Post de Naiara Salinas Todo el mundo adora un buen cuento. Los niños de la vieja escuela no pueden irse a la cama sin leer o escuchar uno y los mayores rescatan cuantos pueden en Internet, la biblioteca o las librerías. Yo también amo los cuentos porque amo las historias y amo la magia y el suspense que albergan. Mi género siempre ha sido el fantástico (al principio estuve viciadísima al fantasy pero hoy en día no podría separar un mundo imaginario del real porque lo interesante está en la mezcla de ambos) y un autor fetiche de este al que he tenido el honor de leer (por fin) este año es Neil Gaiman. Si el nombre os suena tal vez se deba a que es el creador de la serie de cómics de Sandman y de las novelas Coraline y American Gods, de la que dentro de poco se estrenará una adaptación en televisión. Suya es también la novela titulada Stardust, de cuya película vengo a hablaros esta semana. Stardust nos traslada al pueblo inglés de Muro, llamado así por la pequeña barrera que separa el mundo mortal del mágico, Stormhold. Allí un joven de nombre Dunstan Thorn (Ben Barnes) consigue despistar al guarda y saltar al otro lado, donde conoce a una muchacha prisionera que lo seduce. Meses después el guarda le lleva a su casa un bebé llamado Tristán, que es hijo suyo. El pequeño Tristán (Charlie Cox) crece y se convierte en un chico muy trabajador pero algo torpe que solo vive embelesado por Victoria (Sienna Miller), una chica de buena familia que es también perseguida por Humphrey (Henry Cavill), el caballero pijo de turno. Sin saber qué hacer para estar a su altura, Tristán le ofrece a Victoria regalarle una estrella que ambos han visto caer desde el cielo, a cambio de su mano en matrimonio. Ella acepta y, como una vez hiciera su padre, Tristán cruza al mundo mágico y se embarca en un viaje en el que no tardará en descubrir que no es el único que busca la estrella, llamada Yvaine (Claire Danes), y que esta es también codiciada por tres brujas que ansían recuperar su juventud y por los hijos de un difunto rey que desean el medallón que porta la estrella y que les garantizará la corona. Una aventura donde Tristán irá madurando al mismo tiempo que conoce el verdadero amor. El argumento en sí ya es llamativo, pero la historia contiene muchos otros elementos. Gaiman es un autor que se precia de nombrar a sus personajes de forma muy simbólica; así, Victoria vendría a ser el premio que ansían Humphrey y Tristán; este último lleva un nombre muy caballeresco y heroico, que es lo que terminará siendo; los hijos del rey llevan sus nombres en latín según su orden de nacimiento: Primus, Secundus, Tertius, Cuartus, Quintus, Sextus y Septimus, y Robert DeNiro interpreta al capitán Shakespeare, llamado así en honor al famoso escritor. Si Gaiman sabe crear un mundo, Matthew Vaughn lo recrea de muy buena forma. Responsable de Kick-Ass, X-Men, primera generación y Kingsman: servicio secreto, el director se rodea de actores muy famosos (el narrador, sin ir más lejos, es Sir Ian McKellen) para contar este cuento de hadas como una odisea, sabiendo cómo crear la tensión en su debido momento y proyectando la sorpresa y epicidad en la banda sonora de Ilan Eshkeri. Pequeñas libertades suyas añaden un buen sabor de boca y sacan una sonrisa (como el momento en el que Shakespeare escucha una canción de sobra conocida mientras se traviste y sus hombres luchan contra los de Septimus en la cubierta del barco), lo que recuerda al tono gamberro de sus otras producciones. Tal vez esta sea la razón por la que el resultado es bueno: Gaiman no tiene pelos en la lengua en sus novelas y Vaughn tampoco los tiene en sus películas. La mezcla de ambos, por ende, resulta explosiva. En resumen: disfrutarás de una epopeya que, pese a los clichés, tiene momentos fuera de lo común y mucha comicidad y chispa que complementa la aventura y los sentimientos de los protagonistas. Buena opción para degustar un poco de Neil (sí, hablo tanto del filme como del libro). Ficha técnica Stardust (Stardust) 2007, Reino Unido y Estados Unidos Director: Matthew Vaughn Reparto: Ian McKellen, Charlie Cox, Claire Danes, Michelle Pfeiffer, Robert DeNiro, Mark Strong, Sienna Miller, Nathaniel Parker, Ben Barnes, Rupert Everett, Ricky Gervais, Peter O'Toole y Henry Cavill Puntuación: 9/10
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Post de Naiara Salinas Hacía tiempo que no subía una reseña a esta sección (quiero decir aparte de las recomendaciones semanales). La última creo recordar que fue la de Civil War, y eso nos queda en mayo, es decir, bien atrás. Pero el lunes sucedió algo mágico: las allscreeners y CIA volvimos a reunirnos tras mucho tiempo separadas y celebramos el reencuentro yendo al cine a ver Buscando a Dory. Y al salir tuve la imperiosa necesidad de escribir algo sobre ella, sin muy claro el qué. ¿Curiosidades, crítica...? Finalmente me decanté por lo último y aquí estoy. Atreveos a nadar conmigo para buscar a ester pez sin memoria (sí, con posibles SPOILERS). Muchas veces no es necesario que un guionista se siente a escribir la historia de un personaje secundario al que el público ha cogido mucho cariño; la imaginación del espectador es suficiente para que este recree a su antojo, si le apetece. Sin embargo, hay preguntas que en el fondo solo puede contestar el creador. Seguro que a muchos este pez cirujano azul cayó bien desde el principio, bien por su falta de memoria, bien por su ánimo al cantar aquello de "Sigue nadando" o bien por hablar balleno. Pero ¿cuántos habían pensado en su infancia? ¿Cómo tuvo que ser crecer olvidando cosas cada dos por tres? Pixar empezó a reflexionar y, en consecuencia, surgió este guion casi una década después del estreno de Buscando a Nemo. Ahora que padre e hijo han solucionado sus problemas y vuelven a vivir juntos, el foco se traslada a una Dory que, de pronto, parece convertirse en una carga, como un niño abandonado que requiere de atención especial. Marlin y Nemo apenas concilian el sueño con esta nueva inquilina vecina que se despierta cada minuto durante la noche porque o bien olvida que es de noche o recuerda algo que ha soñado... y se le olvida al segundo. El personaje que en la primera parte nos transmitía los valores de la valentía y la independencia de pronto se convierte en algo contrario, como ese abuelito al que en el fondo admiras por lo que ha vivido pero al que sabes que no puedes dejar solo porque ya no se cuida como antes. Y, con sinceridad, esa opresión no me gustó mucho, convertía a Dory en un personaje más débil de lo que es. Pero precisamente ahí estaba la intención de Pixar, que siempre apuesta por historias de superación con mensajes profundos. Y esta película sirve para comprender que los fuertes de Dory son su iniciativa, su ilusión, su nobleza y su creatividad. Es un pez al que su falta de memoria no le impide tener objetivos, salir a explorar el mundo y hacer amigos. No se deja avasallar por el medio en el que vive y no es fácil quebrantarle el espíritu. Su amabilidad y confianza en la gente se confunden a veces con la inocencia (ejemplo: el episodio de los tiburones de la primera parte), pero nadie como Dory para descubrir la bondad y la fortaleza de los seres marinos que la acompañan, pues sabe que sin esas cualidades es muy difícil salir adelante. Pixar nos ofrece en exclusiva la historia de este personaje que fue criado bajo aletas de amor y esperanza con el objetivo de que algún día pudiera encontrar su casa pero sobre todo, nunca dejara de encontrarse a sí mismo. La generación que vio Buscando a Nemo (nosotras, ejem) ha crecido y los directores de la secuela ponen su creatividad al servicio del recuerdo (irónicamente) mediante una estructura que más o menos se asemeja a la de la primera parte (protagonista que quiere localizar a su familia y pide ayuda, viaja por el océano, es capturado por el ser humano y confinado en un acuario, pero acaba siendo rescatado por sus amigos, hay un momento drama-muerte aparente, pero todo termina como la seda), aunque cuyo argumento nos traslada a un nuevo escenario: un refugio para animales oceánicos en California (el otro extremo del mundo). Así pues, en el viaje de Dory, Marlin y Nemo (más rápido que el de la primera vez, por cierto) no falta la presencia de las tortugas que surfean por la corriente ni el choque entre naturaleza y civilización, que una vez más contribuye a educar a los niños sobre el mantenimiento de la fauna salvaje con esa oportuna frase de "No hay respeto por la fauna/el ecosistema". Pero como toda secuela debe tener algo diferente y dado que Dory es la protagonista, al mismo tiempo homenajean comportamientos de la pececilla mostrando el origen de la canción Sigue nadando o cómo aprendió a hablar balleno. Y como toda aventura que se precie debe contar con buenos aliados, nuevos personajes (a su vez, nuevas especies, por innovar) hacen acto de presencia: los padres de Dory, Jenny y Charlie; la tiburón ballena Destiny; el pulpo Hank; la beluga Bailey y los leones marinos Rudder, Fluke y Gerald. Mismo reparto (sin las voces de Ellen Degeneres en inglés y Anabel Alonso en español Dory no sería lo mismo), ambientes sonados, buena protagonista, buenas inclusiones, excelente canción final... La pena es que todos esos homenajes satisfagan más al público que creció con Nemo que al nuevo, lo que hace que nos planteemos un poco el target de este filme. No obstante, eso no implica que los pequeños de la casa no disfruten con las locuras de Dory. Una buena excusa para reengancharse y para enganchar.
Para mí Buscando a Dory se amolda a las expectativas, te hace pasar un buen rato entre amigos y risas y hasta te suelta una lagrimilla al final porque, aunque estés lejos de tu familia, aunque te hayas hecho una vida sin ellos y aunque tengas pérdidas de memoria a corto plazo, al final siempre recuerdas lo más importante: que nunca estarás solo. |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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