Post de Naiara Salinas
Existe el rey de las hamburguesas, el rey de los leones, el Rey directamente (en Netflix) y para el día de hoy, Halloween, reservaba adrede al rey del terror y el sci fi del siglo XXI.
Decir que este es el mes de Stephen King quizá sea quedarse muy corto: tras abrir bocas con It. Capítulo 2 el mes pasado, este tenemos el regreso de Castle Rock a Hulu, el estreno de En la hierba alta en Netflix y, la auténtica razón por la que estamos hoy aquí reunidos, el estreno de Doctor sueño, secuela de uno de los grandes clásicos del género, considerado ya de culto a pesar de la opinión negativa del escritor: El resplandor. Durante todo el mes, me he dedicado semana tras semana a lo que denominé en Twitter "October King", oseasé, un maratón con algunas de las mejores producciones adaptadas de las novelas de este maestro del que no me puedo considerar fan aún (aunque La milla verde desde luego consolidó mi interés), ya que prácticamente lo acabo de conocer y todavía no he leído nada suyo, solo he visto las pelis. Sí, como leéis, a mí no me gustaba Stephen. No es que me cayera mal ni que lo considerase un mal escritor, pero debido al género del que es fetiche y yo no pues... acabé distanciándome de su literatura. Y si bien aún creo que algunas ideas que tiene son un tanto... perturbadoras, también diré que he subestimado mi propia capacidad para sentirme atraída por su creatividad. No convertiré este post en mi redención definitiva, pero es un paso (si algo me han enseñado los fenómenos fan actuales es que no se debe elevar a nadie a la categoría de dios por mucho que te haya encantado su obra. Claro que otra cosa es la excitación que vaya mostrando fuera de estas ventanas). Algunas de las películas que escogí para mi incursión en King ya las había visto porque me habían llamado o porque no tuve más remedio. Pero lo cierto es que la mayoría las he catado por primera vez, así que aquí tenéis los hilos que resumen mi experiencia con cada una.
Todo este camino diseñado a conciencia cronológicamente nos ha llevado de nuevo al pasado para esta vez mojarme sobre la adaptación más resplandeciente, con el fin de prepararme/nos debidamente para Doctor sueño. Por eso este no podía ser un hilo más, no. Pero aun y todo, ¿me seguís? ¡Vamos!
El primer multiverso literario
Lo primero es lo primero. Probablemente a algunos les choque lo que voy a decir a continuación, pero Marvel y DC no pueden llevarse el mérito de todos los crossovers siempre. En una época donde los cómics apostaban por romper barreras estilísticas y narrativas, Stephen King fue uno de los primeros (si no el primer primerísimo) en concebir un multiverso literario, es decir, en el que todas las historias están conectadas de una forma u otra, con menciones o cameos bien colados que convierten la bibliografía de este hombre en todo un nido de easter eggs. Tener en cuenta este dato es clave para entender el concepto de su obra completa. Lo que hizo fue tan sencillo como crear tres ciudades en el estado de Maine (su residencia actual) en las que ambientar sus tramas: Derry, Castle Rock y Jerusalem's Lot. A partir de ahí, que un personaje de It tuviera relación con uno de Misery no era nada extraño, ya que ambos habían nacido en la misma ciudad ficticia. Pero el auténtico origen de esta telaraña fue la saga de La Torre Oscura, la incursión del autor en la fantasía. En ella, se presentó el Prim, una fuerza oscura que en su definición puede recordar a la Nada de La historia interminable de Michael Ende, de la que nació un dios, Gan, que tomaría la forma metafísica de la Torre Oscura. Paralelamente, en nuestro universo, surgió Maturin, esa deidad que aparece como una tortuga en esta saga y en It, donde ayuda y protege a los Perdedores. El propio King es un personaje en este mundo, como si se dedicara a relatar como testigo o profeta los acontecimientos. En este Kingverso, el malo malísimo no es un payaso, ni un alienígena, ni Matthew McConaughey: es el Rey Carmesí, que controla a todas las fuerzas del mal con la intención de borrar los mapas del mundo. Este personaje apareció en distintas novelas mientras King producía como un surtidor. Gan, desde el otro mundo, le insta a Stephen que, como Autor (algo así como lo que había en Once upon a time), cree al Pistolero para defender la Torre. Claro que, como La Torre Oscura no fue la primera novela de King ni mucho menos, para poder hablar de multiverso literario tenía que sentar algunas bases antes. El talismán fue la carta de presentación de los diferentes mundos, así como la serie The Flash nos introdujo las Tierras. Pero cuando se publicó It el juego quedó bastante claro, pues se presentó a la némesis oficial de Maturin, Pennywise, y se habló del Macroverso, de donde sale lo peor de la mente de King. ¿Y qué papel juegan las ciudades en esto? Son un triángulo de las Bermudas, fuente de atracción para el mal, por lo que es donde acontecen los mayores horrores y enfrentamientos entre este y el bien. En otras palabras, tus peores pesadillas allí son muy reales, pero también hay espacio para los milagros. Son ciudades con una población corrompida y predispuesta a herir, que sirven de alimentación a los que usan esas emociones día sí y día también. En ellas, volverte loco de la noche a la mañana no solo es muy probable, sino también ley de vida. A continuación, podéis ver en un mapa de qué forma conectan los libros de King con lo que acabo de explicar.
De todas formas, para quien ame las explicaciones audiovisuales siempre quedará este vídeo, que además alberga las películas que yo he ido comentando, lo cual está muy bien. Sabiendo eso, podemos pasar a comentar el clásico adaptado por Stanley Kubrik, que opino que, aunque no aparezca en el mapa, se amolda bastante al concepto.
El resplandor En 1980, Jack Torrance fue contratado para trabajar como vigilante en un hotel con una historia truculenta que haría a cualquier ente normal pensárselo dos veces antes de aceptar el trabajo. Pero a Jack el aislamiento le venía que ni pintado para acabar su novela, así que trasladó a su mujer Wendy y su hijo Danny allí durante un invierno de lo más impecable, que acabó volviéndole a él frío y distante... mientras su interior hervía... hasta que explotó y la profecía se cumplió.
Antes de decantarse por Nicholson para el papel antagonista, Kubrik consideró nombres como Robert DeNiro, Harrison Ford o incluso Robin Williams, mientras que King era predilecto de Martin Sheen, Jon Voight y Michael Moriarty. Al final "ni pa ti ni pa mí", como se suele decir, y a Nicholson el papel le encumbró bastante, mientras que el pequeño Danny Lloyd no tuvo tanta suerte y, tras un rodaje más, dejó el cine para siempre.
El estreno fue especial, ya que la versión estadounidense fue 34 minutos más larga que la internacional, que es la que conoce todo el mundo. Entre las escenas nuevas, hay una muy clave que sucede a modo de epílogo en un hospital, donde Wendy está convaleciente y recibe la visita del administrador, quien le informa de que los investigadores no han encontrado el cadáver de su marido ni tampoco el del cocinero, Dick Hallorann (nombre muy importante del que luego hablaré). La escena acababa con el administrador entregándole a Danny la misma pelota de tenis que tiraba Jack en el hotel, con lo que el final abría nuevas interpretaciones sobre todo lo ocurrido. Cuando el estreno de esta versión no fue tan bien recibido, Kubrik se decantó por suprimir este corte y generó varias reacciones negativas, como la de la actriz protagonista Shelley Duvall, quien creyó que la escena ayudaba a explicar cosas importantes. En cuanto a por qué Stephen King denigró esta adaptación, todo empezó con el deseo de Kubrik de estrenarse en el género de terror. La novela le llamó la atención, pero el director quería libertad creativa y, por ende, cambiar ciertas cosas, lo que le llevó a rechazar el primer guion, escrito además por el propio King, por considerarlo "demasiado literal". Al final unió fuerzas con Diane Johnson, quien además dijo lo siguiente sin cortarse un pelo: "Entre nosotros, The Shining (la novela) no forma parte de la gran literatura. Da miedo, es eficaz y funciona, sin más (…). Pero precisamente es interesante ver cómo un libro bastante malo puede ser también muy eficaz (…), es bastante pretencioso. Pero también es cierto que se tienen menos escrúpulos al destrozarlo: una es consciente de que no se está destruyendo una gran obra de arte". Hay que tener morro, ¿verdad? No obstante, Kubrik fue más amable y aseguró que era la primera vez que "leía hasta el final una novela de las que me enviaban con vistas a una posible adaptación cinematográfica". Aun así, King le acusó de no entender las reglas del género (lo cual se lo podemos conceder). Teniendo en cuenta que El resplandor está calificada como terror psicológico, entre los cambios más llamativos estuvieron:
Y volviendo a Dick Hallorann y en relación con el Kingverso, este personaje que también posee el don del resplandor es originario de New-Hampshire y conoció al padre de Mike Hanlon, uno de los Perdedores de It, en el club para soldados de color The Black Spot en Derry, donde Dick le salvó de un incendio ocasionado por la versión del KKKlan de la zona, la Liga de la Decencia Blanca. El dato es aun más curioso teniendo en cuenta el paralelismo entre este personaje, siempre al tanto de lo raro que sucede a su alrededor y con un pie por delante, y Mike. Como veis, lo sobrenatural llama a lo sobrenatural.
Ahora, podemos dejarnos de curiosidades y pasar al plato fuerte, por cumplir con la tradición. SPOILERS a partir de aquí:
1. Mejor personaje: Wendy Pese al cambio de personalidad, es guay ver que ser bondadosa y tolerante no es sinónimo de estúpida y sometida, ya que en cuanto se da cuenta de que algo no va bien, la mujer toma las riendas para proteger a su pequeño. Wendy aguanta todo lo que puede, pero hasta ella tiene sus límites. Al final se convierte en una superviviente y demuestra una fortaleza tanto en sus decisiones como en sus arranques emotivos.
2. Momento terrorífico: cuando Danny observa el REDRUM por primera vez y comprende
Ver El resplandor a estas alturas tiene una ventaja: nunca te creará tanto trauma como las cintas anteriores y además podrás analizarla desde un prisma más objetivo, ya que es uno de los clásicos más referenciados en la cultura pop. Aun así, poniéndome en la mentalidad de alguien que no conoce para nada esta obra, si hay algo que le gana a los delirios de Jack Nicholson es el terror reflejado en el propio Danny en sus momentos "resplandecientes", tanto por la visión de la muerte como los efectos sonoros introducidos, que le añaden más impacto. Lo pasas mal, pero por el niño.
3. Nivel de gore: 9
La sangre es un clásico de King, y aquí te sale como un río desbordado desde el ascensor. Aparte, la visión de las gemelas asesinadas, de algunos fantasmas en su forma auténtica... Yeap, not bad. 4. Nivel de susto: 6 Pero de nuevo la culpa es mía, me he vuelto inmune. La nota viene de un ejercicio de empatía muy gordo (y porque una compañera de trabajo que es inmune al terror me confesó que con esta sí que lo pasó un poco mal cuando la vio en su día). 5. Nivel de psicología: 10 Es terror psicológico, ¡por supuesto que va a tener notaza en este aspecto! No solo por el desarrollo de la locura, sino también por la relación del patriarca con su familia, por cómo el aislamiento de Danny, que no tiene amigos, ha repercutido en su personalidad y su relación con los muertos. La única normal aquí es la madre, punto. 6. Nivel de rareza: 7 Cosas más raras se han visto. Un encierro en casa durante días te atormenta. Lo sé porque yo lo he vivido, conocidos míos lo han vivido y seguro que hasta vosotros, lectores, lo habéis vivido. 7. El villano: 10 Jack Nicholson está increíble en esta película. Sus manierismos, sus expresiones, sus gestos... Te provoca auténtico mal rollo, pero también te lo pasas bien. Hasta aquí lo que se daba. Tras el día de hoy, volveré a la normalidad un tiempo, hasta que vea y reseñe Doctor sueño, y mientras tanto, podremos descansar de multiversos, fantasmas, payasos y demás elementos terroríficos. Salvo esta noche. Esta noche no nos sentaremos entorno a la hoguera para hablar de Stephen King, qué va: saldremos a vivirlo. Dulces pesadillas... muajajajajaja. Y disfruten de la película.
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Post de Naiara Salinas Hello, everybody! Seguimos celebrando el October King y ahora el blog se une también a la fiesta con una de las cintas más emotivas de las muchas que componen el conjunto de las adaptaciones de Stephen King, muy alejada del terror habitual que nos vende este escritor. En La milla verde, Tom Hanks interpreta a Paul Edgecombe, celador del corredor de la muerte durante la época de la Depresión en la prisión de Cold Mountain, Luisiana, apodado "la milla verde" debido al color del último suelo que recorren los presos hasta la silla eléctrica. Tras el brutal asesinato con violación de dos niñas, los oficiales reciben al acusado y condenado John Coffey, un tipo negro fortachón del tamaño de un oso que posee la conciencia de un niño, casi. Las cosas se pondrán interesantes cuando Coffey empiece a manifestar una serie de habilidades paranormales, como la sanación. Dentro de la bibliografía de King, esta historia constituye un bloque aparte por sus grandes diferencias con respecto al resto; para empezar, porque se aleja de Maine, explora un periodo histórico más "clásico" y el género cambia a un drama fantástico, más próximo al realismo mágico. Aun así, se puede seguir identificando parte de la huella de este autor en aspectos como los sucesos sobrenaturales, la exploración de la maldad en las personas y, más impactante aún, la demencia. Claro que lo bonito del filme es que no te tiene que gustar Stephen King para sentirte atraído por el argumento y su enfoque. Después de todas las ideas que se nos han vendido sobre las cárceles y las sentencias de muerte a lo largo de los años, por fin tenemos una trama que empatiza con el colectivo al otro lado de las rejas. Cuando se difunde la fama de que la relación entre "polis y cacos" es de enemistad y odio profundos, Paul y sus compañeros nos muestran la humanidad y la cortesía hacia personas que están viviendo sus últimos días de vida encerrados, y cómo al final entre ellos se crea un vínculo y una responsabilidad, en la que el cuidado y la educación son esenciales. Además de esto, sorprende que en un lugar tan serio haya tantos momentos de compañerismo, tantas risas, tanta comprensión y simpatía. A través de estos oficiales, el público se va encariñando más con algunas de esas personas, y uno de los grandes aciertos técnicos es la edición de sonido, ya que en cada despedida siempre suena el mismo tema oficial y este no es de terror o pausado; es tierno, emotivo. Trágico, porque matar a un ser humano nunca debería ser motivo de celebración. Frank Darabont, conocido en la actualidad por su trabajo en The Walking Dead, se rodea de todo un equipazo para transmitir este cúmulo de sentimientos, concediendo importancia al relato anecdótico antes de pasar al fenómeno relacionado directamente con el problema. John Coffey es un misterio tanto para los oficiales que lo custodian como para los espectadores, pero la cámara lo sitúa a un lado durante el primer acto para dirigir adrede nuestra atención sobre los oficiales y los presos secundarios, que antes o después acaban teniendo un papel importante a raíz de un cuestionamiento sobre la moralidad de las cárceles y las sentencias, que acabará afectando también a Paul. El reflejo de ello pretende ser tan objetivo que al final es inevitable juzgar, claro que de juicios también trata la película. Todos tenemos un lado maligno y un lado angelical (salvo Coffey, pero ya llegaremos a ello). La trama se convierte en una paradoja cuando uno de los presos, Delacroix, muestra más simpatía y bondad que uno de los oficiales, Percy, el típico novato hijo de papá que causa repulsión a primera vista. Por tanto, esta primera parte es el realismo que consigue atraernos. Luego pasamos al lado fantástico, que en principio debería alejarnos tras haber asumido que la historia iba a ser auténtica, pero llegados a ese punto ya se está tan absorbido que no importa, si acaso engancha más. Hay cierto simbolismo en que un hombre tan imponente y acusado de un crimen tan violento sea tan pacífico y además se encargue de dar vida, de, como él dice, "aliviar el mal". Es en parte esta serie de milagros las que logran ese vínculo tan especial entre los dos grupos, incluso aun contando con dos figuras malévolas que empañan los momentos de alegría y esperanza. Hasta se le puede dar una lectura religiosa, cosa que no sorprendería ni por la época ni por el territorio (sureño, esclavista, tradicional y sumamente religioso. Se habla del infierno varias veces y la frase final en cada ejecución suele ser: "Que Dios se apiade de tu alma"). En resumen: grandísima historia con doble moralidad que la convierte en probablemente la más humana de Stephen King, en la que todas las partes anecdóticas ayudan a formar el todo y dar respuesta al misterio que envuelve la trama. Un guion muy bien estructurado e hilado, vaya. Alta admiración por los nombres tan increíbles que hay en este reparto, que te deja reflexionando. Genial adaptación; no es de extrañar que Darabont sea un favorito de King (también ha adaptado Cadena perpetua, La niebla y Dollar Baby). Ficha técnica La milla verde (The green mile) 1999, USA Director: Frank Darabont Reparto: Tom Hanks, Michael Clarke Duncan, David Morse, Doug Hutchison, Michael Jefer, Sam Rockwell, Bonnie Hunt, James Cromwell Puntuación: 10/10 La amistad en la salud y en la enfermedad (especial clausura del Festival de San Sebastián)10/25/2019 Post de Mariaje Ruiz y Naiara Salinas No todos los días tienen dos la suerte de liberar hueco en un mes de lo más ajetreado para cumplir uno de sus sueños/objetivos desde hace eones: poder ver una película en un festival. Y, con esas expectativas, menos se tiene la suerte de conseguir entradas para el evento completo de la clausura, no con una, sino con DOS películas proyectadas. Y menos aún de poder ver a un gran actor sobre el escenario como lo es Tim Roth, un habitual de Tarantino (más o menos. El actor contó durante la rueda de prensa que su participación en Once upon a time in Hollywood fue eliminada). El sábado 28 de septiembre, mi querida compi de aventuras Mariaje y yo, Naia, acudimos a la capital donostiarra a llenar por fin esa vena que nos picaba y, entre cinefilia, estrellas y playita porque el tiempo acompañaba mucho, ambas nos fuimos muy satisfechas. Si bien en aquel Velódromo (que durante semana y media se había convertido en espacio cinéfilo) vimos dos filmes de carácter muy diferente, cuando los comentamos, nos dimos cuenta de que en temática podían ser muy parecidos. Tanto es así que queríamos escribir una crítica resumida para los que no vivieron esta experiencia y casi se ha convertido en un bloganálisis. Eso sí, libre de spoilers. Nuestra primera película fue la francesa The climb, de Michael Angelo Covino, una comedia independiente... o algo así como tragicomedia, o comedia a secas, para después pasar a un interludio durante el cual nos retransmitieron la gala de clausura y la entrega de premios y, a continuación, emitieron el último largometraje del festival, presentado por un equipo de productores, director y actor protagonista: el drama (histórico) The song of names, La canción de los nombres olvidados. The climb, o "Lo que pasa cuando intentas cortar un bromance de toda la vida" Naia: La primera historia nos habla de Kyle y Mike, dos amigos muy unidos hasta que Mike se acuesta con la prometida de Kyle. A partir de aquí comienza un camino tortuoso lleno de forzadas segundas oportunidades en las que el karma acaba jugando en contra de los dos amigos, quienes parecen ser incapaces de vivir el uno sin el otro a pesar de todos los roces, las molestias y las traiciones. ¿Relación tóxica? El guion deja que el público sea el que juzgue, aunque ya sabéis lo que dicen sobre las hermandades. Michael Angel Covino, quien además interpreta a Mike, aporta al filme detalles costumbristas, con tintes de humor negro para no echar a perder demasiado el ritmo y/o la atención del público. La estructura la van marcando los saltos temporales hacia delante, en cada cual Mike y Kyle juegan a pasarse la pelota de la buena voluntad y la suerte. El espectador sigue ante todo el porvenir de Kyle tras el comienzo nefasto, cómo Mike regresa a su vida con el rabo entre las piernas y qué consecuencias se derivan de aquel fatídico día donde se descubrió la verdad. Mariaje: Si bien The climb nos muestra la unión de dos personas en medio de múltiples y dolorosos inconvenientes, diría que es interesante considerar también la decadencia, las carencias y en definitiva las complejidades emocionales que les lleva a cada uno de los protagonistas a tomar las decisiones que toman y a forjar sus vínculos de la manera en la que lo hacen. Porque no todo es bello sacrificio por amor a los amigos/parejas, sino que también existen las carencias afectivas, los egoísmos, los conflictos que descalabran y tamañas torpezas. Eso sí, en medio de todo, también actos redentores. CONCLUSIÓN DUAL: es una película que sorprende porque, tras un comienzo lento al que le cuesta llegar a la cima (nota importante para el título), una (o dos) se descubre prestando cada vez más atención a los dos amigos, cómo evoluciona su relación y cómo intervienen en ella los que les rodean. Se acaba convirtiendo en una trama muy simpática cuyas estrafalarias aventuras, aun sin mudar el tono sereno, te van sacando sonrisas y carcajadas cada vez menos tímidas. Al final se pasa un buen rato, nada agotador como muchas veces se suele temer cuando se ve cine muy independiente. Aparte, es una película muy humana, que nos muestra las miserias de las personas y sus limitaciones, pero también los aciertos y la sinceridad con la que afrontan ciertas consecuencias o decisiones, en medio del error. Una película que nos puede hacer pensar en nuestra propia fragilidad, nuestras dinámicas sociales y nuestra capacidad de cambio y adaptabilidad. El hecho de que los personajes mantengan los nombres de pila de sus actores es la marca de autenticidad de este relato. Ficha técnica The climb (The climb) Director: Michael Angelo Covino Reparto: Michael Angelo Covino, Kyle Marvin, Gayle Rankin Puntuación: 7,5/10 Lo mejor: las interacciones pasivo-agresivas entre los dos amigos y las extravagancias de Mike. Lo peor: que la gente la vea desde el prejuicio de "Todo cine indie que se proyecta en un festival te duerme". Hay que recuperar (al menos en parte) la mirada cinematográfica tarkovskiniana (esto es, del cineasta ruso Andrei Tarkovski), la que contempla y se detiene sin centrarse tanto en aportar acción constante. No obstante, se entiende que en ocasiones puede descolocar un poco o incluso pensar que tal vez le sobran unos minutos. The song of names o "La huella del pasado" Naia: Si The climb nos habla de dos amigos como hermanos que acaban convirtiéndose en rivales, en La canción de los nombres olvidados la evolución de la amistad supone la conversión de una rivalidad a una hermandad. En esta amistad el tiempo también marca, pero la apuesta por el enfoque y el tono es bastante diferente. Todo comienza en el Londres de la posguerra, donde un joven genio musical de origen polaco judío se dispone a dar su concierto más importante hasta la fecha. Las entradas están agotadas, la expectativa es enorme. Su amigo desde la infancia y tutor desde la adolescencia está nervioso y emocionado, siente que el peso de la responsabilidad por que su amigo aparezca cae en sus hombros. Pero ese gran amigo, violinista, jamás aparece. Años después, Martin encuentra durante una audición a jóvenes promesas una pista que le sumergirá en una búsqueda apasionada para descubrir por fin el misterioso paradero de Dovidl Rappaport. Presentada originalmente en el festival de Toronto (así como The climb nos llegó desde Cannes), François Girard vuelve a los violines y el tema musical tras The Red Violin (1998) para contarnos otra historia humana, transmitida con tacto, arte y armonía cual maestro de orquesta. A esta historia le alimenta tanto el misterio como, nuevamente, la relación entre los dos protagonistas, surgida a raíz del dolor por la pérdida y desarrollándose a través del mutuo entendimiento y la complicidad. Cuando Dovidl llega a Londres es un Sheldon Cooper: un genio divo que usa su orgullo y su dignidad como coraza del miedo que vive por su familia atrapada en Polonia durante la invasión nazi. La guerra acontece paralelamente a la educación de Dovidl, hasta que un suceso le hace replantearse su camino. En el futuro-presente, Martin vive un viaje espiritual parecido mientras recorre el mundo en su búsqueda. Dos almas con el único deseo de saber qué fue de sus seres queridos verán entrecruzados sus relatos a través del tiempo y la memoria. Mariaje: Dovidl Rappaport representa de alguna manera al genio artista que se sabe poseedor de talento y trata de desarrollarlo, aunque envuelto en sus inseguridades, su drama familiar y su ego. La vivencia de Martin es casi opuesta y por ello al principio se da una rivalidad que consiguen redimir y convertir en fraternidad. Además, aunque sus perspectivas vitales sean muy distintas, existen ciertos paralelismos y semejanzas y ambos se sumergirán en una bella y redimensionada búsqueda, en una especie de consagración, no exenta de diferencias personales y de problemas. CONCLUSIÓN DUAL: una narración tradicional de la literatura de la que parte con la que Girard logra conmover, tocando temas trascendentales como la familia, la identidad a través de la religión y la sangre, la música y su pervivencia, etc. Una de las preguntas que plantean tanto este filme como el anterior es: ¿pueden dos personas tan distintas llegar a entenderse e incluso volver a amarse, especialmente habiendo sufrido una de ellas a gran escala por causa de la otra? No diremos cuál es, pero creemos que en ambas películas la respuesta es de algún modo la misma, aun siendo algo distinta. Y con semejante mensaje y en buena compañía, qué mejor forma de acabar un festival. Ficha técnica La canción de los nombres olvidados (The song of names) Director: François Girard Reparto: Tim Roth, Clive Owen, Catherine McCormack, Jonah Hauer-King, Gerran Howell, Eddie Izard Puntuación: 10/10 Lo mejor: la pasión del relato y un joven reparto a la altura. Aparte, la historia refleja una complejidad y una profundidad del sentimiento religioso y de la psicología difícil de expresar Lo peor: no se nos ocurre ahora mismo, honestamente Post de Naiara Salinas Cuando te llamas Joaquin Phoenix, es inevitable que salga el clásico gag de la criatura mágica, pero no se me ocurre mejor ocasión para emplearlo que esta. Me guardé de leer nada tras mi experiencia viendo esta película porque la lectura previa ya me había señalado que iba a ser un boom y que todo el mundo querría analizarla, comentar hasta el más mínimo detalle. Pero también porque, precisamente por ese encendimiento, era necesario dejar que la emoción se congelase, ya que no es una historia que deje a nadie indiferente. A nadie. Qué queda por decir de Joker que no se haya dicho ya, desde cómo la desbordante interpretación de Phoenix nos refleja la caída de un hombre maltratado y manipulado por una sociedad cruel hasta la forma en que los planos y la música van incidiendo en la psique de este personaje mundialmente conocido como uno de los mayores villanos de la historia de los cómics... y ahora también de las pantallas. Pues bien, es mi turno de comentar desde mis ojos. Nota: si quieres el resumen sin spoilers, ve al final del todo. Más allá de los superhéroes Lo primero que uno debe tener en cuenta es que, aunque se base en un personaje de cómic, concretamente el antagonista más popular de Batman (y creo que, después de las infinitas versiones, lo puedo soltar y quedarme tan pancha), Joker traspasa el género de superhéroes aportando un estilo y una estructura muy distinta a los que estamos acostumbrados, con un ritmo que se crece pero cuya evolución narrativa no es hacia arriba, sino hacia abajo. La cinta se nos vende como una historia de orígenes, y hay quien podría hasta cuestionarse la presencia del villano en ella, pero precisamente porque el pasado de Joker es tan oscuro que ni siquiera sabemos su nombre real, que cambia con cada versión, es motivador rescatarlo y situarlo en un estado de normalidad previa para mostrarnos cómo se ha convertido en lo que es. Y la respuesta no podría ser más brutal. La estructura se divide en tres partes bien diferenciadas. La primera nos sirve como presentación de este hombre que lleva una vida muy pobre, aquejado de un trastorno mental que trata de sobrevivir como puede en los oscuros y violentos barrios de Gotham mientras los poderosos se llevan los aplausos y el cariño que él, en el fondo, desea. Arthur Fleck es un hombre realista, resignado, con sueños pero que no ve el modo de llegar a cumplirlos nunca, y por eso es desgraciado (aparte de por ver su vida como una mierda total). Dentro de ese estado depresivo acontece el primer punto de giro dramático que nos lleva a la segunda parte, la búsqueda. Arthur por fin tiene un objetivo claro. La cosa se va animando mientras se intercalan sucesos que luego contribuirán al final. En medio de su atormentada vida, parece que Fleck encuentra por fin la luz, porque nada hay mejor para abrirte los ojos que una motivación. Sin embargo, si su camino tiene que descender a los infiernos porque así lo estipula el guion, las respuestas no van a ser más que negativas y su luz, nada más que un producto del delirio en el que se refugia para sobrevivir a cada mazazo emocional que recibe. Porque esta película va mucho sobre las emociones. La personalidad de Arthur es contenida y hasta secreta hasta ya no puede más, hasta que cae la gota que colma el vaso y, entonces, al ritmo de rock and roll, se convierte en el Joker, un bromista, y se desata el caos, el principio del fin. Sin meterme en el discurso político que varios le rascan, no cabe duda de que la crítica de Todd Phillips, el director, es hacia la sociedad, a cómo la superficialidad y la falta de empatía de esta te llevan a la soledad y a la misma negatividad para acabar formando parte del grupo. Arthur es un personaje alieno, distinto de todo el mundo, que a pesar de tener gente que le tiene cariño está solo, sufriendo su calvario en silencio (menos cuando se ríe descontroladamente). Pero, más importante, es una buena persona, víctima del sistema. Desde el momento en que comete su primera atrocidad, se inicia su camino de conversión, empieza a acercarse al resto, se encuentra con que la gente le apoya y que, irónicamente, es más un justiciero para ellos que un villano, lo cual nos demuestra lo diferente que era de todos, no por estar loco, sino por tener unos principios. Él mismo señala que este es el momento en que es consciente de su propia existencia, porque deja de sentirse invisible. Por supuesto, la película no te sirve este dato en bandeja, sino que es una capa oculta debajo del trastorno. Los espectadores percibimos a Arthur como un ser atípico, cierto, pero se lo achacamos a su enfermedad. Cuando se nos van revelando las verdades de su origen es cuando lo entendemos tal y como lo estoy contando. Supone darle la vuelta a todo de una forma maravillosa y excéntrica. Y la prueba de ello es la que escogí como frase cinéfila de la semana pasada: "Mejor el ciego que se mea por la ventana (prácticamente se llama a sí mismo ciego por no haber sido capaz de ver el engaño, tanto de sus seres queridos como de la sociedad, ya que en el fondo sentía que si seguía el juego le tocaría el premio gordo) que el bromista que le dijo que era un orinal. ¿Sabes quién es el bromista? Lo es todo el mundo". BUM: la realidad nos explota en la cara. Todos somos unos "guasones", todos nos reímos del sufrimiento ajeno porque el ser humano es lo peor. Y que Arthur adquiera el mote de Joker es súper simbólico, porque de pronto ya no es un alienado, sino que forma parte del circo, es más, se convierte en una especie de dios para los anárquicos. El mundo no se vuelve completamente loco porque ya lo era. Arthur solo es el que tiene el valor de reconocerlo y de liberar a los oprimidos. Escalofriante, ¿verdad? Que la única forma que tiene de dejar de ser invisible sea sacando su lado maniático. Cuando comparaba el viernes pasado al Joker con Carrie, es porque para mí se trata del mismo tipo de degeneración de la personalidad: dos personas faltas de cariño pero aun así bondadosas a las que llevan al límite hasta que explotan, dos bombas humanas. La frase que dice Carrie White en una de las versiones, bien la podría haber emulado Arthur: "Mira en qué me habéis convertido". Decía Peter Dinklage en Las crónicas de Narnia. El príncipe Caspian que basta con tratar a un ser como una bestia para acabar siéndolo. Esa frase me vino a la mente en medio del largometraje y me parece otra gran definición de la trama. Por tanto, si no es una película de superhéroes (y aun así, estrictamente hablando, no hay superhéroes en medio, más que un pequeño cameo de Bruce Wayne. Debería ser una película de villanos, puestos a concretar), ¿qué es? Funciona como drama y funciona hasta como thriller psicológico, ya que no solo el argumento, sino también el tono y el estilo, ofrece cero amabilidad, tiene toques gore y resulta repusilvo a ojos del público. Eso también la convierte en la más rara de todas las de DC hasta ahora, encerrada en un bloque aparte. Dicho de otro modo, Joker es a DC lo que la serie Legion a Marvel. Una dirección idónea Tras desmenuzar la historia, me gustaría comentar el trabajo que hay detrás de las cámaras, que para mí es enorme y lo más destacable, pues sin él el efecto no sería el mismo. Recuerdo aún cuando salió la noticia del filme y mucha gente se preocupó porque fuese Todd, un hombre formado cinematográficamente en la comedia con películas como Resacón en las Vegas o Noche de juerga, el encargado de dirigir esta oscura adaptación. Sin embargo, los manierismos adquiridos por el director en sus películas previas le han servido para tomar decisiones acertadas en esta, lo cual lo convierten en el mejor capitán posible para este barco. A nada que uno se fije, se dará cuenta de que los títulos mencionados no son precisamente amables tampoco, ni pecan de exceso del tipo de humor conocido como "caca-culo-pedo-pis". Son violentos y excéntricos, algo que demanda un personaje como el Joker. Con esos ingredientes, se puede desarrollar aún más la locura de Arthur, pero también jugar con el sarcasmo, porque la ironía no se despega ni un solo momento del montaje. Incluyendo referencias a Charles Chaplin (empezando por la canción "Smile" versionada por Jimmy Durante, que también sonó en el trailer, y la última escena en Arkham) acentúa el tono burlón y cómico que se supone que tiene que tener un comediante. Todos los bailes y los chistes de Arthur, las muecas, se justifican porque el Joker presenta la apariencia de un payaso, y un payaso, da igual si lo ves en la calle, en el circo o en una película de terror de Stephen King, hace esas cosas. ¿La escena del baile en las escaleras? Apoteósica, para mí la mejor de todo el largometraje, pues supone la confirmación de Arthur como Joker, su salto de libertad, insertada después de una carnicería y con un final muy gracioso que define el doble carácter del largometraje (aparte, la canción es muy habitual de filmes de comedia, como Los padres de él, por ejemplo, donde también sale Robert DeNiro). Eso la deja también como película de comedia negra. Y funciona, no solo para relajar un poco el ambiente, sino también para recordarte que estás viendo una ficción (algo por lo que también era recomendable partir de un personaje ficticio y no realista, no fuera a tener eso muchas repercusiones). Junto a la dirección en general de la película, habría que dedicar una mención, como española, a la dirección de doblaje. Quizá la elección de Sergio Zamora no tuviese más razón que porque es un habitual de Joaquin Phoenix (lo dobló también en Gladiator, Her, La noche es nuestra, Irrational Man -je, esta coincidencia me ha hecho gracia- etc.), pero para mí mejor no hubiera podido ser, y es que el reto era chungo. Se criticaba mucho que se perdiera la risa de Phoenix, sobre todo después de que el actor dedicase meses a ensayarla hasta conseguirla, pero si queda algún alma que no haya visto la versión doblada o ninguna, ya os digo que podéis estar tranquilos porque, si bien al principio suena un poco raro, Sergio consigue el impacto, como si realmente interpretara él al Joker, y hasta sospecho que hay tracks de la risa que se dejaron en VO, porque suenan muy... ¿naturales, inhumanas? Como las consideréis. Los colores del Joker Lo último que quiero destacar es la fotografía. Espero para Joker muchas nominaciones a partir de 2020, aunque sería injusto para el resto de películas no estrenadas todavía garantizarle el mismo éxito que en Venecia. Sin embargo, el premio que le entrego desde ya, sí o sí, sin miramientos, es este, y es que lo mucho que transmiten los tonos empleados en el metraje acaba superponiéndose sobre el mismísimo guion para contarnos el devenir de Arthur. La cinematografía tiene un valor tan simbólico que habría que dedicarle un análisis detallado. No seré yo quien lo haga porque sé que hay youtubers más que dispuestos y mejor preparados, como este, pero hasta yo era incapaz de no asociar lo que estaba viendo con los cambios en el color de la ropa o las luces. La dualidad del largometraje solo es visible a través del contraste entre los tonos fríos y los cálidos. El frío, en este caso, es representado por el azul verdoso, que es sinónimo de depresión. Gotham está rodeada de azul porque es una ciudad triste, oscura y maquiavélica, y todo ese azul rodea también a Arthur, que durante los dos primeros actos viste colores marrones, terrenales, sosos, reflejando el sometimiento del personaje. Cuanta más rabia va ganando, más tonalidad adquiere su vestimenta, al mismo tiempo que el paisaje se vuelve agresivo, lleno de naranjas. Pero al mismo tiempo, esos naranjas son también la luz esperanzadora, el sueño al que intenta aferrarse Arthur sin éxito. Un naranja apagado cual puesta de sol es el que vemos por ejemplo cuando llega a casa tras un duro día de trabajo y de sesión con la psicóloga. La calle por la que pasa es azul y oscura (depresión), el portal donde están los buzones es también frío porque no hay cartas (soledad, abandono). Pero cuando está en casa, cada vez que ve su programa favorito o cuando se sienta a leer sonriente una nota al lado de la mesilla, la luz de la lámpara es naranja suave, un pequeño resquicio de felicidad, un refugio. Y, aun así, hay también frialdad en ese hogar (las luces de la cocina en la escena de la lectura, por ejemplo), lo que anticipa de forma muy ingeniosa el trauma que está por venir ante la revelación. El verde chillón es el color más repulsivo, el que asociamos con la toxicidad. Gotham también es un lugar tóxico que envenena el alma, la mente. Así, el verde debe ser el tinte de pelo de Arthur, justo en su cabeza, la que han dañado esos engendros de la sociedad. El rojo sangre es el color más agresivo, sinónimo de peligro, locura y muerte, y es ahí hasta donde llega el protagonista. Por otro lado, al ser un color tan vivo, simboliza su alzamiento, de ahí que lo compare con un fénix. Arthur era un pelele, hasta que se transformó en algo más, en una energía violenta, en puro fuego (Fénix Oscuro, badum tss). Eso es por fuera, pero por dentro vemos que su camisa todavía es verde oscura: está roto, envenenado, dolido..., triste. A estos matices acompaña la increíble interpretación de Joaquin Phoenix, que parece que nació para este papel. No es la primera vez que lo vemos sometido, un poco loco, agresivo o solitario, pero sí que es la primera que lo vemos tan desatado, tan expresivo. No es uno de mis actores favoritos; sus películas, salvo Gladiator, o bien me aburren o no me llaman la atención como para verlas. Pero respeto su capacidad interpretativa y en esta película se sale por todos los poros, también por su entrega física, que es mucha, tanta que más sorprende el peso que perdió y ha recuperado que lo que le costó fabricar la risa del villano. Esta decisión es también muy célebre para la historia, porque ver a Arthur tan frágil logra que empaticemos y dejemos de verlo como el malo. Es también un juego peligroso, pero, como comentaba, todo se orienta a la crítica social. El Joker, todo hay que decirlo, es también un papel regalo a todo actor al que le toca, porque da mucho juego y uno puede lucir todas sus dotes, tal y como les ha pasado a Heath Ledger, Cameron Monaghan o hasta a Jared Leto (aunque el suyo finalmente no calase tanto). Lo especial de la interpretación de Phoenix es que él tiene la oportunidad de crecerse, de empezar de cero construyendo la demencia poco a poco. Y le sale de Oscar, nada más que comentar (aunque todavía es pronto para afirmar si lo ganará). En resumen
Joker es una historia muy bien construida donde destaca el artificio a través de la música y la composición escenográfica, que solo señalan una parte de la cantidad de matices que tiene la trama y donde se puede tanto sacar la lupa como simplemente observar y dejarte llevar por el relato, que te acabará sacudiendo tanto si te fijas en esos detalles como si no, y es que el trabajo de Joaquin Phoenix no deja indiferente, pero al mismo tiempo es una historia visceral y crudenta, para muchos difícil de asumir, con un mensaje crítico directo y unas alusiones que pueden convertir a los más aferrados a los cómics en admiradores de esta propuesta absolutamente libre. Aun así, no tiene por qué gustar a todo el mundo y desde luego yo no le tiraría flores tan a ciegas, porque el primer acto es bastante normalito y no ofrece nada que no hayan querido contarnos otros directores o películas. No se puede hablar de género superheroico, pero tampoco es exactamente cine independiente, digamos que un término medio. La conjunción de todos los elementos, en especial el contraste, deja un cuento muy personal, aunque a Todd Phillips le falta un poco más para definir su marca. Este filme logra catapultarlo, pero no lo bastante. Creo que es preciosa y dura de ver al mismo tiempo. Si es tu próxima selección en el cine, ve sabiendo que será algo distinto, pero si no te atraen este tipo de películas y tampoco quieres ponerte a analizar, puede que tampoco marque mucho la diferencia y prefieras dejarla a un lado. Puede que la descubras más adelante y te llame la atención, pero ahora mismo espera a que se relajen los ánimos. En cambio, a todos los fans del personaje y de los cómics se la recomiendo encarecidamente. Es maravilloso ver que en este mundo se pueden realizar cosas tan llamativas y sorprendentes como esto. Espero sinceramente que esto marque un antes y un después y más cineastas se atrevan a tratar así a estos héroes, villanos y antihéroes de las viñetas. Da mucho gusto la novedad, y por ahora a Nolan y a Phillips les ha ido genial. En definitiva, no es la película del año, pero sí una de las mejores. Entre las estrellas y Downton Abbey, me quedé a dos metros de ti (críticas de septiembre)10/10/2019 Post de Naiara Salinas Octubre lleva ya una semanita y un par de días dando guerra con sus estrenos (son tantos que mi agenda sangra tinta a estas alturas), pero yo no puedo avanzar sin cerrar ese capítulo de mi vida que fue septiembre. Un septiembre emotivo, de reencuentros, de vivir penurias, horrores y romances con los amigos... Y todo ello sin tan siquiera empezar clases como antaño, jeje. It. Capítulo 2 (fecha de visualización: 08/09/2019) La única del mes a la que le dediqué su propio espacio, pero, por si alguien no ha estado atento o la vio más tarde, comparto otra vez. A dos metros de ti (fecha de visualización: 16/09/2019) Esta película es una de esas rarezas cuyo guion es el que inspira la versión literaria y no al revés. Y si bien en matemáticas el orden de los factores no altera el resultado, cuando se habla de versiones originales y adaptaciones la percepción puede ser muy distinta según aquello que veas primero. No obstante y aun partiendo de la lectura, fui al cine con la conciencia de que iba a ver un original, y sencillamente la historia no me hubiese podido emocionar más, y tanto por el recurso audiovisual que emplea al ser la joven Stella una youtuber de triunfo como por el ritmo y la estructura, estaba claro que estaba pensada para salas antes que para estanterías. No obstante, alabo la adaptación a las páginas porque el juego salió muy bien y se evitó el calco completo aportando algunos diálogos diferentes o detalles en la historia, como el tema del canto y el papel de Abby. Es decir, todo muy reconocible, pero al mismo tiempo más, como suele ser la labor de un libro (aprende, Rowling, aprende, que tus guiones de Animales fantásticos se me quedan cortos). A dos metros de ti nos habla del romance entre dos enfermos de fibrosis quística, una enfermedad respiratoria que les impide mantener estrecho contacto superior a dos metros. Desde el principio se conciencia al espectador sobre la importancia de este mal y de cómo afecta a la población, y es interesante el cuidado en el detalle de los síntomas y el tratamiento (buena labor de investigación). Las interpretaciones son una maravilla (ser capaces de reflejar ese sufrimiento por una dolencia con tanta verosimilitud siempre es algo que me flipa), aunque dentro de unos perfiles prototípicos del género destaca la brillante y carismática Haley Lu Richardson, cuyo personaje, todo hay que decirlo, está escrito desde el principio para aportar luz, aunque es el trabajo de Haley el que sin duda eclipsa el de los demás. Durante el visionado no dejaba de pensar lo monísima que era esa chica y para mí ha sido uno de los descubrimientos interpretativos del año. Cole Sprouse también está genial, pero su perfil de rebelde no dista mucho del que ya posee en Riverdale; está claro que está ahí porque puede hacer ese papel y puede generar muchos espectadores también (eso no le resta mérito, pero, como digo, el guion favorece a Haley todo el rato. Así que por otro lado es genial conocer en la novela el punto de vista masculino). Conclusión: es una película muy bonita, con un joven reparto que se luce cada uno a su medida y una historia con un final atípico de este tipo de dramas sobre pacientes que pueden morirse en cualquier momento, del tipo abierto que da lugar a la esperanza por un futuro. Y es que, como también es habitual, se pasan la historia cuestionándose sobre lo que pueden y no tener, y alegando que hay que aprovechar el tiempo al máximo. A lo mejor a primera vista no parece que aporte mucho, pero me ha gustado más que otras parecidas. Te gustará si te gustó Pulseras rojas, por poner un ejemplo (misma camaradería, historias de amor, sentimiento de pérdida, un poco de misterio, juventud en éxtasis...). Downton Abbey (fecha de visualización: 30/09/2019) Esta experiencia es otra digna de mencionar. Para empezar, porque hacía tiempo que no tenía una sala para mí sola, lo que significa que fangirleé en alto todo lo que pude tal y como hacía cuando veía la serie en mi cuarto. Pero no se trata solo de mí, ya que hubo un par de personas no seguidoras de esta ficción que me contaron sus buenas impresiones del largometraje y no pude por menos que sorprenderme, ya que ¿cómo podía haberles gustado el filme y no la serie? Para mí eran exactamente lo mismo y siguen siéndolo. Downton Abbey es una oda a todos los fans de la serie, una extensión de lo que fue la última temporada que se siente como un especial navideño de dos horas y que podría iniciar perfectamente donde lo dejó (de hecho, es así, casi). Sin embargo, posicionándome en el lugar de mis amigas, hay que reconocer que, como película, funciona por sí misma, y con semejante guion estructurado uno puede empatizar sin problema con los personajes, aunque no los conozca desde hace años. Se puede sentir simpatía y se puede sentir intriga, pues, como buena telenovela británica ambientada en el siglo XX, es todo un culebrón. La energía que aporta el cast, encabezado como siempre por la familia Crawley, aka los condes de Grantham, es más que suficiente para atraer, incluso con una Maggie Smith a la que ya pesan los años y ves frágil, pero al mismo tiempo continúa en su papel de canalla de siempre. La abuela de la familia es, expresándome coloquialmente, la PUTA AMA, y como tal se gana la admiración del público en cada escena. Regresando al cambio de formato, el guion adopta acertadamente la estructura clásica del cine, aunque como apuntaba arriba, es curioso que no deje de parecer un episodio largo, lo cual es una muestra de lo mucho que está evolucionando la televisión y lo cerca que está ya de su hermano mayor. Como película debe centrarse en una trama y debe dejarla lo más cerrada posible... a menos que desees una segunda parte (ayyyy pillines. De eso hablaremos luego). En este caso la mansión acoge a la familia real por una noche durante su gira por Inglaterra y los cambios comienzan a ser drásticos; una trama que se amolda bastante bien al carácter general de la ficción y que le permite conservar su espíritu al mismo tiempo que hila a nuestros personajes más queridos con subtramas cuya resolución es más una promesa que un cierre definitivo. Algunos de los nuevos personajes son pasajeros y no dejan huella, pero otros sí y acabas con el convencimiento de que si esto sale bien, podrás volver a verlos en el futuro, y ganas que te entran. Por eso digo que aun teniendo la forma de una película sigue siendo la serie a lo grande. Conclusión: por el salseo, la comicidad y el rifi rafe entre Maggie Smith e Imelda Staunton, con quienes no podemos evitar recordar a McGonagall versus Umbridge en Harry Potter y la Orden del Fénix, puede gustar al común denominador. Pero quienes van a salir enamorados hasta las trancas va a ser el fandom de toda la vida, no solo por la nostalgia y la ilusión de ver a nuestros personajes favoritos, reconocer las referencias, ver a los niños algo más creciditos y saber qué ha sido de los nobles y los criados estos años... que para ellos no han pasado de la misma forma que para nosotros, sino porque, como bien afirma el señor Carson, Downton siempre será un lugar al que volver porque siempre estará en nuestros corazones. Ad astra (fecha de visualización: 02/10/2019) Normalmente tiendo a ignorar al público durante un visionado en el cine; da igual que sea muy plasta: no suelo dejar que me arruine la experiencia. Con Ad astra por desgracia no fue posible y casi temía que eso influyera en mi percepción de la película y en esta crítica. Ya más calmada puedo alejarme de esa rabia interior, pero os garantizo que las pestes que eché al salir de la sala fueron reales. Por el tipo que se sentó delante de mí y confundió la sala con algún spá o lugar de relajación, por cuanto que cayó seco enseguida... roncando (o respiraba muy fuerte, me da igual); por la parejita del otro lado de la sala riéndose del roncador, o por la pareja de detrás mía comentando la película TODO EL MALDITO TIEMPO. Estos detalles (salvo el ronquido continuo que me llevó a la desesperación de empezar a patalear sobre el asiento a ver si se pispaba un poco) no me hubieran martilleado el cerebro si el largometraje hubiese seguido la estela de Interestellar (badum tss) con su sonora banda (en ese orden en tal caso, sí). Pero no, decidió seguir la de Gravity: ambientación súper espacial, súper realista, súper intimista, silencio absoluto, que se note que estamos en cine de festival de Venecia y no en otro blockbuster. Con todo, he de reconocer que el argumento me dejó en una nueva cara de la luna (*guiño, codazo, guiño*). Con Life viví el cuento de terror de los monstruos del espacio; con Interestellar, una digna space opera sin llegar a la fantasía de mundos y leyendas de Star Wars, pero con parte de la aventura interespacial de Star Trek. Y con Gravity, el agobio en la fría y oscura soledad del espacio donde pocos recursos hay para volver a casa sin sacrificar algo por el camino. Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos es el mandamiento de todas estas películas, la búsqueda de uno mismo en la inmensidad del universo, la búsqueda de vida inteligente, el conocimiento, la supervivencia, etc. Entonces llega Ad astra, que cuando parecía que iba a mostrarnos el camino a las estrellas... entronca con un dilema psicológico centrado en el abandono de un padre a su hijo, padre que está perdido en el espacio causando problemas y al que el hijo, por orden de un comité, debe encontrar, ironías de la vida. Si tuviera que señalar alguna otra aventura espacial con semejante tinte mental... sería Marte, seguramente (pero incluso Marte es distinta, conecta mejor con el espectador y su estilo se acerca al blockbuster). Lo que empieza como una misión con un objetivo claro acaba por diluir la máscara serena con la que se nos presenta Brad Pitt en las dos primeras partes. Más psicológico se torna todo teniendo en cuenta la importancia que le dan aquí a las evaluaciones de ese tipo. Nada de preguntarse por el sentido de la vida, o de qué hay más allá o de si estamos solos. Solo importa una pregunta: cómo estás tú. De la acción pasamos a la reflexión y, así, se nos revela una parábola sobre un padre y un hijo pródigo con los roles un poco invertidos. Quien quiera ver aceleración en el metraje mejor que vea otra película porque cuanto más avanza esta, más tiempo se permite para darle vueltas al sentido de ese viaje. Y ni qué decir lo mucho que favorece la atmósfera claroscura a ello y el 40% de silencio. Probablemente sea uno de los filmes con más efecto de ASMR que he visto en mucho tiempo (pero aun así eso no disculpa al "amigo" que se durmió en el asiento de delante). No obstante, la ambientación no solo es relevante para conseguir ese toque psicológico, sino también para contextualizar la clase de mundo en el que suceden estos eventos, pues todo va del progreso, de expandir horizontes, y aquí los humanos ya han colonizado la luna y varios planetas, y continúan en la gran búsqueda de vida inteligente. Una búsqueda dada por imposible y que para colmo puede provocar la destrucción de la Tierra. Es la búsqueda que inició Tommy Lee Jones, el padre de Brad, y es a la que este último debe poner fin, lo cual plantea otra idea y es: ¿cuán lejos estamos dispuestos a llegar por ese afán de descubrimiento? ¿Qué sacrificaríamos? ¿Merece la pena desechar una vida con tus seres queridos en tu hogar para salir a lo desconocido? Tal y como trata la peli este dilema, me orientaría a pensar que está a favor de aprovechar el tiempo que le queda a nuestro planeta. De hecho, ello forma parte también de la transformación del personaje de Brad, cuya historia se nos permite ir mascando poco a poco. Lo que vemos al principio es un astronauta, educado para recibir órdenes y cumplir su misión. Al final, quedará más un ser humano. Conclusión: una película sobre la humanización progresiva de un individuo en un reencuentro con su pasado, la historia sobre la relación de un hijo con su padre y lo mucho que puede llegar a marcar, una space opera más intimista que cualquiera de las que he mencionado antes. No creo que sea para todo el mundo, hay que tener paciencia (y, sobre todo, evitar compañía irritante, porque la notarás más que nunca). Brad destaca por encima de todo el mundo, hasta de Jones (otro al que también le pesan los años). Genial ambientación y muy pro el mostrar nuestro universo expandido sin necesidad de detenerse en detalles de cómo se crearon las diferentes estaciones espaciales y demás. Ya hemos visto mucho de eso. Un añadido para acabar este post es que a mi compi Mariaje y a mí nos queda todavía por comentar nuestra primera experiencia como espectadoras en el festival de San Sebastián durante la ceremonia de clausura con dos películas muy distintas y, sin embargo, parecidas: ¡The climb y La canción de los nombres olvidados! |
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Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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