Post de Naiara Salinas Dicen que soñar es gratis y es verdad. Sin embargo, cuando hace cosa de tres semanas y media recibí la noticia de que Pamplona, mi cuna, acogería el preestreno del nuevo filme de Fernando González Molina, El guardián invisible, basado en la novela de Dolores Redondo, jamás de los jamases creí que llegaría a estar en presencia de parte del reparto, del director y de la escritora junto con más periodistas para conocer los secretos de la adaptación y el rodaje, pero pasó. La película llega esta semana a toda España y sus secretos no solo abarcan la historia. ¿Queréis saber lo que contaron? El 22 de febrero, en un invierno con muchos aires de primavera, a las 17:30 llegaba yo al hotel La Perla, que en otro tiempo acogió al autor fetiche de mi ciudad, Ernest Hemingway. Parecía cosa del destino que fuera a ser ese el lugar de encuentro con otra autora recién galardonada con el premio Planeta, pero nuestra cita habría de esperar. Nada más entrar en el pequeño salón se respiró un ambiente amistoso, nostálgico y familiar. Molina volvía a la que también es su Pamplona natal, aunque ahora los actores tienen motivos para considerar Navarra una especie de hogar adoptivo tras haber pasado semanas rodando en Elizondo. Sobre esa experiencia, Elvira Mínguez y Juan Librado (alias "Nene"), que interpretan a Flora Salazar y Jonan Etxaide respectivamente, afirmaron que lo más complicado fue lidiar con el tiempo: "Ha sido duro. A uno le dio un tirón en la pierna tras una carrera por el monte. Cuando no llovía en el valle había que poner lluvia artificial. En una jornada de rodaje llegué a cambiarme cuatro veces de ropa, y también de ropa interior. Se te mete el frío en el cuerpo", dijo Nene. Pese a ello, Elvira, que rodó mayoritariamente en interiores y por ende tuvo más suerte, añadió: "Nos han hecho sentir como en casa. Tomamos el pueblo por asalto, que es lo que se suele hacer en cine, y la gente ha respondido maravillosamente, no ha habido ningún problema, se han volcado con nosotros, nos han ayudado en todo, nos han dado de comer...". Ese trato y esa buena respuesta han perdurado por el preestreno, que agotó las entradas en siete horas. Ante eso, Mínguez afirmó sentirse "muy, muy contenta y muy satisfecha con la película y con el resultado. Y muy segura, mentiría si dijera lo contrario. Estoy convencida de que estamos ante el taquillazo del año (si los americanos nos dejan), de modo que estoy con muchas ganas de disfrutarlo con la gente porque para mí este es el estreno bonito. Aquí se ha hecho, Fernando es de aquí, Dolores es de aquí... Todo el feedback que nos llega es de expectación". Y cuando preguntamos por el rodaje ¿qué pueden decirnos? ¿Alguna secuencia difícil? Nene lo tiene claro: "A nivel físico, la jornada que echamos en el cementerio de Elizondo, que fueron más de doce horas bajo la lluvia sin parar de rodar. A nivel actoral, la que a priori parecía que iba a ser la más sencilla y rápida, ya que es un registro que hago en una casa, fue de las que más me costaron, porque Fernando es un director muy exigente y controla hasta el más mínimo detalle, como que se notara la tensión del momento, la urgencia que tiene el personaje por encontrar lo que está buscando. También tuvimos que aprender cómo registra la policía una casa en busca de sospechosos. Estuvimos una semana antes en Elizondo Marta (Etura) y yo con la policía foral, aprendiendo a montar y desmontar armas". En cuanto a Elvira: "Había una secuencia que Marta y yo habíamos trabajado mucho con Fernando, que es la del interrogatorio, cuando me llevan, y la teníamos trillada. Sin embargo, es de esas secuencias que, no sabes muy bien por qué, se tuercen y se tuercen, y todas las cosas técnicas con las que estás trabajando no entran, les das la vuelta y tampoco". No todo fueron malos o difíciles momentos, por supuesto: "Alguno de los días de descanso en los que salíamos con el equipo, que pasa fuera de casa mucho tiempo, aprovechábamos y nos tomábamos unas cervezas. Se pasan buenos ratos haciendo vida social". En cuanto a sus personajes, ninguno tuvo especial dificultad para meterse en su piel. Elvira, más veterana, se lo debe en parte al director y en parte a la novela: "Fernando tenía muy claro lo que quería contar y no es como otras ocasiones donde no tienes una novela, donde no cuentas con tanto material para construir el personaje. En este sentido, si el director sabe lo que quiere contar con tu personaje y qué aporta a la historia para que esta vaya avanzando es mucho más sencillo. En la parte de meterme en Flora y en su oscuridad tampoco he tenido dificultad. Creo que las mujeres estamos mucho más familiarizadas de lo que se puede pensar con esa parte nuestra de violencia, de mala leche, de manipulación, etc.". Por fin llegó mi turno de preguntar y, como buena filóloga, quise indagar más en la adaptación, concretamente en si esta pareja estaba familiarizada con la trilogía antes del rodaje y en cómo se había reflejado ese universo literario en la pantalla. Juan Librado, quien se confesó "muy lector", no conocía, curiosamente, la obra de Redondo y decidió no leérsela, aunque opinó que el ambiente "lo han plasmado perfectamente, tanto al adaptarla por medio del guionista como por Fernando a través de las imágenes". Para él, por cierto, supone su primer papel. Elvira, en cambio, se "metió" las tres novelas en diez días para poder trabajar con la protagonista: "Hablando con Fernando concluimos que con el personaje de Flora era necesario saberlo todo para trabajar con él. A ella, de hecho, no la entiendes hasta el tercer libro. Una de las cosas más bonitas, que forma parte del género, es la capacidad del director de ir dando pinceladas que no cuenten ni anticipen demasiado pero sí supongan un cebo para el espectador. Yo la he visto ya dos veces (una en el Festival de San Sebastián) y cuando la ves por segunda vez empiezas a descubrir las claves". "Amaia Salazar es un personaje que va a formar parte de la historia de la literatura española". Una vez despedido este par tocó encararse con el maestro cineasta y la actriz protagonista. Uno podía notar la emoción del primero a distancia por jugar en casa: "No solo porque sea mi casa, sino porque creo que El guardián invisible se ha convertido en el fenómeno editorial/cinematográfico de Navarra de los últimos años, con lo cual la expectativa es muy grande, siento que la gente tiene muchas ganas de ver la película y eso hace que aumente un poco la presión, pero estoy muy contento. Tengo a la profesora que me dio clase en el colegio, a los vecinos de mi madre, a mis amigos... He intentado hacer un recorrido por mi vida aquí y me he molestado en buscar a gente a la que me apetecía mucho enseñarles lo que hago y lo que soy. Vienen también mis sobrinos, que son muy pequeños y no han visto nunca un estreno mío". Marta Etura, donostiarra, tuvo la suerte de haber logrado arrastrar a toda su familia también al evento, bromeando con el director con que "la mitad del Baluarte (lugar de la proyección) hoy es nuestra". ¿Fue complicado para ellos filmar en Elizondo? Según Molina: "Lo que queríamos hacer ya era de por sí complicado. Las facilidades del valle y de Elizondo han sido muy grandes (la niebla, la lluvia...), pero lo que queríamos era ambicioso. Aunque lo que cuenta la peli es muy local, en realidad tenía la ambición de viajar por todo el mundo y ser universal; eso hacía que pensáramos en grande". Cierto es que Fernando piensa a lo grande, pues como a todo director le gusta marcarse nuevos retos y este supone su introducción al thriller, un género muy alejado de la comedia y el romance juvenil al que ya nos había acostumbrado. "En realidad nunca he analizado lo que hago en términos de género, simplemente he ido realizando historias según me ha apetecido. También es verdad que los directores que me gustan son directores que han abarcado muchos géneros y películas distintas, con lo cual me apetecía hacer un thriller y me apetecía hacer esta historia, ambientada en Navarra y protagonizada por una mujer fuerte. Cuando leí la novela, lo que me atrapó fue esa estructura como en capas, como una cebolla con aspecto de thriller donde al quitar la primera capa descubres que es una historia familiar, que es algo sobrenatural... Va girando continuamente y esa complejidad estructural diferente a otros géneros fue lo que me interesó, aparte de la protagonista, que creo que a los lectores también atrapa. Amaia Salazar es un personaje que va a formar parte de la historia de la literatura española". ¿Y cómo llegó Marta al proyecto? Fernando abrió un casting y por recomendación externa la llamó para él: "Me enseñaron una prueba maravillosa que había hecho de otra cosa, la vi, me pareció increíble. Vimos a muchas, muchas, pero cogimos a Marta porque fue la única que supo hacerlo". Ella lo contó de forma diferente: "Fue una historia muy curiosa. Mi familia, mi madre y mis tíos, eran súper fans de la novela y me llamó mi madre un día para decirme: 'Quieren adaptar esta novela con un personaje maravilloso, entérate de quién va a hacerlo porque tienes que estar'. En ese momento Fer estaba descubriendo también la novela y moviendo sus hilos para hacerla, pero jamás pensé que esta película se haría en España porque sabíamos que los derechos de autor los tenía el de Millenium y siempre creí que sería una película que se haría con estrellas internacionales, así que cuál es mi sorpresa cuando me llaman para hacer una prueba para El guardián. Emoción máxima porque estaba deseando hacer este personaje, hay muy pocos personajes femeninos tan interesantes y tan potentes en nuestra industria, y si además lo hacía de la mano de Fernando sabiendo cómo rueda él y sabiendo que sus películas tienen una factura y un cuidado impecables me moría de ganas". En ocasiones los actores añaden matices propios a los personajes para conseguir mayor autenticidad, pero cuando alguien preguntó a Etura qué había de Amaia Salazar en ella respondió: "Tenemos en común que somos del norte, esa mezcla de fortaleza y fragilidad, aunque ella tenga más exposición. También su pasión por el trabajo... (que son "tozudas y cabezonas", añadía Fernando), su deseo de que su trabajo sea eficaz, el compromiso con lo que hace... Evidentemente Amaia es un personaje más potente y trágico tanto profesional como personalmente". El guardián invisible no solo destaca por ser un nuevo reto para Molina, sino también por ser el tercer (cuarto si contamos la segunda parte de Tres metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti) best-seller adaptado de su filmografía. No pude resistirme y tuve que preguntarle si se consideraba fan de la literatura y si trabajar con un guion no original le suponía mayor presión de cara a los lectores y el público en general. "No la siento mucho, la verdad, y si la siento es mi propia presión, ya que soy una persona muy exigente, deseo tener éxito en el sentido de que a la gente le guste lo que hago, porque yo trabajo para el público y mi único objetivo es que disfruten, de modo que mi propio listón es ya más alto que el que ofrecen los best-sellers. Es verdad que la novela de Dolores ha tenido mucho éxito, pero yo vengo de hacer tres millones y millones de espectadores en el cine, mi propia barrera y mi propio miedo ya son suficientes. Pero al final me quito todo eso y lo que quiero es que la gente vaya al cine y disfrute, tampoco soy muy contable. Lo de los best-sellers es una circunstancia porque realmente muchas de las novelas con las que he trabajado no eran best-sellers cuando empecé con ellas, pero debo de tener ojo al elegirlas. Cuando, por ejemplo, encontramos la novela de Luz Gabás (Palmeras en la nieve) estaba recién publicada". Y ya que hablábamos de best-sellers y adaptaciones, una voz rápida entre la prensa aprovechó para preguntar por la supuesta tercera parte del romance juvenil de Federico Moccia: "No he leído la novela y no me han ofrecido la película, así que no tengo mucho que decirte. Ahora bien, viví uno de los momentos más felices de mi vida rodando esas pelis y todavía me llegan decenas de mensajes sobre la película, con lo cual no sé lo que pasará pero me gustaría estar vinculado a ella, no sé si rodando pero sí estando ahí al menos. No obstante, con Legado de huesos y Ofrenda a la tormenta, si el público responde bien a El guardián, sí quisiera rodarlas". Y salí yo de nuevo con mi voz tímida para preguntarles si en caso de rodar las secuelas volverían a preestrenarlas en Pamplona: "Nos encantaría y yo creo que se hará, para Pamplona es un acontecimiento", contestó Molina sonriente. Ya por fin llegó mi entrevista oficial, mi momento estrella a solas con Dolores Redondo, que llegó preparada para el evento mientras el resto de la tropa subía a toda prisa a cambiarse a sus mejores galas. Nada más poner el pie en la sala demostró simpatía y amabilidad, atreviéndose incluso a bromear con los "paparazzis" sobre hacerse una foto con ella (cosa que aproveché sin dudar). Dado que ya no estaba acompañada ni, debido a la hora, podíamos portarnos en plan charla coloquial entre amigos, me puse lo más profesional posible y solté una a una mis preguntas, de modo que paso a ellas a modo de cuestionario: ¿Feliz por el preestreno en Pamplona? Emocionada y contagiada del entusiasmo que transmiten los lectores que la están esperando (la película) y los que han sido fieles todos estos años mientras trabajaba en las novelas. En los últimos años se ha visto cómo los autores han ido contando con más participación y/o voz en las adaptaciones de sus obras al cine o a la televisión. ¿Ha sido este su caso? Sí, ha sido uno de esos casos, de esas felices comuniones que se dan. Depende, imagino, también del director y del autor, de que a este le apetezca, de la implicación que tenga... En este caso vamos mucho más allá, vamos a la idea de que sea un proyecto grande y de que después de El guardián invisible vengan Legado de huesos y Ofrenda a la tormenta. Hay muchas ganas de continuar y creo que esto se va a dar mucho más a menudo. ¿Veremos entonces algo de Dolores Redondo en la gran pantalla (además de la historia y los personajes)? ¿Hasta dónde llega su implicación en la película? Llega al estar cerca, ofrecer un breve asesoramiento y, en el futuro, a lo que ellos quieran. Nunca frente a la cámara, porque eso está reservado a los actores, pero sí todo lo cerca que Fernando quiera que esté en cada una de las adaptaciones. También sigo con mi trayectoria como autora; ahora estoy promocionando el premio Planeta y el año que viene estaré con otra cosa. Mi carrera sigue, así que en la medida de lo que pueda estaré, porque además me lo paso muy bien, el cine me gusta mucho, me siento privilegiada de que permitan estar aquí. ¿Qué opinión le merecen el director y el reparto? ¿Conocía el trabajo de Fernando? Sí, lo conocía. Fernando es un director prestigioso que además tiene una trayectoria importante con muchas películas pero que, sobre todo, cada vez está consiguiendo más llamar la atención con sus trabajos. Creo que este es una vuelta de tuerca para él porque se sale de lo que había hecho hasta ahora. Él tenía muchas ganas de hacer un thriller y siento que es maravilloso que sea el mío. Es la primera vez que se adapta una novela suya, aunque no su primera novela. Publicó El privilegio del ángel con la editorial Eunate en 2009. ¿Cree que en un futuro podríamos verla también en alguna pantalla, al igual que su nuevo libro? El privilegio del ángel es una novela que de momento está descatalogada y que hasta dentro de unos años no podrá volver a publicarse, pero sí te puedo adelantar que mi siguiente novela (Todo esto te daré), además de Legado de huesos y Ofrenda a la tormenta, irá al cine también. Solo me queda mostrar mi profundo agradecimiento al Baluarte por ponerme en contacto con la productora y al departamento de prensa de esta por darme una oportunidad. También al equipo entrevistado y a la escritora, por su trato amable y desenfadado. Igual que ellos creo que estamos ante un gran estreno y os animo a verlo este viernes. ¡Apoyemos el cine español, que los blockbusters no solo salen de Hollywood!
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Post de Naiara Salinas ¡Buenas tardes, allscreeners! ¿Creíais que rehusaría escribir un post quiniela antes de la ceremonia anual de los Oscar? ¡Para nada! Lo que pasa es que ha sido una semana ajetreada. Aun así, previamente guardé tiempo para ir al cine y ver algunas de las nominadas pendientes a Mejor Película. En lugar de explayarme en una crítica bien construida como hice con La La Land, decidí reservarlas para este momento, que por fin ha llegado. Esta noche nuevos hombrecillos pasarán a ocupar (y coger polvo en) las estanterías de varios realizadores, cineastas y actores. Y yo me tomo la molestia de recordar lo bueno de cada filme que ha caído en el último premio de la noche, descartando la ya reseñada La La Land, claro (demasiado protagonismo ha tenido ya) y otras de las que también he hablado, como La llegada y Hasta el último hombre. Figuras ocultas Aunque comedia no es exactamente el mejor término para referirse a ella, lo cierto es que de las presentes es de las más divertidas, gracias al trío femenino protagonista y el tono desenfadado con el que hacen frente al trato injusto de los trabajadores de la NASA. Figuras ocultas está prácticamente nominada por mostrar un hito de la historia norteamericana desde el punto de vista de un colectivo marginal, algo que a la Academia siempre conmueve (y si no, leed la recomendación cinéfila de esta semana). El reparto se haya bien respaldado por Octavia Spencer y Kevin Costner (a quien yo suelo confundir con Michael Keaton, por cierto) y otros secundarios que se las hacen pasar un poco putas a las protagonistas, como Jim Parsons y Kirsten Dunst. Sus papeles son pequeños, pero muy tocapelotas. Por otro lado, tenemos a Mahershala Ali, que también tiene presencia en la gala por Moonlight, interpretando el papel de hombre bondadoso aspirante a futuro amor. En esta película seguimos a tres mujeres afroamericanas muy inteligentes en su búsqueda indirecta de reconocimiento por su trabajo y su aportación a la causa, que no es poca. La primera de ellas, Katherine Johnson, es una calculadora humana. La joven Mary Jackson muestra un espíritu más indómito (esa juventud rabiosa) y decidido por cuanto desea estudiar para convertirse en ingeniera oficial de la NASA, pero en el Estado en el que viven, Virginia, no hay escuelas para gente de color (la segregación es clave en esta historia). Por último, Dorothy Vaughan cree que podría llegar a ser supervisora del departamento de mujeres calculadoras de color, pero nadie la toma muy en serio. Las tres deben pelear por sus derechos, ya que aunque nadie las considera tontas muchas veces las subestiman y hasta las ignoran, como si fueran parias. Pero la inteligencia no distingue entre colores, así que cuando las cosas se ponen feas, ese colectivo acostumbrado a tener que escalar con uñas y dientes para llegar a la cima siempre resultará ser imprescindible. Lucha por los derechos y la igualdad, un líder con sentido de la bondad y la justicia, tres protagonistas carismáticas, un acontecimiento histórico muy importante para los Estados Unidos y reparto de lujo. La única pega es que ya se da por hecho que La La Land va a ser la gran triunfadora y a un largometraje tan cliché como este no tiene pinta de que le vaya a tocar la lotería de la nada como pasó con Spotlight el año pasado, aparte de que tiene a Lion, Hasta el último hombre y Manchester frente al mar delante, que tienen más posibilidades. No obstante, no negaré que es digna de estar nominada, ya que si algo consigue es el enganche a la historia y la empatización con los personajes, con lo que logra suficiente conexión emocional para con el espectador. Ah, y la banda sonora no está mal (lástima que no esté nominada). Lion Esta sí que es una auténtica perla, digna de llevarse el Oscar, aunque no creo que vaya a pasar. En Lion, como en Figuras ocultas, como en Hasta el último hombre y a saber cuántas más, se congregan historia real y denuncia, en esta ocasión a la pobreza y el destino fatal que viven muchos niños en la India, a donde pertenece el protagonista, que tras perderse una noche vive una odisea intentando sobrevivir y volver con su familia, hasta que es adoptado por una pareja australiana que le ofrece todo cuanto puede desear. Solo cuando es mayor y adquiere conciencia de su ser y sus recuerdos, se reactiva en él la ansiedad de encontrar a una familia que muy bien le podría haber dado por muerto. Lo extraordinario de esta película es el niño que protagoniza prácticamente el 50% del metraje, que logra inspirar tanta ternura y compasión como lástima por su situación. Tal vez su actuación sea muy buena porque contiene cierta realidad, ya que Sunny Pawar entra en contacto con el mundo occidental de la mano de Nicole Kidman tanto durante el rodaje como en la propia ficción. Su historia es muy conmovedora y emociona sobremanera al espectador, en especial porque no es un viaje de pocos años, sino de media vida viviendo como huérfano sin serlo. Si su objetivo es concienciar a la gente, lo logra en varios puntos. Primero con este Oliver Twist oriental en su cruzada contra el mundo adulto, pobre y la supervivencia; luego a través de unos padres adoptivos que aunque pueden tener hijos deciden no hacerlo porque "ya hay muchos niños sin hogar por el mundo", y, finalmente, con un protagonista ya adulto que se siente culpable por la buena vida que ha llevado en los últimos tiempos mientras su familia, al otro lado del océano, lamentaba su pérdida y seguía intentando tirar adelante con lo puesto. De nuevo el reparto hace un gran trabajo, se nota la química entre los personajes y los actores, en especial Nicole Kidman y Sunny. La experiencia en el primer acto puede hacer un poco larga la película, ya que es la parte más dura y desarrollada, por así decirlo, mientras que las dos siguientes lo resuelven todo. Bueno, más bien, el segundo acto ofrece la buena vida y al final de este se ve el cambio que lleva hacia el tercer y último acto. Además de Sunny, Dev Patel realiza un trabajo tan impresionante que le veo alzando el Oscar a Mejor Actor de Reparto esta noche. Rooney Mara tampoco se queda corta, pero la complejidad de su papel no es demasiada comparado con el de Patel, lo que para mí justifica que no la nominaran, o que más nominaran a Nicole Kidman en su lugar, cuyo papel de madre sentimental es rompedor en las pocas escenas que tiene. Por tanto, ¿qué posibilidades tiene?:
¿Y el resto?
Quisiera haber podido ver Manchester frente al mar antes de escribir este post, pero la falta de tiempo me ha perjudicado en ese sentido. No obstante, confío al 100% en Casey Affleck para llevarse el Oscar a Mejor Actor. Puede, si le sonríe la suerte, que hasta sume Mejor Guion Original. Por su parte, Fences puede hacerse con el de Mejor Actriz de Reparto para Viola Davis y Mejor Guion Adaptado. En las categorías técnicas me atrevo a adivinar que La La Land se llevará muchas, incluyendo Mejores Edición y Mezcla de Sonido, Mejor Canción (pena para Disney y su Vaiana), Mejor Banda Sonora, Mejor Montaje y Mejor Diseño de Producción. Entre la animación yo le doy el premio a Zootrópolis, vista su trayectoria sobre las demás. Quisiera que Animales fantásticos y dónde encontrarlos se llevara la única nominación que ha tenido, Mejor Vestuario, pero Florence Foster Jenkins, Aliados o la propia La La Land se lo podrían arrebatar. Maquillaje más para Escuadrón Suicida. ¿Efectos visuales? Doctor Strange o El libro de la selva, ya que Rogue One no tiene en verdad nada que no se haya visto antes en la saga (salvo el uso exagerado del CGI) y Kubo y las dos cuerdas mágicas es animación, es decir, más sencilla de recrear por ordenador, ya que todo sale de ahí. En tema de cortometrajes y documentales no me meto, aunque, supongo que porque se habla mucho de él por estos lares, Timecode podría valer en la primera categoría. Del resto de nominadas a Mejor Película me espero que tengan oportunidad entre los guiones y los actores de reparto. La única a la que veo capaz de competir seriamente por el Oscar a Mejor BSO contra La ciudad de las estrellas es La llegada, aunque no las tengo todas conmigo. El resto de categorías principales, para La La Land. Creo que este año el reparto será más desigual y más cantado, de tal forma que si hay sorpresas, serán pocas. ¿Qué creéis? Post de Naiara Salinas Sip, la recomendación de hoy viene motivada por los Oscar y por la que creo que será la gran ganadora: La La Land. West Side Story nos sitúa en la Nueva York de los 60, donde vemos enfrentarse a dos bandas, los Sharks, de origen puertorriqueño, y los Jets, de origen irlandés, conflicto que aumenta con el amor entre María, hermana del líder del primer bando, y Tony, del segundo. Una historia que parte de Romeo y Julieta y que se desarrolla a un ritmo musical. ¿Acabará igual de trágicamente? Este largometraje es la prueba de que los musicales pueden ganar un Oscar (junto con Sonrisas y lágrimas y Chicago). En su caso, ya venía importado de Broadway, pero La La Land se la juega con un guion original. Esta, no obstante, no es la única razón para recomendarlo hoy, sino también por los rasgos que creo que en su día lo hicieron merecedor de la estatuilla dorada. En West Side Story no solo se entrecruzan amores imposibles, sino también diferentes estilos de vida por diferente cultura, lo que enriquece los números musicales y la historia. Nueva York se convierte en el núcleo americano que aloja bandos de distinta procedencia y que, obviamente, viven separados por una línea monetaria y de derecho civil. Los puertorriqueños son humildes y víctimas del racismo de la sociedad que ha contribuido a convertir Estados Unidos en lo que es. El desprecio de los Jets impelido por los prejuicios es lo que causa la mayoría de los roces con Bernardo (hermano de María) y los suyos, que desarrollan su propio prejuicio: que nunca tendrán un hueco entre esa gente de buen vivir y que mejor andarse con cuidado con ellos, pues o muerdes o te muerden. Lo que convierte al grupo puertorriqueño en más peligroso es, aparte de eso, que en principio se creen que no tienen nada que perder, puesto que ya son repudiados, además de aferrarse mucho a la cuestión honorífica, cosa que los irlandeses no tanto. Es decir, el hecho de saberse tratados injustamente les alimenta el orgullo y el sentido del protegerse los unos a los otros con los mismos valores que hicieron que Crónica de una muerte anunciada acabase como acabó. Cuando ven peligrar el honor de Chino (que pretende a María) y Bernardo por el romance entre ella y Tony, la solución es tan simple como batirse en duelo, pero aquí no puede ganar el niño bonito si se quiere hacer justicia. Los Sharks tienen la oportunidad de demostrar lo que valen y lo hacen, por las malas. Ningún grupo actúa bien, pero mientras que los Jets lo hacen desde la superioridad legal y la xenofobia u odio irracional, los Sharks desde la defensa del honor. Es un Romeo y Julieta que lleva la rivalidad entre bandos a cuestiones más culturales y raciales que preocupaban en aquellos tiempos al continente americano y que volverán a preocuparles ahora ante el muro de Trump y que se resumen en: ¿dónde se vive mejor, en casa o en la tierra prometida? Pero estamos hablando de un musical, ¿no? ¿Cómo se come esto con el espectáculo de danza y melodía? Para empezar, el número de apertura (que se homenajea en La La Land) muestra a través de una batalla de baile la confrontación. No se usa ninguna palabra (bueno, algún sonido despectivo) durante lo que son unos nueve minutos; todo se gestualiza y se expresa por medio del ritmo y el baile, lo que contribuye a destacar la genialidad coreográfica de toda la película. Musicalmente distribuye muy bien la sonoridad y los géneros entre los diferentes bandos. Las baladas más sentimentales y clásicas (y a veces algo aburridas) van para los enamorados, por supuesto. Los puertorriqueños aportan la fiesta y el mambo. El ritmo varía y se vuelve agresivo en las batallas, la música se convierte un componente vital para la expresión de lo que otros callan. Aunque, cuando hay vocabulario explícito, también nos dejan joyas inolvidables como "America" y "I Feel Pretty". El musical convierte la rivalidad en puro espectáculo, pero eso no le quita seriedad, sino que provoca que estemos más atentos a lo que sucede, ya que da la impresión de que en cualquier momento alguien va a poner la zancadilla o se van a liar a puñetazos. Dejo dos ejemplos claros:
En resumen: esta película es un desglose de la situación americana vivida por un grupo de inmigrantes muy comunes en aquellos tiempos, contada como una historia de amor imposible tomada de un referente cultural occidental más próximo al bando "blanco", tal vez el mejor ejemplo para entender el caso, que al acabar de forma diferente hace su significado diferente y hasta añade cierta dosis de denuncia contra la desigualdad. El amor es lo que une; el odio termina en muerte, viene a decir (y esto no es spoiler, ojo). Escenográficamente está muy currada, incluso por la parte relativa al vestuario (morado y rojo en su mayoría para los Sharks y blanco y amarillo/marrón para los Jets. En un momento dado se ve a María vistiendo esos colores, como señalando su posicionamiento a favor de Tony). Si confiáis en La La Land para llevarse el Oscar esta noche, tal vez podría considerarse este, de todos los musicales que han estado nominados, el mayor referente y/o antesala (más teniendo en cuenta que, aparte de Mejor Película, ganó en categorías donde La ciudad de las estrellas tiene amplias posibilidades: Mejor Sonido, Mejor Vestuario, Mejor Montaje, Mejor Director, Mejor Dirección Artística, Mejor BSO, etc.). PD: El personaje de Anita os encantará. Ella es el amor de Bernardo y la mejor amiga de María. Ficha técnica West Side Story (West Side Story) 1961, USA Directores: Robert Wise y Jerome Robbins Reparto: Natalia Wood, Richard Beymer, Russ Tamblyn, Rita Moreno y George Chakiris. Puntuación: 9/10 Post de Naiara Salinas A partir de hoy la cosa se pone intensa con la Semana Oscars, durante la cual esta sección se nutrirá de quinielas y reseñas de algunas nominadas. La intención era cubrir este especial con algún filme oscarizado, pero mejor dejar eso a la gran fecha, el 26, y centrarme por el momento en un clásico nominado a Mejor Fotografía en 1962. Uno, dos, tres se basa en una obra de teatro de mismo título escrita por un húngaro afincado en América, Mólnar, y la influencia del lenguaje de este género se percibe en el desarrollo de la trama de enredo. Decide centrarse en Berlín, núcleo del enfrentamiento, donde antes de que se construyera el famoso muro la puerta de Brandenburgo servía de frontera entre la zona oriental, propiedad de la URSS, y la occidental, de Estados Unidos, Inglaterra y Francia (East Side y West Side respectivamente). El protagonista, un empresario americano de Coca-Cola llamado McNamara, se encuentra entre la espada y la pared cuando sus negociaciones con los comunistas para extender el terreno de la empresa quedan interrumpidas ante la llegada de la hija de su jefe, Scarlett, una joven alegre, desobediente, inocente y vivaz que termina casándose con un revolucionario comunista a pocos días de la llegada de sus padres a Berlín, para desgracia de McNamara, que ve peligrar su puesto de trabajo. Para disfrazar la verdad el empresario tendrá que ingeniárselas, pero lidiar con la joven pareja no será fácil. Es la primera vez que recomiendo una película en blanco y negro, pero ojito con dejarse llevar por el prejuicio de "a menos color, más aburrimiento". Para nada. En este filme no hay tiempo para eso, pues es una comedia. Billy Wilder, un conocido y aclamado director de la industria hollywoodiense de origen austrohúngaro, mostró desde joven una enorme admiración por el cine, sobre todo tras ver El acorazado Potemkin (lugar que es mencionado en esta cinta). De ascendencia judía, se vio obligado a huir de Berlín poco antes de la Segunda Guerra Mundial, debido al régimen nazista, y más tarde fue testigo de las consecuencias del conflicto que desembocaron en la Guerra Fría, en especial en lo relativo a la industria cinematográfica, vigilada por el Comité de Actividades Antiamericanas. Su experiencia, su vinculación con los países que aparecen en este filme y su rechazo a los totalitarismos se conjugan en una visión cómica llena de chistes ingeniosos que resaltan los estereotipos de los dos bandos formados durante esa época: el capitalista (dirigido por EE.UU) y el comunista (dirigido por la URSS). Es interesante porque lleva a la gran pantalla uno de los acontecimientos históricos más serios de Europa con un tono desenfadado. Las referencias históricas son una constante en este enredo de acciones, siempre en clave paródica y humorista. Todo se centra en la rivalidad entre el capitalista, representado en el protagonista con una elevada mentalidad empresarial capaz de manipular, engañar y sobornar para conseguir sus objetivos, y el comunista, visto en el joven alemán Otto (con quien se casa Scarlett), cabezota, extremista y lleno de ilusiones ingenuas por el futuro de la URSS. No solo se parodian sus respectivos estilos de vida (el lujoso y pacífico frente al humilde y manifestante), sino también clichés, como la superioridad en robótica e ingeniería de los soviéticos frente a los americanos, la crisis de los misiles de Cuba, etc. Es ingeniosa también la habilidad que tiene Wilder para insertar momentos históricos y líderes importantes a través de chistes encubiertos y referencias (ej: el “Grand Hotel Potemkin”, que antes fue “Hotel Goering” y antes “Hotel Bismarck”: una visión de las etapas por las que pasa Alemania hasta que es invadida por los soviéticos – esto acontece en la zona oriental –: el Reich, el nazismo y el comunismo). Que sea una comedia sobre un enfrentamiento encierra además una crítica hacia sus participantes (por ejemplo, hay un momento en el que Otto afirma: “Vida americana: desempleo, violencia juvenil, etc.”), apoyándose en la figura de un alemán "perdedor" que vive en la zona marginada y, llevado por la desesperación y el descontento, pretende iniciar una revolución a través de un sistema corrupto. El capitalista a priori parece ser mejor, pero también tiene sus imperfecciones: representa la vida materialista donde los bienes son todo lo que importa, mientras que los comunistas resaltan sus valores por encima de todo. McNamara es jefe de ventas de una de las empresas más prestigiosas del mundo, es rico y todos sus empleados viven a sus pies, mientras que Otto es un luchador incapaz de renunciar a sus principios. Sin embargo, los ideales que Otto tiene en su cabeza no se corresponden con la realidad. Al mismo tiempo, se deja ver la crítica contra el régimen nazi. En resumen: una mirada más satírica y crítica a sucesos contemporáneos enmascarada con un argumento de enredo que en el fondo trata de una historia de amor aparentemente imposible que deja buen sabor de boca. Wilder, mediante el humor, es capaz de mostrar una realidad donde todo dato que se ofrece es verdadero y no ennoblecido por el guion, sino más bien ridiculizado. Se convierte así en un buen ejemplo de la capacidad del cine cómico de hablar de historia seria. Se pasa un buen rato y contiene diálogos memorables, como el de esta escena: Ficha técnica Uno, dos, tres (One, two, three) 1961, USA Director: Billy Wilder Reparto: James Cagney, Hortz Buchholz, Arlene Francis y Pamela Tiffin. Puntuación: 10/10 Post de Naiara Salinas Por primera vez desde su nacimiento a finales de 2015, esta sección dedica su particular homenaje al Día del Amor. Los peliculones nunca pueden faltar en una cita tan especial como esta, pero el amor no es solo entre una pareja, sino que se manifiesta de mil formas... Esta es mi lista sanvalentinera, para románticos y no románticos. 1. Titanic Lo sé: para alguien que se precia de ir a recomendaciones originales esta es bastante cliché, pero también obligatoria. No solo por su importancia académica (manifestada con esa cantidad de Oscars) sino porque nadie pierde oportunidad de analizar el final de la cinta y preguntarse por enésima vez si Jack cabía o no en la puerta. La labor de James Cameron como director es para tener en cuenta y, según él, la salvación del personaje no habría sido posible de ninguna forma. Y si queréis pruebas, a lo mejor esta escena extendida os las quita: 2. Pearl Harbor También conocida como "El amor en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial" o "El amor a flote". Chiste malo, ok. La he visto más veces de las que puedo contar y siempre me entusiasma ese triángulo amoroso entre Ben Affleck, Josh Hartnett y Kate Beckinsale. No solo por el romance en sí sino también por uno de los bromances más bonitos que puede haber dado el cine, donde, aunque una chica se interponga entre dos amigos de la infancia, al final el tener que enfrentarse juntos a los japoneses y preservar sus vidas es más importante que el pequeño rifi rafe. ¿No es bonito? Encima combinado con un poco de historia real y manifiesto de amor y sacrificio por la patria. 3. Harry Potter El mago de J.K.Rowling demostró que el amor es la fuerza más poderosa y puede con todo, hasta derrotar a un villano de la talla de Voldemort. De padres a hijos, de profesores a alumnos (pero en el sentido de "Te quiero como persona", ojo), de alumnos a alumnos... Entre gigantes, entre magos y muggles... Que las diferencias no se interpongan, sino que sirvan para unir; esa fue la enseñanza de Dumbledore. El amor es mágico y esta saga lo demuestra 4. 500 días juntos Alejémonos de los dramas un momento y fijémonos en las comedias románticas, que algunos gusta de ver este día. Esta película muestra una relación atípica donde el chico peligra de convertirse en un pagafantas y la chica no parezca que quiera reconocer sus sentimientos. Todo empieza con una amistad, como suele ocurrir, y si os sentís identificados con la situación tal vez os levante el ánimo. 5. The Host Toma esa, Crepúsculo. La primera saga de Stephenie Meyer me cayó bien hasta que llegué a cierta edad. Los libros eran menos empalagosos que las pelis, pero cuando llegó The Host simplemente... me quedé prendada. Porque también cuenta una historia de amor, pero mucho más madura, un amor entre una alienígena que invade un cuerpo que ya tiene su propio noviazgo y el de un chico inteligente y bondadoso, en medio de una invasión. Ciencia ficción, enfrentamientos... Wanderer ha venido para demostrar a los humanos que su especie no resulta tan parasitaria sino que simplemente quieren hacer del mundo un lugar mejor. Pero claro, tendrá que lidiar con las miradas de resentimiento de unos cuantos..., incluido aquel que ama el cuerpo que ella ha "tomado prestado". 6. La princesa prometida Salió en la Recomendación cinéfila de la semana y merece la pena volver a rescatarla, ya que no solo cuenta una historia de amor sino que encima la narración sirve como alegato a favor de la literatura frente a la pantalla (curiosa e irónicamente). El romance entre Westley y Buttercup resulta más bonito (y menos trágico) que el de Romeo y Julieta. 7. La última canción Oh, sí, Nicholas Sparks es un clásico de San Valentín. Mira que pensé en incluir El diario de Noah, pero... resulta que me gustó más esta historia donde una hija rebelde y su hermano pequeño van a pasar el verano con su padre divorciado, hacia el que ella guarda resentimiento por, en teoría, haberle puesto los cuernos a su mujer y así haber destruido a la familia entera. Lo que la chica, Ronnie, no espera es enamorarse de Will, un chico que trabaja como ayudante en el acuario y sale con gente popular. Dejando a un lado ese romance, la película habla también del amor como fuerza para perdonar y seguir adelante, expresándose en lo que mejor se le da a Miley Cyrus y en lo que su personaje comparte con su padre: la música. De algo se tiene que vivir, ¿no? 8. Ciudades de papel Y ya que he mencionado a un escritor romántico tiro hacia su contrincante en el sector juvenil o young adult: John Green. En este largometraje Quentin, un empollón que quiere estudiar Medicina, lo deja todo para ir a buscar a la chica de sus sueños, Margo, que ha desaparecido y dejado unas pistas por el camino como si fuera un juego. De nuevo volvemos al amor platónico, en una aventura que termina involucrando a los amigos de Quentin. El viaje que todos realizan es como una metáfora del sendero de la vida donde cada uno aprende a afrontar el futuro que se avecina, a tomar decisiones y a valerse por sí solos. Esta amistad termina siendo más importante que el hecho de que Quentin se declare a Margo por fin. Muy divertida para ver con colegas (en especial por la parte en la que cantan el tema de Pokemon). 9. Lion Esta me la voy a ver hoy porque no me quedan muchos días hasta los Oscar y no quiero perder la oportunidad de hablar de ella (junto al resto que ya he visto). No la incluyo en la lista solo por eso, sino porque su argumento tiene pinta de ser algo sentimental. Un niño de la India sobrevive en las calles de Calcutta solo hasta que es adoptado por una familia australiana y veinticinco años después se va de viaje en busca de su verdadera familia. Creo que ese amor tan fiel que solo puede brindar una familia debe tenerse en cuenta en una celebración como esta más allá de las flechas de Cupido. 10. Disney
¿Para qué mencionar una sola película cuando resulta que toda la compañía habla de lo mismo? Persigue tus sueños, no tengas miedo de amar y de luchar por ello, etc., etc., etc. Disney se ha convertido para muchos en una especie de Padrenuestro. Lleva enseñándonos sobre el amor desde antes de dar nuestros primeros pasos. Ha sido como nuestro educador en el salto de la niñez a la adolescencia y luego de la adolescencia a la vida joven-adulta, y seguirá enseñándonos cuando nos salgan canas (a mí ya me están saliendo, qué triste). Así que si quieres un San Valentín idílico, pon la cinta o el DVD que más te guste, que tienes como veinte décadas para elegir. Post de Naiara Salinas Freddie Highmore está a punto de despedirse de su Norman Bates en Bates Motel..., pero antes, merece la pena rescatar esta joya de su filmografía. En El arte de pasar de todo Highmore interpreta a George, un adolescente solitario y muy negativo, con talento para el arte, que no se toma en serio sus estudios, hasta que recibe el últimátum por parte de su director de que si no aprueba el curso no se graduará. Entre medias conoce a Sally, una chica algo alocada que le empuja a salir, a ir a fiestas, visitar museos... Gracias a ella en parte George se dará cuenta de lo rápido que puede derrumbarse su mundo y de la importancia de actuar de repente, sobre todo cuando ha cogido la costumbre de ir tirando. Aparte, tendrá que lidiar con los sentimientos que empiezan a aflorar... Freddie entra en el grupo de esos actores a los que hemos tenido la oportunidad de ver crecer y evolucionar interpretivamente. Acostumbrado en la niñez a ser el bueno y aplicado, su proceder adulto es bien distinto, con un punto macarra y filosófico que no deja de ser interesante. Esta película está hecha para poner a prueba la empatía de un actor y un espectador al que el protagonista puede resultarle un bicho raro con creces por su forma de comportarse, más que de pensar (la narración ya se encargará de justificar eso último). George es un chico listo y talentoso con su propia forma de ver el mundo. Los estudios no le importan porque es consciente de que al final la mortalidad va a llevarse todo lo que consiga y, sabiendo eso, ¿de qué vale preocuparse por lo efímero? En clase de arte no es que no sepa dibujar, todo lo contrario, pero no tiene nada que decir. Según él cuenta, lo han intentado todo: psicólogos, pastillas..., pero simplemente pasa. Exaspera a sus profesores y a su madre. En cambio, a Sally no, al menos cuando se conocen. Él admira su rebeldía como si fuera una de las pocas cosas que hay que proteger del universo porque no todo el mundo la tiene y es muy importante. Además, él mismo se considera un rebelde cuando sube a la azotea a fumar, no hace los deberes y en cambio sí muchas pellas. El director, Gavin Wiesen, es un debutante que toma a este personaje tan "obtuso" para reflexionar sobre la desorientación juvenil con una visión positiva. Puede que George sea un friki, pero un friki que cae bien por su autenticidad. Es el eterno rebelde sin causa al que hay que darle una lección, aunque no de humildad, precisamente, porque no se considera lo más de lo más, sino todo lo contrario. Pero lo asume y lo encaja como si formara parte de la vida, que él confiesa que es su mayor temor. Sally es su refugio, su alma gemela, por cuanto que su familia también se ve desestructurada, con una madre a la que no le importa beber y confesarle a su hija todos los ligues que se trae a casa. Y aun así, ella tiene los pies más en la Tierra, decidida a ser un ente social, cosa a la que George casi ha renunciado. Casi. No solo Sally se convierte en su apoyo sino también Dustin, un ex alumno del instituto a quien George debe acompañar un día por mandato (chantajista) del director, un artista que también estuvo un poco ido en sus tiempos y que tira como puede gracias a su trabajo. Sin embargo, la relación no es la misma, ya que si Sally representa un paso adelante, Dustin es el reflejo adulto de George y eso no es lo que más le puede convenir. Los actores enseguida captan la onda de sus personajes y los manejan con soltura, lidiando entre el adolescente desorientado y el proceso de maduración, que tiene que ver con las relaciones. Wiesen no lleva su historia hasta un punto pretencioso, sino que se aferra a los rasgos del cine americano más indie. En resumen: el director toma un tema interesante y parte de su guion, unida a la interpretación de Freddie, logra que George se transforme en un icono de la juventud más "hippie" o "folk", el pequeño genio que no encuentra su voz y que poco a poco aprende a hacerlo a través de la pintura. Se retrata una historia de decisiones y caminos por tomar, una adolescencia más profunda que la típica que sale de fiesta y tiene líos amorosos. Es un viaje hacia la vida adulta, un continuo cuestionamiento del futuro y una afrontación de los problemas juveniles. Ficha técnica El arte de pasar de todo (The Art of Getting By) 2011, USA Director: Gavin Wiesen Reparto: Freddie Highmore, Emma Roberts, Michael Angarano, Elisabeth Reaser y Blair Underwood. Puntuación: 8,5/10 Post de Naiara Salinas John Carney es un director muy musical. Los tres únicos largometrajes que conozco de él tratan de la música, llevada de forma tan diferente y paralela que podría decirse que componen una trilogía. Si esto es así, hoy vengo a hablar de la tercera parte. Sing Street nos traslada a la Irlanda de los 80, donde Conor, el benjamín de una familia algo desestructurada que debe afrontar problemas económicos, se ve obligado a asistir a un colegio religioso con normas estrictas y matones sin parangón. Cuando un día en un intento de ligar con una chica que ve en la calle le dice que tiene un grupo de música, no tendrá otra que aliarse con su amigo Darren para formarlo de verdad. Esa banda formada por marginados se convertirá para Conor en un refugio de expresión artística mientras lidia con sus problemas familiares y esta chica, Raphina. Como buen final de esta "trilogía", la película incorpora rasgos de las anteriores: por un lado regresamos al paisaje costero de Irlanda que ya vimos en Once (2007) y, por otro, rescatamos a Adam Levine para la banda sonora como en Begin Again (aunque ahí tenía su propio papel). Pero aún hay tiempo para más. Carney, que siempre ha mostrado inclinación por el folk, realiza esta vez un viaje por los géneros musicales de los buenos tiempos, esos llenos de futuras promesas como David Bowie, The Cure, The Rolling Stones... El periodo de los 80 le da para ensalzar todo eso, uniendo la historia personal del protagonista con la de la propia música como si fuera un viaje en común (vemos por ejemplo el peso que tienen los videos musicales, que empezaron a aparecer en esa época). Y la meta, en el caso de Conor, es alcanzar el corazón de su amor platónico, una adolescente de espíritu muy libre que quiere triunfar como modelo en Londres. Así que para estar a su altura decide imitar a los grandes, ponerse marchoso, sexy, machote..., como solo puede conseguir con el pop. Al principio los números son muy de estrella de rock. Conforme va madurando y enfrentándose a la vida su sonido también lo hace, así como la letra, y llegamos a las baladas románticas y sinceras. Conor y Eamonn son como los John Lennon y Paul McCartney de Irlanda. Como son jóvenes no tienen todavía un camino esclarecido y dejan entrever eso en sus canciones, lo que explica la variedad. El grupo, aunque apenas se conoce al principio, termina apoyándose en todo, lo cual es alentador para un chico cuya familia está a punto de romperse. Tenemos al gracioso, a los "bros" que van juntos a todas partes, al afroamericano y al talentoso. El calor que no encuentra en su casa lo encuentra en su banda. Hablando de familia, Conor encuentra su figura tutorial en su hermano mayor, Brendan, que intentó en su día escapar de esa vida y no lo consiguió pero que aun así supone un gran consejero para él, no solo en términos musicales sino también vitales. Si tienes un sueño, afirma, debes perseguirlo, como si es una chica o como si es triunfar en la música. Ambos tienen una hermana que se rinde al estudio arquitectónico intentando ser alguien en la vida, aunque su vocación es más bien la pintura. Es decir, la película también plantea cuál es la brecha existente entre los sueños realistas y los sueños platónicos. Escaparse sin nada más que una guitarra y unas demos a una de las mayores capitales del mundo no parece muy lógico, ¿no? ¿Para qué dejar tu vida por una chica? ¿Por qué no centrarse en obtener un trabajo digno con un sueldo que te permita vivir y seguir creando tu música? Que a Brendan le cortaran las alas no significa que a Conor le vaya a pasar, ¿o sí? Con un padre arruinado y una madre que pasa mucho tiempo pensando en el trabajo... Este debate surge en especial cuando el espectador aprecia qué clase de chica es Raphina, la típica que se deja arrastrar por cualquiera que le prometa un futuro brillante, la que se cree "madura" porque tiene su salida escogida, ha dejado los estudios y está lista para realizar su sueño. Para ella Conor y CIA no son más que críos. Conor intenta ligar con ella y la engatusa con el grupo, pero está claro que eso no va a durar porque no va a dejar que se interponga entre su sueño. Es un personaje al que se le coge manía fácilmente pero que en el fondo transmite lástima porque no se da cuenta de lo que se pierde. En resumen: Un filme que habla del romper y empezar de nuevo, del crear, de la expresión rebelde, del evolucionar y encontrar tu propio camino. Lo mejor de la película es la banda sonora original. Canciones muy profundas, con un ritmo y una letra únicos que incorporan varios estilos. No hay muchos miembros del reparto que sean conocidos, salvo el padre, que es el Meñique de Juego de Tronos, y probablemente Brendan, de Transformers. El final es muy abierto, no te da una explicación, sino que te lo deja a la imaginación. Cuando yo lo vi pensé que iba a ocurrir una desgracia y no sé si finalmente fue así o Conor logra su objetivo. Pese a ello, me parece adecuado. En fin, es muy entretenida y hasta cierto punto enternecedora. Te deja pensando en tu propio futuro, en si serías tan valiente como esos chavales para salir ahí afuera sin ninguna promesa, simplemente porque aventurarse a lo desconocido es mejor que soportar la "mierda casera".
Ficha técnica Sing Street (Sing Street) 2015, Irlanda y Reino Unido Director: John Carney Reparto: Ferdia Walsh-Peelo, Aidan Gillen, Jack Reynor, Lucy Boynton, Ben Carolan y Mark McKenna. Puntuación: 9,5/10 |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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