Recomendación cinéfila del mes: El Festival de la Canción de Eurovisión: la historia de Fire Saga6/30/2020 Post de Naiara Salinas No soy original, pero desde que vi esta película me moría por escribir sobre ella y me faltaba una recomendación mensual. Creo que es muy digna para esta sección, por lo menos este mes, este año. La historia de Fire Saga (o "la peli de Eurovisión", porque otra no hay, para los amigos) nos presenta a Lars (Will Ferrell) y Sigrit (Rachel McAdams), dos cantantes de un pueblo remoto de Islandia que sueñan con triunfar en la música, en concreto actuando en el festival de Eurovisión, que desde pequeño ha fascinado a Lars. Cuando les surge la oportunidad, ambos viajan a la capital escocesa, anfitriona de la competición ese año, para sumergirse en un mundo completamente nuevo... que tal vez sí les quede grande después de todo. Habrá que ver. ¿Quién dijo que este año íbamos a quedarnos sin la mejor tradición europea de todas, nuestro mayor festival de música? Curiosamente, han sido los norteamericanos quienes nos lo han devuelto, más curiosamente aún, con cariño, aunque sin poder evitar el acento cómico que tanto caracteriza a un servidor como Ferrell. Sin embargo, ese punto de vista "yanqui" está muy bien camuflado en vías de conquistar a los eurofans a través de ese humor que tan bien viene en estos tiempos, reactivando las fórmulas que nunca se desgastan y que terminan propiciando un rato de lo más entretenido, a la vez que un espectáculo colorido, rítmico y emotivo. Y es que La historia de Fire Saga recoge una vez más la temática de los perdedores que sueñan con el triunfo y conmueven con su idealismo, a través de esta pareja que es un reflejo del aspirante europeo para el que representar a su país en un evento como este no solo supone una más que posible catapulta hacia el éxito, sino también un verdadero honor (e independientemente de si queda el último, todo el continente ya le ha visto). Con una labor exhaustiva de documentación, a la que sin duda contribuyó la presencia de los europeos entre el reparto (un inglés Dan Stevens ya más que asentado en Los Angeles) y el equipo (banda sonora incluida), el filme se convierte en una recreación de la experiencia eurovisiva más que fidedigna, una esencia que subyace tanto en la música como en la puesta en escena y los propios personajes, encarnaciones de distintos tipos de artista y concursante a los que hemos visto incontables veces frente al televisor. Pero además de ese estilo tan familiar, importa mucho la conjunción de naciones que se celebra una vez al año, dado que Eurovisión vale como celebración para muchas cosas: para la identidad nacional y la unión internacional. No es una competición al uso, ya que ni siempre gana el mejor ni los músicos sienten rivalidad entre ellos. Eurovisión está creado para vincular más que dividir y es una idea que la película consigue transmitir muy bien (a pesar de la competitividad de Lars) integrando diferentes culturas en los detalles, como que entre los presentadores haya un español (Jon Kortajarena), que la sede sea Reino Unido, que los personajes principales provengan del norte, que el representante ruso sea el mejor amigo de la representante griega, que cuando Lars y Sigrit están haciendo turismo por Edimburgo la canción de fondo sea portuguesa... ¡Hasta los americanos tienen cabida! Para más inri, hay una escena con un montaje flipante que supone toda una fantasía para el eurofan por los cameos que introduce. En lo referente al guion, Ferrell no deja casi nada sin tocar y juega con todos los elementos que le ofrece el festival, con su punto satírico algunas veces, absurdo otras, pero en general un buen desarrollo narrativo que satisface con algún que otro plot twist (los elfos parten la pana, voy avisando). Si bien algunos de sus gags ya están más que vistos, la sensación general de flipe que provocan mantiene la carcajada hasta el final y, dado que el ritmo es completamente festivalero, no te aburres nunca, más bien esperas con ganas la siguiente locura. Lo bueno que tiene es que no es siempre igual y a menudo junta el ingrediente chistoso con el dramático de tal forma que resulta una trama simpática con la diversión en su punto justo de cocción. Puede que parte de su triunfo resida en que tampoco estamos acostumbrados a ver Eurovisión de esta forma, lo que ofrece la oportunidad de ser original. Ferrell aprovecha cada guiño que puede: desde la nacionalidad de cada concursante, una dosis de tema socio-político, pasando por la organización del festival (de hecho, uno de los mejores chistes es asumir que Reino Unido, país que suele quedar muy debajo en las votaciones, es el anfitrión porque fue el último ganador, mientras otros hablan de sabotear a sus propios representantes para no tener que cargar con el coste de la organización), hasta el prejuicio (o más bien desconocimiento) de los americanos sobre el concurso. Es decir, lo vivimos desde dentro y desde fuera. En cuanto al conflicto, también da mucho de sí, ya que el sueño de la fama esconde determinadas capas en busca del reconocimiento de la identidad de uno, de los sentimientos, del valor para un padre, etc. Sin embargo, aunque todos esos matices están presentes, algunos acaban importando más que otros. A ese guion lo respalda una buena construcción de los personajes. Del dúo protagonista me quedo con la conversión maravillosa de Sigrit, quien evoluciona de su estatus de mera acompañante a un ser con voz propia, la gran revelación (también para su intérprete, McAdams, a quien le sienta genial este registro), mientras que Lars aprende a tragarse su orgullo. Es una pareja que funciona muy bien a la hora de aportar comicidad, aunque en romanticismo flojea, es extraña (claro que esa es la idea). Stevens está increíble, lo amo, no necesita hacer más para conquistarme (me tiene ganada desde hace tres papeles), se nota que lo vive, lo disfruta y si podéis os recomiendo que degustéis el acentaco ruso que saca en la versión original (así como McAdams y Ferrell juegan con el islandés). El cómo se dibuja a Alexander Lemtov es admirable: es un tipo que se vende como rival en potencia, pero contiene los rasgos de un mentor y acaba siendo más un respaldo que un obstáculo, con su toque melancólico bajo toda esa pluma superficial. Lo único que lamento de su participación es que el actor no llegase a grabar sus canciones por culpa de la pandemia (como, de hecho, le ocurrió a Rachel. Las voces de ambos se entremezclan en el filme con las de los artistas Molly Sandén y Erik Mjönes). En resumen: un canto de amor hacia el festival dedicado a todos los eurofans que vale también para una muestra de cara a los americanos en busca de redención, con una banda sonora muy pegadiza y una escenografía a la altura. Se trata de una historia muy universal adaptada al evento. Muy recomendable para todos los que solo buscan pasar un gran rato y distraerse, ya que con estas interpretaciones tan sueltas es muy fácil dejar escapar la risa. Es mejor que Eurovisión debido, precisamente, a su desenfado, en el que las relaciones políticas importan más bien cero y cuenta más la expresión personal. Como se suele decir, es una fumada de las que sientan muy bien. Os dejo con dos de mis números favoritos (no me he podido resistir):
Ficha técnica El Festival de la Canción de Eurovisión: la historia de Fire Saga (Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga) Comedia, musical 2020, USA Director: David Dobkin Guion: Will Ferrell y Andrew Steele Reparto: Will Ferrell, Rachel McAdams, Dan Stevens, Melissanthi Mahut, Mikael Persbrandt, Ólafur Darri Ólafsson, Graham Norton, Demi Lovato y Pierce Brosnan Puntuación: 9,5/10
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Post de Naiara Salinas Si mayo se convirtió en un mes muy agitado, junio ha seguido su estela por una y otra controversia. Sin embargo, también es un mes celebración de la identidad y de manifestar el orgullo por el amor, por uno mismo y por los demás, sin importar el género o el sexo. Por eso he querido rendir mi particular homenaje dedicando mi maratón temático mensual a este tema, con tres películas que me han acabado encantando en su faceta única, que aquí presento. Pride (2014) Con una propuesta muy desenfadada, esta comedia de Reino Unido nos coloca en una situación un tanto paradójica en la que, en plena manifestación por el Orgullo en los años 80, un grupo de activistas jóvenes promulgan los derechos de los mineros, enfrentados al Gobierno a raíz de una huelga por sus nefastas condiciones de vida y trabajo. Sin embargo, a pesar de su buena intención, solo una asociación de Gales responde a la solidaridad de este equipo y los invita a su pueblo para conocer a la gente por la que han recaudado fondos. Un pueblo que además peca por cierto conservadurismo en el que no todos verán con buenos ojos la llegada de este colectivo. Sin embargo, pronto se darán cuenta de que vale más la unión entre personas que el odio, sobre todo cuando se fundamenta en prejuicios falsos. Pride es una película sobre LGTBI que modifica el enfoque y convierte el tema en un manto que rodea la verdadera cuestión: un hecho histórico de gran importancia para el reconocimiento del valor de los oprimidos frente a los que oprimen. No es una película que busque victimar aun más a los sufridores, sino que lanza su mensaje reivindicativo a través de lo que más dominan los ingleses: el humor negro y picante, el salseo y la frescura. Junta dos grupos que se perciben como diferentes para reconocerlos como iguales, y ahí reside la magia. El vínculo que se forja entre los homosexuales y los mineros y amigos viene de la lucha contra un enemigo común: la desigualdad y la injusticia. Aparte de aprender a disfrutar de lo mejor de ambos, la convivencia consigue una hermandad muy sincera que también vale para reconciliar a la juventud agitada con la senectud orgullosa y cabezota. La dirección de Matthew Warchus empatiza no solo con ambos colectivos, sino también con la parte del reino británico dominada por los poderosos que imponen su ley y su punto de vista, pues gracias a The Crown sabemos de las tensiones políticas con Gales apenas unos años antes de esta historia. Su mirada acompaña a los personajes con amabilidad y gracia, mostrando a cada uno como ser humano al mismo nivel que los demás. Dicho de otra forma: en esta película no hay buenos y malos, solo incomprendidos. Caben muchísimos perfiles, encarnados por un elenco muy destacado de jóvenes promesas, a los que ya es tradición en producciones británicas que guíen personalidades de más renombre (en este caso tenemos a Bill Nighy, Imelda Staunton, Paddy Considine, Dominic West y Andrew Scott). Por ejemplo, tenemos el perfil del chico que, además de ir descubriendo su sexualidad, aún teme salir del armario por miedo al rechazo de sus padres (George MacKay, uno de los actores que más despuntan en el presente, como señalé aquí); también tenemos el del que necesita hablar y luchar por sus objetivos para darle un sentido a su vida (Ben Schnetzer, otro con un buen historial de largometrajes. Puede que alguno os sorprenda). En resumen: una gran historia sobre reivindicación y hermandad, muy divertida, que acaba dejando más huella que un drama por el mero hecho de abrazar una realidad y naturalizarla sin temor a jugar con los prejuicios y desechando lo políticamente correcto. Sabe reírse de sí misma y de la situación en general sin resultar irrespetuosa, sumando seriedad en los momentos clave. El salero que aportan Nighy, Staunton y West es de lo mejor, la parte más cómica. No sé hasta qué punto está confirmado, pero varios de estos grandes nombres me suenan como abiertamente homosexuales en la vida real, por lo que al final resulta muy auténtica, carismática y, por más que suene repetitivo en mis críticas, humana. Se lleva el 10 más que redondamente. Carol (2015) Pues de la comedia al dramón, porque si no contrasto no sería yo. Esta cinta nominada a los Oscar cuenta la historia de un affaire entre Carol, una mujer divorciada con su dinero y su reputación (la indomable y elegante Cate Blanchett), y Therese, una joven algo más inexperta que está buscando su círculo y su futuro (la Rooney Mara de las ideas claras). El magnetismo de la primera atraerá a la segunda hasta verse envuelta en una relación complicada de altibajos debido al estigma impuesto por la sociedad de los Estados Unidos de los años 50. Parte de mi atracción por este filme se debió a la conciencia de haber disfrutado de muy pocos romances entre lesbianas en la gran pantalla (en comparación con los gays), aparte de mi curiosidad arrastrada desde los Oscar. Casi fue un chiste que esta fuera mi segunda película del maratón, ya que la década de los 50 se menciona en Pride como mucho más retrógrada y esta trama acaba siendo una prueba de ello. Es un tipo de amorío más experimental y sutil, de descubrimiento, donde juega mucho papel la complementación de ambas personalidades, y es que no solo Therese se deja atraer y convencer, sino que Carol también encuentra su mayor apoyo en esa jovencita con iniciativa para solventar problemas. El trabajo de Mara y Blanchett es impecable al mostrar la conexión entre dos polos opuestos en medio de la vorágine de ideologías sociales. También muestra la tragedia de no poder cumplir con lo pactado por la continúa lucha entre la razón y el sentimiento, el deber moral y el ético. El personaje de Carol, fragmentado, refleja esa dualidad continua que se enlaza con la búsqueda de la felicidad, y es que para ella el manifestar su amor por su hija y desvivirse por ella es inconciliable con el que siente hacia Therese. ¿Qué hacer cuando tus dos únicas fuentes de felicidad impiden la otra? Para Therese, en cambio, la historia trata del despertar de su sexualidad y el reconocer que el amor auténtico no siempre tiene un origen claro, pero que vale mucho más que el "comportamiento correcto". En resumen: película muy sentida que aborda el romance de una forma mucho más psicológica y que sumerge a sus dos protagonistas en un viaje físico y espiritual en busca del amor: tanto el maternal que siente Carol por su hija, por quien está dispuesta a llegar al fin del mundo, como la confirmación de su relación con Therese. La relación entre ambas solo es conflictiva por sus diferencias a la hora de encararla: la inseguridad de Carol, quien por fuera se ve muy fuerte y experimentada, choca contra la determinación de Therese de llegar hasta el final sin importar las consecuencias. Como joven, Therese está dispuesta a luchar, mientras que en Carol se percibe un agotamiento profundo por la situación en general, que no le ha aportado más que pesares tras tantos años. Es interesante ver hasta dónde llega el conflicto y cómo lo resuelven, si es que lo hacen. Le doy un 9 porque la interpretación es realmente rica y el desarrollo no fluctúa en más que un par de ocasiones. También es un filme sobre influencias vitales y sobreponer la voz de una misma frente a la de la sociedad, algo que aprenderá sobre todo Therese. Alex Strangelove (2018) Regreso a la comedia, de tipo romántica y adolescente esta vez. Esta aventura netflixiana transmite de forma histriónica y graciosa el despertar de la identidad sexual de un joven que, a lo American Pie, quiere dar el gran paso con su novia y mejor amiga, con quien ha estado casi toda su etapa de instituto. El problema llega cuando en una fiesta conoce a Elliot, un chico abiertamente gay con el que conecta enseguida y por el que empiezan a surgir sentimientos que lo llevan a un quebradero de cabeza. El guion juega con la ironía varias veces, empezando por el nombre del protagonista, que, como Alejandro Magno, es un conquistador... a través de la fauna. Su apellido es Truelove; sin embargo, este Newt Scamander que tan bien reconoce las relaciones entre los animales no es capaz de concederse a sí mismo un poco de verdad y justicia, y sufre severos altibajos a lo largo de la historia mientras lucha contra sus verdaderos sentimientos por no querer herir a una persona que le importa muchísimo y por la que se jugaría todo. Es un modelo de dualidad menos serio que el de Carol pero igual de importante, ya que representa el miedo y la inseguridad de muchos adolescentes que, a pesar de vivir con una mentalidad más abierta que la de sus padres, no tienen muy claro qué esperar de la situación si deciden abrazar su identidad. En otras palabras: nunca sabes cómo es realmente hasta que te sucede. Y es que la adolescencia puede llegar a ser una etapa muy confusa: ¿cómo saber que estás tomando las decisiones correctas? ¿Cómo estar tan seguro de que fantasear con hombres te convierte en gay? ¿Y si solo es una fase? Preguntas que todos en algún momento podemos plantearnos incluso como adultos. El montaje se anima gracias a la intercalación de imágenes documentales sobre animales, ya que parte de la gracia está en comparar cada comportamiento o relación con una especie diferente. Es el lenguaje particular de Alex y su forma de entender lo que sucede a su alrededor, por lo que sus propias comparaciones se acaban convirtiendo en metáforas de su porvenir, ya que él no sabe muy bien cómo definirse pero sí que le gustaría ser un pingüino, que cuando se enamora lo hace para siempre. A su alrededor, los amigos que le acompañan también obtienen su propio mérito, ya que, además de ayudarle a reconocer sus sentimientos, representan otro tipo de dramas juveniles. Es interesante sobre todo cómo se proyecta el perfil de Claire, la novia en discordia, ya que no es fácil asumir que el chico al que quieres no será capaz de corresponderte de la misma forma por más que lo intente. Elliot es el reflejo peculiar del adolescente maduro que cree que el primer paso para alcanzar la felicidad es estar a gusto con lo que uno es y no tener miedo de exponérselo al mundo. Es un personaje importante para que Alex se atreva a dar el paso. Otra relación secundaria que también deja momentos es la de Dell y Hillary. En resumen: si os gustó Con amor, Simon y/o habéis estado siguiendo la serie descendiente Love, Victor, estoy muy segura de que esta película también la disfrutaréis, ya que comparten muchos elementos y al mismo tiempo es más alocada. Se pasa muy buen rato, ya que el protagonista no hace las cosas de forma normal y se desfasa. Su resolución es buena, aunque predecible. Es un canto al amor y la identidad sexual; el epílogo es todo un apoyo moral para los jóvenes, por lo que si hay alguno en esta situación puede ayudarle a salir del armario. Tiene un 8. Nota: si queréis darle más garbo a este maratón, os recomiendo que añadáis Stonewall a la lista, así como La chica danesa, Call me by your name, Freeheld, Milk... ¿Habéis visto alguna de todas estas películas? ¿Cuáles más añadís?
Otros maratones temáticos: -Romántico juvenil -Literario -Shakespeariano Post de Naiara Salinas Menos tiempo ha pasado para regresar con este especial que ya se marca cuatro entregas en total. Después de repasar a mi trío de oro, era obvio que este gran hombre debía ser el siguiente. Desgraciadamente, su post no llega con motivo de una celebración alegre, sino como un memorándum, y es que hoy se cumplen cinco años desde el fallecimiento de esta leyenda musical en sus 61 veranos a causa de la enfermedad que se lleva cada año a más gente que el coronavirus: el cáncer. James Horner, esto va por ti. El compositor de los viajes Cada cual con su destreza, se suele decir. Un rasgo que tienen en común las películas con firma musical de Horner es que en todas se realiza una especie de viaje, mayormente físico, pero también espiritual. Las partituras de este angelino fluyen como el viento y la vida, la embellecen y nos ayudan a sentirla, a valorarla con sus altibajos. Es el compositor que más temas trascendentales toca: el tiempo, la muerte, el miedo, el amor... Es imposible no conmoverse escuchándole. Cerrar los ojos y ponerse cualquier tema suyo es viajar a aquella etapa infantil de aventuras donde se podía aspirar a llegar hasta el infinito y más allá (al igual que John Williams, es el compositor que más nos ha acompañado en nuestro desarrollo de personitas a personajes). Su trabajo también es un eco del amor y la pasión de quienes protagonizan estos relatos. Podremos sentirnos épicos, magnánimos, clásicos, peligrosos y poderosos, pero con otros compositores jamás nos enamoraremos tanto como con este. El sentimentalismo en él es muy profundo. Ello, por supuesto, no excluye lo demás. Por otro lado, en él siempre encontraremos una familiaridad de la que se alejan los músicos de ahora, empeñados en la versatilidad y en catar de todo. James Horner creó un micromundo donde vivió a gusto toda su vida, sin que ello le desmerezca, pues consiguió elaborar un lenguaje musical propio en la que cada nota se convirtió en un símbolo al que poder recurrir en otra historia para expresar lo mismo. Por eso, ninguna banda sonora es desligable de las demás a pesar de contar cosas muy distintas. Como John Williams (aunque Hans Zimmer tampoco se queda muy atrás, ojo), es un fanático del reciclaje, pero llevado de una forma diferente. Dicho esto, empezamos. 23. The Lady in Red El primer trabajo tiene que ser recordado cuando hablamos de un homenaje. Esta fue su introducción en el mundo del cine, por lo que también es su sonido más clásico. Su estatus no existía entonces, ni tampoco su personalidad como músico, que ya se forjaría en los años venideros. Sin embargo, logra captar muy bien el fondo temporal de la cinta y al final resulta una melodía muy, muy, entretenida y bailable. Ya he comentado que este genio es más dado al sentimentalismo, por lo que si te da la opción de bailar no hay que desaprovecharla. 22. El nombre de la rosa Otro clasicazo que uno tampoco asociaría de buenas a primeras con este hombre. En esta película Horner saca su lado más tétrico y gore, pero también introduce un elemento que lo llegó a caracterizar mucho: el coro (lo cual conviene, por el tema del monasterio, el canto gregoriano y esas cosas). La carátula es representación gráfica de lo que se escucha y se siente. 21. Tiempos de gloria Con Tiempos de gloria nos vamos a otro de los lados cinematográficos de Horner: el bélico. Un hombre muy acostumbrado a convertir batallas crudentas en notas donde se eleva la pureza y el coro angelical protege las almas de los combatientes. Cantaba John Legend en 2015: "One day, when the glory comes, it'll be ours". James no tuvo que ponerle letra, pero viene a ser lo mismo. Y la gloria llegó. 20. Troya Homero (el autor griego, no el Simpson) estaría orgulloso de ver lo que James Horner consiguió con su preciada Ilíada (con respecto a la película no estoy segura de cómo reaccionaría). Esta banda sonora ensalza a Aquiles, el héroe indiscutible, valiente y feroz guerrero, mártir, buenorro, incomprendido... Pero también nos evoca el exotismo de Oriente (Troya estaba como en la frontera, ahí pegada) y el amor de Paris por Helena... En fin, épica para una épica. ¡También es la primera de la lista que incluye el famoso "parabará"! 19. El Grinch Cualquier parecido entre el tema que os pongo a continuación y el baile sobre hielo de Eduardo Manostijeras es mera casualidad (y de todas formas son solo los primeros segundos, luego ya es otra cosa). Es digna de mención no solo por el peso del filme en nuestra infancia, sino también porque el maestro quiso darle un toque de ridiculez simpático incluyendo sonidos que podrían simular pisadas de payaso o gestos bucales de mal gusto. Vosotros elegís. 18. Enemigo a las puertas Esta es la hija de las anteriores bélicas que he mencionado, con un componente soviético que me recordó al score de Anastasia, la verdad (lo siento, no puedo evitarlo, lo comparo todo). A mí la peli me gustó mucho y fue donde conocí el "parabará" (o por lo menos cuando lo oí en Avatar lo asocié de inmediato con esta). 17. Cariño, he encogido a los niños Regresamos a las aventuras infantiles. Esta banda sonora hace justicia a su largometraje en lo que a estrambótica se refiere, ya que la familia protagonista está liderada por un científico loco con ideas más locas, como la de la máquina de encoger que conduce a su hijo y CIA a vivir una pesadilla y una oportunidad al mismo tiempo. El ritmo es acelerado y deja una impresión de caos que representa muy bien toda la situación. Además, vuelve a recurrir a los sonidos reales para representar objetos que vuelan, golpes y demás. Él, inmersivo. 16. La máscara del Zorro El Zorro es un héroe fundamentalmente hispano. Latino, si queréis llamarlo. La sangre caliente corre por sus venas. Sin embargo, el paisaje que evoca esta banda sonora es, curiosamente, muy... oriental. Más desértico. ¿Es el desierto algo habitual en Latinoamérica? Efectiviwonder. James Horner reproduce un tono muy puesto de moda en las cintas de aventuras de la época, y si al oírla os viene a la mente La momia (de cuyas notas se encargó Jerry Goldsmith) entonces coincidís conmigo. Es el reflejo del viaje del héroe, su desarrollo en medio de la aventura. A Horner le encanta ensalzar a sus héroes, se desvive por ellos, por lo que este tipo de historias cuentan con mucha fanfarria digna de John Williams. Como aporte exclusivamente hispano están la guitarra clásica y las castañuelas.
15. Aliens Del creador del gótico en El nombre de la rosa, tenemos... el terror del espacio. Si Aliens acaba tan atrás en este top no es porque no valore el inmenso trabajo que tuvo aquí, sino porque, momento de confesión, no la he visto. Cri, cri... Ahora en serio, el propio Horner confiesa en este making off la dificultad que tuvo al tener seis semanas para escribir unas partituras que no contaban ni con montaje, nada, composición a ciegas total. El hombre tuvo que trasladarse a Inglaterra para asistir al rodaje, experiencia que definió como "pesadilla". Y es que James Cameron, que, por cierto, es para Horner lo que Steven Spielberg a John Williams, trabajaba a mil manos para sacar a tiempo una súper producción que acumulaba retrasos en todo. El estrés por una fecha de estreno inamovible en aquella época tenía la novedad de la magnitud del set, cuya elaboración era más exhausta y por tanto requería de más meses, ya que no contaban con las facilidades tecnológicas de hoy en día, apenas había CGI desarrollado. El Cameron de esa época se tomaba las cosas con prisa; al de hoy no le importa dedicar más de diez años a una trilogía de ciencia ficción. En fin, al final esa composición a ciegas se saldó con un trabajo de reescritura completo debido al cambio total de algunas secuencias, lo que llevó al pobre Horner a mantenerse despierto la friolera de treinta y seis horas (por suerte, nada de eso afectó a su amistad con Cameron, quien más bien le dedicaría un monumento si estuviera en su mano). ¿Es casual entonces el mal rollo que produce oír estas notas? Ni por asomo. Si os fijáis, el principio recuerda mucho a otra de sus bandas sonoras más genuinas... Yo no digo nada, pero Robin Williams se "juega" mucho (*guiño, codazo, guiño*). 14. The Amazing Spider-Man ¿Qué, sorprendidos? Yo por lo menos. Y es que uno nunca asociaría este tipo de melodía a un superhéroe, mucho menos a uno tan desenfadado como Peter Parker. Pero si algo distingue a la edición de Andrew Gardfield es lo mucho que se mete en asuntos del corazoncito, bien a través de su novia Gwen, bien a través del legado de sus padres y del tío Ben. La trama de este filme tuvo mucho de lazos familiares, hasta con el villano, por lo que un compositor como Horner podía amoldarse perfectamente al carácter heroico y sentimental. 13. El hombre bicentenario Es momento de ir sacando los pañuelos, porque a partir de aquí empieza el James Horner que me/nos conquistó, el que me/nos tocó la fibra y me/nos dejó el corazón encogidito. Con esta película mostró la cara más humana de la máquina, paradójicamente, a través del tiempo, algo que a priori se pensaría que es imperceptible para este ser. Pero no es lo que la música transmite. Hay un deje nostálgico, un viaje por la memoria y una apreciación del presente y de los pequeños detalles. James Horner es un buen músico para el espíritu y la calidad interpretativa de un gran ser humano como era Robin Williams. La compenetración del sonido con el personaje y el aura del guion es... buah. Sin palabras te deja. En el segundo tema, además, a partir del minuto 5:00 somos testigos de otro reciclaje que no tiene que ver con el "parabará", sino con otra de las leyendas a las que dotó de epicidad y que está un poco más abajo en esta lista (cof, Mel Gibson, cof, Escocia, cof, cof).
12. El Nuevo Mundo Je, me estaba fijando que en el póster de este filme meten la típica cuña publicitaria que, en su caso, afirma: "El mejor romance histórico épico desde Titanic", lo cual tiene su gracia porque Horner trabajó en las dos. Esta película a muchos les pasó desapercibida, pero espero que no a los que leen este blog y estuvieron atentos cuando hablé de los live-action menos conocidos "de Disney" (más bien basados en historias que Disney había adaptado como animación). Y es que ese romance que se narra aquí no es otro que el de Pocahontas y John Smith primero, John Rolfe después. Historia muy pura, muy humana y muy contemplativa porque se detiene bastante en las relaciones y expresa un amor muy natural y sincero. Así que probablemente haya que concederle un poco de razón al eslogan. Esta supone una de las primeras aportaciones auténticamente silvestres de Horner a su obra y su propuesta resulta muy literal, ya que reproduce los mismos sonidos naturales que escucharíamos en la floresta de Virginia. A través del cántico de las aves, nos introduce de la mano en ese "nuevo mundo" tan bello, un paraíso celestial gracias, una vez más, al coro. 11. Willow De un lugar real de leyenda cruzamos a uno fantástico y todo lo que implica: el viaje continúa produciéndose, la aventura que le sigue también, hay batallas, peligros y un héroe menudo. La fanfarria es elevada. La diferencia con respecto a las anteriores películas es que el tono es más cariñoso, más destinado a un público infantil-juvenil. También es el primer soundtrack de este top donde suenan las flautas (o los clarinetes), lo cual suma magia y folclore. Oh, y el bendito coro místico, que nunca falte. 10. Fievel y el nuevo mundo Otra aventura para todos los públicos, otro viaje a la apasionante Norteamérica. Los instrumentos de viento predominan con unas florituras que nos recalcan la energía y la ilusión del protagonista, así como su tamaño. Se identifica como hogareña por los minutos 0:48-1:08, que suenan también al mostrar una panorámica de la ciudad de los Parrish en Jumanji, aparentemente tranquila e idílica. Esa banda sonora también es muy rica en canciones propiamente dichas (oseasé, con intérprete). 9. El niño con el pijama de rayas ¿Qué tienen en común todas las bandas sonoras vistas hasta ahora (aparte de los temas que tratan)? El viento. Quizá sea por el público al que van destinados estos largometrajes, quizá sea por el clasicismo, quizá sea porque el viento es el mejor reflejo del viaje metafórico (fluidez, recordad) o quizá sea por todo junto. Bien. ¿Qué distingue a esta? El piano. Horner no odia el piano pero tampoco lo incluye muy a menudo. Es más, casi nunca. Pero el piano es el instrumento más popular entre las clases pudientes del siglo XX y, como adecuación a la época y el drama, no solo el piano, sino también el violín (cuerda) es el protagonista perfecto. Esta banda sonora posee una complejidad única, ya que juega con el idealismo infantil, pero también la realidad cruda. El equilibrio es tal cual:
8. Una mente maravillosa La revolución del cálculo y la mente. Con Horner, la locura no solo se torna una genialidad, sino también, como su título indica, maravillosa, especial, hermosa. El compositor nos deleita con una melodía que gira como los mecanismos del cerebro de John Nash, demostrando que lo excéntrico solo es un rasgo externo, pues intrínsecamente la cabeza de John está llena de ideas brillantes y experiencias positivas, vínculos donde el compañerismo y el amor son uno. 7. Braveheart Clasicazo. Qué puedo decir, es una de las melodías que más me han encandilado, inspirado y emocionado. Ese sonido escocés celta tan libertario, folclórico... envuelto por el romance, delicado y apasionante. Los tambores de guerra y su unión con las flautas es todo lo que necesito en mi vida para ser feliz un rato viajando a la tierra de mis sueños. Braveheart (1995) para mí es la antesala de lo que haría este genio en 1997. 6. Jumanji El reto con Jumanji para mí fue enorme por la dualidad que tiene la trama. Se trata de juntar dos mundos muy diferentes de una forma que se identifiquen, se reflejen como en un espejo. Se trata de trasladar toda la jungla siniestra a un contexto urbano amable, el típico "barrio pijo" de la típica "familia americana feliz". Jumanji es uno de mis clásicos favoritos porque nos muestra los claroscuros de la infancia y la continua lucha por la supervivencia que vale tanto para la selva como para la urbe. Además, es una película con altos valores sobre lo que significa madurar: afrontar los miedos (ejem, IT, ejem). Sin embargo, no podemos olvidarnos de que es una historia para un público mayormente joven (joven adulto como mucho). Horner consigue conjugar todos estos elementos en uno de sus trabajos menos lineales y con más tonalidades. La tensión se masca. Nos basta un solo tema para probar esto que digo y ya notaréis la montaña rusa: 5. En busca del valle encantado Esta fue una de mis primeras películas y le reservo un lugar especial en mi corazón porque fue mi primera toma de contacto con los dinosaurios, cuando aún era muy pequeña para enfrentarme a Parque Jurásico y no se había estrenado la Dinosaurio de Disney (a la que, ya que estamos, considero una especie de live-action de El valle encantado). En esa etapa recuerdo haber disfrutado mucho más con las secuelas, no obstante, algo que me parece curioso porque cuando hace unos pocos años volví a ver la primera parte me pareció la mejor de todas, con una sensibilidad y una magia de las que carecían las demás. La culpa no solo fue del diseño (más clásico) y de la trama, sino también de su banda sonora, porque James Horner solo firmó esta entrega y su melodía posee algo verdaderamente especial. Normal que de chiqui prefiriera el tono cómico, yo no sé cómo no me traumé con ella (en realidad lo hice, pero ya queda muy atrás esa experiencia). Y es que la trama de esta película es la más adulta de todas y a día de hoy me parece fascinante la forma en la que se narró, tan desgarradora para mi yo de 6 añitos que no iba a entender ni papa del dolor que atravesaba Piecito al perder a su madre pero que sufriría igual (los que llorasteis con lo de Dumbo, ¿dónde estabais cuando ocurrió esto, eh?) o los demás al separarse de sus familias. Ahora que muchos lo hemos sufrido por el confinamiento, os invito a rever este filme con la empatía que merece. Claro que también podéis escucharlo y os prometo que Horner os ahorrará el esfuerzo. Madre mía, cuando por fin encuentran el ansiado Valle, qué escenaca. Llorera en 3, 2... Nota: es la segunda vez que el maestro se animó a componer canciones (y la primera que contó con una diva como voz principal).
4. Balto Si una conclusión se extrae de este post es que la 20 Century Fox (ahora Studios) y la Warner Bros. de los 80-90 nada tienen que envidiar a Disney. Balto fue otra de mis experiencias favoritas y traumáticas (cuando descubrí que en mi cartilla médica infantil aparecía la difteria como enfermedad que considerar, estuve durmiendo mal mínimo dos semanas). ¡Es que es tan bonita! Y, una vez más, muy madura. Me encanta que cuando se trataba de este tipo de historias para niños con contenido adulto (sin pasarse) contasen siempre con James, pues tan pronto como lo escuchas te das cuenta de que posiblemente esa fuese toda su visión de la vida, tierna y dolorosa. En fin, a mí de esta banda sonora me apasiona un tema que oigo y reoigo hasta que se me atrofian los cascos y/o el reproductor (bueno, dos. Y sí, solo esos bastan para colocarla en el cuarto puesto. Son de mis favoritos, ¿ok?):
3. Avatar Es el retorno al Horner de El Nuevo Mundo y Troya, adaptado a la era millenial. El viaje de este largometraje es enorme: primero el jodido espacio, ni más ni menos; luego el cambio de una especie a otra y, finalmente, el encuentro de un hombre con su lado más salvaje y al mismo tiempo humano, el redescubrimiento de la vida. Temática puramente Horner. Es una de estas bandas sonoras que al escuchar no puedo evitar halagar bajo el grito de: "¡Qué buena es, joder!" Siento a Eywa en mis venas. ¡Y quiero volar! Si Cameron y él acabaron en una despedida fría con su última colaboración, me alegro de que hiciesen las paces. PD: ¡ya van dos divas cantando para él!
2. Casper No tiene nada que no haya reconocido ya en las anteriores y, aun así, sigue siendo una banda sonora que me sorprende. Se han rodado muchas versiones de este fantasma tan amigable, pero, al igual que con El valle encantado, solo una goza de la profundidad psicológica que la convierte en una obra mítica. No hay que olvidar que es un filme donde se trata el tema de la muerte, de una forma tan normalizada y respetuosa que llega a un menor sin que se haga más preguntas al respecto (hasta puede ayudarle a afrontarla si está viviendo una situación parecida). Conociendo lo que pasó el pobre Horner, no me extraña que se lanzase a este proyecto de cabeza (incluso aunque estuviese sano en esos tiempos, que no lo sé). Me pareció muy valiente la propuesta, y el tema que me persigue en cuentos, novelas, sueños y jornada laboral es uno tan melancólico como nostálgico. Aquí el coro es literalmente angelical y no solo incluye piano, sino que lo abraza. Cada vez que lo escucho me imagino a alguien bailando con el fantasma del amor de su vida. Antes del "último deseo" de The Witcher, aterrizó este. 1. Titanic Titanic es una obra maestra merecedora ganadora del Oscar. Si a mí me hubiesen dicho, sin conocer a Horner, que era irlandés, me lo hubiese creído, por el mimo con el que compuso esta banda sonora que evoca el mar con la pasión de un celta de esta isla que vio partir este transatlántico hacia el océano. El tema principal se compone de tantos matices como niveles presenta al interpretar cada tramo con un instrumento diferente: la voz (¿una nereida que despide a los viajeros?), la gaita (o parecido, el instrumento con el que los isleños suelen despedir a los caídos), la flauta (la música celta, oseasé, Irlanda) y la unión de todos al son del viento. Se llama "himno" y con razón. Fijo que Poseidón lo utiliza (aunque el barco no, lol). No se trata solo de un tributo, sino de una seña del hogar, la patria (a mí el cántico de las gaitas me recuerda mucho al tema de la Comarca de El señor de los anillos), que ya no solo es la isla, sino también el Atlántico. PD: no, no me olvido de Celine Dion. También os la dejo.
Y con una mención especial a Apollo 13, que se ha quedado fuera del ranking ("Houston, tenemos un problema") pero también se considera mítica, y un helado, me despido por hoy. ¿Qué banda sonora de James Horner es vuestra favorita?
Post de Naiara Salinas Cuando se anunció que Disney iba a adaptar una nueva aventura de fantasía para todos los públicos, esperé con ganas a que llegara el primer avance, aunque previamente ya había realizado mis indagaciones. Quizá no esperaba una estética tan futurista en una tierra de leyenda como es Irlanda, pero la mezcla bastaba para atraer incluso con mayor fuerza. La pandemia que nos ha sacudido a todos para bien y para mal impidió que el hijo de Eoin Colfer se presentara en salas, pero se le concedió una oportunidad de oro al saltar a Disney Plus, y cuando digo de oro me refiero, por supuesto, al éxito que se ha demostrado que cabe en las plataformas en línea y en esta en concreto, aprovechando que su lanzamiento universal reciente la sitúa en el punto de mira de todos los medios y los espectadores. Haciendo honor a esa realidad, el viernes multitud de usuarios se congregaban en ese espacio para catar el producto vendido como intrínsecamente irlandés pero con el rollito guay de la cinta protagonizada por Will Smith y Tommy Lee Jones. Yo fui una de ellos y esta es la impresión que me ha causado. Irlanda: tierra de feéricos, surf, ladrones de guante blanco y tecnología punta Para quien no conozca la saga de libros, un poco de introducción: la historia nos presenta a un genio criminal de doce años que roba tanto a humanos como a feéricos para sus propios fines, siempre respaldado por su fiel amigo y guardián Domovoi Mayordomo (o Butler, si preferís el inglés). En la película, ese lado criminal se redime a través de una trama en la que el chaval (interpretado por un debutante Ferdia Shaw) solo desea rescatar a un padre desaparecido (Colin Farrell), cuya fama como criminal en realidad enmascara un propósito de proteger los artefactos mágicos de la Tierra de malas manos. Uno de ellos es el misterioso Aculos, un objeto de increíble poder perteneciente a un ser a quien robó Artemis Fowl Senior y cuyo paradero actual se desconoce. La premisa anima a una aventura de búsqueda épica y tradicional, plagada de conflictos, pero algo positivo que se le puede conceder a esta adaptación es que tampoco se queda en lo "básico" y aborda el problema de forma original concentrando toda la acción en un mismo espacio. Los primeros veinte minutos introducen en el hermoso paraje que es la isla, con sus leyendas, sus calas... Un punto de vista que enamora tal vez porque refleja el orgullo nacional de todo el equipo inmerso en este proyecto, con un director de Belfast, dos guionistas de Dublín e Inglaterra, y mínimo tres actores principales "celtas". Sabiendo eso, es poco probable que uno no se deje llevar por el espíritu verde y abrace todo ese folclore e imaginario originadores de grandes relatos. Disney está en una fase de exaltación de los cuentos de hadas en la que pretende lucirse, como con Onward, y la adición del componente tecnológico, las bases secretas y el estilo de espionaje, como comentaba, suma, por lo que nada se le puede reprochar en cuanto a elementos favorables. Es como un thriller fantástico de aventuras infantil. Mucho pan, pero poca miga Muchos de los problemas del filme tienen que ver con el ritmo y la densidad narrativa. A una introducción bien planteada le siguen setenta minutos que no hacen justicia a todo lo que la historia tiene que ofrecer, con ciertas partes que pecan por aceleración, cuando no por pérdida de foco, lo cual desequilibra la atención del espectador y hasta lo saca de la trama. En otras palabras, el trato es un poco superficial y lo mismo que era su toque original (el espacio) es también una de las causas de la pérdida de brillo a partir del segundo acto, porque da la sensación de no avanzar nunca. Cuando está a punto de concluir este acto y te das cuenta de que solo quedan dieciséis minutos de metraje empiezas a temer por el final, pues el conflicto de estas partes, tal y como se presenta, es más propio de una primera mitad de película que de un clímax. Este ni siquiera tiene el enganche característico, no emociona tanto, aunque puede llegar a entretener. Ese ritmo afecta inevitablemente a lo que como público se puede absorber de ese mundo, que tampoco es todo lo que se desearía. Mostrar y no explicar suele ser la regla de oro, pero a veces tampoco pasa nada por detenerse un poco más. Por suerte, la presentación más importante está al comienzo del largometraje, por lo que es posible seguir el hilo sin perderse, pero, por ejemplo, no se ahonda en el enfrentamiento entre las hadas y los Fowl, dando por supuestas muchas cosas. Ello lleva a pensar en los malentendidos y no suena creíble que eso dure tanto cuando es evidente que hay un problema más importante de fondo (el villano en discordia). Un punto que logra salvarse es la construcción de los personajes, bien desarrollada en lo que a la relación paterno-filial se refiere, así como los arcos de redención para Holly Short (Laura McDonnell) y Mulch Diggums (Josh Gad), quien además "roba el show" como aportador de comedia. La elección del casting me parece adecuada y ningún personaje se queda sin su conflicto personal. En cuanto al protagonista, es notable el trabajo de Ferdia al proporcionarle un poco más de humanidad centrando su preocupación en su padre. Artemis es un chico complejo y, especialmente al principio, se puede apreciar esa psicología que lo hace tan especial. Conclusiones
Artemis Fowl es una propuesta cuanto menos original y con mucha personalidad que valdría para una franquicia cinematográfica, pero su estructura sigue demostrando que Disney tiene un atasco con este tipo de películas que, a pesar de contar con buen diseño, efectos especiales y visuales de aúpa y un reparto excelente, no logran satisfacer ni al público (adulto) ni a la crítica (véase Un pliegue en el tiempo, otra adaptación menospreciada). ¿Cambiaría algo mi opinión si tuviera doce años? Seguramente, pero entonces se cargaría la magia del "para todos los públicos". ¿La volvería a ver una segunda vez? ¿Por qué no? Tal vez entonces mi ojo crítico sea más amable. Aburre y entretiene al mismo tiempo, ya que consigue llamar la atención sobre su universo y que queramos explorarlo. Sin embargo, su guion resulta flojo y solo por eso, sin ser una lectora de la saga, me atrevo a decir que no es tan buena adaptación, ya que no logra sostenerse en varias partes. Un guion que promete mucho y se queda a medias no desmerece los otros campos, pero sí el más importante. De haber llegado a las salas su caída pudiera haber sido muy notoria, así que tal vez, de continuar, Disney Plus sea el lugar más indicado y hasta puede beneficiarle. Le doy un 6,5. A favor: los personajes y la dinámica entre ellos, más el planteamiento y el diseño de ese peculiar mundo mágico tecnológico. Todos los aspectos técnicos están muy trabajados y el halo irlandés se deja ver en toda la historia. Realmente es un universo muy rico, pero le falta explorarse a sí mismo con más fervor. Se puede disfrutar pero sin más, y es una pena. En contra: el desequilibro de profundidad entre las partes, con un marcado estatismo hacia la mitad, que conduce a un final muy acelerado y poco emocionante con un conflicto muy superficial. Kenneth Branagh ha demostrado que como director es capaz de jugar con las emociones y dotar de epicidad a los momentos clave, pero su clasicismo en este caso entorpece la que podría haber sido una película más atrevida, siguiera el libro o no. En este aspecto no puedo decir cuál ha sido el problema, si atenerse demasiado a las páginas para un tiempo tan limitado o, precisamente, intentar innovar un poco, pero en la selección ha faltado, paradójicamente, más "chicha". ¿Y a vosotros qué os ha parecido, allscreeners? Post de Naiara Salinas Hasta que reabran los cines, tenemos todo internet a nuestra disposición para seguir disfrutando del séptimo arte. Una de mis aficiones descubierta durante esta cuarentena ha sido la de los cortometrajes. Siempre he querido dedicarles más de un post, ya que al tratarse de un contenido breve sus guiones dejan a menudo un compendio de metáforas visibles que convierten el todo en un simbolismo evidente del mensaje que se quiere transmitir (yo, poeta). Y, por supuesto, cuando hablamos de animación, son auténticas obras de arte (yo, cinéfila). Youtube y Vimeo son las grandes plataformas para dar a conocer los proyectos en este mundillo (aunque yo me decanto más por la primera) y, ¡gran noticia!, no hay que ser un profesional, ya que la mayoría de los que suelo encontrar pertenecen a estudiantes universitarios que están con su trabajo de fin de grado o sus prácticas (cuando no son directamente autónomos rechazados por las grandes productoras). Cuando yo estaba en su pellejo uno de mis grandes placeres era escaparme a la facultad de Comunicación para ver los cortos de mis compañeros. Y durante estas semanas he encontrado historias que me han tocado la patata, la fibra y hasta levantado el vello corporal. 1. Fox Fires Realizado por estudiantes del Jordanstone College of Art & Design en Escocia, adapta un mito finlandés sobre orígenes (yo aquí manteniendo el misterio para que tengáis la misma reacción que yo cuando lo descubrí) y, qué puedo decir, es simplemente precioso y muy inspirador. Encantadora historia. La animación, aunque modesta, es muy chula y mezcla 2D y 3D; la banda sonora (compuesta por Denny Schneidemesser) es alucinante y lo que más me sorprende es la edición de sonido y el doblaje de los personajes, muy de rollo marciano o futurista. 2. Lady Ice Este corto lo realizó Liron Pe'er, estudiante de la Bezalel Academy of Art and Design en Israel. Comenzó a trabajarlo en 2005 y siguió con él tras graduarse hasta completarlo en 2010, antes del estreno de Frozen, como recalca en la descripción. Y es que también pasa por retelling del popular cuento de Hans Christian Andersen, con una "ligera" modificación de personajes, etnia y, cómo no, final (pero el romance nunca falta). El resultado es cuanto menos interesante y otra vez la banda sonora lleva el peso narrativo. La firma Gidon Ricardo. ¿El diseño no os parece digno de Disney? Sin embargo, el/la artífice es freelance. Vamos a ver si a través de este post podemos llamar la atención de la compañía del ratón sobre su persona. 3. Saga Autodale "Hello, citizens of Autodale! You are pretty. Your neighbours, friends and family are also pretty. But sadly, not everyone is pretty. Some are ugly ...We, here at Autodale, do not want "uglies" "Welcome back to Autodale, children. Today's programming is nearly done, which means it is time for bed. But sadly, not all dreams are sweet, some are scary and full of monsters. If any night terrors haunt your sleep, children; always remember that you're safe in Autodale. There are no monsters here". "Imagination. So Powerful. Your children are full of it. Always having their minds drift off into the wonderous and magical expanse of their creativity. Often visualising brilliant and terrible things. Impossible things." "What is a Model Citizen? A Model Citizen is a providing father. A Model Citizen is a caring mother, all in service of a scrappy, young boy or girl. A Model Child raised by a Model Family, to become a Model Citizen of their own!" Una saga, o sea, ¡una saga! ¡En Youtube! ¿Os dais cuenta del gran tesoro que es tener una saga entera en una red social? Y sobre todo una como esta, que es BRUTAL, no se me ocurre otra forma de describirla. Por eso me permito romper un poco las reglas de este post. Pasamos de la fantasía de cuento a la pura distopía y, madre mía, qué distopía, qué genialidad. Su artífice, David James Armsby, reúne a través de cinco títulos una sátira sobre los tiempos modernos y la sociedad aparentemente correcta que desdibuja la libertad en un sistema controlado por las máquinas, un sistema donde se coarta el libre pensamiento y la imaginación como único método de lograr la convivencia. El juego irónico pervive en todo el metraje, desde los diálogos de los personajes y sus acciones hasta la estética y la banda sonora, que pintan una sociedad escalofriante donde lo idílico solo lo es porque los personajes lo asumen como tal, aunque el espectador recibe el mensaje contrario. Produce auténtico mal rollo. Hay muchas películas con las que se podría comparar; ese blanco y negro y tanta máscara a lo V de Vendetta podrían incluso validarla como no-do de la sociedad descrita. La crítica, además, es ideal para nuestra era. Yo la conocí a través de Model Citizen ('Ciudadano moderno'), que justo es el último capítulo, pero me encandiló por ese y Don't feed the freaks ('No alimentes a los bichos raros'). Podría dedicarle un bloganálisis aparte solo a esta webserie, ya que hay muchas cosas que decir. Simplemente, no os perdáis los making offs que comparte el autor.
4. Happiness Ni Ratón de campo, ratón de ciudad ni Ratatouille presentaron a través de las ratas una crítica tan directa contra el sistema capitalista. Steve Cutts es quien firma este cortometraje en el que una rata, al igual que muchas, camina por una ciudad infestada de actividad en busca de la felicidad, orientándose a través de varias señales. La propuesta es súper metafórica. Nuevamente el ritmo se orienta mediante un tema clásico con el que abrazar la cotidianidad y lo histórico del asunto. El diseño de los personajes se decanta por el feo realismo, rozando lo grotesco en escenas violentas donde las ratas pelean entre sí por el consumismo (aunque sin llegar a excesos censurables), para presentar un ambiente sucio y contaminado de basura y homogeneidad, donde incluso cabe alguna referencia al idealismo que vende Disney. Como en la saga anterior, se puede analizar mucho de estos 4:16 minutos magistrales. 5. A Moonlight's Tale Ya habréis supuesto que a mí me encantan las leyendas. Por eso regreso a un terreno amable y presento el trabajo en 3D de alumnos de la Escuela de Artes Visuales (no especifican de dónde), realizado en 2019 (qué buen año, no como este). La historia nos habla del origen de la Luna a través de un cuento fantasioso del que se pueden extraer enseñanzas como la importancia del amor y la inclusión, el regalo iluminador que pueden suponer para el mundo. En honor a la realidad que nos golpea, nos sacude y nos envalentona estos días, aquí os lo dejo. 6. Water Lily Un equipo de cineastas franceses se reúne para contar con su mejor lenguaje una historia de amor japonesa que culmina en otro origen. El tono de cuento o leyenda prevalece, aunque no parten de ninguna fuente, se lo inventan todo. El sonido está muy bien logrado, el paisaje es precioso y los personajes tienen un buen desarrollo. Con todos estos ingredientes, consiguen conmover aunque sea un pelín. 7. The Maker Para los amantes del mito de Pigmalión, My Fair Lady, Pinocho, Frankenstein y Westworld... (*guiño, codazo, guiño*). The Maker se plantea bajo una excelente pregunta: ¿puede la música dotar de vida nuestros sueños y hacernos encontrar a nuestra alma gemela? Siguiendo un libro de instrucciones abandonado por su maestro, un ser artificial probará esa teoría. Destaco este corto por su realización, basada en la técnica del stop motion, que, aunque aquí no implica tanto curro como en un largometraje, tenerlo lo tiene, eso garantizado. Christopher Kezelos se ha ganado un hueco en hasta sesenta festivales con esta joya que ya cosecha unos veintidós premios, ¡ni más ni menos! Así que buen motivo para echarle un vistacillo aprovechando que lo tenemos gratis. 8. Maestro ¿Pueden casi dos minutos ser determinantes para aparecer en una entrada como esta? Pueden. Lo afirmo y reafirmo con rotundidad. Este vídeo vale para todo: presentación de una gala, spot publicitario... Tiene una gracia sin igual y cumple en su labor de entretenimiento. Estoy segura de que a mucha gente le podría sonar, porque hasta yo tengo la impresión de haberlo visto en la tele alguna vez (solo que no recuerdo con qué relacionado. Coca-Cola flota por ahí...). También nos adentramos en la animación digital con un realismo impecable en el aspecto de los animales. 9. Frogs' Song En la línea de The Maker en cuanto a idea y diseño, este relato audiovisual nos muestra el poder de la música de una forma muy reivindicativa, tomando los pantanos de Nueva Orleans como punto de partida. A todos los que hayáis visto Tiana y el sapo no os sorprenderá nada de lo que veáis aquí, aunque, como digo, el mensaje inclusivo se lanza más directamente y se apoya sobre las referencias culturales del territorio (el jazz, los labios gruesos que suelen identificar a los afroamericanos, sociedad más abundante en este Estado, etc.). En la primera escena tenemos a un sapo a solas que comienza a tocar la trompeta con timidez pero se ve interrumpido por dos sapos que le asustan haciéndose pasar por un caimán (o cocodrilo) para que deje de tocar. Cuando ese sapo fallece al intentar huir y acabar en la guarida del auténtico caimán, la música se convierte en el homenaje al hermano caído en contra del odio que les profesan los caimanes. Dicho de otra forma, el jazz es la voz que tienen estos animales para expresarse y el alegato es que nada los callará, por peligroso que sea. Sin duda, se puede interpretar como un corto muy en la posición del movimiento Black Lives Matter que impera en el mundo ahora, contado de forma sincera y natural. 10. The Doll that Chose to Drive Y ya que hablamos de inclusión, ¿cómo no dedicar alguno al mes del orgullo en el que nos encontramos? De todos los cortometrajes que caben sobre el tema, este es el que más me ha llamado la atención tanto por su carácter de spot navideño (época donde más se invierte en juguetes) como por el relato, y es que yo fui de esas niñas afortunadas a las que sus padres nunca pusieron impedimento para jugar con lo que les diese la gana, sin importar si era más propio de chicas o de chicos (lo que a mí me gustaba, ellos me lo daban, así de geniales son). Pues eso es precisamente lo que se reivindica aquí, a través de una muñeca (parecida sospechosamente a la Barbie) que se enrola en una aventura de acción cuando trata de saltarse el protocolo. Los juguetes no tienen género o pueden tener ambos, nos viene a decir el guionista. Valiente, divertido, honesto y muy positivo para las generaciones que nos llegan. Post de Naiara Salinas Tras repasar lo mejor (para mí) de James Newton Howard y de Hans Zimmer, queda completar mi tríada dorada con el último compositor de bandas sonoras cinematográficas: el único, el inimitable... ¡John Williams! Normalmente estos post se me ocurren con motivo de un acontecimiento especial. En el caso de los dos primeros, fueros sus respectivos conciertos en España. Pero a Williams le ha sucedido algo más especial, y es que hoy, primer viernes de un mes plagado de ilusión (por la llegada del verano, la celebración del World Pride y, este año, la reapertura de los cines y la llegada de las fases 2 y 3 de la desescalada), ha sido galardonado con el ¡Premio Príncipe de Asturias de las Artes junto a Ennio Morricone en reconocimiento a toda su trayectoria! Una ocasión como esta merecía celebrarse por todo lo alto, ¿no creéis? El compositor de nuestra infancia Siempre me gusta dedicar algunas palabras sobre el maestro antes de centrarme en su obra. De Newton Howard, por ejemplo, destaqué su versatilidad (indirectamente) y de Zimmer, su intensidad emocional que tantos momentos épicos brinda. Si bien la popularidad de John Williams se ha ido diluyendo con el paso del tiempo como tanta evolución registra la música y su manera de interpretarse, si existe un motivo por el que situarlo en el podio es porque es el eco y la memoria de la cultura pop que la moda retro y los cinéfilos no nos cansamos de recuperar. Es el padre de algunos de los temas más reproducidos en eventos que distan del séptimo arte, más el corazón y el alma de cientos de películas. Ya no compone tanto como antes, pero su leyenda inspira a las nuevas generaciones. Sus partituras son exponentes de una inteligencia desbordante en la composición narrativa y la armonía con las otras partes de la historia, sobre todo los personajes. Williams es un autor que entiende a estos últimos como si los hubiera creado él mismo y reproduce su personalidad y su background en forma de acordes. Quien sepa escucharle sabe anticiparse a los hechos e identificar a los héroes y a los villanos. Su longevidad le ha permitido explorar toda clase de terrenos, desde el terror hasta la fantasía. Lo único que puede restarle cierto mérito es su tendencia al reciclaje, pero... ¿qué gran músico o, ya puestos, artista, no peca de lo mismo? Buena prueba de su valor la tenemos en los análisis que le dedicó Jaime Altozano (otro habitual en estos especiales). Dicho esto, empezamos. 16. Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio John Williams no suele componer para animación (digital), pero si hay un personaje que se amolda muy bien a su tono es Tintín. Este héroe popular gracias a las viñetas vive el misterio a través de las notas de este anciano, que además de manejarse con soltura en los momentos más oscuros, aporta el dinamismo propio del formato animado con una predominancia de los instrumentos de viento. Ni qué decir que el tema introductorio es el resumen perfecto de todo lo que caracteriza la película: las palabras "aventura" y "Tintín" quedan bien perfiladas con su toque de gracia para el público más joven, pero clásico para los nostálgicos adultos. 15. Las brujas de Eastwick A este largometraje de los años 80 le caracteriza un sonido más folclórico de lo que cabría esperar tanto para la década del wave como para el estilo del metraje y de los personajes. Esto se debe a que Williams es un compositor muy clásico y durante toda su vida ha permanecido fiel a ese ideal (no creo que le veamos nunca incorporar alguno de los subgéneros contemporáneos como el pop, el tecno y el rock, más sus instrumentos, a su orquesta). Podría haber sido alumno de Chopin, Mozart o Beethoven por cómo honra los orígenes de la música de cámara. En esta suite, además de cierta fantasía, se nos pinta un cuadro costumbrista muy idealista y acogedor (¿soy yo la única que imagina una panorámica del típico barrio estadounidense de bien con familias alegres paseando en al menos las primeras notas?). Luego la cosa se pone interesante. Atentos al minuto 2:07 porque se desliza casi a Piratas del Caribe. 14. El imperio del sol Es una de las primeras veces que escuché un coro en algo compuesto por este hombre y por eso quería destacarla. La melodía hace honor al título del filme por cuanto que se llena de tanta magnificencia que me siento como Luke Skywalker observando una poderosa y enorme puesta de sol (mi momento preferido del día). Madre mía, qué bello y místico todo. PD: cada compositor está emparejado a un director como si de un daimonion se tratase. En el caso de Williams, ese es Steven Spielberg, así que casi todo lo que veáis aquí va a tener una seña identificativa MUY marcada. 13. Salvar al soldado Ryan Otro de los rasgos que distingue a Williams es el éxito de sus películas en la Academia, que siempre está deseando colar cualquier obra de Spielberg y él entre los nominados a los Oscar (en los últimos años un poco menos, por desgracia). En este soundtrack dignifica a los héroes de la Segunda Guerra Mundial incluso en escenas tan potentes como el desembarco en Omaha. Pues gloria es todo lo que sentimos, y aunque solo un tema se denomina "himno", yo diría que todo el material lo es, porque así se siente. 12. War Horse ¡Hablando de guerras! ¿Recordáis lo que comentaba con respecto al reciclaje? En este película se lo marca con: el director (qué sorpresa), el tema bélico (pero Gran Guerra esta vez) y el tono. Inconfundible. Sí que presenta más ternura como reflejo de la relación del caballo Joey con su humano (un debutante Jeremy Irvine). Y... ahora que la he vuelto a escuchar más detenidamente, se percibe un juego evolutivo muy chachi desde el Williams que compone para niños al que compone para adultos. Síp, todo en la misma banda sonora. Nuevamente el viento sopla a su favor (espero que pilléis la referencia). 11. La lista de Schindler Lo más melancólico que tiene en su registro total, una composición que te oprime el corazoncito hasta que consigue arrojar tus lágrimas. Duele mucho y es tan bonita al mismo tiempo... Si el viento es aventura y epicidad, los violines para Williams son tristeza (con excepciones, claro, pero este es un ejemplo de lo que afirmo). Por favor, no os perdáis esta interpretación en directo: 10. Solo en casa Ah, la Navidad, la nieve, la solidaridad, las vacaciones... Hum. ¿Qué es esa sensación inquietante? ¿Por qué tengo la impresión de que me va a pasar algo que poco tiene que ver con el espíritu navideño? Williams utiliza los sonidos más agudos de la música para reflejar tanto la época del año (escucharéis muchos triángulos y/o xilófonos en la percusión) como la infancia, ya que es la etapa donde se encuentra el protagonista. Y el ritmo ya presagia la trama. PD: Min 1:47: Harry Potter, ¿eres tú? 9. E.T. A mí que me encanta montar en bicicleta a veces me encuentro tarareando esta sintonía, cuando no la de Verano azul. Justo este caso contradice lo que comentaba antes de los violines, porque, aparte de ser instrumentos muy melodramáticos, pueden lograr que el tiempo o la acción fluyan, una sensación muy acorde con el vuelo, que es de lo que va el famoso tema. Mítico. Nótese que entre esta y la anterior estamos empezando a adentrarnos en las historias protagonizadas por niños... 8. La ladrona de libros ¡Habemus banda sonora con piano protagonista! ¡Un aplauso! No es el primer instrumento que se asocia a Williams, desde luego. Le ayudan a potenciar el drama los violines, pero con la presencia de esta "percusión" tan delicada se consigue cierto romanticismo, aparte de contextualizar la historia en una época. También sorprende porque resulta muy madura, y es que en esta película la protagonista crece muy deprisa debido a los acontecimientos que experimenta. Preciosa. 7. Indiana Jones Nos salimos de la infancia un momento para escapar de ¡esa roca que se ha desprendido de la azotea del edificio! ¡Sálvese quien pueda! Indiana Jones es mucha aventura, pero también mucho riesgo. Aun así, el objetivo es que el espectador quiera colgarse de una liana y responder a la llamada de la jungla... Vale, no es ese, pero sentir miedo tampoco, eso ya vendrá más tarde. Toda la estética que rodea al exterior del filme (cof, el póster, cof) subraya muchísimo el carácter retro de este héroe que recuerda a los de los tebeos tan arraigados entre los 60 y los 80. La música forma parte de ello y nos anima a abrazar esa aventura. 6. Hook La combinación de la anterior con el tema infantil se resume en esta perfecta composición que si queda a las puertas del top 5 es porque la suelo recordar muy poco comparado con las que siguen. Es genial igualmente, aunque siempre he sido más fan del Peter Pan que perfila musicalmente James Newton Howard (sorry not sorry). 5. Superman Bueno, bueno, la que se viene. He decidido separar esta de su hermana gemela adrede para que tengáis tiempo de digerirla si os la ponéis y así podáis apreciar las diferencias, ya que son las clásicas que se confunden SIEMPRE. No falla. ¡Menuda fanfarria, por cierto! Es que el viento es lo mejor de Williams, en serio, esas trompetas, esos trombones, esas tubas... Poderío máximo. En fin, otra mitiquísima que no podía faltar, aunque cuando se trata del hombre de acero tiendo a quedarme más con las notas de Hans Zimmer (sorry not sorry otra vez). 4. Tiburón ¿Sabéis cuál es mi mayor ironía? Tener un pánico enorme a los tiburones pero tararear este tema a la menor ocasión. ¡Es que es tan pegadizo! E ilustra tan bien el peligro y la tensión de la escena... ¡Es muy magistral! El cabrón sabe cómo generar tensión, buf. Me pondría muy mala si me ocurriese lo que narra la melodía, pero la buena noticia es que no tiene por qué ser un tiburón. Si veo a mi jefe acercarse enfadado desde la distancia me siento igual. 3. Star Wars Lo del top 3 ha sido un ejercicio de alto riesgo para mi cerebro porque batallaban mi amor por las películas y sus temas representativos. Finalmente ha ganado lo segundo porque de eso va esta entrada. Star Wars me parece una de las bandas sonoras más complejas (y completas) de la historia del cine por la cantidad de matices que encierra, pero para hablar de ellos ya está Altozano. Yo me quiero centrar en mi amor por melodías como la de la cantina, la de Luke Skywalker (aka la Fuerza), la famosa marcha imperial... Me alegró sobremanera que regresase a la nueva trilogía, de la que quisiera destacar el tema de Rey porque creo que lo tiene todo y me encanta cómo se va creciendo en orquesta conforme evoluciona el personaje (me refiero a que tiene muchas variaciones, otra característica de las partituras de Williams). Donde no ha participado, cosa que me llama la atención, es en los spin offs: Rogue One y Solo: una historia de Star wars. Luego, por supuesto, está EL TEMA DE LOS CRÉDITOS INICIALES. Sí, el gemelier de Superman. Muajajaja, espero que estéis listos para escucharlo sin colapsar. El reciclaje tiene sus pros y sus contras.
2. Parque Jurásico Una vez reconocido el inmenso trabajo en Star Wars, he de volver a reconocer que a lo mejor, en comparación, Parque Jurásico a nivel compositivo y orquestal no es para tanto, pero, qué os puedo decir, a mí me gusta más. Quizá sea porque la emoción que viví al ver la primera de Jurassic World, cuando se reabren las puertas del parque, equivalió a la del niño protagonista en su día, o porque me encanta que sea tan emotiva cuando la trama no lo es para nada (con la excepción del principio). A mí este soundtrack me hace sentir ante algo muy grande, con lo que me sitúa en la piel de Alan Grant y compañía cuando observan su primer dinosaurio vivito y coleando. Aparte, es una de las sagas cinematográficas que más me marcaron de pequeña (quizá porque ambas tenemos la misma edad y, aunque ahora me gusta más Star Wars, de chiqui estaba obsesionada por los saurios) y cada vez que escucho la suite me dejo transportar a ese momento. Es muy guay cómo salta de la tranquilidad de los violines a lo magnánimo a través de un golpe de platillos. Cada vez que observo una interpretación en directo me quedo hipnotizada. Una curiosidad: tanto el universo de Star Wars como el de Parque Jurásico empezaron siendo orquestados por Williams, pero en la actualidad (salvando la trilogía de Rey), Michael Giacchino ha cogido el testigo de ambas. Gran honor para este compositor, ¿no? 1. Harry Potter Obvio, per favore. El niño mago es mi presente, mi pasado y mi futuro. Además, también hay un currazo ahí impresionante (ved el vídeo de Altozano, de verdad). Williams solo compuso para las tres primeras películas de la saga, pero qué películas, madre mía. Hay quien diría que el cambio de dirección de la segunda a la tercera influyó en su enfoque, ya que cuando Alfonso Cuarón (santificado sea) tomó las riendas el anciano se fue a un sonido mucho más medieval. Y lo bonito que quedó, con eso se fue por la puerta grande. Siempre le tendré un enorme cariño al "Hedwig's theme", pero yo me quedo con el "Double Trouble", el "Buckbeack's flight" y el "Window to the past". No solo vimos crecer a Harry y CIA, sino que también lo escuchamos, porque todo lo concerniente a esta banda sonora tiene un rasgo trágico y nostálgico de fondo, sumado a una epicidad sin parangón.
¿Y vosotros qué? ¿Qué me tenéis que contar sobre esta leyenda viva? ¡Que la música no se extinga!
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El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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