Post de Naiara Salinas ¡Allscreeners! ¿Sorprendidos de verme por aquí? Cuando digo que moveré mar, cielo y tierra para salirme con la mía es porque moveré mar, cielo y tierra. Al menos tenía que sacar tiempo y tomar prestado un ordenador para escribir sobre esas películas que he visto en las últimas semanas que podrían llevarse la estatuilla dorada este domingo... Por desgracia, no han sido tantas como hubiera deseado, pero igualmente creo que debo comentar algo, dado que me he saltado las críticas generales de enero. Así pues, allá vamos. Este barco zarpa a un nuevo mundo. Tres anuncios a las afueras (fecha de visualización: 15/01/2018) El clásico largometraje ambientado en un pueblo aparentemente tranquilo donde suceden cosas nada atípicas, con un toque extra indie y reivindicativo. Con este comienzo tal vez hayáis entendido que me sorprendió, sobre todo en cuanto a guion, categoría a la que, si mal no recuerdo, está nominada (sí está nominada, lo he comprobado. Era para añadir un toque de incertidumbre). Y he de decir que tiene muchas papeletas... hasta que la comparamos con sus contrincantes, que también las tendrán, digo yo. En Tres anuncios se refleja la lucha de una madre que se convierte en justiciera cuando su hija es violada e incinerada y la policía es incapaz de encontrar al culpable. Hasta ahí normal. La polémica surge cuando la madre descarga toda su rabia contra los hombres de ley colocando mensajes bastante directos en tres pancartas publicitarias, lo que llama la atención de todo aquel que pasa por ahí. De esta forma acusa sobre la incompetencia del sheriff y compañía. El filme es algo radical, pero tácito, mostrando personalidades que apenas alcanzan un término medio entre la rabia interior y la apaciguidad. Me explico: hay personajes, como el sheriff, que se toman las cosas con tranquilidad y normalidad, que asumen que hay aspectos en el mundo que no pueden conseguir ni controlar por mucho que se esfuercen en ello y adoptan una filosofía de vida que les permite vivir en paz consigo mismos. Luego están nuestra querida protagonista y uno de los agentes (que es un homosexual sin salir del armario), que reflejan todo lo contrario, es decir, no se ven capaces de perdonar, acumulan resentimiento y lo acaban pagando con los inocentes. Incluso estos dos personajes chocan porque se encuentran en bandos contrarios: ella toca las pelotas para que se haga justicia y él, que debería apoyar la ley, se salta todos los protocolos. Y aun así, la calma de ella es fría, casi como la de un asesino en serie, mientras que él es puro fuego (ups, de aquí puede salir una gracia muy buena si habéis visto la peli). Este contraste es uno de los mayores elementos del filme, la forma en que las circunstancias obligan y ayudan a madurar a esos personajes hasta hacerse justicia a sí mismos. El guion, además, tiene varios momentos y reacciones que te dejan a cuadros (cuando piensas que no se puede ser más loco... van y te sorprenden). En resumen: buena apuesta a nivel de interpretación y narración. Puede amenazar con volverse pesada pero lo cierto es que los giros argumentales están muy bien introducidos y te dejarán flipando un ratito hasta el siguiente. Aplaudo el final abierto, muy acertado para esta clase de historias. Lucas Hedges es todo ternura y madurez en un cuerpo joven (tengo ganas de verle en Lady Bird, ya que me salté Manchester frente al mar en su día) y ojito con meterse con Frances McDormand en esta carrera, Meryl Streep. Sam Rockwell también es guay. La forma del agua (fecha de visualización: 16/02/2018) En el maratón cinéfilo digno que me chupé con una compañera de trabajo aquel glorioso viernes, esta fue la primera en caer (la siguiente fue Black Panther). Si ni el tiempo ni los virus se me hubiesen echado encima probablemente le habría dedicado un post aparte, porque hay muchas cosas que decir de esta maravilla. Tiene tanto del Guillermo del Toro que me gusta, esa faceta de cuentista natural que nos devuelve a la narración y la imagen de ensueño que ya disfrutamos en El laberinto del fauno, pero esta vez apegándose más al romanticismo y menos a la violencia... Una de las virtudes del filme, aparte de la concepción y los efectos (tanto digitales como de vestuario y maquillaje), es la conexión entre dos seres iguales y diferentes, capaces de comunicarse y entenderse entre sí aunque no hablen. Sinceramente, podría ser muy fácil encontrar algún equivalente a este romance, aunque no fuera exactamente igual, y lo que es la historia en el fondo no deja de ser sencilla (aunque, por una vez, no previsible, al menos para mí). Es la magia de Guillermo la que la convierte en un tesoro, su foco en dos personajes y en la evolución de su relación, así como de todo lo que les rodea. Los sueños de Elisa, la protagonista, y la humanidad de un ser que no solo es de otra especie..., sino que además es considerado un dios. No tengo nada, pero nada, que decir en contra de esta película (si acaso, y poniéndome tiquismiquis, algo sobre la duración y ciertos fotogramas que podrían sobrar o recortarse), con un ritmo curioso que se acelera entre el primer y el segundo acto y luego se retarda (el cambio de escenario se cuenta como aparentemente clave para que los protagonistas puedan descubrirse mejor, sin temor a ser apresados, pero yo creo que añadir más de eso a las escenas del laboratorio habría estado bien). De los secundarios lo cierto es que no entiendo muy bien la nominación de Octavia Spencer, pero sí puedo estar de acuerdo con la de Richard Jenkins, cuyo personaje suma al de Elisa y la criatura una ternura como nunca se ha visto en el cine de Del Toro. Esa es, quizá, la clave, el cómo este trío te conmueve por su unión, tanto de amistad como de amor. Yo pienso en trío y no en dúo porque los tres son unos rara avis en ese mundo y solo se tienen a ellos. Lo que cada uno está dispuesto a entregar por la persona que le importa es la esencia humana del filme (y aquí gana Elisa, seamos claros). No solo tenemos ese aspecto en el guion, sino también mucho simbolismo: en la podredumbre de las falanges de Strickland (malo de la historia), en las cicatrices del cuello de Elisa (y cómo estas contribuyen al spoiler final), en la escena del baile tan comentada... Es curioso, además, que no se explore mucho el pasado de los personajes, es decir, llega el bicho pero no sabemos muy bien cómo lo han encontrado. Se mantiene cierto misterio que gusta a Guillermo y le sienta bien a la trama, pero a su vez la deja... como poco exprimida, dado que se centra solo en el romance (ok, y había escrito que no tenía nada en contra que decir...). En resumen: si existe una razón morbosa para apoyar la zoofilia es esta película (suponiendo que consideremos a la criatura más animal que humana, concepto que al final acaba reventándose y poniendo de manifiesto otro tipo de relación especial). Sally Hawkins brilla sin apenas esfuerzo, su actuación me recuerda mucho a la de Eddie Redmayne (podría ser su versión femenina. Es una mujer que transmite mucho sentimiento y tiene pinta de poder con lo que sea que le echen). Mola que cuelen en medio la trama de los rusos en esta lucha científica contra Estados Unidos. Y adoro el estilo de cuento de hadas, que le sienta de maravilla a este director (es como mejor consigue transmitir). Emocionante. Ah, y dadle vueltas al significado del título, porque es precioso también.
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Post de Naiara Salinas Para encandilar a sus seguidores parece que Marvel solo necesita dos ingredientes: un micromundo plagado de easter eggs y un guion que se maneja entre lo épico y lo cómico. Si a eso sumamos aventuras completamente nuevas, aparatos que dejan KAO a cualquier ingeniero y motivan a los jóvenes a estudiar más ciencias, algo de romance, acción a tope y personajes secundarios que roban el show tenemos lo más cercano a la fórmula del éxito que nadie ha conseguido jamás. (ATENTOS, POSIBLES SPOILERS (IN)INTENCIONADOS A PARTIR DE AQUÍ). Los restos de una guerra Black Panther se maneja con todos esos ingredientes y funciona de maravilla, pero la cuestión es... ¿habría sido igual si no nos hubieran introducido al héroe durante la Civil War? Y es que esta cobra gran importancia para el desarrollo de esta aventura wakandiana en la que se nos devuelve dos personajes (T'challa y el agente Everett Ross) más unas cuantas alusiones al hecho que marca el futuro del heredero al trono: la muerte del rey T'chaka. Como suele acontecer en este universo, el vaivén de T'challa continua nada más acabar este enfrentamiento y tenemos ocasión de conocer a algo más que al guerrero noble serio que se nos introdujo en la tercera entrega del Capitán América. T'challa ya no es un hijo con deseos de vengar la muerte de su padre, sino que, una vez arreglado eso, se prepara para asumir el liderazgo de su pueblo. Lo bueno que tienen los spin offs o pelis individuales es que nos permiten ver más facetas de los personajes y esta vez, como digo, no nos fallan. Vemos a T'challa enamorado, a T'challa aceptando realidades que nunca creyó, a T'challa perdiendo la fuerza y volviéndola encontrar, a T'challa haciendo uso de sus propios recursos e inteligencia, a T'challa bromeando y jugueteando con su hermana... Sin duda el filme enriquece a este héroe con garras y lo afianza en el UCM. Por lo que a mí respecta, la conexión con la Civil War queda impecable y muy acertada, tanto por esta parte como por la introducción de Ross, a quien Martin Freeman aporta más frescura que en la vez anterior y sin duda nos da ganas de querer verlo en acción de algún modo en Infinity War (el tío en esta película es una especie de Ojo de Halcón: el humano al que le toca lidiar con todo lo raro y reparte buenas hostias ejerciendo de piloto, uno de sus talentos "ocultos"). Es la segunda prueba de por qué cada personaje de Marvel merece su propia película (la primera fue Spider-Man Homecoming, que además también se presentó en Civil War). Otro que reaparece (aunque conecta con otra película del UCM) es Ulises Klau, un villano tan molón... que duele mucho cuando le dejan tan poco protagonismo. No obstante, la alusión a La era de Ultrón acaba siendo importante también. ¿No os dais cuenta de que este es el último largometraje marvelita antes de la ansiada tercera parte de Los Vengadores? (Es una pregunta retórica, sé que os dais cuenta). El que a su vez conecte con la última vez que los héroes lucharon codo con codo contra el mal, más las repercusiones que eso tuvo, el enfrentamiento que los dividió, es una especie de mensaje de "Estate al loro", o al menos esa sensación me dejó a mí. Y es que después de varios años, al final un/a fan aprende que aquí toda referencia cuenta y no hay nada al azar. La armonía africana Ahora bien, el buen easter egg es el que se deja caer sin por ello quitar protagonismo a lo que ocupa de verdad. Gracias a Black Panther tenemos la oportunidad de adentrarnos en un mundo nuevo que ha procurado plasmarse con la mayor fidelidad posible: desde la fauna, hasta la vegetación, pasando por la vestimenta, los ritos, la música... Todo lo que configura la cultura africana sale a relucir en esta película y es lo que le dota de originalidad y belleza dentro de un argumento que nos puede recordar a otras cintas de Marvel o, por qué no decirlo, de Disney. Sigue habiendo ciertos clichés que chirrían un poco, como la asociación de la cultura black norteamericana siempre al rap, pero, por otro lado, ¡ya era hora de tener protagonistas no indoeuropeos! Es de los aspectos que más fascinan, sobre todo por el aglutinamiento de diversidad dentro de esa misma cultura, que no escatima en detalles (vemos tribus muy diferentes entre sí, cada una con un estilo de vida distinto que unifica todo el continente africano a su vez). Los ritos y las creencias también nos traen esa esencia: cómo se crea la leyenda del Black Panther, los viajes espirituales... La mezcla entre ciencia y fe casi nos remite a la magia asgardiana, pero aquí es diferente porque no deja de ser el mundo real, habitado por humanos que luchan por sobrevivir como cualquiera, solo que cuentan con unos recursos secretos al más puro estilo Avatar que los hace parecer casi seres de cuento (por cierto, por si no ha quedado claro ya, ¡menuda tecnología! ¡La leche, yo también quiero!). Los aires de leyenda son muy importantes; se incorpora un misticismo nuevo, distinto del de Doctor Extraño, que llama la atención. Fuera de ese micromundo África sigue siendo el país tercermundista que conocemos, y es bueno cómo eso también se refleja en el guion y acaba animando a T'challa y los suyos a modificar su actuar. En definitiva: mola que esta gente tenga su propio superhéroe y que este se refleje a su imagen y semejanza y no al típico americano. Naaa chu weñaaaa Si es parte del título de esta crítica será porque, sumando todos los elementos que nos trae este felino, inevitablemente surge la comparación. Y es que al final no deja de contarse una historia con mucho trasfondo familiar, donde hay lucha por el trono, enemistad entre hermanos/primos... Cada personaje puede tener su alter ego de la Roca del León, qué gracia (Zuri para mí es Rafiki totalmente. Cumple las mismas funciones, como la de enviar al joven Simba-T'challa a encontrarse con el espíritu de su padre en el mundo de Yupi antes de asumir su nuevo papel. Y Nakia es igual de valiente e independiente que Nala). Scar, Sarabi, Kiara, Kovu... Venga ya, ¡si todo el cast del live action que prepara Disney podría haber salido de aquí! Ahora bien, imitación o no, el cast lo borda tanto en la parte dramática como en la comicidad, que no es tan exagerada como en Thor Ragnarok (aquí de hecho se dignifica más). Las interacciones entre T'challa y Eric son de lo mejor que hay (para mí Michael B. Jordan es uno de los grandes actores del largometraje, logra darle a su personaje más sentido que el de la mera venganza). ¿Y después?
Atentos a las DOS escenas postcréditos, en especial a la segunda, que es la que más apetece sabiendo la conexión tan fuerte que hay con Civil War y qué pasó en una de sus escenas postcréditos (*guiño*). Toda la trama nos ha mostrado Wakanda y a sus habitantes, pero el punto final es el que prepara al espectador para Infinity War y el papel que jugará todo esto ahí, que ya se puede confirmar que será muy grande. Si bien la primera escena (la midcréditos, como se diría) en realidad es un relleno que muestra en detalle algo que se cuenta al final del filme, la segunda gusta porque añade más información (ninguna que no se pueda intuir de antemano, sin embargo. Culpad de esto al trailer de Los Vengadores 3). Thor Ragnarok y Black Panther discurren paralelamente y son las encargadas de conectar la Tierra con el espacio, las que preparan ambos territorios para lo que se avecina. ¿Con qué me quedo yo? Pues con toda la ambientación y la cultura wakandiana, más los papeles de Ross, Okoye y Shuri (hay mucho feminismo en esta historia; es algo que me he dejado en el tintero pero que me encanta, que conste). Y la banda sonora, por supuesto. Post de Naiara Salinas ¡Buenas tardes, lectores! Como bien sabéis sigue siendo San Valentín y, por no ceder todo el protagonismo a los Oscar Seriéfilos vengo a proponeros un maratón de cine tanto para los amantes (literales) de este día como para los detractores. Y es que Cupido puede darnos con su flecha de oro si quiere, pero, igual que Pablo Escobar, también nos ofrece plomo, así que... esto queda. Hace unos años jugamos a esto con el Rincón del Seriéfilo (ahora también del Cinéfilo) y creo que es guay resucitarlo. La lista que os propongo a continuación viene plagada de los siguientes ingredientes (muy atentos porque he tratado de no ir a lo típico por no repetirme y hasta pedí ayuda a una colega). Siempre podemos hacer un combo, claro, ya que no todas las relaciones son perfectas, ni siquiera las de odio. Orgullo y prejuicio vs... Orgullo, prejuicio y zombies Nadie más melosa que Jane Austen, que con sus toques tan ingleses de hace siglos logra emocionarnos y preguntarnos por qué no quedan hombres con la labia del señor Darcy. Esta historia tan conocida puede pecar de cursilería si nos detenemos en cada frase de la novela, pero por suerte tiene un contrapunto... Si no te gusta el romanticismo en exceso, siempre puedes meter algo de acción entre medias. Creo que eso pensó el autor de Orgullo, prejuicios y zombies (¿había visto The Walking Dead ese día?). Misma historia, puntos de vista diferentes. Servíos. La proposición vs... Deadpool Si queremos tirar hacia alguna comedia romántica, pues nadie más cómico que Ryan Reynolds, quien protagonizó esta historia donde se hace pasar por el prometido de Sandra Bullock (una mentira que, como en toda buena comedia romántica, se convierte en realidad. Ups, SPOILER). Lo gracioso es que, quedándonos con Reynolds, también puede mostrarnos su lado más gamberro, y si os apetece disfrutar de este gran actor y su tipazo pero no os va mucho el rollo romántico... la alternativa viene a ser algo como Deadpool (aunque ahí no es que luzca mucha tableta, vaya...). Que sí, ya sé que en esta peli el antihéroe también tiene su historia de amor, pero, venga, si hay alguien que se ría de los clichés ese es Deadpool. Tiene más acción y gags que otra cosa. Y hasta el romance tiene su parte tronchante. Antes del amanecer vs... Asesinato en el Orient Express Todo un clásico. Profunda, tierna, Ethan Hawke... Ha resultado muy duro buscarle una contrincante y por eso probablemente haya metido la pata hasta el fondo, pero a una trama que involucra viajes, encontronazos intensos y, sobre todo, trenes, nada le pega más, pienso yo (aparte, el recorrido de ambos trenes es bien parecido). Aparte, Asesinato también es todo un clasicazo, y la mirada reciente de Kenneth Brannagh le dota de cierto sentimentalismo que puede congeniar con el de Antes del amanecer. La gran diferencia es que en una hay amor puro y en otra... muerte, violencia, misterio... No hay realmente mucho tiempo para que nos detengamos en parejitas. A Poirot le toca un viaje más movidito que a Jesse y Céline en ese sentido, pobre (y encima soltero). Otra alternativa: hablando de trenes y viajes intensos, si queréis optar por algo más radical... Rompenieves. BONUS: El señor de los anillos Esta es la gran cuarta opción. Puestos a elegir una película (o saga) que lo englobe todo, ¿por qué no esta? Es la primera vez que la propongo, pero me parece perfecta. Encandila a los antirrománticos y a los románticos por igual, es épica, emotiva... Se puede disfrutar enormemente, sobre todo si organizas un maratón con las versiones extendidas. Y como ya comentó mi querida aliada en este post ayer, no es necesario fijarse en Aragorn y Arwen, no. Todos queremos encontrar a alguien que nos quiera como Gimli a su hacha, como Merry a Pippin, como Sauron a su anillo... Y voîlà, allscreeners. ¿Qué contraposiciones me proponéis vosotros? Estoy deseando leeros. Que vuestro día de San Valentín acabe redondín.
Post de Naiara Salinas Hoy la redacción no viene con prisas, pero bien es verdad que la película escogida es la Fast & Furious del deporte y los biopics. Agarraos fuerte, que esto pasará a tanta velocidad como el fin de semana. Rush nos cuenta la historia real de dos famosos pilotos de Fórmula 1, el austriaco Niki Lauda (Daniel Brühl) y el británico James Hunt (Chris Hemsworth), centrándose sobre todo en la rivalidad que ambos compartieron durante uno de los campeonatos mundiales. De personalidades muy opuestas, tenemos dos horas para ver cómo estos figuras se adentran en el mundo de la velocidad para ser campeones, cómo llevan sus relaciones amorosas y familiares y cómo arreglan sus diferencias... o empeoran su enemistad. ¿Qué será, será...? Tal vez os sorprenda que haya escogido esta recomendación cuando suelte lo que viene a continuación (no me lo tengáis muy en cuenta, ¿vale?): no me gusta la Fórmula 1. De todos los deportes habidos y por haber me parece de los más sosos. Quedarme sentada en el sofá viendo cómo unos tíos dan vueltas sin parar sinceramente no me atrae, prefiero ver otras cosas por la tele (aunque todos los deportes adquieren más interés para menda cuando los ve en vivo y en directo..., más o menos). El cine es el único que ha logrado que me atraigan las carreras de coches, desde los tiempos de Herbie a tope hasta la mismísima Cars, ambas de Disney y contadas desde un punto de vista ficticio (aparte de contar con autos protagonistas con vida propia). Por eso no me llamó la atención en exceso este largometraje de acción real basado en una historia real cuando se estrenó (ni siquiera con su trailer épico, ni con su reparto, ni con su dirección). ¿Qué ha cambiado? Yo, para empezar. Muchas películas que en la vida me habrían atraído antaño las veo ahora con nuevos ojos, y eso da lugar a una bonita reflexión sobre la vida y demás que me ahorraré porque no viene al caso. No quiero decir que ahora me guste la Fórmula 1, pero sí siento una atracción más elevada por las historias y la manera de contarlas, sobre todo las de superación, y cuando descubrí esta..., bueno, me vine arriba. Sin embargo, todo empezó en realidad por su banda sonora, esa pieza musical compuesta por Hans Zimmer que te hace sentir heroico y capaz de luchar por todo. También es cierto que en su momento poco había visto de Ron Howard, aunque ahora me congratule de ser fan. Y tampoco me llamaban tanto la atención los dos actores protagonistas (sí, lo admito, creía que Chris era mono, pero como actor aún no me había mostrado su potencial). Juntando todas estas piezas tenemos la promesa de un peliculón. Rush parte como un biopic dramático que quiere indagar en una rivalidad que posiblemente nunca fuese tal cual se muestra en la cinta pero que aun así valía para mostrar su mensaje, relacionado con lo que a qué está dispuesto uno a llegar para ganar. Cada piloto representa dos perfiles de competidor: el niño grande que quiere jugar y sueña con ser campeón y el frío y calculador que más le interesa premiar su inteligencia y habilidad que a sí mismo, ambos competitivos a su manera. El guion da la impresión desde el principio de estar creado para apoyar a Hunt en su camino hacia el éxito, situando a Lauda como un paria sin amigos, un perdedor. Pero la realidad es que Lauda fue mejor piloto durante mucho tiempo, el único que se mantuvo a pesar de su accidente, un modelo a seguir en muchos aspectos y del que distanciarse en otros. El filme solo nos muestra un fragmento de esas vidas que pasaron por varias victorias y derrotas, tanto en la pista como en el amor, y su éxito es condensar en ese tiempo toda la realidad y ficción de los personajes, sus inicios en el deporte, sus aventuras románticas, su progreso, su caída... Es decir, parece que no, pero se guarda mucho respeto a Hunt y Lauda por IGUAL. Prueba de ello es la narración, de la que ambos forman parte. Un mismo relato con dos puntos de vista que logra que al espectador le sea imposible posicionarse mucho tiempo de un lado. Es el gran juego del filme, que nos muestra que no siempre el que se lleva el trofeo es el ganador. Maravilloso es ver cómo evoluciona esta relación del odio al respeto. Relacionado con esto último hay que destacar el montaje tan increíble, ya no solo por la música y los efectos (la fotografía es espectacular, en serio, y tiene unos planos alucinantes), sino por el comienzo en plan flash forward que nos adelanta el punto que marcará la diferencia y dividirá la trama en dos, el antes y el después. Al destacar ese momento se convierte inevitablemente en la gran excusa para contar esta historia: mostrar un momento tan impactante en la carrera de Lauda que hará que lo demás resulte anecdótico en comparación (tanto que corrí enseguida a Google a investigar sobre el tema y compararlo con el de la cinta una hora antes de que ocurriese). Esa estructura sin duda es efectiva para mantenerte en vilo; acabas pendiente de todo el proceso hasta esa escena, pues aunque sepas lo que ocurre el cómo está rodado impacta (sucede en un segundo y, a la vez, se da cuenta de los detalles que en la realidad hubiesen pasado desapercibidos). Cuentan mucho también los enfoques de la cámara, los famosos "ojos de pez" con los que se apunta a determinados detalles, cómo se desenfoca la imagen simulando la vista real que tiene el piloto, la oscuridad de su alrededor con la excepción de lo que tiene al frente... Una obra maestra. En resumen: épica forma de contar una historia con un mensaje muy potente sobre la rivalidad y el triunfo, y de cómo a veces no solo es necesario el talento natural, sino también la inteligencia y el trabajo duro. Glorifica pero siendo realista, con un guion muy bien planteado, un reparto que realiza un gran trabajo de captación y proyección y unos montadores genialísimos. No le achaco ningún defecto... salvo ciertos cambios en el doblaje que han quedado un poco raros (como cuando están hablando en alemán pero aun así se les oye en español y hay subtítulos debajo. Tal vez eso sea cosa de la versión, ya que la vi online, así que no le doy importancia). Al principio me temía que dos horas fuesen a ser demasiadas, pero se me pasaron tan volando como un ferrari. Muestra lo mejor del cine de Ron Howard. Ficha técnica Rush (Rush) 2013, USA Director: Ron Howard Reparto: Chris Hemsworth, Daniel Brühl, Olivia Wilde, Alexandra Maria Lara, Natalie Dormer y Pierfrancesco Favino. Puntuación: 10/10 PD: podéis escuchar esas magníficas notas de la banda sonora en el trailer, ¡atentos! Post de Naiara Salinas Antes de nada pido perdón a todos a los que os gusta esta sección, pues últimamente ando tan ocupada que ni siquiera encuentro tiempo para buscar la inspiración. Por suerte, no suelo tener muchos problemas para hallarla cuando me pongo, y cuando consigo ver una película recomendada indirectamente por mi trabajo y me emociono, qué menos que compartirla, ¿no? Puede que muchos no lo sepáis, pero sangre brasileña corre por mis venas, por lo que cuando me llega una historia como la de El profesor de violín, ambientada en este país, mi juicio casi se vuelve personal. ¿Que de qué trata? Un violinista llamado Laerte, que queda fuera del proceso de selección para formar parte de una importante orquesta, recibe una oferta peculiar: dar clases de violín a unos alumnos de la favela muy problemáticos. Laerte no solo tendrá que "pelear" para llegar a esos chicos; también deberá afrontar la dureza que supone vivir en lo más humilde de Brasil. Por supuesto, la música contará con un papel especial. Una de las razones por las que recomiendo esta película tiene mucho que ver con el cómo llegué a ella, así que os haré un breve resumen: editando una asignatura de Musicoterapia, una carrera que persigue los mismos objetivos que un psicólogo e incluso un maestro, casi, pero a través de la música. Esta misma asignatura es la que me ha tenido tan en Babia últimamente, dado que la hago como extra, pero me parece tan bello lo que enseña, cómo la música adquiere un papel esencial a la hora de transmitir y abrir mentes y corazones, que cuanto más trabajo menos me importa empaparme de todos sus temas. Una de las cosas buenas que tiene es que me suele aparecer algún filme entre las recomendaciones, para profundizar más, y gracias a eso, amigos, estoy hoy aquí. Es decir, en este largometraje, de la misma forma que veíamos hace unos meses a Hilary Swank ayudar a unos alumnos de bandas en un colegio estadounidense, veremos a Laerte desesperándose por que sus chavales le hagan caso, alumnos que no solo son su polo opuesto sino que además tratan de aprender algo que no parece que les vaya mucho: tocar violines, violas y chelos. Representan sobre todo la música clásica, uno de los subgéneros más expresivos, aunque a través de una de las clases de instrumento más sentimentales. Y esto para mí es crucial para que la trama avance como avanza. La favela de esta historia es una favela tan violenta como la real, donde los jóvenes aprenden a delinquir para ganarse la vida... y perderla también. Droga, confrontación con la policía... Sin duda una vida muy agitada, ¿verdad? Cualquiera pensaría que, de llevar a estos chicos a una sesión de musicoterapia, la batería o la guitarra eléctrica serían una opción más adecuada para desahogarse. Pero Laerte no está muy interesado en que se desahoguen, por lo menos no así. Lo que quiere es control, paz, bienestar. Y para lograrlo nada cómo perseguir la armonía de una orquesta sinfónica donde todos los instrumentos son uno, donde cada músico respeta los turnos, las notas y, sobre todo, a su director. Al enseñarles a tocar juntos, Laerte va fortaleciendo sin darse cuenta los lazos de grupo. La clase va apareciendo cada vez más unida y hay menos broncas. No solo eso, sino que adquieren un sentido de la disciplina. Si bien todo grupo suele contar con un cabecilla, la sorpresa nos la llevamos cuando este no resulta ser el profesor, sino Samuel, un alumno con un gran talento que se ve reprimido por su situación familiar. Es gracias a él que Laerte encuentra la inspiración, una motivación, una chispa que le haga comprender la situación de desamparo en la que viven muchos de los jóvenes. El intentar ayudar a este alumno a cumplir su sueño logrará que se vincule más con la clase, y a su vez esta sabrá apreciar al buen compañero y le seguirá la corriente en su empeño por lograr una buena actuación. Samuel es muy importante no solo por esto, sino porque también protagoniza el plot twist que determinará el fin de este "experimento". Para mí es el personaje que de verdad tira de la situación en vistas a mejorar, el que más acaba sirviendo como ejemplo, lo cual es algo atípico en esta clase de filmes que sitúan a la figura maestra como orientadora y casi paternal o maternal. En resumen: otra de esas historias sobre la relación alumno-maestro cuyo punto de vista merece la pena por la crudeza y el realismo con que muestra la sociedad pobre brasileña, los disturbios, y cómo el objetivo de sacar adelante una orquesta juvenil va cundiendo en los chicos hasta tal punto de que la música se convierte en su refugio y en la diferencia entre llevar una vida plena o sucumbir a la masacre. La entrega de Laerte a su trabajo es de admirar, sobre todo cuando se le vuelve a ofrecer la oportunidad de cumplir su sueño, pero no se olvida de su clase. Atentos al título original abajo, que tiene mucho que ver con el mensaje principal. Ficha técnica El profesor de violín (Tudo que aprendemos juntos) 2015, Brasil Director: Sérgio Machado Reparto: Lázaro Ramos, Kaique de Jesus, Elzio Vieira, Sandra Corveloni y Fernanda de Freitas Puntuación: 8/10 |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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