Post de Naiara Salinas Retorno a los dominios de All Cinema para seguir la misma corriente que los demás y contaros todo lo que me ha parecido el reestreno de La Liga de la Justicia, esta vez 100% made in Zack Snyder. El corte más personal Nuevamente tenemos a nuestro equipo de superhéroes dcistas en acción; nuevamente Bruce Wayne trata de reclutar a un Arthur Curry salvaje y a un Barry Allen muy perdido en la vida mientras Diana Prince se ocupa de un Victor Stone muy resentido. Nuevamente vemos a Superman resucitar por artes oscuras para pillarse un rebote y retirarse al campo antes de entrar en razón y socorrer a sus nuevos amigos. Tenemos amazonas, tenemos atlantes, tenemos las cajas madre, tenemos a Steppenwolf y tenemos a Henry Allen, Lois Lane, Alfred y el comisario Gordon. Y, aun así, lo que hay publicado ahora mismo en HBO se siente una película completamente diferente. ¿Qué varía? Para empezar, la duración del metraje, razón por la que sé que Tessa está en contra de llamarlo "corte" (te quiero igual). Pero ojo con considerar este filme como nada más que una versión extendida a la altura de las de la trilogía de El señor de los anillos. Porque no solo se incluyen más escenas y personajes esperados desde 2017 (como Iris West y Darkseid, el malo malísimo en discordia que consigue que Steppenwolf parezca un bebé), sino que apreciamos un tono muchísimo más oscuro y alejado de la comicidad tan marvelita añadida por Joss Whedon, quien para esta saga se ha convertido en persona non grata, por cuanto que se elimina cualquier atisbo de su presencia en la dirección (en serio, cualquiera. Desde las canciones elegidas en la primera versión hasta determinados gags, como el de la carrera entre Superman y Flash de la escena post-créditos). Quisiera añadir que en su día no tuve mucho problema con ese corte (lo que he mencionado no me hubiese importado que se hubiera mantenido), aunque no me pareciese grandioso, que puede que sea la razón por la que me haya ido gustando menos conforme envejecía. Huelga decir que las circunstancias han acabado favoreciendo a que el director de Green Bay (Wisconsin) firme una de sus obras más personales, si no la más, donde la epicidad reina como nunca y, si hay que hablar de referencias, mejor que sean propias, como el clásico filtro de 300, el coro femenino bélico de la BSO de 300, una representación de Zeus sospechosamente parecida al Leónidas de 300... La Liga de la Justicia se transforma en GUERRA y los personajes no pierden mucho tiempo en enfrentarse a sus demonios y villanos, un paralelismo con respecto al camino recorrido entre bastidores que ha tenido al filme navegando entre polémicas como solo sabe la Warner Bros. últimamente. Y por ello solo el estreno de este montaje es un éxito y algo que merece celebrarse en lugar de aplastar mediante comparaciones insulsas (por eso no he metido este post en la sección de Original vs Remake), pues pocas veces un director va a tener tanta suerte en el mundo de los blockbusters de Hollywood. Esas cuatro horas que llegan a provocar momentos soporíferos son un ejemplo de echarle huevos a la suerte que le ha tocado al artífice, quien dudo que pudiera haber llegado entero a un estreno en salas. El regalo que le han otorgado permitiendo incluir toda escena eliminada, regresar al formato de pantalla original (que es lo que provoca que veamos la imagen tan cuadrada) y reordenar el montaje modificando de paso la edición de sonido y la fotografía, así como filmar apariciones extras con el cast original y rediseñar personajes..., es más de lo que va a conseguir nadie en la industria. Lo mejor es que Snyder ha sido plenamente consciente y ha aprovechado para extender ese regalo a los fans, por lo que no solo tenemos una película más completa que llena los agujeros de guion "originales" (a pesar de su eterna duración donde también sobran cosas), sino, además, súper mimada, hasta el último detalle, contando con más easter-eggs y un clímax que se ve magníficamente superado (la última hora de todo el largometraje es lo que de verdad pedía esta aventura). ¿Para culminar? Los créditos finales, que son como el suspiro al aire con los ojos empañados con los que Snyder por fin se alivia tras tanto sufrimiento (nunca una interpretación del "Hallelujah" fue tan íntimamente sentida). La película ya nos anunciaba la seriedad de su tono desde el primer trailer, todo lo contrario al que vimos en 2017. Atrás queda el rock cañero típico de superhéroes; nuestro querido Zack opta por canciones mucho más sentimentales que transmiten su sensibilidad para con todo lo que rodea esta película (no olvidemos que tuvo que abandonarla por razones personales muy dolorosas). Flash, Cyborg y los villanos: los ganadores absolutos Ya sé que he dicho que esta Liga merece celebrarse y no compararse, pero con respecto a las ganancias no puedo evitarlo. No solo el filme se enriquece de más Snyder, sino que también les hace justicia a los personajes más "colaterales". Flash y Cyborg eran los únicos sin contar con aventura propia (aunque el primero está en ello y por lo menos lo teníamos ya visto en pequeños cameos), lo cual quiere decir que esta era muy importante para ellos, pues suponía su introducción en el universo DC cinematográfico. Con el corte de Snyder el cómico Barry Allen se convierte en un soplo de aire fresco que no solo consigue no desentonar (sorprendentemente), sino que nos hace descansar de tanta intensidad y tanto drama (los momentos desenfadados de esta película se agradecen enormemente). Huelga decir que con él no había que esforzarse mucho, tenía bastante historia elaborada en la primera versión, pero su personaje logra destacar con mejor resultado y el clímax logra elevarlo al mismo nivel superheroico que los demás. No es ya ese joven aprendiz nerd que solo quería hacer amigos: se curte y alimenta el hype por su película en solitario. En cuanto a Cyborg, es el auténtico beneficiado, con mucha más profundidad e historia. Teniendo en cuenta que es posible que no volvamos a ver a Ryan Fisher paseándose por los pasillos de DC y Warner, ha sido un gusto poder conocerle mejor y encima resolviendo con más justicia poética su arco. En general, todos los personajes ganan en fondo, salvando Aquaman y Wonder Woman, que no lo necesitan. Bruce, como líder, tiene más encrucijadas y Superman, más ocasión de lucir su lado villano. Incluso Steppenwolf se revela como un siervo sediento de una segunda oportunidad. Estos añadidos son muy buenos para la psicología de los personajes. Darkseid es el villano que merecíamos y es un gusto descubrir que DC tiene un Thanos en potencia ahí, lejos de la broma que supuso en la primera versión. Lo triste es que esas inclusiones a su vez son la promesa rota de algo que posiblemente no veamos jamás, un desarrollo que se nos queda a medias. Por esta razón los epílogos pueden tocar mucho la patata, porque auguraban un futuro prometedor que ya dudo que vaya a ser. Por tanto, para concluir, creo que podemos decir que al fin la Liga de la Justicia hace justicia. Mucho más digna a los ojos de Snyder.
Lo mejor: todo en lo que gana: las escenas y el villano prometidos, más Flash y Cyborg y más diferenciación con respecto al UCM. Es muy bonito cuando no ves nada que se parezca y puedes limitarte a disfrutar la película y no pensar en ningún momento: "Copia mala de Marvel". La primera y la última parte son las mejores: la inclusión de toda la primera guerra contra Darkseid para dividir las cajas madre y protegerlas en la Tierra, así como el final feliz desmentido con los epílogos. Luego está todo el halo snyderiano, con el que es muy difícil no emocionarse. Al acabar yo solo quería abrazarle y gritarle: "¡Lo has conseguido!" Lo peor: ¿era posible contar todo esto en menos de cuatro horas? No sé si algún día lo sabremos, pero me alegra en este caso haber estado en casa porque en cuanto empezó la parte tres sentía que iba perdiendo el norte y mantuve la atención dividida entre una cosa y otra (en cuanto dejé de ver novedades, básicamente). Se nota que el montaje llega a un punto en que desinfla el ritmo y el tono intenso, y como esta vez no contamos con la gracia de Joss Whedon (que no desmerecería del todo, ojo: tuvo algún que otro acierto) poco hay que pueda aligerar ese trayecto. La buena noticia es que al menos merece la pena llegar hasta el final. La mala: más que posiblemente nunca veremos la secuela. Así que en verdad reabrir esta herida molesta (pero ya que la tenemos aprovechemos). Puntuación: 8, pero sobresaliente en esfuerzo.
0 Comentarios
Post de Naiara Salinas ¡Hoy nos teñimos de verde porque es San Patricio! Ah, Irlanda, la tierra de las hadas, de la música celta, del mar, de la suerte... He visto muchas películas ambientadas en esos lares a lo largo de mi vida, pero siempre quedan pendientes y por eso, les rindo homenaje con un maratón temático, que ya hacía tiempo. Tenías que ser tú (2010) La primera "irlandesa" de la lista es una comedia romántica disponible en Amazon Prime Video en la que Amy Adams interpreta a Anna, una estadounidense chic que tiene la genial idea de seguir a su novio hasta Irlanda para pedirle matrimonio. Sin embargo, una confusión provoca que acabe en un pueblo en medio de la nada y necesite la ayuda de un hostelero humilde, Declan, para llegar hasta Dublin. Debido al nada sutil confrontamiento entre ambos, acaban sin transporte y en medio de una odisea de pocos días para llegar a la capital de Irlanda del Norte en la fecha prefijada por Anna. Por el camino les aguardan rebaños en medio de la carretera cuyo estiércol destroza taconazos; abueletes supersticiosos; anillos robados; invitaciones improvisadas a bodas de extraños; mucho tren y autobús que se escapa y supone una pérdida económica alucinante; la clásica "persona de ciudad" acostumbrándose a la villa... Y mucho roce que hace el cariño. Una comedia sencilla, sin muchas pretensiones, con muchos momentos divertidos y unos protagonistas la mar de simpáticos que te cautivan hasta el final. Ninguno de ellos es irlandés, vale, pero Matthew Goode lo clava. No es un actor que antes me atrajese demasiado, a pesar de que siempre he reconocido que es atractivo y tiene talento. Sin embargo, tras verlo en esta película lo he añadido a mi larga lista de crushes británicos porque ese aire desaliñado con esa barba y ese desparpajo campestre... madre mía (no te vuelvas a afeitar en tu vida, ¿me oyes?). Muy alejado de su perfil de rompecorazones actual. Otro de los rasgos encandiladores del filme es el aire de la Irlanda más rústica, llena de paisajes de quitar el hipo, leyendas medievales y supersticiones (anotados quedan ya los mejores días para pedir matrimonio y aquellos donde no conviene viajar), con lo que el resultado es un guion prototipo americano que descubre y canta su admiración por esa tierra. Aparte, el final esperado se hace esperar, lo cual añade cierto morbo (si eso tiene sentido). Nota: 10 Once (2007) Uy, ¿nunca he confesado que no había visto JAMÁS la película que puso a John Carney en el mapa antes de Begin Again y Sing Street? Pero qué bien miento, jeje. Con esta el maratón tira más hacia el lado romántico independiente, empezando donde lo dejó la anterior: Dublin. Allí se conocen un músico callejero y una inmigrante checa que deciden trabajar juntos para grabar un álbum con canciones que reflejan el principio de una relación. Otro clásico de "chico conoce chica", solo que muy literal, porque los protagonistas no tienen nombre propio (véase los créditos). Carney se apoya en la música como narradora de un romance que va aflorando poco a poco y trata de consumarse, aunque irremediablemente se convierte en un episodio más de la vida del chico, razón por la que se titula 'Una vez'. Breve pero intenso, como se suele decir. Lo más fascinante es el toque tan folk que le añade el director a la cinematografía, a través de movimientos de cámara manuales, cotidianeidad en los diálogos y un efecto muy natural en los fotogramas, casi como si hubiera rodado con una cámara casera. Casero de hecho es como describiría al largometraje entero, pues no se apoya en prácticamente ningún artificio, es muy relajante y familiar, la música casi siempre es diegética y entra en armonía con el avance de la historia. También resulta interesante cómo están escritos los protagonistas, cuyos actores esta vez se corresponden con su nacionalidad y dotan a su interpretación de una sencillez bastante tierna. Él, soñador empedernido en busca de crecimiento musical y ella, aventurera con ganas de novedades. Y siempre derrochando optimismo, oseasé, aquí no hay tiempo para las peleas por incomprensión o los sueños frustrados (no es La La Land). Carney celebra la música y el amor en todos sus filmes, y la verdad es que reconforta esa ausencia de competitividad entre los personajes. No da la impresión de que sean actores profesionales, en el sentido de que no parece que actúen, como si Carney se limitase a grabar a dos desconocidos con talento musical que ve en la calle viviendo una historia de amor. No esperaba menos, he de decir. Ha sido gratificante acceder al fin a estos inicios que distan un poco de la fórmula habitual. No me extraña el reconocimiento que obtuvo en su día. PD: venga, que sabemos que queréis escuchar LA canción (*guiño*) Nota: 9 Escondidos en Brujas (2008) Y con esta tercera y última nos vamos hacia el lado más cómico. Pero humor negro, un poco bestia. Merece la pena solo por la compañía, porque mejor irlandesa imposible: aquí a tenemos a dos leyendas nacionales, Colin Farrell y Brendan Gleeson, que interpretan a sicarios que aguardan las órdenes de su jefe Harry en Brujas, Bélgica. Entre medias, ambos son protagonistas y testigos de varios sucesos curiosos en los que consiguen ligar con una rubia extranjera que roba, conocer a una mujer embarazada que se ofrece como anfitriona... y a un hombre menudo con el que acaban primero en pelea y luego en fiesta, borrachera y droga incluida. Aquí nos salimos de Irlanda, pero un argumento tan suyo no podía quedar fuera de mi vista. Confieso que cuanto más avanzaba la trama menos entendía su propósito, hasta que se descubre que el conflicto está en que el personaje de Colin, el novato del dúo, mata a un niño por accidente en un encargo y es perseguido por Harry (Ralph Fiennes, por cierto), ya que hasta los asesinos tienen un código ético y no permiten ciertas faltas. Brendan entra aquí como el veterano protector que tratará de ayudar a su compañero y pupilo a escapar de ese destino fatal. La química entre estos dos es lo mejor de un filme que se va sumergiendo en un pozo de consecuencias entre besos y jijís jajás (dicho de otra forma: es como Camino a la perdición, pero desenfadado). Es una historia con mucho cuestionamiento de la moralidad, tanto en el modus operandi del equipo como en el guion en sí. Reflexión y protagonistas son lo destacable, en definitiva, junto con un pedazo del tono, que causa que todo parezca más estrambótico de lo que podría ser. Me pregunto si el hecho de que todo quede entre sicarios es un gag en referencia a las mafias irlandesas (de ser así subiría mi puntuación). La vi ayer, así que todavía no estoy segura de qué pensar del final. El clímax es intenso para la comicidad liviana que conduce el guion hasta ese momento. En una escena todo parece ir bien y de pronto todos están en peligro de muerte. Eso sí, el enfrentamiento entre Fiennes y Farrell en la casa de la anfitriona: muy top. Le daré... un 7. Menciones especiales como alternativa:
Otros maratones temáticos: Post de Naiara Salinas Despertamos en un nuevo 8M que este año será más un homenaje virtual que avalanchas de gente que lucha por la igualdad y el reconocimiento en las calles, como siempre. Nosotras, como mujeres, casi nunca faltamos a esta cita y quería traeros películas que aprobasen estos ideales, hasta que el sábado pasado regresé a las salas de cine tras dos meses en stand by y me di cuenta de que mi película seleccionada, Raya y el último dragón, ya contenía todo lo que necesitaba para hoy. Y por eso, aparte de una review sin (muchos) spoilers, vengo a desgranar esos valores que hacen de este uno de los mejores estrenos de Disney en su nueva era. La película que Asia merecía La relación entre Disney y Asia no siempre ha sido muy fructífera. El continente tiene un largo historial de censuras con los productos occidentales y, pese al tradicionalismo que a menudo se le ha achacado a la casa de Mickey Mouse, cualquier paso progresista invertido en esta década se ha visto muy criticado por los vecinos del otro lado del océano. La frialdad ya estaba presente desde la fallida Mulán de los 90, que tan clásico se ha vuelto en Occidente. El año pasado Disney volvió a tender la mano con el live-action de esta heroína, pero el gozo se quedó en un pozo, contrariamente a lo que prometía. No obstante, es posible que Raya sea esa princesa que este pueblo merecía, pues sin recrearse en tradiciones locales, nos ofrece un paisaje muy atractivo, verídico y respetuoso para con esta cultura en medio de un relato sobresaliente que no pasa inadvertido y que rinde en entretenimiento. El argumento versa sobre una tierra ficticia llamada Kumandra, asediada por unas sombras conocidas como los Drunn que lo arrasan todo a su paso y dejan un mundo pétreo, cenizo y desolado. Tras el sacrificio de los dragones para generar una gema que proteja a la humanidad, Kumandra se divide en cinco naciones continuamente enfrentadas por el poder: Corazón, Garra, Cola, Columna y Colmillo, y son los habitantes de Corazón quienes se convierten en guardianes de la gema y prosperan protegidos por su magia. Raya obtiene el título de guardiana en el momento en que su padre decide invitar a las demás naciones para reestablecer la paz, pero un asalto de los Colmillo provoca que la gema se rompa en pedazos y los Drunn vuelvan a liberarse. Por ello la joven decide ir en busca del último dragón, Sisu, que le ayudará a recomponer la gema y derrotar de una vez a la oscuridad. Por el camino vivirán un sinfín de aventuras y harán aliados inesperados. Ni qué decir que la trama es lo bastante atractiva para acercarse a la puerta del cine o abrir el acceso premium a Disney Plus, pero a ello sumamos una construcción del mundo impresionante (de lo mejorcito del filme, tanto en el apartado interno como externo, con mención honorífica al diseño de animación súper cuidado y estiloso) que nos recuerda a las mejores sagas de fantasía, tanto por su originalidad y magnífico desarrollo como por los elementos prototípicos que la soportan (porque a todos los amantes del género nos encanta eso de la división por casas, países o tipologías muy características. Véase próximamente Sombra y hueso, en la que he pensado mucho últimamente). Con Raya y el último dragón volvemos a las viejas leyendas y aventuras que conducen a los personajes al clásico viaje del héroe, a través de una fórmula globalizada en medio de un contexto único que anima a repetir la jugada. Bien es verdad que cuenta con una ventaja con respecto a Mulán y es que no se basa en ninguna realidad, sino que es completamente nueva, con un guion que, de la forma más metonímica, toma fragmentos generales culturales como la importancia de los dragones (animal sagrado de Asia), los distintos escenarios que entroncan el árido desierto con el trópico, las artes marciales, la comida, la vestimenta... y el que en todo Kumandra se reflejen los países de los que hasta ahora se olvidaba la compañía del ratón (menos China). Ahora que lo pienso, de compararla con una película de la misma factoría a su altura en todos los aspectos, esa podría ser Vaiana, que me causó la misma impresión (las mitologías son lo que tienen). El mensaje: la confianza trae la unión y la unión hace la fuerza Retomando lo que planteaba en la introducción, lo más bello de este largometraje es todo lo que defiende: el sacrificarse por el bien de los demás en paralelo al confiar. La película acierta en mostrarnos la doble vertiente de esa confianza, que se destruye con tanta facilidad como puede generarse. La experiencia transforma la confianza de Raya en todo lo contrario y a menudo se demuestra que tiene razón, pero Sisu, un ser mitológico y poderoso, es un ejemplo cuando, lejos de la gallardía con la que siempre se muestra a su especie en el panorama fantástico, baja los humos y decide ponerse al servicio de la humanidad y confiarle su más sagrada posesión, pese a haber sido testigo de lo poco que dura esa paz y pese a dudar muchas veces de ella misma. La criatura que más razones que nadie tiene para desconfiar de los humanos en ningún momento los observa como enemigos y es a través del trauma de la pérdida con lo que consigue que sus alianzas acaben formando una piña, pues todos los que se unen al grupo son huérfanos de las distintas naciones. La realidad es que para resucitar Kumandra no basta con una sola nación, ya que el dragón no tiene solo corazón, sino también colmillo, garras... De lo más horroroso y sombrío, nos enseña Sisu, siempre hay belleza y luz que rescatar. Nadie está perdido realmente, solo necesita confianza (y polvo de dragón) para volar. Ya lo enseñaba Peter Pan. Confía en ti y en los demás, porque de todo se saca fuerzas. Sisu y sus hermanos son el modelo a seguir. Es tan noble que, aun con su torpeza y comicidad, es capaz de conservar su halo de guía espiritual y protectora. Es una visión de los dragones más próxima a la asiática, lejos del humor que ponía Mushu. Además, representa el agua, un elemento que fluye, otorga vida y conecta a las tierras más lejanas. La visión feminista ¿Cómo se aplica esto al Día de la Mujer? Para empezar, desde lo más superficial, con el considerable número de personajes femeninos importantes que presenta el largometraje, todos ellos encarnando aspectos positivos y negativos del ser humano: la valentía y honorabilidad de Raya frente a su desconfianza; el optimismo de Sisu frente a su aparente inocencia y poca autoestima; la habilidad de la bebé ladrona frente a su caradura; el respeto y sentido de la protección de Namaari frente a su carácter traicionero... por desconfianza (si es que Raya y ella son iguales. Más química no podían tener). Disney vuelve a ensalzar a una protagonista con mucho potencial y mucho equilibrio interior que se gana enseguida el corazón del público. La enfrenta a otra mujer y le permite recibir la ayuda de una hembra para, al final, convertir los opuestos en paralelos, para encontrar la semejanza en medio de las diferencias y formar equipo no solo ellas, sino todos, varones incluidos. Básicamente, si os fijáis, se parece muchísimo a lo que intentó el live-action de Mulan, pero en este caso cala mejor. ¿Por qué? Se percibe menos artificialidad en este guion animado, irónicamente. Conclusión
Con Raya y el último dragón la diversión está garantizada; el mundo es espectacular y, aunque puede dar la impresión de que los actos se suceden con bastante rapidez, el ritmo se relaja lo justo entre el segundo y el tercero para ahondar un poco en esta peña con buenos perfiles que conforman una pandilla legendaria y variopinta. Otra mención de honor a la banda sonora compuesta por James Newton Howard, de la que no he hablado nada hasta ahora aunque la admiro mogollón, ya que nos devuelve a este compositor con tantos matices y una facilidad extraordinaria para capturar la aventura y la fantasía de leyenda en sus partituras como logró en El planeta del tesoro, Dinosaurio, Maléfica y Atlantis, entre otras. Simplemente, muy buena elección (el prólogo es una gozada, una buena presentación de las dimensiones de esta trama). Contiene dolor, contiene acción, contiene épica y contiene risas. Su clímax es la bomba y su tema, digno de escucharse y de interiorizar para poder acabar de una vez con esta riña cultural, que ya va siendo hora. Desde aquí animo encarecidamente a Disney a atreverse con más historias así, en países o culturas menos conocidos. Lo mejor: todo. Lo peor: puede dar la sensación de que algunas cosas se resuelven antes de lo esperado, pero luego se compensa muy bien. Lo explica todo divinamente. Puntuación: 10 PD: el corto que precede al filme: otra maravilla. |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
All Screens by All Screens is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://allscreens.weebly.com. Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en http://allscreens.weebly.com |