de traducción que supone haber grabado la serie en yidish además de en inglés, de manera que quedamos totalmente envueltos en esa microrealidad gracias al plus idiomático. Su acercamiento es tal que, sumado a las connotaciones autobiográficas de Feldman - eso sí, con licencias creativas por razones artísticas y de privacidad, haciendo honor a su título - , la miniserie de ficción alcanza un valor documental, convirtiéndose en una de las grandes propuestas basadas en hechos reales de los últimos dos años junto a Chernobyl. Pero lo fascinante es que a través de esas vivencias tan concretas y tan bien contadas, la serie consigue representar algo más universal. Igual que Dante Alighieri no se representa solo a sí mismo en la Comedia, sino que alegoriza a la humanidad, la comunidad de Satmar no es la única muestra de víctimas del Holocausto. Europa entera y todos los que se vieron envueltos sufrieron las consecuencias. Toda guerra, toda matanza, todo acto de violencia (física y/o psicológica) tiene consecuencias para el desarrollo psicológico de quienes padecen la tragedia. Y la sombra del trauma se alarga aún más si los que sufrieron no reparan su herida, puesto que como seres sociales y necesitados de vínculos emocionales, la calidad de nuestras relaciones depende de nuestra salud psicológica. Personalmente, estoy convencida de lo siguiente: Quién piense que Europa ha superado el trauma de la 2ª GM, se equivoca. Quien piense que las heridas que tenemos no afectan a otros se vuelve a equivocar. Quien piense que no hay una responsabilidad de sanar el trauma, se condena a hacerse daño a sí mismo y a los demás. El historiador Keit Lowe explica parte del drama postbélico y la necesidad de sanar y no repetir los errores del pasado en el artículo La guerra que nos hizo como somos. Frente al trauma, tenemos la decisión de Esthy. Porque no olvidemos, que aún en las peores circunstancias, siempre tendremos una mínima posibilidad de elegir lo más correcto que esté a nuestro alcance. El ambiente asfixiante de su comunidad (expresado visualmente en algunos planos de cámara especialmente cerrados) se manifiesta en una rigided que atenta contra la libertad de sus miembros. La frase de Shapiro "Dios pedía mucho de mí" refleja la pérdida de la libertad en pos de una misión con connotaciones divinas, pero sin duda impuesta por el hombre y definida por la debilidad y el trauma, tanto de quien somete como de quien la acepta. Parece que a todos nos queda muy claro cuando la represión proviene de algún tipo de religión, puesto que los límites dictados por las normas son evidentes. Pero ser disidente o poco ortodoxo está mal visto más allá de las creencias (o increencias) religiosas. La política, la economía o cualquier ámbito que nos podamos imaginar, las relaciones sociales, también tienen sus dioses, sus templos, y sus inquisidores. El problema del mal es humano, y nadie queda exento de cometer el mal. De nada servirá echar la culpa a los que no piensan como nosotros para eliminar nuestra responsabilidad o la de aquellos con los que algunos se identifican como "los suyos". Esta tentación también es común entre los mortales. Pero algo que todos compartimos es nuestra capacidad de decidir, de buscar la verdad y de cambiar. En pésimas circunstancias, Esthy decide dejar atrás su entorno, huyendo de una comunidad que no le ha explicado nada del mundo exterior y le prohíbe todo lo que tiene que ver con él. Perdida, sin estructura social que la oriente o la ayude, temerosa e ignorante, esta mujer hace lo que muchos en circunstancias más favorables que ella quieren sin atreverse. Decidida, sale de su zona de (in)confort y se aventura en lo desconocido. Casi por intuición e instinto de supervivencia, decide huir del país intentando hacer vínculos con personas que ha visto por primera vez. En un ciclo de redención cuasiperfecto, Esthy viaja a Alemania, la tierra donde comenzó la herida de la comunidad que le hace vivir oprimida y gracias a sus heterogéneos y nuevos amigos - que bien podían haber acabado en campos de concentración por ser judíos seculares, homosexuales, de raza negra o alemanes colaboracionistas - descubre lo que es empezar a vivir con libertad. Alemania ha cambiado, y ella lo está haciendo ya también. Este hecho queda concentrado en la escena del lago Wannsee, en cuya mansión los nazis planearon el exterminio de los judíos (conocida como la Solución Final). Desde el prisma de las creencias que le han inculcado, Esthy encuentra chocante el hecho de que la gente se bañe en un sitio así. "Un lago es un lago. Hay más, en la época del Muro de Berlín, los guardias de Alemania del Este mataban a todo aquel que quisiera cruzar el lago a nado", responde Robert. La duda, que a veces es el preludio de la luz, atraviesa a nuestra protagonista: "¿Y ahora?". "Ahora puedes nadar hasta donde quieras", es la sonriente respuesta. Medias fuera, inmersión en el agua y peluca alejándose a la deriva. Puede que no parezca mucho, pero esa pequeña transgresión de todo lo aprendido será no solo una ruptura con sus antiguas concepciones, sino el bautismo que le llevará a su nueva vida. Todos tenemos (hemos tenido o probablemente tengamos) algo en lo que queremos dejar de creer, algo que queremos dejar atrás. Todos teemos un deseo de libertad, de mejorar, de ser felices y de autotrascendernos. Y por todo ello, Unorthodox es un state of mind. Enlaces de interés
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Enero 2023
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