Post de Naiara Salinas "La ves venir y crees que es el diablo/Pero al llegar tendrás que admitir/Que en gran error estás/pues ya de cerca ves/Que Cruella es mucho peor que Satanás". Eso decía la letra de la mítica canción con la que tantos niños crecieron en los 90, yo incluida. Y ese "diablo" es el último escogido por Disney para desarrollar en forma de acción real, con un spin off que para los más fieles creyentes hasta podría pasar por biopic, ya que no en vano lo que se explora en la trama es la biografía de una de las villanas más perversas de la factoría (obviedades en modo on). Precisamente por esto el título de este artículo es un interrogante, ya que, como cantaba Madalen Duke, un villano se hace, no nace. Todo mito que se precie tiene un origen y, como ya ocurrió con Maléfica en su día, para conocer a Cruella tenemos que llegar al "antes" de la canción, del espanto y la carne de gallina. La (bi)polaridad de los villanos: el gran mensaje del siglo XXI Durante siglos, era tradición que el mundo fuese blanco o negro. Y en lo que se refiere a los cuentos infantiles, más todavía, pues un niño no es capaz de comprender o asimilar la complejidad del universo, no digamos ya del ser humano (existe una razón por la que en Inside Out solo se introducen cinco emociones). Así pues, lo mejor era quedarse en lo básico y presentar a un héroe protagonista muy bueno y a un villano o antagonista muy malo, sin trasfondos. Esto es importante recordarlo teniendo en cuenta que tanto 101 dálmatas como Cruella parten de la novela infantil de Dodie Smit publicada en 1956, donde todo lo tenemos es una mujer que secuestra perros para hacerse un abrigo con su pelo moteado. Hasta ahora, todas las adaptaciones cinematográficas coincidían en hacer honor a la canción y sacar lo peor del personaje, pero en la década de los 2010 nos sacudió una tormenta en forma de movimientos sociales que poco a poco consiguió diluir el blanco y el negro en un gris que provocó que Hollywood tomase una decisión tanto atrevida como peligrosa: justificar a los villanos, bien contando la misma historia desde su punto de vista o bien yéndose más atrás, a sus orígenes. Por si acaso, el experimento salió adelante ante todo con personajes ficticios y, así, llegaron historias como las de Maléfica y Joker, donde el antagonista acabó siendo más bien un antihéroe como mínimo o, como cantaba Britney Spears: "un chico malo con un corazón contaminado". ¿Es positivo este cambio? Desde un punto de vista psicológico, realista incluso, la dualidad se agradece, ser testigos de cómo la oscuridad no es absoluta y, por mucho que alguien quiera ver el mundo arder, siempre queda un rayito de sol reservado para alguna causa o alguna persona. Y esa persona tiende a ser un familiar, en especial padre o madre. Hiere a uno de ellos y adiós muy buenas. Un corazón roto también vale como excusa, al parecer; una traición, si nos vamos al significado general. Ahora bien, ¿se carga esto buena parte de la esencia del villano? Me temo que un poco sí, pero son los gajes del protagonismo también. De nada vale un personaje principal plano hoy en día: eso es cargarse la historia antes de empezar. Mi conclusión es: a lo mejor los antagonistas de este siglo no imponen tanto como los antiguos, pero están mil veces mejor construidos, obedeciendo a una realidad donde todo parece ser cuestionable y esas cuestiones se han ido complicando, por lo que un niño empieza a mirar la vida con los ojos de un adolescente antes de llegar siquiera a la preadolescencia. El target de esta película es de unos doce o trece para arriba, y eso implica un rango elevado de público que asiste a esta transformación de una niña humilde con el pelo blanco y negro de Sia en una mujer poderosa que no se detendrá ante nada para ver su deseo satisfecho. De Estella a Cruella: un viaje satisfactorio, pero incompleto Ahora bien, no siempre el guion consigue satisfacer al espectador que ha crecido con cierta idea de x villano en su cabeza. Joker acabó salvando la jugada, pero recuerdo que Maléfica me decepcionó respecto a eso porque, aunque Angelina lo hizo genial, quería que el resultado final llegase a la villana que me había atormentado en pesadillas (la escena de la rueca me persiguió buena parte de mi infancia, sí) y acabó siendo la salvadora junto con Aurora. Me trastocó mucho. Aun así, tenía esperanzas con Cruella. Algo en los avances me decía que iba a ser rompedora de alguna forma. En la fiereza y el poderío de Emma Stone ya creía, pero quería que tuviera una historia digna, una antagonista a la altura y un salto al lado oscuro semejante al de Anakin Skywalker. Celebro que lo consigue en un 90%. La trama toca todos los clichés habidos y por haber en un argumento de "conversión": desde el trauma infantil, pasando por los torpes inicios en el mundillo a pesar de una mente criminal más que capacitada, hasta el deseo de venganza que genera la rabia que se convierte en odio que lleva al lado oscuro. Pero funciona para la caracterización, señalando muchas causas de la personalidad de "Cruella" (acertada decisión el convertir su nombre en un mote, para variar) o sus habilidades, como por qué siente obsesión con los dálmatas, de dónde le viene la histeria o esa gallardía con la que se pasea, su estilo, cómo se convierte en una de las diseñadoras de moda más prestigiosas e imponentes del mercado, cómo conoce a sus secuaces... ¡Hasta cómo consigue ese cochazo y ser la reina de todo un imperio con ese casoplón! Las referencias son constantes y casan con el personaje que interpretó Glenn Close (que en este filme ejerce de productora ejecutiva con la propia Stone). Emma tiene el carácter ideal para dar vida a esta chica con todos los matices que se abordan: su lado sentimental y su lado perverso. Quizá porque, al final, la historia de Cruella no difiere de la de un famoso que se convierte en el personaje que crea para sí. La complejidad de esta villana está en intentar ser "buena" en un mundo que le anima a dar cuerda a su otra cara. Pero es importante añadir que no es el mundo el que la convierte en lo que es, sino que es ella quien toma la decisión, y por eso es genial. Un simbolismo de ello lo tenemos en el vestuario y la peluquería: existen dos tipos de disfraz aquí: uno más físico (el tinte rojo) y otro más de carácter (la crueldad de "Cruella"). Estella decide teñirse el pelo de rojo para no llamar tanto la atención, ser normal. Llega un punto en que el nombre de Estella se relaciona con la normalidad y nada más, pero lo que subyace es la verdadera identidad: la de una chica extravagante y salvaje de armas tomar que cuando quiere es muy buena, pero cuando es mala, es muy mala. Esa sigue siendo Estella, pero es la que todos apodan como Cruella. Sabes que el personaje evoluciona cuando se quita el disfraz físico y asume del todo el personal, juntando su actitud presente con la de la fachada de diva poderosa. Aun así, la trama no es perfecta, hay algunos giros de guion que se nota que están colados más para el fan service y que sí rompen con la noción general de la señorita De Vil, aunque al mismo tiempo la promesa de una secuela en ese final nos lleva a pensar que todavía hay más chicha en esta transformación. Porque se nos cuenta el origen del empoderamiento, pero no el momento en que se convierte en ladrona y asesina de animales (¿puede que para alejar a Greenpeace de las protestas?). Y está bien que sea respetada y temida sin haber llegado tan lejos aún, porque en el punto donde comienza 101 dálmatas solo es una jefa egoísta, maleducada y desagradable, es decir, el mundo desconoce los límites que es capaz de traspasar. Por tanto, no estaría bien que los traspasase en su juventud (aparte, no dejamos de asistir únicamente a esta etapa de la vida de Cruella donde sus maquinaciones todavía están forjándose. Se suele decir que cuanto más vieja, más cabrona y sinvergüenza. En este caso va a ser verdad). En líneas generales este devenir guarda más relación con los live-actions (el de Más vivos que nunca y su segunda parte, 102 dálmatas). Otro aspecto es que cuando ves la película distingues claramente a los personajes anecdóticos frente a los que de verdad aportan. El trío Gaspar-Horacio-Artie encandila, son grandes compañeros de crimen (aunque aún estoy en shock por la idea de Gaspar teniendo un crush con Estella), pero Anita y Roger... meh, quizá los que más confunden al fandom (no quiero soltar spoilers, pero después de la escena mid-créditos para mí no tiene sentido que el dueño de Pongo componga una canción con semejante letra insultante. Un poquito de por favor). El diablo viste de punk de los 70 Una sinopsis que sitúa en duelo a dos divas como Stone y una Emma Thompson en modo Miranda Priestly (la enemiga perfecta para una historia ambientada en el mundo de la moda) necesita adornos a la altura. La verdadera razón por la que funciona es porque condensa muy bien todos los elementos y nos ofrece un producto muy fresco con muchísima personalidad. La música es increíble y para darle un Oscar al encargado o a la encargada de seleccionar la playlist, esos temas tan populares de la época que nutren la narración como en el mejor de los musicales y se unen con lazos de regalo a un montaje súper rítmico que entretiene y engancha con esas transiciones entre secuencias (nuevamente tenemos lo que yo llamo el "montaje del golpe" cuando se va a cometer un crimen organizado, por ejemplo). Toda la estética es acorde con la historia y su protagonista, una delicia visual que entronca la elegancia clasista antagonista con la rebelión punk de los bajos fondos, lo cual a su vez es un eco del movimiento histórico, cómo afectó a la población joven, especialmente (no solamente tenemos una lucha entre diseñadoras con estilos muy diferentes, sino también entre generaciones, rasgo del que se hace eco constantemente el filme). Fantasía auténtica que viene muy bien para el gusto por lo retro de la actualidad. Y sí, aun con clichés, puede sorprender. En resumen: al final Disney sí rompió sus moldes. No es el atrevimiento más grande de su trayectoria, pero tampoco se queda en la zona de confort. Ha conseguido situarse en el top de estrenos del año con un largometraje muy gamberro, una batalla increíble de divas, una protagonista claroscura muy badass que, en lugar de asumir de primeras su título de "dama araña", entona: "Uno de estos días estas botas caminarán sobre ti". Es el tema que mejor define a esta versión. Aunque el toque de Florence & the Machine... también lo compro bastante. Lo mejor: la música, el estilo en general (toda la cinematografía, el vestuario, etc.), el ritmo dinámico y el reparto encabezado por estas leonas. Lo peor: el argumento a estas alturas ya está demasiado explotado y la ruptura con la historia de ciertos personajes le resta mérito, aunque en general han sabido equilibrar las referencias y la coherencia interna. La escena mid-créditos es un pequeño detalle para los fans y emociona, aunque puede dejar alguna que otra pregunta, como en qué momento Cruella deja de perdonar la vida a los animales. Puntuación: 9
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Post de Naiara Salinas Voy a empezar este post con una pregunta: ¿tú cuándo te diste cuenta de que uno de los mejores años de la historia del cine para todos los millenials llegaba a su 20º aniversario este querido 2021? Yo hace exactamente una semana, cuando empezaron a saltarme notificaciones de aniversario tras aniversario. No contenta se quedó El señor de los anillos con reestrenarse entera en cines para cumplir mi sueño frustrado de verla en una pantalla grande de verdad (porque yo era una mocosa cuyos padres no tuvieron consideración, o más bien tuvieron demasiada --¿una niña de unos 8 años viendo escenas de decapitación a orcos, posesiones demoníacas y sangre por doquier más arañas gigantes? Nanai--), que tuvo que llamar a todas sus amigas: Shrek, El viaje de Chihiro... Hasta Harry Potter y la piedra filosofal. Sí. Kubrik anticipó la odisea de 2001, pero quizá no había que irse tan lejos. Ese año inició un viaje que para muchos de nosotros se nos ha quedado grabado en el corazoncito a fuego. Nuestra vida no volvió a ser igual tras él. El comienzo de las grandes franquicias, de cintas (sí, literalmente cintas, rozando el borde con el DVD) que hoy se consideran CLÁSICOS. Por ello, nada mejor que el 25 de mayo, aka el Día del Orgullo Friki, para festejar esta oleada de cumpleaños. ¿Os unís? ¡Pues dale! Nota: el orden de esta lista obedece a un criterio de "según iba mirando en Google cuáles eran las cumpleañeras y cuáles eran sagas y cuáles no". 1. El señor de los anillos: la comunidad del anillo (estreno en España: 19 de diciembre de 2001) Anda que no le queda todavía para cumplir 20, pero imagino que la crisis de los cines obligaba a adelantar el reestreno como reclamo. Y, por lo menos en mi caso, funcionó, aunque fuese una película. Ese momento de revivir lo más memorable de una de las sagas que mejor ha envejecido (y me baso en la cantidad de espectadores que me acompañaron con emoción a la sala) en pantalla XXL, sonido ultrasonic... OMG. No hay palabras. Si me tengo que quedar con detalles: lo joven y apuesto que se veía el reparto en aquella época; el doblaje castellano TAN acertado; la bestial banda sonora de Howard Shore; el grandioso paisaje fantástico y buenamente capturado que lograba sumergirnos en la Tierra Media; la epicidad de las batallas; una de las muertes más memorables de Sean Bean en su carrera y los grandes discursos sacados de la pluma de Tolkien y el trazo elegante del guionista. Aunque la cumpleañera es la primera entrega, quiero destacar al gran Samsagaz Gamyi, porque su monólogo de Las dos torres (mi favorita, fight me) me lo pondría en una camiseta. 2. Shrek (estreno en España: 13 de julio de 2001) La siguiente franquicia es la reinventora de los cuentos clásicos. Shrek llegó a Dreamworks Animation para romper y poner en jaque a Disney. Tal vez la compañía del ratón fuese la reina de la animación en el siglo XX, pero ¿en el XXI? El pescador de la luna entró por la puerta grande con este ogro verde que se amistó con un asno, una dragona y se casó con una princesa. Shrek no solo aportó una historia original con mucho ritmo, sino también con muchísima guasa. Se amoldó enseguida a la moda de la década de incluir canciones poperas en una trama medieval; subvirtió los clichés al hacer que el monstruo, por una vez, fuese el protagonista y el héroe, mientras que el caballero, el malo; concentró nuestros cuentos de hadas favoritos mucho antes que el crossoverazo de Once Upon a Time. Simplemente una genialidad. Yo todavía le agradezco al de arriba el habernos brindado esta saga, que, a pesar de contar con una cuarta entrega muy floja, me tuvo en su legión de fans hasta el final. El secreto de esta producción fue contar con un líder tan nato como era Andrew Adamson, que también dirigió las dos primeras de Las crónicas de Narnia (uy, uy, ya hablaremos de esa en algún momento también, que le tengo ganas). Otra de las razones por las que fui/soy tan devota, para una niña con mi humor (sí, desde chiquita dando caña), fue poner a mi dúo cómico español favorito, Cruz y Raya, como las voces principales (José Mota, rey del doblaje de los compañeros con labia rápida). Mi parte favorita, otra vez, es la segunda (¿quién dijo que no eran buenas? Eso no se puede aplicar a las de esa década, ¿no?). Vamos, por favor, Jennifer Saunders se marcó la mejor cover de "Holding out for a hero", ¿alguien me lo niega? ¡Por cierto! Que no se me olvide: el año pasado fue seleccionada para el National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. ¡Ya es pieza de museo! 3. Harry Potter y la piedra filosofal (estreno en España: 30 de noviembre de 2001) Ay, Harry, mi Harry. Cuántas alegrías me ha dado el Mundo Mágico, cuánto amor por Inglaterra, Escocia y todo su folklore me ha cultivado, cuánto buen actor he disfrutado. Y, curiosamente, para pecado y herejía mía, no recuerdo haber visto la primera entrega en el cine (y aquí, lo siento por mí, la edad ya no vale como excusa porque tenía la perfecta para ir). Yo soy la loser que acabó catando esta saga porque le regalaron la cinta (literalmente cinta) un buen día de primavera-verano, no sé, cuando salió, y decidí que los libros que me había ido comprando y regalando mi madre merecían de pronto toda mi atención. O quizá fui más lista y los leí antes de ver la película (aggg, un pensadero no me vendría mal a mí a veces). No obstante, lo importante es que al final me exorcizaron y desde entonces puedo confirmar que esta es la saga de la primera década del XXI que con más fervor he seguido año tras año. Cuando no había películas que ver o libros que leer, me compraba la revista Diario de magos y brujas (que, ya de paso, fue mi iniciación al Señor de los anillos también, ya que mis padres se emperraron en mantenerme ciega hasta que sacaron las pelis en la tele y no tuvieron más remedio que dejarme) y jugaba con mis amigas y mi hermana a las aventuras que nos inventábamos (¡mi primer fanfic en forma oral! No es coña, tengo grabadas a fuego las conversaciones con mi hermana donde en vez de narrarle cuentos propios le tejía una serie entera del Mundo Mágico a mi imagen y semejanza. Nota: yo siempre tenía que ser o Harry o Ron y mi hermana, Hermione. Teníamos una amiga que cogía el papel que quedaba vacante). También veíamos las películas juntas cada año, era una tradición que no podía faltar (normalmente aprovechábamos fechas clave donde nos reuníamos, como cumpleaños y fiestas de Halloween). En fin, ya paro, que me entra la morriña y os escribo toda mi biografía. 4. Monstruos S.A. (estreno en España: 2 de noviembre de 2001) Otra mítica. Es cierto que no generó una saga hasta más adelante, gracias a la precuela Monsters University (y ahora la serie de Disney Plus Monsters at Work) pero tenía que aparecer aquí. Curiosamente, le he cogido más cariño como joven adulta que cuando se estrenó (pero también era la misma niña imperfecta que se vio La piedra filosofal en casa. ¿Qué? ¿Os atrevéis a juzgar?). Solo para confirmar el auge de Cruz y Raya en aquella época, José Mota volvió a poner voz a uno de los dos protagonistas. En sí la trama no es algo que me atrajera especialmente, pero era Disney Pixar y había que verla. No sé vosotros, pero yo le cogí mucha fascinación al diseño de Sully y de Randall. El segundo no necesita mucha explicación: loca de los dragones y demás reptiles con patas desde siempre (aprendí a amarlos antes que a los perros, cuenta la leyenda). Pero el primero..., el primero fue ante todo por el pelo. Sí, por el pelo. Tan milimetrado, tan auténtico, tan bonito... Quería acariciar ese pelo solo para confirmar si era suave como parecía. Por eso la curiosidad que os regalo es que de hecho se creó un departamento dentro del laboratorio de animación de Pixar exclusivamente para el pelaje, más un programa de simulación llamado Fitz que también se encargó de la ropa de Boo. Yo siempre he sospechado que Pixar es superior a Disney en muchas cosas y enterándome de historias como esta lo voy confirmando. Al final, cada revisión de este clásico solo ha logrado que me enamore más. PD: quisiera tener la ilusión y el optimismo del eterno ninguneado en las fotos Mike, si es que no lo tengo ya. 5. Ocean's Eleven (estreno en España: 18 de enero 2002) Como se puede ver, a nosotros nos llegó un poco tarde, ya que en USA se estrenó en diciembre de 2001. Todo el mundo está de acuerdo en darle prioridad a la fecha americana, así que yo no voy a ser menos. En su día recuerdo preguntarme, con mi cerebro inocente, por qué Eleven y no One, que sería lo lógico: uno, dos, tres. Mi cerebro sabía contar hasta trece y más allá, pero no concebía semejante desorden (luego ya todo cobró sentido, no alarmarse). Esta es otra a la que llegue muy, muy tarde, cuando crecí y empecé a fascinarme por el mundo del robo (no que yo quisiera ser delincuente, ojo, sino que con tanta movida de poli y caco que metían en la pantalla... lo de aprender a trazar estrategias se volvió muy educativo para el cole y demás). Tengo la impresión de que, ahora que tenemos La casa de papel y Ahora me ves, más de una persona habrá querido recordarla. En su época dorada yo estaba enganchada con mi madre a Prison Break y la mente criminal que admiraba era la de Michael Scofield. Ahora mismo tengo a Lupin por un lado y a Kaz Brekker por otro (las series van ganando terreno, ups). Si algo hay que concederle a esta aventura es su reparto, su gran, famoso y hermoso reparto lleno de las estrellas del momento, objeto de babas por parte de aquí la presente (bah, a quién quiero engañar, los aparto a todos para que le abran paso a mi Matt Damon. No, Brad Pitt, no lo siento ni un ápice). En definitiva, es una buena época para rever a George Clooney siendo muy George Clooney. Como segundo punto favorable es la secuela ¿spin off? feminista que dejó en 2018 protagonizada por Sandra Bullock, Anne Hathaway, etc., etc. Otra legión de superestrellas, pero mujeres. 6. Spy Kids (estreno en España: 24 de agosto de 2001) Mi favorita de las que ha hecho Robert Rodríguez (más la segunda que la primera. Exacto, lo habéis pillado, a mí me encanta el número dos y estoy dispuesta a lanzarme a la yugular del/de la que me abuchee). La buena noticia es que esta SÍ la vi en el cine (uiiiiii). La mala es... que me puse enferma y me tuvieron que sacar de la sala sobre la mitad, así que no llegué a verla completa hasta que sacaron el DVD (mi historia de venganza va dedicada a la persona que me echó un mal de ojo ese año, porque no lo entiendo, sinceramente). Tanto por la trama como por la estética, la recuerdo como muy original y al mismo tiempo infantil. Creo que todavía seguían echando el Gran Prix por aquel entonces, así que las manos que salían me recordaban a las del programa. Otra cosa que recuerdo es que, cuando por fin vi Harry Potter, acabé descubriendo el doblaje porque Michelle Jenner había doblado tanto a Hermione como a Carmen Cortez, curiosamente ambas chicas muy inteligentes y hábiles, salvadoras de situaciones comprometidas. También recuerdo lo sexy que me parecía Antonio Banderas. Y que Carla Gugino tenía la voz de Monica de Friends (esta bien, estas tres últimas cosas las descubrí durante la adolescencia). No creo que sea una saga que envejeciera muy bien (con excepción de la dos, claro). No tengo claro que la volviese a ver para otra cosa que para el recuerdo. 7. El diario de Bridget Jones (estreno en España: 8 de junio de 2001) Siempre recordaré cuando la vi por primera vez (casi) entera en un viaje en autobús muy largo, en plenas vacaciones. Solo que en vez de verla con propiedad me dediqué a doblarla por encima con mi querida Rose porque decidimos que preferíamos escuchar mientras la playlist Disney que nos habíamos puesto en la tablet. Quizá me sorprende más descubrir que el libro en el que se basa es homónimo (escrito por Helen Fielding). Me he pasado igual una década creyendo que era una versión moderna de Orgullo y prejuicio, lo cual también es verdad, pero creía que la relación era la misma que entre Clueless y Emma. Curiosidad cinéfila: la autora era muy fan de la adaptación de la BBC de 1995, donde Colin Firth interpretaba a Darcy. ¿Y de quién hace él en Bridget Jones? Exacto, Darcy ("it is destiny, my love"). 8. A todo gas (estreno en España: 5 de octubre de 2001) Para los extrañados, así es como empezó a titularse Fast & Furious en tierras castellanas antes de decidir que era mejor el título original. Con esta cerramos la parte de las sagas. Y qué menos, porque la última vez que conté eran justo ocho entregas y un spin off. Así que sí, esta joyita no solo cumple 20 años, sino que además sigue creciendo y no promete parar enseguida porque para algo va "rápida" y "furiosa" (*guiño*). Es la saga que representa a nuestra Tessa, aunque ella niegue que sea su favorita (no niega, en cambio, que la representa, así que todo está bien y correcto). Es la más longeva, la que más reparto ha conseguido mantener y despedir con los años (R.I.P., Paul Walker), la que más países ha visitado (hasta Rio de Janeiro, ¡yuju!) y se las ingenia para rizar el rizo una poquita más con cada parte. Eso quiere decir que si ahora comparamos la octava con la primera las diferencias son tan abismales que podríamos hablar de dos historias por separado (y como de hecho se titulan distinto cuela y todo). Supongo que la mejor forma de celebrar este aniversario es lanzarse a la carretera ahora que se puede. Si conduce Tess, no obstante..., bueno, igual conseguimos atravesar la frontera sin que nos vean o, si nos ven, burlar a la policía. Y así la novena o décima parte se basaría en nosotras. 9. Menciones honoríficas
Que haya acabado con las sagas no quiere decir que no vaya a zanjar la lista. Nanai. Quedan todavía grandes clásicos por recordar y no es mi intención desperdiciar mis buenas palabras o anécdotas en torno a ellos:
¿Qué película añadís a esta lista? ¿Qué recordáis de cada estreno de 2001? |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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