Post de Naiara Salinas y Rosana Rábago Cuando Iron Man 2 se estrenó allá por abril de 2010 y apareció una pelirroja que se disfrazaba de secretaria y luego aporreaba matones con movimientos muy fluidos de artes marciales diversas no fuimos pocos los que nos preguntamos: "Coñe, ¿y esta quién es? Quiero conocerla". Cuando en 2012 la misma mujer recibió la llamada de S.H.I.E.L.D. para reclutar al mismísimo Bruce Banner en el que sería uno de los equipos más legendarios de la historia, aunque supiésemos su nombre y la noción de su pasado oscuro, todavía queríamos seguir sabiendo quién era. Cuando lo dio todo por recuperar a su amigo y posible interés amoroso (para nosotras esa relación siempre ha sido una realidad, aunque Marvel no haya querido dárnosla) con el que había luchado en Budapest, deseábamos saber cómo habían sido esa misión y esa relación. Cuando ella misma destapó sus trapos sucios a ojos del mundo para denunciar a H.Y.D.R.A. ante las autoridades gubernamentales, nuestros ojos intentaron volverse lupas para poder leer lo que esos documentos contaban. Al final, solo hemos tenido que esperar once años y cuatro meses para obtener esos datos como buenas espías: Viuda Negra. El paréntesis en la línea temporal marvelita Ha pasado mucho tiempo desde la irrupción del UCM en nuestras vidas, tanto que ha llovido de diez formas distintas. El viaje ha supuesto mucha evolución para nuestros héroes sin necesidad de bucear más allá. Así que, como era de esperar, Viuda Negra no está para contarnos una historia de orígenes, o por lo menos no la de Natasha Romanoff (o Romanov. No entendemos esto de la ortografía rusa, disculpadnos. ¿No debería ser Romanova, de todas formas?). Hemos tenido suficientes horas de metraje para enamorarnos de ella y ver su proceso de redención por su "cuenta en rojo". Y sí, lamentablemente su historia llegó al final en 2019 con Vengadores: Endgame. ¿Qué cuenta entonces esta película? Se ambienta entre Capitán América: Civil War y Vengadores: Infinity War (todo wars, ni un minuto de paz) y a los espectadores nos sirve para llenar algunas lagunas que habían dejado esas dos entregas, empezando por los últimos minutos de Civil War: cómo escapa Natasha de la ira del general Ross y qué le sucede entre que saca a sus compañeros de la cárcel y se van de Vengadores encubiertos por el mundo hasta que salvan a Wanda y Vision de un destino fatal en Reino Unido. Ello tiene una consecuencia y es que no debemos ver el filme como lo que suele ofrecer Marvel habitualmente, pues supone un retroceso en más de un aspecto. La trama no contiene grandes pretensiones en comparación con otros proyectos de la fase 4, sino que en todo momento se mantiene la sensación de la "cuenta pendiente" que la Casa de las Ideas guardaba para con sus fans y este personaje. Si la vida hubiese sido justa, Viuda Negra hubiese llegado poco antes de Los Vengadores, quizá justo detrás de Iron Man 2, y hasta nos hubiese ofrecido su propia saga, que bien merece. Pero habiéndose muerto la querida espía, no podemos obviar ese "por cierto" con el que buenamente hubiese podido empezar el guion de su debut en solitario. Sin embargo, sí que nos parece un buen filme si se ve como lo que es: un homenaje a Natasha y el paso de la antorcha de Viuda a otro personaje que también promete dar juego. Pese al "por cierto" omitido, no se puede decir que ese comienzo no sea brutal; ese "Smell Like Teen Spirit" con escenas de la Sala Roja se ha convertido en nuestra parte favorita de toda la película al implicar un tono más oscuro y crudo del que parecíamos estar alejándonos con tanta magia y comicidad donde se muestra que, a pesar de lo que pueda parecer, el mundo sigue siendo un lugar donde suceden cosas terribles como entrenar a pequeñas huérfanas para ser unas brillantes asesinas a sueldo. Si creíais que con Capitán América ya habíamos tocado ese lado oscuro, más bien era la punta de un iceberg. Viuda Negra contiene una presentación que bien valdría para un thriller de espionaje tipo Gorrión Rojo, y es que la historia de Nat no es nada amable y poco margen hay para la risa en la primera mitad de la película, cuyo ritmo mantiene envalentonado al espectador, hasta que aparece Yelena y ambas muchachas escapan por los pelos de sus enemigos en una persecución digna de Misión imposible. Hasta ahí, el enganche es muy real y poco nos falta para olvidar ese "por cierto". El tributo a la primera VengadorA A partir de la segunda mitad esa acción frenética se entremezcla con pequeñas dosis de comicidad de la casa y una soberana nostalgia, ya que las lagunas siempre están presentes y se llenan mediante muchos easter eggs. Y es que no debemos olvidar que esta película está principalmente dirigida para esas personas que consideran que la fase 4 es quizás innecesaria y que todo debía acabar junto a Tony y Nat. Por eso, vuelven a intentar atraparnos mostrándonos comedia con una Yelena que se burla, y con razón, de las poses de su compañera mientras vemos cómo esa noción de "familia" vuelve a hacer acto de presencia. Y es que si algo aprendimos con Vengadores: Infinity War, Vengadores: Endgame y ahora, con Viuda Negra, es que los personajes que nos han ido presentando desde la fase 1 de Marvel son ya una familia en toda regla. Disfuncional, sí, pero familia al fin y al cabo. Es muy destacable el cuidado con el que se ha escrito el guion en cuanto a esas referencias, que rescatan detalles con la mayor precisión posible y nos reavivan el viaje por el tiempo de Endgame (véase por ejemplo el colgante en forma de flecha que Natasha llevaba también en El soldado de invierno, el episodio de Budapest, el chaleco que luce Nat en Infinity War...). La coherencia interna es de diez, no solo dentro del propio largometraje, sino de todo el UCM. Si hay algún gazapo no hemos sido capaces de cazarlo. No obstante, se va alejando cada vez más del tono oscuro en pos de la aventura y es una pena, porque tras tantos años esperando este relato merecíamos un poco más de contemplación. Llegados a ese punto, podía suceder un poco como con Thor Ragnarok: pasarlo bien, pero con un tono que jamás hubiésemos asignado a Natasha. Aparte, otro punto donde flaquea la trama son los villanos. Esperábamos con ganas a Taskmasker y al final ha quedado reducida a un robot con la cabeza comida por el villano de turno que, claramente, no tenía peso en la historia más allá de ser la cuenta pendiente de Natasha. Y es que el villano estaba ahí por estar, porque hacía falta tener un antihéroe en la historia que no llega al nivel de enemigos como Thanos o Loki, de los que nos enamorábamos y queríamos saber mucho más. Al encargado de la Sala Roja le olvidamos pronto y quizás esta ha sido la gran pega que ha hecho que muchos no estén conformes con la película. Es cierto que, visto en retrospectiva, era un personaje que no iba a tener peso en el Marvel Cinematic Universe porque estaba justo antes del big bad, de Thanos. Pero teniendo en cuenta que el filme ha tardado en llegar, quizás podrían haberlo diseñado mejor. No obstante, como decimos, esta es para nosotras una pega pequeña dentro de una historia que claramente servía para homenajear a esta Natasha Romanoff interpretada durante ya una década por Scarlett Johansson. La transición a una nueva generación Para los que estamos siguiendo con fervor la fase 4 de Marvel a través tanto de las series como de las pelis, no nos cabe duda de que nuestros héroes están poco a poco pasando sus testigos a nuevos aliados, jóvenes inspirados por sus actos que prometen adoptar un legado en breves. Viuda Negra es el testigo necesario para Yelena Belova, su billete de acceso al UCM, y por ello el personaje interpretado por la brillante y en ascenso continuo Florence Pugh tiene casi tantos minutos en pantalla como Scarlett Johansson. Y sí, aunque a mucha gente pueda escamarle esto un pelín, valiera como excusa para que Marvel sacase de una vez el filme prometido. En principio nos despedimos de Natasha como no pudimos hacerlo en Endgame, pero no sería una cinta digna del UCM sin sus pretensiones proyectivas. Así que que conste en acta que esto no es solo un retroceso a las viejas formas y los viejos personajes, sino también un anticipo. Y en lo que a nosotras respecta, abrazamos a Yelena como digna sucesora. No podemos no mencionar, ya de paso, la gran participación de Rachel Weisz, leyenda donde las haya, y del bueno (aunque gruñón) de David Harbour, más amigable aquí que en Stranger Things pero igualmente con dificultades para ejercer de padre y mentor. A él le debemos el humor más chirriante del filme, nos tememos, pero le perdonamos porque es buen actor. Aprovechamos también para recordar, tal y como daba a entender la escena postcréditos, que nuestra Yelena volverá a aparecer próximamente en Hawkeye, la serie de Disney Plus que llega a finales de año para también saldar otra cuenta pendiente que tiene la Casa de las Ideas con otro de sus personajes: Clint Barton. Y desde aquí, os podemos asegurar que ya estamos contando los días para volver a verla y, sobre todo, para poder disfrutar de la puntería de Ojo de Halcón y de la que será sin duda su sucesora: Kate Bishop. Conclusión
Viuda Negra es la película que refleja todas las virtudes que destacó Naia de su protagonista en este post homenaje dedicado a los Vengadores originales tras Endgame. Lo hemos vuelto a leer para esta crítica y es muy complaciente que acertara con la definición de esta superheroína sin contar con su biopic peliculero antes porque eso significa que Marvel ha hecho muy bien su trabajo y ha conseguido captar la esencia de la pelirroja de forma muy concisa pero elocuente como el nexo de unión del equipo gracias a su componente emocional, que vuelve a destacar en su entrega solitaria. Como película no se aleja de la idea de paréntesis en esta fase, pero por su formato nos devuelve la Marvel de la década anterior, la del cine negro, la que aún no se consideraba grandilocuente y contaba historias sencillas sobre individuos extraordinarios. Es una vuelta al pasado, sí, pero también un bonito descanso antes del regreso al multiverso con Spider-Man: No Way Home, Eternals, Shang-Chi y Doctor Strange 2 (de vez en cuando se agradece un poco la normalidad). No está planteada como una trama apasionante, pero puede impresionar igualmente y es lo suficientemente dinámica como para mantener el ritmo a pesar de que la ejecución no sea perfecta o algunos personajes se queden muy en lo básico. En cambio, aunque quizá sea desear mucho, no podemos esperar para ver cómo siguen las vidas de los personajes principales que acabamos de conocer. Así que Hawkeye, ¡llega ya!
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Post de Naiara Salinas Nuevamente regreso con este resumen de películas veraniegas, más breve, si acaso, porque tampoco creáis que por ser verano me paso los días viendo películas. Si acaso es mi temporada menos productiva (ya sabéis, vacaciones y eso). Os garantizo que, si no los habéis visto, con los siguientes largometrajes lo pasaréis en grande. ![]() En un barrio de Nueva York (fecha de visualización: 19 de junio de 2021) Pues ya iba siendo hora. Madre mía, las ganas que tenía de hablaros del segundo gran musical de Lin-Manuel Miranda, genio de las tablas y la composición. En un barrio de Nueva York (In the Heights para los fieles al original) recupera lo mejor de Hamilton (Lin-Manuel, la divergencia de estilos musicales y más equipo "Miranda friendly") y nos introduce en otro micromundo dentro de la súper poblada Nueva York: Washington Heights, un barrio humilde del norte donde están apiñadas varias comunidades latinoamericanas. El filme desarrolla varias tramas interconectadas protagonizadas por individuos que persiguen sueños que por x circunstancias no han sido capaces de alcanzar todavía o con los que presentan algún conflicto de interés. Así, en primer lugar Miranda cede la batuta del protagonismo número uno a su colega de Hamilton Anthony Ramos, que interpreta a Usnavi, un puertorriqueño que nada desea más que volver a su tierra natal y levantar el chiringuito de sus sueños (bueno, el de su padre), sin tener en cuenta que puede dejar atrás más de lo que espera. A continuación, tenemos a Nina, la primera del barrio en salir de esa vida marginal preescrita por la sociedad y estudiar en una universidad de prestigio de la que "escapa" por no sentirse a gusto, tan alejada donde la ves de sus raíces; tenemos a Vanessa, una maquilladora aspirante a diseñadora que desea mudarse a un apartamento en la zona centro de Nueva York para tener un estudio en condiciones; a la abuela Claudia, llena de paciencia y fe; al padre de Nina, hombre trabajador dispuesto a endeudarse por el bien de su pequeña; y a Sonny, primo de Usnavi, que nunca ha conocido Puerto Rico, habiéndose criado por entero en la Gran Manzana y aun así sin la ciudadanía, lo que recorta sus derechos y le lleva a plantearse si seguir o no a su primo a su país. La película desarrolla estas tramas en dos mitades, antes y después de un apagón eléctrico que pone de manifiesto el declive de ese barrio donde las oportunidades llegan como estrellas fugaces (oseasé, una vez al año). Por ello gira en torno a las subidas y bajadas de estos personajes, que desean llegar lejos pero se refrenan por miedo o dudas (salvo Usnavi, que como es el protagonista número uno y el narrador está henchido de optimismo y ganas). Bajo la dirección de todo un experto en ritmo y baile, Jon M. Chu (responsable de la saga de Step Up y Crazy Rich Asians), el largometraje se convierte en todo lo que se espera de una adaptación cinematográfica sobre un libreto de Miranda: un festival de música, danza, color y alegría que supone un canto a los sueños y la identidad. Promete mucha diversión y mucha emoción. En resumen: una historia colectiva de dos horas y pico de entretenimiento y ritmo garantizados, refrescante, juvenil, muy idónea para el veranito, con una ejecución exquisita por parte de todo el equipo, promesas que apuntan alto y transiciones entre números tan bien coladas que es imposible no ponerse a bailar en el asiento e imaginarse una adaptación de Hamilton propiamente para el cine bajo estas mismas condiciones. Los fans de los musicales la vais a gozar. Es magnífica de contemplar. Lo mejor: los personajes, la banda sonora, las coreografías y la dirección de arte. Deja muchos momentos divertidos. Ramos brilla y Miranda se pone más sentimental y personal porque proyecta su (más que posible) experiencia y la de sus compañeros en esta obra. Lo peor: nada. Por mí tiene un 10. ![]() El otro guardaespaldas 2 (fecha de visualización: 30 de junio de 2021) Ryan Reynolds y Samuel L. Jackson regresan con una Salma Hayek que asciende a coprotagonista en otra aventura más retorcida que la anterior donde el ex guardaespaldas, el sicario y la estafadora deben colaborar con la policía europea para detener a un magnate griego que quiere represalias por la asfixia económica a la que está sometida su país por parte de la Unión Europea. Los tres se ven metidos en este lío un poco forzadamente pero por exigencias del guion le echan huevos y se lanzan a por todas, no sin distracciones que bucean en los conflictos personales de cada uno. El otro guardaespaldas 2 llega en consonancia con su primera entrega y nos devuelve el humor disparatado y negro que parodia la acción con personajes muy caricaturescos y un trío calavera que no se detiene ante los gags que son capaces de sacar en un argumento como este: desde la personalidad mafiosa mexicana plagada de insultos originales, hasta lo absurdo del héroe noble "cumple-reglas" y el cabrón hijo de cabra amante de los líos. Como añadidos de interés están Morgan Freeman en el papel de padrastro de Michael Bryce (Reynolds) y Antonio Banderas como el villano, más otro sicario y otro guardaespaldas (interpretado por Tom Hooper de The Umbrella Academy) que son el contrapunto perfeccionado de Michael y Darius. Por supuesto, no falta Frank Grillo para sacar todo su genio, solo que en el bando de los buenos, para variar. Este largometraje está hecho para hartarse de risa y en ese sentido no decepciona porque sabe jugar muy bien con el chiste a través de la exageración de sus recursos (como en toda parodia que se precie) y por otro lado es un gusto ver evolucionar la dinámica de los protagonistas tras su última fechoría. En resumen: tanto como o más disparatada y rimbombante que la primera. Pero la carcajada se produce continuamente, así que aprobada queda. Lo mejor: Ryan Reynolds ha encontrado una zona de confort humorística tras Deadpool de la que no parece querer salir enseguida y, honestamente, ni falta que hace, porque sin esa actitud la risa no sería la misma. Sus interacciones con el resto de actores en esta trama es lo que alimenta al espectador. Súper achuchable, y que siga destacando dice mucho en una película donde supuestamente es la mujer la que lleva las riendas. Lo peor: a veces abusa de la repetición de gags, pero por el tiempo que ha pasado estos ayudan a conectar más con la primera película. Realmente son un tributo, aunque en algún momento distraen de la trama principal. La resolución también podría haber sido menos cliché y queda el asunto de que, aunque Salma se luce, no domina la escena por encima de sus compañeros, por lo que... ¿estrategia de marketing la del eslogan? A saber. El notable se lo lleva por el rato tan divertido. |
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Agosto 2023
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