Post de Naiara Salinas¡Buenos días! Estrenamos nombre general, pero de momento esta sección se mantiene. Como sabéis, hoy es el Día del Libro, esa festividad en la que los catalanes, para conmemorar a su patrón San Jorge (o Sant Jordi), regalan una rosa a las damas y estas a su vez un libro a los caballeros. Y además, es la fecha en la que murieron Cervantes y Shakespeare (este último al menos para los ingleses, ya que hubo un pequeño desajuste en su calendario). Cine y literatura siempre han estado conectados; se han influido mutuamente en lenguaje, pero también en historias, gracias a las adaptaciones. De la mano de los actores muchos personajes han tenido la suerte (o desgracia, según la calidad) de salir del papel para tornarse de carne y hueso, pero este séptimo arte también guarda hueco para los autores. Películas basadas o inspiradas en libros hay muchas, demasiadas, de modo que, un poco apurada (pues me encuentro en estos momentos celebrando la festividad en su cuna), he decidido rendir homenaje a este día enumerando unas pocas películas donde los escritores clásicos son los protagonistas. Y como llamamos al cine el “séptimo” y no el quinto ni el sexto arte, que sean siete: 1. El secreto de los hermanos Grimm (2005) Sobre los famosos hermanos alemanes Jacob y Willhelm Grimm, a quienes debemos con su labor recopiladora el tener en nuestras manos hoy en día cuentos como Caperucita Roja, La cenicienta, Blancanieves y Rosarroja, etc. La película supone todo un crossover de las historias de estos cuentistas y, por tanto, un homenaje. Totalmente ficticia, por supuesto. 2. The Hours (2002) Un acercamiento a la personalidad y la vida de la escritora británica Virginia Woolf (interpretada por Meryl Streep), y de cómo todo ello contribuyó a su obra. 3. Capote (2005) Lo mismo, solo que con el norteamericano Truman Capote, a quien vemos comportarse como una especie de periodista y detective que termina convirtiendo su investigación sobre un asesinato en todo un novelón: A sangre fría. 4. Descubriendo Nunca Jamás (2004) Johnny Deep se pone en la piel de James M. Barry, un escritor que convierte los sueños de los niños en realidad gracias a su trabajo más reconocido, Peter Pan. 5. Shakespeare in love (1998) Ganadora del Oscar a Mejor Película, el guion nos traslada a la Londres que vio nacer a su mejor dramaturgo, un hombre que lucha por abrirse paso en el mundo del espectáculo al mismo tiempo que encuentra el amor en una joven dama que desea actuar para él, aunque no le esté permitido (eran otros tiempos). Probablemente esta sea la película más importante de toda esta lista, ya que este año se celebra el 400º aniversario de su muerte. 6. La mujer invisible (2013) Preparaos para conocer a un Charles Dickens muy diferente de lo que estáis acostumbrados. Esta es una historia que desmantela muchas cosas, pero aconsejo no tomársela demasiado en serio porque, como todo en la vida, tiene su parte de ficción. En concreto, os cuestionaréis hasta qué punto concederle al escritor todo el mérito que se ha ganado desde su primera publicación hasta nuestros días. ¿Quién empuña la pluma realmente, Ralph Fiennes o Felicity Jones? 7. Remando al viento (1988)
Hugh Grant se pone la piel de Lord Byron, el aclamado poeta romántico inglés. Pero el romanticismo no tiene nada que ver con carantoñas, besos y corazones, sino con todo lo contrario. Veréis al poeta interrelacionarse con otros dos grandes de la literatura universal: el matrimonio compuesto por Percy Byshe y Mary Wollstonecraft Shelley (autora de Frankenstein o El Moderno Prometeo).
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Post de Naiara Salinas ¿Convertir una preciosa trilogía en una tetralogía? ¿Dar un poco más de vida a esos personajes que te atraparon durante tu lectura? A priori, la respuesta es un no. Para contar más historias ya están los fanfics. A menudo pensamos que si el escritor cierra la trama en un momento dado es por algo, y si quiere él mismo la alargará (véase el caso de J. K. Rowling, que sacará un nuevo libro de Harry Potter tras permitir la saga de James Potter), pero, ya que he mencionado al niño mago, Hollywood parece haber descubierto una nueva forma de sacar dinero. Los estudiantes de Hogwarts fueron los encargados de inaugurar el fenómeno de la partición. Conscientes de que el cierre de la saga iba a ser épico y largo, demasiado quizá para solo dos horas y media de largometraje, el director y los productores quisieron darle el final que merecía, no dejándose nada por el camino. Entre los fans saltaron diferentes opiniones; la nostalgia de saber que se acercaba el fin nos afectó tanto a todos que creo que fue un alivio oír la noticia de que del séptimo libro iba a salir una octava película. Pero sin duda era algo nuevo y raro que nunca habíamos visto en el cine. Lo lógico era pensar que la decisión había sido tomada para poder meter todos los elementos del libro en el guion y no dejarse ni una parte. En ese sentido, he de reconocer que el equipo cumplió, más o menos (ahora mismo no me suena ninguna escena eliminada de vital importancia, si acaso “cortada”). Volvimos a los tiempos en los que los títulos de las películas de una saga se limitaban a enumerarse con I, II y III, como fue con Regreso al futuro, una tradición que rompió El señor de los anillos. Ahora bien, el fenómeno quedó acotado solo a la última parte de las sagas juveniles, lo supimos en cuanto llegaron Crepúsculo: Amanecer parte I y Amanecer parte II. Y aquí fue donde ya empezamos a discutir si era una buena idea dividir. Sabemos que Julio César, Jack el Destripador y hasta nuestras madres estarían de acuerdo: siempre es mejor no excederse e ir poco a poco. Pero en el caso de una adaptación, el producto original ya viene dado. Cuando el libro no tiene más que trescientas páginas en lugar de seiscientas, ¿para qué cortar en dos? En el caso de Amanecer, el corte supuso alargar la trama del embarazo de Bella Swan, que correspondía con la primera mitad de la novela, y meter en medio la lucha entre los vampiros y los licántropos (uy, perdón, metamorfos), es decir, que lo que podría haberse contado en 60 minutos de película se extendió a 117. Una boda, una luna de miel, un embarazo duro, algunas riñas y un final gore que dejó a una Bella moribunda a punto de convertirse en vampiro; eso fue todo el drama y la acción que nos mostraron. Ni batallas, ni enemigos, ni venganzas. Incluso los lectores más jóvenes que yo en esa época reconocieron que lo mejor venía justo después. ¡Ni siquiera vi apenas sangre en el parto! Creo que lo más emocionante fue la pelea de Jacob contra Sam (y eso lo digo porque me encantan los lobos). ¿Y la segunda parte? Claro, tuvieron que meter el relleno de la batalla (que en el libro no existe) para darle emoción y lograr cubrir las dos horas sin que supiera a poco al espectador. Aunque sacado de la manga, hay que admitir que compensó un poco el fiasco de la primera parte (a mí me emocionó más, por lo menos). Primeras partes que en realidad funcionan como intro que te deja a medias para la segunda parte, donde de pronto se concentra toda la acción. ¿Más ejemplos? Sigamos con Los Juegos del Hambre, la gran víctima de esta tragicomedia (mejor reír para no llorar). Damm it! Con lo bien que empezó esta saga y lo mal que acabó. La trilogía de Suzanne Collins fue la siguiente en entrar en el punto de mira. Como la primera parte estuvo alimentada de un enorme crowfunding que le generó un éxito notable, los productores tuvieron claro que esta sería la nueva saga juvenil a explotar. Una heroína modelo, una actriz que iba cosechando éxitos por donde pasaba (incluido un Oscar), un género que se vendía a borbotones en las librerías… Las editoriales se dedicaron a alimentar el mercado con distopías y el cine quiso mantener su fuente de ingresos lo máximo posible una vez más. Total, si ya había funcionado las dos primeras veces, ¿qué podía salir mal? Está claro que lo de "a la tercera va la vencida" no lo habían oído nunca. Esta adaptación no era como Los cazadores de sombras. Ciudad de hueso, que no prosperó; esta realmente hacía que los fans se volvieran locos (puedo corroborarlo, estuve en la premiere de Sinsajo parte II en noviembre. Jesús). Así que cogieron una espada y cortaron el libreto del guion. Lo que no sabían era que esta no era una saga creada para ser dividida, como tampoco lo fueron Crepúsculo ni Harry Potter. Al mago le perdonamos, pero argumentalmente las otras dos no es que dieran mucho de sí. Si os fijáis en Los Juegos del Hambre, la trama no hace más que repetirse en cada libro añadiendo algunas diferencias para que se vea cierta evolución y drama. Pero Katniss Everdeen nunca deja de estar atrapada en una Arena, de intentar ser controlada por sus superiores, de debatirse entre Peeta y Gale, de disparar flechas, de perder a seres queridos o de ser antipática con el cincuenta por ciento de los personajes. El primer libro: original, aplausos, lográis enganchar, me habéis conmovido; el segundo libro: hummm, vuelta al ruedo, aunque esta vez con otros vencedores expertos en cazar personas. Es como pasar de nivel en un videojuego en el que en vez de lanzarte tres barriles te lanzan siete. ¿Y el tercero? Publicidad y una guerra que no acaba nunca. Y aunque la Chica en Llamas me cae muy bien, lo que hace en la primera parte tampoco es para tanto. Entre líneas uno se sumerge más en el personaje, pero en la pantalla todo lo que ve es que intentan engrandecer un mísero párrafo donde lo único que se cuenta son los pensamientos de Katniss. Oh, ha hecho estallar un aerodeslizador con una flecha, qué guay. Oh, qué bonito, el pueblo entero cantando la canción de The Hanging Tree. Y ahora llegamos a la parte emocionante en la que están a punto de atacar el Distrito 13… y todo el drama es causado por un gato, ¡por un gato! ¡MIAU! Y poco después, toca meter un relleno (porque todo final de cine juvenil necesita un momento de acción aunque no exista en el original, donde, ¡vaya!, resulta que ese no es el final, solo el primer plato) y mostrar al equipo de Gale rescatando a Peeta, para a continuación acabar con el momento en el que el chico del pan intenta asfixiar a su compañera. Ni siquiera dejaron el rescate en suspense, cuando podría haber quedado muy bien (como cuando Voldemort se hace con la Varita de Sáuco al final de la parte I de Las Reliquias de la Muerte). ¿Valió la pena quitar esos diez minutos a la siguiente parte? Que por cierto, se quedó con todo el drama. Porque no es que Los Juegos del Hambre acabase mal, para nada. Tenía muertes, acción, escenas de llorera para el fandom y justicia poética. Pero el chasco de la primera parte afectó considerablemente a la segunda, que no recaudó ni la mitad de lo que la primera película de todas. Un final digno que se quedó en un final invisible, desapercibido y no solo porque la fecha de estreno coincidiera con la gravedad del atentado de París. Parece que los fans finalmente se dieron cuenta de que esta ecuación no daba buenos resultados. Partir el último libro en dos es una cosa, pero inventarse escenas por la marcha puede, en muchos términos, considerarse sacrilegio, pues al final todo se reduce a relleno. Y digo yo, ¿para qué rellenar cuando el texto ya te da lo que necesitas? Y es que Sinsajo parte II se podría haber contado en una hora. Las escenas de Katniss viajando al Distrito 2 y demás para unirse a la lucha en el libro no es más que un capítulo, no más. Aunque para invenciones, la de Leal. Los creadores de Divergente, otra distopía, han sido más listos. En lugar de seguir el juego a las demás con Parte I y Parte II, han cambiado el título a la última película por Ascendente (y digo yo: ¿no es mejor llamar a la tercera Detergente, Convergente o algo acabado en “ente” para que rimemos todos los nombres? No sé qué opinaría Veronica Roth al respecto). Así nos dan la impresión de que están vendiendo dos películas diferentes, una continuación extra de la saga. Pero es una continuación totalmente nueva, porque, ¿cómo demonios piensan cerrar la tetralogía con el final de Leal? Este caso ha sido más traumático, no me extraña que haya obtenido esos resultados tan nefastos en taquilla: en lugar de cortar el libro en dos como se lleva haciendo, han creado un monstruo, un Frankenstein, una especie de combinado que elimina aspectos cruciales de la primera parte y adelanta un momento importante de la segunda. ¿La rebelión de Cuatro y Nita? Suprimida. ¿David como malo malísimo? Revelado. Con esta premisa, ¿cómo llegamos al final final? ¿Qué van a hacer ahora? Una cosa son los recortes económicos y otra recortar personajes como Cara, la hermana de Will, que todavía no ha tenido aparición. De hecho una de las claves del libro es la unión del grupo joven de Osadía con algunos eruditos que les ayudan en su misión. La relación entre Caleb y Tris mejora enseguida de una forma que me resulta increíble. Acciones que se aceleran y personajes con menor profundidad, ¿qué ha pasado? Se supone que el beneficio argumental de partir en dos es que puedes desarrollar más aspectos que en las novelas no salen, ¿y lo que hacéis en lugar de eso es quitar? Dejo de ver una adaptación para ver un fanfic. Y si creíais que el público no lo iba a notar, ibais listos. En fin, así han acabado las cosas. Cada vez estamos más hartos de esta tradición. ¿Os habéis percatado de la diferencia de promoción entre las primeras películas y las últimas? Yo, si no llego a estar atenta, pierdo de vista Leal (es más, amigos cercanos me han confesado que ni sabían que se había estrenado ya). Entre que la campaña pasa más desapercibida y la peli no agrada… acontece que la saga se hunde tan hondo como el Titanic, o quizá más, porque al menos Titanic, UN SOLO FILME, se mantiene como clásico y con once Oscars. ¿Qué tiene Divergente, aparte de otra Katniss? ¿Las sagas juveniles… las únicas? Pero si pensáis que Hollywood ha aprendido, nada más lejos de la realidad. Nos queda por ver qué tal le irá a El corredor del laberinto con su partición (de momento el protagonista se ha lisiado), aunque vamos a cambiar de tema, y es que no solo las novelas juveniles son objeto del fenómeno, sino obras de gran prestigio como El hobbit de Tolkien (que en algunos departamentos se sigue considerando juvenil). Un solo libro; tres películas. Si Peter Jackson quería entrar en el Guinnes World's Record al mayor alargamiento para mí lo consiguió. Este director es un ejemplo de trastorno doble: por un lado, fue capaz de adaptar una trilogía tan densa como El señor de los anillos en el mismo número de cintas que de libros. Pero luego resultó no ser cosa de fidelidad, sino de amor por las trilogías, porque convirtió una sola novela en otra, y de qué forma. Crear una saga de la nada; eso es darle a la imaginación. Y ahora también se han sumado los superhéroes. Tanto Marvel como DC han dividido sus próximas pelis de éxito en dos. Los Vengadores no podían cerrar con una sola parte, para nada, y tenían que tener su propia tetralogía. En cuanto a La Liga de la Justicia (y esto es nuevo, normalmente se divide la última peli, no la primera), también tiene dos partes esperando para ver la luz en años consecutivos. ¿Cuál es la diferencia? Que a mi modo de ver se lo pueden permitir, ya que los cómics son materia que se puede explotar infinitamente, un universo donde el relleno está bien visto, los personajes aumentan, mueren y resucitan, donde existen crossovers… Pero, más importante, no están limitados por el texto. Es decir, aunque existan esos maravillosos e históricos gráficos con viñetas en las librerías, el cine toma los argumentos que le da la gana y los adapta como le da la gana. Los fans echan fuego por la boca pero al final se aguantan y van a las salas como todo el mundo, les encanta la película o la odian (aunque la mayoría se decanta por el like; si no, no estaríamos hablando de UCM y UCDC en estos momentos) y la ruleta sigue girando. En los cómics surgen sagas nuevas cada día y al final se forma un popurrí de todos los mundos habidos y por haber. La creatividad es mayor, el desorden también (porque uno ya no sabe por dónde empezar, como la primera vez que se acerca a un manga) y, así, expandimos fronteras. Por tanto, para resumir, reformulo la pregunta inicial: ¿qué ventajas y desventajas tiene alargar una saga?
Ventajas:
Desventajas:
¿Por qué será que aun viendo que no siempre funciona, los cineastas siguen empeñados en alargar? ¿Están las trilogías en peligro de extinción por culpa de esto? ¿Quedará alguien lo bastante cuerdo como para recordar que la labor de un director o guionista tira más a la compresión que a la expansión? El tiempo dirá. |
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Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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