Post de Naiara Salinas Ya, ya lo sé: el domingo anterior no hubo recomendación. Mea culpa, tuve que elegir entre seguir los Blogos de Oro o buscar inspiración, y de todas formas no se me ocurría ningún "clásico" que quisiera rescatar en especial. Esta sección nació de la motivación, así que con el fin de hacer bien mi trabajo en lugar de moverme por costumbre (como pasó, de hecho, con ¡Ave, César!), preferí dejarlo pasar. Hoy, sin embargo, tengo muchas, muchísimas ganas de recomendar este tesoro de la infancia. Pocas películas actuales protagonizadas únicamente por animales jurásicos me conmueven tanto como me conmovió la primera entrega de En busca del valle encantado, pero esta es una de ellas. Tiene sus años, no lo niego, y pecaría de mentirosa si dijera que la acabo de descubrir porque NO es verdad. El caso es que la he recordado hace poco (en diciembre, para ser exactos, gracias al post que escribí sobre James Newton Howard) y al recordarla me dije: "¿Qué hay de las nuevas generaciones que se pierden esta maravillosa historia con unos efectos y un empleo del ordenador que nada tiene que envidiar a los de Jurassic World?" Dicho y hecho, aquí estoy. Para aquellos que no conozcáis la trama, procedo con el resumen tradicional: tras un suceso trágico, el huevo de una iguanodonte acaba en la isla de los lémures (mayormente conocida como Madagascar), que deciden criarlo como uno de los suyos y lo llaman Aladar. Cuando el dinosaurio se convierte en un gigantón y cree haber encontrado una familia entre esos pequeños mamíferos, una nueva tragedia asoma en forma de meteorito que arrasa con toda la isla y causa una sequía general, razón por la que Aladar y su familia superviviente se unirán a la manada de Kron en un viaje cuya meta es el Valle de los Nidos, un lugar pacífico y próspero donde podrán iniciar una nueva vida y criar a los bebés lejos de los carnívoros voraces que les acecharán en todo el camino. El comentario de antes sobre En busca del valle encantado tiene pecado teniendo en cuenta que en argumento se parece bastante a esta. Tal vez por eso la primera reacción sea alzar el pulgar o recular. Es como si Disney intentara plagiar la idea animada, solo que aprovechando las nuevas tecnologías para ir "un paso por delante". Aun así, pongo la mano en el fuego por esta entrega, que no solo cuenta con un buen guion y personajes encantadores y memorables, sino una banda sonora de Oscar (que no fue nominada, no penséis lo contrario) y una gran labor de recreación detrás. Siempre que recomiendo una producción donde el trabajo de diseño y efectos especiales sobresalen procuro fijarme en la belleza, la originalidad y el realismo. Dinosaurio no es que sea muy original (salvo por la parte de un reptil criado por mamíferos) y en cuanto a belleza..., bueno, al menos no tiene animales "baratos" como en un documental tipo Caminando entre dinosaurios. Estos saurios de hecho son bastante guapos, al igual que los lémures. Para no ser de dibujos animados, no está mal, porque es difícil, o lo era a principios de siglo. En cuanto a realismo confieso que no sé hasta qué punto lo hay, ya que no he vivido la Prehistoria, aunque puedo alegar que la representación de los seres está bastante humanizada y estos se enfrentan continuamente a las adversidades que causan la deshidratación, las peleas, la caza, etc. Vamos, que creo que está muy lograda artísticamente, tanto por los paisajes y los detalles elementales como por los animales, en especial en lo relativo a la expresión del rostro, cómo los personajes adoptan semblantes y posturas muy humanos que logran que lleguemos a ellos, que les conozcamos y, en definitiva, empaticemos. La construcción de la personalidad contribuye también, así como una dinámica de grupo donde la manada resulta una comunidad liderada por alguien fuerte y con mente fría para tomar decisiones por el bien común, aunque para ello tenga que olvidar el respeto por las minorías. Ese es Kron, por supuesto, a quien Aladar no agrada demasiado, menos cuando trata de conquistar a su hermana y "suplantarle" en el liderazgo demostrando más ingenio que cualquiera de los presentes. Aladar y los suyos se unen a la manada buscando refugio y de alguna forma acaban salvando el día en varias ocasiones, por azar y porque un buen héroe no solo ha de tener fuerza sino también corazón y habilidad. Ambos carácteres chocan desde el comienzo y son un ejemplo de los debates que se plantean en tiempos de crisis: qué estamos dispuestos a hacer para sobrevivir. Además se trata la inclusión y la aceptación entre especies, ya que Aladar nunca ha estado frente a uno de los suyos y se acerca al principio a la manada igual que Mowgli a la aldea humana. Eso resulta muy interesante. El viaje pondrá al límite a todo el mundo, pero hay tiempo para buenas dosis de humor. Y lo dicho, la banda sonora es ESPECTACULAR, de las mejores que he oído en mi vida (esa mezcla de clasicismo y ritmo africano obtiene mucha epicidad). En resumen: una historia para toda la familia, de la generación que creció con Piecito y CIA y se quedó con ganas de más. Una historia completa donde cabe el drama, la comedia, el amor y la reflexión. Prevalece el mensaje de "Juntos somos más fuertes y debemos ayudarnos". Buenos efectos especiales y fotografía (hay imágenes, como la del viaje del huevo, que impresionan). No decepciona, cumple con su objetivo primario: entretener. Ficha técnica Dinosaurio (Dinosaur) 2000, Estados Unidos y Venezuela Directores: Ralph Zondag y Erin Leighton Reparto: D.B. Sweeney, Alfre Woodard, Ossie Davis, Max Casella y Hayden Panettiere. Puntuación: 10/10
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Post de Naiara Salinas Aquí vuelvo con más comentarios de los Blogos de Oro, esta vez superada la imparcialidad del voto anónimo, cuyo plazo se cerró el pasado miércoles. Como ya conté la semana pasada, la gala se celebra este domingo a través de la red social Twitter a partir a las 17:00h (reitero mi invitación a verla). Toca hablar de películas esta vez y, dado que de muchas ya realicé una crítica o un análisis en post anteriores, he querido orientar esta entrada a aquellos fichajes olvidados por la Academia de Hollywood que, de forma justa, han encontrado su hueco en estos premios blogueros. ¿Los repasamos? Mejor película A nadie le sorprendería que La ciudad de las estrellas repitiera nominación. Esta vez no está Moonlight para arrebatarle la oportunidad, así que tiene altas posibilidades. Misma suerte corrió La llegada. Más sorprendente fueron las dos cintas extranjeras de esta categoría: Tarde para la ira y La doncella, por lo que quiero detenerme más en ellas. En un mundo de justicia y poco academicismo, admitimos que cualquier película puede llegar a competir con una oscarizada. Tanto la española como la coreana han seducido a los críticos no por su calidad de diseño (me refiero a que no escatiman en colorido y efectos especiales como las otras nominadas), sino por un guion y unas interpretaciones desbordantes, así como una labor de dirección concienzuda. Tarde para la ira repite además en la categoría nacional. Huelga decir que me resulta más atractiva La doncella, cuya protagonista ha sido descrita como "salida de un cuento oriental de Charles Dickens" (El confidencial) y que explora la relación homosexual entre la criada y su señora, con una trama de estafa y robo de la herencia de por medio (y yo que me acabo de enganchar a Downton Abbey en pleno 2017 bebo de estas relaciones e intrigas). En último lugar, Animales nocturnos (filme que reconozco que tengo pendiente) recupera el estatus que obtuvo en los Globos de Oro (¿será por el parecido en nombre a los Blogos?). En la categoría de Mejor Película Española se condensan las superproducciones como Un monstruo viene a verme y comedias como Kiki, el amor se hace. Lo mejor de estas nominaciones no es solo el reparto justo sino la aglomeración de géneros, algo de lo que no pueden presumir tanto los Oscar, a los que ya se acusa de tradicionalismo. Mejor director Nuevo acierto y justicia cineasta para Juan Antonio Bayona, que con solo tres largometrajes ha generado más público en la taquilla española que... ¿Álex de la Iglesia? Tal vez me haya pasado. Lo que sin duda demuestra situarle junto a Daniel Chazelle es que los jóvenes cada vez sobresalen más y que la calidad de su trabajo prima sobre la experiencia. En Un monstruo viene a verme Bayona repite la dirección a actores extranjeros y se maneja en terrenos más fantásticos, mientras que Chazelle monta coreografías, temazos y videoclips para La La Land. Raúl Arévalo obtiene reconocimiento por su labor novel, Denis Villeneuve por su visión original en La llegada y Park chan-wook por su trepidante adaptación... de la novela de Sarah Waters. Mejores actores y actrices Como decía antes, la justicia brilla en esta edición de los Blogos de Oro y su primera muestra de generosidad es otorgar a Amy Adams el reconocimiento que se saltaron los de Hollywood. La sabiduría y humanidad de su personaje entroncan con la fortaleza de Natalie Portman en Jackie, Carmen Machi en La puerta abierta e Isabelle Huppert en Elle, más el talento y el carisma de Emma Stone en La La Land. En Mejor Actriz de Reparto la sorpresa viene por Felicity Jones y Jena Malone, la primera como una madre enferma en la cinta de Bayona y la segunda como una maquilladora del thriller psicológico The Neon Demon, cuyo trailer consigue ponerte los pelos de punta. Entre los chicos volvemos a congregar españoles con los que yo ya llamo "prototipos hollywoodienses". Los afortunados son Antonio de la Torre (Tarde para la ira) y Roberto Álamo (Que Dios nos perdone), ambos con trayectoria y presencia en los Goya de este año. Se enfrentan al oscarizado Casey Affleck (Manchester frente al mar), a Ryan Gosling (La La Land) y a, también sorpresa, Jake Gyllenhall (Animales nocturnos). Dramas, thrillers y comedia musical, ¿cuáles dan más de sí? En reparto, tras hacerse a la idea de estas nominaciones, no sorprenden por tanto ni Carlos Santos ni Javier Pereira por El hombre de las mil caras y Que Dios nos perdone respectivamente. En el bando hollywoodiense tenemos a Aaron Taylor-Johnson (Animales nocturnos), Jeff Bridges (Comanchería) y el otro oscarizado de turno, Mahershala Ali (Moonlight). ¿Volverán tanto él como Affleck a llevarse el galardón? Mejor película de animación ¿Qué pasó con Buscando a Dory? Vale que la secuela de Buscando a Nemo resultase algo repetitiva por la trama pez-atrapado-en-acuario-hay-que-ir-a-buscarle, pero aun así la firma de Pixar, la presencia de Ellen Degeneres y la profundidad y humanidad con la que tratan a un personaje enigmático y adorable como Dory deberían haber bastado para colarla en los Oscar. Pero no. También se dejaron ¡Canta!, imagino que por llegar última a la carrera, o bien porque ya tenían a Vaiana para cubrir lo de "persigue tus sueños", "sigue siempre adelante", etc. Anyway, en los Blogos de Oro se les ha dado la ocasión de brillar y van a por todas, ya que esta vez la princesa exótica de Disney no está para hacerles sombra (eso fue una sorpresa para mí igualmente). La competencia principal la tienen en Zootrópolis, no solo ganadora del Oscar sino también con una trama potente sobre racismo, prejuicio y desmentir clichés. Pero no podemos olvidarnos de Kubo y las dos cuerdas mágicas (algún día la veré) y La tortuja roja (a mi modo de ver la más original). Mejor banda sonora Taste of America La empresa alimenticia patrocina en concreto a estas nominadas (me pregunto si la ganadora aparecerá en un anuncio), donde el jurado nos hemos acordado de la irlandesa Sing Street, que no podía faltar (hay que ponerla a competir con La ciudad de las estrellas porque nos va el morbo). Un monstruo viene a verme no es que se destaque tanto por la banda sonora (tiene más mérito en la dirección de arte), pero solo por oír la voz de Keane en los créditos finales aplaudo su presencia. La llegada y The Neon Demon completan el cupo. ¿Qué opinión os merecen estas nominaciones? No sabemos todavía si las novatas en discordia llegarán a la altura de las académicas obteniendo algún Blogo de Oro mañana, pero lo que sí es cierto es que todas merecían presencia, y realmente tengo muchísimas ganas de ver a alguna venciendo a la supuesta "favorita".
Si queréis saber más de lo que nos depara mañana os animo a investigarlo en este link, cuya información ha ido completándose en los últimos días. También aprovecho para recordaros que si queréis una sesión de cine GRATIS en un espacio de calidad (algo que está extinguido a día de hoy) podéis seguir participando en el sorteo de entrada doble hasta las 23:00 de hoy. ¡Buena suerte, allscreeners! Post de Naiara Salinas Tras ser pesada durante todo el fin de semana, la etapa bellabestiantástica se cierra con esta crítica de la nueva adaptación que tanto tenía ganas de ver y tanto de reseñar (cuanto más te gusta algo más quieres hablar de ello). SPOILER ALERT. Venía advertida de los pros y los contras, pero previamente, tras verme todos los trailers y clips promocionales lanzados tanto en español como en inglés, ya me había configurado mis propias expectativas, y celebro que se hayan cumplido. ¿Que esta película es un calco de la de 1991? No. Estrictamente hablando, un calco es una copia igual, gemela, que la original. Pero esta readaptación no viene a ser precisamente un calco sino una revisión. Eso es lo que prometía el director, Bill Condon, y eso es, a mi modo de ver, lo que han hecho. Por supuesto que los escenarios, los personajes y el desarrollo de la trama son los mismos, pero también entran en vigor dos factores que obligan a modificar el guion irremediablemente: que ya no estamos ante una cinta de animación y que ya no estamos a finales del siglo XX. La historia se moderniza no solo para adaptarse y darse a conocer a las nuevas generaciones sino también para ofrecer a los viejos carcamales un poco de novedad, a través de esas curiosidades que no se satisficieron en su día y que para mí es lo más atractivo del filme. El hecho de aportar un pasado a todos los personajes les otorga mayor realismo, uno que, además, en una historia de fantasía con actores de carne y hueso resulta necesario porque cambia la forma en que el público la recibe y/o percibe. Prejuiciosamente uno siempre asocia la animación de Disney a lo infantil, a lo fantástico, a la explosión de luces y colores y ausencia de rasgos como la sangre (en otras palabras: a lo extravagante y artificial, que nada tiene que ver con el mundo real). Se cuentan historias presentes sin ningún background profundo porque, al igual que un cuento, parte del "Érase una vez" para mostrar la evolución de un protagonista y cómo llega a su final feliz. Es decir, si dibujamos una línea del tiempo, los dibujos de Disney siempre avanzan de un punto a otro, pero no dibujan un tercer punto más atrás. No sabemos cómo se criaron Mufasa y Scar, cómo fue la infancia de la Cenicienta con su padre y su madre, cómo fue la de Mulán, cómo llegó la madre de Dumbo al circo... Todo ello contribuye a agrupar a su público en una edad, ya que los mayores "no tragan tanta ñoñería" (en ese sentido Pixar se ha sabido acercar mejor a ellos). Repito, esto lo digo prejuiciosamente hablando, oseasé, desde una perspectiva general. Buena parte del trabajo que están realizando los remakes actuales es explorar ese pasado y no limitarse a contarlo con un narrador sino a mostrarlo, y, dado que el público ya conoce la versión animada, es una buena excusa para acercarse al mundo real y empezar a enganchar a adultos también, que se encuentran con una trama verosímil y psicológicamente mejor llevada, es decir, adiós al tópico de "Disney solo es para niños". Esta es una reflexión en la que llevaba tiempo trabajando y me alegra que este largometraje me haya ayudado a expresarla. La acción real ayuda a profundizar en temas, ya que la gente está viendo personajes reales y eso mueve su empatía hacia ellos. En La bella y la bestia tenemos a un príncipe y a una joven campesina que perdieron a sus madres siendo muy pequeños, lo que les ha marcado a su modo. Lo importante es que sabemos más de sus vidas personales más allá de la historia romántica, y no solo sucede con ellos sino con el resto del pueblo y los sirvientes. Cómo Gastón viene de la guerra y está un poco trastornado y asalvajado por ella, cómo LeFou le respalda tanto por ser su compañero como por sus sentimientos hacia él, cómo el padre de Bella arrastra el recuerdo de su difunta esposa e intenta proteger a su pequeña de cualquier mal, cómo son las relaciones entre los criados y los pueblerinos... La película añade aspectos que no solo la dotan de realismo sino que además la mejoran y la explican sutilmente, ya que se rompe la barrera escéptica que creaban las famosas preguntas sin respuesta de la versión de 1991: por qué los aldeanos no recuerdan que tienen un príncipe (todo forma parte del hechizo), si los criados tenían vida más allá del castillo (la tienen, vaya si la tienen), por qué el pueblo sigue tan ciegamente a Gastón (es un héroe a sus ojos, pero tampoco le atosigan. Le admiran, pero si comete errores lo paga. Solo cuando creen que tiene razón le siguen en serio)... Que se cuiden detalles como el analfabetismo de la población campesina, la situación de la librería en una iglesia y las costumbres de matrimonio suman puntos. Al mismo tiempo, esta explayación, que no hace que el filme sea más largo (un acierto del guion el lograr condensar la historia que conocemos más las nuevas aportaciones en el tiempo justo), sirve para incluir elementos del cuento original, algo modificados. Por ejemplo, vemos el momento en que Bella le pide la rosa a su padre, y otra gran alusión es el libro mágico que la bestia le muestra, que también es un elemento del original, solo que ahí era un anillo. En fin, todos los cambios que han metido en el argumento son excelentes y no tengo queja de ninguno. La intervención de la bruja, cómo Gastón al principio sí se muestra dispuesto a cooperar con Maurice para rescatar a Bella pero termina cambiando de opinión cuando él le niega a darle su bendición para casarse con ella... Desde el comportamiento de los personajes hasta la coreografía de los números musicales; todo logra que esta película no sea un calco y acapare más espectadores. Aunque, de todas formas, las partes que se "imitan" para mí no resultan desechables tampoco (¡me han devuelto la infancia!). Ahora bien, pese a esas bonitas palabras que le he dedicado, queda todavía muy alejada de la perfección. La revisión del clásico acierta en la profundidad, pero no demasiado en intentar mantener lo que considera "lo mejor" de la anterior, es decir, los números musicales. La crítica va en concreto para el más animado de todos, el de "Qué festín", que busca lucirse con exactamente la misma coreo que la original aprovechando el uso destacado del CGI, olvidándose de que el esplendor animado no es el mismo que el de la acción real, y en este caso los dibujos sí parecen más acordes para este espectáculo. Leí el sábado una crítica (creo recordar que de El palomitrón) que acusaba al filme de desmejora por intentar recuperar aspectos con los que solo la animación consigue causar admiración. La reitero porque creo que es una opinión muy acertada y aplicable a este caso, que se antoja un tanto extraño en ese nuevo mundo más realista. No por ello me cierro en banda y crucifico al director y al guionista, sino que tan solo declaro que no me pareció tan brillante. Otros números, por el contrario, como el de Gastón, quedaron excelentes. Las piezas musicales son buenas cuando logran adaptarse a las circunstancias, y las que mejor lo logran son aquellas que no imitan de pe a pa la versión de dibujos sino que se reelaboran como si esto fuera otro musical. En cierto modo lo es, ya que las motivaciones de los personajes cambian, o más bien son más complejas, y ello debe expresarse en las canciones. Por eso la adhesión de nuevos temas me pareció una idea preciosa, ya que no solo mantienen el listón sino que permiten oír más voces, como la del padre de Bella y la bestia. Esto me lleva a la siguiente pega: el doblaje. Si tenéis la suerte de tener unos cines que ofrezcan la película original con subtítulos, por favor, id a esos, porque seguro que gana mucho más, y no lo digo por los diálogos sino por la música. Para mí oír a Michelle Jenner volviendo a doblar a Emma Watson es exquisito, me devuelve a los tiempos de Harry Potter. Pero es la clase de adaptación cuya música haría bien en dejarse intacta. Entiendo que en esto han querido ser fieles al Disney antiguo, pero cuando podemos ver la cara de los actores ¿no es mucho más apetecible escuchar sus voces originales al cantar? Luke Evans, Josh Gad, Dan Stevens, Emma Watson, Emma Thompson... Todos tienen talento (algunos más que otros), pero nunca lo sabremos si nos limitamos al doblaje. Por eso, o escucháis la lista de reproducción disponible en YouTube o volvéis a ver la película en inglés. Aparte, en la actuación de Bestia se les va el tono de monstruo a uno más humano, se nota y queda mal. Para mí el doblaje musical es algo que solo queda bien en animación, no sé por qué. Así que podría decirse que mi visión global es de aplausos. El príncipe es mucho más atractivo y más divertido (esa sonrisa que ilumina, oins). El reparto realiza un buen trabajo y nadie como Emma (quien, por cierto, es mi actriz favorita) para encarnar a un personaje aventurero, feminista, independiente e intelectual como lo es Bella. Se nota enseguida qué hay de la actriz en la muchacha y qué de la muchacha en la actriz. Da la impresión de que ambas se sienten diferentes al resto. Aparte, convertir a Bella en un personaje creativo es acorde a los pájaros con los que convive en su cabeza. A algunos les parecerá sobreactuada, otros no la verían nunca interpretando a una princesa Disney... Yo, en cambio, las veo muy iguales: aman la literatura y no están dispuestas a dejar que un hombre gobierne sus vidas. Hablando de esto, la actualización del largometraje a la nueva era merece igualmente el elogio. No solo por el nuevo enfoque de la relación entre Bella y Bestia y el personaje homosexual, sino además por la inclusión de un transexual (o travesti, según se mire) que se ve a las claras en la escena del asalto al castillo, cuando el armario viste de mujeres a tres "mosqueteros" y uno de ellos se marcha con una sonrisa en los labios.
Ewan McGregor se sale. Su acento francés resulta muy creíble y aporta la gracia, la espontaneidad y la galantería que caracterizan a Lumière. Gastón y LeFou suman otra estrella. Y, por supuesto, la dirección de arte, por plasmar tan bien los objetos mágicos y el escenario. El efecto especial de destrucción y paralización a cada momento que cae un pétalo de la rosa genial también. La transformación final era lo que más ansiaba ver y pienso que se ha resuelto estupendamente, sobre todo en la parte tocante a los objetos (la del príncipe podría haber sido un pelín más esmerada). Me ha gustado este festín, me lo he pasado mejor que en los viejos tiempos (de pequeña era incapaz de ver la escena donde hieren a la bestia, no me preguntéis por qué. Y al menos en esta versión hay más sentimiento durante la muerte). La versión animada siempre tendrá los mejores números, pero Bill Condon y Alan Menken han hecho un buen trabajo con lo que tenían. Post de Naiara Salinas Hoy es el Día del Padre y, aunque la película de esta semana no destaca precisamente por la relación paterno-filial, al menos vincula a padre e hija en una aventura fantástica que podemos volver a disfrutar en la gran pantalla, como me canso de recordar. La Bella y la Bestia es un cuento de tradición oral francés del siglo XVIII que cuenta con dos versiones, la de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve y la de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. Casi todo el mundo conoce la historia básica gracias a las versiones de Disney, pero la historia real es tal la cuenta la adaptación de 2014 a cargo de Christophe Gans (bueno, con algún detalle añadido), donde la protagonista es hija de buena familia. Su padre es un mercader rico que empobrece al perder sus barcos con toda la mercancía en alta mar, momento en que se muda con sus tres hijos y sus tres hijas al campo. Allí Bella, la menor, encuentra la paz, aunque no le dura mucho. Durante un viaje que podría cambiar la suerte de su familia, el mercader acaba varado en un bosque y encuentra refugio en un castillo, el de la bestia, quien le deja ir a cambio de que una de sus hijas ocupe su lugar como prisionero. La buena de Bella se ofrece como voluntaria y, así, convive con la bestia y sus "criados" (unos perritos muy adorables) durante una buena temporada, durante la cual la joven descubrirá que un misterio rodea a su carcelero... Sé que no tiene mucho sentido guardar el misterio, pero si no conocéis el cuento original la sorpresa es grata. ¿Pensáis que lo conocéis del todo? Es un buen momento para comprobarlo. Solo una productora francesa podría adaptar la historia de hadas más emblemática de su país de forma más fiel. Como si pretendiera resaltar que no tiene nada que ver con Disney se empeña en mostrar detalles contrarios, de modo que adiós al vestido amarillo y el traje azul de la escena del baile, adiós a la bruja, adiós a los objetos parlantes, a la hija única, a la rosa encantada, etc., etc. Sin embargo, no le sale bien del todo. En una era donde Disney se ha convertido en la gran cuentacuentos, el director recicla elementos familiares para no espantar al público de primeras, como la presencia de un nuevo Gastón en el personaje de Perducas (interpretado por Eduardo Noriega), que pone más la mira en el dinero que en la doncella; la escena del asalto al castillo con ayuda de un tronco, el momento en el que la bestia rescata a Bella del hielo cuando esta intenta huir... Sobre todo, elementos argumentales, como si con ello pretendiera defender que no se trata de una historia completamente nueva sino ya conocida, solo que contada desde otro punto de vista. Aun así, las novedades ocupan la mayor parte del metraje y es lo realmente interesante del filme, en especial lo relativo al background de sus protagonistas, mucho más profundizado. Por primera vez se hace hincapié en los orígenes y tenemos la ocasión de conocer más datos de la familia de Bella. Su madre es recordada durante la mudanza y sus hermanas recuerdan a las hermanastras de Cenicienta por materialistas, superficiales e histriónicas, aunque son menos repelentes. Conocemos mejor el vínculo existente entre padre e hija y qué hace tan especial su relación por encima de la de sus hermanos. Curiosa es la fuerza argumental que cobra el primogénito, Maxime, a quien debemos culpar de hostigar las acciones y/o los problemas en al menos dos ocasiones (sin él el padre no se habría metido en líos y habría huido de repente, no se habría perdido, no habría encontrado el castillo...). En cuanto a la bestia, asistimos a su vida de príncipe en su palacio, rodeado de sus siervos, colegas cazadores y demás. Pero aún más importante es que somos testigos de su transformación completa, causa incluida, como si con ello pretendieran humanizar al monstruo del presente y justificarle (algo que logran). No hay vanidad, sino castigo y venganza, lo que modifica el sentido. El valor del cuento se ensalza con una literariedad apoyada en una Bella narradora que, cual Wendy Darling en Peter Pan, relata a sus hijos su propia historia en tercera persona mientras las imágenes de su libro se superponen a las del cuento. La fotografía, la escenografía, el vestuario y el montaje sirven a la fantasía del largometraje, que presenta un reino mágico con ninfas y dioses a donde solo se puede llegar mediante magia, lo que salva la preocupación por la localización real del castillo. El paisaje puede que sea lo más deslumbrante del filme, porque te hace sentir en un cuento auténtico. Aunque no todo lo mágico que aparece viene del cuento original, ya que el guion se permite ciertas libertades, en esencia es el mismo que se contaba en el siglo XVIII (mucho más parecido que la peli de Disney) y eso atrapa a un espectador que ya se sabe el final, puesto que tiene la oportunidad de revisionar un clásico y de aprender. Ahora bien, toda adaptación tiene un punto oscuro y esta peca en algo que las versiones de Disney han llevado mejor y que constituye la base de la trama: el romance entre la bella y la bestia. El problema de la exaltación fantástica es que el guion se deja arrastrar por ella y olvida que un espectador del siglo XXI es algo más exigente y espera verosimilitud en aspectos cruciales como el desarrollo de las relaciones. Si esperáis ver cómo Bella se enamora poco a poco de la bestia esperad sentados porque sucede de la noche a la mañana. Puede resultar brusco pero es así. Y no es como si hubiera una elipsis y se mostrara directamente esa parte, no. La hay, pero de otro tipo, más enfocada a mostrar la sensación de rutina de Bella, que pasa muchos días ahí haciendo las mismas cosas. Tal vez todo sea demasiado igual o tal vez aun así el tiempo sea muy corto. Su relación con la bestia se reduce a unas horas de conversación durante cada cena, momentos en los que él se muestra brusco e inseguro. Hay evolución en cada una, sí, pero saltamos del todo a la nada y eso rechina. El resto del tiempo ella vaga sola investigando más sobre el misterio, y a decir verdad no es que tenga muchas luces, pues lo que un espectador conectaría enseguida a ella le cuesta más. No es solo ya que sepamos de qué va el asunto, es que a ella se le guía a la verdad a través de sueños que le muestran flashbacks, con los que sería muy fácil unir el hilo desde el primero momento (si tan solo se fijara en la vestimenta, por el amor de Dios). Pero hasta que huye no descubre realmente la identidad de la bestia y es un tiempo muy tardío para toda la información que recopila por el camino. La relación se construye de forma indirecta mediante estos flashbacks, ya que son la excusa perfecta para conocer al carcelero, pero ¿bastan para enamorarse de él, sabiendo que en la actualidad no es el mismo que ahí aparece? Si se hubiera añadido otro día más..., si se hubiera empleado mejor la elipsis... La escena del acto final en la que la bestia le pregunta a ella si sería capaz de amarlo con el tiempo y con paciencia es muy realista. Pero cuando ella le responde que ya lo ama, sorpresa, porque uno no sabe muy bien cuándo ha surgido ese amor y eso causa escepticismo. Creo que esto se debe a que el presupuesto no llegaba para alargar la película, pero aun así es un romance que se resuelve demasiado fantásticamente. Por otra parte, Vincent Cassel no es el príncipe que yo me esperaría. Espero no sonar muy superficial con esto, pero... el hermano pequeño, Tristanne, es más guapo (aunque el lema de la historia sea: "La belleza está en el interior", esto se aplica más a la bestia que al hombre, ¿no? Claro que la arrogancia por belleza ya no es la causa de la conversión...). En resumen: a favor de la fidelidad al original, de la profundización familiar, del paisaje, del trasfondo fantástico y folklórico y de los flashbacks. El homenaje a la rosa es muy bonito. El final también me parece muy original, acorde a la historia y natural (lo que resulta irónico teniendo en cuenta lo que he opinado del romance). En contra de cómo se lleva la relación entre los dos protagonistas y de ciertos recursos Disney que, aunque aportan acción y familiaridad, podrían sobrar, dado que la trama contiene muchas partes para atraer por sí misma. Es el caso de Perducas, cuya involucración es interesante, sí, ya que pone en peligro la vida de la bestia y eso da morbo, pero también podría haberse reducido al primer acto y haberse resuelto de otra forma, como en el cuento original. Ficha técnica La bella y la bestia (La belle et la bête) 2014, Francia y Alemania Director: Christopher Gans Reparto: Léa Seydoux, Vincent Cassel, Eduardo Noriega, André Dussollier e Yvonne Catterfeld. Puntuación: 7,5/10 Post de Naiara Salinas Tenía que acabar ocurriendo: ¡las teorías locas por fin han llegado a All Cinema! Aplausos. Todos estáis muy atentos al reciente estreno de la readaptación del famoso clásico de Disney, ¿no? Seguro que habéis leído entrevistas, visto clips, la película incluso... Y también habéis revisado la vieja versión y recuperado, con ello, preguntas sin respuesta como: ¿por qué llamaron al príncipe Adam? ¿Por qué nadie del pueblo parecía recordar que tenían un soberano muy cerca? ¿Por qué parece que la bestia no puede leer en cierto momento? ¿Por qué si la cinta está ambientada en Francia, como el cuento, solo hay un personaje con acento francés? Bien, si no os habíais hecho estas preguntas os he dado un motivo para pensar en ellas. Y menda cree haber encontrado la explicación que en el fondo siempre estuvo ahí pero en la que nadie se había dado cuenta (que yo sepa)... hasta ahora. He aquí mi teoría, respaldada por una amiga que fue quien propuso la zona antes de que yo misma le buscara el sentido: el pueblo de Bella colinda con la frontera de otro reino..., por no decir otro país: Alemania. A favor de la teoría: 1. El bosque que rodea el castillo es la Selva Negra: no recuerdo si en la primera película de dibujos animados se la menciona tal cual. Lo que es seguro es que en la segunda parte, Una Navidad encantada, sí (segundas partes. Nadie se acuerda nunca de las segundas partes). La Selva Negra es un extenso bosque que une Alemania, Suiza y Francia, con clima puramente montañoso, exceso de humedad, etc., etc. ¿Por qué iba a aparecer este curioso paraje si supuestamente nos limitamos a Francia? Aaaamigo, es que ni estamos únicamente en Francia ni esta es la única pista que dejó Disney sobre la localización de la historia, como veréis a continuación: 2. La inspiración real de Disney: no es ningún secreto que los que diseñan los escenarios se basan un poco en la realidad, y Disney lo tiene fácil cuando se trata de recrear castillos y paisajes de cuento porque resulta que en la vida real existen, repartidos por todo el mundo. Así que tratándose de una trama ambientada en Francia no sería de extrañar que los encargados realizasen una excursión, se topasen con la región de Alsacia y se fijaran en un pueblecito muy concreto, Riquewihr, que justamente está, a ojo de mapa, a tan solo unos metros de la frontera con Alemania (a pie calculad pocos kilómetros). Es más, la ruta turística de la Selva Negra toma Alsacia como punto de inicio. Dado que Bella tampoco es que se pegue el viaje de su vida entre su aldea y el castillo de Bestia... habrá que suponer que el escenario que sirvió de inspiración se convirtió en el auténtico hogar de esta joven lectora intrépida. 3. En el castillo solo hay un personaje (dos si contamos la segunda parte) que habla con acento francés: si el hogar del príncipe está en Alemania esto se justifica perfectamente y Lumière se convierte en un siervo extranjero, lo que tampoco sería de extrañar, dada la cercanía de ambos territorios. Tal vez el candelabro, en sus tiempos humanos, emigrara con su familia en busca de una vida mejor y acabase sirviendo a la familia real. Es más, puede que una de sus funciones fuese educar al príncipe en el idioma, razón por la que puede comunicarse con Bella sin problemas, aunque leer sus libros, dado que no está muy acostumbrado, le cueste (vamos, que sería bilingüe a secas). En contra de la teoría: 1. Si los criados son alemanes... ¿cómo hablan tan bien francés?: esto va por cuando interactúan con Bella, claro. Opción A: magia de Disney (algo tipo "Los que están unidos por una maldición están unidos también por la lengua"). Opción B: Lumière les enseña a todos. No sé cuál es menos probable. También puede ser que haya multiculturalidad, eh, no todos tienen por qué haber nacido en Alemania, algunos pueden venir de Inglaterra, otros de Suiza... Podría ser que el príncipe estuviera educado en más de un idioma, en tal caso. Sea como fuere, no se me ha ocurrido una explicación lo bastante verosímil para esto, lo siento. 2. Eso sigue sin explicar por qué en el pueblo de Bella, claramente francés, nadie habla con acento: en tal caso la culpa la tienen los actores y el director de la película, aunque puede que también el hecho de estar cerca de la frontera los haga... "menos franceses", es decir, con un lenguaje un poco más universal. Podrían haberse dejado influir por las naciones vecinas, de ahí que el rasgo acentual no se marque demasiado (esta explicación, al contrario que la anterior, tiene un enorme peso filológico y es completamente válida. Los vecinos nos marcan). Nadie sabe de qué región francesa es concretamente Lumière, así que podría haber venido de una zona más central y de ahí su acento pronunciado (es más, puede que venga del mismo lugar que sus tocayos, los hermanos Lumière, creadores del cinematógrafo en 1895). Ya que hablamos de influencias por proximidad, puede que esta sea también la razón del entendimiento entre los aldeanos y los habitantes del castillo, aunque pertenezcan a reinos diferentes. Puede que la gente hable más alemán que francés, como en el norte de Navarra y en la zona sur de Francia se habla euskera. Yo estoy cien por cien segura, pese a las lagunas, de que Alemania es donde está el castillo de la Bestia. Eso explicaría por qué nadie ha pensado en el lugar todos esos años, quiero decir, ¿para qué le iban a hacer caso a un príncipe maldito que no es el suyo, que ni les va ni les viene? Aparte, el aspecto del señoritingo borde y cascarrabias es muy "ario": rubio de ojos azules, ejem, ejem. ¿Y Adam? ¿Por qué Adam? ¿Por qué no Frank, o Bruno? En Francia sonaría raro, pero no en Alemania, donde este nombre es algo más habitual, como prueba esta captura de pantalla de una web de nombres alemanes (que se atreva alguien a refutarme ahora): Puede que el genio que lo eligiese quisiera aportar algún valor religioso (ya sabéis, Adán, el primer hombre). Lo que está claro es que este joven príncipe está más educado de lo que parece, algo que en la nueva versión sin duda nos prueban. Puede que la empresa del ratón, que se precia mucho de homenajear, quisiera no solo recordar parte de la historia original sino también vincular dos países pioneros en la recopilación de cuentos de tradición oral (en uno tuvimos a Charles Perrault y en otro a los hermanos Grimm), así como beber del folklore de ambos. Mi intención no era más que indagar un poco en ese aspecto que muchas veces parece no ser tan relevante para la trama pero que causa muchísima curiosidad a los cinéfilos. Y, en mi opinión, sí es relevante, aclara muchas cosas.
¿Satisfechos con la teoría explicativa? Post de Naiara Salinas Tardé una semana por motivos personales y "profesionales", pero el pasado domingo 12 de marzo ahí estaba yo en el cine para cumplir con lo prometido: ver a Marta Etura, Elvira Mínguez y Carlos Librado encarnando a Amaia y Flora Salazar y a Jonan Etxaide respectivamente. Mentiría si dijera que vi El guardián invisible como una película más. Tras haber estado en presencia de los actores, el director y la autora, como conté aquí, acudí al cine como quien va a observar al amigo al que ha visto ensayar su obra de teatro con entusiasmo, preparada para captar y entender las curiosidades que me comentaron, como por qué tal escena había sido difícil de rodar, por qué Dolores Redondo estaba tan entusiasmada con la adaptación, cómo sonaba la banda sonora grabada en el Baluarte de Pamplona y por qué el txantxigorri era tan importante en la trama. Soy de ese porcentaje minúsculo de españoles que no había leído la trilogía antes de acudir a la sala, así que sorteé los spoilers como bien pude para llegar totalmente ciega (bueno, un 90% al menos). Me alegra que a pesar del boicot lanzado en las redes sociales la película se haya mantenido como tercer mejor estreno de la semana y que siga llenando las salas (la mía lo estaba, os lo garantizo). Si no llegué a decantarme primero por los libros fue porque el thriller no es un género que como lectora me llame la atención. Ni siquiera aunque esté ambientado en mi tierra. Pero tras ver el filme tuve que retractarme de esa decisión y para cuando llegue la segunda parte (porque la habrá, fijo) habré acabado con todos. ¿Por qué ha cambiado mi punto de vista? Porque El guardián invisible es una de esas historias donde se entrecruzan varios elementos que acentúan el misterio y lo mantienen hasta el final mientras se rinde tributo a la tradición. No solo hay aspectos de un thriller hecho y derecho, sino también mitología vasco-navarra (que me apasiona, no me cansaré de decirlo), rituales, un pasado traumático para la protagonista y, lo más importante, una atmósfera y un escenario únicos. Fernando González Molina ha logrado convertir el valle de Baztán en lugar de culto universal, mostrando su paisaje y su pueblo al nivel de lo que más se ve en pantalla, como la campiña inglesa, los pueblos norteamericanos, etc. La fotografía es impresionante, te adentra en un lugar oscuro, frío, salvaje y mítico plagado de misterios, el escenario perfecto de un crimen. Huelga decir que no llueve tanto en Elizondo (aquí en Navarra también vemos el sol, que conste), pero por lo demás me gusta cómo se ha plasmado el norte de la comunidad, esa cercanía al paisaje de los Pirineos esencialmente forestal y rural (es que prácticamente se ha rodado en la zona). El resto de aspectos técnicos, por supuesto, contribuyen a ensalzar el territorio, en especial la música, una buena aportación de la sinfonía navarra que añade más valor cultural al filme, si cabe, con un sonido muy familiar para los de aquí pero al mismo tiempo fácil de asumir para los de fuera. La banda sonora me hizo sentir que así debía sonar una trama como esta ambientada en un lugar como ese. Sin embargo, aunque solo con el escenario y la música me gana, si algo realmente fuerte tiene el argumento es su protagonista. Dijo el director que estaba convencido de que Amaia Salazar pasaría a formar parte de la historia de la literatura española y, una vez visto el filme, puedo apoyar más su postura. Los personajes con sus traumas no del todo superados siempre me alegran el día, son la clase de personas que uno quiere conocer para descubrir su historia completa y entender sus motivaciones. Con Amaia hay un trasfondo psicológico que se desarrolla a lo largo del largometraje y que la convierten en tan intrigante como los asesinatos. El gran acierto son los flashbacks, introducidos en los breves momentos de descanso para mantener la tensión y el interés del espectador, con imágenes muy bestias que muestran a una niña sufriendo como no lo hace la adulta, de manera que ¿cómo ha llegado hasta ahí? ¿Qué le ocurre con su familia? ¿Por qué vive con su tía y tiene continuos roces con su hermana mayor? Todo eso se va revelando en pequeñas dosis hasta llegar al final, donde podemos componer el puzzle completo. Cuando una ve a Marta Etura tan maja y sonriente en una entrevista no se imagina cuán de radical es el cambio que pega en pantalla. Una actriz con mucha energía y paciencia para interpretar a un personaje serio, que además no lidia con un idioma sino con tres: español (lo fácil), euskera (imagino que también, gracias a sus raíces donostiarras) e inglés (aquí se la juega para sonar convincente). ¿Por qué esto último? En el libro la protagonista está casada con James, un artista americano que se trasladó a Pamplona, como tantos otros de los suyos, por San Fermín y Hemingway. Además, ella ha mantenido una estrecha colaboración con el F.B.I., en uno de estos curiosos intercambios en su época de aprendizaje criminólogo. En la novela no se plasma la lengua con tanto ahínco, pero otra decisión de Molina (muy acertada a mi parecer), ha sido reflejar el realismo lingüístico y, dado que la película es de producción bilingüe (DeAPlaneta y Nostromo) pero ambientada y filmada en España, qué menos que mostrar el idioma extranjero tal cual, sin doblaje y con unos subtitulitos. Aunque Marta se lleva las flores, el resto del reparto también muestra su competencia, faltaría más. Carlos Librado, antes deportista, se estrena en el cine como mano derecha de Etura y se esfuerza por estar a su altura. Su personaje es simpático y logra que te pongas de su parte, así que nada de considerarlo sospechoso (aunque en un género como este sea un error). Y no hay duda de que Elvira logra que Flora nos interese al tiempo que nos produce antipatía por su trato a Amaia. ¿Qué me queda? El final y la condensación del mito en la realidad. Sin spoilear (tranquis), me ha satisfecho cómo la película enlaza el crimen con un ser folklórico (el basajaun que titula este post), cuya existencia se pone en duda porque se trata con tanta seriedad que, aunque a priori no sea posible, uno acaba mordiendo el anzuelo y cuestionándoselo. ¿Cabe lo surreal en un argumento realista? Sin resultar excesivo, sí, ya que contribuye a alimentar el misterio del valle y además dota de sentido al título. ¿Quién es ese guardián y cuál es su cometido? Amaia lo descubrirá a través de su tía anciana, heredera de las viejas creencias, unas que tienen su peso en el crimen también. Al ser invisible la aparición de este ser se reduce a lo anecdótico, así que no esperéis encontrar en él al asesino (si es así entonces se me caen las bragas). En resumen: historia bien contada, buena adaptación y plasmación de la atmósfera literaria, protagonista muy sobresaliente, buena banda sonora e inserción de los elementos tradicionales, y buen final que justifica (además de pedir a gritos) la secuela.
Un ejemplo claro de blockbuster español. Quiero más, ¿y vosotros? Post de Naiara Salinas Seré sincera: esta no es la película que había pensado para esta semana, pero la descubrí ayer y me pareció tan simpática que me dije: "¿Por qué no?" En Un amor entre mundos asistimos a la historia de Adam y Eden, una pareja joven enamorada desde pequeños a los que separa un abismo a priori insondable: pertenecen a dos mundos diferentes, el Inferior y el Superior, donde las normas impiden la relación entre los habitantes de cada uno. Tras un accidente donde ambos son pillados por los agentes, transcurren diez años en los que Adam da por muerta a Eden, hasta que la ve trabajando para Intermundo, la única empresa que conecta ambos territorios y donde buscan cabezas inteligentes para mejorar la vida de los seres humanos. Con un invento suyo, Adam logra entrar en Intermundo y a partir de entonces hará cuanto sea necesario para recuperar a Eden y sortear la ley. Soy muy pro mundos ficticios, sea cual sea la historia que contengan, de modo que cuando me hablan de un romance entre dos mundos opuestos y colindantes donde la gravedad funciona a su modo ahí estoy yo, picada por la curiosidad y dispuesta a conocer los secretos de ese maravilloso y diferente universo. El amor es el que lleva el gran peso de la trama, pero desde el principio de la película dejan muy claro que la diferencia entre los mundos es importante, ya que no solo los rigen leyes creadas por sus gobernadores, sino leyes sustanciales universales donde cada materia debe permanecer en su sitio o arde. Así que Adam y Eden tienen más de un obstáculo por superar. Aparte, los nombres de los mundos no son casuales. No solo se trata de que el Inferior esté abajo y el Superior arriba, no. El Inferior literalmente es inferior en todo: reina la pobreza y sus materias primas son explotadas por el otro. Es un mundo subdesarrollado donde la vida es dura, mientras que en el mundo Superior la gente vive sin preocupaciones, en buenas casas, comen en grandes restaurantes y visten con traje. La norma de que los habitantes no pueden visitar el otro mundo va más para los de abajo que los de arriba, ya que estos son tan ricos que no ven por qué razón molestarían a los de abajo, mientras que los otros, al ser humildes, han adquirido la fama de vagabundos, criminales, aprovechados, etc. Es decir, se muestra una sociedad muy llevada por los prejuicios, aunque eso no impide que Adam haga un amigo en Intermundo del mundo Superior, Bob, que le ayudará como ninguna persona del mundo Inferior. De hecho, el mensaje del filme es que el amor puede superarlo todo, no solo el romántico per se sino también el amistoso. También es cierto que en el mundo humilde, donde la gente ha aprendido a ayudarse para salir adelante, parece haber más cariño y amor verdadero por el prójimo que arriba (o por lo menos se incide más en las relaciones de ahí). Es bonito ver cómo hay dos personas a las que no les importan las diferencias ni los prejuicios, tan solo lo que sienten la una por la otra. De Adam es el esfuerzo máximo por lograr que Eden lo recuerde, de modo que se meterá en problemas intentando pasar al mundo Superior. Uno de los objetivos de este chico es lograr el nexo entre ambos mundos, experimentando con una crema creada a partir de la miel de unos insectos que sobrevuelan entre los dos territorios. Si lo logra o no es algo que tendréis que descubrir vosotros, amables lectores. Otro de los aspectos sobresalientes del largometraje es la fotografía. La magia de los paisajes y los efectos especiales es efectiva: logra que te maravilles por ese universo, por la gravedad, por cómo se unen elementos como la lluvia, o cómo las nubes forman un remolino. También corre el riesgo de marear un poco, ya que el 95% de las tomas juntan el mundo al revés con el normal, pero tal diferencia es relativa, ya que prácticamente los habitantes de cada uno miran e interactúan con la cabeza alzada todo el tiempo. Seguro que al principio no podéis evitar torcer la cabeza para ver mejor al personaje que salga en la escena (con Bob, por ejemplo, me pasó), pero tranquilos, que no os causará tortícolis. En resumen: una historia tierna y con su tragedia, llevada de forma un tanto sencilla y sin que destaque frente a otros romances del cine muy parecidos. Ya sabéis, el clásico "chico conoce a chica. Salen juntos, se separan. Ella es una mujer de bien y él es pobre. Él trata de impresionarla pero se da cuenta de que no es necesario aparentar porque su encanto natural es lo que le atrae a ella". A favor de los obstáculos a los que se enfrenta la parejita, que añaden morbo y suspense. Son como Romeo y Julieta (¿cuántas veces habremos usado esa comparación?), pero con un nuevo abismo. Lo mejor es la relación entre los mundos y el experimento de Adam, ya que desafía las leyes del universo. Tiene el tono de un cuento, o una fábula, de ahí que se haga tan breve. Hermosa ciencia-ficción. Ficha técnica Un amor entre dos mundos (Upside Down) 2012, Francia y Canadá Director: Juan Diego Solanas Reparto: Jim Sturgess, Kirsten Dunst, Timothy Spall, Blu Mankuma y Jeyne Heitmeyer Puntuación: 7/10 Post de Naiara Salinas Parecía que este día no llegaría nunca: el día en que viésemos por última vez a Hugh Jackman poniéndose en la piel de uno de los mutantes más carismáticos que propulsó la carrera del actor en Hollywood. Pero tarde o temprano el adiós llega, un momento agridulce para los fans que hemos crecido con este personaje, bien a través de las viñetas de los cómics o bien a través de la pantalla. El lunes fue mi turno de ver Logan y estas son mis impresiones, necesariamente CON SPOILERS, pero no demasiados. Lobezno es un personaje muy icónico que se ha ganado el cariño del público hasta estirar su aparición a lo largo de todas las franquicias de X-Men (como principal, secundario o mero cameo) y lograr la suya propia, cosa de la que no pueden presumir ni Magneto ni Mística (eran los otros dos de los que se rumoreó que caería spin off a la vez que el señor de las garras). Sus últimas apariciones ya denotaban un desgaste del pobre hombre y hasta podía sentirse cómo empezaban a aburrir al espectador de a pie, que no comprendía por qué de tan buenos mutantes que tiene la saga solo se exprimía ese. Jackman se ha metido de lleno en cada proyecto y ha terminado haciendo tan suyo el personaje que nadie se hace a la idea de ver a otro en ese papel, aunque acabará pasando (esperemos que al menos dejen pasar una buena temporada). Tras diecisiete años y dos trilogías como actor de reparto, Logan marca un punto y final en la historia de James Howlett, un largometraje que no solo le homenajea a él sino a todo lo vinculado con su pasado. Tal vez por eso uno sienta al ver Logan la madurez del protagonista en su último viaje. No solo suya sino también de la historia y la forma en que el concepto de "filme de superhéroes" adquiere tintes más psicológicos y, por ende, profundos. ¿Que hay peleas, sangre y mucha acción? Nadie lo niega. Pero es la última batalla por la supervivencia de la especie y, como tal, hay tiempo para detenerse, volver la vista atrás y realizar un repaso completo de la vida, preguntándose qué sentido tiene seguir adelante si estás solo. Los personajes que nos han acompañado toda una década han envejecido muy mal, por causa del sufrimiento padecido. Uno casi no reconoce al sabio profesor X y al guerrero Lobezno, en sus días llenos de fuerza. Ahora sus poderes han menguado y se han vuelto contra ellos, provocándoles severas enfermedades degenerativas. En el caso de Charles, uno de los mutantes más poderosos, vemos cómo eso supone un peligro no solo para su salud sino para el resto del mundo. Por eso el anciano que en su día cuidó de los jóvenes se convierte en dependiente de su ex alumno como si fuera un niño. Logan debe asumir el papel de líder que nunca deseó y por primera vez se enfrenta de forma consciente a la mortalidad, incluso más que en Lobezno Inmortal (donde perdía sus don regenerativo por causas químicas. Aquí lo hace de forma natural debido a su longevidad y al veneno que le corroe por dentro). Mientras que Charles conserva una pizca de esperanza y ganas de vivir, Logan, en cambio, asume que sus días están contados y espera el final con agotamiento, aburrimiento y cierta gana (es lo que da haber vivido tanto. Uno deja de ser consciente del tiempo y se aburre siempre). Me parece genial cómo se ha plasmado ese envejecimiento en el maquillaje y la peluquería, especialmente en el cuerpo lleno de cicatrices que le dan al héroe un aspecto demoledor, de lobo viejo que está esperando dónde aullar y caer muerto de una vez. Su propósito cambia cuando aparece en su vida la pequeña Laura, una niña mutante creada artificialmente a partir de los genes de una mexicana y otro mutante que resulta ser él mismo, así que prácticamente es su hija biológica. De modo que Lobezno no solo debe hacer de canguro de un abuelo sino también lidiar con la paternidad, algo a lo que nunca se había enfrentado, y esa parte es una de las mejores del largometraje porque resulta hasta más difícil que combatir contra un ejército de villanos por tener que ver con el talón de Aquiles del mutante: las emociones. Logan sigue siendo Logan: rudo, borde, sarcástico, realista, pesimista, terco. No cree en batallas a menos que estén perdidas. Sí cree en la independencia y en que cada uno se busque su camino. Por eso le cuesta tanto aceptar que solo él, el vejestorio que se muere lentamente, puede ayudar a la cría a llegar a su destino para salvarse. Lo único que quiere es que le dejen en paz. El viaje que emprende el mini grupo tiene motivaciones distintas. Charles todavía ejerce de protector de mutantes y es el más empático gracias a sus poderes mentales, pero la acción corre a cargo de Logan y él va en busca de su propio refugio para seguir con su vida pacífica, lejos de los problemas, ya que todo le había ido muy bien de esa manera. Laura le resulta toda una incógnita y da la impresión de que durante medio filme no sabe muy cómo sentirse respecto a ella, ya que por una parte es la causante de sus problemas y, por otro, está emparentada con él, ha nacido de su semilla y tiene sus mismos poderes. Como Xavier está inhabilitado es su turno de hacerse cargo de la enseñanza, pero nunca ha sido muy buen profesor, ya que es impaciente. Y como el contexto es de continua tensión y ambos son muy parecidos (no solo en habilidades sino también en carácter) los roces son inevitables y la relación acaba siendo complicada. Esto va cambiando y en el tercer acto se nota. La transformación de Laura empieza (SPOILER) en el momento en que habla por primera vez y comienza a mostrarse sentimental, más humana y menos animal fiero (que no es que antes no lo hiciera, pero tenía a Charles para comunicarse con su mente y dejaba que los demás la vieran como una extraña). Perder a Xavier les duele a ambos, era como el nexo que los unía. La niña entiende que su padre no lee mentes y que debe gritarle para que la escuche, y eso hace (FIN SPOILER). A nivel actoral la película se sale por todos los poros. Hugh Jackman convierte a Lobezno en una diana que recibe mazazos emocionales y físicos a partes iguales, además de concentrar en él la propia madurez del hombre que mejor lo conoce. No es de extrañar la implicación que ha tenido en los homenajes, ya que no solo van para el personaje sino también para sí mismo y la aventura que ha supuesto encarnarlo durante tanto tiempo. Se ven muchas referencias a la mansión X, a los X-Men originales, así como pequeñas alusiones a su trilogía, como las referencias a la katana de la segunda parte y al mutante Bolt de la primera, la transformación con el adamantium, el doctor que estuvo en la operación... ¡Incluso salen los cómics! POR FIN. Ver a Patrick Stewart tan debilitado asusta y enternece. Pero mis aplausos estelares, por supuesto, van para Dafne Keen, que tiene uno de los papeles más complejos por cuanto que es una sufridora que durante unos noventa minutos no debe mostrar apenas emotividad, que debe observar el mundo que conoce como si lo viera por primera vez, que es una niña que no ha conocido el amor verdadero y a la que han tratado tanto como un animal al que hay que cazar que casi se ha convertido en uno, y que ejerce mucho esfuerzo físico en sus escenas con esas volteretas, patadas, zarpazos, etc. Es dura de pelar, vale, pero ¿puede ser más adorable? Esa es la magia de la chica, que consigue que la respetes y al mismo tiempo quieras achucharla por lo mona que resulta en determinados momentos, como cuando monta en el caballito, roba las gafas, se pone a ver películas, escucha música y, sobre todo, cuando sonríe y tiene sus momentos con Logan. ¿Y qué hay del malo malote de turno? Boyd Holbrook tiene ese aire macarrilla que hace que no le tomes muy en serio, pero luego resulta ser tocapelotas de cuidado. Tal vez su mayor arma no es ese brazo metálico, ni su inteligencia (aunque tonto, lo que se dice tonto, tampoco es), sino su persistencia. Es el más duro de roer, aunque en el fondo solo sea un peón. Aparece cuando menos te lo esperas y a él le debemos el ritmo frenético y tenso de la película, ya que cuando sale hay mucho caos. Lo considero mejor villano que el doctor encargado del experimento, que por más que sea el cerebro de la operación (chistaco) resulta débil y hasta patético al lado de todos esos mutantes que utiliza. El otro no, el otro es un cazarrecompensas que viene de la vida dura y del esfuerzo físico, y cualquiera deseoso de perseguir a Lobezno debe poseer fortaleza. Por otra parte, tiene un humor negro que al señor de las garras irrita pero que al espectador causa cierta admiración y entretiene. Escenográficamente el filme es duro y sangriento, más gore que de costumbre, una alusión a las versiones más modernas del cómic, pienso yo (me parecía que esto podría haber dirigido por Quentin Tarantino o Frank Darabont). La trama contiene partes un tanto predecibles porque son como una costumbre asentada en cualquier historia protagonizada por Lobezno (a saber, SPOILERS: la familia amable que ayuda al mutante en su huida y la casca de forma violenta, peleas en los bosques, un doppelganger poderoso por ser cruce entre varios mutantes, un amigo traidor que revela, aunque no quiera, el paradero del grupo y la clásica alusión a los orígenes del prota. FIN SPOILERS). Eso no es malo esta vez porque se supedita al homenaje, es como si el director y el guionista dijeran: "Esto es lo que convierte una película de Lobezno en una auténtica película de Lobezno". Hay tiempo para risas, hay tiempo para exclamaciones de sorpresa, hay tiempo para horrores y hay tiempo para lágrimas. Logan es el mejor punto final por cuanto que es el punto más humano en toda la historia de este mutante. Te enseña que la vida es supervivencia, un viaje donde el pasado va de la mano y el futuro es una incógnita indescifrable. Por fin se puede decir que este hombre ha vivido de TODO.
Post de Naiara Salinas ¡Buenas tardes! Lo sé, llego tarde. Debido a mis aventuras en Barcelona, que está a unas seis horas de mi ciudad en bus, me he visto obligada a posponer esta sección habitual, pero no pensaba dejaros sin ella, en especial porque durante el regreso tuve tiempo de visualizar algunos filmes pendientes gracias a la filmoteca de Alsa, así que... aquí va el primero, que me resultó muy curioso. ¡Ave, César! es el último trabajo de los hermanos Joel e Ethan Coen que nos traslada a un Hollywood muy diversificado, donde Eddie Mannix (Josh Brolin), jefe de Capitol Pictures, anda detrás de una historia basada en la Biblia que cuenta con la participación del talentoso y reputado actor Baird Whitlock (George Clooney) en la piel de un romano. El problema llega cuando Baird es secuestrado por unos comunistas con la intención de fastidiar a la productora y a todo el sistema capitalista. Mannix tendrá que descubrir quién está detrás del problema mientras procura lidiar además con una periodista metomentodo, Thora Thacker (Tilda Swinton), un director exigente (Ralph Fiennes) y un actor negado para el drama a quien supuestamente iban a darle el papel de Jesucristo (Alden Ehrenreich). Lo bueno e interesante de este largometraje es que es la vida misma. Al menos la de Hollywood. ¡Ave, César! funciona como una muñeca rusa donde el espectador ve una película sobre cómo se filma otra película, y a su vez cómo el equipo, los actores y los directores interactúan dentro de ese micromundo que es Capitol Pictures. La presencia de los comunistas logra que la trama sirva como crítica contra el capitalismo, aunque aparte el cómo se llevan los chanchullos en el rodaje contribuye. En Hollywood hay una parte del arte por el arte y otra de negocio. Eddie claramente es un símbolo de ambas: quiere contar historias ambiciosas y que tengan éxito y aprobación. Cuando trata de "vender" su proyecto a los religiosos es todo un publicista pasional dispuesto a escuchar sugerencias con tal de gustar a ese público. Una vez comienza el rodaje todo es presupuesto, dinero, contratos... Un buen blockbuster debe contar con los más grandes y a la vez tener un punto innovador, que es donde entra el joven Hobie Doyle, acostumbrado a la acción. Cada personaje viene de un mundillo, y todos conectan por su cinefilia. Este filme se convierte también en un viaje por diferentes subgéneros, como la comedia musical, la ópera, el western... Hobie, por ejemplo, recibe la caracterización de "pardillo", por cuanto que es la clase de actor que no termina de casar con la fama y las costumbres de Hollywood y decide ir un poco a su bola, aunque se le engatusa fácilmente cuando se habla de rodaje y promoción (básicamente se dedica a hacer lo que le mandan porque él no tiene ni idea). Thora es la difamadora, la que esparce los rumores y las verdades sobre los famosos, la espía, esa mujer a la que hay que mantener a raya o sobornar para que no salgan a la luz los trapos sucios, cosa que en un momento de polémica como el secuestro de una superestrella es más que probable. También tenemos a Laurence Laurentz, un director muy suyo, perfeccionista y casi siempre en bronca con el productor o con el reparto. Otros secundarios son DeeAnna Moran (Scarlett Johansson), actriz de nado a la que obligan a casarse con famosos para favorecer las promociones, y Burt Gurney (Channing Tatum), relegado al maltrato psicológico de otro director. Aunque no se plantea exactamente como un drama (más bien como un drama cómico o una comedia dramática), los Coen quieren ser un poco críticos con el universo en el que viven; por eso deciden mostrar lo que hay detrás del "Luces, cámara y ¡acción!". Hay una realidad histórica que tiene que ver con la transición hollywoodiense en medio de la Guerra Fría, del Comité de Actividades Antiamericanas, etc. Pero también hay una realidad cultural, un poco oscura, de lo que uno está dispuesto a hacer para obtener beneficios con su "arte". La meca del cine está llena de secretos de esa clase. Frente a las cámaras todo es sonrisas y lágrimas, seriedad, pero cuando gritan el "¡Corten!" comienzan los insultos, las críticas. No todo es idílico y camaradería como parece. En resumen: a base de elementos un tanto hiperbólicos los hermanos Coen construyen una fábula sobre el poder de las influencias y del dinero en el séptimo arte, al mismo tiempo que realizan un homenaje a los cimientos sobre los que se construyó el Hollywood de la Era Dorada y se meten con los comunistas. Hay tanto crítica como defensa, lo que transforma esta película en todo un alegato que decide apoyarse además en una de las adaptaciones que más guerra suelen dar, la Biblia. Con todo ello, la polémica está servida. El filme también contiene algunas paradojas y plot twist curiosos. La pega, que justifica la puntuación de abajo: el ritmo no está muy conseguido. Con el tema interesante que tiene podría haber sido más ambiciosa. Ficha técnica ¡Ave, César! (Hail, Caesar!) 2016, USA y Reino Unido Directores: Joel e Ethan Coen Reparto: Josh Brolin, George Clooney, Scarlett Johansson, Tilda Swinton, Channing Tatum, Alden Ehrenreich y Ralph Fiennes Puntuación: 6/10 |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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