Post de Tessa
Yo ya voy avisando en el título que es posible, más bien probable, que fangirlee un rato, pero es que disfruté tanto de la película que no voy a poder evitarlo. Y, sí, es spoiler de mi opinión. Pero antes de empezar con la crítica, veamos qué película es esta.
Como el 85% de las películas que veo, esta es una adaptación de un libro, que en España se llama Cariño, cuánto te odio y está escrito por Sally Thorne. Para aquellos que no sean lectores de romance o fans de Lucy Hale, probablemente se habrán quedado muy perdidos al leer The Hating Game y es que es una película bastante desconocida por dos razones: 1) Solo se ha estrenado en USA (aunque Amazon me deja verla desde UK pagando en dólares) y 2) Su estreno en cines fue corto y sin promo y ha pasado casi directamente a poder verse solo mediante alquiler de streaming. Se estrenó en diciembre del año pasado y tenía muchas ganas de verla, pero hasta ahora no he podido ponerme con ella. Igualmente, en Twitter vi a los fans del libro muy entusiasmados y el trailer pintaba muy bien, así que mis expectativas no hacían más que crecer.
¿Y de qué trata esta historia? Bexley & Gamin es una editorial que nació del resultado de la fusión de dos empresas para salvarse de la quiebra. Lucy Hutton (Lucy Hale —sí, Lucy hace de Lucy—) trabajaba en Gamin como asistente de la CEO y ahora tiene que trabajar con Joshua Templeman (Austin Stowell), el asistente del CEO de Bexley. Ellos se odian y no pueden soportarse en el trabajo y están siempre intentando incordiar al otro. Pero el juego va a subir de nivel, ya que se ha anunciado un nuevo puesto por el que competirán y uno de los dos será ascendido. Es un romance de oficina, es humor, es un rivals to lovers… ¡Tiene todos los ingredientes para gustarme!
Ahora pasemos a la maravilla de película que han hecho y mi muy subjetiva opinión sobre ella. El libro me gustó mucho, pero tampoco llegó a mi top de 2021; sin embargo, esta película es una delicia de adaptación casi calcada del libro que he podido disfrutar con cada cita exacta que decían, cada detalle en la decoración, la maravillosa personalidad de los dos protagonistas y todas las escenas que han salido directamente de como las imaginé en mi cabeza a la pantalla de mi ordenador.
La película comienza con una introducción a la trama narrada por la voz en off de la protagonista. Y obviamente clavan cada palabra del libro. Toda la historia se centra en Lucy y está contada por ella. Ella es una chica con la que empatizas y es un tanto adorable (no molesta que esté interpretada por Lucy Hale) así que pronto te apuntas a escuchar su historia, por muy cliché que sea. Y sí, tiene algunos tópicos, pero los disfrutas y es la típica película que te relaja para ver un viernes noche con palomitas y una mantita (o al menos eso hice yo).
El problema con las adaptaciones que se parecen demasiado a la historia original, es que cada mínimo cambio molesta más. Si la adaptación toma una idea general de la historia y la adapta que cambien alguna nimiedad es lo último que te fijas; pero si mantiene casi todo, la mínima tontería te frustra. A mi parecer algunas cosas que retiran de la protagonista, hace que esta pierda. Los padres de Lucy pierden un poco de papel, su ligue de la oficina cambia, la historia con su ex mejor amiga desaparece casi al completo (lo cual explicaba por qué ella era tan insegura a la hora de conocer gente) y la trama del paintball tiene unos pequeños cambios. Pero también me molesta que hayan cambiado el color de las camisas, así que no sé si decir que mi opinión es un poco exagerada y esté siendo una drama queen. ¡Pero es que los colores no eran así!
Pero volviendo a la película como tal y no cómo adaptación. Hablemos del reparto, especialmente de los dos protagonistas porque son quienes toman todo el control de la historia. Si te gustan las historias corales esta no va a ser una de ellas, está muy centrada en la pareja y, aunque salen otros personajes, no están desarrollados. Pero Lucy y Austin hacen un trabajo increíble metiéndose en los personajes, a los cuáles se parecen mucho, y su química es asombrosa.
A mi parecer, el mayor acierto de esta película no ha sido el atenerse tanto al libro, sino la química entre los dos actores protagonistas que te venden completamente su relación y ahora los shippeo en la vida real (si tienen pareja, no me importa). Una historia de romance con dos actores que saben actuar bien, pero ves que no terminan de cuajar no te va a llamar tanto. Tienen que venderte que están enamorados, que quieren arrancarse la ropa el uno al otro y compartir un plato de pasta con albóndigas (no necesariamente en ese orden) y estos lo hacen. Me metí completamente en su dinámica y solo quería que se liaran de una vez y fueran felices porque se veían perfectos el uno para el otro.
Toda la estética y la dirección me encantan. Las escenas en la oficina y como vemos a la vez que se divide en 2 totalmente distintas una mitad acogedora y cálida, de Lucy, y la otra fría y organizada, de Joshua. A su vez la escena en el ascensor (sí un lugar que adoran en el romance) es genial con la cámara aprovechando el espejo para enfocar el rostro de ambos mientras discuten.
Pero como hay que decir algo negativo, voy a quejarme de la nieve. 1) Creo que no nevaba en el libro y 2) El efecto de la nieve cayendo es horrible y eso no parece nada. Y no sé si fue aposta o no, pero hubo una referencia a Las chicas Gilmore en ese tema que me encantó. Y ya está, ya he dicho suficientes cosas malas. Hablemos de lo bien que queda toda la música escogida y cómo amamos la banda sonora de la película. ¡Fue un placer escucharla!
Por último quiero terminar animándoos a que, si os gustan los romances divertidos, veáis esta película (hayáis leído el libro o no). Es genial y cuando terminas tienes esa sensación maravillosa de creer en el amor que las buenas películas románticas saben transmitir. Una peli genial para que veáis un viernes que estéis cansados, un domingo por la tarde o, incluso, el día de San Valentín.
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Post de Naiara Salinas «La gente pagará una buena pasta solo para hacerles sentir mejor» Tras una semana sin pronunciarme vuelvo a la acción para hablaros de lo nuevo de uno de los reyes del género de terror, suspense y fantasía. Llega la hora de coger un buen asiento y disfrutar del espectáculo. El escenario no está oculto bajo ninguna carpa, sino en un callejón. El viaje puede no ser muy agradable (no, nosotros no pagaremos precisamente para «sentirnos mejor»), pero está lleno de descubrimiento. Historia de un deterioro moral El callejón de las almas perdidas es un remake de una adaptación de 1947 basada en la novela homónima de William Lindsay Gresham, publicada en 1946. Cuenta la historia de un hombre, Stan Carlisle (en la versión actual interpretado por Bradley Cooper), que, huyendo de su pasado, se une a una feria donde aprende el arte del mentalismo. Lo que en principio se percibe como un oficio para ganarse genuinamente el pan pronto adquiere un tinte oscuro cuando la ambición salta a primera línea y el engaño suena cada vez más verosímil en los oídos de los más desesperados. Stan, así, inicia un recorrido que lo hace descender al mismísimo infierno..., no en sentido literal (por suerte). Uno de los aspectos que más seducen de este argumento es precisamente ese enfoque tan realista de determinados trucos en tiempos bastante desesperados, hundidos por una guerra de cuya corrosión sobre el alma humana se hace eco un guion que no tiene por qué mostrar amabilidad cuando se trata de los efectos, esas secuelas que, al igual que el personaje de Willem Dafoe, nos hace cuestionarnos dónde acaba el hombre y empieza la bestia. Guillermo del Toro suele ser bastante impecable cuando se trata de acoplar lo fantástico a la realidad, darle la vuelta y mostrar la cara humana y más auténtica del cuento. En este caso, no obstante, muestra más bien la cara inhumana. No necesita inventarse apenas nada y no lo digo solo porque se trate de un guion adaptado, ya que la idea de la novela surgió a raíz de un suceso real del que el autor fue testigo y que en el filme se describe perfectamente, reflejando el lado perverso del hombre para con los desamparados, los damnificados por la guerra en su (ya no) sano juicio. Como casi todo largometraje, cuenta con los tradicionales tres actos, pero en mi visión solo caben dos partes, cada una protagonizada por un escenario donde la bestialidad se representa con un cariz más literal (la feria) y otro más sutil (el psiquiátrico). Son dos partes no solo por el cambio de situación, sino también de personajes y género: la feria se nos vende como ese lugar donde te adentras en otro mundo, donde los monstruos son reales, algo que puedes ver y tocar, y es el área que se nota que Del Toro domina más por todo lo que se recrea en él; en cambio, en el psiquiátrico (u hoteles), los peores monstruos son los que rondan la mente y la construcción del relato, tanto en cuanto a la historia como al ambiente, suena más a cine negro. Pero en ambos persiste la idea del engendro: ese ser perdido que se convierte en una deformación de sí mismo bajo el látigo del que se lucra por su sufrimiento. En la feria la perversidad es más evidente, pero cuando Carlisle emplea sus habilidades para ganar dinero a costa del bienestar de sus clientes, también está traspasando un límite. ¿Quién es el engendro entonces..., el caído o el que lo empuja? El callejón de un guion que casi se pierde El contexto histórico tiene un peso aquí más importante que en otras películas de Guillermo, a causa del retrato de una sociedad afectada por la guerra, tanto en el lado más activo (los que lucharon) como en el pasivo (los que perdieron a los que lucharon). Se trata de un periodo que intenta ahogar las penas donde y como puede, que se arrastra en busca de una mano solidaria sin importar de dónde viene. La idea del filme pasa por retorcer el comportamiento humano de forma que los luchadores traumatizados y desamparados acaban abrazando la brutalidad y el asesinato a sangre fría, mientras que los «inmóviles» pretenden subsanar la carencia de palabras y de amor del pasado (es decir, corregir sus errores) con una segunda oportunidad en el Más Allá. Esa visión nunca desaparece del filme; sin embargo, por cómo está construida la historia puede no ser tan evidente, ya que la apuesta por la sutileza del planteamiento a partir de la segunda parte provoca que este se difumine al servicio de una trama más larga de crímenes que aparentemente desconectan de ese arranque tan interesante y prometedor. Dicho de otra forma, ¿por qué molestarse en darle tanta importancia al engendro si al final nos quedamos con el mentalismo? ¿Dónde están esas almas perdidas, no eran el núcleo de la trama? Hasta deja cuestionándote el porqué del título... hasta que en el último acto (en concreto, la última secuencia), se vuelve a conectar con el punto inicial y todo adquiere de golpe mucho sentido. ¿No dicen que a veces hay que perderse para reencontrarse? Pues esto es igual, y le ocurre tanto al guion como al personaje de Bradley Cooper. El tema, no obstante, no es lo único afectado por la perspectiva sutil que de pronto adquiere ese guion. Cuando algo es sutil significa que es poco perceptible, muy fino, y de ello pecan casi todos los personajes, primarios y secundarios, a los que rodea un misterio que el relato se resiste a abandonar, revelando ciertos detalles de cada uno a veces un poco a regañadientes. Resulta difícil apegarse a algunos nombres, más que por el hecho de si caen bien o no. La gente de la feria, por ejemplo, constituyen en general la tipología de personaje que juega en un plano surreal (el halo fantástico) y lo más irónico es que se revelan sus trucos (lo que suele permanecer en secreto), mas no su historia, con tan solo un par de excepciones. Y en la segunda parte, donde salen a la luz más detalles, el foco continúan siendo las acciones, la codicia de Carlisle, puesto que la historia se desarrolla para generar aversión hacia ciertas actitudes. Conclusión
El callejón de las almas perdidas expone un mundo sórdido, una trama de vicios que nos aleja del Del Toro tierno y romántico de El libro de la vida y La forma del agua y retoma la crudeza de los tiempos de guerra y cómo afecta esta a las personas, al igual que en El laberinto del fauno. Es una película que a pesar de su desarrollo irregular consigue remontar y hacerse justicia a sí misma gracias a su conclusión. No diría que es mi favorita del director, pero la forma en que muestra lo grotesco y sobre todo el tema que trata me hacen valorarla mucho, porque al final lo que refleja es el precio de perderse a uno mismo en busca del bienestar (que no la felicidad). Lo mejor: que el misterio y el horror se dividan entre lo falso fantástico y el cine negro, cómo va la involución de Stan Carlisle, toda la parte de la feria (en especial ese cuadernito con los secretos del mentalismo), la recreación súper mega ultra bien lograda de la época, más el paisaje (físico) que perfila el director (que nos deja una fotografía tétrica y noir con planazos como el de la habitación en llamas, por ejemplo) y el final, que para mí era clave para descubrir la moraleja y es lo que me ha acabado haciendo saltar a favor del largometraje. Lo peor: la segunda parte es más sosa que la primera y justo es la que más se estira, lo que me hace ver muy descompensada la otra. El psiquiátrico tiene cero atractivo en comparación con la feria. No me hubiese importado que la historia se centrase más en los engendros (ya, en teoría he dicho que así es, pero me refiero al engendro tal y como se describe en la trama, no como señala la moraleja) y, para acabar, el desarrollo de la gran mayoría de personajes resulta muy básico y superficial, aunque entiendo que no son el interés. Luego, como extra (esto no es negativo para mí, que conste, solo que puede decepcionar a quien vaya con una idea diferente a verla): aunque el título en inglés se traduzca literalmente como el «callejón de las pesadillas», no va en plan terrorífico a provocarte el susto. De hecho, lo que tiene son momentos incómodos que lo mismo harán que dejes las palomitas intactas (yo no lo hice porque fui a la hora de cenar y el hambre me insensibilizó completamente). Puntuación: oscilando en el 7,5 y el 8 (este es el mes de no decidirse, cachis). Post de Naiara Salinas Anoche vi gracias a Apple TV la nueva adaptación del clásico de Shakespeare, firmada por el aclamado Joel Coen: The tragedy of Macbeth (en español simplificada a Macbeth porque somos muy originales, ejem). Y aunque no llega a durar dos horas, mucho se podría comentar de ella, que es naturalmente lo que vengo a hacer. Un guion dramático en un formato muy clásico Quizá lo primero sobre lo que tengo que alertar antes de entrar en materia es que no soy especial seguidora del cine de los Coen (de hecho, repasando su filmografía solo un título figura en mi lista de visionadas: ¡Ave, César!, que... digamos que es un «bien pero mal»), aunque de la obra de Shakespeare soy ya casi una experta, como lectora y como espectadora. De hecho, inevitablemente me vino a la cabeza el viejo maratón temático que realicé, donde casualmente estaba la segunda versión de Macbeth predecesora a esta (la protagonizada por Michael Fassbender en 2015, que me acabo de enterar de que se filmó otra en 2018, guau). El argumento de Macbeth es de una oscuridad ingente que, sumado al lirismo de su dramaturgo, es capaz de convertir cada representación en una experiencia muy intensa. Con ese planteamiento se desarrolló la adaptación de 2015, que recurrió a la fotografía, la composición y el montaje para ilustrar el declive de su protagonista hasta la absoluta locura alimentada por la sed de poder, esa que te ciega y te hace ver enemigos en todas partes: en tu mejor amigo, en tu esposa... Se trata de una historia a estas alturas tan conocida, que la magia de adaptarla está en el riesgo, en buscar una visión distinta, incidir en un aspecto que los anteriores directores y guionistas pasaron por alto. Sin embargo, algo en lo que van a coincidir casi todos, parece ser, es en la intensidad emocional. La propuesta de Coen parece que se divide entre todas las adaptaciones previas, recuperando el formato en blanco y negro de la primera primerísima, añadiendo el cuadrado para completar el toque clásico y jugando con el tenebrismo y el lirismo audiovisual de la de 2015. Buscando en San Google, son 28 producciones las que aparecen; desde la primera en 1948, al protagonista le ha dado tiempo a salir de su nicho inglés y recorrer mundo y épocas. Ha sido gángster, ha tenido a su esposa como principal foco narrativo, ha sido viejo, ha sido joven... Pero nunca había sido afroamericano, hasta ahora. A esta crítica de aquí poco le importa lo de la correspondencia histórica y cultural para variar (la trama no deja de estar ambientada en una Escocia medieval, a fin de cuentas), porque entiendo que el objetivo es, como señalaba en el párrafo anterior, innovar, y en este sentido Coen procura dejar su firma donde puede y consigue producir algo interesante. ¿Hay actores norteamericanos atreviéndose con el acentro brit? Sí. ¿Hay algún inglés que se ha colado por ahí? Obviamente (no se puede adaptar a Shakespeare sin contar con un inglés en el reparto, sería mucho sacrilegio). La cosa con este filme es que Coen no solo está trasladando el personaje simbólicamente a otro continente, sino también su verborrea, por decirlo alto y claro. El guion es pura poesía, como si hubiera salido directamente del libreto. No se recrea apenas en la estructura (lo que consigue que la duración equivalga a lo que sería la representación real), sino en las emociones, las expresiones, tanto a través de los fotogramas como de las palabras, y os prometo que en cada plano hay una metáfora, sea del tipo que fuere, expresada con mucha elegancia y a veces rozando la pomposidad de su autor. El carácter cinematográfico, así, persiste en elementos superficiales como el encuadre, la fotografía y el montaje, pero en todo lo demás es puramente escénica: la escasa presencia de sonoridad musical, el dramatismo de los actores abordando a sus personajes y una sucesión de acciones bastante lineal, respetando la original. Ves la película pensando en el teatro todo el tiempo, porque no es una expresión muy natural. Una tragedia casi terrorífica El título del filme no deja lugar a dudas de que viene de una tragedia y cuenta una tragedia, pero Coen maneja toda la atmósfera como un thriller que roza el horror, algo tampoco sorprendente, ya que esta historia contiene elementos que producen auténtico mal rollo en función de la importancia que se les de. Cuando se aborda la locura de un personaje puedes meter demonios físicos o mentales, y aquí se juega igual que en el escenario con ambos. No hace mucho comenté que el empleo de la banda sonora podía ser clave para generar esa mala vibra y esta película también es un exponente, con un silencio meticuloso... salvo cuando hay drama y trifulca de por medio. Aun así, no llega a ser de terror porque su mensaje final incide más bien en el horror de los actos, es decir, no en el mal agüero que provoca el ambiente, sino en el espanto, la atrocidad de lo que los personajes acometen. El Macbeth de Denzel es menos siniestro que otras versiones y más trágico porque es un hombre que deja de distinguir la realidad de la ficción, la amistad de la conspiración, y ello le vuelve apesadumbrado. Esta perspectiva me ha parecido un acierto. Belleza sí, pero...¿alma? Mi problema principal con esta versión es exactamente el mismo que con la de 2015: el ritmo y el tono, más lo que eso conlleva. A pesar de tener sucesos que tendrían que mantenerte los ojos pegados a la pantalla, fluctúa a menudo y el abuso de lírica verbal casi la vuelve muy exclusivita (los dioses se apiaden de los que no suelen ir al teatro). El tono por el que tira Coen no es exactamente grandilocuente (aunque lo parezca por lo que he afirmado del dramatismo), sino poético, humilde y quizá muy lineal o monótono. El largometraje tiene cosas curiosas y al mismo tiempo extrañas: hay planos que son un verdadero orgasmo para los ojos y que aportan a la simbología planteada y momentos que te dejan un poco a cuadros. Las interpretaciones tanto marcan una distancia entre los personajes y el público que causa que no todas las veces se llegue a ellos como se desearía..., como consiguen dejarte ideas muy profundas en torno a la moraleja del relato, pero el pesar que arrastro es la impresión de tener más frases bonitas bien expresadas que realmente interiorizadas. Denzel Washington y Frances McDormand son unos actorazos, no me entendáis mal, y están bastante correctos..., como lo podría estar cualquiera que recitase ese guion con las mismas instrucciones. Comparado con otras versiones, no he visto mucho de especial en ellos, aparte de las reflexiones que nos dejan en sus monólogos y lo que transmiten en silencio. Individualmente hablando, a pesar de su talento, a Frances la veo eclipsada por su compañero (aún trato de comprender si es culpa del focalizador escrito o es que realmente no se luce mucho, sino que es más soportada por las imágenes). Ello no deja de ser curioso, dado que en la versión de 2015 me quedé ante todo con la interpretación de Marion Cotillard, más que la de Fassbender (y eso que estaban a un nivel muy parecido). ¿Merece Denzel las nominaciones que está obteniendo? Quizá yo no le daría el premio, pero tampoco lo descartaría porque sigue estando por encima de sus compañeros de reparto y en su rostro aprecias toda la carga que arrastra el personaje, lo cual es importante. En el último acto está muy bien. Conclusión
The tragedy of Macbeth es un largometraje artístico que se nutre de las técnicas que hacen tanto al cine como al teatro únicos. Es muy interesante y espectacular, pero a mí no me ha conseguido cautivar del todo (quizá necesite verla de nuevo) y hasta se me hizo pesada. Yo no la veo como una película de disfrute, sino para análisis académico. Tiene más de artificialidad que de autenticidad y, quizá por la conexión que tengo con la obra, esto me resulta más indiferente en este caso que en otros similares, aunque sí tiene alguna escena muy buena donde te metes bien. Lo mejor: el aire de novedad y la apuesta por lo diferente, la mezcla de géneros y la fotografía. Destaco el plano final, que es un cierre perfecto a mis ojos. Me gusta que conecte tanto con el origen escénico de la obra, aunque no haya sido 100% complaciente, porque se aprecia el respeto. Denzel Washington realiza un buen trabajo manifestando la degeneración que produce una ambición enfermiza suscitada por presiones ajenas. Lo peor: demasiado monótona, muy lenta y extraña de una forma que puede dividir opiniones. A mí no me ha ayudado a conectar con la historia y los personajes por mucho que impresionara a mis ojos y que dejara un gran planteamiento. No es por el lirismo general, porque The Green Knight iba en la misma onda y a mí me pareció flipante, me sumergió mucho y le vi mucho sentido. Es simplemente que no conecto con la forma de narrar de este director. Puntuación: esto siempre es tan subjetivo que de la noche a la mañana puede cambiar, pero de momento entre un 5,5 y un 6. Post de Naiara Salinas Un año nuevo llega, pero, más importante, otro mes, con lo que, antes de ponerse serios y realizar el balance global de 2021, hay que cerrar esta última etapa. Dejo por aquí El amor en su lugar y Spider-Man: sin camino a casa para que no caigan en el olvido. Y hago mención de honor a West Side Story porque, siendo mi última película en salas de 2021, le reservo un especial. Por ahora, os basta con saber que la he valorado muy positivamente y que está entre los primeros puestos del top mensual. Cazafantasmas: más allá (fecha de visualización: 3 de diciembre de 2021) Cultura de la nostalgia: eso que a veces te genera un bombo cerebral y una confusión de líneas temporales, dado que tu yo del pasado resucita en un cuerpo más viejo y no siempre es placentera la sensación, pues a veces el cerebro viejo no es muy activo en esta regresión y es más el joven el que se tiene que amoldar. Con esta película la experiencia fue un poco así: la idea de los nietos cogiendo el testigo del abuelo y compañía, más el humor (con Paul Rudd, como siempre, comiéndose la pantalla) me funcionaron y me hicieron disfrutar en general todo el largometraje. No faltaron las referencias que cualquier espectador y fan de la bilogía original esperaría: las trampas, los fantasmas, ellos... ¿Cuál es mi problema, entonces, con este filme? Algo que me chirría a menudo de estos retornos es cómo fulminan la idea de final cerrado que tenías cuando viste los originales. Los Cazafantasmas salvaron el mundo, fueron unos héroes y luego rehicieron sus vidas, fin. ¿Ah, sí? Sorpresa: eso fue solo una pequeña victoria, el problema no se ha solucionado todavía, pero han tenido que pasar más de veinte años para que encontremos una forma de no romper la coherencia interna y que el público se lo trague. Por tanto, el planteamiento de esta aventura paranormal es retomar el hilo donde lo dejaron los otros y arreglarlo de verdad. Es gracias a esta idea por lo que todo lo que me gusta me consigue calar, porque si no dudo que todas las referencias tuvieran tanto sentido, sumando la justicia poética que se le brinda a mi cazafantasmas favorito (¿por qué siempre se van primero los mejores? Snif), pero... ¿de verdad tenía que ser tan obvio? No hubo mucho material para sorprenderse por mucha emoción que ocupase la sala. Teniendo en cuenta que este ha sido el mes con más NOSTALGIA de todo el año, apenas podía beber de las novedades, pero, por suerte, los nuevos personajes son todo cuanto necesito para que mi yo presente encuentre su rincón de confort mientras mi niña interior vocifera de alegría. En resumen: muy emotiva, pero muy básica, una película para toda la familia y, me parece a mí, con más idea de introducir esta saga a las nuevas generaciones con una clara exposición de por qué fue tan molona en su época. Mucho mejor que la versión femenina de 2016 (al contrario que esa desfachatez, esta SÍ se siente como una secuela digna), pero un tanto perezosa en el desarrollo de la trama, apoyándose más en el pasado que en el presente-futuro y cediendo espacio de mala gana a la nueva generación (poco desarrollados vi a los adolescentes, con la excepción de Phoebe). Como prueba de esto que digo, basta con ver el deus ex machina del último acto (por cierto, ¿podemos seguir llamándolo así si ya sabemos que va a aparecer?). Aun así, algunos de estos momentos son muy necesarios y están bien tratados, sobre todo en lo referente a la relación paterno-filial, materno-filial y abuelo-nietal. Todo lo relacionado con Egon a mí me dejó conmovida de verdad. Lo mejor: a riesgo de sonar repelentemente contradictoria, los easter-eggs, los cameos, Paul Rudd, Mckenna Grace, cómo se resolvió el drama de los Spengler y la canción de los créditos, que era la única cosa que para mí era una exigencia de guion y montaje. Lo peor: lo dicho, podría haber ido un poco más allá (badum tss). Lo irónico es que apenas recordaba nada de las originales cuando la vi, así que ¿por qué me molesto siquiera? Supongo que solo necesitaba desahogar mi frustración con la cultura de la nostalgia y le ha tocado a esta, pobrecita. Puntuación: 7,5 Querido Evan Hansen (fecha de visualización: 12 de diciembre de 2021) Querido Evan Hansen: La que has liao. A ver, yo te entiendo, yo también me he sentido muy sola y falta de atención en ocasiones; es normal apoyarse en cualquier cosa, incluso en el cariño de los padres de un chico al que nunca te has molestado en conocer hasta su suicidio. Ouch, eso es muy heavy, ¿no te parece? Claro que si no les hubieras mentido a ellos, a todo el instituto y luego a todo internet, probablemente nos hubiésemos quedado sin película y creo que tu historia había que contarla o, bueno, cantarla. Entiendo que a los fans del musical de Broadway no les gustase mucho que se modificara tu final, aunque yo no veo nada de malo en ello; creo que una de las cosas más brillantes que hace Stephen Chbosky como director y adaptador es ir directo al corazón de la historia y transmitir su mensaje a su manera. En este caso aboga por la resolución pacífica en lugar de la hiriente y me parece un acierto porque no es necesario castigar a nadie para demostrar algo. La propia vida te devuelve lo que das, y creo que tú sufres bastante a lo largo de esas horas. No es que esté de acuerdo con tu comportamiento, pero soy incapaz de condenarte, sobre todo después de oírte cantar y recitar ese discurso impregnado de valores tan necesarios en este mundo y esta época. Pocas obras se atreven a tratar el tema de las enfermedades mentales en adolescentes y tú lo resuelves con mucha dignidad. También tenemos que hablar seriamente de tu intérprete, el galardonado Ben Platt. ¿De verdad era él el único capaz de ser tu rostro y voz? Creo que no ganó el Tony por nada: se mete en la piel de una forma muy convincente y es increíble que a sus treinta todavía sea capaz de imitar los manierismos de un adolescente nervioso e introvertido. Pero a él, al director de casting y a ti mismo os diría lo mismo que a los Cazafantasmas: hay que aprender a ceder el testigo del todo. No diría que el chico se merezca el hate que le han tirado por participar en este filme, pero si Broadway pasa página, ¿por qué no lo hace Hollywood? En resumen: para ser una persona que no ha visto el musical ni leído la novela pero sí escuchado en bucle las canciones me has conmovido mucho. Me gusta que hayas incorporado nuevas canciones y sinceramente no he visto nada tan negativo que merezca la pena comentar en el salto del libreto al guion. El resultado ha sido bastante óptimo, pero ten cuidado con las espinitas. Lo mejor: el mensaje tan poderoso que comunicas con tus altibajos y la música. Lo peor: aún no estoy muy segura de si fue buena idea verte en castellano. Hubo canciones que no me convencieron traducidas, principalmente por la tendencia a los gallos (y sí, lo siento, la mayoría tuyos, querido protagonista). Puntuación: soy benévola y te pongo otro 7,5. Con cariño, tu mejor y más leal amiga, Yo Matrix Resurrections (fecha de visualización: 22 de diciembre de 2021) Donde muchos fans han salido decepcionados, yo me inclino por defender esta joya del séptimo arte. Donde muchos ven burla y ofensa, yo veo una genialidad y ejercicio reflexivo valiente y rompedor. Diciembre fue mi redescubrimiento de la franquicia, con una conclusión importante: que podía estar tanto sobrevalorada como seguir resultando una visionaria en cada entrega. Y cuando yo creía que el juego era más que cantoso, como en el resto de secuelas y remakes, la muy cabrona vino y lo volvió a hacer: me dejó a cuadros. Mira que ya me costó asimilar la trama de la primera como para volver a pasar por lo mismo, pero ocurrió, me levanté de la butaca boquiabierta y con un montón de fórmulas en la cabeza cual meme. Todo lo que comenté en su día sobre lo que justifica esta cuarta entrega se cumple, pero aun así solo en un 50%. Hay otro 50% que no se lo espera nadie y que ocupa toda la primera mitad del largometraje. Cuando yo vi Matrix era una nena incapaz de asimilar la magnitud del mensaje que estaba transmitiendo. Bajo la óptica de una persona que ha visto y leído más ciencia ficción desde entonces, soy capaz de reconocer toda la visión y profundidad de la trama, así como la tragedia de su acierto en el presente. Matrix para mí es esa saga que nunca contenta al público del momento pero que inevitablemente se acaba convirtiendo en culto porque todo lo que cuenta y muestra no solo da en el clavo, sino que se llega a convertir en una enciclopedia humanitaria. Y, como digo, he visto muchos retornos de grandes películas, pero esta ha sido la primera vez que me he sentido orgullosa de verdad, por la acidez y el punto satírico con el que aborda las autorreferencias, ese viaje al pasado para reflexionar sobre sí misma y todo su legado; ese golpe tan meta que es una patada y homenaje al mismo tiempo es algo que solo una saga como esta se lo podía permitir. ¿Quién sino ella, la que cuenta con las ideas más rimbombantes de la ciencia ficción, la que reflexiona sobre el poder de la tecnología? En una década repleta de esta, donde la cultura pop, el cine, los videojuegos, etc. se han convertido en nuestro refugio, tienen que volver el Conejo Blanco (aquí en una encarnación humana, además: Bugs) y Morfeo para volver a despertar no solo a Neo, sino a ese público al que solo se le puede contentar con contenido a rebosar, con nostalgia. Es evidente que Lana Wachowski no se tomó muy bien la petición del regreso, pero ha cogido todo su dolor y lo ha convertido en arte, ha aprovechado para generar su propio pasatiempo y abrir una sesión de terapia al mismo tiempo sobre las modas impuestas. Puede que la idea sea suya, pero, de paso, ha conseguido que Keanu Reeves y Carrie Anne-Moss se lo pasen como niños rodeados de jóvenes promesas que como reparto me han resultado buena elección en general. Mención de honor a los actores de Sense 8, con los que se ha conseguido un crossoverazo entre las dos obras magnas de las Wachowski, porque no es como si argumentalmente no hubiera cierta relación, ejem. En resumen: sigue siendo fiel a la esencia de la saga, esa que te rompe por dentro y te deja un poco a medias, entre el sí y el no, pero me parece que como secuela es más potente que Reloaded y Revolutions, sobre todo en esta década que se aleja mucho de las sorpresas. Después de reexplorar su pasado, afronta un nuevo contexto que es un gusto, responde cuestiones, aunque no todas de forma tan convincente, y le da a Neo y Trinity el final que merecían (incluso eso es discutible, ya que yo no tenía ningún problema con su final original y ahora mismo ha quedado muy Disney aunque tenga mucho sentido), sin despegarse ni un solo ápice del simbolismo de la trilogía. Así es como se revive una saga, sí, señor. Lo mejor: el humor negro, Keanu y Carrie manteniendo una química tan fresca que parecía que no habían pasado los años, la incorporación de Jessica Henwick, la expansión del universo y las ideas que verbaliza el nuevo Smith. Lo peor: es tan fiel a sí misma que hasta comete los mismos errores que sus predecesoras. También tiene partes muy cursis. Ah, y que ya no volveré a creer en los finales cerrados (a mí también me ha roto tanta nostalgia). Puntuación: 8 (con un par). No mires arriba (fecha de visualización: 26 de diciembre de 2021) La comedia satírica de Adam McKay, al igual que Matrix Resurrections, es otro sopapo con la intención de abrirte los ojos, pero en su caso más crudamente. El hombre coge todo lo que es denigrante de esta sociedad y crea un circo para demostrar por qué nos merecemos la extinción como especie. Dos científicos descubren un nuevo cometa que va a impactar contra la Tierra y convertir a sus habitantes en los nuevos dinosaurios e invierten el resto de su vida en intentar evitarlo, hablando con el Gobierno primero, con los medios después y, en última y equívoca instancia, con la población en sí. La reacción es la esperada: desde el sensacionalismo viral hasta el pánico en masa, pasando por la indiferencia de los incrédulos o ignorantes, aunque en este caso los ignorantes son más bien todos. La pulla es muy certera; los personajes, histriónicos y caricaturescos en su mayoría y el humor, absurdo, porque toda la situación que se genera es absurda y como espectador te persigue la desesperación de Jennifer Lawrence (excelente en su rol ella), aunque terminas siguiendo la corriente como Leonardo DiCaprio (súper correcto él). Me parece que lo más irónico de ver esta película es luego tuitear sobre ella: claramente en cuanto lo hacemos demostramos que todo lo que critica es pura verdad hiriente y que no queda ninguna esperanza ya (yo tampoco me libro, descuidad). Ahora bien, es una pena, porque con semejante propuesta, poco consigue captar y la culpa la tiene el exceso de metraje, incluyendo tramas y personajes con calzador que poco aportan. Con un tijeretazo entre el segundo y el tercer acto, podría mejorar bastante, y es que toda la primera parte es sublime junto con la última escena, pero entre medias se desinfla notoriamente. En resumen: una gran crítica contra los vicios presentes (el exceso de apego a las redes sociales, el sensacionalizar los temas serios, el poco afán por la información de origen científico y/o académico, es decir, fiable; el egoísmo del superviviente, la ambición capitalista que hace un negocio de todo...) con una ejecución mejorable pero que integra uno de los discursos más fuertes del año. Como los falsos documentales cómicos de Muerte al 2020 y Muerte al 2021, pero más ácida. Lo mejor: Leo y Jen en su órbita, Jonah Hill y todas las pullas. Por otra parte, el final para mí era decisivo para que el mensaje fuera impactante y en ese aspecto acabé muy satisfecha. Si hubiese acabado de otra forma, estaría muy enfadada, pero solo estoy un poco decepcionada. Lo peor: le sobran minutos y personajes. Entiendo que McKay quiere sacar representaciones de todas las tipologías, pero mola más cuando tienen algo que aportar aparte del dedo señalando en plan «¿Has visto? Los tenemos a todos». Y lo siento, pero no, nadie se puede identificar en este caso con Leo y Jen, por mucho que sean con los que más empatizamos. Si algo he aprendido tras verla es que, mientras sigamos comportándonos igual, seguiremos en el lado perverso e imbécil. Puntuación: 7 Los Mitchell contra la máquinas (fecha de visualización: 30 de diciembre) Película que vi muy apurada, pero sentía que no podía acabar el año sin verla, después de leer y oír tan buenas críticas. Mereció la pena porque me lo pasé como una enana de principio a fin. Es fácil con una protagonista como Katie, cuya pasión es realizar vídeos que cuelga en YouTube. Ese interés por contar historias es algo que comparto y la frustración de la joven cuando su padre no lo entiende está muy lograda y causa que aumente mi simpatía por el personaje (si la hubiese visto a tiempo hubiese entrado en el top de personajes sin lugar a dudas. Casualmente dos de lo que más me han gustado en 2021 se llaman Kate). El enfrentamiento entre tecnología y naturaleza, por llamarlo de alguna forma, me hizo las delicias, fue súper refrescante y muy divertido, con gags ingeniosos. Todo me funciona realmente en esta película, que contiene relaciones curiosas (no me pasó desapercibida la amistad entre Katie y su hermano pequeño, cómo ella abraza todas sus rarezas y le anima a mantenerse fiel a sí mismo. Vaya ejemplo de hermana, ole que sí) y decisiones que se salen de lo típico y vuelven una temática muy convencional en un ejercicio súper creativo y disfrutable. Ya está, no tengo más que decir. En resumen: vedla, os lo pasaréis teta. Lo mejor: la relación entre los Mitchell, los robots amigables, el mensaje sobre valorar los momentos importantes en familia y cuidar la relación con tu IA y el perro, héroe infravalorado. Lo peor: al principio me chirriaba un poco el doblaje, pero al final hasta eso me cuadró. Puntuación: 10 Fue la mano de Dios (fecha de visualización: 31 de diciembre de 2021) Más apurada todavía vi lo nuevo de Paolo Sorrentino, convencida por la cuestión de ser una obra muy personal, y vaya que sí. Este filme se divide en dos partes: la comedia y el drama. La comedia es toda la primera mitad, que nos presenta a una familia y amigos en una Italia pendiente del ingreso de Maradona en el equipo de Nápoles (de ahí el título). Al más puro estilo Cuéntame, esta introducción pone delante un cuadro costumbrista donde se aprecia muy bien la personalidad de cada miembro con una comicidad muy natural y pasajera en la que el foco principal es el del joven Fabietto, en pleno crecimiento, viviendo la vida y empezando a pensar en el futuro. Honestamente, durante toda esta parte no acababa de entrar en la película, sentía que le faltaba un poco de chispa, algo que avivase un montaje muy plano... y todo ello llegó con un giro de guion muy inesperado que, al igual que ocurrió en Parásitos, pasó de lo positivo a lo negativo en un santiamén. De pronto me encontré enganchada a la transformación de Fabietto, me parece que fue un cambio positivo de cara a la trascendencia de la historia porque toda reflexión de pronto empezó a cuajar y me encontré bebiendo de las palabras de los personajes y entendiendo mucho más la visión de su director, cuyas vivencias se me hicieron más evidentes, en especial por el camino que toma Fabietto. Al acabar tenía una visión más autobiográfica del largometraje. En resumen: quizá no enamora a la primera, pero tiene algo y sí, es bastante personal, tanto que depende mucho de cada uno el poder conectar con la historia y el personaje de Fabietto. Recomiendo quedarse a ver el documental de Paolo que Netflix te emite después. Lo mejor: el giro dramático, literalmente dramático. La trama con él ganó muchísimo y fue lo me acabó interesando. Pasó de la normalidad al «¿y ahora qué?» de una forma sobrecogedora. Lo peor: el aburrimiento inicial (se me hizo un poco larga). Puntuación: 6,5 ¡Feliz 2022, allscreeners! Aunque solo ha pasado un día, empezamos el año cargadas de pilas. Nuestra Tessa es una experta en retos: cada año se mete en tropecientos literarios y gracias a eso en 2021 consiguió leer la friolera de 202 libros, más que las pelis y series que hemos conseguido ver entre Naia y Rose. Por eso, cuando propuso que creáramos nuestro propio reto cinéfilo, no nos hicimos de rogar y, tras darle vueltas, ¡ya tenemos el calendario final! Cómo participar
¿Y esto tiene alguna ventaja? Sí. Si al final del año has cumplido el reto entero, entrarás en un ¡sorteo sorpresa! Podría ser merchandise, podrían ser entradas... Ya lo iremos viendo. Es más, como es nuestra primera vez en este jaleo, solo por participar en el reto de enero entrarás a formar parte del sorteo de este ¡póster de Spider-Man No Way Home! Nuestra idea es conseguir ver entre todos más películas que el año pasado y seguir descubriendo tesoros ocultos. Nosotras también participaremos en el reto cada mes y puede que hagamos un vídeo hablando de la película, que sea nuestra recomendación mensual o la incluyamos como parte de un maratón; todo es posible (en cualquier caso, siempre haremos notar que forma parte del reto). No ganamos más que el placer de cumplir algo que nos hemos propuesto (es bonito tener propósitos en la vida). Solo es necesario ver una película (claro que si ves más dentro de la misma temática, tampoco nos vamos a quejar). Puede ser del género que sea (salvo que el reto tenga que ver justo con el género), en el formato que sea (incluyendo cortometrajes y hasta documentales, en acción real o animados). Lo único que importa es cumplir el reto en cuestión.
Valoraremos mucho la originalidad en vuestras elecciones (podéis ganar más puntos de cara al sorteo). ¿Podemos pedir ayuda? Sí, se puede dar ideas, no vamos a ser ratas, que queremos que participe gente. Al finalizar el mes (pongamos... ¿el último domingo, por ejemplo?) podríamos hacer un directo en YouTube para comentar todas vuestras elecciones, como un club de lectura pero trasladado al cine. ¿Qué os parece? ¿Os unís? |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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