Post de Naiara Salinas Un martes por la noche nevagaba, no, vagaba por Internet en busca de algo que me produjese otro algo. Cansada del monopolio de Netflix, acudí a Amazon Prime cual griego que trepa hasta la colina de Delfos para consultar al oráculo, y la providencia habló y me plantó este drama, dramón romántico. Mientras estés conmigo es el biopic centrado en los años que el cantante de rock alternativo y música cristiana contemporánea Jeremy Camp pasó con Melissa Lynn Henning-Camp, su primera esposa, que fue diagnosticada de cáncer de ovario. Más en concreto, la película empieza con un joven Camp interpretado por K. J. Apa yendo a la universidad, donde conoce a Mel (Britt Robertson), así como a su mentor y principal apoyo de cara al lanzamiento de su carrera musical, Jean-Luc (Nathan Parsons). Con ellos iniciará un viaje plagado de sentimientos, descubrimiento y fe. Para empezar, he de confesar (mejor verbo imposible) que fui víctima de un (auto)engaño. Yo vi a una pareja contenta en el póster y una guitarra y pensé: "Oh, romance y música, puede estar bien, hace mucho que no veo una de estas", y lo que empezaba súper bien, súper happy..., acabó convirtiéndose en un baño de lágrimas. Bueno, no baño, pero sí txirimiri. Tampoco tenía ni idea de que contaba una historia real. Tampoco de que el tema iba a ser tan religioso; todo eso lo fui descubriendo durante el visionado, pero si acaso sirvió para aumentar mi sorpresa. Por lo demás era un filme bastante normal, aunque me quedé muy marcada por el cristianismo y el modo en que se enfoca la fe a través de esta pareja firmemente creyente. Solo he visto un tipo de historia llevada a la gran pantalla así, y es una historia que también me marcó y me dejó llorera profunda: Un paseo para recordar. Por eso, tras detenerme cinco minutos después a reflexionar, he decidido recomendarla. A muchas personas que conozco no les gustan los dramas, no quieren llorar viendo una película, que es algo que me cuesta entender, ya que supuestamente la emoción es uno de los grandes regalos del cine para bien y para mal, y quien se considera cinéfilo/a en principio no tendría por qué desechar un tipo de películas, sino atreverse con un poco de todo, aunque luego resulte que no le guste. El rechazo a ciertos géneros cinematográficos por ser lo que son es algo que a menudo me causa desazón y un poco de decepción. Aun así, acepto que no se quiera pasarlo mal, menos en estos tiempos donde hablar de enfermedades es cuestión demasiado sensible según con quién y cómo lo trates. En lo que respecta a la forma de este largometraje, me parece bastante asequible y sensibilizada, no solo con la situación en sí, sino especialmente con la pareja protagonista, que existe (o existió) de verdad. Ellos son el centro de la trama, de la banda sonora, de todo. No viven nada que no sea típico de estos argumentos (la primera cita súper especial donde confiesan aquello en lo que creen o sus sueños, broncas, algún malentendido con un amigo...). No me sentí viendo nada nuevo, la verdad, salvo por el mensaje de fondo. La fe, al igual que en otros filmes que he llegado a recomendar (como La cabaña), sirve como soporte principal, agua de vida y vía para superar los tiempos más duros. Jeremy expresa y siente la fe a través de su música, con la que enamora a Melissa, que vive la religión admirando la belleza y la fantasía del cosmos. Esa fe es tan fuerte en ambos que prevalece incluso cuando no debería, cuando todo se tumba, cuando no hay escapatoria del destino trágico. Es la clase de fe que te hace creer en los milagros, la fe que te levanta y te mantiene, la fe que ayuda a superar. Como persona atea podía llegar a sentirme un poco incómoda ante tanta devoción, pero al mismo tiempo admirada, ya que Jeremy y Melissa no necesitan ir a misa los domingos o rezar el Padrenuestro para sentir esa fe. Viven como todos los jóvenes, realizan las mismas quedadas en la playa (si tenéis playa), beben, juegan a adivinar películas y canciones... La moraleja, por tanto, se te presenta desde el principio: la fe es cuestión de vida y muerte, de aprovechar cada momento y, en definitiva, vivir, seguir adelante, da igual cómo, con la luz y las sombras. Es algo que Camp aprende a raíz de esta experiencia, la cual acabó inspirando el tema que le da nombre en inglés. El reparto no ofrece muchas sorpresas: a Britt la tenemos ya muy acostumbrada a este género, aunque al verla te das cuenta de que es la persona con la chispa perfecta para encarnar a alguien tan valiente y luminosa como Melissa. K. J. Apa, una de las estrellas juveniles del momento, aporta su melódica voz a los arreglos de las canciones y vamos viendo lo curtido que ya está en dramas, donde ha madurado notoriamente. Aunque mi mayor sorpresa fue ver a Nathan Parsons (Roswell: New Mexico) delante de un micro. ¡Eso sí que no lo esperaba! Entre todos crean una atmósfera íntima que te permite conectar con el entorno. El filme contiene varios momentos cuyos fotogramas pueden vivir sin sonido perfectamente porque ya son un proclamo de lo que defiende. La fe encuentra un eco precioso en la fotografía. En resumen: no es una gran novedad, pero por el cariño que le tengo a Un paseo para recordar, si también os encantó esa película, os animo a verla. No encontraréis a un chico malo enamorado de la niña "bien", pero sí a dos personas jóvenes que conectan de una forma que ya quisiera yo, auténticas almas gemelas que descubren el amor e inspiran. Las actuaciones son dignas y la banda sonora, mágica. No hace falta ser creyente para disfrutarla, ya que se trata de una historia muy universal y humana, preciosa. Quizá a más de uno le venga bien como "cura", aunque no lo crea. Pero siempre los pañuelos al lado, que no falten. Por cierto, sale Shania Twain también, como dato curioso. Ficha técnica Mientras estés conmigo (I still believe) 2020, USA Drama romántico, biopic Directores: Andrew y Jon Erwin Guion: Madeline Carroll, Jon Erwin y Jon Gunn Reparto: K. J. Apa, Britt Robertson, Nathan Parsons, Shania Twain y Gary Sinise Puntuación: 8/10
0 Comentarios
En realidad este podría ser el inicio de una saga de reseñas con amplio recorrido durante este año y el siguiente, ya que prácticamente no he hecho otra cosa que ver películas de Netflix desde la cuarentena, pero lo cierto es que no he encontrado otro elemento en común aparte de este para catalogar dentro de un maratón temático a las tres películas que suponen la resurrección de este especial decaído antes del verano (*pausa respiratoria*). Porque ¡sí! Ahora que recupero mi tiempo libre sin compromisos ¡vuelven las reviews y las recomendaciones! (Hacía falta darme horas para poder ver material o de lo contrario mi objetivo se hubiese caído nada más empezar). Pues al lío, ¿o qué? El diablo a todas horas (2020) Empezamos con mi regalo de cumpleaños en un pueblecito remoto de lo más sureño-central de Estados Unidos, donde las familias de los 40-50-60 todavía acuden a rezar a misa y a suplicar por la vida de sus soldados al otro lado del charco. Esta imagen tan sacra se desmiente desde que el narrador abre la boca y con su voz relajada nos cuenta la historia de varias familias que acaban entrecruzándose en una ola de crímenes y sangre, demostrando que por mucho que quieran ser devotos del Señor en realidad la llamada que escuchan es la de su hijo Lucifer. Lo llamativo es quién compone cada familia y de qué forma juega su papel en la historia, ya que no todos los días ves a Tom Holland criarse con Bill Skarsgard para convertirse en un badass de joven que protege a la hija de Harry Melling y Mia Wasikowska, la cual tiene un lío con el nuevo cura del pueblo, Robert Pattinson, mientras Sebastian Stan intenta ser el hombre de la ley que todo lo puede, pero su hermana Riley Keough se lo pone difícil violando y asesinando con su marido Jason Clarke a personas "inocentes". En realidad un matiz: el quid de la cuestión, insisto, es que nadie es inocente. Antonio Campos dibuja un paisaje irónico, rastrero y acomodado a su situación donde es fácil asumir que impera la ley del superviviente por encima de todo y donde no hay inhibiciones cuando se trata de responder a los impulsos que generan el miedo, la rabia, el odio, el cansancio... Son tiempos anticuados en una zona muy rústica donde los conciudadanos no tienen "el chichi para farolillos". Y eso mismo es lo que, a su vez, produce un relato bastante trágico en el fondo de ese enredo. El banjo puede hacer pensar que la vida ahí es muy simple: o mueres o te matan, pero en realidad no es más que el canto del gallo de Robin Hood indicándonos que ciudades hay que pasan tiempos bien y tiempos mal, mas no hay tiempos bien jamás en Solomon Islands. Y ese ritmo podría producir letargo si no fuera por el carisma del narrador, una especie de Clint Eastwood que emite los juicios de valor y te suelta las verdades sin rodeos y se hace eco de todas las torpezas, payasadas y actos viles de los personajes (a mí eso de llamar a uno de ellos "Gilipollas" o "Hijo de p***" de repente con todo el morro me mola bastante). Aparte, no disimula mucho cierto homenaje al tono de Tarantino y/o los hermanos Cohen, en quienes me encontré pensando varias veces. Pensaba que sería muy sin más, pero conforme iba avanzando la trama y se establecían las diferentes conexiones, me fue ganando. Le doy un 7. Enola Holmes (2020) Pasemos a uno de los lanzamientos más esperados del mes. Netflix cuando agarra carnaza no la suelta, y esa carnaza lleva el nombre de estrellas del momento que también salen en otras producciones de la plataforma. ¿O nadie más se ha fijado en el crossover Stranger Things-The Crown-The Witcher-Los Medici-Peaky Blinders que nos regala la osada? Veréis que esto se repite en más de una producción con distintas series (os reto a encontrar a los fichajes, anda). También ha alquilado la Sherlock de la BBC, por lo que quedaba casi claro desde el casi principio su intención de darle a esta aventura un toque más millenial. Millie Bobby Brown encarna a la hermana pequeña del mejor detective de Reino Unido y su pomposo hermano para demostrarnos una vez más que las chicas nacemos para algo más que llevar un corsé opresor en una sociedad oprimida y opresora. Sin embargo, como bien apuntaron desde Tierra Cero, amenaza con seguir el camino de Mulan de carne y hueso, cuyo mensaje empoderador perdía fuerza con su superpoder. La gran habilidad de Enola es su inteligencia, así como su valentía, que, vale, no dejan de ser grandes cualidades, pero quizá si no llevara el apellido Holmes le daría otro enfoque más bravo. Aun así, lo compramos porque la adolescente tiene que ganarse a pulso un hueco en su familia tan patriarcal y demostrar que posee el mismo talento que sus hermanos o incluso una poquita más. Bobby Brown se hace con el papel y eclipsa a la original Helena Bonham Carter, al todopoderoso Henry Cavill y al sexy hombre de bien Sam Claflin. Solo se salva el pipiolo Louis Partridge, el cual ya está llenando carpetas de las adolescentes (y con razón, porque generar más interés por una peli en la que comparte cartel con los otros tiene mucho mérito). ¿Cuál es el recurso que se emplea para que Enola domine cada parte del largometraje? El mismo que en la peli anterior: la voz narradora, pero esta vez con un toque mucho más cómico y liviano rompiendo con la cuarta pared. Eso provoca que el punto de vista de Enola llene las páginas del guion y tristemente las escenas protagonizadas por Sherlock (que son muy pocas para ser Sherlock) se queden en ocasiones en un vacío existencial en medio de ese tono tan jovial y aventurero. Ello se completa con la personalidad tan dispar de la protagonista, en plena edad del pavo: Enola es ingeniosa, pero impaciente; independiente, pero necesitada de reconocimiento, y hasta le puede su orgullo muchas veces, aunque va ganando equilibrio entre las partes a medida que avanza la historia. Su complemento ideal es Lord Tewksbury, a quien ella subestima en un principio, y aquí sí que es muy divertido contemplar el cambio de roles en las dinámicas en la que es el chico quien necesita ser salvado por la chica, pero al mismo tiempo supone su mayor apoyo y hasta voz de la razón cuando a ella le puede su cabezonería. La química entre estos dos es perfecta desde el minuto uno. Por tanto, ¿conclusiones? A favor de este nuevo personaje tan amante de los disfraces como Mortadelo (y Tessa y yo) y esta nueva saga que promete darnos alegrías y shippeos en años venideros. A pesar de que la trama en esta primera entrega resulta muy anecdótica, tiene su gracia y vale como presentación de los personajes, por lo que sería interesante ver a Enola enfrentándose a problemas cada vez más complejos, dignos de su hermano. No obstante, en contra del perfil de Sherlock, quien posiblemente sea el menos galán, "sociópata" y excéntrico de todas las versiones que nos han vendido (y lo interpreta Henry, quiero decir, para galán él. Aunque al mismo tiempo no es al primer actor que yo escogería para un papel así, es muy comedido. Como hermano mayor chapó, pero esperas algo más de este detective). Ay, donde esté Benedict Cumberbatch. Respecto a Mycroft... ni me va ni me viene, aunque me cae peor en esta versión que en otras. Al final la adaptación se sale con la suya: Enola, ni siendo perfecta (y hasta pudiendo resultar algo cargante por tanta presencia), se lleva todos los aplausos. Mis neuronas locas y yo le damos el 8. Orígenes secretos (2020) Vaya, qué sorpresa, todas las pelis de Netflix son de este año (nótese la ironía). Mi meta principal, mi sueño más profundo, al elegir este filme era reconectar con el cine español tan abandonado por mí, reírme un poco y babear por Javier Rey. Celebro haber tachado todas esas cosas de la lista. Orígenes secretos juega con el humor español, es decir, ese que se ríe de nuestras costumbres cuando las compara con otros países. Netflix ya anticipó el tema de esta película a través de la serie El Vecino, en la que Quim Gutiérrez se convierte en superhéroe. Sí, habéis leído bien, superhéroes en España. Parecía que la cosa había quedado en una bromilla tras Superlópez, ¿no? Pues nanai, nosotros también queremos sumarnos a la moda, aunque sea a través del humor. Y es que parece que ser friki en este país no está tan bien visto como en América. Ya lo comenta Resines en la peli: mientras algunos creaban al rey Arturo nosotros teníamos al Quijote, porque aquí solo tiene éxito la locura. Por ende, era preciso que al protagonista le sacudiera una aventura de lo más loca enfrentándose a un villano friki de los cómics. La trama se plantea como un thriller en la que el agente David, con una jefa que se disfraza más que Mortadelo y Enola (Verónica Echegui), debe encontrar al asesino, que se basa en las referencias de las viñetas para sus chandríos. Pero como él es un ente normal que no ha tenido que enfrentarse a un confinamiento en su vida (la de maratones y cultura pop que se ha perdido, no hay perdón que valga), desconoce la materia y debe recurrir a un librero, algo así como el Stuart Bloom castizo, interpretado por Brays Efe, al que persigue la sombra de Paquita Salas incluso haciendo de tío perdedor sin amigos y cierto delirio de... Vale, es Paquita en otro "cuerpo", dejémoslo ahí. Este trío (porque sí, la jefa también entra en el ajo) atraviesa sus altibajos, principalmente porque les cuesta comprenderse entre ellos, aunque como la unión hace la fuerza, con el tiempo se harán amigos y hasta algo más... El dúo que conforman Javier y Brays es muy divertido y merece la pena. A Echegui la he visto muy subidita, su personaje es tan cañero como cargante (sí, puede que tenga un problema con eso). Pero sin ella la historia non sería lo mismo. Al final queda algo muy entretenido y original en lo que ni siquiera los norteamericanos habían pensado (sé que probablemente exista algún episodio de C.S.I., Mentes criminales, Bones, Caso abierto, etc. con esta misma premisa, pero dejad que me autoengañe). Quiero premiarla con un 9 porque todas las referencias están muy bien coladas y hay que apoyar al cine de casa (literalmente). Refresco brevemente los otros maratones temáticos:
Post de Naiara Salinas Tras una semana de lo más ajetreada y batallas con la ley de YouTube, llega el momento de revelar la verdad de los resultados de esta edición de los Emmys Cinéfilos, cuya gala salió a pesar de los contras el pasado sábado 19, tan solo un día antes de los Emmys reales. Gala no exenta de sorpresas entre los ganadores, los cuales estuvieron bastante repartidos. El premio más grande, el de Mejor Película de Todos los Tiempos, sin embargo, recayó en 2001: una odisea en el espacio, desbancando a otras favoritas como Parque Jurásico o Star Wars V. Este es el resumen completo: Mejor película de todos los tiempos
Mejor productora/distribuidora
Mejor director/a
Mejor guion original y adaptado
Mejor actor
Mejor actriz
Mejor actriz/actor revelación
Mejor actor/actriz de esta generación
Mejor actor/actriz de doblaje español
Mejor drama
Mejor comedia/comedia romántica
Mejor película thriller/terror
Mejor película sci fi-fantasy
Mejor película de superhéroes
Mejor película indie
Mejor película de animación
Mejor musical
Mejor biopic
Mejor estreno en línea
Mejor película española
Mejor película juvenil
Mejor película de serie B
Mejor documental
Mejor cortometraje (ver en blog)
Mejor saga cinematográfica (más spin offs y precuelas o secuelas)
Mejor adaptación/remake/reboot
Mejor película de la infancia
Mejor clásico
Mejor ganadora del Oscar
Mejor trailer
Mejor póster final (el que ves en el cine)
Mejor BSO
Mejor tema principal/canción original
Mejor compositor de BSO
Mejor número musical
Mejor fotografía y escenografía
Mejor vestuario y maquillaje
Mejores efectos especiales/visuales
Mejor reparto
Mejor personaje robaescenas
Mejor romance
Mejor bromance/sisteromance
Mejor hot guy
Mejor hot girl
Peor estreno
Peor saga
Peor reparto
Estreno 2020-21 más esperado
Mejor frase cinéfila
Mejor recomendación allscreener del mes
Mejor post/vídeo
Mejor blog o cuenta cinéfila
También volvemos a recordar al Emmy Cinéfilo de Honor: ¡Raven-Heart Web! Y como siempre, ¡aquí tenéis la gala completa, con las actuaciones, el paripé y los discursos de agradecimiento! Post de Naiara Salinas Estando este año como está, algún estreno tenía que llegar con su polémica, medalla con la que Disney se ha querido condecorar estrenando su live-action tan esperado en su niña prodigio Disney Plus, con acceso premium. ¿Pérdida de fe en las salas de cine? ¿Deseos de recuperar parte de la recaudación perdida por el retraso en plena pandemia? No importa. Mulan ha conseguido desafiar al coronavirus y convertirnos en espectadores suyos a pesar de la reticencia de muchos (entre los que me cuento) sobre su sistema. Una vez vista la película, sin embargo, el rechazo es otro. ¿Por qué aun disfrutando el visionado... al acabar me quedé un poco vacía por dentro? Pensemos. La balada: el punto neurálgico de la realización Me alegro mucho de haber podido repasar el cantar de gesta antes de ver la película, porque francamente todo el guion se estructura como este, no solo en cuanto al contenido, sino también la forma. Es evidente que Disney tenía una deuda para con su público más exigente, el chino, de ahí que haya incurrido en eliminar todo aquello de la versión animada que desagradó al cuarto país más grande del mundo: el dragón es uno de los cuatro animales sagrados junto con el mono, el cerdo y el fénix, por lo que no vale que sea el comediante del filme, así que fuera; la familia y la comunidad nos importa más que las pretensiones de una niña de sentirse bien consigo misma, así que introduzcámosle en la cabeza los valores patrióticos que debería tener toda guerrera china; el ejército chino... ¿un hazmerreír de incompetentes? Más seriedad, por favor. Seriedad, seriedad, nobleza y seriedad. La historia pierde elementos de comicidad con los que se ganó el cariño de los niños a finales de los 90, más un legado de covers y karaoke hasta el final de los días. Ese nuevo tono se amolda a la epicidad que denota su balada original y es de enorme placer ver cómo Disney esta vez se apoya en este texto que para la mayoría era un gran misterio antes de este filme o el anterior, ya que, puestos a realizar un remake, ¿por qué no mostrar algo diferente? Esa era la visión que a mí me llamaba, dado que no solo me daba la oportunidad de distanciar mi gran amor por la cinta del 98, sino que además podía conocer la historia "real". Cuando los demás lloraban por la pérdida de Mushu, a pesar de mis sentimientos encontrados (no sale en la balada tampoco, eso hay que tenerlo en cuenta), abracé ese y los demás cambios. Así pues, tras mi investigación y mi atención a las noticias, puedo confirmar que esta película no me ha ofrecido nada que no esperase. Tenía que ser algo más auténtico y más serio (no tanto para no ahuyentar a los jóvenes), pero igual de épico. No obstante, haciendo honor a la verdad, Disney tampoco ha adaptado todo, todo el poema, sino que ha querido cocinar su macedonia con su versión antigua y, quizá (para la ambientación y la construcción de la villa o la búsqueda de paisajes naturales), la versión íntegramente china de 2009, Hua Mulan. Ello vuelve al largometraje un cúmulo de referencias por un lado y por el otro: que si los conejos, que si el fénix, que si las canciones coladas hábilmente en los diálogos, que si la presencia de la hermana, que si la presencia de la actriz Ming-Na Wen... Como cazadora de easter eggs, es uno de los aspectos que más me divierte a la hora de ver los live-action, como también es lo que habitualmente me lleva a juzgarlos como entretenidos. Este ha estado atiborrado. El género wuxia Retomando el tema de la cultura china, el guion, elemento cinematográfico, encuentra el mayor ensalzamiento dentro de un género cinematográfico muy popular en China: el wuxia, que literalmente significa «caballeros de las artes marciales». Y su adopción no es nueva para Disney, como tampoco regalada. Como ya expliqué en el post sobre la balada, en la China medieval era común que los soldados estuvieran adiestrados en artes marciales. Es una cultura a la que envuelve mucho misticismo que también está presente en esta película (de ahí que lo de "realismo" tenga que cogerse muy con pinzas porque justo es tan fantástica como la animada) y que afecta directamente a su protagonista, quien posee el chi, esa energía que la convierte no ya en una heroína, sino en una superheroína hábil en canalizar ese don y pegar patadas a diestro y siniestro. No es que aprenda en el ejército, sino que ya viene aprendida, una diferencia bastante notoria con respecto a la versión animada que, bajo el prisma feminista con el que todo el mundo observa y analiza, divide al personaje del común mortal y lo aleja de la lectura según la que todas las niñas y/o mujeres pueden llegar a ser tan nobles y fuertes como los hombres en igualdad de condiciones. No puede haber igualdad si desde el principio Mulán es superpoderosa, aunque sigue viviendo reprimida porque ese chi no es bien visto en manos de una mujer. Aparte, le resta mérito en el entrenamiento, ya que lo que sus compañeros admiran (conscientemente o no) no es su ingenio, ni su progreso, sino esa fuerza interior. Uno de los mensajes que transmitía la versión animada precisamente era que los estereotipos estaban sobrevalorados, ya que a la muchacha no le bastaba con vestirse de hombre para serlo, sino comportarse de una determinada forma. Mulán llegaba para poner en alza la solidaridad, el ingenio, el esfuerzo, la honestidad y la valentía, cosa que aquí no es necesario porque ya son los mandamientos de su sociedad, algo que nadie, ni siquiera ella, cuestiona (tanto es así, que no hacen más que repetirlo a lo largo del metraje). Asume enseguida su nueva identidad. Que su magia sea más admirada en el fondo es coherente con el hecho de que como mujer china se atenga desde el principio a los mismos valores que todo el mundo, aunque en una mujer se apliquen de forma diferente. Si nos detenemos a reflexionar, nos daremos cuenta de que la versión del 98 es mucho más adelantada a su tiempo que el live-action, en el que prima sobre todo la tradición, otro aspecto que viene dado por el género. Dado que Mulan es una leyenda china, contarla como wuxia tiene mucho sentido y, a pesar de que modifica en gran medida la recepción de su mensaje igualitario, en cierta manera sigue siendo positivo que la protagonice una chica, a quien se la viste moral y físicamente como un héroe medieval como si con ello pretendieran indicarnos que las mujeres también podemos ser legendarias y poseer el chi (cada cual con su interpretación). La presencia del fénix que muy poca gente comenta por respeto y respaldo al dragoncito (imagino) es también una especie de símbolo de ese poder, la llama que fluye dentro y que levanta a la joven en su momento de inseguridad (aparte de su guía espiritual). Sin embargo, aun salvando esta perspectiva, su apuesta no hubiese podido ser más prototípica y comercial, restando al estilo la personalidad que pudiera haber tenido bajo la dirección de Nikki Caro, quien se ha especializado en tramas con bastante sentimiento y feminismo (véase La casa de la esperanza, En tierra de hombres o La leyenda de las ballenas). El largometraje exalta el poder económico de Disney a través de efectos especiales, colorido, banda sonora, magia, ambientación y reparto, y todo ello sumado al género deja un espectáculo sin huella de profundidad para un personaje con el que aprendimos a cuestionarlo todo. En resumen: una fantasía de leyenda, pero con muy poca alma
El filme no es para nada horrible: la propuesta de revisionar la leyenda como lo que en su día fue mola mucho y culturiza; el reparto es destacable y realiza un trabajo excelente, aparte de contar con algún veterano del wuxia como Jet Li, por lo que a quien le agrade este género se lo puede pasar muy bien; la protagonista es digna en su papel: lleva el rol con el carisma exacto, como si hubiera nacido para él, y personajes nuevos como la "bruja Lady Halcón" interpretada por Li Gong (Memorias de una Geisha) y Honghui (que es aparentemente el nuevo interés amoroso de Mulán, un compañero de su mismo rango, lo cual también es guay porque suprime el cliché de que las "princesas Disney" acaben siempre enamoradas de príncipes, capitanes, etc.) caen bastante bien; Harry Gregson-Williams retiene en la memoria las notas del 98 (no solo "Mi reflejo", sino también la canción de la casamentera en la escena correspondiente) mezclándolas divinamente con la fantasía local y cierto eco narniano que queda atrás. La fotografía también es alucinante, a la altura del resto de live-actions, que a nivel técnico deslumbran siempre (salvo El rey león). Pero a la hora de la verdad una película no solo es efectos y tecnicismo: también historias que cuentan. Y, lamentablemente, poco más me ha contado, o más bien transmitido, esta versión. Se diría que el camino de Mulán ha estado más encauzado a la honestidad que otra cosa, algo así como salir de su armario místico, pero hay mejores formas de desarrollarlo. No es un mal proverbio, aunque cualquier filme protagonizado por un hombre me podría haber dicho lo mismo, esa es la espinilla. Se ha echado muy en falta un poco más de autoría personal por parte de Nikki en este enfoque, un poco más de profundidad en la protagonista y en su conflicto interior, que antaño fue tan grande. Incluso más conflicto en la bruja hubiese enriquecido la historia. Tengo la sensación de que me hago vieja por cómo voy recibiendo estas pelis. Empiezo a pensar que esta generación, mi generación (viva los 90), no está hecha para estas adaptaciones, aunque sea una paradoja. Pero tendría que hablar con los peques a ver qué opinan de esta Mulan sin conocer a las otras. Una idea positiva con la que me quedo es que, al final, el resultado es un largometraje casi nuevo, como me lo pareció Dumbo en su día. Es un atrevimiento que merece mi aplauso. Lo mejor: la fidelidad al texto original, que era la gran novedad, así como el acercamiento más compensado a la cultura china; la escenografía, el reparto (destacando la química entre Yifei Liu y Yoson An) y la banda sonora. Cuela muy bien las referencias y tiene varios momentos divertidos y simpáticos. No siempre pretende creerse moralmente superior, lo cual es un alivio, y dentro de lo que cabe es disfrutable por el morbo del live, pero tampoco una que quieras repetir enseguida necesariamente. Me quedo conforme con el lenguaje de la cámara lenta en ciertas escenas (por algún motivo siempre me fijo en ese detalle cuando aparece). Lo peor: es más superficial que su predecesora de la factoría y no termina de aprovechar las nuevas aportaciones al banalizarlas como arquetipos del género, por lo que poco le ha faltado para alcanzar el estatus de "otra película más de patadas". En su lugar, adquiere el de "otro live-action más de Disney", es decir, no está ni por encima ni por debajo de los que ya se han visto en esta década (aunque sí entra en mi top, vale, lo reconozco). Also, la escena de la batalla en la montaña... otro ejemplo de por qué Disney no puede pretender equiparar la acción real a la animación. Quería ser más épica y falló. Puntuación: merece aprobar, pero no es tan fácil decidirse. Oscilo entre el 6,5 y el 7. El 8 es el número de la suerte chino, lástima. Otra vez será. Post de Naiara Salinas Prometí que de esta semana no pasaba y así será. Septiembre siempre ha sido el mes que marcaba el principio de muchas cosas, así como el final de otras (R.I.P, vacaciones de verano). En el caso del cine podemos estar de enhorabuena porque, tras sufrir incontables retrasos de todo, las salas poco a poco volverán a la vida con la llegada de los estrenos tan esperados desde hace meses, así como muchas otras novedades (¡traileeeeers!). Se viene un mes muy sobrecargado de estrenos y eventos en general. También es la época de los festivales, por no hablar de nuestras propias celebraciones blogueras, y este año parece que Netflix ha tirado la casa por la ventana después de meterla en el asador. Pero ya hablaremos del streaming en otro momento. Lo que toca ahora es resumir las impresiones de los dos primeros largometrajes en inaugurar este nuevo cuatrimestre. Tenet: la enésima odisea en el espacio-tiempo de Christopher Nolan El tiempo tiene algo atractivo y a la vez repelente: un halo de misterio, una doble cara que lo vuelve un amigo y un enemigo al mismo..., sí, je, tiempo (badum tss). Cuando tenemos un contratiempo no es solo que nos ocurra algo malo, sino que lo fastidioso es perder tiempo por ello y llegar tarde a nuestra cita. Por eso sentimos que continuamente estamos enfrentándonos al tiempo, que, en definitiva, es una paradoja. Eso es algo que la filmografía de Nolan logra capturar de un modo único; es como si para él el tiempo fuese un camino con miles de encrucijadas interconectadas y en cada película abordase una de ellas para conducirla a la siguiente en otro argumento. Este es un tema que se puede abordar de mil maneras. Nolan ha experimentado con ellas desde lo más sutil (Dunkerque) hasta lo más evidente. Tenet podría considerarse la película más literal en lo que a esta curiosa relación se refiere, pero como el tiempo es de lo más complejo de explicar y entender que existe en el universo..., bueno, el guion no es uno de esos que poder agarrar a la primera, sino que hay que estar muy mentalizado y muy despierto para captar cada detalle del que se compone el esquema mental de esta historia, cuya explicación científica seguirá dejándote con la sensación de haber desperdiciado toda tu educación en Lenguaje y Comunicación. No obstante, a los ya iniciados en este universo les viene de maravilla repasar conceptos antes vistos como el agujero de gusano, los paralelismos, etc. No por tener en cuenta estas master classes la película sorprende menos, porque Nolan siempre se las ingenia para dejarte a cuadros como sea, pero sí que ayudan a agarrar mejor el argumento y a no soltarlo por difícil que se ponga. En cambio, a los valientes que se estrenan en la materia noliana con este filme... buena suerte, de corazón. Posee un componente que puede llevar a pensar que se trata de una culminación de esta temática, dado que nunca le habíamos visto enfrentarse al tiempo tan directa y evidentemente, pero tal y como acaba... creo que se puede apostar por que Nolan no ha terminado todavía de sacarle miga. Y eso asusta y emociona a partes iguales. Así pues, si tuviera que resumir la película, empezaría diciendo que sí, Tenet trata del tiempo, del enfrentamiento holocaústico entre el presente y el futuro a través de reversiones. Por concretar más, a la hora de emplear la terminología no hablaríamos de "viajes en el tiempo", sino de "retroceder" literalmente, ir marcha atrás. Las posibilidades técnicas que eso ofrece son otra muestra de que el cine noliano no vale para contarse por escrito (aun así, tiene buen guion). Es puramente audiovisual. Y en cuanto a CGI, si Origen ya era surrealista jugando en el espacio onírico, ni qué decir de este flipe de efecto de rebobinar simultáneo a la acción presente que te deja el cerebro partido en dos para procesarlo todo. ¿Cómo pueden avanzar hacia delante si están yendo marcha atrás? Esa va a ser la pregunta que más se haga el espectador y en la que menos le conviene fijarse. Intentar entender desde un punto de vista objetivo todo lo que ocurre provoca dolores, espasmos, confusión y mareo. Mi consejo es dejarse llevar y continuar flipando. Como en casi toda historia de Chris, hay un misterio más argumental, no solo en el tema: en este caso es descubrir al enemigo que emplea Tenet para atacar al pasado-presente, para lo que es reclutado John David Washington. Es preciso mencionar el nombre del actor, ya que su personaje es otro misterio. Es la guinda del director, tan habituado a construir pregunta sobre pregunta. Washington es bastante correcto en su papel; por un lado es un tipo para el que todo resulta una novedad, pero al mismo tiempo no. Ejerce de agente, pelele y mercenario por momentos. Le acompaña la mente científica de Neil, personaje a quien Robert Pattinson da vida con un humor sarcástico y muchas armas de tomar (mi favorito). Es un genio con un punto de locura que va a su bola (si este papel no basta para convencer al mundo de que puede lograr un gran Batman, no sé qué lo hará). No faltan los veteranos Kenneth Brannagh y Michael Caine, destacando el primero sobre el segundo, que no tiene más que una escena. Entre los rostros femeninos, Elizabeth Debicki es quien recibe las flores, aunque también es un placer ver a Clémence Poésy completar la tríada de magos potterianos. Ludwig Göransson es cuanto menos una apuesta en sintonía con la temática del filme: convierte el tiempo en un enemigo precario a través de sus notas, aunque no se compara a la poesía épica de Hans Zimmer, lo siento un poco más apagado, más cerca del fondo (la música funciona mejor en los momentos de altísima tensión). De lo demás no puedo hablar sin soltar spoilers, así que, en resumen: un filme que nos trae devuelta al Nolan que se consagró con Memento, Origen e Interestellar, con una técnica magistral impresionante, un guion cuidado hasta el mínimo detalle y que hay que examinar con lupa, por lo que no la calificaría como apta para cerebros vagos. ¿Significa eso que no se puede disfrutar sin más? Dudo mucho que el director considerase eso un cumplido, pero dado que él mismo nos invita a no estar juntando piezas todo el rato consideraré ese visionado como legítimo y hasta sano para nuestra mente. El reparto logra que te lo creas todo; en él depositas la confianza de que no te estás volviendo majara. Dado que no tiene muchas competidoras, entra en el top 10 de mejores estrenos del año para mí. Los Nuevos Mutantes: movidas raras en el asylum con X-Men Peli maldita como pocas, tras posponerse una y otra vez, su estreno en pleno 2020 me hace creer en los milagros. Tras presentarse en la Comic-Con at Home del pasado julio, muchas eran las expectativas que tenía para con ella y, como intro, no me ha defraudado del todo. El universo mutante es muy rico en personajes y aventuras, como bien han demostrado las muchas adaptaciones en televisión y en cine, y si algo basta para motivar con esta expansión es la experimentación. En este caso, la propuesta volvía a la pretensión de demostrar que el cine de superhéroes no es más que una etiqueta que engloba mucho más, situando a los protagonistas en un ambiente terrorífico o, como mínimo, inquietante. Todo empieza cuando a Dani Moonstar y su familia les atacan una noche y ella despierta en un hospital psiquiátrico al amparo de la doctora Reyes, quien le revela su condición de mutante y afirma estar para ayudarla a controlar sus poderes junto a otros jóvenes, antes de dejarles salir al mundo exterior. Así, la muchacha comienza a asistir a las sesiones terapéuticas con sus compañeros mientras la doctora la estudia para descubrir su poder. Sin embargo, cosas extrañas empiezan a ocurrir durante su estancia, en la que cada joven deberá luchar contra demonios demasiado reales. Josh Boone conjuga el misterio de la trama con el de los personajes, presentando la historia de cada uno en su debido momento. El filme acoge el miedo como tema principal, punto de partida y final, lo que nos devuelve a escenas cliché como las que mostraría IT, por ejemplo, pero al mismo tiempo permite profundizar en la psique de los jóvenes mutantes, cada uno más especial y traumatizado que el otro. Y cuanto más avanza el metraje más quiere ahondar el guion en ellos y en su relación, siempre con Dani en el centro, aunque de destacar a actores, me decanto por Anya Taylor-Joy en el papel de Ilyana Rasputin, una aparente psicópata cuya mente se ha convertido en una coraza contra las pesadillas del pasado que la atormentan y que no deja escapar a nadie de su dardo verbal (el personaje más divertido y con el superpoder más alucinante, en serio), y también por Maisie Williams como la sensible y tímida Rahne Sinclair, un rol tan profundo como lo que se capta a primer vistazo. Blu Hunt supone una revelación interesante, pero le cuesta hacerse con el liderazgo y en determinadas escenas tiende a quedar un poco eclipsada por las otras dos. No obstante, a la hora del drama gana mucho y la química con Maisie es perfecta. Un grupo no está completo sin los chicos de turno: Charlie Heaton como Sam Guthrie continúa arrastrando un poco de la introversión de Jonathan en Stranger Things, pero cierto es que le da más iniciativa y control sobre la situación; y, por último, Henry Zaga como Roberto da Costa, el mutante más inseguro de todos a pesar de exhibir presunción por los poros. Estos y otros rasgos denotan esa ambición por parte del equipo en mostrar algo diferente, una trama sórdida que, más que caer en los mismos clichés de siempre, perseguía el desarrollo psicológico de los protagonistas hasta formar un grupo sólido. Sin embargo, a pesar de alcanzar ese último objetivo, esas mismas pretensiones chocan entre sí, colapsan y dejan fuera parte de los elementos que se prometieron, algo no muy sorprendente teniendo en cuenta la cantidad de reshoots y escenas eliminadas que se sabe que existen (en la Comic-Con comentaron, de hecho, que son unos veinte minutos adicionales). No olvidemos que sigue siendo una película sobre jóvenes para jóvenes y adultos, por lo que, al final, el terror brilla por su ausencia y ni siquiera es capaz de asustar un poquito (o quizá solo soy yo, que ya estoy curada y me he convertido en témpano de hielo). El ritmo puede impacientar a los espectadores, ya que es un "quiero y no puedo" continuo, oscilando entre los momentos de "susto" y el sentimentalismo, pero si en algo funciona es en la creación de tensión, que es lo más "temible" que sostiene.
Por tanto, en resumen, Los Nuevos Mutantes es una garantía de entretenimiento y una experiencia visual digna, con personajes muy carismáticos y llamativos, más un clímax increíble que, sin embargo, no termina de completar todo su potencial y que va dejando atrás su rasgo más original, con lo que desperdicia o desaprovecha la oportunidad de situarnos en un contexto superheroico muy distinto. Y, con todo, distinto es, en el sentido de que no te sirve la misma trama de siempre en el mundo de los cómics. Mi teoría y sensación es que por querer abarcar dos dimensiones complejas en un tiempo limitado acaba quedándose en la mitad de cada una. Aun así, se agradece mucho esta propuesta y considero que el resultado es bastante decente. Honestamente, poco puedo exigirle a un largometraje que tantos vaivenes ha sufrido; valoro mucho que haya conseguido estrenarse y, para lo que podría haber resultado, ni tan mal, aunque no sea perfecto. Da ganas de seguir el porvenir de los personajes, cuyas historias personales acabas queriendo conocer en su totalidad. Deseando ver esos veinte minutos eliminados, la verdad. También incluye varias referencias al universo X-Men, por lo que los fans pueden disfrutarla con facilidad. |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
All Screens by All Screens is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://allscreens.weebly.com. Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en http://allscreens.weebly.com |