Post de Naiara Salinas Queridos amigos lectores: Hacía tiempo que quería regresar con una recomendación, pero a mí no me va mucho lo de escribir por escribir y últimamente estaba falta de ideas que me apetecieran incluir en esta sección. Pero por no dejarla en el olvido, destruida completamente, he decidido reinventarla y así al menos sabemos que una vez al mes regresaré con este especial para hablar de películas del ayer y hoy especiales o que al menos me han llamado la atención por diferentes motivos. No solo utilizo este post como pretexto para explicar esta nueva mecánica de las recomendaciones cinéfilas, sino también, obviamente, para ponerla en práctica, y es que ayer, subiendo el vídeo de Slytherin, me di cuenta de que había una película ideal para esa casa que no había incluido, aun cuando siempre la tengo en mi memoria. Y es curioso porque sé que he hablado de ella varias veces en las redes sociales, pero cuando la busqué en el blog y no la encontré me dije: "¡Cómo puede ser, Nai, con lo que te encanta!" Así que por eso estoy aquí hoy, para enmendar mi error. Camino a la perdición cuenta la historia de Michael Sullivan Jr., un niño que con apenas doce años atraviesa un infierno en la Norteamérica de la Gran Depresión cuando una noche en que sigue a su padre para averiguar qué extraño empleo secreto es el suyo, presencia un asesinato. Y es que esta época es también la de las grandes mafias, lideradas por Al Capone. Tras ser descubierto in fraganti, los compañeros y superiores de Michael Senior no podrán hacer la vista gorda, y eso llevará a padre e hijo a emprender un viaje por todo el Estado para reclamar algo más que venganza: su libertad. Camino a la perdición es una de esas historias que encandilan por su estupenda ambientación, su profundidad psicológica y su nivel interpretativo. Ni qué decir tiene que la protagoniza Tom Hanks, uno de los pocos actores que con el tiempo pueden jactarse de seguir triunfando y haberse venido abajo en muy contadas ocasiones. Yo no dudo de su talento y este papel figura en mi top 3 de toda su filmografía junto con Big y Forrest Gump. En este filme se encuentra en una postura delicada, pues no es un hombre que haga el bien y, aun así, nadie lo consideraría mala persona viendo el esmero con el que protege a su familia. El suyo es un personaje muy oscuro con un pasado turbio que ha llegado hasta donde está vendiendo su alma al diablo, como quien dice, pero por su propia voluntad. El tema de la trama versa sobre este hecho y las consecuencias que tienen los actos de cada uno, el cómo ir por el mal camino no tiene más final que la perdición. Eso se refleja en el título, que además contiene un juego de palabras, ya que Perdición también resulta ser un pueblo de Estados Unidos a donde los dos Michaels planean llegar una vez completado su trabajo. Por supuesto, no solo Tom Hanks es la estrella en este largometraje: el actor va acompañado de grandes nombres como Stanley Tucci, Daniel Craig, Jude Law y, posiblemente el más importante de todos porque es el otro que deja huella inconfundible, Paul Newman. Todos ellos pertenecen al mismo grupo de mafia (salvo Law, que es asesino a sueldo que va por libre), todos se traicionan entre sí y, aun así, es curiosa la relación paterno-filial que el espectador puede apreciar entre Hanks y Newman, pues el segundo le ha dado todo al primero, incluida la posibilidad de formar la familia que su hijo Connor (Craig) destruye. Y, en último lugar, conviene destacar la interpretación del pequeño protagonista que todo lo inicia y todo lo acaba. Tyler Hoechlin es buenamente conocido por sus papeles en televisión (Teen Wolf y Supergirl, donde interpreta a Superman), así que recuerdo haberme sorprendido cuando volví a ver esta película después de las series y lo reconocí. Probablemente este sea el papel más maduro que le haya tocado, incluso más que los adultos que interpreta actualmente, por todo lo que afronta. He aquí un mini spoiler: hay una escena entre Hanks y Newman donde el segundo le dice que abra los ojos, que en esa sala solo hay asesinos y ninguno verá el cielo, a lo que Hanks responde: "Michael podría". Este diálogo es clave para entender el mensaje de la película, que no es sino la lucha de un padre por evitar que su hijo, en quien se ve reflejado, siga su mismo camino. Es un último intento de redención. Dado que ya no hay escapatoria para él, lo único que le queda es proteger el futuro de su retoño. Y ya os digo que por eso la película es PRECIOSA. En resumen: una historia cautivadora donde se vive la tensión y la incertidumbre por el destino de los protagonistas, donde todo es muy realista y cada actor se sale en su papel de villano, que además tiene gracia porque no hay dos personalidades iguales, y podemos conocer al mafioso frío y calculador, al servicial, al rarito y al temperamental. La banda sonora y ciertas escenas son de una BELLEZA que quita el hipo. Es una buena película para reflexionar (a mí me la pusieron por primera vez en clase de Ética, no digo más). Uno de los mejores trabajos de Sam Mendes. Merece más premios de los que ganó en su momento. Ya me diréis si os parece digna de Slytherin o no después de leer esto (y verla. Sobre todo verla). Ficha técnica Camino a la perdición (Road to Perdition) 2002, USA Director: Sam Mendes Reparto: Tom Hanks, Tyler Hoechlin, Paul Newman, Daniel Craig, Jude Law y Stanley Tucci. Puntuación: 10/10
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Post de Naiara Salinas Ha nacido una estrella. Se llama Ally. No era más que una extraña que trabajaba en múltiples empleos y vivía con varios hombres de mediana edad (uno de ellos su padre, no penséis mal), hasta que el cantautor Jackson Maine la descubrió en un número por casualidad y quedó prendado de su voz... y su belleza natural. Aunque contándolo así parezca la típica historia de cuento de hadas de Hollywood, lo cierto es que hoy en día podría pasarle a cualquiera con un mínimo de talento y los astros bien alineados. Es más, nadie diría, viendo quién encarna a esa protagonista, que no pudiera haber cierto resquicio de biopic en la historia. Y es que lo que Bradley Cooper ha elegido contar en su debut como director es cómo un (o una) simple músico se convierte en artista de los escenarios, ilustrando esa transformación con todas las luces y sombras que conlleva. Realmente se siente como una biografía porque el guion refleja la fama con su propio hilo vital, es decir, su principio, su desarrollo y su clímax. Y no cualquier fama, sino la de un pequeña bola de fuego que brilla camuflándose entre billones más, hasta que consigue destacar en medio del cielo oscuro e inicia su desarrollo hasta su combustión. Eso es lo que la presencia de alguien como Lady Gaga implica para el filme, no solo por la personalidad arrolladora que infunde en cada una de las canciones, interpretadas magistralmente, dicho sea de paso, sino también por su bajada de estatus, es decir, para ella, como cantante profesional que es, esta historia supone un regreso a sus orígenes, que toma con la mayor humildad y empatía posible, no solo hacia sí misma, sino también hacia todos los que han querido seguir sus pasos. Quien vea esta película podrá reconocer algo de la cantante en la personalidad de Ally, en su historia y en su proceso de dominación del escenario hasta convertirse en prácticamente una diva. Pero una con alma y autenticidad que ni siquiera el maquillaje puede esconder. Es un personaje que parece haber sido creado explícitamente para ella, porque ahora mismo no me imagino a nadie más en su piel (bueno, obviando a Katy Perry, Rihanna y demás reinas del pop). Y a su lado la comanda el siempre estupendo y cada vez más versátil Bradley, quien no solo coge las riendas de la dirección, sino que además se atreve con la guitarra y el micro. Tal vez Gaga sorprenda como actriz, pero Cooper no se queda atrás como músico, en especial por los matices que otorga a su personaje, la estrella original que va cayendo más y más en desgracia como si de una balanza desequilibrada se tratase, donde una acaba más alto que el otro. Y es que parte de la gracia de la narrativa es esa, aunque el tema es, por supuesto, más profundo. El filme es lo bastante largo (quizá incluso demasiado, si bien no juzgo objetivamente porque la vi de noche y sin haber cenado todavía) como para que el desarrollo de ambos protagonistas y cómo sus historias se unen para separarse y reencontrarse sean de lo más justos. Cuando afirmo que se siente como una biografía incluyo este rasgo, ya que todo por lo que pasan no es algo que suceda de la noche a la mañana, quitando, salvo está, el número de likes y visualizaciones que puede obtener un vídeo en las redes sociales. Es una trama que habla sobre la autenticidad, el encontrar tu voz para transmitir lo que quieres que los demás escuchen, cómo es eso lo que de verdad hace brillar a un cantante y no la indumentaria, el estilo o demás aspectos superficiales. Por un lado se defiende esta idea y, por otro, se muestra la dura realidad de las discográficas, que explotan un recurso hasta restarle personalidad, y el gran reto de Ally es mantener la suya pese a todo. No solo será su lucha, sino también la de Jackson, quien vive embelesado por ella y no quiere que caiga en desgracia como él, sino que brille todo lo que pueda. La estrella de Jackson se va apagando poco a poco a favor de la de Ally, su diamante en bruto, su ángel, su chica guerrera de armas tomar que bucea en su alma con las letras de sus canciones. El romance que inician es precioso porque entre ellos existe una comunicación única a través de la música que el guion trasluce de un modo sutil e íntimo. Cuando el camino de él se desvía, cuando deja de oír su propia música interior, la comunicación se pierde y ocurren desgracias, dramas. Así que en resumen esta es una película que funciona porque ha sido escrita y filmada con humanidad y realismo, muy centrada en las relaciones personales de sus intérpretes y de cómo estas influyen en su música y en su ascenso a y/o descenso del cielo. Lady Gaga realmente deslumbra y Bradley Cooper se desmelena como nunca sobre el escenario. La química entre ambos es sobresaliente y mágica. Una banda sonora que brilla en todo su esplendor y a la que esperan, esperemos, varias nominaciones a los Oscar. Desde esa luz celestial descendemos al infierno terrenal, donde la luz se extingue para dar paso a la oscuridad de un hombre que se enfrenta, literalmente, contra sus demonios internos. Venom es la Maléfica de Sony Pictures y Marvel, en el sentido de que explora una historia conocida desde el punto del villano, al que se le otorga humanidad hasta restarle esa tiranía plana y lograr que parezca más un antihéroe que un malo malísimo. Sinceramente, da un poco de pena que se pierda ese rasgo, pues hasta los chicos malos tienen su atractivo, pero al mismo tiempo nos ofrece una mira distinta y más verosímil, donde uno no sucumbe a la oscuridad porque sí, sino con un determinado trasfondo. Eddie Brock es ese personaje que, al igual que Jackson Maine, toca fondo hasta sucumbir, pero aun y todo sigue luchando por la vida y sus seres queridos tratando de dominar al simbionte. La relación entre ellos se asemeja a la de Gollum con Smigol; deben aprender a cooperar para conseguir sus objetivos, y así el alien ya no es un ser extraño, sino que coge familiaridad de cara al público. Sin embargo, a esta historia le falta madurez. No se hace muy larga y cumple con la labor de entretenimiento, pero pudiendo dar mucho más de sí y causar que el espectador se cuestione los métodos de Venom, el poco acercamiento a la perversidad del simbionte hace que no pase de otra aventura basada en un cómic y tratada con la simplicidad dirigida al público más joven. No por ello todo niño puede verla, ojo, pero sí se siente ese lavado de lengua con lejía en el guion. En otras palabras, se contiene, lo que le resta brillantez. Para ser una historia muy oscura, tampoco acaba de causar dicha impresión. Como señalaba al principio, todo queda en el origen de un antihéroe, incluso con un final feliz. Para comprobarlo, quien esté leyendo esto que conteste a la siguiente pregunta: ¿te imaginas a este tío peleando contra Spider-Man o, por el contrario, uniéndose a él? ¿Y qué es lo que te gustaría ver? Si la respuesta a esta última es enfrentamiento, me temo que te decepcionarás. Como conclusión diré que no es una mala película, pero tampoco la primera que iría a ver al cine. Pasable, sin más. Muy bueno el trabajo de Tom Hardy, sin embargo, ya que su ida de olla divierte y te mantiene con los ojos en la pantalla. Hubiera sido bonito ver el nacimiento del villano como tal, solo digo eso. No me cabe duda de que quiere ser canalla..., pero al final es como cuando un padre intenta hablar en el lenguaje de sus hijos para que lo entiendan. Sí, ridículo e innecesario.
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Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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