Post de Naiara Salinas Esta vez la ronda será corta. Ese mes no tuve mucho tiempo para ir al cine o ver películas en general. Todo por culpa de ponerme al día con las series, qué se le va a hacer. Downton Abbey: una nueva era (fecha de visualización: 5 de mayo de 2022) Los Crawley regresan en una aventura que los sacará de la zona de confort. El guion reparte el tiempo en dos aventuras: por un lado, el misterioso pasado de la condesa de Grantham que lleva a media familia a disputar una herencia en la costa francesa y, por otro, el rodaje de una película en las inmediaciones de la gran mansión, al cuidado de Mary. La película sigue demostrando por qué la serie tuvo éxito en su día: cuando piensas que ya no queda nada por contar, aparece una nueva trama que despierta el interés y conduce a los personajes por derroteros que se exprimen con eficacia. Es increíble cómo siguen apañándoselas para añadirles capas emocionales mientras los vemos adaptarse a las circunstancias y a los nuevos. En esta entrega entran Hugh Dancy, Dominic West y Laura Haddock, los cuales forman parte del equipo que pretende rodar en Downton y deben enfrentarse a la decadencia del cine mudo. Los tres personajes rinden mucho al compenetrarse con sus anfitriones. Es la magia de la ficción: la familia se amplía de forma hermosa, ya que cada uno encuentra su hueco y eso no es fácil en un reparto tan coral que cubre sus dos horas de metraje. Por pequeña que sea, todos, aristócratas, criados y burgueses, gozan de una trama. Y todo apunta a que todavía queda mucho que contar, por lo que... me niego a seguir afirmando que la serie se acabó. Solo saltó a la gran pantalla. En resumen: como otro especial navideño que nos ofrecía la serie, pero sin Navidad, que sigue jugando a mezclar la llegada de los tiempos modernos con el conflicto familiar. Un 8. Lo mejor: el doblaje de Laura Haddock tan barriobajero (en serio, currazo), la justicia a Thomas y ver a los niños implicarse más conforme crecen. Lo peor: hubiese sido bonito ver algún flashback de la condesa con su amor de juventud... Doctor Strange en el multiverso de la locura (fecha de visualización: 6 de mayo de 2022) Posiblemente esta sea la primera vez que no aparto a Marvel de este especial en mucho tiempo. Siempre he tenido palabras extensas para esta franquicia superheroica, pero supongo que el tiempo hace mella. Tras Spider-Man sin camino a casa, este iba a ser el peliculón marvelita del año, destinado a continuar y expandir a niveles desmesurados lo iniciado por su predecesora. Al final, lo más expandido han sido los efectos visuales (que con este personaje siempre andan por encima de la media. En serio, son un multiflipe). La aventura es increíble, pero ocurre lo mismo que con Civil War: no es tan, tan grande como esperaba la gente. En mi caso, fui muy ilusionada porque, tras el fiasco con Spidey, estaba decidida a ignorar todas las promociones y llegar al estreno lo más virgen posible, exceptuando solo el primer avance y algunas imágenes promocionales. Lo importante lo conseguí evitar: filtraciones, cameos... Casi todo para mí fue una grata sorpresa, recuerdo vivir muchas escenas con emoción. El toque terrorífico de Raimi aprovechando los poderes y la corrupción de Wanda le dio toda la originalidad a un guion que ya estaba más que vendido antes de ser una realidad (cuando Wanda se pone bruja... ay, mamá). America Chávez es una novedad a la que merece la pena seguir conociendo y, viendo lo bien que se lleva su actriz con la de Ms. Marvel, ojalá tengamos ese crossover pronto. Cada referencia fue un goce. Elizabeth Olsen los eclipsó a todos. ¿Cuál es el problema? Lo llaman multiverso..., pero realmente solo vemos tres o cuatro, y nunca lo bastante. Lo llaman locura..., pero ¿a qué llamamos locura, a ver? ¿Al hecho de que dos personajes estén atravesando distintos universos y enfrentándose a otras versiones de sí mismos y sus amigos para conseguir espantar a una villana algo demente? Porque realmente ahí está la locura, no en la realidad de los multiversos. Ni siquiera el montaje se descuadra o juega con este concepto; la película se entiende muy bien y deja más bocas abiertas por las referencias y la antagonista que por el multiverso. ¿Queréis ver un ejemplo de auténtica locura? Ved Todo a la vez en todas partes. En resumen: una secuela que abre caminos muy interesantes para Marvel y presenta a un nuevo personaje carismático pero que sigue sin resolver algunas dudas y decide «jugar demasiado limpio» cuando su trama, su villana y su título invitan al descentramiento más descentralizado de toda la compañía. Nada me hubiese gustado más que darle un sobresaliente, porque Wanda es mi chica Marvel favorita y amo los poderes del Doc, pero... me temo que a toro pasado... un 8 le mando. Lo mejor: America, Wanda, el universo de pintura y que siga muy vinculada a la primera película a pesar de contener tantos elementos. Lo peor: ¿hasta qué punto justifican bien la caída de Wanda en el lado oscuro? ¿Por qué Stephen y Christine no pueden acabar juntos? ¿Por qué no podemos averiguar más del resto de los universos? ¿Por qué introduces cameos tan chachis... y me los eliminas al minuto, querido Sam? ¿Y qué pasa con la trama de Chiwetel Eijofor que prometía la escena post-créditos de la primera parte? Ese personaje está olvidadísimo. El sastre de la mafia (fecha de visualización: 20 de mayo de 2022) Esta película llegó sin apenas promoción, discretamente, como una sombra, a la cartelera. Pero no os dejéis engañar: es uno de los mejores estrenos del año, todo un modelo de desarrollo del suspense, comedida, seductora, carismática, envolvente e hipnótica hasta decir basta. Una vez te atrapa, no te suelta. Su trama nos presenta a un humilde sastre que vive pacíficamente en una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos. Una noche, su sastrería se convierte en un refugio para algunos capos de la mafia cuyos trajes confecciona habitualmente sin hacer preguntas. Y, con el refugio, llega lo delicado, pues no tarda mucho en convertirse en una jaula. A lo largo de esa noche se van destapando viejas rivalidades, secretos, furia contenida... Y nuestro viejo protagonista tiene que apañárselas para salvar lo poco que le queda, incluida su asistenta, de las garras de esos asesinos sin escrúpulos. Como digo, un filme potente con un protagonista de oro y unos secundarios a la altura. El guion sube peldaño a peldaño y el tono y el ritmo lo van decretando los giros dramáticos, cada uno más fuerte que el anterior. Como buen mago, te muestra el truco desde la primera secuencia, pero no conoces el secreto hasta el final. Es una maestra en la ejecución del principio «nada es lo que parece» y parte de su éxito en esta tarea de dejar al espectador a cuadros sin perder la coherencia es lo comedidamente que presenta cada aspecto, empezando por un personaje cebolla que va como atravesando fases dentro de la estructura, pelando una capa en cada una, saliendo a la luz. El juego es tan magistral que se vuelve adictivo y se extrapola a otros personajes. Se trata de una estructura que sigue las reglas del teatro y, según qué casos, de la telenovela, revelando poco a poco pero sin pausa. Es, además, muy elegante en toda su atmósfera, su fotografía... La forma en la que exponen el trabajo del sastre: sublime (ni en Kingsman lograban que se respetara tanto el oficio). Kaz Brekker se sentiría orgulloso del ingenio que hay detrás de esta producción. Alabanzas también a los actores, tan metidos en su papel que te entretienen. En resumen: que la veáis, leñe. ¡Es de lo mejor que hay! Lo mejor: todo. Absolutamente todo. Tiene lo mejor de las historias de gángsters y es un híbrido dramático tan brutal que engancha hasta que el tiempo se agota, pero ni te empanas. Lo peor: nada. Me niego a buscarle fallos a este diamante en bruto. Es un 10, ¿me oís? 10 redondo y apuntando al 11 si se lo pudiera dar. Chip y Chop: los guardianes rescatadores (fecha de visualización: 20 de mayo de 2022) Así es, acabé de ver la mejor peli del mes para ver a su compañera en el podio. Son muy distintas la una de la otra, pero le tenía que conceder el accésit porque esta también encuentra su mérito en muchas cosas. El guion es otra clase de ingenio, un modelo del fan service y los easter eggs que todos queremos ver. Nos devuelven a los héroes de nuestra infancia, pero no se quedan ahí. Este largometraje es muchísimas cosas, como: un alegato sobre el estancamiento de los niños actores una vez se hacen mayores, exponiendo el caso de Peter Pan (veis el chiste, ¿no? Por favor, decidme que veis el chiste); una defensa de los valores del viejo Hollywood, ese que parece estar en decadencia últimamente; una sátira contra lo digital y, ante todo, un canto de amor, a Chip y Chop, a la animación, al arte de hacer películas, crear historias, etc. El formato quiere imitar a Roger Rabbit y ¡lo genial es que hasta él tiene un cameo! Un humor que compensa increíblemente lo más infantil con lo más maduro: es irónica, es tierna, es graciosa y es célebre, toda una celebración animada. No necesito decir más. En resumen: decidí que tenía el 10 desde que salió el gag sobre Sonic. Lo mejor: los cameos, los temas que aborda, las críticas que lanza indirectamente... Saca cosas que te preguntas cómo ha podido lograr. No se cierra a nada. ¡Qué bien ha envejecido este dúo! Lo peor: un 10 es un 10.
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Post de Naiara Salinas «El ritmo es algo que se tiene o no se tiene, pero cuando lo tienes, lo tienes todo». Dijo el llamado por la historia el «rey del rock». Afirmación (sentencia según se mire) que de hecho también es aplicable al artífice de su biopic, cuyo estilo histriónico, excesivo y espectacular no se ha perdido en la (casi) década que separa uno de sus últimos grandes largometrajes (El gran Gatsby) de este. Elvis despidió el pasado festival de Cannes por todo lo alto y hace solo unos días que llegó a la cartelera internacional. ¿Tendrá la misma acogida? Tiempo al tiempo. De momento esto os puedo contar sin spoilers. Leyendas del espectáculo Tratándose de una biografía supongo que la trama no tiene mayor misterio. Lo interesante es el punto de vista que adopta, pues eligen para narrárnosla a nadie más ni nadie menos que el coronel Tom Parker, un mánager estafador de cuidado que orientó la carrera del cantante durante buena parte de su vida (si no toda). ¿El propósito? No será desmentirlo a él como «el malo de la historia» en sus horas bajas (a pesar de ser su intención original), sino presentar el desarrollo de un joven «perdido» hasta que se encuentra a sí mismo. Por tanto, en algún momento del relato esa perspectiva que se vendía como muy cerrada se termina abriendo y la primera persona se difumina con la tercera, la objetiva..., que en realidad también es engañina, porque pertenece al director, que pone todo su lenguaje al servicio del protagonista. Así pues, ¿podemos afirmar realmente que Parker cuenta esta historia... o lo hace Elvis? La respuesta es sencilla: Baz Luhrmann es quien maneja los hilos de ambos en todo momento, como buenamente hizo en Moulin Rouge y El gran Gatsby. Es propio de él escoger a un personaje para que sea el transmisor del mensaje, alguien que de el pistoletazo de salida, pero es un director tan presente en sus largometrajes que, al final, con lo que una se queda es con la forma mediante la cual ha contado su historia. Este caso me lleva a volver a lo de la estafa, pues, como buen biopic, uno de los temas explorados es el de la identidad. ¿Quién es Elvis? ¿Quién es Tom? ¿Podemos conocer a uno a través del otro? Negativo, porque uno tendrá la visión idealizada y el otro, la endiablada. En el caso de Tom, además, tenemos el hecho de que su origen es muy hermético per se; ningún personaje se puede jactar de conocerlo a fondo porque siempre juega al engaño, es un superviviente de labia viperina que conquista por medio de promesas, como el estrellato que desea Elvis. Las promesas son sueños y Luhrmann se recrea en ellos tomando la figura completa del cantante y ensalzándola con un montaje mega cargado de «brilli brilli» que intenta equilibrar y humanizar con imágenes reales de Presley y sus allegados. En el escenario, Luhrmann y Elvis prácticamente se mimetizan y derrochan expresionismo (ellos, intensitos), lo cual convierte al director en la mejor elección para la tarea de llevar al cine la vida de este personaje tan peculiar, carismático y problemático como tantos otros antes, a la par que y después de él. No por ello Parker queda relegado, sino que Luhrmann consigue que se convenza de que su fantasía es una realidad y su niño prodigio come y bebe de todo el oasis que él le proporciona. Ambos son soñadores natos; la diferencia es que uno engaña y el otro se deja engañar. La catapulta de Austin Butler Ya hemos hablado del director y cómo su enfoque contribuye a la personalidad del filme entero y sus protagonistas. Ahora completemos el cuadro hablando del currazo de los actores, donde destaca el esfuerzo de un Butler que está llamado a seguir los pasos de otros (Rami Malek, ejem) con un pie en el escalón hacia el hombrecillo dorado el año que viene. Antes de eso, su trayectoria había quedado en la sombra, interpretando casi siempre papeles secundarios (solo un protagonista destacado a nivel internacional en Las crónicas de Shannara), aunque en producciones de alto coste. Butler ha estado muy presente en la ficción de la ultima década, pero si no le conocías, tras esta película no volverás a olvidar ni su nombre ni su cara. Su presencia tanto aquí como en Dune parte 2 y en Masters of the Air (donde repite con Hanks, quien ejerce de productor) le garantizan un porvenir tan bueno como el de Elvis. Tiene gracia que el cantante mencione a James Dean como modelo, porque esa es la imagen que da Butler, como todo un rebelde que tiene clara su meta, pero se va transformando a medida que avanza el filme. Lo curioso es que no es un seductor hábil hasta el segundo acto. Este Elvis arrolla tanto como se encoge, es un ser imperfecto deseoso de amor que sitúa el respeto por delante. Insistiendo en el idealismo de su imagen, una de las frases que suelta Parker en un momento del tercer acto dice que la causa de su muerte fue el amor que sentía por todo ese mundo, sus fans... (esa escena me recordó al final del King Kong de Peter Jackson, la verdad). Es increíble que Butler se entregara tanto a su rol como el propio Elvis (hasta en el hospital acabó el pobre de tanto jugar con las caderas), con un vozarrón que parecía sacado de una grabación original (pero no, él solito lo logró). Y de Hanks qué voy a decir: él siempre será un dios de la interpretación para mí. La forma en que aborda a Parker es alucinante: consigue que desprecies al personaje y, ayudado por una más que óptima caracterización, te olvides de quién lo interpreta. Una fórmula que empieza a desgastarse Puede que aquí sí incluya ciertos spoilers (nunca está de más avisar, por si acaso). Me gustaría concluir con una notaza tras tantas alabanzas al trabajo del equipo, pero, una vez enfriada la cosa, lo cierto es que la película no me causó la emoción suficiente como para imitar al público de Cannes y levantarme aplaudiendo. Dicen que los excesos son malos y a este largometraje le achaco para empezar un tiempo tan alargado que provoca la pérdida de fuerza en todo el brilli brilli hasta que consigue remontar con la última actuación. Sí, confieso que miré el reloj un par de veces, por muy embobada que estuviera con Butler. El segundo exceso es crítico para con Hollywood, no esta peli necesariamente, y es que dentro de la estructura del género no innova ni siquiera un poco. Cualquiera pensaría, a raíz de esta moda, que si eres un cantante famoso nacido en el siglo XX, tu vida ya está predefinida: no puede faltar la esposa comprometida con la causa hasta que se harta de ser el segundo plato y se marcha; el mánager malvado que se aprovecha del talento del cantante para exprimir su éxito hasta la última moneda (capitalismo, yujuuu); drogas, alcohol, escándalos... El salseo que vende, aunque no por hundir al músico en su propia historia vas a acabar con su imagen, ya que la condecoras fotogramas más tarde haciendo que se levante. ¿Qué quiero decir con esto? Que la película es totalmente predecible, independientemente de si conoces esa información o no. Y eso la vuelve un poco aburrida. Esa trama ya se vendió muy bien en Bohemian Rhapsody, Rocketman y Respect (bueno, en esta última no tan bien). Elvis consigue tomar lo mejor de las dos primeras (la interpretación, la BSO, el montaje y la fotografía), pero se vuelve tan repetitiva y tediosa como la tercera. Una vez genial; dos, un gozo, pero a partir de la tercera acabas por identificar un subgénero nuevo y quizá a exigir algo más. Es en este momento cuando la personalidad del director marca la diferencia, porque sin su toque a lo mejor seguiríamos vitoreando a Butler y a Hanks, pero el blockbuster se quedaría súper vacío, sin alma. Ni siquiera aprovecha las pocas ocasiones que tiene de desarrollar a algunos secundarios que solo están de paso y son aplastados sin tapujos por el rey del rock. Conclusión
Con los directores que son muy suyos sucede que o te gustan o no te gustan. Por mi parte no estoy en contra de Luhrmann, pero hubiese preferido que arriesgara más en ciertos tramos para evitar convertirse del todo en un cliché de sí mismo. O, ya de paso, la propia película. Dexter Fletcher filmó dos biopics de cantautores muy distintos a pesar de su parecido porque aplicó técnicas diferentes, por ejemplo. O, si no hay innovación, al menos un recorte de tomas: para contar la misma historia no necesito ver todos los detalles, aunque bien es cierto que cada biopic incide en la relación del protagonista con alguien importante de su vida: su padre, su madre, su novia, su marido abusador, su mánager... Secundarios perfilados para o bien justificar la personalidad del famoso o bien alimentar o humanizar el mito en torno a él. Ya quisiera yo conocer la historia de la mujer de X para la próxima. En fin, no salí convencida de que hubiera visto la mejor peli «musical» del año, aunque gustarme me gustó. Nominable, pero no vencedora. Le doy un 8. Lo mejor: Butler y Hanks, la breve aportación de Priscilla, los números y arreglos musicales y el toque Luhrmann. Lo peor: le quitas lo mejor y no tiene nada que merezca la pena, tan solo otro artista venerado por Hollywood. |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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