Post de Naiara Salinas Ni la semana ni el mes se pueden acabar sin mi bendito especial al que mimo como buen hijo parido (véase el siguiente hilo en Twitter). Igual que me traumé cuando descubrí hace un par de años que nunca había recomendado Camino a la perdición (error que subsané ipso facto) al crear ese hilo descubrí que me faltaba una cinta que he visto ya dos veces en la tele y a la que he cogido cariño por su trama, su tema, la presencia de un actor de Glee y, más recientemente, su director: el musicófilo François Girard (véase El violín rojo y La canción de los nombres olvidados). Os vais a hartar de mi nueva devoción, lo sé. Por primera vez en lo poco que llevo viendo de este señor, los violines no son protagonistas, sino, como su nombre indica..., un coro (*insertar palmada y emoji inexpresivo aquí*). Todo empieza cuando la madre de Stet, criado en un hogar desestructurado, fallece en un accidente y su padre, que se desatiende para evitar la incómoda confesión a su nueva esposa e hijos de esta relación previa, acepta que lo ingresen en una academia de música muy prestigiosa en la que el chico entra por su enorme talento con la voz. Sin embargo, tendrá que trabajar más duro aún para ganarse la atención de su profesor y director del coro, Carvelle (Dustin Hoffman). Gracias a sus rígidas normas, poco a poco Stet dejará su rebeldía e indiferencia a un lado e irá ganando más amor por la música. Eso sí, sus compañeros no se lo pondrán nada fácil. Si hay que aplaudir a Girard por algo es por su enorme tacto a la hora de tratar la relación del hombre (o niño, en este caso) con la música. Como anecdotilla, comento que ninguna de las dos ocasiones en que vi esta película supe que la dirigía él (ya sabéis que en la tele lo de los créditos... como que no se lleva), y lo descubrí al revisar su IMDB no hace tanto, lo cual, aparte de causarme un brillo sospechoso en los ojos, me llevó a revisionarla una tercera vez online. Al margen del cariño que le tengo, la trama de este largometraje atrapa porque retoma la evolución musical que se vio en El violín rojo, pero esta vez no tiene que ver con el tiempo como medida física, sino con algo más intrínseco: la madurez. El viaje que propone Girard se aleja de lo trascendente y religioso; es el descubrimiento de una pasión a través de las enseñanzas virtuosas de un maestro, es el encuentro con uno mismo, con la voluntad, a través de la música. Esto se percibe en la personalidad de Stet, quien al principio es un niño con poco carisma, que se deja arrastrar por la vida, salvo cuando se pelea. Ha aprendido a no confiar en la gente por las malas y eso lo convierte en un chaval muy solitario e introvertido. Gracias a su incorporación al coro no solo encuentra una meta, sino también a un grupo con el que al principio inevitablemente hay roce, pero pronto irá llegando el cariño a la par que Stet abraza más y más su ocupación. En sus otros largometrajes hemos visto siempre esta unión de forma individual, entre nada más que el protagonista y su instrumento. Aquí por primera vez se observa un contexto colectivo y el coro se transforma en un micromundo, una mini sociedad donde la armonía de las partes es crucial para que se consagre el todo. Stet se abre porque ya no es un marginado, sino importante, y gracias a ello va confiando más en su talento. Además, aquí el instrumento es la voz, y, como decía, al inicio del filme Stet es muy reservado, nunca dice lo que piensa, deja que los demás tomen las decisiones por él. Otra de las grandes evoluciones está en contemplar cómo este niño de once años mejora su entonación, va obteniendo solos y empieza a distinguirse, es decir, a ganar voz dentro del coro... y en su vida. Aparte de la temática musical, el contexto académico y la edad de su protagonista le propicia a Girard la oportunidad de explorar otro asunto complicado: el bullying. En todo grupo siempre hay alguien que destaca o quiere destacar y que se enfrenta al novato en cuanto ve peligrar su posición privilegiada; en un coro no va a ser menos. Pero cuando las rivalidades entran en el campo de la música, un universo de por sí súper competitivo, se producen disonancias que rompen la armonía. Parte del esfuerzo de Carvelle está en reunir esas piezas y que nada se disperse. Sus métodos irán siempre en pos de la disciplina y el autocontrol emocional, algo que también ayudará a la revolución que Stet guarda en su interior. ¿La música amansa a las fieras, entonces? Girard, a través de Dustin Hoffman, te lo garantiza. Es una relación digna de ver. Hoffman es más duro que Robin Williams como profe, pero inspira igualmente. En resumen: este largometraje es la prueba de que François no pierde su toque con el paso de los años, sino que lo expande a nuevos terrenos. En este caso rinde un claro tributo a la mítica película de Los chicos del coro, pero lo lleva a su terreno de exploración musicóloga reflejando el poder influyente de un profesor, que aquí es tanto físico como abstracto, ya que Stet aprende tanto de Carvelle como de la música que interpreta y que le ayuda a tomar decisiones que antes no se veía capaz, así como a entender la vida adulta un poco más. Es una historia profunda donde la música se convierte en un factor de unión para las personas (el personaje del padre también merece atención) y con una gran reflexión sobre el crecimiento, ya que otra cuestión de fondo sobre los coros infantiles es que son efímeros. La carrera de uno en este sector dura lo que le dure la voz aguda e inocente. Sin entrar en spoilers, al final Stet y sus compañeros entrarán en la pubertad y su timbre cambiará, y en el momento en que lo hagan darán el salto a una realidad distinta, por lo que el coro, aparte de ser una mini sociedad, es una etapa transitoria. El pequeño prota es un descubrimiento interpretativamente hablando y se rodea de grandes maestros, ya que, aparte de un Dustin Hoffman que me encanta cómo equilibra la parte serena y empática con la dura, le guían Stephen Graham, Kevin McHale y Kathy Bates. En fin, una gozada descubrir estas joyas. Ficha técnica El coro (Boychoir) 2014, USA, drama Director: François Girard Guion: Ben Ripley Reparto: Garrett Wareing, Dustin Hoffman, Kathy Bates, Stephen Graham, Kevin McHale, Josh Lucas y Debra Winger, River Alexander Puntuación: 10/10
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Post de Naiara Salinas El tercer maratón mensual que realizo no lo decidí a conciencia, sino que fue una bella serie de encontronazos al azar que, sin quererlo ni beberlo, me proporcionaron un tema en común. Se podría decir que he resucitado mi yo más adolescente, o ese yo que solía buscar inspiración en las historias protagonizadas por jóvenes, en un intento no frustrado de comprender las dinámicas de la sociedad. Conquista a medias (2020) El maratón da el pistoletazo de salida en Netflix a través de uno de sus últimos estrenos para todos los públicos, que se vende como otro clásico de "chico conoce a chica...", pero continúa con "... y le pide a otra chica que trabaja redactando ensayos de Filosofía para los menos lúcidos que se haga pasar por él en una carta, gracias a lo que se inicia una bella y profunda correspondencia entre dos jóvenes que tan solo buscan aceptación y liberación, lo que provoca en la chica mensajera sentimientos encontrados demasiado cercanos al enamoramiento, algo de lo que huye por su complicación". Con esta premisa, el guion (original) nos conduce al viaje turbulento de conocerse y aceptarse a uno mismo con un romance de por medio. El póster promete una historia de amor diferente, pero la película, dirigida por Alice Wu, sorprende más bien por la madurez con la que aborda el tema, presentando personajes que se alejan de los arquetipos a los que supuestamente representan, a saber: la chica popular, el jugador de fútbol y la empollona. Ninguno, salvo la empollona, cumple con lo que se espera de ellos, ya que la chica popular es más reflexiva, independiente e insegura de lo que aparenta y el jugador de fútbol es un torpe en el campo y en las citas, pero un rarito muy dulce cuando se trata de amistad. La narración pretende rasgar la superficie de esos protagonistas y bucear en sus ideas y emociones, adoptando una postura principalmente filosófica de la vida, aspecto que se nos deja muy claro desde que vemos que esa es la asignatura en la que más destaca Ellie, la empollona. El tono, por otra parte, se acomoda al perfil indie de la plataforma madre y esquiva el sensacionalismo para producir algo más auténtico. Dicho de otra forma, es una historia que cualquiera podría vivir, desde el pequeño pueblo en medio de la nada, con una liga de fútbol desdeñable, del que casi todo el mundo espera huir, pasando por una familia sin mayor drama que el de la economía y el recordar a un miembro fallecido, hasta llegar a la duda existencial de quién eres, qué quieres ser y qué mereces. Escrito así parece muy sencillo, pero los conflictos no lo son, y al enredo amoroso se suman otros factores que causan que la reflexión sea el modo más sano de proceder (por qué ser distinto es lo mejor, qué obstáculos tiene, qué podría considerarse normal y no en una población con un destacado catolicismo...). Sin embargo, aunque es cierto que la película no pasa muy liviana, tampoco es un ladrillo y consigue ganar ventaja en los giros dramáticos, que aparte de liar más el asunto suben un peldaño más hacia el corazón de los personajes, algo que, en materia juvenil, es de aplaudir (y que conste que yo adoro todo lo que se vende como juvenil, pero más me encanta encontrarme con buenos ejemplos para defender mi opinión, como este). En resumen: filme en un ambiente que ya es bastante normal, desarrollado de forma normal, que demuestra que lo normal no tiene por qué ser sinónimo de soso, como tampoco lo raro, al generar un debate sobre los estigmas y sentar el tema LGTBI en un contexto que busca afianzar el concepto de amor desde un punto de vista universal. Acaba resultando muy interesante y el personaje de Ellie (que además es china) es muy rico y una buena apuesta para ahondar en todos estos temas y añadir un par más. Aun así, hay algo que creo que le falta para terminar de ser un relato excelente (a mí también me ha conquistado a medias, badum tss), por lo que le doy un 8. Violet y Finch (2020) El segundo romance es todo un drama. Drama dramón. Drama que es indispensable ver con pañuelos por si las moscas. Esta historia adapta el best-seller de Jennifer Niven, que colabora en el guion, sobre dos adolescentes con una historia turbia que encuentran la luz de nuevo al cruzarse el uno con el otro. La protagonizan dos sensaciones del momento, Elle Fanning y Justice Smith (Detective Pikachu), cada uno en la piel de un contrario. Es decir, que Violet no tiene nada que ver con Finch, son personalidades que se complementan y eso las hace idóneas para adquirir un nuevo punto de vista sobre su situación. Violet, por ejemplo, es un alma serena y atormentada a la que le remueve la culpa por la muerte de su hermana. Finch, mientras tanto, es pura energía que no sabe controlar, sobre todo cuando entra en crisis. La presencia de Violet le aportará paz, mientras que a ella Finch le regalará temperamento y ganas de vivir. Esta relación de apoyo mutuo se construye a través del espacio, que tiene un simbolismo elevado en la película (por algo su título original es All the bright places). Cada uno de ellos es una metáfora de un miedo que se convierte en algo de valor, porque son lugares tan idílicos como arriesgados (una montaña rusa de donde te puedes caer, un lago donde te puedes ahogar...), y así la parejita aprende a dejar poco a poco sus sombras a un lado, aunque nunca enteramente. Smith y Fanning componen un yin yan que logra hacer justicia a estos espíritus y el conjunto entero (cinematografía y guion) convierte el largometraje en otro espacio de ensueño y amargura. Quizá, eso sí, están más logrados los dos primeros actos que el último, que se estanca en alguna escena en su propio melodramatismo (a veces las crisis de Finch irritan, pero eso es opinión súper personal). En resumen: adaptación bien desarrollada con una complejidad muy en la línea de Conquista a medias pero mucho más romantizada, en la que los actores tienen la oportunidad de lucirse y lo logran, aunque, como digo, flojea en algún punto climático importante (aun así, en cuanto a ritmo general gana). La situaría dentro del canon que han generado títulos como Por trece razones, Las ventajas de ser un marginado, Ahora y siempre (donde, como dato, sale Dakota, la hermana de Elle), etc. Un nuevo recordatorio para no olvidarse del pañuelo y... 7 que va. Un espacio entre nosotros (2017) De Netflix saltamos a Youtube, y de lo realista vamos a algo más ficticio. En este filme conocemos a Gardner Elliot, un muchacho que nació en Marte y nunca ha podido pisar la Tierra debido a su condición genética, débil para la atmósfera terrestre, lo cual implica que tampoco ha tenido más contacto humano que el de los científicos de la NASA que trabajan en la estación marciana. No obstante, con su mente de cerebrito se las ingenia para establecer contacto con la Tierra, llegando al dispositivo de una chica apodada Tulsa (¡y eso que de Tinder no ha oído hablar en su vida!) que vive yendo de casa en acogida a casa de acogida, hasta convertirse en una joven muy apañada. Cuando Gardner es enviado a la Tierra para comprobar si realmente puede vivir en esas condiciones, se escapa para ver a Tulsa y que le ayude a encontrar a su padre, con lo que ambos se embarcan en un viaje por la costa Oeste de Estados Unidos. La película es preciosa y es la que más me ha gustado de todo el maratón. La había visto antes, pero no entera. Es de las primeras veces que vemos a Asa Butterfield enamorándose en pantalla y con su visión del mundo consigue enamorarnos a nosotros. La relación se construye muy poco a poco a través de la conexión entre dos personas que se sienten y se saben fuera de lugar pero que están dispuestas a llegar al fin del mundo para encontrarlo. O al menos Gardner, ya que la evolución de Tulsa pasa por aprender a conectar más con la gente, que siempre la ha decepcionado al abandonarla. Además de eso se pone en alza nuestro planeta mostrando las cosas bellas que tiene, a través de los ojos de un personaje que lo experimenta por primera vez y, lejos de dejarse llevar por los prejuicios, lo vive con emoción. Hay que tener en cuenta que todo lo que conoce es gracias a imágenes, y lo más cerca que ha estado de vivir la adolescencia ha sido el cine, ya que su mejor amigo es un robot. Por lo tanto, otro detalle que refleja este guion es el impacto que tienen las historias a la hora de embellecer el universo y mostrarnos lo trascendente, que se le escapa al ojo humano. Gardner observa todo bajo ese prisma y enseña a los demás a hacerlo. Aparte, el filme goza de un frente adulto imponente, con un Gary Oldman muy sensible a la cabeza, en un registro casi nuevo para él. Ni por tono ni por ritmo se puede decir que decaiga, está más equilibrada que las otras dos porque también tiene más aventura y más comedia. Este carácter de blockbuster en discordia no desmerece, sin embargo, su mensaje, que sigue calando (aunque eso de que sea comercial se puede discutir). Un punto interesante que quisiera destacar del montaje es la intercalación de imágenes en blanco y negro de forma paralela a las del metraje principal, como manifiesto de los recuerdos y las sensaciones de Gardner en cada sitio terrestre por el que pasa. Metáforas visuales, como yo las llamo. En resumen: un descubrimiento estupendo y recomendable para una tarde tranquila. Se pasa volando. La historia es muy guay y original, soy muy fan de su planteamiento. Brit Robertson está en su salsa y Asa en la suya. Ah, sí, claro, conviene reciclar el paquete de pañuelos de antes. Le doy un 9. Post de Naiara Salinas He leído ya varias entradas dedicadas a los actores más ilustres de la historia del cine, hombres y mujeres a los que debemos tantos sueños, pesares, miedos, alegrías y demás emociones que consiguen sonsacarnos. Pero muy pocas hablan de las nuevas generaciones que irrumpen con una fuerza que deja una huella cada vez más equiparable a la de aquellos que los precedieron. Y me parece que son importantes, porque son los herederos de la industria y todo lo que veremos en los próximos años lo harán ellos, por lo que seguirles ahora implica cierto anticipo del futuro del séptimo arte. Me detengo en los actores, pero que conste que esto vale para cualquier departamento. Historias como Hollywood nos ilustran de qué son capaces las caras más jóvenes (y no tan jóvenes) de la meca, por lo que aquí os traigo un top de algunas de ellas. Por descontado, mi criba se ha realizado entre los menores de 35 años y al final hay dos generaciones (90 y 2000) para todos los gustos (just in case). He mezclado muchos criterios y al final ninguno es objetivo (como con toda humilde opinión). 25. Emma Roberts Perseguida durante años por su apellido, ha conseguido salir bastante bien de esa "prisión" y marcarse papelones como los cientos que efectúa en American Horror Story. Ha ido creciendo poco a poco y pasado de ser totalmente adorable e inocente a pija, cabrona y... bueno, todo lo que era en Scream Queens. La tenemos luciéndose por todo lo alto en Paradise Hills, que tengo pendiente. Sin embargo, por muy bien que se le de hacer de diva, para mí no ha destacado tanto como otros de la lista y eso me lleva a situarla en el último puesto (sorry not sorry). 24. Jonah Hauer-King Muchos aún no lo conocéis, pero os prometo que a partir de esta década oiréis más su nombre. El chiquillo llega a la lista un poco a trompicones y a última hora, porque su despegue principalmente se ha producido en 2019 gracias a los estrenos del filme Uno más en la familia, la miniserie El mundo en llamas (disponible en Movistar Plus) y La canción de los nombres olvidados en los festivales de Toronto y San Sebastián (y ahora está en Netflix), más su fichaje como príncipe Eric en el live-action de La sirenita, que está pendiente de empezar a rodar si las circunstancias cambian a favorables. No mucho antes de eso lo vimos en las miniseries Ashes in the Snow y en Mujercitas de la BBC. Como veis está especializado en drama de época, aunque tiene algún corto actual donde se "libera" un poco más. Me parece un actor con una gran sensibilidad (como demuestra en la cinta de François Girard), tiene talento para la música, es "picante" (je) y una de las jóvenes promesas del presente. 23. Zendaya Es una de las promesas más populares a día de hoy. Chica Disney, su carrera ha despegado mejor que otras de la misma factoría, y si por algo merece estar en esta lista es por la variedad de perfiles y dinámicas complejas que ha desarrollado a lo largo de estos años. No obstante, a pesar del increíble potencial, considero que todavía puede perfilarse un poco más, ya que aún no la hemos visto en suficientes roles destacados. Vale, ha hecho Spider-Man made in Marvel, El gran showman y Euphoria, dos grandes películas y una serie donde destaca especialmente que nada tienen que ver. Pero un matiz en el que coinciden sus papeles ahí es la faceta de chica friki o outsider. Si sigue evolucionando en más dramas, podría poco a poco ir escalando puestos, pero de momento ahí se queda (para gustos los colores). 22. Lily Collins La hija del cantante Phil Collins ha conseguido algo con bastante mérito: labrarse un nombre propio al margen de su padre. Vamos, que ya nadie la llama de primeras "la hija de". Ha tocado drama sobre todo, como Un invierno en la playa y Tolkien, pero también fantasía y adaptaciones, como Mirror, mirror y Cazadores de sombras. Es una chica con un perfil moldeable que pasa a retos cada vez más grandes y complejos con mucha pureza. Prueba de ello son algunos de los últimos dramas que hizo, como Hasta el hueso y Extremadamente cruel, malvado y perverso. También se le da bastante bien la comedia romántica (Love, Rosie) y la acción (Abduction). No la he seguido mucho y desde luego no es el nombre por el que he visto esos filmes, pero una chica con un perfil así merece estar un poco más adelante del fondo. 21. Logan Lerman Ahora que ha salido la noticia de que Percy Jackson vuelve, no puedo más que pronunciar este nombre con la ilusión de mi yo enamorada de dieciséis años... Pero, no os voy a mentir, fue Hunters a mediados de febrero lo que resucitó mi interés en él, y es que hasta ese momento lo había perdido de vista, lo reconozco. Aun así, no se puede decir que haya obviado su evolución. Es uno de los actores que más jovencito se metió en esto (era una monosidad de crío cuando apareció en El efecto mariposa interpretando a la versión joven del papel de Ashton Kutcher) y el cambio de macarrilla como en Gamer y Mi vida es una ruina a dramas juveniles (Las ventajas de ser un marginado), bélicos (Corazones de acero), bíblicos (Noé) y auténticas telenovelas (Un invierno en la playa, Indignation y The Vanishing of Sidney Hall) son dignos de admirar. Escritor, soldado, héroe literario (sí, estoy mirando a Los tres mosqueteros), semidiós, tipo atormentado, tipo carismático... La sensibilidad de este chico para con sus personajes no conoce límites. Para más inri, tiene una saga bajo el brazo (no le duró mucho, vale, pero así fue como se ganó su legión de fans, incluida yo). Lo dejo atrás en la lista no porque lo haga peor, ojo, sino, porque, como digo, lo he tenido tan perdido (casi todas las pelis mencionadas son de la misma época, entre 2010 y 2016 aprox.) que se diría que los demás han acelerado en esta carrera y él tiene que remontar. Con Hunters puede lograrlo porque es muy bueno. 20. Callum Turner Este chaval londinense que el pasado 15 de febrero llegó a la treintena se ha hecho un nombre hace muy poco (principalmente gracias al estreno de Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald, donde interpreta al hermano de Newt Scamander), pero lleva actuando desde los veinte, es decir, 2011, siempre en papeles pequeños o en películas de bajo presupuesto. Es uno de esos actores que empezó como modelo por ganar un poco de experiencia y fue sintiéndose cada vez más atraído por la interpretación (el cine, según cuenta él mismo, le ha encantado de toda la vida). No se ha formado en ninguna escuela, pero sí ha trabajado al lado de grandes como Jeff Bridges, Pierce Brosnan y Kate Beckinsale (Canción de Nueva York); James McAvoy, Andrew Scott y Daniel Radcliffe (Victor Frankenstein), Anton Yelchin (en paz descanse), Imogen Poots y Patrick Stewart (Green Room), Marion Cotillard, Jeremy Irons y Michael Fassbender (Assassin's Creed), etc. Se podría decir que ha tenido la mejor escuela: la vida. Ha hecho de todo: teatro, series, miniseries (Guerra y paz), cine y, dentro de este, algún cortometraje, blockbusters e independientes (no olvidemos Reina y patria, que le congratuló con un BAFTA Breakthrough que premia a las nuevas generaciones de la industria que prometen. Es un premio honorífico que han ganado muchos actores y cineastas británicos que actualmente despuntan. De hecho algún que otro british de esta lista que está más abajo lo tiene también). Se ha vestido de época y de millenial y en 2019 rodó por lo menos CUATRO producciones nuevas (la serie The Capture, que pudimos disfrutar en septiembre; Emma, estrenada este año, y las pendientes de anunciar The Big Other y La última carta de amor). Es chico Netflix, él mismo lo ha confesado (donde además tiene el filme Tramps) y también uno de los favoritos para ser el próximo James Bond. ¿De verdad vais a ignorar su pista? Porque pronto vaticino que lo veréis hasta en la sopa. 19. Ansel Elgort Este ejemplar de actor americano también lo está haciendo muy bien eligiendo proyectos (o casi). Parece mentira que sea el mismo chico al que conocimos gracias a la saga Divergente y Bajo la misma estrella, donde comparte cartel y escenas con Shailene Woodley, otra de esta generación que también se las trae. Lo del arte le viene de familia, ya que es hijo de un fotógrafo y una directora. Es el pequeño de tres hermanos (nació en el 94), que se dedican a la edición y la fotografía. Creció en Manhattan e hizo sus pinitos en Broadway. El mismo año que Divergente, estrenó el remake de Carrie, donde fue Tommy, el chico popular rompecorazones que tuvo la amabilidad (y la futura desgracia) de invitar a la rubia al baile de fin de curso. Además tuvo un cameo en Ciudades de papel, otra adaptación de una novela de John Green. Vamos, que al principio Hollywood lo tenía muy claro con él: había llegado a la meca para conquistar con su sonrisa y hermosura a las jovencitas y jovencitos gays en plena pubertad. Sin embargo, la cosa empezó a cambiar cuando aceptó un papel en el drama Hombres, mujeres y niños, que ya se salía un poco del tonillo hot. Pero sabiendo que esa cinta pasó muy desapercibida, cuando verdaderamente sorprendió al público adulto fue al ponerse al volante al ritmo de la música en Baby Driver. Esa para mí fue su auténtica catapulta al estrellato. Y desde entonces le llueven muchos papeles en ese rollo entre dramático y thriller, como en November Criminals y Billionaire Boys Club. El papel, sin embargo, por el que creía que sería capaz de ganar premios importantes es el que realiza en una adaptación que me muero por ver y que llega desde Toronto pero que al parecer no ha tenido éxito en la taquilla estadounidense: El jilguero. Lo cual es una pena, ya que si bien el chico acierta interpretativamente, al final la mayoría de estas películas pasan sin ton ni son por las salas. Tal vez este año remonte con el estreno en diciembre de la nueva West Side Story, al mando de Steven Spielberg. Pero si no, siempre le quedará Edgar Wright. 18. Emma Watson Ay, Emma, mi Emma... Con ella, curiosamente, me pasa lo mismo que con Logan Lerman. Estaba acostumbrada a verla en todas partes hasta que de la noche a la mañana le perdí la pista, por lo menos en la gran pantalla, porque su fervor literario lo seguí de cerca con el orgullo filólogo por delante, así como su activismo feminista. Y es que Emma no es una de esas personas que puedas olvidar sin más; te ilumina, se acerca con su dulzura y sus ganas de cambiar el mundo y quieres unirte a su lucha. Ese espíritu es el mismo que te encandila en sus películas, y si algo celebro de ella es lo fiel que se ha mantenido a sí misma pero lo casi lejos que ha dejado Harry Potter (y digo casi porque, si a Hermione le encantan los libros, al menos el 60% de los personajes de Emma comparten ese rasgo). El papel más lascivo lo encontramos en The Blind Ring, probablemente el registro más alejado de lo que filma habitualmente. Con Lerman ha compartido planos en Las ventajas de ser un marginado y Noé, dos roles también muy diferentes entre sí (pasamos de la divertida y aventurera Sam a la tímida e insegura Ila). Regresión no fue un éxito pero le permitió lucirse delante de Ethan Hawke y un director español como Amenábar. Tuvo un papel pequeño en la nominada al Oscar Mi semana con Marilyn y dio el do de pecho en el live action de La bella y la bestia. La última vez que pudimos disfrutar de ella fue en diciembre con Mujercitas, otro papel que le venía como anillo al dedo. 17. Nicholas Hoult El salto de este chico desde su inocente Tony de Skins no tiene parangón. Se lo ha montado brutalmente para estar en los mejores saraos desde que se unió a la precuela de X-Men, X-Men: primera clase, la cual desarrolló su propia saga. El año pasado, sin ir más lejos, tuvo presencia en los Oscar gracias a La favorita. Ha protagonizado dos biopics literarios (Tolkien y Rebelde entre el centeno) y varias adaptaciones literarias (Jack, el cazagigantes y Memorias de un zombie adolescente). Estuvo en el remake de Mad Max: furia en la carretera y ha prestado su voz a Harry Potter y Capitán América en la serie paródica Robot Chicken. Como se puede apreciar, poco a poco ha ido ampliando su rango de registros (salta a menudo de lo indie al blockbuster, del drama a la comedia y a la acción componiendo un triángulo maravilloso), que compagina además con sus labores humanitarias. Chico dulce, divertido, muy majete y con un gran futuro. Creo que ese despegue no pasa desapercibido para nadie. 16. Vanessa Kirby Esta chica tan dicharachera pedía marcha y se la han concedido con mucho gusto. Es de las caras que más vemos últimamente y de los nombres que más oímos, sobre todo relacionado con súper producciones como Misión imposible y Fast and Furious (apareció en su spin off, Hobbs & Shaw, como Hattie Shaw). Pero lo que de verdad la ha levantado hacia la cumbre ha sido su papel durante dos temporadas en la serie The Crown que sigue la vida de la monarquía británica. Su excelente interpretación de la princesa Margaret le valió a esta chica su primer BAFTA, su primer Emmy y su primer Glamour como mejor actriz de reparto en una serie (o mejor reparto en el caso del Emmy). Es el papel secundario más destacado de su carrera y aún estoy esperando que le den alguno protagonista tarde o temprano (espera, queda pendiente por estrenar Mr. Jones, donde de hecho ES prota). Por ahora parece estar a gusto con su mera participación secundaria en las producciones (también cuentan en su filmografía Antes de ti, El destino de Júpiter, Reina y patria -donde conoció a su actual ex-novio que he mencionado más arriba-...), pero precisamente es lo que deseo destacar de ella, que por muy secundaria que sea, siempre acaba robando el show cuando aparece (muchas veces por encima de los verdaderos protagonistas, ejem). Su energía, desparpajo y naturalidad encandilan a la audiencia, pero también es capaz de contenerse. Posiblemente sea de las mejores actrices británicas del momento. 15. George MacKay Qué ganas tenía de hablar de este chico que ha llegado muy alto con muchísima modestia y casi sin enterarnos. Tal vez sea porque hasta ahora sufría de la maldición de "tu cara me suena, pero ahora mismo no te ubico". Probablemente sea verdad, porque tiene papeles en películas muy vistas o nombradas, como Peter Pan: la gran aventura (pero ahí era un chiquillo, normal que no se le ubique. Hacía del niño perdido llamado Rizos), Pride o Captain Fantastic (que pasó por los Oscar, los BAFTA y los Globos de Oro no hace tanto). Fue una de las voces cantantes del primer musical de Dexter Fletcher (conocido por Bohemian Rhapsody y Rocketman, otros dos exitazos, más Eddie el águila), Amanece en Edimburgo; ha protagonizado una distopía juvenil junto a Saoirse Ronan (Mi vida ahora), se ha dejado seducir por la locura y la sed de venganza en un drama shakesperiano (Hamlet) y hasta ha rodado un thriller español en España con un séquito de actores novatos (El secreto de Marrowbone). No obstante, espero que a partir de 2020 esa maldición quede atrás, porque lo que hace en 1917, película que ha batido récords en nominaciones, premios y taquilla (la primera vez en mi vida que veo una sala completamente llena, en serio, tan llena que hasta conseguir la primera fila nos costó lo suyo), es SU-BLI-ME. Y es el miembro del reparto que más destaca de cerca y de lejos. No solo ha sido, me parece a mí, su mayor reto interpretativo hasta la fecha, sino también físico. Con esto debe de haber quedado curtidísimo. No sé hasta qué punto le lloverán ofertas cuando pase todo esto, ya que aún lo veo un actor modesto, pero espero que se le tenga mucho más en cuenta cuando aparezca. 14. Asa Butterfield Lo que ha crecido este nenico no se puede contar con los dedos de una mano. Ha sido un desarrollo muy destacado porque en pantalla percibimos el cambio cuando empezó a "enamorarse". Las aventuras y las búsquedas (El niño con el pijama de rayas, Merlín y La invención de Hugo) poco a poco se fueron reduciendo y cedieron la entrada al romance (Un espacio entre nosotros), no por ello exento de fantasía (El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares). Ha sido cerebrito (X +Y, El juego de Ender y The House of Tomorrow) y con tanto descubrimiento que ha realizado en su vida normal que sea la mejor persona a la que pedir consejo incluso sobre temas sexuales, que es donde se encuentra ahora mismo (Sex Education). 13. Jennifer Lawrence Podrá caer mejor o peor (a mí me gusta) pero nadie puede negar que es una de las grandes actrices de su generación. Empezó bastante bien protagonizando el drama independiente Winter's Bone, que le valió varias nominaciones (al Oscar, al SAG y a los Globos de Oro) apenas acabando la adolescencia. Se metió al público en el bolsillo con Los juegos del hambre, lo más blockbuster que ha filmado en su carrera. Tras quedar agotada con todo ese mundo empezó a elegir proyectos menos ambiciosos pero igualmente destacables entre la crítica y que también le valieron nominaciones y hasta un Oscar: El lado bueno de las cosas, La gran estafa americana, Serena, Joy, Madre... Volvió a las sagas con X-Men, convirtiéndose en una excelente Mística (aunque mi corazón se queda con Rebecca Romijn Stamos), uno de sus papeles más queridos y admirados. En los últimos años ha vivido entre el drama dramón y la adrenalina. Prueba de ello están, en el segundo lado, Passengers (junto a Chris Pratt) y Gorrión Rojo. Es una chica versátil, aunque llora más que ríe (muy buena opción si en tu producción hay mucho histerismo, en serio). Ha sido también de las evoluciones más veloces. 12. Saoirse Ronan Otra de "las niñas de Hollywood", siempre reconocida por estar en el top de actrices nominadas al Oscar más jóvenes, pues solo tenía 13 años cuando acompañó a Keira Knightley y James McAvoy en Expiación. Desde entonces ha trabajado con grandes compañeros y directores. Estuvo al mando de Peter Jackson junto a Rachel Weisz, Mark Whalberg, Susan Sarandon y Stanley Tucci en The Lovely Bones (2009); de Jow Wright junto a Eric Bana y Cate Blanchett en Hanna (2011) y de Wes Anderson junto a Ralph Fiennes, Willen Dafoe, Jude Law, Bill Murray, Tilda Swinton y un largo etcétera en El gran hotel Budapest. Protagonizó la adaptación del best-seller de Stephanie Meyer (la de Crepúsculo, sí) The Host y Brooklyn le valió una nueva nominación. Es, de hecho, de las jóvenes que más veces ha pasado por esa alfombra roja, aunque por ahora cuenta con un Satellite, un Saturn, un Premio de la Crítica y un Globo de Oro. Con Greta Gerwig se ha establecido una bonita amistad que ya nos ha dejado dos éxitos, Lady Bird y Mujercitas. ¡Y hasta sale en un videoclip de Ed Sheeran! Es otra de esas actrices que enamora por su espíritu, en el cual conjuga muy bien la fuerza, la amabilidad y la dulzura. Es una moza muy valiente, tanto por los proyectos a los que se lanza como por la clase de papeles que le acaban tocando en estos, siempre mujeres que se curten para bien o para mal y acaban siendo atrevidas, maduras e inteligentes. También ha demostrado mucha rebelión interior. 11. Anya Taylor-Joy Opino que es una de las grandes sorpresas de la década. A muchísimos de los actores de esta lista los hemos visto crecer y evolucionar, mientras que otros han surgido de la nada, al final de su adolescencia y entrando con mucha fuerza en la industria. Es el caso de esta jovencita argentina-inglesa que se hizo un hueco con todas las de la ley tras el impacto que dejó en el público y en la crítica con La bruja (2016). Ya entonces prometía, pero con Múltiple y Glass ha acabado por confirmarlo. A priori no es alguien que pienses que vaya a destacar mucho, tiene una pinta "normal", pero el cómo refleja el terror, cómo se mete en el papel hasta el punto de provocarte auténtico mal rollo, merece un aplauso. Luego la hemos tenido en un papel más amable y menos creepy, pero igualmente asociado al género, en El secreto de Marrowbone. Actualmente la podemos ver en Peaky Blinders y Emma, siendo completamente una diva de la burguesía de la Inglaterra regente, un registro más alejado de los anteriores y que nos brinda mucha comicidad. Y, por supuesto, siempre nos queda verla como mutante badass en Los nuevos mutantes. Sus personajes evolucionan en su salida del caparazón y, con ellos, ella misma. 10. Tom Holland La ola que lo sacudió en Lo imposible inició de forma magistral su carrera con una nominación al Goya como Mejor Actor Revelación (que no se llevó). Se convirtió en el protegido de Chris Hemsworth durante El corazón del mar y gracias a esa mano también llegó a Marvel. Desde entonces es otro, cinematográficamente hablando. En 2016 obtuvo el BAFTA a la Estrella Emergente. Lo suyo viene de nombre. Ha habido un Tom Holland escritor (no me lo invento, viene en la Wikipedia), un Tom Holland futbolista y un Tom Holland director, pero actor solo hay uno. Tiene 23 años, por lo que de los ejemplares masculinos de esta lista es casi el benjamín (le gana Asa), aunque a puro terremoto no le gana nadie. Antes de saltar al cine fue descubierto por el coreógrafo de Billy Elliot y terminó siendo el mejor amigo del protagonista en el musical. Hizo algunas obras más y también apareció en la serie Wolf Hall con Thomas Brodie-Sangster. Aunque siempre que pensamos en él tenemos en mente a Spider-Man, papel que borda y con el que se ha ganado una legión de seguidores, entre Vengadores por aquí y Vengadores por allá ha rodado también Z, en busca de la ciudad perdida (que no me gustó, muy lenta), Onward (que se ha convertido en mi nueva favorita de Pixar, la amo) y tiene pendiente por estrenar La guerra de las corrientes, con Benedict Cumberbatch y Nicholas Hoult. 9. Elle Fanning Lo de esta chica ha llegado a un punto en que para mí ahora queda muy por encima de su hermana mayor Dakota (que también es genial, ojo). Su encanto natural le ha hecho ganarse el amor de Hollywood y sus fans enseguida, y ha demostrado que puede con todo, desde ser princesa en un live-action de Disney (Maléfica) hasta meterse en puro suspense psicológico (The Neon Demon). Es de las más jovencitas de esta lista (tiene 22 tacos) y sorprende la cantidad de títulos que suma a su edad, como Super 8, Reservation Road (junto a Joaquin Phoenix, Mark Ruffalo y Jennifer Connelly), El curioso caso de Benjamin Button (fue la pequeña Daisy), Astro Boy, Somewhere (dirigida por Sofia Coppola), Un lugar para soñar, Los Boxtrolls, Trumbo, Ballerina... Ha pasado de ser una niña a toda una mujer (Mary Shelley y 20 Century Women) y a trabajar con los grandes (Día de lluvia en Nueva York, al margen de la polémica que envuelve a Woody Allen). Solo alguien como ella podía protagonizar con tanta autenticidad Teen Spirit, y el nombre de su personaje le gustó tanto que volvió a llevarlo en Violet y Finch, adaptación del best-seller homónimo. Me quito el sombrero porque creo que poco le queda para completar la lista de cosas que "debe" hacer todo actor. 8. Taron Egerton A este chico lo admiro y lo quiero mucho. Benditos años 10 por dejarnos conocer a un actor 10. Si en Kingsman me fijé en él, cuando lo vi en Testamento de juventud, Robin Hood y Eddie el águila me fasciné, pero, además, después de oírle cantar con su bella y divina voz en Canta y Rocketman me enamoré. Es un chaval muy carismático, muy humilde, muy galán y un juguetón. Cuando crees que lo suyo es tirar por la sencillez, te sorprende mimetizándose con las personalidades tan histriónicas y complejas que representa en los biopics, donde verdaderamente se luce (bueno, ¿y quién no?). Siento que merecía mucho más por su trabajo en la piel de Elton John, así que al menos que se quede con un puesto en el top 10 de este listado. 7. Timothée Chalamet Es otra de esas caras que últimamente no podemos dejar de ver. Título que promete, ahí está él. Saltó a la fama entre 2017 y 2018 gracias a Call me by your name, que ganó el Oscar a Mejor Guion Adaptado. También se le reconoce por su amplitud de registros. Su filmografía se compone de auténticos dramas como El rey y largometrajes más amables y cálidos como Mujercitas, Beautiful Boy, Lady Bird, Días de lluvia en Nueva York... Con Dune regresa este año a la ciencia ficción, que no ve desde Interestellar. Osea, daos cuenta: Christopher Nolan, Greta Gerwig, Woody Allen y Luca Guadagnino ya le han dado una oportunidad a sus veintipocos (24 en la actualidad). Imaginaos lo que le queda por ofrecernos. 6. Florence Pugh La compañera de Ronan, Watson y Chalamet en Mujercitas también ha llegado pisando fuerte. Vamos, tan fuerte que sentía su amenaza si no la incluía en esta lista, porque también pertenece al final de la década. A esta inglesa de 24 años que se crió en Andalucía (como dato) le sucede un poco como a Anya Taylor-Joy: se hizo famosa por el terror (Midsommar), aunque que conste que lleva en esto desde 2014, en papeles o películas súper pequeños. Que un director como Ari Aster te sepa sacar todo el jugo que tienes acaba brindándote un zumo para muchos años. Qué digo, ¡una bodega! Sin embargo, pocas veces a los actores de esta lista les ha salido rascar alguna nominación al Oscar en su gran debut internacional, y ella no es una excepción, por desgracia. No obstante, a pocos les ha tocado en su segundo gran estreno y a ella sí, que en su caso fue Mujercitas. Ahora se ha unido a la Casa de las Ideas y todo apunta a que será la nueva Viuda Negra en el UCM. Oseasé, que tenemos Florence para rato. 5. Ana de Armas Si la esperabais, espero haber satisfecho vuestras expectativas. Yo tampoco puedo hacer como si nada con el tremendo despegue de esta cubana que se vino a España, coprotagonizó una de las mejores series que he visto en mi etapa adolescente (El internado) y luego marchó a Hollywood a probar suerte. Pues menuda suerte, ya quisiera yo. No todos los días se luce una en una súper producción de Denis Villeneuve, que además es una secuela de un clasicazo, al lado de Ryan Gosling (bueno, y Harrison Ford, aunque no compartieran escena). Pero Blade Runner 2049 no era más que el principio. Lo que de verdad ha flipado a Hollywood poco tiene que ver con su capacidad de hacer de holograma con sentimientos en un blockbuster de ciencia ficción, sino más bien con el encanto que transmite como una humilde enfermera inmigrante con los nervios a flor de piel que ayuda a Daniel Craig a resolver un caso de asesinato en Puñales por la espalda. Papelón como pocos, de lo mejor de la peli. Y, por supuesto, nominación directa a los Globos de Oro. El Oscar parece que aún le viene grande, pero yo espero que algún día llegue. Esta chica tiene mucho que ofrecer y ahora mismo no se me ocurre ninguna "mancha negra" en su expediente. 4. Zac Efron Cuando no esperas tanto de un actor y termina demostrándote lo contrario, lo menos que puedes hacer es concederle uno de los primeros puestos de tu ránking. Lo de Zac Efron no tiene nombre. Otro chico Disney, encasillado por un breve lapso de tiempo en las comedias románticas y en musicales (17 otra vez, Hairspray, Noche de fin de año), poco a poco fue llegando al drama (Orson Welles y yo, Siempre a mi lado, The Paperboy, Cuando te encuentre), dobló animación (Lorax) y volvió a la comedia (Malditos vecinos). Tampoco nada fuera de lo normal después del tremendo repaso general realizado. Peeeero entonces se involucra en The Disaster Artist, la peli indie de James Franco, hermano de su compi Dave; vuelve mucho más maduro a sus orígenes musicales al lado de Hugh Jackman en El gran showman y... salta a Netflix en la piel de un asesino real como es Ted Bundy (Extremadamente cruel, malvado y perverso). Y es ahí cuando me levanto de la butaca y aplaudo y vitoreo sin parar. Súper cambio y muy bien realizado. Una evolución bastante progresiva, con sus fases y buena culminación, pero solo en esta década, eh, porque seguro que al chico aún le queda cuerda para más. De la generación Disney que mejor ha crecido, sin duda. 3. Daniel Radcliffe Otro que también ha ido superándose y dejando muy atrás sus orígenes es este británico que conserva la magia con la que se metió en esto. Magia para elegir proyectos random si cabe, cada uno más que el anterior (exageraciones mías). Si Daniel buscaba ir un paso por delante, lo ha conseguido con creces. Primero se presentó como su madre lo trajo al mundo en la obra de teatro Equus, aunque la virginidad la perdió en December Boys. Luego experimentó el terror de época con La mujer de negro. Ha sido explorador jugando a El último superviviente (Jungle), un demonio (Horns), un cadáver viviente con muchos gases (Swiss Army Man); aprendió a liarse con su mejor amiga con la ayuda de Adam Driver en Amigos de más, soportó los picores de la peluca que le obligaron a lucir como Igor en Victor Frankenstein, estafó a unos estafadores magos (nadie como el maestro) en Ahora me ves 2 y se ha liado a pegar tiros más de lo que expelliarmus lanzó en su etapa Potter en Guns Akimbo. Un tipo tan simpático y con sentido del humor se desenvuelve estupendamente en comedia, como demuestra en la serie Miracle Workers. De esta forma lo hemos visto relajarse y disfrutar de ser actor sin sufrir la presión de los fans potterheads. Él está feliz y yo me alegro de que haya despegado y siga conservando parte de aquella infancia en su vida. 2. Emma Stone Reina o emperatriz del séptimo arte son apodos con los que muchos estarían conformes. Pero Emma no es una reina, y es lo que me encanta de ella. No va por ahí en plan magnate, diva o mujer que lo sabe todo sobre el cine, a pesar de la experiencia con la que cuenta. Todo lo contrario, es bastante sencilla, divertida y natural. Tiene ocurrencias un poco locas y tan bien como se lo pasa ella en la pantalla nos lo hace pasar a nosotros viéndola. Ha evolucionado de ser una secundaria en comedias como Una conejita en el campus a partir la pana, ya sea matando zombies (Bienvenidos a Zombieland), liándose con el amigo de su padre (Crazy, Stupid, Love), desfilando como adúltera por los pasillos del insti (Rumores y mentiras), ayudando a unas criadas a obtener justicia (Criadas y señoras), gestionando la vida decadente de su padre actor (Birdman) o liándose (paradójicamente tras el caso anterior) con un superhéroe (The Amazing Spider-Man). En Los Croods salió de la caverna y descubrió el mundo. Y a través de La La Land empatizamos con ella como nunca, porque todos somos "idiotas que sueñan" y ansiamos encontrar a "alguien en la multitud" que nos lleve a la "ciudad de las estrellas". Fue voz feminista (y lesbiana) en La batalla de sexos y le robó a Rachel Weisz el rol de La favorita de la reina Anne. ¿Su nuevo objetivo? Dar vida a una villana legendaria de Disney como es Cruella. Veremos qué tal, pero es imposible anticipar que lo vaya a hacer mal. Ya tiene un Oscar, un BAFTA, un Globo de Oro... ¿Qué le queda? Os dejo de propina este videoclip donde lo da todo. 1. Robert Pattinson Hasta ahora en este ránking he bailado entre los versátiles y los populares en los últimos tres años mínimo. Pero cuando pronuncio en mi mente las palabras "evolución" y "radical" el primer nombre que me viene a la cabeza es este. Casi no entra en la lista porque tiene 34 tacos, es decir, es el nexo de unión entre esta generación y la anterior (como Hannah Montana, tiene lo mejor de ambas). De ser la sensación teen tras su paso por Harry Potter y Crepúsculo, se convirtió en la sensación indie y parece que llegó para quedarse. Si sus fans se preguntan qué ha sido de este hombre es porque el amigo en cuestión ha decidido cambiar su target por completo y ahora vive para un tipo de público más maduro, más artístico, más anónimo (si se le puede llamar así)... Es el único que quería dejar bien atrás su pasado, hacer borrón y cuenta nueva. Ni siquiera Daniel renegó de Harry como Robert ha hecho con Edward Cullen. Ambos querían ser reconocidos como actores en sí y no como sus personajes y lo han conseguido, algunos cortando hilos del todo. En el caso de Pattinson parece que le ha ido muy bien y por fin la crítica le toma en serio. Al principio no se alejó del romanticismo, gracias a filmes como Agua para elefantes y Recuérdame, con los que seguía atado a sus seguidores crepusculares. Pero entonces empezó a elegir largometrajes como Bel Ami, Cosmópolis, Mapa a las estrellas, Vida, High Life, El rey y, el culmen, The Lighthouse. ¡Pero si hasta dio vida a Dalí en Sin límites! Antes de que se pusieran tan de moda los biopics. Le debemos eso y el resurgir de los vampiros. Tras esta fase mega independiente, vuelve a estar en las bocas y los ojitos de todos ante su decisión de ser el nuevo Bruce Wayne en The Batman (ahora el reto es ganar musculatura) y aparecer activamente en lo nuevo de Nolan, Tenet. Más presupuesto, más visibilidad, mayores críticas. Y seguro que lo borda. Sé que me dejo muchos, muchísimos nombres, aunque he procurado incluir a los más versátiles, los más populares, los que hemos visto crecer durante toda la década y los que merecen un poco más de visibilidad, conforme me iba acordando de ellos. Así que aquí no necesariamente están los mejores o todos. He tenido tanto dilema escribiendo esto que lo que al principio iba a ser un top de quince se expandió primero a veinte y luego a veinticinco. Me hubiese gustado añadir a actores como Zoë Kravitz, Jeremy Irvine, Margot Robbie, Emilia Clarke, Chloë Grace-Moretz, Mario Casas, Blanca Suárez, Ricardo Gómez (se viene un especial spanish de esto), Josh O'Connor y Kristen Stewart, que pienso que están a la altura de los demás, pero no me cabían... Es vuestra oportunidad de completar esta lista con los nombres que consideráis que deberían estar, siguiendo este criterio.
Aparte de ellos, quisiera dedicar una mención a otros intérpretes más adultos que también lo están bordando y han crecido mucho en los últimos años, como personas, como famosos y como integrantes de Hollywood. Gente que, además de seguir luciéndose como actores, han empezado a dejar su huella en otras áreas, sea producción, guion, dirección... Esos nombres son: Adam Driver, Felicity Jones, Chris Evans, Scarlett Johansson, Oscar Isaacs, Tessa Thompson, Andrew Gardfield, Eddie Redmayne y Benedict Cumberbatch. Los primeros nombres sobre todo están muy en el punto de mira y seguro que son de los primeros en ser considerados para el próximo gran éxito entre los premios. Muchos, además, no han entrado en el ránking por muy poco, porque justo sobrepasaban la barrera de los 35, pero oye, por lo menos están en el post, ¿no? ¿Cuál es vuestro favorito y de quién os haríais mecenas sin dudar para aseguraros de que llega a la cumbre? Post de Miguel Barba “News Flash! The world cracks wide the fuck open, swallowing you and your homies whole (...) Digested by the earth, we have been enjailed in the essence, bewitched in prison, disappear in the black expands!” Admítelo: a estas alturas de la cuarentena ya has ordenado y dado nombre a cada una de las cucarachas que hay bajo tu cama, has visto todo el contenido de Netflix dos o tres veces e incluso has ponderado la posibilidad del suicidio. No quieres reconocerlo pero dudas de la existencia no ya de la vida más allá de la muerte, sino de la vida más allá del confinamiento, y poco a poco empiezas a notar cómo te hundes en ti mismo más y más mientras todo a tu alrededor se convierte en una espiral deformante y entrópica cuyo núcleo inmutable eres tú. Entonces, felicidades. Ha llegado el momento de que veas Kuso, el mayor trozo de mierda que te vayas a tragar este 2020. Y no es una manera de hablar; kuso significa 'mierda' en japonés y eso es exactamente lo que esta película te ofrece: mierda. Sobre el paisaje de una América asolada por un terremoto metafísico: mierda, mierda y más mierda. En concreto cuatro enormes pedazos de mierda bien grandes y olorosos engastados a través de la técnica del collage audiovisual. ¿Su director? El productor musical Flying Lotus. ¿Su hilo conductor? La música… y la mierda. No es una película para todo el mundo; de hecho, no es una película para nadie. Se trata de un gran ejercicio de mal gusto poético. Un filme experimental que cuesta tragarse entero. ¡Y qué maravilloso es! Pero esto, ¿de qué c*ñ* va? “Your God is from the Underground, so when you pray you cannot fuck around. No one will ever save you: Once you're dead, then you're dead, there is no coming back” Breaking news! En Los Ángeles un terremoto ha provocado que sus habitantes se comiencen a deformar y descomponer tanto física como mentalmente. En esta ciudad, completamente vuelta del revés, la gente se adapta a su nueva y sórdida vida en la que todo gira alrededor de… sí, lo habéis adivinado: la mierda. Este nuevo statu quo se nos presenta a través de cuatro relatos entrecruzados en los que se nos narra las vidas de los supervivientes del terremoto: una pareja fetichista aficionada al sado-maso; una japonesa que habita entre los restos de un derrumbamiento que busca desesperada a su hija para devorarla; una clínica abortista que ofrece tratamientos a base de mierda para quitar traumas; y un chaval que vive en el bosque cuya madre le hace tragar mierdas muy chungas y que, huyendo de ella en el bosque, se hace amigo de una bicho con forma de ano al que le da de comer su propia mierda. Cada uno de estas historias, que funcionan de manera independiente, están entrelazadas a través de fragmentos de telediario y de video-collages que nos van sumergiendo en el trasfondo de un relato denso y confuso. No es una película fácil de digerir, ya no tan solo por su dirección y temática, que se regodea en los momentos de mal gusto, sino por un ritmo que muchas veces se estanca y que casi parece que se esforzara por expulsar al espectador de la sala. En todo caso, si uno le da el tiempo necesario, puede llegar a apreciar un filme extravagante y único que contiene más de lo que aparenta. La estética de Kuso (verosimilitud y plasticidad) “It’s like a fucking a dead dog” Quizás el aspecto más interesante de la película sea su exploración del medio audiovisual y el uso de las herramientas del cine (y más concretamente del cine de terror) para ofrecer una propuesta que la separa de cualquier otra película del género. Por su tono, Kuso se acerca más a la propuesta Zef de los videoclips de Die Antwoord (por poner un ejemplo) que a otras películas del género. La atmósfera gris y surrealista de Los Ángeles nos traslada a un mundo que parece surgido de una pesadilla. Frente al realismo de las películas de terror, Kuso sitúa al espectador en un mundo oscuro y extraño, donde el shock no se encuentra tanto en la verosimilitud de lo relatado como en la crudeza y gratuidad de lo que sucede: más que terror lo que la película transmite es asco; un asco que te persigue hasta el sueño. Esto lo consigue gracias al gran manejo de las herramientas estéticas de las que dispone, sin duda lo mejor de la película. En todo momento, el espectador es consciente de que lo está viendo no es real, y sin embargo… Sin embargo el filme sitúa al espectador en un uncanny valley en el que se ve compelido a plantearse constantemente si lo que está viendo es real o no. A esto hay que añadirle la naturaleza de su trama, decididamente surrealista que termina por ubicar al espectador en un estado de what-the-fuck existencial casi hipnótico. Parece que el objetivo de la película fuera más plantearte el por qué estás viendo la película que el por qué suceden las cosas. Alicia en el país de las copropesadillas "- I fucking hate this movie. - What nigga? Eat ass, this is art. - This? This is garbage. Art is garbage". (Diálogo de la película) Y es que esta rapsodia posmoderna es, ante todo, una obra profundamente consciente de su ficcionalidad. De hecho, más allá de lo que les sucede en pantalla a los personajes, el argumento del filme podría resumirse como una crítica al público contemporáneo; ese que es capaz de tragarse mierda si se le convence de que es una mierda deliciosa. En este sentido la estética está completamente al servicio del mensaje que se pretende transmitir. La película se propone como un recorrido de hora y media por las vidas de unas personas que, literalmente, están en la mierda. Nosotros nos prestamos gustosos a verlo todo hasta el final esperando alguna conclusión que justifique todo el shitshow, pero la moraleja no termina de llegar y lo único parecido que se nos presenta es una conversación entre tres personajes que están mirando a cámara: esta película es una mierda y quieren que lo sepas. Esos mismos personajes se parecen demasiado a ti, tirados en el sofá, fumando y viendo el televisor, mientras se montan películas mentales pretenciosas sobre un montón de mierda sin sentido. En este sentido, podríamos reinterpretar todas las historias que el filme nos presenta como una crítica a la decadencia de nuestro mundo: el terremoto sería un terremoto metafísico que ha vuelto del revés el mundo, exponiendo toda la corrupción de los habitantes de este Los Ángeles; y los personajes que dan vida a estas historias podríamos ser nosotros mismos. Por supuesto esta es solo una interpretación, una de tantas que podemos crear para justificar haber visto esta mierda. Conclusión: como Bocadillo, pero bien Cada vez que nos enfrentamos a una película de este estilo, hemos de plantearnos si vale la pena o no forzarnos a verla. Yo he encontrado en ella algo que creo que justifica mi tiempo invertido, pero me temo que no todo el mundo va a encontrar lo mismo. No es una película que se preste a ser vista, pero está lejos de ser tan solo una provocación, como algunos medios la han publicitado. ¿Es mala? No, su factura es de gran calidad pero, justamente por eso, logra su objetivo de disgustar. Como dije al comienzo, no es una película para todo el mundo, pero es una película interesante y necesaria que, con el tiempo, se hundirá en el basurero de internet habiendo (paradójicamente) logrado cumplir su cometido. Post de Naiara Salinas Con los tiempos que corren, trabajar no solo se ha convertido en algo muy necesario, sino también afortunado para los que vivimos fuera de la primera línea del frente contra la pandemia. No me malentendáis: siempre es necesario trabajar, en lo que sea. No hay curros más dignos que otros, lo indigno es no currar. Incluso sin cobrar, el que se busca objetivos nuevos cada día ya está haciendo algo. Trabajar nos llena espiritualmente también, no solo económicamente: el aprendizaje continuo, la experiencia, la madurez... El trabajo nos da un propósito vital, aunque sea temporal, permite desarrollar nuestras habilidades, fomenta nuestra socialización y nos llena de autoestima sabiendo que se confía en nosotros para ciertas responsabilidades. Hoy, 1 de mayo, rendimos homenaje a todos los trabajadores del mundo con una selección de largometrajes muy en la línea: Destinos opuestos Otro de mis descubrimientos de este año (decidí echarle el ojo al coger obsesión a este vídeo). Esta cinta de 1991 nos presenta a dos jóvenes de diferente origen, Jim Dodge (Frank Whaley, el pobre muchacho al que tirotea Samuel L. Jackson en Pulp Fiction) y Josie McClellan (una adolescente Jennifer Connelly). Él es un joven de lengua rápida, no muy popular y sin mucha suerte que solo espera que alguien le de una oportunidad, mientras que ella es la hija del alcalde, objeto de deseo de muchos chavales y, si bien eso le garantiza un futuro pudiente, su presente dista mucho de ser libre, viviendo más como un trofeo de adorno. Cuando a Jim le ofrecen un trabajo de conserje nocturno en unos grandes almacenes y Josie decide jugar a ser la niña rebelde por una vez, ambos se verán envueltos en una divertida y peligrosa trama criminal donde aprovecharán para conocerse, intercambiar puntos de vista y forjar un nuevo futuro. Una película muy entretenida con el tono jovial y una estética noventera de lo más refrescante que sobre todo hace hincapié en los tipos de oportunidad que pueden llegarte para un futuro prometedor (que no por nada el título en inglés es Career oportunities) y cómo dos destinos que a priori no podían ser más opuestos acaban entrelazándose. Cita a ciegas con la vida Es uno de los largometrajes que descubres una tarde de sobremesa en la tele, del que te enamoras y que no te importa volver a repetir la próxima vez que lo emiten (como es mi caso). Al igual que su protagonista muchas veces caminamos por la vida sin tener ni idea de hacia dónde vamos, claro que en su caso además es literal, ya que este hindú con aspiraciones hosteleras llamado Saliya posee una enfermedad ocular degenerativa que solo le permite ver cerca del 25% de lo que ve un ser humano normal. Cuando esa discapacidad le dificulta la búsqueda de curro, decide presentarse a unas pruebas en un hotel de renombre fingiendo que es capaz de ver, una mentira que a la larga solo podrá mantener con el apoyo de sus familiares y sus nuevos amigos. Aparte del atractivo de la sinopsis, que deja situaciones un tanto disparatadas, así como otras dramáticas, este filme de producción alemana llama la atención por presentar con minucioso detalle la vida del trabajador de hotel, pero también, por si no fuera de por sí agotadora, la del inmigrante que debe aceptar trabajos simples para los que no posee formación porque llegó con otro título mucho más arduo, tipo Medicina, y la del discapacitado que solo encuentra puertas cerradas. Vaya, que el abanico de perfiles laborales y sociales es bastante amplio, el tono es muy respetuoso y al final deja un mensaje bastante positivo y universal (los límites solo existen en tu cerebro) que levanta la moral, lo cual nunca viene mal. Loca por el trabajo Si los dos primeros largometrajes de la lista iban sobre jóvenes y sus sueños difíciles de alcanzar, en este introducimos otro concepto de sobra conocido en el mundillo: el de workaholic (literalmente 'alcohólico laboral', es decir, que solo piensa en trabajar). Es lo que le sucede a Alicia (Bárbara de Regil), una ejecutiva de éxito que antepone las necesidades de su empresa a las de su familia y que en la trama presenta un conflicto con su hijo, con quien debe intentar volver conectar. La película es mexicana y está contada en clave de comedia, por lo que, si tienes un mal día laboral porque tu jefe te ha sobrecargado de tarea o porque simplemente la vida te pesa y ya no puedes más, puede convertirse en la propuesta ideal para ti, lo bastante desenfadada como para reírse un rato y observar los problemas con otra lupa (quién sabe si al final acabas realizando también un ejercicio de autocrítica para tomarte las cosas menos a pecho y vivir de forma más sana), de modo que cuando vuelvas al trabajo todo te siente mejor. Up in the air Y hablando de trabajos difíciles... Este filme no supondrá ninguna sorpresa a los que siguen la carrera de George Clooney y de Anna Kendrik, los protagonistas de una historia donde ambos juegan el papel de villanos como encargados de Recursos Humanos que principalmente despiden a los trabajadores. Si la película lleva el título que lleva es porque se pasan la vida viajando de un lado a otro, como buenos ejecutivos, y es a través de estos encuentros e interacciones como cada uno va conociendo mejor a su compañero y entendiendo un poco más su filosofía de vida y de trabajo. Una relación peculiar donde Kendrik ejercería el rol de aprendiz novata con la moral muy alta y unos códigos éticos antinaturales para la profesión y Clooney como el experimentado implacable y humorísticamente irónico y escéptico. Es decir, el perfil joven versus el adulto. En busca de la felicidad Si vamos a hablar de temática laboral, esta de aquí es un MUST que tampoco necesita mucha presentación (espero). Will Smith retrata a uno de los personajes más maduros de su carrera, un hombre con una creatividad desbordante que se hunde cuando su primer prototipo, un escáner de densidad ósea portátil, fracasa. En la bancarrota, sin mujer y con un hijo al que alimentar y cuidar, Chris Gardner no tiene dónde caerse muerto, pero su enorme capacidad lo llevará a optar a un puesto de corredor de bolsa. Me parece imprescindible porque aborda otra de las cuestiones que tiende a tratarse como tabú, que es el fracaso, algo que forma parte del día a día de cualquier profesión y que es el motivo de muchos temores y mucha depresión. Gardner nos demuestra que hundirnos es lo último que debemos hacer, porque por más que la vida sea difícil, hay que seguir afrontándola. Pero además encara el errar como algo vital e ineludible, y para nada hay que avergonzarse de tocar fondo, porque a partir de ahí solo se puede escalar. Si por algo decía yo antes que lo indigno es no esforzarse. Nada llena como sentirse capaz de algo, y de ahí viene todo el sentido del título. El becario El post no es completo si no incluimos a otro departamento al que muy pocas veces se le reconoce como se debería (es más, ni siquiera forman un departamento, sino más bien un grupo o colectivo marginal en las empresas). En esta película se nos presenta a Ben Whittaker (Robert De Niro), un viudo jubilado que tras haber vivido de todo no tiene con qué llenar su vida y decide inscribirse en un programa de internos pensado específicamente para la tercera edad en una empresa de comercio electrónico de ropa que lidera Jules Ostin (Anne Hathaway). Ben pasará a ser su asistente personal y sorprenderá a todo el equipo por su actitud positiva, su experiencia vital, su mente abierta y su predisposición a ser un buen ayudante más que una carga por su edad. La perspectiva tan original es lo más atractivo del filme, pero aparte de eso es como la antítesis de Up in the air, ya que aquí no solo Ben se amolda al carácter de una empresa de plantilla principalmente joven en lugar de al revés, sino que admira y apoya su iniciativa. Vamos, que no es uno de esos viejetes conservadores que desconfían de las nuevas generaciones. Porque Ben es un hombre que quiere disfrutar de lo que le queda y adelantarse a lo que no verá: el futuro (bueno, igual sueno muy drástica, pero a los ochenta años es lo que hay). Inclusión, compañerismo, aprendizaje, perspectiva y, sobre todo, orgullo por las metas alcanzadas. Que alguien mayor que tú te diga: "Nunca en mi vida he tenido algo así, algo tan grande y fascinante como lo que has creado tú. Recuerda quién lo ha logrado" te toca la patata. Los becarios La versión altamente cómica de la propuesta anterior, protagonizada por unos Vince Vaughn y Owen Wilson muy salidos que se ven obligados a buscar curro con urgencia cuando su empresa de relojes quiebra. Acceden a unos puestos de becario en la todopoderosa Google (me santifico aquí mismo), donde tendrán que superar una serie de pruebas atípicas con su equipo para poder conservar sus puestos. Diría que es bastante parecida a El becario, salvo porque los protagonistas tienen metido un niño dentro al que esta oportunidad deja salir como nunca. La dejo en el post porque estos protagonistas añaden más matices a los ya presentados y eso siempre es curioso. Además es muy divertida y demuestra que la creatividad no tiene por qué morir con la edad. El trabajo no solo te llena por los objetivos que alcanzas, viene a ser la moraleja, sino que también puede convertirse en una aventura mientras lo realizas. La clave es un buen carácter y mucha imaginación: ese es el padrenuestro de la querida empresa protagonista. Cierto es que Google lo facilita mucho porque su clima va acorde con sus principios, pero si hay algo que aprenden los protas es que todos tenemos derecho a disfrutar de nuestro empleo, sea cual fuere. El ladrón de bicicletas Volvemos al pasado (muy, muy al pasado). A una cinta italiana de 1948 que es de las más trágicas que he visto en blanco y negro (y por eso la reservaba para el último puesto, de forma que cierre un círculo iniciado con el primer párrafo introductorio). Se basa en la novela homónima escrita por Luigi Bartolini en 1945 y adaptada a la gran pantalla por Cesare Zavattini. En ella se nos introduce un contexto de posguerra en crisis en el que tener un empleo es una suerte muy codiciada. Antonio Ricci (Lamberto Maggiorani) es uno de los afortunados gracias al cine italiano, que le permite ir pegando carteles publicitarios. El problema es que para ese puesto necesita una bicicleta, de modo que cuando un desalmado se la roba Antonio iniciará una búsqueda desesperada por toda Roma. Nunca conviene olvidar los tiempos más oscuros de la historia de la humanidad y este largometraje es una prueba de por qué. La gravedad de la situación sitúa a Antonio en una encrucijada con respecto a sus principios morales y éticos, en un contexto donde la supervivencia lo eclipsa todo y la ciudad se convierte en una jungla guiada por la ley del más fuerte. ¿Solidaridad? ¿Humildad? ¿Caben en un país hundido? Curiosamente, sí, siempre. Antonio recibe toda la ayuda de sus compañeros que se le puede prestar, pero esta nunca es suficiente y al final la búsqueda duele por la impotencia y exasperación del protagonista, así como por el egoísmo y la indiferencia de los demás. ¿Y vosotros qué me contáis? ¿Cuáles son vuestras "películas laborales"?
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El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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